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lunes, 21 de abril de 2025

Aeronave de reconocimiento tipo barrilete: Focke-Achgelis Fa 330



Focke-Achgelis Fa 330 Bachstelze






El Focke-Achgelis Fa 330 Bachstelze (en español: lavandera ) es un tipo de cometa de ala giratoria , conocida como cometa de rotor . Fueron remolcadas por submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para permitir que un vigía pudiera ver más lejos. Weser Flugzeugbau construyó alrededor de 200.

Desarrollo

Debido a su bajo perfil en el agua, los submarinos no podían ver más allá de unas pocas millas sobre el océano. Para solucionar esto, el almirantazgo alemán consideró varias opciones diferentes, entre ellas un hidroavión plegable ( Arado Ar 231 ). Al final, se optó por el Fa 330, un simple hidroavión autogiro monoplaza con un rotor de tres palas.



El Fa 330 podía ser desplegado en la cubierta del submarino por dos personas y estaba atado al submarino por un cable de 150 m (490 pies). El flujo de aire sobre los rotores mientras el barco avanzaba a motor sobre la superficie los hacía girar. La cometa se desplegaría entonces detrás del submarino con su piloto-observador a bordo, elevándolo aproximadamente 120 metros sobre la superficie y permitiéndole ver mucho más lejos, alrededor de 25 millas náuticas (46 kilómetros), en comparación con las 5 millas náuticas (9,3 kilómetros) visibles desde la torre de mando del submarino. Si el capitán del submarino se veía obligado a abandonarlo en la superficie, la atadura se soltaría y el Fa 330 descendería lentamente al agua.



Cuando no se utilizaba, el Fa 330 se guardaba en dos compartimentos estancos detrás de la torre de mando. En condiciones meteorológicas y con mar en calma, los pasos de montaje y desmontaje se podían completar en aproximadamente cuatro minutos. En condiciones meteorológicas más adversas, la recuperación (subir el Fa 330 a cubierta con un cabrestante), el desmontaje y la estiba del Fa 330 llevaban aproximadamente 20 minutos y eran una operación difícil.



Focke-Achgelis propuso una versión motorizada del Fa 330, el Fa 336 , pero el diseño nunca llegó a la fase de hardware.

Historial operativo

Como la cobertura aérea aliada en otros teatros de la guerra se consideraba una amenaza demasiado grande, solo los submarinos que operaban en las partes más meridionales del Atlántico, el océano Índico y el golfo de Adén utilizaron el Fa 330. A pesar de sus ventajas, el uso del Fa 330 resultó en un solo hundimiento cuando el U-177 lo utilizó para detectar, interceptar y hundir el vapor griego Efthalia Mari el 6 de agosto de 1943.



Los aliados tomaron posesión de un Fa 330 en mayo de 1944 cuando capturaron intacto el U-852.



Después de la guerra, el gobierno británico realizó experimentos exitosos remolcando Fa 330 detrás de barcos y jeeps, pero el desarrollo del helicóptero rápidamente ocupó la atención de los militares.



Entre los submarinos que desplegaron cometas Fa 330 se encontraban al menos el U-177 , el U-181 y el U-852 . Otto Giese escribió: "Nuestro barco estaba equipado con un Bachstelze . Se trataba de un pequeño helicóptero pilotado por un solo piloto, sujeto a un cable de acero de 150 metros de largo y que se elevaba en el aire gracias a la velocidad del barco mientras el cable se desenrollaba gradualmente. Desde su posición en lo alto, el piloto tenía una vista de 360 ​​grados y podía informar sobre cualquier embarcación".

Legado e influencia

El Fa 330 inspiró directamente el interés de Igor Bensen por los pequeños autogiros que culminó en el Bensen B-8 y otros autogiros modernos.



En febrero de 2013, Aviation Week and Space Technology informó que L-3 Communications estaba probando su Valkyrie, un autogiro atado sin motor que pesa 210 libras (95 kg), que está destinado a servir como una alternativa barata a un helicóptero embarcado . Valkyrie está diseñado para flotar a una altura de hasta 5.000 pies (1.500 metros), pero se prevé que opere normalmente a 500 a 1.000 pies (150 a 300 metros), ofreciendo un campo de visión de 28 a 39 millas (45 a 63 kilómetros). L-3 afirmó que los buques de guerra podrían ser fácilmente equipados con este sistema.

Aviones supervivientes



FA-330A-1 n.º 100503 en el Museo de la RAF de Cosford

Dinamarca

    100032 – En exhibición estática en el castillo de Egeskov en Kvaerndrup, Faaborg-Midtfyn.

Francia

    100150 – En exposición estática en el Museo del Aire y del Espacio de París. Este fuselaje fue restaurado utilizando piezas de la semana n.º 100115 o n.º 100145.



Alemania

    100042 – En exposición estática en el Deutsches Museum de Múnich.
    100345 – En exhibición estática en el Deutsches Technikmuseum de Berlín.
    100406 – En exhibición estática en el Hubschraubermuseum Bückeburg en Bückeburg.



Reino Unido

    100143 – En exhibición estática en el Museo Imperial de la Guerra de Duxford en Duxford.
    100503 – En exhibición estática en el Museo de la RAF Cosford en Cosford.
    100509 – En exhibición estática en el Museo de Ciencias de Wroughton en Swindon.
    100545 – En exhibición estática en el Museo de la Armada Aérea de la Flota en Ilchester.
    100549 – En exhibición estática en el Museo de Guerra Aérea Lashenden en Ashford.




Estados Unidos

    60133 – En exhibición estática en el Centro Steven F. Udvar-Hazy en Chantilly, Virginia.
    100463 – En exhibición estática en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Dayton, Ohio.

Especificaciones técnicas

Dibujo del manual de reconocimiento de EE. UU. (muy probablemente copia del dibujo alemán)

Datos de aeronaves del Tercer Reich

Características generales

    Tripulación: 1
    Longitud: 4,42 m (14 pies 6 pulgadas)
    Peso vacío: 68 kg (150 lb)
    Peso máximo de despegue: 148 kg (326 lb)
    Diámetro del rotor principal: 7,32 m (24 pies 0 pulgadas)
    Área del rotor principal: 42 m2 ( 450 pies cuadrados) Rotor de 3 palas

Redimiento


    Velocidad de crucero: 40 km/h (25 mph, 22 nudos) con remolque
    Nunca exceda la velocidad : 80 km/h (50 mph, 43 nudos) en remolque
    Velocidad mínima de control : 27 km/h (17 mph, 15 nudos) con remolque




sábado, 12 de abril de 2025

URSS/Rusia: La base submarina encubierta de Crimea




Object 825 GTS – La base submarina bajo una montaña


Craig Ryan || Naval Historia


El Objeto 825 GTS, una reliquia de la Guerra Fría ubicada en la montaña Tavros, era un formidable complejo subterráneo diseñado para albergar y mantener submarinos soviéticos.


