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lunes, 11 de noviembre de 2024

Traición primigenia: Cuando Chile mandó a un marinero a espiar a la flota argentina en 1878

El espionaje de Arturo Prat en Buenos Aires (1878)

Por Esteban McLaren para FDRA





Contexto Histórico

Arturo Prat es un ícono nacional en Chile, famoso por su sacrificio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, menos conocida es su labor como espía en 1878, dos años antes de la guerra. En un momento de tensiones regionales entre Chile, Perú y Bolivia, el gobierno chileno temía una posible intervención argentina en el conflicto. Prat fue enviado a Buenos Aires con una misión secreta para evaluar las capacidades militares argentinas y determinar la viabilidad de un ataque o alianza que pudiera amenazar a Chile.


Desarrollo del caso

Prat viajó a Buenos Aires bajo la apariencia de abogado, pero en realidad tenía la tarea de recopilar información militar clave sobre Argentina. Su misión consistió en evaluar las defensas, la preparación militar y las intenciones políticas de Argentina en caso de un conflicto regional. Durante su estadía, Prat utilizó su formación legal y su notable discreción para acceder a información sensible sin levantar sospechas.

A lo largo de su misión, Prat no solo recopiló datos estratégicos vitales para la defensa chilena, sino que también mantuvo un perfil bajo para evitar cualquier tipo de incidente diplomático. Su misión principal como marinero era recopilar el estado de la escuadra argentina en caso de guerra con el país del otro lado de los Andes. Obviamente la escuadra argentina de ese período era principalmente fluvial, no preparada para emprender campañas a larga distancia en el mar. Comparada con los activos navales chilenos, Argentina no representaba una amenaza. Toda esta precaución chilena era porque el expansionismo chileno ya venía previendo una guerra en su frente norte desde muchos años antes de que la guerra del Pacífico fuese propiamente provocada y quería saber qué rol jugaría Argentina en ese escenario. Estando en Buenos Aires, este señor se vistió con sus ropas navales y visitó a las autoridades argentinas declarando su misión por lo que fue invitado a retirarse sin una merecida patada en el trasero. Al regresar a Chile, entregó un informe detallado que proporcionó al gobierno una visión clara del panorama militar argentino, ayudando a Chile a planificar mejor su estrategia en los años previos a la Guerra del Pacífico.

Un detalle que destaca la integridad de Prat fue su decisión de devolver al Estado los fondos no utilizados durante su misión, un gesto que contrasta fuertemente con la percepción común de que los agentes de inteligencia manejan grandes sumas de dinero sin rendir cuentas. Es un anécdota de otras épocas, muy lejanas a la posterior corrupción del dictador Pinochet con su fortuna robada de lingotes de oro en Hong Kong o los altos mandos de los FACh con el caso Mirage, que se judicializarían un siglo después.


Impacto político y militar

El trabajo de Prat como espía tuvo un impacto significativo en la estrategia militar chilena. Su informe contribuyó a la preparación de Chile para un conflicto en múltiples frentes, permitiendo a los líderes chilenos tomar decisiones más informadas sobre cómo manejar las relaciones con Argentina en un momento crítico. Ahora, solo habría que enfrentar a Perú dado que en los puertos bolivianos de Iquique y Antofagasta no existía algo que se llamara propiamente ni siquiera una flotilla naval.

Aunque la Guerra del Pacífico finalmente no involucró a Argentina como un beligerante directo, la información recopilada por Prat ayudó a Chile a mantener una postura defensiva sólida en caso de una posible intervención. Además, este episodio añadió otra dimensión al legado de Prat, mostrando su compromiso y lealtad a Chile más allá del campo de batalla. La justicia divina se llevaría a este marinero en la guerra al fondo del mar.


Importancia de esta anécdota

Este caso es fascinante por varias razones. Primero, revela una faceta poco conocida de Arturo Prat, cuya imagen se asocia casi exclusivamente con su heroísmo naval. Su labor de inteligencia demuestra su versatilidad y su compromiso con la seguridad nacional de Chile. Además, el hecho de que Prat haya devuelto los fondos no utilizados destaca su integridad, un valor que lo distingue no solo como un héroe militar, sino también como un servidor público ejemplar.

El espionaje de Prat en Buenos Aires es un recordatorio de que incluso las figuras históricas más veneradas tienen aspectos de su vida y carrera que pueden sorprendernos. La misión de Prat contribuyó a la capacidad de Chile para defenderse en una época de incertidumbre y potenciales conflictos, y su legado en la inteligencia chilena merece ser reconocido junto con su sacrificio en el combate.

También, es la muestra de un país que decidió cruzar un límite, imaginario por cierto, de prevenir una potencial agresión de su vecino del Este. Argentina, como en el 95% de su historia, jamás ha mirado hacia su Oeste para imaginar su progreso, prosperidad o incluso su mero esparcimiento. Argentina ha sido siempre un país atlántico, atento a su esfera de influencia histórica que deviene de los acontecimientos históricos que afectaron el Virreinato del Río de la Plata. El país progresó, creció, se alimentó de la influencia europea más nunca de los problemas transcordilleranos. Tal vez esa indiferencia es la que arde en el complejo de inferioridad chileno.


Libro

Piero Castagneto, Diego Lascano (2009), Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue. RIL Editores. ISBN 978-956-284-683-7

domingo, 28 de abril de 2024

Cine: En 1938 se estrenaba "La muchachada de a bordo" en Bahía Blanca

La Muchachada de a Bordo en el Splendid

Filmada en la Base Naval Puerto Belgrano, La muchachada de a bordo fue un éxito del cine nacional.


Hace 88 años, en febrero de 1936, se estrenó el cine Grand Splendid de nuestra ciudad –Alsina 129—el film La Muchachada de a Bordo, filmada en la Base Naval Puerto Belgrano.

Apenas dos días después de la premiere en la Capital Federal se realizó su exhibición en Bahía Blanca, considerando que la mayoría de las filmaciones se realizaron a bordo del ARA Rivadavia, la primera vez que se podía ver un buque de la Marina de Guerra.

Este diario destacó a un periodista durante la filmación. “Se pudo observar a esa muchachada en la hermosa y sana vida que cumplen en las naves argentinas, entregada con alegría a colaborar para que se cumpliera esa producción del séptimo arte traduciendo la preparación que en la paz cumplen nuestros marinos”, indicó.

El protagonista de la película era el consagrado actor Luis Sandrini, señalado como “El Chaplin argentino”, a quien acompañaban Tito Lusiardo, Santiago Arrieta, Benita Puértolas y Alicia Barrié.

“Carcajadas que atraparansus oídos como los cañones dela escuadra, un romance viril como el temple de nuestros marinos”, indicó en la promoción del estreno el Splendid.

Sandrini y Gola interpretaban a dos pintorescos marineros. El primero haciendo esfuerzos por esquivar los lances de una opulenta cantinera, mientras sostiene encontronazos con un suboficial (Lusiardo). Gola, por su parte, mantiene un conflicto con el capitán que compone Arrieta, cuando ambos se enamoran de la misma mujer.

Como se filmó en Puerto Belgrano y a bordo de la flota en maniobras, tuvo la atracción de lo inédito, especialmente para familiares y amigos de marineros que participaban como extras.

