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miércoles, 31 de marzo de 2021

SGM: El increíble duelo entre el Kormoran y el HMAS Sidney

Batalla entre “HMAS Sidney” y “Kormoran”

Eurasia 1945




La batalla entre los cruceros HMAS Sidney y Kormoran fue uno de los encuentros navales más sorprendentes de la Segunda Guerra Mundial. Librado tan sólo unos días antes del inicio de la Guerra del Pacífico contra Japón, el enfrentamiento transcurrió de manera desigual porque un simple corsario camuflado alemán atacó por sorpresa y hundió con relativa facilidad a un crucero de línea australiano, una proeza casi imposible de realizar, aunque si por algo el incidente se volvería famoso sería por convertirse en uno de los episodios militares más polémicos de la Historia de Australia.

Preludio

La jornada del 11 de Noviembre de 1941, aproximadamente un mes antes del estallido de la Guerra del Pacífico, el crucero HMAS Sidney de la Marina Real Australiana (Royal Australian Navy) al mando del capitán Joseph Burnett abandonó el puerto de Freemantle para ofrecer escolta al carguero australiano SS Zeelandia que viajaba en dirección Malasia. A los seis días del viaje, el 17 de Noviembre, la nave transfirió su cometido de protección al crucero británico HMS Durban, por lo que después de ser el transporte relevado, el buque australiano dio media vuelta y emprendió el retorno hacia el litoral occidental de Australia.


Mapa de Australia. En un cuadrado rojo el lugar de la batalla entre el Kormoran y el HMAS Sidney.

El crucero australiano HMAS Sidney había sido botado en 1934 como un barco de “Clase Leander” que desplazaba 8.940 toneladas a plena carga y que poseía unas medidas de 147 metros de longitud, 14 metros de ancho y 5 metros de calado, así como un blindaje consistente en 76 milímetros en la cintura y 55 milímetros en otras partes sensibles. Se trataba de una nave con capacidad para albergar a 590 tripulantes entre 33 oficiales y 557 marineros, más un armamento comprendido en ocho cañones pesados de 150 milímetros en torretas dobles (dos a proa y dos a popa), doce piezas menores de 100 milímetros (seis a babor y estribor), veintitrés ametralladoras defensivas y antiaéreas (doce Vickers Mk III de 13 milímetros, nueve Lewis de 7’7 milímetros y dos Vickers de 7’7 milímetros), ocho tubos lanzatorpedos de 533 milímetros en dos plataformas cuádruples y una catapulta con grúa para un hidroavión de reconocimiento Supermarine Walrus.

Dos días más tarde del viaje de regreso del HMAS Sidney, el miércoles 19 de Noviembre, el corsario alemán Kormoran que cubría la misma ruta estando al mando del capitán Theodor Detmers, se encontraba patrullando el oeste de Australia con apariencia de carguero holandés bajo el falso nombre de Straat Malaka. Lamentablemente después de 352 de haber estado navegando sin pausa, el buque no había tenido suerte porque sólo se había anotado el hundimiento de 11 cargueros enemigos debido a que tanto en el Océano Pacífico como en el Océano Índico existían una cantidad menor de mercantes en dirección a los puertos del Imperio Británico.

El Kormoran era un carguero construido en los Astilleros de Kiel bajo la denominación de “Crucero de Interferencia Comercial”, ya que se le diseñó con apariencia de mercante civil pero con un arsenal militar camuflado con mamparos. Con unas medidas de 164 metros de longitud, 20 metros de ancho y 8 metros de calado, desplazaba 8.736 toneladas y una tripulación compuesta por 399 almas contando 36 oficiales, 359 marineros y 4 lavanderos chinos (estos últimos enrolados del mercante SS Eurylochus hundido por la nave), además de poseer un arsenal consistente en seis piezas pesadas de 150 milímetros, dos cañones ligeros de 37 milímetros, cinco antiaéreos de 5 milímetros, dos tubos lanzatorpedos dobles de 533 milímetros y 360 minas acuáticas, así dos hidroaviones de reconocimiento Arado Ar 196.

Batalla del Kormoran contra el HMAS Sidney

A las 16:00 horas de la tarde del 19 de Noviembre de 1941, un vigía del mástil del corsario Kormoran divisió lo que parecía ser la silueta de un barco en la línea del horizonte, justo cuando la nave se encontraba navegando a unas 150 millas náuticas de la costa australiana de Carnarvon, no muy lejos de la Isla de Dirk Hartog y la Bahía de los Tiburones. Inmediatamente el marinero bajó a la cámara de los oficiales en el puente, donde nada más informar al capitán Theodor Detmers del descubrimiento, éste dejó el café que estaba bebiendo y observó a través de sus prismáticos para distinguir un buque al que erróneamente confundió con un carguero enemigo, motivo por el cual ordenó “zafarrancho de combate”.

Cuando el Kormoran viró el rumbo 260º hacia el misterioso barco, el crucero HMAS Sidney que era en realidad el objetivo del alemán, también aceleró los nudos hacia el corsario germano hasta situarse ambos a una distancia de 7 millas sobre las 17:00 horas. En ese instante el capitán Theodor Detmers que ya pudo observar mejor a su oponente, entró en pánico al comprobar que la nave en verdad se trataba de un crucero de la Marina Real Australiana y no un mercante, por lo acto seguido intentó corregir el error dando la vuelta y mostrando la popa a su rival, aunque con tan mala suerte que el corsario sufrió una avería al recalentarse uno de los cuatro cilindros del motor, siendo reducida su velocidad de los 18 a los 14 nudos.


Corsario alemán camuflado Kormoran.

El HMAS Sidney que todavía no sospechaba del Kormoran, se aproximó hacia la nave con la intención de hacer una inspección rutinaria a aquel supuesto carguero holandés denominado falsamente como Straat Malaka. A sabiendas el capitán Theodor Detmers de que jamás podría escapar de su perseguidor, optó por intentar engañar a los australianos simulando que sus tripulantes eran marinos civiles con escasa experiencia en alta mar. Así fue como tras emitir el HMAS Sidney la señal de identificación “NNJ”, los marineros germanos intentaron ganar tiempo mostrándose torpes a la hora de izar las banderas en orden erróneo, desenrollar mal las telas o enviar un mensaje equivocado a su rival con las siglas “PKQI”. A las única señales que el navío respondió con sentido fue que se dirigía en dirección a Batavia, por aquel entonces la capital de las Indias Orientales Holandesas. A pesar de las extrañas evidencias y de que el capitán Joseph Burnett comenzó a impacientarse porque ordenó a la dotación de la artillería pesada ocupar sus puestos y al hidroavión calentar motores en la catapulta, el resto del personal de marinería cometió el error de permanecer a la espera, sin movilizarse y estando en una actitud completamente relajada mientras charlaban y se apoyaban sobre las barandillas.



La última señal izada por el HMAS Sidney al supuesto carguero Straat Malaka fueron las siglas “IK” que obviamente la tripulación del Kormoran desconocía, algo que obligó al capitán Theodor Detmers a actuar cuanto antes porque sabía que ya no tendría más oportunidades. Afortunadamente todo el teatro organizado por sus marineros había funcionado porque de manera negligente el crucero australiano se había situado en paralelo a tan sólo 1.500 metros del corsario, ofreciendo un blanco claro y fácil, sin obviar con que la distancia era tan reducida que incluso una nave tan poco artillada como el Kormoran tendría altas posibilidades de echar a pique a un buque de guerra tan poderoso como el HMAS Sidney.

Inesperadamente a las 17:30 horas, el Kormoran arrió del mástil la bandera de Holanda e izó la cruz gamada del Tercer Reich, al mismo tiempo en que abría sus compuertas y mamparos asomando sus poderosos cañones de 150 milímetros. Apenas sin otorgar a los australianos tiempo para reaccionar, el Kormoran efectuó sus dos primeros disparos que erraron en el blanco porque el primer proyectil cayó demasiado corto y el segundo levantó un géiser de agua por detrás del buque enemigo. No obstante, nada más producirse las tres siguientes salvas, dos de los proyectiles alcanzaron al HMAS Sidney con la consiguiente destrucción del puente y la dirección de tiro de proa, aunque éste último respondió con una andanada de 150 milímetros que falló porque las cabezas detonaron sobre la superficie del mar. Acto seguido, la artillería secundaria de 37 milímetros del Kormoran barrió la cubierta del crucero rival, mientras sus piezas antiaéreas de 20 milímetros y la dotación de las ametralladoras acribillaron con cientos de balas a unos indefensos y sorprendidos marineros australianos que fueron fácilmente masacrados sin poder acudir a sus puestos. De hecho pronto un proyectil desprendió al hidroavión de su plataforma, cuyo combustible se desparramó por el casco y originó un incendio que fue imposible de controlar, además de recibir la nave australiana dos torpedos, uno de los cuales impactó bajo la línea de flotación causando una inundación parcial en la proa. Como la situación se volvió desesperada, el HMAS Sidney intentó embestir al Kormoran inútilmente porque la punta pasó de largo junto a su popa, momento en que los germanos aprovecharon para lanzar nuevos fogonazos que inutilizaron la Torreta A e hicieron saltar por los aires la Torreta B. La única respuesta efectiva del HMAS Sidney durante todo el encuentro fue disparar cuatro torpedos contra el corsario que no acertaron, aunque al menos una salva de los cañones pulverizó a los generadores de energía, lo que supuso un golpe mortal para Kormoran.