Construida entre 1953 y 1961, esta instalación antaño secreta, capaz de resistir una explosión nuclear, ahora se ha transformado en un museo.

Introducción

Para comprender la importancia del Objeto 825 GTS, es fundamental considerar el contexto más amplio de la Guerra Fría. Este período, que se extendió desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, estuvo marcado por una situación de tensión política y militar entre el bloque occidental (liderado por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN) y el bloque oriental (liderado por la Unión Soviética y sus aliados del Pacto de Varsovia). Esta era se caracterizó no por enfrentamientos militares directos entre las superpotencias, sino por guerras subsidiarias, carrera armamentística nuclear, espionaje y conflictos ideológicos.


La Unión Soviética, plenamente consciente de su posición estratégica, buscó fortalecer sus capacidades defensivas y ofensivas durante la Guerra Fría. El desarrollo de armas nucleares y el avance de la tecnología naval fueron componentes clave de esta estrategia. El Mar Negro, que conecta con el Mediterráneo, revistió especial importancia estratégica. Era un punto crítico para la Armada Soviética, ofreciendo una ruta para que las fuerzas navales proyectaran su poder hacia el Mediterráneo y más allá.

Balaklava, una pequeña ciudad de Crimea, fue elegida por su geografía natural, que ofrecía excelente protección y ocultamiento. Las montañas circundantes proporcionaban un escudo natural, haciendo que la base fuera menos vulnerable al reconocimiento y los ataques aéreos. Esta elección de ubicación también estuvo motivada por la necesidad de secretismo, un rasgo distintivo de los proyectos militares durante la Guerra Fría. Los líderes soviéticos deseaban una instalación que pudiera operar sin ser detectada, garantizando así la seguridad y la disponibilidad de su flota submarina.

  Entrada al Museo Naval de Balaklava, anteriormente conocido como Objeto 825 GTS. Imagen de Alexxx1979 (CC BY-SA 3.0)

La construcción del Objeto 825 GTS se mantuvo en un ambiente de absoluta confidencialidad. Su existencia era desconocida para el mundo exterior, e incluso dentro de la Unión Soviética, solo unos pocos conocían su propósito y capacidades. Este secretismo se mantuvo para impedir que la inteligencia occidental tuviera conocimiento alguno sobre las operaciones submarinas y la capacidad nuclear de la Unión Soviética. Los trabajadores y el personal militar involucrados en el proyecto estaban sujetos a estricta confidencialidad, y la propia ciudad de Balaklava se convirtió en una zona cerrada.

Durante la Guerra Fría, la amenaza de una confrontación nuclear fue una preocupación constante. Los submarinos, en particular los equipados con armas nucleares, desempeñaron un papel crucial en la estrategia de disuasión. El Objeto 825 GTS no era solo una instalación para el mantenimiento y la reparación de submarinos; formaba parte de una red más amplia de instalaciones militares que constituían la columna vertebral de la defensa y la disuasión estratégica de la Unión Soviética. La base permitió a la Armada Soviética mantener una presencia continua en el Mar Negro y más allá, contribuyendo al delicado equilibrio de poder durante la Guerra Fría.
La ubicación única del objeto 825 GTS

El Objeto 825 GTS se construyó en el corazón del monte Tavros. Fue diseñado para resistir una explosión nuclear de categoría 1, equivalente a una potencia de 100 kilotones.

En el corazón de este complejo se encuentra una intrincada red subterránea. Comprende canales de agua con múltiples funciones, incluyendo un dique seco para el mantenimiento de submarinos, talleres de reparación equipados para atender diversas necesidades técnicas y amplios almacenes. Estos almacenes están especialmente diseñados para almacenar torpedos y diversas armas.

Pero la funcionalidad de este complejo va más allá de la logística militar. Una de sus características más cruciales es la capacidad de proteger al personal de las catastróficas consecuencias de una explosión nuclear: la temida lluvia radiactiva. Este aspecto resalta la importancia estratégica de la instalación, no solo como base militar, sino también como refugio en circunstancias extremas.

  Una toma más cercana de la entrada del túnel. Imagen de Russianname (CC BY 3.0)


Ubicado estratégicamente en la montaña Tavros, el complejo cuenta con salidas a ambos lados, lo que garantiza un acceso rápido y una ventaja estratégica en términos de movilidad y despliegue. En momentos de extrema necesidad, las puertas de cajones, parte integral del diseño del complejo, pueden desplegarse para sellar toda la estructura, transformándola en una fortaleza inexpugnable.

La ladera norte de la montaña alberga otro activo estratégico: una salida directa a mar abierto. Esta característica es crucial para operaciones navales discretas, permitiendo que submarinos y otros recursos navales accedan al mar sin ser detectados.

Uno de los aspectos más llamativos de este complejo es su capacidad de camuflaje. Las entradas y salidas, excavadas en la montaña, están hábilmente ocultas con dispositivos y redes de camuflaje. Esto no solo aumenta el efecto sorpresa, sino que también mejora significativamente la capacidad defensiva de la instalación.

Especificaciones de diseño

Esta instalación, surgida de las sombras de la Guerra Fría, fue diseñada para un propósito específico: albergar, reparar y mantener los submarinos del Proyecto 613 y 633, conocidos en el lenguaje naval como clase Whiskey y Romeo, respectivamente.

Un elemento central del diseño del Object 825 GTS es su imponente canal de agua, con una longitud impresionante de 602 metros (1975 pies). Este canal no solo es una proeza de ingeniería, sino también un activo estratégico, capaz de albergar hasta siete submarinos simultáneamente. Pero la capacidad de la instalación no termina ahí; sus diversos canales de agua, de diseño intrincado, pueden albergar hasta 14 submarinos de diferentes clases.

Las dimensiones de los canales son igualmente notables, con profundidades que alcanzan los 8 metros (26 pies) y anchos que varían entre 12 y 22 metros (39 y 72 pies). Este amplio diseño subraya el papel de la instalación como importante centro submarino, con una superficie total de aproximadamente 9.600 metros cuadrados (103.000 pies cuadrados).

  Algunas de las puertas de gran grosor que permitieron que el sitio resistiera una explosión nuclear. Imagen de Tostan (CC BY-SA 3.0)

En tiempos de paz, el complejo seguía un riguroso protocolo para la carga de equipos, que se realizaba principalmente en el muelle. Este proceso se ejecutaba bajo la atenta mirada del personal de la base, que monitoreaba minuciosamente los movimientos de los satélites espías de posibles adversarios militares. En cambio, las operaciones en tiempos de guerra requirieron un cambio de táctica, empleando un túnel especialmente diseñado dentro del complejo para la carga discreta de equipos.