En 1967 se estrenó una segunda versión de esta historia, rodada también en la Base Naval, teniendo esta vez como protagonistas a Carlos Balá, Leo Dan, Fabio Zerpa y Tito Lusiardo.


sábado, 2 de marzo de 2024

ARA: Se vuelve a prohibir el uso de barba

La Armada Argentina prohibió el uso de la barba para el personal en actividad: las razones y excepciones

La medida se comunicó por medio de una reglamentación de orden interno que le llegó a todas las unidades
Infobae


Luis Petri, ministro de Defensa, junto a miembros de las Fuerzas

A partir del mes de abril los integrantes de la Armada Argentina no podrán usar barba. La resolución figura en un anexo referido a una rectificación en el Reglamento de Uniformes para el personal de la Armada que se puso en vigencia en 2008.
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Con fecha 27 de febrero la nueva determinación de la Armada Argentina lleva la firma del contraalmirante Juan Carlos Romay, Director General del Personal y el Bienestar de la Armada. Fuentes de esa cartera justificaron la medida porque servirá, entre otros beneficios, para “facilitar los entrenamientos de los uniformados”.

En el punto 1 con el título “Barba” se establece que “queda prohibido el uso de la misma para todo el personal militar” y luego se enumeran las excepciones que tendrá esa regla.

Esas excepciones regirán para “unidades desplegadas fuera de su asiento natural en operación, las cuales producto de una contingencia o por diseño de la unidad limite su capacidad de agua dulce y que, de no racionalizar la misma, afecte el cumplimiento de la misión (por ejemplo, unidades/elementos de Superficie, Submarinas, de Infantería de Marina en operaciones de tiempo prolongado, Unidades de Campaña Antártica/Patrulla Naval Antártica combinada, navegando al sur del paralelo 60° y dotación de Bases Antárticas” y también por “prescripción médica” y detalla que “la misma deberá ser completa, con bigotes, prolija y recortada, evitando toda excentricidad en su forma y dimensiones”.



El uso de la barba, tradicionalmente, está autorizado para los uniformados cuando están a bordo y para los submarinistas también por la necesidad de que cuando están en operaciones deben ahorrar el uso del agua, por lo tanto se evita utilizar ese recurso indispensable y escaso para afeitarse. En esos casos, sólo se permitía que la barba fuera completa y no con el “estilo candado”.
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La barba en la Armada -la única fuerza que la tenía permitida, no así en el Ejército ni en la Fuerza Aérea- volvió a ser autorizada por el almirante Joaquín Stella, el jefe de la Marina en la Presidencia de Fernando De la Rúa, pero solo para oficiales con la jerarquía de capitán de corbeta o superior. Luego se fue extendiendo a jerarquías más bajas e incluso al plantel de suboficiales. La medida se adoptó con la finalidad de recuperar la tradición naval histórica y además funcionó como un beneficio simbólico para moderar un creciente malestar por los bajos salarios.


Chau barba para los miembros de la Armada


Otro cambio para los militares

El domingo pasado se había conocido que el Ministerio de Defensa de la Nación prohibió el uso del lenguaje inclusivo en las Fuerzas Armadas y los organismos descentralizados dependientes de la cartera. En el caso de que los integrantes de las fuerzas militares utilizaran términos como “generala”, “sargente” o “soldade” estos podrían sufrir sanciones por infringir las normas.
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Esa resolución había sido firmada en las últimas horas del viernes por el ministro Luis Petri. Las modificaciones realizadas son coincidentes con las normas impuestas por la Constitución Nacional, la Ley N° 23.554 de Defensa Nacional, el Diccionario para la Acción Militar Conjunta y el Glosario de definiciones y abreviaturas, tal como alega la normativa.

La medida que adoptó Petri no fue una sorpresa dentro de la cúpula militar, debido a que la idea ya había comenzado a circular desde el cambio de gestión nacional. De hecho, la política se desprende de un plan de reordenamiento de las Fuerzas Armadas luego de que señalaran que “hay un vocabulario militar a cumplir” y que la eliminación del lenguaje inclusivo servirá “para reforzar la disciplina”.

“Vamos a reivindicar a las Fuerzas Armadas que no son las de los ‘70, son las de la democracia y la Constitución. Tenemos que estar orgullosos de ellas”, había anticipado el funcionario durante una entrevista en el programa de Mirtha Legrand, “La Noche de Mirtha”, que se transmite por la pantalla de El Trece. En medio de la conversación, el titular de la cartera apuntó que el organismo se encontraba devastado y lamentó que las fuerzas militares nacionales hayan sido “desprestigiadas y maltratadas” por la dirigencia política a lo largo de los años.

martes, 21 de noviembre de 2023

Royal Navy: La barba autorizada en los marineros


Un marinero en la Royal Navy que quería hacer crecer su barba debía solicitar un formulario de "permiso para interrupción de la obligación de afeitarse". Luego, se le daba dos semanas para crecer la barba completamente antes de presentarse al Maestro Armero (Sargento). El Maestro Armero entonces decidirá si la barba luce presentable o luce estúpida, determinando si se lo autoriza o no.


domingo, 18 de septiembre de 2022

Argentina: Las anécdotas de la fragata Azopardo

La Fragata Azopardo






De Manuel Gutiérrez Barquin 06-10-2006

el hecho de enviarme una anécdota que involucra a la querida P35 me ha emocionado muchisimo, cuántos recuerdos me viene en estos momentos de ese inolvidable "patacho", si tuviera la suerte de ver al Capitan D´Arcángelo le diria qué hizo un muy buen trabajo, fué un buen y seguro buque, había qué verlo cabecear rompiendo olas.

Mi primera navegación fué precisamente en la Azopardo para las navidades de 1970 y a Porto Alegre (Brasil), se imaginan, recien salidito de la escuela, como estaba de pérdido y por que no asustado en ese buque y entre viejos lobos de mar, zarpamos a media mañana, recuerdo que era hermosa, mucho sol que hacía brillar el agua marrón del Río de La Plata, por la tarde ya reflexionaba que yo ya estaba para navegar a pesar de ser el neofito y me hablaban de un término que desconocía, "chiviar", a la madrugada se prendieron las luces de sollado, eran gritos y corridas, habíamos entrado en una tormenta y se debía poner estanco el buque, en cuánto salte de la cucheta el mundo se me perdio, ni comentarles la tortura que fué, cabeceaba, rolaba, crujía como loco, uno sentía cuándo enterraba su proa y saltaba al salir, el hecho que hasta la baja le pedí a mi superior, los dos día que duró la navegación me tuvieron en popa sentado entre las bombas de profundidad.

La Fragata Azopardo me hizo marino, nunca jamás me volví ni siquiera a marear. Cuándo partí de pasé recuerdo haberle pedido a mi jefe el Teniente Gafoglio que hiciera algo para poder volver a la Azopardo. Son muchas vivencia para contar, ese buque fué realmente una escuela y yo le agradezco amigo Becquer, como así mismo a Carlos Mey y a todos que con sus relatos nos hacen vivir a unos cuantos, viejos momentos.

A. Becquer. : 06-10-2006

El relato de su primera navegacion en la Azopardo no tiene desperdicio. Pienso que seria interesante abrir una seccion donde se guarden esos relatos sobre experiencias navales que no figuran en los libros de historia, pero que constituyen de alguna manera la "sal" de las vivencias, que son al final de cuentas las que le dan razon de existir a los buques.

Leo en el libro "Apuntes sobre los buques de la Armada Argentina" que en el año 1970 ejerció el comando de la P35 el Capitán de Fragata Eduardo Sciurano y que desde el año anterior el buque habìa pasado a integrar la Fuerza Naval de Instrucción teniendo su apostadero en Rio Santiago. Hay un detalle interesante: cuando se realiza la botadura de la Fragata Antisubmarina P 35 Azopardo, el 11 de diciembre de 1953, "se pone el primer remache en la quilla de un buque escuela en el Astillero Rio Santiago, iniciándose así una construcción que se vería luego varias veces interrumpida por diversos motivos técnicos y financieros, pero que concretaria un viejo sueño: realizar en el país con planos nacionales la construcción de un buque escuela que reeditara los laureles de la Fragata Presidente Sarmiento" (del libro mencionado).

