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domingo, 28 de abril de 2024

Cine: En 1938 se estrenaba "La muchachada de a bordo" en Bahía Blanca

La Muchachada de a Bordo en el Splendid

Filmada en la Base Naval Puerto Belgrano, La muchachada de a bordo fue un éxito del cine nacional.


Hace 88 años, en febrero de 1936, se estrenó el cine Grand Splendid de nuestra ciudad –Alsina 129—el film La Muchachada de a Bordo, filmada en la Base Naval Puerto Belgrano.

Apenas dos días después de la premiere en la Capital Federal se realizó su exhibición en Bahía Blanca, considerando que la mayoría de las filmaciones se realizaron a bordo del ARA Rivadavia, la primera vez que se podía ver un buque de la Marina de Guerra.

Este diario destacó a un periodista durante la filmación. “Se pudo observar a esa muchachada en la hermosa y sana vida que cumplen en las naves argentinas, entregada con alegría a colaborar para que se cumpliera esa producción del séptimo arte traduciendo la preparación que en la paz cumplen nuestros marinos”, indicó.

El protagonista de la película era el consagrado actor Luis Sandrini, señalado como “El Chaplin argentino”, a quien acompañaban Tito Lusiardo, Santiago Arrieta, Benita Puértolas y Alicia Barrié.

“Carcajadas que atraparansus oídos como los cañones dela escuadra, un romance viril como el temple de nuestros marinos”, indicó en la promoción del estreno el Splendid.

Sandrini y Gola interpretaban a dos pintorescos marineros. El primero haciendo esfuerzos por esquivar los lances de una opulenta cantinera, mientras sostiene encontronazos con un suboficial (Lusiardo). Gola, por su parte, mantiene un conflicto con el capitán que compone Arrieta, cuando ambos se enamoran de la misma mujer.

Como se filmó en Puerto Belgrano y a bordo de la flota en maniobras, tuvo la atracción de lo inédito, especialmente para familiares y amigos de marineros que participaban como extras.

En 1967 se estrenó una segunda versión de esta historia, rodada también en la Base Naval, teniendo esta vez como protagonistas a Carlos Balá, Leo Dan, Fabio Zerpa y Tito Lusiardo.


lunes, 25 de noviembre de 2019

COAN: María Luz Juan, mecánica aeronáutica

Pionera aeronáutica: «Me motivó el desafío de hacer algo diferente»


Oriunda de Salta y residente de Bahía Blanca, María Luz Juan tiene 37 años y lleva 17 en la Armada Argentina. Integra la primera promoción de Aeronaúticas Mecánicas y hoy desempeña el cargo Hidráulica e Infraestructura en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en la Base Aeronaval Comandante Espora, al sur de la provincia de Buenos Aires.

Gaceta Marinera




ESPORA – Pionera en abrir el camino de posibilidades en la carrera naval de muchas mujeres en la especialidad Aeronáutica Mecánica, María Luz Juan egresó de la Escuela de Suboficiales de la Armada Argentina.»Hubo grandes cambios aquel año en el que ingresé (2002); donde todo era nuevo, no sólo para mí», evocó en retrospectiva.

«Ingresé a la Armada cuando tenía 20 años, cursaba la especialidad Armas Supervivencia –que ahora son orientaciones separadas– y éramos 5 aspirantes femeninos que nos postulábamos para ser, por primera vez, aeronáuticas mecánicas», introdujo. De aquellas 5 mujeres, hoy en actividad se encuentran la Suboficial Segundo Gabriela Barrera y María Luz.




Por primera vez en la Armada Argentina, estaba frente a sus posibilidades seguir la orientación en mecánica en una especialidad históricamente masculina de asistencia al piloto naval y supervivencia de vuelo; siguiendo a las primeras aeronáuticas quienes egresaron en 1994. «Me motivan los desafíos y cuando nos comunicaron que se abría la orientación donde no había personal femenino, quise estar ahí; fue el desafío de hacer algo diferente», enfatizó.

Recuerda que estudió materias que no conocía, como electricidad, motores e hidráulica, y destacó que sus compañeros de cursada la ayudaron mucho. Entre sus primeras motivaciones, además del desafío, estaba la de encontrar una manera de sentirse parte de la Institución: «Estaba convencida de que quien se tenía que adaptar a los varones mecánicos era yo y no al revés, que la única manera de pertenecer era respetando su lugar y estar a la par de ellos; y creo que eso fue lo que marcó una gran diferencia desde el principio en nuestra relación», ajustó.