Una adición notable al complejo es el Objeto 280, una base técnica y de reparación dedicada al almacenamiento y mantenimiento de un arsenal nuclear.

Una característica distintiva del Object 825 GTS es su punto de acceso submarino, que permite a los submarinos entrar y salir de la base completamente sumergidos. Esta característica no solo proporcionó una ventaja táctica, sino que también mejoró el secreto y la seguridad de las operaciones submarinas.

La atención al detalle se hace patente en el mantenimiento del ambiente interno de la base. La temperatura se regula constantemente en torno a los 15 °C (59 °F), lo que crea condiciones óptimas tanto para la maquinaria como para el personal estacionado en su interior.

La construcción del complejo subterráneo duró ocho años, desde 1953 hasta 1961. Durante este período, se excavaron aproximadamente 120 000 toneladas de roca del monte Tavros. Para mantener la máxima confidencialidad, los suministros se entregaron en la oscuridad, transportados en barcazas en alta mar.
Object 825 GTS después de la Guerra Fría

Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, el panorama estratégico mundial experimentó un cambio radical. El Objeto 825 GTS, antaño un bastión de poderío naval y secretismo, vio superada su función de base submarina y almacén de arsenal nuclear en esta nueva era. La instalación, que durante décadas había operado bajo el manto del máximo secreto, inició un proceso de transformación hacia un museo público.

El proceso de desmantelamiento implicó la desmilitarización de la base, la retirada de equipo sensible y la garantía de que las instalaciones no representaran una amenaza para la seguridad. Este proceso marcó el fin de una era para el Objeto 825 GTS. La base permaneció desprotegida desde 1993 hasta 2003 y posteriormente fue saqueada, con grandes cantidades de metal destinadas a la chatarra.

Sin embargo, su renacimiento como museo insufló nueva vida a las instalaciones. Los mismos túneles y muelles que antaño resonaban con el sonido de la actividad militar ahora estaban en silencio, sirviendo como corredores para que los visitantes exploraran la historia naval de la Guerra Fría.


  La Armada Soviética también utilizó el sitio para entrenar a los Dolphins para colocar explosivos y balizas en los activos navales. Imagen de Stanisław Ludwiński (CC BY-SA 3.0).

Como museo, el Objeto 825 GTS cumple una doble función. En primer lugar, preserva la historia, ofreciendo una visión sin filtros de la vida y las operaciones de una instalación militar ultrasecreta durante la Guerra Fría. En segundo lugar, cumple una función educativa, informando a los visitantes sobre las complejidades de la época, los avances tecnológicos en la guerra submarina y el delicado equilibrio de poder que definió la segunda mitad del siglo XX.

La transformación del Objeto 825 GTS simboliza los cambios más amplios en el mundo posterior a la Guerra Fría. De ser una instalación diseñada para sobrevivir a un apocalipsis nuclear, se ha convertido en un lugar donde la gente puede aprender sobre un pasado tan intrigante como aleccionador. Esta transición del secreto operativo a una educación transparente refleja un avance hacia una sociedad más abierta e informada.

viernes, 21 de febrero de 2025

Crisis del Beagle: La batalla aeronaval del Beagle/Cabo de Hornos (versión 2.0)


Crisis del Beagle: Las flotas se enfrentan en el Mar Austral

Esteban McLaren para FDRA


"Our country will, I believe, sooner forgive an officer for attacking an enemy than for letting it alone."
("Creo que nuestro país perdonará antes a un oficial por atacar al enemigo que por dejarlo ir.")

Almirante Horatio Nelson



El 22 de diciembre de 1978, Día D, se hubiera iniciado coordinadamente a lo largo de las fronteras con Chile, diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil estimar a ciencia cierta cuál de todas las acciones planificadas iniciaría propiamente la guerra pero sí está claro que hubiese sido un asalto simultáneo en, por lo menos, cuatro frentes. El principal sería la batalla naval y desembarco en el canal de Beagle donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) desembarcaría tropas en las islas Lennox, Nueva y Picton (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina, CIM, chilenas). El propósito de este artículo es ensayar un escenario de historia alternativa. La guerra nunca ocurrió, pero ¿qué hubiese ocurrido si Argentina no aceptaba la mediación papal?

En diciembre de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile por la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva en el Canal de Beagle alcanzaron un punto crítico. La diplomacia había fallado, y ambos países se preparaban para una confrontación armada. La Flota de Mar (FLOMAR) argentina, con su poderosa combinación de portaaviones, cruceros, destructores y submarinos, se preparaba para enfrentar a la Armada de Chile (ACh), una fuerza bien equipada pero en desventaja numérica y tecnológica. Autores chilenos especulan que las fuerzas argentinas en términos de infantería levemente duplicaban en número a las chilenas, en términos de blindados la diferencia era 5:1, en términos de aviones era 3:1 y en términos navales era levemente superior en algunos aspectos (combatientes de superficie), en otros decisivamente inferior (submarinos operativos en la zona) y otros cualitativamente incomparable (portaaviones).

Orden de Batalla al 20 de Diciembre de 1978

Armada de Chile (ACh)

  • Buques Principales:
    • Crucero ligero clase Tre Kronor: Almirante Latorre.
    • Crucero ligero clase Brooklyn: Capitán Prat.
    • Destructores clase Almirante: Almirante Riveros, Almirante Williams,
    • Fragatas clase Leander: Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano.
    • Destructores clase Fletcher: Blanco Encalada (DD-14) y Cochrane (DD-15).
    • Destructores clase Allen M. Sumner: Ministro Portales.
  • Submarinos:
    • SS Simpson, clase Balao sin modernización Guppy, el único operativo, ya que los submarinos clase Oberon estaban en mantenimiento mayor.
  • Aviación Naval:
    • Helicópteros AS-326 Alouette B.



Fragata Almirante Condell, pintada al estilo de la PGM para romper su contorno y dificultar los ataques aéreos de la FLOMAR

Flota de Mar (FLOMAR) de Argentina

  • Buques Principales:
    • Portaaviones clase Colossus: ARA Veinticinco de Mayo.
    • Crucero clase Brooklyn: ARA General Belgrano.
    • Destructores Tipo 42: ARA Hércules
    • Destructor clase Gearing: ARA Py
    • Destructores clase Allen M. Sumner: ARA Comodoro Seguí. ARA Bouchard y ARA Piedrabuena.
    • Destructores clase Fletcher: ARA Almirante Brown (D-20), ARA Espora (D-21), ARA Rosales (D-22), ARA Almirante Domecq García (D-23) y ARA Almirante Storni (D-24) 
    • Corbeta clase A69: ARA Drummond y ARA Guerrico 
  • Submarinos:
    • clase Guppy: ARA Santiago del Estero y ARA Santa Fé 
    • clase Tipo 209: ARA Salta y ARA San Luis.
  • Aviación Naval:
    • 8 A-4Q Skyhawk embarcados en el portaaviones, con uno en alerta caza interceptor en cubierta 24/7. El caza de interceptor en cubierta interceptó 2 veces a un CASA 212 de patrulla marítima asentado en Puerto Williams.
    • Helicópteros SH-3 Sea King ASW y helcóptero utilitario SA-316 Alouette.