A.Becquer - 06-10-2006


En cuanto a la Fragata Azopardo, tengo una anécdota que me relato quien fue su diseñador y que participò en las pruebas de mar al término de su alistamiento. Se trata del Capitan de Fragata Amelio D'Arcángelo (quien, como lo he comentado en otro mensaje, fue tambien el diseñador de las lineas de agua de la Libertad).

Estaban navegando y el mar se arboló, por lo que el buque comenzó a cabecear, rolar y dar fuertes pantocazos que preocuparon al comandante. Este lo hizo llamar al Puente de comando -Amelio estaba descansando en su camarote- y le preguntó si iba a aguantar ese pesto. Lo cierto es que se escuchaban crujir los manparos y cuadernas, que por tratarse de un buque sin aislamiento en el interior sonaba con mayor violencia.

-Yo no sabía si aguantaría, porque era la primera vez que saliamos al mar y algo podía estar mal remachado o podria hacer una falla de los materiales. Despues de todo, para eso son las pruebas de mar- me comentó Amelio.

Y siguio con su relato:

-Yo tambien estaba un poco asustado porque crujía mucho y yo no tenia mucha experiencia como tripulante de buques, pero no le dije nada al comandante. Solo que el barco estaba bien construido y que soportaría todo ¡Pero no lo sabía! ¿Se imagina si yo, que lo habia diseñado, le decia que tambien tenia miedo?

Es mas o menos como recuerdo aquel dialogo.

De Manuel Gutiérrez Barquin 09-10-2006


Tan solo fuí breve relatando mi primera navegación, fueron dos días de agonía, cada minuto es una anécdota, no sabes lo qué fué presentarme en la camareta de suboficiales y decirles ¡¡¡qué me quería bajar!!!, creo que todavía están llorando de la risa. Efectivamente, cuándo llegué a la Azopardo formaba parte de la Flota de Instrucción juntamente con la Piedrabuena, King y Murature pero en Noviembre de 1970 el apostadero era en Dársena Norte.

Se navegaba mucho sobre todo a la Rada del Río de la Plata con los aspirante de la ESMA, por lo tanto y por problemas de espacio, la tripulación era reducida y aún así cuándo el número de "aspirinas" era demasiado desembarcaban hasta el cocinero. Recuerdo que eramos 2 marineros de segunda, 6 cabos segundos, 1 cabo primero y 1 suboficial segundo, te imaginas cuándo llegó lo que sucedió, los cabos dejaron de hacer la guardia de céntinela y quien era el abonado al puesto?, el "zailor" como me decian.

Me has hecho recordar al Capitan Sciurano, con él debuté mi primera guardia - al segundo día de estar a bordo - con toda la teoría de la Escuela, yo ví venir a un señor bajito y de civil..."alto, documentos y a distancia de mi!!!..., con voz bien alta para que la guardia a bordo me felicitara, contarte que faltó planchada para que bajaran en tropilla - hasta el gato. teníamos un gato de mascota - obvio yo no tenía ni idea de que se trataba, todos lo saludaban, cuándo me aclararon quien era me la perdonaron por tener apenas 48hs en el buque, a partir de allí cuándo tenía guardia, se tomaban la precaución de tener la atención de quien venia y me avisaban.

Eso sí el Capitan se tomó su "venganza", estando fondeados en la rada y estando en la proa se me acercó y me preguntó si el ancla garreaba le contesté que no y él pregunto si sabía qué era garrear, obvio qué le dije que no, resultado dos horas de fajina. Y si de gansadas ó mejor dicho cosas de "troncos navales", se imaginan uds. queridos amigos, yo en plena formación pidiendo una piquareta de goma para los ojos de buey?,la verdad que les cambien la vida a la tripulación con mi llegada.

Hay un detalle interesante: cuando se realiza la botadura de la Fragata Antisubmarina P 35 Azopardo, el 11 de diciembre de 1953, "se pone el primer remache en la quilla de un buque escuela en el Astillero Rio Santiago, iniciándose así una construcción que se vería luego varias veces interrumpida por diversos motivos técnicos y financieros, pero que concretaria un viejo sueño: realizar en el país con planos nacionales la construcción de un buque escuela que reeditara los laureles de la Fragata Presidente Sarmiento" (del libro mencionado).

El casco de la Fragata Q2 ARA Libertad seria recien botado en 1956. en 1962 realiza su primer viaje.Y aqui me viene a la memoria una anecdota escuchada a medidados de los años ochenta de boca de un contraalmirante en situacion de retiro, cuyo nombre espero que comprendan que voy a mantener en la más absoluta reserva hasta un dia despues de mi muerte. Segun decia, el primer remache de la quilla de la Fragata Libertad fue colocado nada menos que por el Pocho, en una ceremonia a la que no faltaron las autoridades de la secretaria de marina y del gobierno nacional. Le dio uno o dos martillazos al pedazo de fierro candente y a otra cosa.

Producida la revolución civico militar de 1955, que todos recordamos como la Libertadora -sin importar ahora desde que lugar se la analiza-, alguien de la marina recordó aquel hecho y decidieron reemplazarlo por otro remache que, a los ojos de las autoridades, no padeciera semejante estigma.

El caso es que nadie recordaba cual era, y en una viga donde hay remaches por todos lados, la tarea era poco menos que improba. Finalmente recurrieron a un suboficial, ya retirado que habia estado en aquel acto y ayudado a su colocacion, lo fueron a buscar a la Provincia (si mal no recuerdo vivia por Castelar), lo trajeron, el hombre señaló con un dedo cual era y listo el pollo. Siempre, de todas maneras, quedó la duda si había indicado el remache correcto, pero eso ahora poco importa.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Revolución Americana: Las variopintas tripulaciones de la armada continental

Una tripulación variopinta en la revolución americana

Requisición

En octubre de 1765, una multitud de marineros con la cara pintada de negro y máscaras, y armados con garrotes y machetes, visitó la casa del rico comerciante de Charleston, Henry Laurens. Ochenta, fuertes y calientes por la bebida y la ira, habían venido a protestar contra la Ley del Timbre, aprobada recientemente por el Parlamento para aumentar los ingresos fiscales en las colonias americanas. Respondiendo al rumor de que Laurens había almacenado en su casa el papel sellado que todos se verían obligados a comprar para llevar a cabo los asuntos de la vida diaria, corearon: “¡Libertad, libertad y papel sellado!”. y exigió que se lo diera la vuelta para que pudieran destruirlo en un acto de desafío. Laurens estaba desconcertado, como explicó más tarde: "no solo me amenazaron en voz alta, sino que de vez en cuando me trataron de manera bastante grosera". Finalmente convencidos de que Laurens no tenía el periódico, los hombres se dispersaron por el paseo marítimo,

Su protesta tuvo consecuencias. El Parlamento, desconcertado por las protestas coloniales, pronto derogaría la Ley del Timbre. Y en Charleston, una cosa llevó a la otra, cuando una turba se reunió en enero de 1766 para clamar nuevamente por la libertad. Esta vez los manifestantes eran esclavos africanos, cuya acción causó mayor temor y “enormes problemas en toda la provincia”. Patrullas armadas acecharon las calles de la ciudad durante casi dos semanas, pero el tumulto continuó. Dado que el puerto de Charleston estaba abarrotado de barcos, la gente de mar pronto estuvo “en movimiento y conmoción otra vez”, haciéndose llamar, dijo un cínico Laurens, los “Protectores de la Libertad”. El gobernador de Carolina del Sur, William Bull, recordó los eventos de finales de 1765 y principios de 1766 y culpó de la agitación de Charleston a "negros desordenados y marineros más desordenados".