Crucero australiano HMAS Sidney.

A las 18:35 horas del atardecer, tanto el Kormoran como el HMAS Sidney rompieron el contacto y se alejaron después de haber encajado el crucero australiano un total de 450 proyectiles y el corsario alemán unos 50 impactos. Aunque ambos buques continuaron viéndose durante aproximadamente una hora y media, a las 20:00 horas de la noche, los vigías del Kormoran comprobaron como la silueta del HMAS Sidney y los resplandores de las llamas desaparecían finalmente por detrás de la línea del horizonte. Después de aquel último avistamiento de su rival y pese a que los alemanes todavía no podían saberlo, el crucero australiano se hundió de manera misteriosa sin registrarse un sólo superviviente, ya que perdieron la vida la totalidad de los 645 marineros, incluyendo el capitán Joseph Burnett.


Polémica

Avanzada la noche del 19 de Noviembre de 1941, el capitán Theodor Detmers realizó una evaluación de daños en el Kormoran para descubrir que las averías de propulsión estaban rotas de manera irrecuperable, que existía un incendio en la sala de máquinas y que varios compartimentos habían sido inundados, además de haber 20 miembros de la tripulación muertos y otros 40 heridos. A pesar de que en cualquier otra circunstancia la nave hubiese sido salvable, al encontrarse tan lejos de un puerto amigo por estar en aguas de Australia, los germanos no tuvieron más remedio que decretar la evacuación. Así fue como cinco botes y varias lanchas de goma fueron echadas al agua (una de éstas volcaría con varios heridos que se ahogaron con la consiguiente cifra de 82 fallecidos desde el inicio de la batalla) hasta que se sacó con vida a 320 tripulantes entre los que había 317 alemanes y 3 cocineros chinos, antes de que a las 24:00 horas el Kormoran fuese minado por sus propios marineros con cargas de demolición en las bodegas, siendo finalmente explosionado y hundido a las 00:20 horas del 20 de Noviembre.

La mañana del 20 de Noviembre de 1941, las autoridades portuarias de Freemantle comenzaron a preocuparse cuando no vieron aparecer a la hora prevista al crucero HMAS Sidney. Al día siguiente, el 21, los peores temores parecieron confirmarse porque la nave tampoco se presentó, exactamente igual que la jornada de 22, por lo que finalmente el 23 se decretó el estado de alarma en los cuarteles militares y en las instalaciones navales. Al cabo de veinticuatro horas de ser declarada la emergencia, el transatlántico RMS Aquitania recogió del agua a una balsa de goma cargada con 26 náufragos alemanes que relataron haberse enfrentado cinco días atrás contra un crucero enemigo. El mismo testimonio aportaron los supervivientes germanos de una segunda lancha encontrada por el petrolero SS trocas el 25, así como nuevos tripulantes del Kormoran que a bordo de otras dos balsas desembarcaron en dos grupos de 57 y 46 marineros sobre la costa norte de Carnarvon. A raíz del curso que estaban tomando los acontecimientos y la falta de noticias fiables, el Gobierno de Sidney oficializó la censura en la prensa y la radio, al mismo tiempo en que se montaba un operativo de búsqueda y rescate con varios escuadrones de hidroaviones y una escuadra naval conformada por el crucero holandés Tromp y seis mercantes recién requisados al oeste de Australia. Entre estos buques estuvo el carguero SS Yandra que acogió a un bote con 73 alemanes el 27 de Noviembre, así como el barco auxiliar HMS Koolinda que hizo lo propio con otros 31 náufragos germanos y el mercante SS Centaur con los últimos 61, incluyendo el capitán Theodor Detmers.


Supervivientes en las balsas del Kormoran.

Con la captura de los supervivientes del Kormoran, las autoridades procedieron a los interrogatorios para ofrecer todos la misma versión consistente en que el día 19 se habían enfrentado a un crucero de bandera australiana del que habían conseguido escapar, pero nadie había visto hundirse. Según tales testimonios que parecían coincidir, los investigadores australianos no comprendieron como el HMAS Sidney en casi dos horas no había efectuado ninguna llamada de socorro por radio ni sus oficiales habían puesto en marcha una operación de evacuación, eso sin contar con que ni un sólo marinero se hubiese arrojado al agua para salvar la vida o simplemente que no se hubieran encontrado restos físicos de la nave como mamparos, salvavidas o cadáveres flotando. De hecho, un cuerpo hallado unos meses más tarde en la Isla de Navidad pareció proceder del crucero, aunque su avanzado estado en descomposición y su imposible identificación, impidieron clarificar si se trataba de un veterano del HMAS Sidney. Ante la falta de pruebas concluyentes y después de casi medio año de búsqueda infructuosa, el 30 de Junio de 1942, el Primer Ministro John Curtin anunció triste y abatido que el crucero HMAS Sidney, una de las joyas de la Marina Real Australiana, había resultado hundido y ningún miembro de la tripulación había sobrevivido.

La noticia de la desaparición y hundimiento del HMAS Sidney fue uno de los mayores golpes morales encajados por Australia durante la Segunda Guerra Mundial, similar en polémica a la carnicería vivida en la Batalla de Gallípoli durante la Primera Guerra Mundial. Desde ese instante muchos en el país comenzaron a buscar culpables y solicitaron que rodasen cabezas en los departamentos, ya fuese por los retrasos en la búsqueda de supervivientes o por el silencio en la prensa durante varios meses. De igual manera algunos se inventaron extrañas teorías asegurando que los marineros del Kormoran habían asesinado a los tripulantes del HMAS Sidney y se habían desecho posteriormente de los cuerpos, e incluso que un submarino japonés que pasaba por la zona había hecho desaparecer a los náufragos australianos (algo imposible porque Japón entró en la Guerra del Pacífico dos semanas después).

Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las presiones por buscar culpables llevaron a que el capitán Theodor Detmers, condecorado en ausencia mientras se hallaba en cautividad con la Cruz de Hierro por el propio Adolf Hitler, fue retenido bajo la falsa acusación de haber ordenado asesinar a los tripulantes del HMAS Sidney. Afortunadamente y después de dos años de deliberaciones acerca de si juzgarle o no, la justicia australiana dictaminó su liberación en 1947 y su inmediata repatriación a Alemania. A pesar de todo, el capitán Theodor Detmers seguiría siendo injustamente señalado hasta su fallecimiento en 1976, sobretodo cuando inesperadamente después de más de treinta años apareció una vieja balsa a la deriva del HMAS Sidney, la cual se hallaba repleta de agujeros que en un principio creyeron ser de bala, aunque al final se confirmó que eran de impactos de metralla propia de la batalla (desmontándose una vez más la teoría del crimen). De hecho después de una última comisión de investigación, en 1997 el Parlamento Australiano cerró el caso con un denso informe de nueve volúmenes en el que se afirmaba que los 317 alemanes hechos prisioneros en 1941 eran inocentes.

Al entrar el siglo XXI, el 17 de Marzo de 2008, un equipo científico con robots oceánicos descubrieron el pecio del corsario alemán Kormoran al oeste de Australia, antes de que once horas más tarde, al fin hallasen los restos del crucero australiano HMAS Sidney. Al día siguiente del acontecimiento, el 18 de Marzo, el Primer Ministro Kevin Rudd comunicó al mundo que el crucero HMAS Sidney había sido encontrado después de 67 años de larga búsqueda. Gracias a este descubrimiento y a los daños observados sobre la estructura de la nave, se pudo comprobar que el hundimiento respondía a su particular enfrentamiento contra el Kormoran, aunque aquello no aclaró la extraña desaparición de todos sus tripulantes, lo que convirtió a este caso en uno de los sucesos navales más misteriosos de la Segunda Guerra Mundial.