2. Análisis cualitativo y cuantitativo de ambas flotas

Armada de Chile (ACh)

  • Cualitativo:

    • Alta capacidad defensiva con fragatas equipadas con misiles Exocet.
    • Limitada capacidad submarina con un solo submarino operativo.
    • Buena coordinación entre unidades de superficie y aérea.
  • Cuantitativo:

    • 2 cruceros ligeros
    • 4 fragatas
    • 5 destructores
    • 1 submarino operativo

Flota de Mar (FLOMAR) Argentina

  • Cualitativo:

    • Superioridad aérea con el portaaviones Veinticinco de Mayo.
    • Mayor capacidad submarina con 4 submarinos operativos.
    • Alta capacidad de proyección de fuerza con destructores, fragatas y corbetas lanzamisiles.
  • Cuantitativo:

    • 1 portaaviones
    • 1 crucero ligero
    • 10 destructores
    • 2 corbetas lanzamisiles
    • 4 submarinos operativos

 

Expansión del Conflicto

El conflicto no se disolvió, por el contrario, se agravó. La FLOMAR decidió lanzar un ataque a la Armada de Chile, que rápidamente zarpó desde Valparaíso hacia el sur, dirigiéndose al Canal de Beagle. La última posición detectada de la FLOMAR estaba a 120 millas (alguna fuente cita 193 millas) al suroeste del Cabo de Hornos, preparándose para apoyar la operación Soberanía, cuyo objetivo principal era el desembarco anfibio y captura de las islas Picton, Lennox y Nueva.

Análisis de Capacidades

Armada de Chile (ACh) La ACh contaba con un crucero ligero, destructores y fragatas, todos capaces de defensa antiaérea y antisubmarina. Sin embargo, los problemas operativos del SS Simpson dejaban a la flota sin una cobertura submarina efectiva, una desventaja crucial en una guerra naval moderna.

Flota de Mar (FLOMAR) La FLOMAR, por su parte, tenía la ventaja del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, que proporcionaba superioridad aérea con sus A-4Q Skyhawk. Los destructores modernos y los múltiples submarinos operativos daban a la FLOMAR una capacidad robusta de defensa y ataque.

 

Puntos clave de avance y lugares de refugio de la ACh

Para llegar al Canal de Beagle, la flota chilena avanzaría desde Valparaíso hacia el sur, pasando por Puerto Montt, el Canal Chacao, el Golfo de Penas, Bahía Inútil y el Estrecho de Magallanes, antes de dirigirse al Canal de Beagle. En caso de necesitar refugio, los fiordos chilenos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu, Fiordo de Aysén o el Fiordo Comau serían lugares estratégicos para esconderse y lanzar contraataques.

Fiordos Quintupeu y Comau 


Fiordo o Seno de la Última Esperanza 

Aproximación final al Canal de Beagle (o Cabo de Hornos)


El mapa superior marca el recorrido de la Flota trasandina de acuerdo a la bibliografía oficial chilena y argentina. Nótese que la derrota de la flota araucana pasa por encima de la posición del submarino ARA Santa Fé porque, precisamente, éste los detectó días previos al 21 de diciembre. Es decir, la flota enemiga había sido detectada y seguida ya por un submarino del CFS. La misma se dirigía al sur del Cabo de Hornos en apostaderos de combate, con dos buques anclados a la par esperando la orden de ataque. Los buques se hallaban dispuesto de este modo para poder intercambiar personal y vida social en la espera (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Estos apostaderos no eran más que puertos naturales cerca de algunas islas de zona donde la vegetación natural y el camuflaje con el que se cubría a los buques los hacía difícil de detectar desde el aire. Del mismo modo que había usado pintura para camuflar los buques también habían usado tácticas de la Primera y Segunda Guerra Mundial para ocultar de la aviación argentina. Una ternura increíble. Volveremos a este punto más adelante.



Estrategias de detección y enfrentamiento

La FLOMAR emplearía sus S-2 Tracker y P-2 Neptune para misiones de reconocimiento (tal como se emplearían exitosamente cuatro años después en Malvinas) y los A-4Q Skyhawk para ataque, mientras que los submarinos argentinos emboscarían a los buques chilenos en puntos críticos del Estrecho de Magallanes y el paso de Drake. Los destructores y fragatas de la FLOMAR proporcionarían apoyo de fuego y defensa antiaérea para proteger operaciones anfibias y de asalto helitransportado.

Resulta clarificadora nuevamente caer en la lectura del libro "oficial" sobre el desplazamiento de la flota trasandina (libro Arancibia Clarivel y Bulnes Serrano, 2017). En ella se detalla cómo los oficiales chilenos se entrenaban en un simulador terrestre (no es broma) llamado Redifon, que en forma de cubículos interconectados simulaban buques y ensayaban maniobras en un sótano del Centro de Entrenamiento Táctico de la Academia de Guerra Naval de Valparaíso. Merino y López, ensayando con este simulador analógico, diversas combinaciones de ataque a la FLOMAR llegaron a la conclusión que se debía lograr el "dominio en el mar", buscando una batalla naval decisiva estilo Mahan. El resultado de estos ensayos determinó una formación de ataque donde "todos los misileros iban por delante y los artilleros atrás" (p. 86). No entiendo por qué se requirió del Redifon para algo de simple sentido común ¿O acaso mandar a los cañoneros primero (Prat, Latorre) y los misileros detrás (clase Almirante, Leander) tenía alguna lógica? En realidad sí tenía una lógica, como se postula abajo por propios marinos chilenos, que era la de crear un cebo para que esos buques recibieran los primeros impactos de Exocet bajo el supuesto que esos buques aguantarían los impactos "sin hundirse". Es decir, los cañoneros iban al sacrificio, sin embargo en el libro está mal expresado.