Laurens y Bull identificaron un tema revolucionario, a menudo descrito por los contemporáneos como una "tripulación variopinta". Raramente discutida en la Revolución Americana, la historia de la tripulación variopinta se extiende desde las piraterías de las décadas de 1710 y 1720 hasta las revueltas de esclavos y las insurrecciones urbanas de las décadas de 1730 y 1740. La derrota de estos movimientos permitió que la esclavitud y el comercio marítimo se expandieran, ya que las cuadrillas de esclavos extendieron la superficie de las plantaciones y las cuadrillas de marineros tripulaban flotas cada vez mayores de buques mercantes y navales. Gran Bretaña confirmó su lugar como la mayor potencia capitalista del mundo al derrotar a Francia en la Guerra de los Siete Años en 1763, protegiendo y expandiendo su lucrativo imperio colonial y abriendo vastos territorios nuevos en América del Norte y el Caribe para la extracción de madera y agua. . Y sin embargo, en el mismo momento del triunfo imperial,

Las operaciones en tierra y mar, desde el motín hasta la insurrección, convirtieron a la variopinta tripulación en la fuerza motriz de una crisis revolucionaria en las décadas de 1760 y 1770. Ayudaron a desestabilizar la sociedad civil imperial y empujaron a Estados Unidos hacia la primera guerra colonial moderna del mundo por la liberación. Al energizar y liderar el movimiento desde abajo, el variopinto grupo dio forma a las historias sociales, organizacionales e intelectuales de la época. Sus historias demuestran que la Revolución Americana no fue un evento de élite ni nacional, porque su génesis, proceso, resultado e influencia dependieron de la circulación de la experiencia proletaria alrededor del Atlántico. Tal circulación continuaría hasta la década de 1780, cuando los veteranos del movimiento revolucionario en América llevarían su conocimiento y experiencia al Atlántico oriental, iniciando el panafricanismo, promover el abolicionismo y ayudar a revivir tradiciones latentes de pensamiento y acción revolucionarios en Inglaterra y Europa en general. La variopinta tripulación ayudaría a romper el primer imperio británico e inauguraría la era de la revolución del Atlántico.

Dos significados de “tripulación abigarrada” aparecen en este artículo. El primer significado se refiere a una cuadrilla organizada de trabajadores, un escuadrón de personas que realizan tareas similares o realizan tareas diferentes que contribuyen a un solo objetivo. Las cuadrillas de las plantaciones de tabaco y azúcar fueron esenciales para la acumulación de riqueza en la América primitiva. Igualmente esenciales eran las tripulaciones reunidas a partir de la compañía del barco, o la gente del barco, para un propósito temporal particular, como navegar un barco, realizar un asalto anfibio o recolectar madera y agua. Estas tripulaciones sabían cómo trabajar juntas o actuar al unísono, sobre todo porque trabajaban bajo el látigo. El primer significado, entonces, es técnico para el trabajo de plantación y marino. Las economías del Atlántico del siglo XVIII dependían de esta unidad de cooperación humana.

El segundo significado describe una formación sociopolítica de la ciudad portuaria del siglo XVIII. “Motley crew” en este sentido estaba estrechamente relacionado con la mafia urbana y la multitud revolucionaria que, como veremos, solía ser una aglomeración armada de varias cuadrillas y pandillas que poseían su propia motricidad y a menudo eran independientes del liderazgo desde arriba. Proporcionó la fuerza impulsora desde la crisis de la Ley del Timbre hasta los disturbios de "Wilkes & Liberty", hasta la serie de levantamientos de la Revolución Americana. Las revueltas del Atlántico del siglo XVIII dependieron de esta forma social más amplia de cooperación.

Decir que la tripulación era variopinta es decir que era multiétnica. Esto fue característico del reclutamiento de las tripulaciones de los barcos desde que se iniciaron los viajes transoceánicos con Colón y Magallanes. Su diversidad fue una expresión de derrota—considere la mezcla deliberada de idiomas y etnias en el empaque de los barcos de esclavos—pero la derrota se transformó en fuerza por agencia, como cuando se formó una identidad panafricana, y luego afroamericana, de los diversos etnias y culturas. Designaciones originalmente “étnicas”, como “inglés nacido libre”, podrían generalizarse, como lo demuestra el caso del marinero africano Olaudah Equiano.

Este artículo mostrará cómo el segundo significado (político) emerge del primero (técnico), ampliando la cooperación, extendiendo el rango de actividad y transfiriendo el mando de los capataces o suboficiales al grupo. Observaremos la transición de uno a otro en el accionar de la variopinta tripulación en las calles de las ciudades portuarias. A medida que los marineros se movían del barco a la costa, se unían a las comunidades costeras de estibadores, porteadores y trabajadores, esclavos que buscaban la libertad, jóvenes vagabundos del campo y fugitivos de diversos tipos. En el apogeo de la posibilidad revolucionaria, la variopinta tripulación apareció como una sincronicidad o una coordinación real entre los “levantamientos del pueblo” de las ciudades portuarias, la resistencia de los esclavos afroamericanos y las luchas indígenas en la frontera. Tom Paine temía precisamente esta combinación, pero nunca se materializó. Por el contrario, la inversión de la dinámica revolucionaria, hacia Termidor, cambió el entorno de la variopinta tripulación, ya que los refugiados, los balseros, los evacuados y los prisioneros se convirtieron en la forma humana de la derrota.

Marineros

Los marineros fueron los principales impulsores del ciclo de rebelión, especialmente en América del Norte, donde ayudaron a asegurar numerosas victorias para el movimiento contra Gran Bretaña entre 1765 y 1776. Dirigieron una serie de disturbios contra la impresión a partir de la década de 1740, moviendo a Tom Paine ( en Common Sense) y Thomas Jefferson (en la Declaración de Independencia) para enumerar la impresión como una de las principales quejas. Su militancia en el puerto nació de su experiencia de trabajo diario en el mar, que combinó la iniciativa audaz y la cooperación coordinada. Los marineros se involucraron en luchas colectivas por la comida, la paga, el trabajo y la disciplina, y trajeron a los puertos una actitud militante hacia la autoridad arbitraria y excesiva, una empatía por las quejas de los demás y la voluntad de cooperar en aras de la autodefensa. Como descubrió Henry Laurens, no tenían miedo de utilizar la acción directa para lograr sus objetivos. Los marineros entraron así en la década de 1760 armados con las tradiciones de lo que llamamos "hidrarquía", una tradición de autoorganización de la gente de mar desde abajo. Aprenderían nuevas tácticas en la era de la revolución, pero también contribuirían con la gran cantidad que ya sabían.