Bibliografía:

  • -Eduardo Raboso García-Baquero, La Última Presa del Kormoran, Revista Española de Historia Militar Nº15, (2001), p.112-115
  • -Golden Jubilee, Royal Australian Navy. 1911-1961, “Our Naval Heritage”, Department of the Royal Australian Navy (1961), p.15
  • -http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_between_HMAS_Sydney_and_German_auxiliary_cruiser_Kormoran


sábado, 9 de enero de 2021

Visiones rusas: La armada secreta de Japón

Armada japonesa secreta

Revista Militar
 


"Nagato" apareció durante la octava luna, y su hermano "Mutsu" - en el mes de las largas noches. En otras palabras, se desconoce la fecha exacta de puesta en servicio. Todas las declaraciones fueron mentiras y los pocos testigos no revelaron los secretos a nadie.


El silencio evitó muchos problemas en la conclusión del Acuerdo Naval de Washington. Los enviados de Mikado que llegaron a la conferencia dijeron que Mutsu entró en servicio en septiembre de 1921 e incluso logró pasar 2500 millas de prueba. Por lo tanto, no está sujeto a las restricciones para acorazados en construcción.

Como corresponde a los caballeros de la gran política, nadie les tomó la palabra. Pero debido a la falta de pruebas sólidas, la alineación fue a favor de Japón: el segundo barco del tipo "Nagato" evitó ser cortado para desguace.

Si los asistentes a la conferencia supieran el verdadero valor de estos vehículos de 40000 toneladas, harían cualquier cosa para deshacerse de ambos. Cambiando los términos del próximo acuerdo.

El magnífico "Nagato" ... El primer acorazado del mundo con cañones de 410 mm, del que los propios británicos se quedaron estupefactos. Mientras que en Foggy Albion calcularon las ganancias de la venta de armas navales, los japoneses lo aprendieron todo. Y superaron a sus patrocinadores.

Dijeron poco, hicieron mucho

La victoria en la guerra ruso-japonesa le valió a los japoneses el título de gran potencia naval. Sin embargo, la flota de línea de Japón consistía en un 100% de acorazados construidos en el extranjero. Exactamente la mitad de ellos (6 de 12) se vieron privados del servicio de garantía y requirieron serias inversiones para estar listos para el combate. La razón de esto fueron las circunstancias conocidas.

Después de la caída de Port Arthur y las descargas de Tsushima, los japoneses capturaron, levantaron y restauraron 17 buques de guerra del Imperio Ruso. flota, entre los cuales había "Varyag" y seis acorazados.

Ocho años después, los barcos capturados fueron atacados por cañones de 356 mm de los cruceros de batalla clase Congo. Los objetivos se fueron al fondo. Y los propios japoneses intentaron no mencionar el hecho de que se convirtieron en los propietarios de los buques de guerra más grandes del mundo y, probablemente, los más fuertes en ese momento.

El plomo "Congo" fue depositado en el astillero Vickers en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Y se convirtió en el último barco japonés construido en el extranjero. Cada tipo posterior adquirió cada vez más independencia. Hasta que fue el turno de Nagato.




En 1920, los japoneses dieron a conocer un barco monstruoso que estaba al menos una década por delante de sus pares. El calibre principal es de 16 pulgadas, la protección es según los mejores estándares de la época y la velocidad declarada es de 23 nudos. ¡Nadie más tenía tal combinación de parámetros!

Las verdaderas características de "Nagato" se conocieron recién en 1945. Cuando el ejército estadounidense abordó el acorazado capturado e hizo muchos descubrimientos interesantes.

Las centrales eléctricas de los "acorazados estándar" de Estados Unidos desarrollaron una capacidad de unos 30 litros. seg., proporcionando escuadrones con una única velocidad máxima de 000 nudos. A lo largo de las décadas, resultó que el estándar elegido era inaceptablemente pequeño para contrarrestar los acorazados japoneses.

En las salas de máquinas de Nagato se encontraron cuatro turbinas con una capacidad total de 4 litros. con., y la velocidad real de los japoneses superó los 80 nudos.

Primer representante de la clase de acorazados de alta velocidad.

Más rápido que todos los estadounidenses. Más rápido que los Nelson construidos a finales de la década de 1920. Superando incluso a la Reina Isabel en velocidad, el ala rápida de la flota británica.

Solo los cruceros de batalla raros podían competir con el superdeportivo japonés. A diferencia de lo cual, "Nagato" no tenía compromisos en términos de armas y protección.

Con el doble de densidad de potencia, los acorazados japoneses dedicaron menos tiempo a recuperar velocidad después de maniobrar. Podían poner un palo sobre la T de cualquier formación de "barcos de batalla estándar" o alejarse de fuerzas superiores y luego atacar de nuevo en un lugar inesperado. Al dictar tu iniciativa y las reglas de la batalla.

Otra sorpresa de Nagato tuvo que ver con su esquema defensivo. En teoría, repitió el concepto estadounidense

"todo o nada".

Como resultó más tarde, el barco japonés tenía extremidades protegidas.

historia con "Nagato" - un completo fracaso de la inteligencia occidental, que amenazaba con graves consecuencias en las batallas. Un recordatorio de los principios que siempre guían a las fuerzas armadas japonesas.

El último chiste estaba relacionado con los cañones de 41 cm / 45, que en la primavera de 1922 cambiaron urgentemente su denominación a 40 cm / 45. Según los términos del Acuerdo de Washington, el calibre principal de los acorazados no debía exceder las 16 pulgadas (406 mm).

Pequeñas cosas reales, unos milímetros más. Pero la pequeña mentira se convirtió en una gran estafa.

La próxima vez, bajo la designación 40 cm / 45, se llevó a cabo la creación de cañones de 460 mm para los acorazados Yamato.

Con el velo de secreto que rodeaba al Yamato, el samurái claramente lo exageró. En algún momento, fue necesario revelar las cartas para sacar el máximo partido a la situación. La aparición de tales barcos en el teatro de operaciones podría obligar al enemigo a tomar precauciones y ralentizar el ritmo de la ofensiva. Habiendo gastado esfuerzos inadecuados para neutralizar la amenaza, como la historia con "Tirpitz".

Los propios Yankees se habrían apresurado a construir supercorazados con artillería de 500 mm, en detrimento de otras tareas. Para un país que pudiera permitirse la construcción de "Alaska", tal proyecto sería perfecto.

Pero los japoneses no necesitaban una fama escandalosa. Mantuvieron la moderación y la calma en previsión de un duelo de artillería, donde podrían sorprender al enemigo con su calibre principal.


El enemigo, por supuesto, se sorprendió, pero ya era demasiado tarde.

Ni la velocidad de los barcos, ni el calibre de los cañones, ni los trucos con el reemplazo de las torres de los cruceros, nada podía salvar a la Armada Imperial.

La razón de la derrota sin gloria debe buscarse en el hecho de que, en términos de PIB, el Imperio de Japón cinco veces inferior a los Estados Unidos.

Si miras la situación desde el punto de vista de nuestro tiempo, la proporción del PIB de Rusia y Japón se describe en una proporción completamente diferente. Ahora las afirmaciones japonesas se dirigen nuevamente en nuestra dirección. Y, como muestra la experiencia histórica, este es un oponente muy difícil.

Las evaluaciones del enfrentamiento en el mar generalmente se reducen a la mención de Tsushima. Pero, señores, este es el caso. Para repetir Tsushima, necesitas al menos una flota igual. Una batalla naval no puede tener lugar si uno de los oponentes no tiene barcos. De hecho, en términos de la cantidad de barcos listos para el combate, la Flota del Pacífico es entre 25 y 30 veces inferior a la Armada japonesa.



 

La única amenaza puede ser una situación en la que el equilibrio de fuerzas obtenga una ventaja absoluta. Y luego seguirán los intentos de resolver enérgicamente las disputas territoriales. A lo que no habrá nadie ni absolutamente nada a lo que oponerse.

¿Iniciar un conflicto nuclear por cosas tan pequeñas? Es más fácil iniciar un caso penal. O informarán que han querido donar las islas durante mucho tiempo. Esta es una posible respuesta pública en la conferencia "Rusia y Japón: 120 años de amistad mutua" celebrada en algún lugar de Seattle.

Pero bromas bastante malas. Pasemos a los hechos.


Consideremos un honor tener un oponente así.

Los vecinos del este no se jactan de lo que no tienen. Pero no hablan de lo que tienen.

Todo lo que se sabe con certeza sobre la Armada japonesa es que esconden barcos y subestiman las características armas... Un ejemplo sería la incómoda clasificación de la composición de los barcos, en la que los barcos que transportan aviones de 250 metros se presentan como "destructores".