Por su parte, la FLOMAR "carecía" de este simulador simplemente porque las tripulaciones no simulaban sino que pasaban gran parte del año naval embarcados maniobrando con los buques reales, en situaciones tácticas reales, en tiempos reales y enfrentando problemas reales. Aproximadamente dos tercios del año las tripulaciones permanecían embarcadas, algo que cualquiera con parientes marinos en esa época lo puede corroborar. Gran parte de quiénes fueron marinos en este período de oro de la ARA conocieron a sus hijos con 8 o 9 meses de vida dado que su vida embarcada les impidió visitarlos antes. La distancia entre ambas flotas, más allá de la geográfica propiamente dicha, era sideral. Por eso es muy extraño leer en blogs y comentarios en sitios web que la diferencia "a favor" de la ACh era su nivel de entrenamiento. Era exactamente al revés y volveremos con ese tema.

 

Análisis del choque de fuerzas

En el marco de la crisis del Beagle de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile alcanzaron un punto crítico, llevando a ambas naciones al borde de un conflicto armado. La operación Soberanía, planificada por Argentina, tenía como objetivo principal el desembarco anfibio y la captura de las islas Picton, Lennox y Nueva, ubicadas en el canal de Beagle. Esta operación debía realizarse bajo una sólida cobertura naval y aérea proporcionada por la Flota de Mar (FLOMAR) argentina.

Preparativos y composición de Fuerzas

A finales de diciembre de 1978, la FLOMAR estaba plenamente equipada y lista para la acción. Contaba con el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, un activo crucial que embarcaba A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers, proporcionando tanto capacidad de intercepción aérea como de patrullaje marítimo. La flota incluía también varios destructores modernos, como el ARA Hércules, así como fragatas como el ARA Piedrabuena y el ARA Espora. Adicionalmente, Argentina disponía de una fuerza submarina significativa con los submarinos ARA Santiago del Estero, ARA Salta, ARA Santa Fe y ARA San Luis.

La Armada de Chile (ACh), aunque menos numerosa, mantenía una fuerza defensiva robusta. Su principal activo era el crucero ligero CL-02 Capitán Prat y el todavía amenazante Almirante Latorre, acompañado por fragatas y destructores equipados con misiles MM-38 Exocet. La flota chilena incluía también el submarino SS-21 Simpson, el único operativo en ese momento, ya que los otros submarinos de la clase Oberon estaban en mantenimiento mayor (uno de ellos, el SS-23 Hyatt (sospechado de haber sido alcanzado por erizos ASW lanzados por el ARA Rosales en un encuentro previo).

ARA Hércules (D-28) fue el único buque de defensa aérea operando en el TOA. Equipado con 4 Exocet y 22 Sea Dart de defensa aérea con uso secundario antibuque: en condiciones ideales, él solo podía haber llegado a dar cuenta de toda la Escuadra chilena.

Desarrollo de la Operación

La operación de desembarco planificada por Argentina se centraba en la Isla Nueva, donde se sabía que había unos 150 infantes de marina chilenos atrincherados. La estrategia argentina consistía en desembarcar en la costa norte de la isla con fuego de apoyo naval y aéreo desde Río Grande o Ushuaia. Para ello, se emplearía el transporte anfibio ARA Cabo San Antonio, escoltado por destructores y fragatas que proporcionarían apoyo de fuego y protección pero... primero habría que anular a la escuadra chilena.


Los chilenos esperaban una imagen de este tipo en las islas cuando lo más probable era que la ocupación de las mismas se haría por asalto vertical helitransportado.

La fase final de aproximación de la FLOMAR se estableció con la flota argentina avanzando desde su última posición detectada, a 120 millas al sur del Cabo de Hornos, hacia el este, aproximándose al canal de Beagle. Se habían organizado 3 grupos de tareas 42 (GT 42) al mando del contraalmirante Humberto Barbuzzi, correspondientes a 

  • GT 42.1: Portaaviones ARA 25 de Mayo, DDG ARA Hércules, corbetas misilísticas ARA Drummond y ARA Guerrico
  • GT 42.2: Crucero ARA Gral. Belgrano, destructores ARA Rosales, ARA Bouchard y ARA Piedrabuena, LPD ARA Cándido de Lasa, LST ARA Cabo San Antonio.
  • GT 42.3: Destructores ARA Py, ARA Almirante Storni, ARA Espora y ARA Almirante Domecq García.  

Mientras tanto, la ACh se movilizaba desde sus bases de guerra secretas, dirigiéndose hacia el canal para interceptar las fuerzas argentinas. Aquí podemos evaluar dos cursos de acción simultáneos: el primero, la flota principal se dirigía la Mar de Drake para enfrentar a la FLOMAR a mar abierto; segundo, las torpederas más pequeñas (Quidora, Fresia, Tegualda y Guacolda) enfrentarían a la fuerza de desembarco partiendo desde Puerto Williams.

La Escuadra que iba a enfrentar a la FLOMAR iba al mando del Contra-almirante López Silva en dos formaciones denominadas Acero y Hierro.

  • Acero estaba constituida por los cruceros ligeros Almirante Latorre y Capitán Prat (los cañoneros).
  • Hierro estaría constituido por el resto de la flota (los misileros): los destructores Almirante Riveros, Almirante Williams, Blanco Encalada, Cochrane y Ministro Portales así como las fragatas Almirante Condell, Almirante Lynch, Zenteno y Baquedano

De acuerdo con el Redifon, esta era la conformación óptima.


En cualquier caso, barcos de desembarco se hallaban apostados en la BNU (base naval de Ushuaia) para que, una vez tomadas las islas o una sección de las mismas, se ocuparan con tropas.

La guerra submarina

El libro La Escuadra en Acción, de Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, relata la actividad militar y política del conflicto, con un enfoque en la Armada de Chile. Aunque el texto no es muy técnico en cuanto a los medios empleados, resulta interesante por su descripción general de las operaciones de la Escuadra en el sur de Chile.

En este relato se menciona que la Fuerza de Submarinos chilena estaba compuesta por el submarino de la clase Balao "Simpson" (SS-21) y los modernos, para la época, submarinos de la clase británica Oberon, denominados "Hyatt" (SS-23) y "O'Brien" (SS-22).

De acuerdo con esta fuente, el "O'Brien" se encontraba en dique seco durante el conflicto y el "Hyatt" tuvo que interrumpir su tránsito hacia el sur y regresar a su base en Talcahuano debido a una avería mecánica que oficialmente aparece como ocurrida a la altura de Puerto Edén (clic para su ubicación) bien dentro de los fiordos. Sin embargo, para esa fecha el ARA Rosales lanzaría erizos contra un contacto detectado en la zona de Isla de los Estados, confirmando impacto de por lo menos una de las cargas. Podría haber sido ese el Hyatt que retornó averiado a Talcahuano. El otro submarino de la clase Balao, el "Thomson" (SS-20), ni siquiera es mencionado, posiblemente porque ya había sido retirado del servicio debido a su antigüedad. De hecho, tanto Brasil como Argentina habían retirado sus submarinos de esta clase a principios de la década de 1970, tras recibir los Guppy.