Parte de lo que sabían los marineros era cómo resistir la impresión. Esta tradición se había originado en la Inglaterra del siglo XIII y continuó a través de los Debates de Putney y la Revolución Inglesa, hasta finales del siglo XVII, con la expansión de la Royal Navy, y hasta el siglo XVIII y sus movilizaciones cada vez mayores durante la guerra. Cuando, después de un cuarto de siglo de paz, Inglaterra declaró la guerra a España en 1739, los marineros lucharon y, a menudo, derrotaron a las bandas de prensa en todos los puertos ingleses. Los puños y garrotes volaron también en los puertos estadounidenses, en Antigua, St. Kitts, Barbados, Jamaica, Nueva York y Nueva Inglaterra. El almirante Peter Warren advirtió en 1745 que los marineros de Nueva Inglaterra estaban envalentonados por una herencia revolucionaria: tenían, escribió, “las más altas nociones de los derechos y libertades de los ingleses, y de hecho son casi Levellers,

Durante la década de 1740, los marineros comenzaron a quemar los barcos en los que las bandas de prensa llegaban a tierra para robar cuerpos, cortando su contacto con el buque de guerra y haciendo más difícil, si no imposible, el "reclutamiento". El Comandante Charles Knowles escribió en 1743 que los barcos de guerra que presionan en el Caribe “han arrancado sus botes en las calles y van a ser quemados, y sus capitanes insultados por 50 hombres armados a la vez, y obligados a refugiarse en alguna Casa de Amigos. Después de que el Capitán Abel Smith del Premio Pembroke presionara a algunos hombres cerca de St. Kitts, una turba de marineros “salió a la carretera y agarró el barco de los Reyes, lo arrastró . . . y amenazó con quemarla, si el Capitán no devolvía a los Prest Men, lo que se vio obligado a hacer para salvar el Barco y la Vida de las personas, para gran Deshonra de la Autoridad del Rey (especialmente en el Extranjero). Estos ataques a la propiedad y al poder del estado británico eran intimidatorios: hacia 1746 el capitán del HMS Shirley “no se atrevía a pisar tierra durante cuatro meses por temor a ser procesado”. . . o asesinado por la mafia por presionar”.

La lucha contra la impresión tomó un giro creativo en 1747, cuando, según Thomas Hutchinson, ocurrió “un tumulto en la ciudad de Boston igual a cualquiera que lo precediera”. La conmoción comenzó cuando cincuenta marineros, algunos de ellos de Nueva Inglaterra, abandonaron al comandante Knowles y al HMS Lark. En respuesta, Knowles envió una pandilla de prensa para barrer los muelles de Boston. Una turba de trescientos marineros aumentó a "varios miles de personas", tomó a los oficiales del Lark como rehenes, golpeó a un ayudante del sheriff y lo abofeteó contra el cepo de la ciudad, rodeó y atacó la cámara del consejo provincial y colocó escuadrones en todos los muelles para mantener oficiales navales escapen de regreso a su barco. La mafia pronto se enfrentó al gobernador de Massachusetts, William Shirley, recordándole la violencia asesina que la pandilla de prensa infligió a los marineros en 1745 y amenazándolo con el ejemplo del Capitán John Porteous, el despreciado líder de la Guardia de la Ciudad de Edimburgo, quien después de asesinar a un miembro de una multitud que protestaba en 1736 fue capturado y "ahorcado". sobre un cartel.” El gobernador Shirley se batió en retirada a toda prisa hacia Castle William, donde permaneció hasta que los disturbios terminaron. Mientras tanto, marineros y trabajadores armados consideraron quemar un barco de veinte cañones que se estaba construyendo para Su Majestad en un astillero local, luego tomaron lo que pensaron que era una barcaza naval, la llevaron a través de la ciudad y la prendieron fuego en Boston Common. El comodoro Knowles explicó su queja: quien después de asesinar a un miembro de una multitud que protestaba en 1736 fue apresado y "colgado de un cartel". El gobernador Shirley se batió en retirada a toda prisa hacia Castle William, donde permaneció hasta que los disturbios terminaron. Mientras tanto, marineros y trabajadores armados consideraron quemar un barco de veinte cañones que se estaba construyendo para Su Majestad en un astillero local, luego tomaron lo que pensaron que era una barcaza naval, la llevaron a través de la ciudad y la prendieron fuego en Boston Common. El comodoro Knowles explicó su queja: quien después de asesinar a un miembro de una multitud que protestaba en 1736 fue apresado y "colgado de un cartel". El gobernador Shirley se batió en retirada a toda prisa hacia Castle William, donde permaneció hasta que los disturbios terminaron. Mientras tanto, marineros y trabajadores armados consideraron quemar un barco de veinte cañones que se estaba construyendo para Su Majestad en un astillero local, luego tomaron lo que pensaron que era una barcaza naval, la llevaron a través de la ciudad y la prendieron fuego en Boston Common. El comodoro Knowles explicó su queja:

La Ley [de 1746] contra la presión en las islas Sugar, llenó las mentes de la gente común en tierra, así como los marineros en todas las colonias del norte (pero más especialmente en Nueva Inglaterra) no solo con un odio por el Servicio del Rey sino [también ] un espíritu de rebelión, cada uno reclamando un derecho a la misma indulgencia que las colonias azucareras y declarando que se mantendrán en ella.

Mientras los marineros defendían la libertad en nombre del derecho, captaron la atención de un joven llamado Samuel Adams, Jr. Usando lo que sus enemigos llamaban "astucia serpentina" y entendiendo muy bien la "naturaleza humana, en la vida baja", Adams observó el tripulación variopinta se defiende y luego tradujo su “Espíritu de Rebelión” en discurso político. Usó el motín de Knowles para formular una nueva “ideología de resistencia, en la que los derechos naturales del hombre se usaron por primera vez en la provincia para justificar la actividad de la mafia”. Adams vio que la mafia “encarnaba los derechos fundamentales del hombre contra los cuales se podía juzgar al gobierno mismo”, y justificó la acción violenta directa contra la opresión. La resistencia de la variopinta tripulación a la esclavitud produjo un gran avance en el pensamiento revolucionario.

Adams pasó así de "los derechos de los ingleses" al idioma más amplio y universal de los derechos naturales y los derechos del hombre en 1747, y una de las razones probables por las que se puede encontrar en la composición de la multitud que lo instruyó. Adams se enfrentó a un dilema: ¿cómo podía ver a una multitud de africanos, escoceses, holandeses, irlandeses e ingleses luchar contra la pandilla de la prensa y luego describirlos como simplemente comprometidos en una lucha por “los derechos de los ingleses”? ¿Cómo pudo cuadrar las ideas aparentemente tradicionales de Locke en su tesis de maestría de Harvard de 1743 con las actividades de “Marinos, sirvientes, negros y otras personas extranjeras de condición mezquina y vil” que encabezaron el motín de 1747? La diversidad del sujeto rebelde forzó su pensamiento hacia una justificación más amplia. Adams habría entendido que el motín fue, literalmente,

Las acciones de masas de 1747 impulsaron a Adams a fundar una publicación semanal llamada Independent Advertiser, que expresó una variedad notable, incluso profética, de ideas radicales durante su breve pero vibrante vida de menos de dos años. El periódico informó sobre el motín y la resistencia a la banda de prensa. Apoyó el derecho natural a la autodefensa y defendió enérgicamente las ideas y prácticas de igualdad, llamando, por ejemplo, a la vigilancia popular sobre la acumulación de riqueza y a una “Ley Agraria o algo parecido” (una redistribución de tierras al estilo Digger). ) para apoyar a los trabajadores pobres de Nueva Inglaterra. Anunció que “la razón de ser de un Pueblo, es. . . Ignorancia de su propio Poder.” Quizás la idea más importante que se encuentra en el Independent Advertiser apareció en enero de 1748: “Todos los hombres están por naturaleza en un mismo nivel; nacido con una Parte igual de Libertad, y dotado con Capacidades casi iguales.” Estas palabras se remontaban exactamente a un siglo atrás a la Revolución Inglesa y el Acuerdo de los Niveladores del Pueblo, y simultáneamente anticipaban las palabras iniciales de la Declaración de Independencia de 1776.