Tras el lanzamiento de los destructores, siguió la esperada noticia de la conclusión de un contrato para la compra de cazas de despegue vertical. Donde noticias vino de un fabricante en los Estados Unidos. El departamento de defensa japonés permaneció en silencio hasta hace poco.

Sin embargo, no hay nada de qué sorprenderse.

¿Qué asociaciones tiene con la frase "experimental" o "buque de apoyo"? ¿Keelektor, un remolcador de mar o un barco de construcción a largo plazo que falló las pruebas, al que se le ordenó ser llevado a una "operación de combate experimental"?



La ilustración superior muestra el buque experimental "Victor Cherokov" (proyecto 20360 OS), una grúa cargadora de municiones flotante sin terminar, convertida en un banco de pruebas para armas torpedo.

En la parte inferior está el destructor de misiles JS Asuka, que no estaba incluido en ninguna de las listas (buque de prueba ASE-6102). Los radares AFAR y los lanzacohetes bajo cubierta se "prueban" a bordo. Junto con las armas navales más modernas, todavía se están probando unidades de energía de turbinas de gas, sonares y un helicóptero antisubmarino.

Estamos acostumbrados al hecho de que los acontecimientos importantes en el complejo militar-industrial reciben publicidad desde la tribuna superior. ¡Elegimos popularmente los nombres de las armas ultrasecretas! Se discuten la velocidad y el alcance de los misiles. Y cuántos "calibres" habrá en las nuevas corbetas.

Los logros significativos del ejército japonés siguen fuera del dominio público.


¿No tiene análogos?

Cuesta creer que ninguno de los líderes japoneses, con o sin tirantes, se dignó lucirse frente a las cámaras con el telón de fondo de tales "juguetes". Y había algo que ver.

Entonces, según la totalidad de la información disponible, los cascos de los submarinos japoneses están hechos de acero con un límite elástico de 1100 MPa. El uso de tales materiales en la construcción naval se considera problemático (al borde de lo imposible), debido a las cualidades de soldadura insatisfactorias. Sin embargo, Kawasaki y Mitsubishi Heavy Industries parecen haber descubierto el secreto hace mucho tiempo y cuentan con la tecnología necesaria.

La profundidad máxima de buceo de los submarinos "Soryu" y "Taigi" en tales condiciones puede alcanzar los 900 m, los buques de guerra más profundos del mundo. De lo contrario (manteniendo la misma profundidad de inmersión) el uso de acero de alta resistencia NS110 significa una reducción significativa del peso corporal.

Las reservas asignadas se gastan en mejorar otras características desconocidas.

¿Cuánta gente sabe que Japón está construyendo submarinos en serie con baterías de iones de litio como fuente única de energía para la navegación submarina?


Teslas submarinos excepcionalmente caros, incomparables con cualquier proyecto submarino diésel-eléctrico. El primero de estos submarinos (Oryu) entró en servicio modestamente el año pasado. Y todos pensaron que era un experimento audaz.

Pero ahora ya hay tres de esas unidades. El más reciente: el submarino líder de la próxima generación "Taigi" se botó en octubre de 2020.

El lanzamiento de buques de guerra japoneses siempre ha tenido un factor sorpresa. Es una práctica común no tener nombres oficiales antes de la puesta en servicio.

En contraste con las tradiciones domésticas, donde la colocación de una sección del fondo va acompañada de fuertes fanfarrias y promete que el barco estará operativo para el vigésimo año.

Una de las últimas sorpresas fue Kumano. La primera de las fragatas del nuevo tipo 30FFM, lanzada en noviembre de 2020.




Es de destacar que "Kumano" es el segundo representante de la serie. La fragata líder sin nombre, conocida en el oeste como FFM-1, por alguna razón desconocida no apareció a tiempo. Una vergüenza indeleble para los constructores navales japoneses: ¡ha pasado un año desde la colocación y aún no se ha lanzado!

El desplazamiento declarado "Kumano" es de 5500 toneladas. Con su aparición, quedó claro cómo sería la Armada japonesa en el segundo cuarto del siglo XXI.



Habiendo construido 28 destructores utilizando tecnologías obsoletas de finales de los 90 y principios de los 30, los japoneses se movieron hacia nuevos estándares. El proyecto 90FFM utiliza una arquitectura de casco y superestructura diferente. Las tecnologías de automatización y realidad aumentada (AR) en los sistemas de control de barcos llevaron a una reducción adicional en el número de tripulaciones, hasta XNUMX personas.

Se anuncia que durante los próximos diez años, se construirán 22 fragatas compactas con capacidades avanzadas. El proyecto 30FFM incluirá varias subseries.

Epílogo

La experiencia es lo que obtenemos cuando no obtenemos lo que queremos.

Observar a los japoneses permite comprender el verdadero valor de las promesas. Cómo debería verse el presente
"Mayor presencia en el océano".

Al menos gracias a ellos, tenemos un claro punto de referencia.

En términos de secreto paranoico, Japón ha estado en una posición débil durante demasiado tiempo. Los japoneses han aprendido a realizar una preparación encubierta para no provocar una rivalidad prematura. El silencio suele ser demasiado pretencioso. Pero, como muestra la práctica, fue la garantía de todas las victorias ruidosas e inesperadas de la flota japonesa.

A diferencia de nosotros, donde el secreto se centra solo en el destino de los fondos asignados.

En la tradición rusa, hay respeto por quienes hablan y actúan poco.

Al mismo tiempo, ocultar el nombre de los barcos en construcción claramente no es algo a lo que deba prestarse atención prioritaria. Tenemos nuestras propias hermosas tradiciones y ceremonias asociadas con el equipo militar.

Lo único que realmente se puede aprender de los japoneses es que transcurre el menor tiempo posible entre la colocación de la quilla y la entrada en servicio del barco.



domingo, 6 de diciembre de 2020

Guerra naval: Engaño en el mar (2/2)

Engaño en el mar

Parte I || Parte II
W&W




Camuflaje "deslumbrante"

El desarrollo del acorazado aumentó el tamaño y el costo de los barcos. Al mismo tiempo, los armamentos mejorados aumentaron el rango en el que se libraron las acciones y redujeron el alcance de la captura, lo que hizo que el hundimiento fuera un resultado más probable de una acción y, por lo tanto, hizo cada vez más difícil y costoso reemplazar las pérdidas. Pero las pérdidas deben aceptarse si se quiere ganar y mantener el control de los mares, como debe ser si se quiere que el comercio fluya sin obstáculos. Sin embargo, la historia oficial de la Primera Guerra Mundial describe cómo

por una extraña lectura errónea de la historia, había surgido la idea de que la función principal [de una flota] es buscar y destruir la flota principal del enemigo. Este punto de vista, más literario que histórico, no fue adoptado con más unción en ningún lugar que en Alemania, donde no había tradición naval para probar su exactitud.

En la única ocasión en que la Flota de Batalla alemana entró en el Mar del Norte para cumplir su objetivo, logró una victoria táctica marginal sobre los británicos (en términos simples de pérdidas) en la Batalla de Jutlandia, pero no puede haber dudas en cuanto a la estrategia resultado de la batalla. Los británicos no engañaron a los alemanes, sino que simplemente los enfrentaron, y la Flota de Batalla alemana pasó el resto de la guerra sentada ociosamente en el puerto mientras el bloqueo naval británico ayudó a presionar a Alemania hasta la derrota final. Sin embargo, el nerviosismo británico de la Flota de Batalla alemana la obligó a desnudar algunas otras posiciones vitales de destructores, como Dover. Por lo tanto, la patrulla de Dover tuvo que confiar en el farol para evitar que las fuerzas navales alemanas que operaban desde los puertos belgas interfirieran con el vital tráfico a través del Canal.