A pesar de que el "Simpson" no estaba a la altura tecnológica de las circunstancias, lograría cumplir su misión de llegar y patrullar la zona. El viejo submarino debía emerger con frecuencia por períodos de 8 horas para recargar sus baterías dado que no poseía snorkel, exponiéndose peligrosamente a los radares y periscopios argentinos. Por lo menos dos veces fue fotografiado por los submarinos argentinos en superficie. Por su desgaste, no sería sorprendente que esta operación tuviera que realizarse con mayor frecuencia de lo normal. En las dos ocasiones que fue detectado por submarinos argentinos obviamente optaron por no disparar sus torpedos. Aun así, es posible que su comandante, Rubén Scheihing, intentara atacar, pese a su desventaja tecnológica.

Áreas de patrulla asignadas a los submarinos argentinos. (Fuente: Deyseg)

Sin poder precisar las fechas exactas, los submarinos Guppy estuvieron muy cerca de entrar en combate, aunque sus comandantes interpretaron las órdenes con buen criterio. A mediados de diciembre, el submarino "Santa Fe" patrullaba la entrada de Bahía Cook a una profundidad de 50 metros. Los sonaristas detectaron el sonido de hélices de buques de guerra en aproximación. El comandante del S-21 dio la alarma de combate, la tripulación tomó sus posiciones y se alistaron todos los tubos lanzatorpedos. Los sonidos de las hélices se fueron sumando hasta convertirse en lo que parecía ser "una flota". La escuadra chilena navegaba sobre el S-21, abriéndose hacia las aguas abiertas del Pacífico sur.

Los sonaristas contaron tres, cuatro, seis... hasta 13 naves. Algunas tenían hélices "pesadas", como cruceros, y la mayoría hélices "livianas", similares a las de destructores.

Sin embargo, la flota chilena navegaba sin emitir señales, es decir, sin usar sonares activos en los buques de escolta. La decisión de un comandante de escuadra de navegar sin emitir puede tener varias justificaciones, como no estar buscando submarinos, o preferir ser más discretos, ya que las emisiones de sonar se propagan a grandes distancias y pueden ser detectadas por los equipos de contramedidas de los submarinos, revelando su rumbo o trayectoria.


Aquí están los 13 buques detectados por el ARA Santa Fé

No es difícil imaginar la gran tensión que vivió la tripulación del "Santa Fé". Suspendidos en silencio a decenas de metros bajo el Pacífico, esperaban la actitud de la flota chilena, con las armas listas para ser lanzadas si llegaba el momento adecuado para atacar desde una posición táctica favorable.

Finalmente, la flota chilena se adentró en aguas abiertas, alejándose del S-21. Siguiendo sus órdenes, el comandante del "Santa Fé" no interpretó la maniobra de la escuadra chilena como un acto hostil, especialmente en un momento en el que no había una declaración formal de guerra.

Con esto queda claro que el ARA Santa Fé sabía la posición de la flota chilena, en caso de guerra hubiera sido la primera en lanzar torpedos contra la flota trasandina.



Punto de encuentro y enfrentamiento

El punto de encuentro de las flotas se situaría en las proximidades del canal de Beagle. La FLOMAR debía enfrentar la amenaza de los misiles MM-38 Exocet de la ACh, con un alcance de 35-40 km. Existe recurrentemente en los diálogos, discusiones e intercambios con expertos y neófitos transcordilleranos una cierta contabilidad de Exocets para presuponer que una supuesta batalla naval se volcaría "claramente" a favor de la ACh. Chile dispondría de 4 u 8 bocas de fuego más que la ARA en ese momento. Es el negacionismo de la evidente derrota que hace a estos gestores de opinión sacar del juego analítico a los principales activos de la ARA: su portaaviones y sus 4 submarinos operativos. Más aún, a todo ese escenario desastroso de la ACh hay que sumarle el escenario patético de la FACh: Chabunco era un desastre esperando a ocurrir y es desconocido el número de aviones activos en ese momento, pero todo Chile era solamente defendido por 3 F-5E Tiger II y 9 Hawker Hunter en estado de vuelo, aunque éstos estaba en la Base Cerro Moreno, al norte del país. Para brindar más claridad, el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo proporcionaba a Argentina una ventaja significativa, permitiendo ataques desde distancias de más de 200 millas (370 km). Otro detalle no menor, comparado con el caso de la experiencia de Malvinas, es que la aviación naval argentina tenía experiencia plena en los ataque antibuque y las espoletas de las bombas estarían ajustadas correctamente para detonar al impacto de los buques. Detectada la flota chilena con los S-2 Tracker y P-3 Neptune, su posición sería informada a las bases aéreas de la FAA y a los submarinos del CFS y sería cuestión de tiempo ver quien llegaba primero a la cacería. Escuche el relato del Vicealmirante Benito Rótolo sobre las capacidades de la FLOMAR frente a una flota como la Royal Navy en Malvinas (García Enciso y Rótolo, 2021).



¿Qué la "Escuadra" pensaba atacar y hundir a la FLOMAR? ¿En serio? ¿El contraalmirante López Silva era el experto en guerra aeronaval de la ACh? ¿Y la iba a ir a buscar con misiles y cañones? Más aún, se iba a apurar en ir a buscarla. Todo parece una broma de muy mal gusto.

Escenarios de Desembarco y Enfrentamiento

  1. Aproximación de la Flota Chilena para detener el desembarco La ACh avanzaría con rapidez desde los misteriosos apostaderos de combate hacia el canal de Beagle, desplegando sus fragatas y destructores para interceptar y atacar las fuerzas de desembarco argentinas. Emplearía las lanchas rápidas también para detener los desembarcos y barcos de apoyo. Los chilenos lanzarían misiles Exocet y usarían su artillería naval para hostigar las lanchas de desembarco. Además, coordinarían ataques aéreos desde Punta Arenas utilizando aviones Hawker Hunter y A-37 Dragonfly si es que alguno de estos se encontraba operativo en esa base. Introducirse en el canal de Beagle es una estrategia perdedora para cualquiera de las dos flotas por las restricciones de movimiento, perturbación de sensores por terreno (clutter) y consecuente baja en la performance de las armas.

  2. Respuesta de la FLOMAR a este movimientoAnte la aproximación chilena, la FLOMAR desplegaría sus A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers desde el portaaviones para realizar ataques preventivos contra las unidades de la ACh. Los submarinos argentinos patrullarían áreas estratégicas para interceptar buques chilenos. La FLOMAR utilizaría sus sistemas de defensa aérea para interceptar aviones aproximándose y lanzaría sus propios misiles antibuque para neutralizar las amenazas principales. Al contrario de la flota trasandina, la ARA contaba con un elemento externo a las naves para el ataque como era la aviación embarcada. La encerrona del canal facilitaba el ataque aeronaval y hubiese sido un elemento ideal para una secuencia de ataques y rearmes para reiniciar el ciclo. Aparentemente el encierro en los canales provocaba pánico en López Silva (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017, p. 87).