Otra conexión entre 1747 y 1776 apareció en el sermón de Jonathan Mayhew A Discourse Concerning Unlimited Submission and Non-Resistance to the Higher Powers, pronunciado y publicado en Boston a principios de 1750. El eminente clérigo pronunció su sermón en un momento en que los disturbios y sus consecuencias eran graves. todavía en la mente de la gente de la ciudad, especialmente de los comerciantes y marineros que formaron su propia Iglesia del Oeste. En 1748, las predicaciones de Mayhew se consideraban lo suficientemente heréticas como para que un oyente, un joven Paul Revere, fuera azotado por su padre por su rebeldía. A principios de 1749, Mayhew tendía a lo que algunos veían como sedición, diciendo que no era pecado transgredir una ley inicua, como la que legalizaba la impresión. Mayhew defendió el regicidio en su sermón del 30 de enero, aniversario de la ejecución de Carlos I, que para él no era un día de luto, sino más bien un día para recordar que los británicos no serían esclavos. Al igual que Adams antes que él, defendió apasionadamente tanto la desobediencia civil como el derecho a la resistencia que utilizaba la fuerza; de hecho, la no resistencia pasiva, afirmó Mayhew, era esclavitud. La influyente defensa de Mayhew del derecho a la revolución no podría haberse realizado sin la acción de los disturbios y su discusión entre Sam Adams y los lectores del Independent Advertiser.

Las ideas y prácticas de 1747 se refinaron y ampliaron durante las décadas de 1760 y 1770, cuando Jack Tar participó en casi todos los disturbios de las ciudades portuarias, especialmente después del final de la Guerra de los Siete Años (1763), cuando la desmovilización de la marina lanzó miles sin trabajo. Para los que permanecieron en el mar, las condiciones materiales (alimentación, salario, disciplina) de la vida naval se deterioraron, provocando la deserción de muchos. El Almirantazgo respondió con terror. En 1764, los desertores John Evans, Nicholas Morris y John Tuffin recibieron setecientos latigazos en la espalda; Bryant Diggers y William Morris fueron ahorcados. El almirante Alexander Colvill admitió que estos eran, por deserción, "los castigos más severos que jamás haya conocido". Tales castigos mortales en el mar impartieron una intensidad desesperada a la resistencia en tierra una vez que la pandilla de prensa reanudó su trabajo.

Los marineros revivieron su ataque a la propiedad naval del rey. Recapturaron a los hombres presionados, obligaron a los capitanes navales a disculparse públicamente y resistieron con éxito los esfuerzos en los tribunales para condenar a cualquier miembro de la mafia por irregularidades. Poco después, otra turba de trabajadores marítimos en Casco Bay, Maine, se apoderó de un bote de prensa, “lo arrastró hasta el centro de la ciudad” y amenazó con quemarlo a menos que liberaran a un grupo de hombres presionados. En Newport, en 1765, una turba formada por marineros, jóvenes y afroamericanos se apoderó del bote de prensa del HMS Maidstone, lo llevó a un lugar central de la ciudad y le prendió fuego. A medida que aumentaba el antagonismo popular hacia el servicio de aduanas a fines de la década de 1760, los marineros comenzaron a atacar sus barcos. Thomas Hutchinson escribió que en Boston en 1768, “Un barco, perteneciente a la aduana, fue arrastrado triunfante por las calles de la ciudad, y quemado en el Común.” Los marineros amenazaron o incendiaron otros barcos pertenecientes al rey en Wilmington, Carolina del Norte y Nevis en 1765, en Newport nuevamente en 1769 y 1772, y dos veces en Nueva York en 1775. Los marineros advirtieron a los líderes locales que no firmaran órdenes de prensa como torcieron el brazo más largo y más fuerte del poder estatal.

A fines de la década de 1760, los marineros vincularon movimientos en Inglaterra y Estados Unidos al participar en revueltas que combinaron disturbios de trabajadores por salarios y horarios con protestas sobre política electoral ("Wilkes y la libertad", en las que la mafia londinense apoyó a John Wilkes, el periodista y gobernante- renegado de clase, en sus batallas con el Rey y el Parlamento). Los marineros de Londres, el puerto más grande del mundo, desempeñaron un papel destacado en ambos movimientos y en 1768 golpearon (retiraron) las velas de sus barcos, paralizando el comercio de la principal ciudad del imperio y sumando la huelga al arsenal de la resistencia. Posteriormente, las huelgas de marineros aparecerían en ambos lados del Atlántico con una frecuencia cada vez mayor, al igual que las luchas por los salarios marítimos, especialmente después de la reorganización de las aduanas británicas en 1764, cuando los funcionarios comenzaron a apoderarse de los salarios no monetarios de los marineros. el “venture” o mercancías que embarcaban por cuenta propia, libres de flete, en la bodega de cada buque. Al liderar la huelga general de 1768, los marineros se inspiraron en las tradiciones de la hidrarquía para promover una idea proletaria de libertad. Un escritor, recordando el levantamiento, explicó: “Sus ideas de libertad son entrar en [of] combinaciones ilegales”. Tales combinaciones eran “un monstruo de muchas cabezas al que todos deberían oponerse, porque la propiedad de todos está en peligro por ello; es más, las riquezas, la fuerza y ​​la gloria de este reino deben estar siempre inseguras mientras este mal permanezca sin control”. “Sus ideas de libertad son la entrada en [de] combinaciones ilegales”. Tales combinaciones eran “un monstruo de muchas cabezas al que todos deberían oponerse, porque la propiedad de todos está en peligro por ello; es más, las riquezas, la fuerza y ​​la gloria de este reino deben estar siempre inseguras mientras este mal permanezca sin control”. “Sus ideas de libertad son la entrada en [de] combinaciones ilegales”. Tales combinaciones eran “un monstruo de muchas cabezas al que todos deberían oponerse, porque la propiedad de todos está en peligro por ello; es más, las riquezas, la fuerza y ​​la gloria de este reino deben estar siempre inseguras mientras este mal permanezca sin control”.

Los marineros también continuaron la lucha contra la impresión, luchando contra las bandas de prensa en las calles de Londres en 1770 (durante la guerra contra España) y 1776 (durante la guerra contra las colonias americanas, una causa no popular entre los marineros). “Nauticus” observó los enfrentamientos entre los marineros y la marina en Londres a principios de la década de 1770 y escribió Los derechos de los marineros reivindicados, en el que comparó la vida del marinero con la esclavitud y defendió el derecho a la autodefensa. Se hizo eco de los Debates de Putney más de un siglo antes, cuando imaginó a un marinero preguntando a un magistrado: “Yo, que soy tan libre como tú, debería dedicar mi vida y mi libertad por una consideración tan insignificante, simplemente para que los desgraciados como tú puedan disfrutar de sus posesiones con seguridad? Como Sam Adams, Nauticus fue más allá de los derechos de los ingleses, oponiendo los derechos de propiedad privada a los derechos comunes y los “derechos naturales de un sujeto inocente”. John Wilkes también comenzó a defender el derecho a resistir la impresión en 1772.