Mientras tanto, la propia Gran Bretaña estuvo peligrosamente cerca de ser aplastada hasta la derrota por los asaltantes comerciales y submarinos de Alemania durante ambas guerras mundiales. Un primer esfuerzo para contrarrestar esta amenaza fueron los esquemas de pintura de camuflaje. Los barcos de transporte y de carga se pintaron de azul neutro, gris o verde mar con la esperanza de evitar ser detectados durante el mayor tiempo posible. Los buques de guerra, por otro lado, no buscan evitar el contacto, sino que requieren todas las ventajas de combate que puedan reunir, especialmente en las primeras etapas de una acción. Un resultado fue una propuesta de un eminente zoólogo escocés, John Graham Kerr, cuyo estudio de los vertebrados marinos sugirió que los patrones extraños de blanco y gris podrían ayudar a que los barcos sean más difíciles de identificar. Aunque el Almirantazgo hizo circular sus sugerencias en octubre de 1914, dejó la responsabilidad a los capitanes individuales y luego fue archivado. Se necesitaron más sugerencias de otro pintor, P. Tudor Hart, y un teniente de la RNVR, Norman Wilkinson (un pintor marino y diseñador de carteles que había servido en la campaña de los Dardanelos) que escribió al Almirantazgo el 27 de abril de 1917 para crear lo que se conocía como camuflaje 'deslumbrante'. En condiciones de poca visibilidad, a larga distancia o a alta velocidad, esto sirvió para obstaculizar la capacidad de un observador para identificar una embarcación con precisión, tal vez lo suficiente como para darle una ventaja preciosa. También hizo que juzgar la velocidad de la embarcación fuera más difícil, algo muy importante cuando se trata de disparar a larga distancia. Los oficiales de artillería y los capitanes de submarinos tenían que "rastrear" los barcos en movimiento en telémetros y periscopios calibrados, pero el patrón distorsionaba la imagen y hacía más difícil asegurar un impacto. Los refinamientos de la misma técnica incluyeron ondas de arco falsas para dar la impresión de mayor velocidad, líneas de flotación falsas que fueron diseñadas para inhibir la estimación precisa del alcance y pintar las obras superiores de un color más claro para mezclarlas con el cielo. La efectividad de la técnica era cuestionable, pero levantó la moral y, por lo tanto, se mantuvo, principalmente para el transporte marítimo. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, la Sección de Investigación y Desarrollo del Almirantazgo empleó al naturalista y artista Peter Scott para desarrollar patrones adicionales.

La vulnerabilidad del transporte marítimo a los aviones, demostrada entre otros casos por la destrucción del HMS Repulse y el Príncipe de Gales por parte de los japoneses el 11 de diciembre de 1941, hizo imprescindible el camuflaje de los barcos desde el aire. En mar abierto, los barcos no podían evitar ser vistos por aviones en las cercanías. Por ejemplo, un avión estadounidense al norte de Guadalcanal que volaba a 18.000 pies avistó a cinco destructores pertenecientes al 'Expreso de Tokio' del contraalmirante Tanaka a una distancia de ocho a diez millas, y avistar buques de guerra en rápido movimiento a mayores distancias no era algo inaudito. condiciones. Se hicieron intentos para diseñar patrones que brindaran cierta protección contra ataques aéreos, pero rara vez fueron efectivos, al menos mientras un barco estaba en el mar. Eventualmente, los desarrollos técnicos como el radar y los torpedos acústicos hicieron que los patrones de deslumbramiento fueran en gran parte redundantes, pero continuaron en uso durante la Segunda Guerra Mundial.

Si un barco estaba cerca de la costa, por su propia naturaleza, podría encontrarse si los aviones miraran en las bahías, ríos y puertos. La pintura podría protegerlo de alguna manera en tales circunstancias, mezclándolo con su entorno el tiempo suficiente para disparar un apuntador de bomba, pero un intérprete fotográfico probablemente podría identificar su clase con precisión y así revelar su velocidad, potencia de fuego y capacidad de carga. Las redes y, en su caso, la vegetación cortada pueden ayudar a que la forma reveladora de un barco se mezcle con la costa y se podrían utilizar barcazas y material flotante para romper la forma característica de la proa y la popa.

El crucero auxiliar alemán Atlantis (HSK 2), conocido por la Kriegsmarine como Schiff 16 y por la Royal Navy como Raider-C, era un Hilfskreuzer (crucero auxiliar) alemán convertido, o comerciante o asaltante comercial de la Kriegsmarine, que, en World La Segunda Guerra Mundial, viajó más de 161.000 km (100.000 millas) en 602 días y hundió o capturó 22 barcos con un tonelaje combinado de 144.384. Atlantis fue comandada por Kapitän zur See Bernhard Rogge, quien recibió las Hojas de Roble para la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. Fue hundido el 22 de noviembre de 1941 por el crucero británico HMS Devonshire.

Otra de las primeras medidas adoptadas para contrarrestar a los submarinos fue el armado de los buques mercantes en 1915, al que siguió la creación de los barcos Q. Se trataba de buques mercantes armados con cañones ocultos y torpedos tripulados por tripulaciones navales, diseñados para atraer a los submarinos, que preferían destruir los buques mercantes con disparos, a una posición en la que ellos mismos pudieran ser destruidos. Los barcos Q fueron finalmente acreditados con once muertes de submarinos de un total de la Primera Guerra Mundial de 192. Durante ambas guerras, los alemanes operaron barcos similares como asaltantes mercantes. Quizás el ejemplo más famoso fue el Atlantis, comandado por Kapitän zur See Bernard Rogge durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los nueve barcos de este tipo que hundieron 850.000 toneladas de buques aliados y mantuvieron ocupados a los aliados durante tres años y medio. El Atlantis registró más de 100,000 millas en 622 días en el mar y representó veintidós cargueros aliados, lo que la convirtió en el asaltante de superficie más exitoso de la guerra. En el transcurso de sus vagabundeos, pretendió ser la Krim (rusa), la Kasii Maru (japonesa), la Abbekerk (holandesa) y la Antenor (británica).

Con enormes reservas de combustible y alimentos, Atlantis montó detrás de mamparos plegables un armamento de un cañón de 75 mm y seis cañones de 150 mm y seis cañones antiaéreos ligeros, además de cuatro tubos de torpedos, minas y un hidroavión Heinkel He-114 para reconocimiento. Tenía una pila de muñecos y barreras de carga y llevaba una variedad de uniformes y ropa extranjeros falsos, masculinos y femeninos, que la tripulación podía usar según fuera apropiado. Además, hubo una gran cantidad de pintura para cambiar su nombre y el color de la superestructura. Es perfectamente legal que un barco opere de esta manera, siempre que muestre la bandera nacional correcta antes de abrir fuego, y Rogge se adhirió estrictamente a esta ley, además de esforzarse siempre que sea posible por recoger a los sobrevivientes, que fueron tratados con amabilidad.

Rogge entrenó a sus artilleros para disparar primero el equipo de radio de la víctima, lo que permitiría que el resto de su operación se llevara a cabo en un tiempo lento. No obstante, una serie de mensajes QQQ ("Estoy siendo atacado por un barco mercante disfrazado") finalmente ayudó al Almirantazgo a localizarlo. La pista final del paradero de Atlantis en noviembre de 1941 fue proporcionada por las interceptaciones ULTRA que le ordenaron reabastecer a los submarinos al sur del Ecuador. El 22 de noviembre, un hidroavión del HMS Devonshire (enviado a la cercana Freetown para buscarla) avistó un barco mercante sospechoso y abrió fuego mientras el Atlantis estaba en el proceso de reabastecimiento del U-126. Rogge intentó un último truco desesperado. Señaló con urgencia (e indignación) que era el Polifemo, un barco holandés, y luego dio la señal RRR: una cifra aliada de que un barco de guerra enemigo estaba cerca. Sin que Rogge lo supiera, este cifrado se había cambiado recientemente a cuatro Rs. Un nuevo sistema de precaución introducido por el Almirantazgo para trazar el paradero de todos los mercantes oceánicos conocidos confirmó las sospechas de Devonshire y cuando llegó la noticia de Freetown de que este barco no podía ser Polifemo, Rogge y su tripulación se vieron obligados a embarcarse en los barcos. Temiendo que los submarinos acecharan, Devonshire se escapó y, después de una serie de aventuras extraordinarias, Rogge y los supervivientes fueron finalmente recogidos por submarinos y devueltos a Alemania.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Guerra naval: Engaño en el mar (1/2)

Engaño en el mar

Parte I || Parte II
W&W



El CSS Alabama en el puerto de Singapur



El Alabama a vela


El capitán Semmes y el primer teniente Kell en Alabama, 1863

Vegecio, escribiendo en el siglo IV d.C., describe cómo los esquifes romanos utilizados para el reconocimiento tenían sus velas y aparejos teñidos de azul veneciano.

que se asemeja a las olas del mar; también se tiñe la cera que se utiliza para cubrir los costados de los barcos. Los marineros e infantes de marina se visten también con uniformes azul veneciano, para permanecer ocultos con mayor facilidad cuando exploran tanto de día como de noche.

