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lunes, 15 de abril de 2024

SGM: Mitos y realidad de la base naval nazi en la Antártida

La Base Antartica de Hitler : Mito y Realidad

 El Almirante Byrd y los ovnis
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Mattern y Friedrich (1975: 98) y Farrell (2005) sugieren, sin ofrecer ninguna prueba de respaldo, que Byrd sobrevoló la base alemana durante la Operación Highjump, y que en represalia cuatro de sus aeronaves fueron derribadas por armas secretas alemanas. Según un mapa de Mattern y Friedrich (1975: 92), los aviones se “perdieron” aproximadamente a los 73° S y 23° E, lo que se encuentra lejos al este de las Montañas Mühlig-Hoffman.“Este sólo hecho –afirma Farrell– echa una curiosa luz sobre la totalidad del ejercicio Highjump, ya que de algún modo cambió todo el carácter de la expedición de Byrd. En un lapso de 48 horas, el Almirante Byrd había dado orden de cancelar la expedición y alistarse para abandonar la Antártida. La duración de la misión había estado más cerca de las ocho semanas que de los ocho meses. No se comunicó ninguna razón oficial de la retirada repentina” (Farrell 2005). Según Buechner y Bernhart (1989: 231), la afirmación de que muchos de los hombres de Byrd se “perdieron”, y de que por lo menos cuatro de sus aeronaves habían “desaparecido” en circunstancias misteriosas que involucraban extrañas aeronaves “enemigas”, se hizo en mayo de 1948 en un periódico europeo llamado Brisant, que estos autores no pudieron rastrear.Otra de sus fuentes para respaldar la afirmación es una novela de 1980 llamada Genesis de W. A. Harbison (Harbison 1980).
 Mattern y Friedrich (1975: 100) y Choron (fecha desconocida) afirman que la base alemana fue defendida por poderosas armas secretas que incluyeron “platos voladores”. Goodrick-Clarke proporciona el contexto:
“Ya en la década de 1950, comenzaron a circular rumores en ciertos círculos alemanes nacionalistas de que los platos voladores de la posguerra eran en realidad superarmas alemanas que se habían desarrollado y probado durante el Tercer Reich. Al momento de la rendición alemana en mayo de 1945, supuestamente esta tecnología se envió por barco para asegurarla en el Ártico, Sudamérica y la Antártida.
La abundancia de avistamientos de ovnis se atribuyó entonces a una presencia nazi oculta en regiones remotas e inaccesibles del mundo. Hacia fines de la década de 1970, los escritores neonazis aseguraban que ‘Las últimas huestes’, una poderosa fuerza militar nazi de ovnis de tecnología de punta, dominaban una vasta extensión de la Antártida.” (Goodrick-Clarke 2002)