«Estaba siempre en todo lo que había que hacer y ellos sintieron que yo era uno más y así me siguen viendo, como su compañera siempre integrada. Nunca tendremos la misma fuerza, lo sé, pero estoy ahí, engrasada», sonríe orgullosa. Y así fue como se convirtió en una pionera, «hoy hay muchas mujeres en la aviación, son muy profesionales y hacen muy bien su trabajo», rescató.




La Suboficial Segundo Juan se desempeña en el cargo Hidráulica e Infraestructura en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en la Base Aeronaval Comandante Espora, cercana a la ciudad de Bahía Blanca al sur de la provincia de Buenos Aires, localidad donde vive desde los 13 años y actualmente se encuentra con su esposo e hijos.

Con una decena de personal militar a cargo, luego de la formación habitual de la Escuadrilla, la Suboficial Juan se reúne para asignar tareas y distribuir el trabajo del día. Explicó que las aeronaves tienen varios sistemas, entre ellos el hidráulico, del cual específicamente se asiste los comandos de vuelo, se realiza mantenimiento, prueba, detección de fallas y recambio de componentes.

«En esta Escuadrilla no hay tripulantes de vuelo, los Super Etendard son aviones monoplazas, es así que se trabaja por la seguridad y la vida del piloto», expresó.

«Optar por la Armada Argentina es elegir una gran familia»

María Luz se encuentra en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque hace ya 14 años: «Tanto el conocimiento adquirido como la experiencia específica son muy valiosas; y es por eso que lleva mucho tiempo preparar un aeronáutico para una escuadrilla, por lo que permanecen mucho tiempo también en un destino y no se los traslada, como habitualmente lo hacen otros marinos con otras especialidades».

«Aquí hay personal de muchos años en el mismo destino, siempre con nuevas motivaciones y cargos, por supuesto. Es así como se constituye un sólido equipo de trabajo, y somos una verdadera familia», rescató acerca de la unión y la camaradería que prevalecen.

Como Aeronáuticos, detalló que realizan ejercicios operativos con la Flota de Mar e Infantería de Marina y comisiones al sur del país.




«Optar por la Armada Argentina es elegir una gran familia, un grupo de amigos y compañeros que te enseñan y ayudan a desarrollarte como persona y profesionalmente.»

Corazón bahiense, de raíces salteñas


María Luz Juan nació el 30 de abril de 1982 en Salta capital, y vivió en el barrio Villa Mitre hasta los 13 años, momento en el que decidió mudarse a Bahía Blanca con su papá. Allí hizo la secundaria en el Colegio Nacional y comenzó a estudiar Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur (UNS).

«Cuando mi papá decide volver a Salta unos años más tarde, yo estaba recién en el segundo año de la carrera y opté por ingresar a la Armada para trabajar, que aunque estaba cerca (la Base Naval Puerto Belgrano, a 35 kilómetros de Bahía Blanca) no conocía a la Institución realmente», contó.

Se acercó a la Delegación Naval a averiguar y comenzó la carrera que gratamente la sorprendió. En la Armada conoció a su esposo, oriundo de Misiones, con quien tiene dos hijos varones de 9 y 4 años. Continúan viviendo en Bahía Blanca en el barrio San Miguel, muy ligados a las actividades de la ciudad ya que sus hijos hacen rugby en el Club Argentino; y toda la familia baila folklore en El Estribo, una peña de la localidad.

«Mi marido es un gran apoyo en todas las tareas hogareñas y mis hijos como él están orgullosos de lo que hago y siempre están curiosos de mis actividades porque me preguntan y siguen mi trabajo», agradeció.

Allá en Salta quedaron sus raíces y seres queridos: su mamá, quien es preceptora; dos de sus hermanas, quienes también optaron por ingresar a una Fuerza, ellas son policías; tiene a sus sobrinas; y también a su papá. Cada vez que puede viaja a verlos. Luz apuntó que tiene otro hermano que se encuentra en Buenos Aires.

Ellos también vienen a visitarlos, por ejemplo a medidos de junio pasado vino su mamá cuando María Luz recibió la tradicional Espada de Mando, aquella que es entregada cuando se asciende en jerarquía de cabo a suboficial, paso transcendental en la carrera naval e importante como símbolo de mando.