Obviamente, la guerra en el mar ha estado sujeta al engaño y al engaño durante tanto tiempo como la guerra en tierra. En 1264, durante las largas guerras con Venecia, los genoveses decidieron interceptar la "caravana del Levante", un convoy anual que los venecianos navegaban hacia Egipto y Asia. La caravana fue un evento de gran momento. Sus fechas de salida y regreso estaban fijadas por leyes estrictas, al igual que el número de hombres en cada barco y la conducción del convoy mismo. Los comandantes y capitanes fueron elegidos por el Gran Consejo y en tiempos de guerra el Senado dictó la chiusura del Mare ('cierre del mar'), un decreto que prohibía a cualquier buque abandonar el convoy, mientras se harían arreglos para escoltarlo. con galeras de guerra. Los genoveses entendieron bien la importancia de este convoy a Venecia y decidieron enviar a Simone Grillo con veinte galeras, dos grandes barcos y un contingente de 3.500 hombres para interceptarlo. En respuesta, los venecianos reunieron una fuerza de no menos de cuarenta y siete galeras bajo "un hombre valiente y sabio, y surgido de alto linaje", Andrea Barozzi. Este "noble capitán" partió hacia Sicilia esperando interceptar a los genoveses antes de que ellos a su vez pudieran atacar la caravana.




Ay de Barozzi, en esta ocasión su sabiduría le falló. Efectivamente, los genoveses estaban allí, pero lo único que encontró fue "un barco en el que había hombres que le informaron al preguntarle que las galeras genoveses habían pasado cuatro días antes con destino a Siria". Después de un consejo de guerra reunido apresuradamente, Barozzi partió en una persecución infructuosa y tan pronto como la noticia llegó a Venecia se dio orden de salida inmediata de la caravana, que se había retrasado debido a la supuesta presencia del enemigo en el Adriático. Grillo emergió ahora y puso su flota en posición en Durazzo para esperar la llegada de la caravana, de cuyos movimientos fue informado plenamente por un suscriptor del Gran Consejo (quien, según señalan las crónicas con acidez de púas, procedía de Treviso). . Cuando a su debido tiempo la caravana fue interceptada, su comandante, Michele Duaro, intentó bravuconadas, arrojando algunos gallineros frente a la línea genovesa y ordenándoles pelear contra las gallinas. Sin embargo, esto no sirvió de nada y sin escolta de buques de guerra, la caravana pronto fue destruida, un golpe tan grave para el prestigio veneciano como para su bienestar material.

Este episodio no solo ilustra un ejemplo temprano de engaño en la guerra naval, sino que también muestra la importancia del comercio para la estrategia naval. Si bien los principios de la guerra y el engaño se aplican por igual en tierra y en el mar, es evidente que existen diferencias fundamentales. Mientras que la guerra terrestre se libra con unidades que contienen miles de hombres y cientos de piezas de equipo, la guerra naval se lleva a cabo con docenas de unidades o (más generalmente) menos, cada una de ellas de un valor relativamente grande. Más importante aún, se libra en un área extensa, sin cobertura natural. El tamaño de los barcos también hace que sea difícil ocultarlos o disfrazarlos y sus formas hacen que la identificación de su nacionalidad y clase sea bastante simple, por lo que el engaño es difícil, pero no imposible. Dado que era común en los días de la navegación capturar barcos enemigos en lugar de destruirlos, era igualmente común que los barcos construidos en el extranjero sirvieran con las armadas que los habían capturado y, por lo tanto, no era inusual verlos con colores diferentes a los de sus barcos. país de origen. A lo largo de los años, se han adoptado muchas otras medidas para sugerir que un barco no es lo que parece, lo que da mucho margen para el engaño táctico.

Thomas Cochrane, décimo conde de Dundonald, fue un líder atrevido e inspirador que siempre estuvo dispuesto a utilizar la astucia combinada con la previsión y la audacia para superar grandes obstáculos, en otras palabras, un maestro del engaño. Estaba convencido (y demostró) de que un solo barco manejado correctamente, aprovechando la navegación costera y las defensas costeras, podría causar al enemigo pérdidas y angustias desproporcionadas con el esfuerzo invertido. Se esmeró mucho en la formación y el bienestar de sus hombres y esto rindió frutos en su desempeño. Su primer mando fue el bergantín HMS Speedy de 168 toneladas, que operó frente a las costas españolas en 1800. Sabiendo que los españoles pronto reconocerían su barco como enemigo, lo repintó para que se pareciera al barco neerlandés Clomer, que había sido comerciando en la zona desde hace algún tiempo. También reclutó a un hablante danés a quien proporcionó un uniforme danés. Hacia fines de diciembre, persiguió a lo que parecía ser un mercante desarmado y pesadamente cargado, solo para descubrir al acercarse que él también había sido engañado. Era una fragata española con unos 200 hombres y cañones pesados, que ahora arrollaba un barco. Ordenó debajo a todos los que parecían británicos y puso su "danés" para decirles a los españoles que eran neutrales. Cuando esto no los disuadió, uno de sus hombres izó una bandera amarilla (cuarentena) en la parte delantera y el "danés" dijo que acababan de salir de Argel. Los españoles sabían que Argel sufría un brote de peste bubónica y rápidamente regresaron de donde habían venido.

Tres meses después, Cochrane fue perseguido por una fragata enemiga, que se adelantó durante el día y fue guiado por la noche por el tenue rayo de luz del pequeño bergantín. Pero cuando se acercaron al amanecer, la fragata enemiga descubrió que había estado persiguiendo una bañera con una linterna y el bergantín no se veía por ningún lado. Posteriormente, Cochrane volvió a utilizar el mismo ardid. Al mando de la fragata HMS Pallas en marzo de 1805, fue perseguido por tres barcos franceses de 74 cañones de la línea frente a las Azores. Después de realizar una maniobra brillante para correr hacia ellos, lo persiguieron durante el resto del día y toda la noche, pero cuando se acercaron para matarlo todo lo que encontraron fue un barril lastrado con una linterna fijada a él.
El capitán Raphael Semmes y el crucero confederado CSS Alabama forjaron una reputación formidable como asaltante del comercio. El Alabama hundió no menos de ochenta y tres buques mercantes estadounidenses, así como la cañonera USS Hatteras (que atrajo a su perdición pretendiendo ser un corredor de bloqueo mercante), y fue probablemente el barco más famoso del mundo en ese momento. El USS Kearsarge había estado persiguiendo al Alabama durante un año en aguas europeas cuando, mientras estaba anclado en el estuario de Scheldt cerca de Vlissingen el domingo 12 de junio de 1864, su capitán, John A. Winslow, recibió noticias del ministro estadounidense en París de que su esquiva presa había llegado a Cherburgo el día anterior. Winslow no perdió el tiempo y dos días después encontró a su presa todavía en las carreteras de Cherburgo, donde paró los motores y se acostó. Incapaz de participar dentro de los límites de un puerto neutral, Winslow se retiró más allá del límite de tres millas requerido por el derecho internacional, con la intención de interceptar a Alabama cuando ella emergiera.Tomó precauciones contra un ataque nocturno sorpresa, pero estaba más preocupado de que Alabama pudiera intentar escapar. . Al día siguiente, sin embargo, recibió una nota de Semmes a través del vicecónsul estadounidense que indicaba su intención de luchar en la primera oportunidad y rogaba a Winslow que no se fuera.

Los dos barcos estaban igualados. Ambos eran de tres mástiles y propulsados ​​a vapor, y si el Kearsarge montaba una andanada combinada de 365 libras a la andanada total del Alabama de 264 libras, los cañones Blakely de este último superaban y eran más precisos que los Dahlgrens del Kearsarge. Sin embargo, la velocidad y maniobrabilidad del Alabama estaban disminuyendo y Semmes tenía la intención de ponerlo en dique seco durante dos meses y limpiar a fondo la quilla y reacondicionar las calderas. Sin embargo, escribió en su diario que "el combate sin duda será reñido y obstinado, pero los dos barcos están tan igualados que no me siento en libertad de rechazarlo". Tenía confianza en el "precioso grupo de bribones". esa era su tripulación. Además, su suerte aún no le había fallado y ocupó a la tripulación preparando el barco, esperando el domingo, que consideraba su día de suerte.

El domingo amaneció brillante, claro y fresco y, después de un agradable desayuno, el Alabama fue vitoreado por multitudes a lo largo del muelle y en las ventanas superiores de los edificios, desde donde se podía tener una hermosa vista de la próxima acción. Trenes de excursión habían traído turistas desde París, y Cherburgo estaba abarrotada de muchedumbres emocionadas que gritaban `` ¡Vivent les Confedérés! ''. Con un nuevo uniforme de gala, Semmes pronunció una conmovedora oratoria a sus hombres antes de subir a la cuadra justo antes del mástil de mesana. Luego, a las 10.57 horas, con el reloj en la mano, a una distancia de aproximadamente una milla, le preguntó a su oficial ejecutivo si estaba listo: "Entonces puede disparar de inmediato, señor".