  3. ACh se enfoca en buscar a la FLOMAR para derrotarla directamente. Por la literatura citada, este fue el camino elegido por la armada araucana. Si la ACh hubiese decidido buscar y enfrentar directamente a la FLOMAR, rodearía la isla Navarino o accedería por el mar de Drake hacia el cabo de Hornos (derrota sureste). Coordinarían con el submarino Simpson y patrullas aéreas para localizar la flota argentina y lanzarían misiles y ataques de artillería naval en cuanto la detectaran. También por la literatura, el ARA Santa Fe estaba debajo de la flota cuando está accedió al mar abierto: objetivo detectado primero. Nuevamente aquí, la aviación naval argentina los encontraría a medio camino en cualquier escenario y debería soportar varias oleadas de ataques de A-4Q Skyhawks. Lo que quede remanente de estas oleadas es lo que podrían enfrentar a una FLOMAR intacta. Jaque.

  4. FLOMAR se enfoca en buscar la ACh para derrotarla directamente Si la FLOMAR decidiera buscar y enfrentar directamente a la ACh, avanzaría desde su posición al sur del Cabo de Hornos hacia el noreste. Utilizarían sus aviones embarcados para reconocimiento y ataque, primero realizaría ataques aéreos repetidos para hundir o dejar fuera de combate a los principales activos de superficie, luego hundir o averiar diversos buques, acercaría para lanzar misiles antibuque desde sus destructores y fragatas, y coordinarían ataques con sus submarinos. Y aquí traemos a colación la formación de "apostadero de combate" de la ACh: los buques se hallan anclados apareados para compartir la espera con vida social e intercambio de insumos. Si la ARA lanzaba los A-4Q Skyhawk cuando esta formación no se hubiese desarmado, hubiese facilitado enormemente el accionar de las bombas. Una misma pasada de bombardeo de 3 aviones con 3 bombas de 450 kilos hubiesen impactado de a dos buques duplicando su eficiencia. Mate.


Roles de la Aviación Naval y Militar

  • Aviación Naval embarcada argentina:

    • A-4Q Skyhawk: Realizarían misiones de intercepción y superioridad aérea, así como ataques a buques enemigos para proteger las fuerzas de desembarco. 8 unidades embarcadas.
    • S-2 Tracker: Efectuarían patrullas marítimas, detección de submarinos y coordinación de ataques antisubmarinos y antibuque. 2 unidades embarcadas.
    • P-3 Neptune: Operando desde bases terrestres, tenía muy largo alcance y eran tripulaciones altamente entrenadas a lo largo del año en el Mar Argentino.
  • Aviación Naval con Base en Río Grande:

    • T-28 Fennec: Misiones de apoyo aéreo cercano y ataques a tierra para cubrir las tropas desembarcadas (dispersos en Río Grande y Estancia La Sara). 19 unidades.
    • MB-326 Aermacchi: Misiones de interdicción y ataque a tierra para apoyar las operaciones anfibias y terrestres (Río Grande). Número indeterminado.
    • T-34C Turbo Mentor: Misiones de ataque ligero, apoyo logístico y transporte de suministros. Más de 12 unidades.
  • Fuerza Aérea Chilena en Chabunco:

    • Hawker Hunter: Intercepción y combate aéreo, ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres (se desconoce el número pero a lo sumo 2 unidades).
    • A-37 Dragonfly: Ataques a tierra y apoyo cercano, interdicción y hostigamiento de fuerzas de desembarco argentinas (a lo sumo 6 unidades).
    • El estado operativo de la base aérea Chabunco era extremadamente bajo de acuerdo el propio comandante de la FACh. 
  • Fuerza Aérea Argentina en Río Gallegos:

    • A-4B/C/P Skyhawk: Ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres, intercepción y combate aéreo en caso necesario (12 unidades).
    • Mirage IIIEA/Mirage 5 Dagger/IAI Nesher: Más de 30 unidades de los tres modelos.
    • F-86 Sabre: Caza de intercepción puro, desplegado para enfrentarse a los Hawker Hunters debido a la experiencia de las guerras indo-pakistaníes. El número concreto no está claro pero por declaraciones de pilotos había más de 4 unidades.
    • Sus objetivos eran, primero, iniciar bombardeos contra objetivos militares de las ciudades de Punta Arenas (base aérea Chabunco) y Puerto Williams (aeródromo Zañartú) y la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile, usando una técnica muy semejante a la utilizada por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967. Lo mismo sería implementado en todos los frentes abiertos.

 


A-4Q despegado del portaaviones ARA "25 de Mayo" impacta al APD-29 Uribe de la ACh

La ofensiva sobre Chile seguiría la siguiente secuencia (Wikipedia):

  • A partir de las 20:00 horas (H-2) del Día D, el 22 de diciembre de 1978, la FLOMAR y la Infantería de Marina —Batallón N.º 5— ocuparían las islas Freycinet, Hershell, Wollaston, Deceit y Hornos (ver mapa debajo).
  • A las 22:00, la Hora H, la FLOMAR e infantes de marina —Batallones N.º 3 y N.º 4— ocuparían las islas Picton, Nueva y Lennox, logrando además el control del canal Beagle (ver mapa debajo).
  • La ofensiva terrestre se iniciaría a las 24:00 horas (Hora H+2). El V Cuerpo de Ejército atacaría desde la zona de Santa Cruz tratando de conquistar el máximo territorio chileno de la zona patagónica. Simultáneamente, la Fuerza Aérea Argentina iniciaría bombardeos estratégicos.
  • A las 06:00 (H+8) del día 23 de diciembre de 1978 (23.06:00.DIC.978) se procedería a la destrucción de la Fuerza Aérea de Chile en tierra.

 


El enfrentamiento naval entre Argentina y Chile en 1978 hubiera sido una compleja operación multidimensional, involucrando fuerzas navales, aéreas y terrestres en un entorno geográfico desafiante. La superioridad aérea y submarina de Argentina le daba una ventaja significativa, aunque las defensas costeras y la coordinación táctica de Chile ofrecían una resistencia formidable. Los resultados habrían dependido de numerosos factores tácticos y estratégicos, así como de la eficacia en la ejecución de las operaciones planificadas por ambas naciones.