«De mi provincia extraño el paisaje, el folklore, la comunidad, la tradición; es hermoso… extraño todas esas cosas que no se pierden aunque uno se encuentre lejos», dijo con añoranza.

«Dentro de la Armada, aunque cada uno haga sus actividades, todas ellas te reconfortan el espíritu porque sos alguien cumpliendo una misión en la Institución. La Armada es mi vida y servir a la Patria es lo que hacemos todos los días, desde el tiempo dedicado al estudio hasta el tiempo de trabajo, dando lo mejor de uno con vocación y amor», concluyó la pionera aeronáutica.

jueves, 6 de diciembre de 2018

ARA: El accidente del Rastreador Fournier en los canales fueguinos


Rastreador Fournier: la tragedia que enlutó a Villa Mitre 

La Nueva

Ramón Chávez era suboficial y se encontraba en la cubierta del Fournier cuando fue sacudido por la tormenta que provocó el hundimiento de la nave.




Guillermo Albornoz y Petrona Chávez, con la foto de Ramón y decenas de recortes y recuerdos referidos al Rastreador Fournier

   "Mi papá era un ángel". De esta manera, sentida y clara, recuerda hoy Petrona Chávez a su papá Ramón, suboficial 2º de la Armada, vecino de Villa Mitre y una de las 77 víctimas del hundimiento del Rastreador Fournier, ocurrida en septiembre de 1949, la mayor tragedia marítima registrada en nuestro país en tiempos de paz.

    Petrona vive hoy en el barrio Cooperación y al momento de aquella pérdida tenía 12 años. Su papá tenía 37 y aquel viaje de 1949 estaba planteado como el último de su vida. "Ya estaba retirado de la Armada, embarcó porque quería hacer unos estudios", señaló Petrona.  Estos días no han sido fáciles para ella. La desaparición del submarino ARA San Juan le hizo revivir lo ocurrido con el Fournier, hace 68 años.

   "He llorado todos estos días. Usted no sabe lo que significa pasar por una situación de ese tipo, la gente no entiende", indica.No menos dramática ha sido la historia en la vida de Guillermo Albornoz, hijo de Petrona, nieto de Ramón. "He seguido a lo largo de mi vida la historia del Fournier, porque además soy militar", indica.

   Es él quien refiere que su abuelo está en una tumba del cementerio local de arrendamiento gratuito como tripulante del Fournier y lamenta un pérdida material. "La balsa en la que fue encontrado el cuerpo de mi abuelo junto con otros tripulantes --todos fallecidos-- estaba en el museo histórico, con las fotos de cada víctima. Un día la sacaron y ahora nadie sabe donde está", asegura. Ramón Chávez fue uno de los nueve tripulantes del Fournier cuyos cuerpos pudo ser recuperado. Murió de frío, en la balsa que lo mantuvo varios días a la deriva.

   La desaparición del Fournier ocurrió en septiembre de 1949, con 77 tripulantes a bordo. A pocas horas de perderse contacto con la nave comenzó su desesperada búsqueda en el estrecho de Magallanes, donde realizaba tareas de patrullaje y reconocimiento..Botado en 1939, estaba asignado a la Escuadrilla de Rastreo y Minado. Era del tipo "aviso", un buque ligero, de poco tonelaje y casco fino. El 22 de septiembre de 1949, un día después de haber zarpado desde Ushuaia, se perdió todo contacto. Las condiciones meteorológicas convirtieron su rescate en una odisea. El hallazgo de algunas partes de la embarcación hizo presagiar lo peor. El 4 de octubre se reconoció el naufragio, ocurrido en cercanías de Punta Cono, al sur de Punta Arenas. A los 12 días del hecho, un aviador avistó una balsa con seis tripulantes: estaban todos fallecidos, sentados, abrazados y acurrucados. Los cadáveres correspondían al Comandante, Carlos Negri; el 2º Comandante, Teniente de Fragata Luis Lestani; los suboficiales de Mar Ramón Chávez, Electricista Ernesto Rodríguez; Cabo Principal Señalero Juan Luca y los marineros Manuel González, Eliberto Bulo, Valerio Gaicano y Miguel Lucena. Estaban con capote y ropa de abrigo, con la piel ennegrecida por el frío.



El análisis oficial

  El informe elaborado por la Armada sobre lo ocurrido concluyó que el Fournier se dio vuelta de campana por babor, golpeado por una sucesión de olas de gran tamaño, generadas por una fuerte tormenta.Al volcarse, sólo pudieron saltar o cayeron al mar los hombres que iban de guardia en el puente.