No se registraron impactos cuando el alcance se redujo a media milla, cuando Winslow devolvió el fuego y los dos barcos comenzaron a girar a estribor, disparándose furiosamente el uno al otro. Un proyectil de Blakely anotó un impacto directo en la popa del Kearsarge, pero afortunadamente para Winslow fue un fracaso. Una corriente de tres nudos llevó a los barcos hacia el oeste y, al hacerlo, sus círculos se hicieron más estrechos hasta que el alcance cayó a aproximadamente un cuarto de milla en la séptima y última revolución. Una vez que dieron en el blanco, las armas estadounidenses causaron un daño tremendo. Al mismo tiempo, Semmes observó con horror cómo todo lo que disparaban sus propias armas contra el Kearsarge rebotaba inofensivamente por los lados, incluido el disparo sólido. Al darse cuenta del estado desesperado de su antiguo barco, Semmes ordenó a toda vela hacia la costa, pero Kearsarge no fue negado. Cuando Semmes vio los escombros a los que se habían reducido las cubiertas inferiores, ordenó que se golpearan los colores diciendo: 'Nunca será suficiente en este siglo XIX que bajemos, y las cubiertas cubiertas con nuestro gallardo herido'. La tripulación abandonó el barco que se hundía rápidamente, que se hundió a las 12.24 horas, apenas noventa minutos después de que hubiera abierto la acción.

Solo después de la batalla, Semmes descubrió que el Kearsarge tenía 120 brazas de cadena de láminas suspendidas desde imbornales hasta la línea de flotación, atornilladas y ocultas detrás de una pulgada de tablas: ¡había estado luchando contra un acorazado! Semmes protestó que esto era injusto. "Era lo mismo", dijo, "como si dos hombres salieran a batirse a duelo y uno de ellos, sin que el otro lo supiera, se pusiera una cota de malla debajo de la prenda exterior". , pero el comodoro David Farragut había empleado la misma estratagema dos años antes, cuando pasó corriendo por los fuertes hacia Nueva Orleans.

viernes, 10 de agosto de 2018

SGM: HMS Victorious fue (clandestinamente) el USS Robin

Este portaaviones no existió

No hubo nunca un USS 'Robin'


Robert Beckhusen | War is Boring



USS Robin


Esta historia apareció originalmente el 22 de septiembre de 2015.

Una de las extrañas pequeñas historias de la Segunda Guerra Mundial involucra al portaaviones USS Robin, que realmente no existía.

Había un portaaviones que los marineros llamaron Robin. Él y sus marineros estaban bajo el mando de la Marina de EE. UU., participaron en batallas estadounidenses y lanzaron aviones de los EE. UU. con pilotos estadounidenses. Ciertamente era un portaaviones, para no ser confundida con otro USS Robin, un dragaminas.

Pero el portaaviones Robin, en general, fue una ilusión.

Entonces, ¿qué estaba pasando? Resulta que Robin fue el producto de la desesperación de la Marina en el teatro del Pacífico durante los meses tumultuosos de finales de 1942 y principios de 1943. Robin era en realidad el nombre en código HMS Victorious, un portaaviones británico de clase Illustrious arrendado a los Estados Unidos.

En ese momento, Estados Unidos necesitaba todos los portaaviones que pudiera obtener.

"Los portaaviones llegaron al punto del desarrollo tecnológico que dieron ... una opción de extensión de rango que no estaba disponible para una flota de acorazados", escribió el historiador Francis Pike en su reciente y exhaustivo libro Guerra de Hirohito.

"Con una abrumadora superioridad en términos de número de transportistas, calidad de aviones y, sobre todo, excelentes aviadores, liderados y entrenados brillantemente, Japón necesitaba traer a la Marina del Pacífico de Estados Unidos a la batalla lo antes posible".

Diciembre de 1942 fue uno de los puntos bajos de América. Fue un año después de Pearl Harbor y la flota japonesa aún no había sido aplastada. En el Pacífico Sur, la Armada tenía un portaaviones en pleno funcionamiento, el USS Saratoga. Los aviones y destructores japoneses enviaron al portaaviones USS Hornet al fondo en octubre. El USS Enterprise estaba muy maltratado.

Las tropas del ejército y los marines acababan de expulsar a las últimas tropas japonesas de Guadalcanal, el comienzo de una campaña de salto de isla que eventualmente se extendería miles de kilómetros hacia el Pacífico occidental. Un nuevo asalto de portaaviones japonés podría revertir estas primeras y exiguas ganancias.

Fue entonces cuando el HMS Victorious vino a rescatar a la flota estadounidense.

Joseph Tremain, en un fascinante artículo para la revista Armchair General, describió la entrega victoriosa del Reino Unido a su transformación en Robin. El transportista llegó por primera vez para su reacondicionamiento en el astillero naval de Norfolk en enero de 1943.

Después del reacondicionamiento de Norfolk, los Victoriosos transitaron por el Canal de Panamá y llegaron a Pearl Harbor en marzo de 1943 para unirse al Grupo de Batalla de Saratoga, Task Force 14. Entre marzo y mayo, los Victoriosos sufrieron modificaciones adicionales en Pearl para manejar específicamente las versiones estadounidenses del Grumman TBF Avenger (o British Avenger) y F4F Wildcat (Martlet británico). Para completar el cambio de imagen y la nueva apariencia, los Victorious abandonaron temporalmente su típico "esquema de camuflaje disruptivo de almirantazgo" del Atlántico Británico (patrones irregulares de tonos oscuros y claros) para el estándar estadounidense gris marino.

El 17 de mayo de 1943, el Victorioso, ahora con el nombre en código "Robin", junto con el USS Saratoga, llegó a las Islas Salomón como parte de la Task Force 36 comandado por el contraalmirante DeWitt Ramsey, USN. El Saratoga y el Victorioso se convertirían en el núcleo del Grupo de Tareas 36.3 bajo el Contraalmirante FP Sherman junto con el USS Carolina del Norte (BB-55), USS Massachusetts (BB-59), USS Indiana (BB-58), USS San Diego (CL -53), USS San Juan (CL-54), HMAS Australia (D84, un crucero pesado) y varios buques de escolta. La tripulación de su barco era británica, pero su tripulación y su tripulación eran estadounidenses. Nadie involucrado se hacía ilusiones de que los pilotos enemigos no la identificarían como la Victoriosa, por lo que orgullosamente voló con su British Jack durante todo el tiempo que estuvo con los Yankees, incluso cuando solo los yanquis estaban volando dentro y fuera de su cabina de vuelo.

Lee el resto de la historia.

sábado, 16 de junio de 2018

Antibuque: Rusia vende contenedores con AShM

Próximamente: misiles en contenedores en los buques de guerra rusos

Los módulos hacen que sea difícil para los espías saber qué hay en un barco


Robert Beckhusen | War is Boring





El gasto militar de Rusia no puede igualar las ambiciones del Kremlin. Las sanciones occidentales y los bajos precios de la gasolina forzaron un recorte del 20 por ciento en el presupuesto militar ruso en 2017, complicando una serie de proyectos militares. Sin embargo, Rusia está buscando formas baratas y fáciles de equipar sus fuerzas, particularmente la marina, con armas sofisticadas.

Específicamente, armas modulares que pueden intercambiar fácilmente dentro y fuera de diferentes barcos, con el ejemplo más conocido son misiles antibuque Club-K escondidos dentro de contenedores de carga, que Rusia ofrece para la venta a clientes de exportación. Cualquier fuerza de defensa costera con un presupuesto puede tener un asesino de guerra bien camuflado escondido en un puerto civil.

Pero los desarrollos rusos a este respecto son más extensos, incluidos la guerra antisubmarina y los módulos antiaéreos y sus sensores correspondientes.

El Kremlin quiere que una gran variedad de equipos navales sean fáciles de cargar y transportar, dados los recursos limitados de los militares y las múltiples flotas: Mar del Norte, Báltico, Negro y Pacífico. Este es un problema histórico que ha impedido a Rusia concentrar sus fuerzas navales desde la guerra ruso-japonesa.