El variopinto grupo ayudó a crear un movimiento abolicionista en Londres a mediados de la década de 1760 al poner en marcha al excéntrico pero celoso Granville Sharp, quien se convirtió en uno de los enemigos más implacables de la esclavitud. El momento clave fue una reunión en 1765 en una cola en una clínica médica de Londres entre el oscuro y pedernal empleado y músico, Sharp, y un adolescente llamado Jonathan Strong, ex esclavo en Barbados que había sido golpeado por su amo hasta dejarlo lisiado. hinchado, casi ciego indigente. Sharp y su hermano, un cirujano, lo cuidaron hasta que recuperó la salud, pero dos años después, su antiguo maestro lo encarceló y lo vendió. Para evitar tal inhumanidad, el marinero africano Olaudah Equiano empujó a Sharp a estudiar la ley y el recurso de hábeas corpus, el legado más poderoso del “inglés nacido libre, ” porque prohibía el encarcelamiento o el confinamiento sin el debido proceso legal y el juicio por jurado, y por lo tanto podría emplearse contra el encarcelamiento y la esclavitud por igual. Sharp creía que la ley no debería hacer acepción de personas y concluyó en 1769 que “el derecho consuetudinario y la costumbre de Inglaterra. . . es siempre favorable a la libertad y libertad del hombre.” Le conmovieron especialmente las luchas de los marineros negros en el paseo marítimo; usó habeas para defender a varios que lucharon para resistir la reesclavización, a menudo por parte de la pandilla de prensa. Sharp obtuvo una victoria duradera en su defensa legal de James Somerset en 1772, que limitaba la capacidad de los propietarios de esclavos para poseer y explotar su propiedad humana en Inglaterra. El habeas corpus, sin embargo, fue suspendido en 1777, aunque no sin oposición. Mientras tanto, el magistrado de policía, John Fielding, fundó los “Bow Street Runners”, un paralelo metropolitano urbano a los notorios “padrollers” de esclavos de las plantaciones del sur. Prestó mucha atención a la variopinta tripulación en Londres y observó su circulación hacia el oeste de regreso a las insurrecciones del Caribe.

Los marineros y el proletariado portuario atacaron la esclavitud desde otro ángulo en 1775, cuando se declararon en huelga en Liverpool, donde tres mil hombres, mujeres y niños se reunieron para protestar por una reducción de salarios. Cuando las autoridades dispararon contra la multitud, matando a varios, la huelga estalló en una insurrección abierta. Los marineros “izaron la bandera roja”, arrastraron los cañones de los barcos hasta el centro de la ciudad y bombardearon la bolsa mercantil, dejando “apenas un panel entero de vidrio en el vecindario”. También destrozaron la propiedad de varios ricos comerciantes de esclavos. Un observador de la lucha en Liverpool escribió: “No pude evitar pensar que teníamos a Boston aquí, y me temo que esto es solo el comienzo de nuestras penas”.

Había una verdad literal en la observación de que Boston, la "Metrópolis de la sedición", había aparecido en los puertos ingleses en vísperas de la Revolución Americana. Un testigo presencial anónimo señaló que los marineros estadounidenses multiétnicos “estuvieron entre los más activos en los tumultos tardíos” de Londres en 1768. Eran “miserables descendientes de mestizos”, los “hijos inmediatos de Jamaica, o negros africanos por mulatos asiáticos”. Cuando tales marineros corearon "¡No Wilkes, No King!" durante la huelga del río de 1768, mostraron el espíritu revolucionario independiente que informaba sus acciones en todo el océano. Un sirviente contratado que escapó llamado James Aitken, más conocido como "Jack el pintor", participó en el Boston Tea Party y luego regresó a Inglaterra para provocar un incendio revolucionario en 1775 contra los barcos y astilleros del rey, por lo que fue capturado y ahorcado. La movilidad de los marineros y otros veteranos marítimos aseguró que tanto la experiencia como las ideas de oposición se llevaran rápido. Si los artesanos y caballeros de los American Sons of Liberty vieron su lucha como "un episodio en una lucha mundial entre la libertad y el despotismo", los marineros, que tenían una experiencia mucho más amplia tanto del despotismo como del mundo, vieron la suya propia como parte de una larga lucha atlántica entre la esclavitud y la libertad.

miércoles, 6 de abril de 2022

Bizancio: Las tripulaciones navales

Tripulaciones en flotas bizantinas

Weapons and Warfare




Una representación moderna de un buque de guerra lanzallamas bizantino, usando fuego griego contra un barco enemigo (probablemente de las flotas musulmanas oponentes). En primer plano: el mecanismo y el sifón de eyección de fuego griego en el interior de un Dromon bizantino (obra de Giorgio Albertini)

Por John H. Pryor

A pesar del hecho de que algunas tripulaciones de las flotas bizantinas en varios momentos fueron bien consideradas, por ejemplo, los mardaítas del tema del Kibyrrhaiōtai, hay poca evidencia que sugiera que, en general, los marineros bizantinos eran tan hábiles que esto les dio a las flotas bizantinas cualquier ventaja sobre sus oponentes. Es cierto que los escuadrones bizantinos lograron derrotar a los rusos en todas las ocasiones cuando atacaron Constantinopla: en 860, probablemente en 907 bajo Oleg de Kiev, en 941 bajo Igor y en 1043 bajo Jaroslav. Una flota también derrotó a los rusos en el Danubio en 972. Sin embargo, en lugar de atribuirse a las cualidades de los marineros bizantinos, estas victorias se debieron a las triples ventajas del fuego griego, los dromones y los chelandia eran mucho más grandes que los barcos fluviales nórdicos del rusos,y (excepto en 972) poder luchar en aguas locales contra un enemigo lejos de casa. Lo último también se aplica a la derrota de los asaltos musulmanes a Constantinopla en 674-80 y en 717-18. En ambos casos, fue la ventaja de las aguas nacionales contra la desventaja de hacer campaña a cientos de millas de las fuentes de suministros, los problemas que enfrentaron los musulmanes para sobrevivir en la campaña durante el invierno y el fuego griego resultó ser decisivo. Lo mismo es probablemente cierto de las victorias sobre las flotas de Tomás el Eslavo en 822-823.los problemas que enfrentaron los musulmanes para sobrevivir en campaña durante el invierno, y el fuego griego que resultó decisivo. Lo mismo es probablemente cierto de las victorias sobre las flotas de Tomás el Eslavo en 822-823.los problemas que enfrentaron los musulmanes para sobrevivir en campaña durante el invierno, y el fuego griego que resultó decisivo. Lo mismo es probablemente cierto de las victorias sobre las flotas de Tomás el Eslavo en 822-823.

En general, el registro de las flotas bizantinas desde el siglo VII hasta el X no fue impresionante. Sin duda, lograron algunas victorias notables: la derrota de los tunecinos frente a Siracusa en 827-8, la derrota de una flota musulmana al mando de Abū Dīnār frente al cabo Chelidonia en 842, la victoria de Nikētas Ooryphas sobre los cretenses en el golfo de Corinto en 879 y de Nasar sobre los tunecinos frente a Punta Stilo en 880, la victoria de Himerios el día de Santo Tomás (6 de octubre), probablemente en 905, la derrota de León de Trípoli frente a Lemnos en 921-22, la victoria de Basil Hexamilitēs sobre la flota de Tarsos en 956, y la derrota de un escuadrón egipcio frente a Chipre en 963. Contra ese récord, sin embargo, deben equilibrarse muchas derrotas desastrosas: de Constante II en la batalla de los mástiles frente a Phoeinix en 655, de Theophilos, el stratēgos del Kibyrrhaiōtai,frente a Attaleia en 790, una derrota frente a Thasos en 839, la derrota de Constantino Condomytēs frente a Siracusa en 859, la aniquilación de una flota frente a Milazzo en 888, una derrota frente a Messina en 901, la desastrosa derrota de Himerios al norte de Chios en 911, la derrota de una expedición bizantina en el Estrecho de Messina en 965 y de flotas frente a Trípoli en 975 y 998.