   De los otros tripulantes no se encontró nada, a pesar de una meticulosa búsqueda efectuada por naves chilenas y argentinas durante unos 10 días. Solo se encontraron restos de la carga que iba en cubierta.

Las referencias


   En Bahía Blanca se tiene la calle Rastreador Fournier (Estomba al 2100), y dos que evocan a tripulantes: el capitán Carlos Negri y al suboficial Chávez, ambas en Grünbein.

   La compañía de ómnibus Lemos & Rodríguez --con sede en Villa Mitre-- adoptó el nombre de Rastreador Fournier para sus líneas, atendiendo el pedido de familiares del vecino fallecido.

domingo, 20 de mayo de 2018

COAN: Serra en el 3-A-151, el primer supersónico naval


Serra en el Grumman F9F-8T Cougar – Mat. 3-A-151 sobrepasa la velocidad del sonido

Arqueología Aeronáutica (con modificaciones)


30 de marzo de 1962, 56 años hoy. Durante un vuelo de prueba del Grumman F9F-8T “Cougar” 3-A-151 en NAS Norfolk, VA, USA; el Capitán de Corbeta Rafael Serra se convierte el 1er Aviador Naval Argentino en superar la barrera del sonido.

Grumman F9F-8T Cougar – Mat. 3-A-151 – Bahía Blanca



Un F9F-8T en la cubierta del portaaviones USS Saratoga (CVA-60), finales de los años 1950.

Con la incorporación por parte de la USN de aviones con ala en flecha, Grumman temió perder la hegemonía conseguida con el Panther y decidió desarrollar en 1954 el Cougar.



Fue construido en 1957, siendo una versión de entrenamiento con ala en flecha y asientos biplaza en tándem con doble comando, óptimo para la transición de los futuros pilotos de F9F-2 tanto de la USN como del USMC, función que desempeñó hasta bien entrado los años '70.



La Aviación Naval Argentina necesitaba un entrenador a reacción luego de la incorporación del Panther, pero las gestiones nunca se concretaron oficialmente. Sin embargo en 1960, como parte de una confusión en la denominación, se vendieron dos aviones de este modelo al Comando de la Aviación Naval, y como consecuencia de ese “error” no se permitió la venta de repuestos para los mismos.



Fue entregado en la NAVAL AIR STATION NORFOLK (Virginia), donde se cumplieron los vuelos de aceptación. El 30 de marzo de 1961, y como parte de los vuelos de aceptación rompió la barrera del sonido siendo su piloto el Capitán de Corbeta Rafael SERRA. Fue la primera vez que un avión naval lograba esa marca.



El traslado al país fue hecho a bordo del Portaaviones ARA (V1)"INDEPENDENCIA", recientemente adquirido, compartiendo hangar con los S-55 y Tracker, arribando al puerto de Buenos aires el 24 de mayo de 1962.



Asignado a la PRIMERA ESCUADRILLA AERONAVAL DE ATAQUE con la matrícula 3-A-151 y el número de la Dirección de Material (Nº DIMA) 0516.



Debido al bloqueo de las licencias de exportación de repuestos por parte del gobierno de los Estados Unidos de América, volaron muy pocas horas en relación a los años que prestaron servicios. Fueron los primeros aviones de reacción con ala en flecha, capacidad de llevar misiles y reaprovisionamiento en vuelo de la AVIACIÓN  NAVAL.



Fue desactivado el 9 de junio de 1971 por Resolución del 09 de junio de 1971, realizó su último vuelo entre la BASE AERONAVAL COMANDANTE ESPORA y Aeroparque el 9 de junio de 1971 al mando del Teniente de Navío Eduardo ALIMONDA.



Fue colocado como Gate Guardian  en el Edificio Libertad (sede del COMANDO EN JEFE DE LA ARMADA) hasta 1988, en que fue trasladado al MUSEO DE LA AVIACIÓN NAVAL ARGENTINA.



Durante varios años fue exhibido en el parque exterior del museo siendo ubicado sobre el campo de exposición y luego sobre la pista del “portaaviones”.



Actualmente espera restauración en el interior del hangar destinado a tal fin en la Base Aeronaval Comandante Espora, Bahía Blanca.



Su estado general es bueno, pero con importantes detalles de pintura, producto de los años que pasó a la intemperie.



Situación actual a la espera de su repintado.





domingo, 5 de febrero de 2017