Las armas y sensores de embalaje en contenedores movidos por ferrocarril no pueden resolver este problema, pero pueden hacerlo convirtiendo rápidamente buques portacontenedores no militares en plataformas de misiles flotantes y cazadores de submarinos en caso de guerra: equipos y armas "emergentes" de una flota a otra dependiendo de la necesidad

Además, estas armas pueden admitir nuevas clases de buques más livianos, como el patrullero de la clase del Proyecto 22160, que tiene un espacio interno debajo de la plataforma de helicópteros perfectamente adecuado para empacar armas en contenedores y otros sistemas. Una pequeña corbeta con misiles Kh-35 de 300 kilómetros de alcance puede sobrepasar y dominar a un Buque de combate del Litoral estadounidense mucho más costoso.

Además, los contenedores permiten el engaño. Las agencias de inteligencia de un adversario tendrían dificultades para averiguar exactamente qué capacidades está empacando un determinado buque de guerra ruso.

"En la actualidad, si se conoce la clase de embarcación, es bastante fácil determinar qué capacidades posee la nave", señaló la Oficina de Estudios Militares Extranjeros del Ejército de EE. UU. En su boletín de julio de 2018.

"En el futuro, con la llegada de los contenedores de lanzamiento universales y las capacidades militares basadas en contenedores de transporte, se requerirá una inteligencia extremadamente precisa y continua de cada barco [nuestro énfasis] para saber de lo que es capaz en un momento dado.

Uno de los módulos también destinado al patrullero Project 22160 es un sonar en contenedor Minotaur-ISPB-M.2 para la caza de submarinos. Estos barcos y sus módulos probablemente entren en servicio en la década de 2020. Otro proyecto es un contenedor con dos drones de reconocimiento de helicópteros BPV-500 no tripulados, que actualmente se están sometiendo a pruebas.

domingo, 27 de mayo de 2018

SGM: Los ingeniosos camuflajes de acorazados soviéticos

El insólito camuflaje de los barcos soviéticos durante el sitio de Leningrado

Jorge Álvarez | La Brújula Verde



Camuflaje del acorazado Revolución de Octubre/Fotos: 22Sobaki


Cuando la Armada española protagonizó el primer y único caso de abordaje a una posición terrestre
Aunque hoy esté olvidado, al menos en buena medida y en el mundo occidental, hubo un tiempo -la primera mitad del siglo XX- en que Boris Alekseevich Smirnov-Rusetsky era un apreciado artista.

Algunos de sus cuadros pueden contemplarse en museos y otros se siguen vendiendo por internet. Pero apenas se encuentra información sobre su vida y la que hay es casi telegráfica.

Aun así hemos podido encontrar un episodio en ella que resulta cuando menos curioso: sus diseños para camuflar buques de guerra durante la Segunda Guerra Mundial.

Boris nació el 21 de enero de 1905 en San Petersburgo, pero en 1917 se trasladó con sus padres a Moscú.

Cinco años más tarde estaba en la universidad moscovita estudiando Ingeniería Financiera, aunque para entonces su verdadera afición ya empezaba a desbordar cualquier corsé: el arte.

En 1919 había acompañado a su padre en una comisión de servicio a Kuskovo, en las afueras de la ciudad, y allí fue donde al parecer se despertó en él esa vena artística.

Empezó dibujando, como suele ser costumbre, y mostró maneras lo suficientemente prometedoras como para que sus progenitores aceptaran matricularle en una escuela de dibujo.

Boris confirmó esa aptitud y en 1923 presentaba su primera exposición de pintura en la capital rusa; comenzaba a labrarse un nombre casi de forma paralela al nacimiento del nuevo estado, la URSS, que afrontaba ya el final de su trágica guerra civil post-revolucionaria.


Boris Smirnov-Rusetsky en la Armada/Foto: 22Sobaki

Metido ya en los círculos artísticos, en 1926 Boris se unió a tres colegas (Petr Fateev, Vera Pshesetskaya y Alexander Sardan) para fundar un cuarteto llamado Cuádriga al que poco después se sumaron otros como Sergey Shigolev y Victor Chernovolenko.

Estaban influenciados en el plano filosófico por la célebre Helena Petrona Blavatsky, más conocida como Madam Blavatsky, una ocultista, escritora y teósofa que estuvo muy de moda en el siglo XIX.


Helena Petrovna Blavatsky/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Pero siendo artístas plásticos las principales influencias tenían que venir también por esa línea y lo hicieron de la mano de dos pintores que habían alcanzado bastante popularidad: Mikalojus Konstantinas Čiurlionis, que también era músico y fue uno de los pilares del simbolismo y el art nouveau en Lituania, y Nikolái Konstantínovich Roerich, que además del arte practicaba la arqueología, la filosofía, la literatura… (aquí le dedicamos un artículo a uno de sus viajes, el que organizó patrocinado por el estado en busca del mítico reino tibetano de Shambala).

Čiurlionis y Roerich tenían un estilo orientalista en temas y tratamiento que, como decía, además llevaba una pátina teosófica. Por lo visto fue Roerich el que sugirió al grupo cambiar de nombre y pasar a llamarse Amaravella, palabra sánscrita que podría traducirse de varias formas, aunque todas en el mismo sentido: Playa de la inmortalidad, Brote de inmortalidad, Morada de los inmortales…


Roerich en 1916/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Le hicieron caso y el nuevo grupo adoptó como seña de identidad estilística esa nostalgia por tiempos pasados y por la cosmogonía mitológica de la vieja Rusia. En historia del Arte se les conoce más bien como los cosmistas rusos, si bien el movimiento cosmista iba más allá de Amaravella; digamos que eran sus paladines en pintura, pero en dicho movimiento militaban también, entre otros, Nikolái Fiódorovich Fiódorov (que buscaba la inmortalidad e investigaba cómo resucitar a los muertos), Konstantín Tsiolkovski (cuya ilusión era la exploración espacial y defendía el pampsiquismo) o Vladímir Vernadski (creador del concepto Noosfera, conjunto de los seres inteligentes y el medio en que viven).

De todos los componentes de Amaravella, Boris fue quien más descolló y quien se convirtió en mayor representante. Ahora bien, lo verdaderamente interesante y curioso de su carrera, al menos en lo concerniente a este artículo, llegó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la aplicación de su genio a las circunstancias: la protección de la Flota del Báltico.


No es fácil distinguir un submarino bajo ese escondite/Foto: 22Sobaki

Boris quedó atrapado en el sitio de Leningrado, donde había sido incorporado a la armada, que estaba bloqueada en el puerto con dos viejos acorazados, el Marat y el Revolución de Octubre, como buques más importantes, aparte de otras unidades como el crucero Kirov o el destructor Feroz.

Los aviones alemanes solían bombardearlos con la idea de acallar sus cañones, pues aunque no podían zarpar sí hacían uso de la artillería para colaborar en la defensa. Por eso Boris recibió el encargo de diseñarles un sistema de camuflaje .


Uno de los bocetos de Boris/Foto: 22Sobaki

La cosa no era fácil; ¿cómo hacer pasar desapercibidos barcos de guerra de esas dimensiones que además están anclados en puerto? No se podía recurrir a la clásica pintura en zig-zag ni a usar colores miméticos ni a ocultarlos bajo vegetación (aunque alguno se convirtió en un improvisado jardin arbóreo), así que la propuesta del artista fue la que vemos en los bocetos adjuntos: cubrirlos con una amalgama de redes, planchas, andamiajes y materiales diversos que, a la vista, los fusionaban con los cobertizos y estructuras arquitectónicas levantadas en los muelles o con maderos flotantes, como se aprecia en este otro bosquejo.


Imagen: 22Sobaki

El Marat sufrió daños gravísimos e incluso llegó a encallar en el trayecto a Kronstadt, a donde se dirigía para ser reparado, pero no se perdió, recuperó su nombre original de Petropavlovsk, fue reparado y devuelto al servicio, participando en algunos combates; tras la guerra, sirvió como buque-escuela hasta su desguace en 1953.

Por su parte, el Revolución de Octubre, antes llamado Gangut, también sobrevivió a las bombas e igualmente pasó a ser buque-escuela, terminando sus singladuras en 1959.


El acorazado Marat, camuflado/Foto: 22Sobaki

Pese a que probablemente aquellas dos naves se salvaron gracias en parte a Boris Smirnov-Rusetsky, al acabar el conflicto cayó en desgracia ante el régimen y estuvo varios años preso, trabajando en la fábrica de vidrio de Leningrado, donde aún se conservan piezas hechas por él.

Le rehabilitaron en 1956 y regresó a Moscú, donde retomó su carrera artística y organizó varias exposiciones individuales por todo el país e incluso el extranjero, hasta su fallecimiento en San Petersburgo el 7 de agosto de 1993.