Aunque la marea del éxito naval bizantino fluyó y refluyó a lo largo de los siglos, según lo dictaron otras circunstancias, nada sugiere que la calidad de los marineros del Imperio fuera decisiva en modo alguno. De hecho, hay pruebas ocasionales que sugieren que no siempre todo fue feliz en las flotas. En algún momento entre 823 y 825, John Echimos, el 'vicegobernador' (ek prosōpou), el stratēgos interino, del tema del Kibyrrhaiōtai, confiscó las propiedades de los marineros de la flota. Después de convertirse en monje y tomar el nombre de Antonio, que más tarde se convertiría en San Antonio el Joven, fue interrogado sobre sus razones para hacerlo por orden del nuevo emperador, Teófilo (829-842). Según el autor de su Vida, su explicación fue que habían sido partidarios de Tomás el Eslavo en su rebelión de 821-823 y eran 'hostiles a los cristianos',lo que implica que eran iconoclastas y que él había confiscado sus propiedades y se las había dado a los partidarios del padre de Theophilos, Michael II (820-9). A pesar de esta explicación, el emperador inicialmente lo encarceló y lo interrogó, sugiriendo que había más en la historia y que rechazó la explicación. La flota de Kibyrrhaiōtai, de hecho, se había unido a Thomas el Eslavo, como también se uniría más tarde a las rebeliones de Bardas Sklēros en 976-9 y Bardas Phōkas en 987-9, y está claro que, a veces, debe haber habido hubo una grave desafección en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.el emperador inicialmente lo encarceló y lo interrogó, sugiriendo que había más en la historia y que rechazó la explicación. La flota de Kibyrrhaiōtai, de hecho, se había unido a Thomas el Eslavo, como también se uniría más tarde a las rebeliones de Bardas Sklēros en 976-9 y Bardas Phōkas en 987-9, y está claro que, a veces, debe haber habido hubo una grave desafección en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.el emperador inicialmente lo encarceló y lo interrogó, sugiriendo que había más en la historia y que rechazó la explicación. La flota de Kibyrrhaiōtai, de hecho, se había unido a Thomas el Eslavo, como también se uniría más tarde a las rebeliones de Bardas Sklēros en 976-9 y Bardas Phōkas en 987-9, y está claro que, a veces, debe haber habido hubo una grave desafección en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.debe haber habido un serio desafecto en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.debe haber habido un serio desafecto en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.

En 880, la expedición enviada bajo el mando de Nasar, los droungarios touploimou, para contrarrestar un ataque en el mar Jónico por parte de una flota musulmana de Túnez se vio obligada a detenerse temporalmente en Methōnē por la deserción de gran parte de las tripulaciones. Se desconoce por qué desertaron, pero podemos estar bastante seguros de que no fue una simple cuestión de que "perdieran los nervios", como sugería la Vita Basilii.

domingo, 21 de febrero de 2021

Bizancio: Las tripulaciones de su armada

Tripulaciones de las flotas bizantinas

W&W

Por John H. Pryor



A pesar del hecho de que algunas tripulaciones de las flotas bizantinas en varios momentos fueron bien consideradas, por ejemplo, los mardaítas del tema del Kibyrrhaiōtai, hay poca evidencia que sugiera que, en general, los marineros bizantinos eran tan hábiles que esto dio a las flotas bizantinas cualquier ventaja sobre sus oponentes. Es cierto que los escuadrones bizantinos lograron derrotar a los rusos en todas las ocasiones cuando atacaron Constantinopla: en 860, probablemente en 907 bajo Oleg de Kiev, en 941 bajo Igor y en 1043 bajo Jaroslav. Una flota también derrotó a los rusos en el Danubio en 972. Sin embargo, más que atribuirse a las cualidades de los marineros bizantinos, estas victorias se debieron a las triples ventajas del fuego griego, dromones y chelandia, que eran mucho más grandes que los barcos fluviales nórdicos del Rusos, y (excepto en 972) poder luchar en aguas nacionales contra un enemigo lejos de casa. Lo último también se aplica a la derrota de los asaltos musulmanes a Constantinopla en 674-80 y en 717-18. En ambos casos, fue la ventaja de las aguas nacionales contra la desventaja de hacer campaña a cientos de millas de las fuentes de suministros, los problemas que enfrentaron los musulmanes para sobrevivir en la campaña durante el invierno y el fuego griego lo que resultó decisivo. Lo mismo puede decirse probablemente de las victorias sobre las flotas de Tomás el Eslavo en 822-3.

En general, el registro de flotas bizantinas de los siglos VII al X no fue impresionante. Sin duda, lograron algunas victorias notables: la derrota de los tunecinos frente a Siracusa en 827-8, la derrota de una flota musulmana al mando de Abū Dīnār frente al cabo Chelidonia en 842, la victoria de Nikētas Ooryphas sobre los cretenses en el Golfo de Corinto en 879 y de Nasar sobre los tunecinos frente a Punta Stilo en 880, la victoria de Himerios en el día de Santo Tomás (6 de octubre), probablemente en 905, la derrota de León de Trípoli frente a Lemnos en 921-2, la victoria de Basil Hexamilitēs sobre la flota de Tarsos en 956, y la derrota de un escuadrón egipcio frente a Chipre en 963. Contra ese récord, sin embargo, deben sopesarse muchas derrotas desastrosas: de Constans II en la batalla de los mástiles frente a Phoeinix en 655, de Theophilos, los estratos del Kibyrrhaiōtai, frente a Attaleia en 790, una derrota frente a Tasos en 839, la derrota de Constantine Condomyt frente a Siracusa en 859, la aniquilación de una flota frente a Milazzo en 888, una derrota frente a Messina en 901, la desastrosa derrota de Himerio al norte de Quíos en el 911, la hazaña de una expedición bizantina en el estrecho de Messina en 965, y de flotas frente a Trípoli en 975 y 998.

Aunque la marea del éxito naval bizantino disminuyó y fluyó a lo largo de los siglos, como dictaban otras circunstancias, nada sugiere que la calidad de los marineros del Imperio fuera decisiva de alguna manera. De hecho, hay pruebas ocasionales que sugieren que no todo fue siempre feliz en las flotas. En algún momento entre 823 y 825, John Echimos, el "vicegobernador", (ek prosōpou), los estratos en funciones, del tema del Kibyrrhaiōtai, confiscó las propiedades de los marineros de la flota. Después de convertirse en monje y tomar el nombre de Antonio, que más tarde se convertiría en San Antonio el Joven, fue interrogado sobre sus razones para hacerlo por orden del nuevo emperador, Teófilo (829-42). Según el autor de su Vida, su explicación fue que habían sido partidarios de Tomás el Eslavo en su rebelión de 821-3 y eran 'hostiles a los cristianos', lo que implica que eran iconoclastas y que él había confiscado sus propiedades y entregado a los partidarios del padre de Theophilos, Michael II (820-9). A pesar de esta explicación, el emperador inicialmente lo encarceló y lo interrogó, sugiriendo que había más en la historia y que rechazó la explicación. La flota de los Kibyrrhaiōtai se había unido, de hecho, a Tomás el Eslavo, ya que también se unió más tarde a las rebeliones de Bardas Sklēros en 976-9 y Bardas Phōkas en 987-9, y está claro que, a veces, debe haber Ha habido un serio desafecto en lo que fue la flota de primera línea del Imperio en los siglos IX y X.

En 880, la expedición enviada al mando de Nasar, los droungarios touploimou, para contrarrestar un ataque en el mar Jónico por parte de una flota musulmana de Túnez se vio obligada a detenerse temporalmente en Methōn desert por la deserción de una gran parte de las tripulaciones. Se desconoce por qué desertaron, pero podemos estar bastante seguros de que no era una simple cuestión de que "perdieran los nervios", como sugirió la Vita Basilii.