En este escenario específico, debe notarse que las fuerzas armadas argentinas poseían tres bases aéreas en el frente, una de ellas móvil (ARA 25 de Mayo) y las dos bases bases aéreas en Río Grande y Río Gallegos, las cuales demostrarían ser altamente operativas cuatro años más tarde en Malvinas. Contra ello, sólo la base aérea de Chabunco en Punta Arenas llevaría la carga de intentar detener las operaciones de desembarco, realizar misiones antibuque contra la FLOMAR, combatir los ataques aéreos desde el Noreste de la base aérea Río Gallegos y desde el Este-noreste de la base aeronaval Río Grande y luego planear ataques ABA (Airbase Attack) contra las mismas. ¿No es demasiados objetivos para una sola pista de despegue y aterrizaje? Por su parte, el COAN se dedicaría exclusivamente a ataques antibuques o de apoyo aéreo muy cercano, mientras que la FAA apoyaría el avance del asalto blindado a Punta Arenas, un ABA contra la base aérea Chabunco y la superioridad aérea sobre Punta Arenas así como, a pedido de la ARA, proporcionaría apoyo aéreo a las operaciones de desembarco.

Estado de situación

En cuanto al posible desembarco anfibio argentino, la "Escuadra" chilena se encontraba en la zona, adoptando una estrategia liderada por el Contraalmirante López Silva. Sin embargo, esta estrategia resultaba cuestionable, ya que algunas fuentes comentan que se basaba en la idea de atacar de manera secuencial y en mar abierto a los Grupos de Tareas (GT) de la FLOMAR. Este plan asumía, de forma poco realista, que cada ataque sería decisivo para destruir por completo cada grupo de tareas argentino, mientras que el resto de la flota, e incluso el portaaviones ARA 25 de Mayo, no responderían de manera alguna. Algunos oficiales buscaban confiar en el mal clima que detuviera al COAN de operar desde el POMA. Algunos especialistas chilenos sugieren que se podría haber sido un combate naval en fases prolongadas durante varios días, bajo la premisa de que los marinos argentinos observarían pasivamente la destrucción de su flota (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Realmente las mejores mentes chilenas acusan un realismo mágico incalificable: no parecen existir un lápiz y un papel en estos escritorios para intentar probar la verosimilitud de lo que se expone.

La aparente división de la FLOMAR en tres grupos parecía apuntar a un desembarco anfibio, pero este podría no haber sido el plan real. El ataque a las islas del Cabo de Hornos estaba diseñado para ser helitransportado. Como se indicó, solo una sección del BIM4 se encontraba embarcada en el portaaviones ARA 25 de Mayo, mientras que los transportes "Cándido de Lasala" y "Cabo San Antonio" al parecer permanecían vacíos. En este contexto, dividir las fuerzas en tres grupos carecería de sentido estratégico, salvo que se tratara de una maniobra de distracción destinada a atraer, precisamente, a la Escuadra chilena y obligarla a gastar sus misiles MM-38 Exocet prematuramente. Sin embargo, esta hipótesis también parece improbable, ya que la Armada Argentina (ARA) probablemente no estaba dispuesta a sacrificar buques y tripulaciones al estilo que sí lo estaba dispuesta la ACh sus formaciones Acero y Bronce (esta declaración se contradice con el esquema planteado en el libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes).

Es más razonable suponer que, para el 22 de diciembre, la FLOMAR estaba organizada en una formación óptima para el combate aeronaval, con el objetivo de neutralizar a la Escuadra Chilena en mar abierto. El plan argentino habría consistido, en primer lugar, en cebar a la Escuadra a una trampa en la que se exhiban todos sus buques. Luego, vendría desde la distancia de 200 a 350 millas, una serie de ataques aéreos persistentes contra la flota chilena, seguidos de un eventual enfrentamiento de superficie decisivo. La disposición de los submarinos argentinos a la salida de los canales refuerza esta hipótesis, ya que estaban posicionados para alertar sobre la salida de la Escuadra chilena —algo que efectivamente ocurrió— y atacar a las unidades sobrevivientes durante su repliegue.

La estrategia argentina era lógicamente sólida, considerando que las fuerzas chilenas anticipaban un ataque directo a las islas en disputa: Picton, Lennox y Nueva. Esto llevó a Chile a concentrar una gran cantidad de personal y equipo en estas islas, lo que inmovilizó a dichas tropas, dejándolas vulnerables a ser aisladas y desgastadas mediante ataques aéreos antes de que se produjera un hipotético asalto directo. Esas tropas no podrían defender, tampoco, la isla Grande de Tierra del Fuego que iba a ser asaltada por 4 batallones de infantería de marina argentinos. Este enfoque buscaba maximizar la eficacia operativa de las fuerzas argentinas al tiempo que debilitaba las posiciones defensivas chilenas.

La Armada Argentina (ARA) no podía operar como una sola formación debido a las características del portaaviones ARA 25 de Mayo que navegaba a 20 nudos por diseño, el que debía mantenerse a una distancia segura del combate directo de misiles y artillería. Una vez que lanzaba sus aviones A-4, ya sea para misiones de ataque naval o para neutralizar a los aviones de patrulla marítima (MPA) chilenos, el portaaviones quedaba comprometido hasta el regreso de las aeronaves, lo que generaba una situación de vulnerabilidad operativa. De los 8 A-4 disponibles, 2 estaban configurados para intercepción, 3 para ataques navales y 3 en tareas de apoyo logístico, con uno de estos últimos funcionando como tanqueros: todos factibles de cambiar a la configuración de ataque naval en poco tiempo. Esta dependencia del portaaviones y su limitada capacidad motriz —que lo restringía a una velocidad máxima de 28 nudos y solo por cortos períodos, promedio 20 nudos— obligaba a dividir la FLOMAR en tres grupos operativos.

Otra razón para esta división era que la FLOMAR, aunque entrenada habitualmente en dos grupos, no estaba preparada para operar en tres. La escasez de buques adecuados fue paliada con la incorporación de dos fragatas A-69 adquiridas en 1978, que llegaron en agosto y octubre de ese año. El grupo del PAL quedó conformado principalmente por el destructor Tipo 42 en servicio, mientras los otros dos grupos cumplían roles tácticos complementarios. Uno de ellos se presentaba como una fuerza con capacidad anfibia para atraer a la Escuadra chilena hacia un enfrentamiento directo, alejándola del portaaviones.

Por último, el tercer grupo, compuesto por destructores, tenía la misión de actuar como un "tapón" para interceptar cualquier movimiento de la flota chilena que intentara alcanzar al grupo del PAL. En caso de que no se produjera una segregación de fuerzas chilenas, este grupo debía maniobrar para atacar desde el flanco. Esta estrategia buscaba maximizar la efectividad de las fuerzas argentinas mientras protegía los activos más valiosos, como el portaaviones y su ala aérea, en un entorno de combate altamente desafiante.

Vale aclarar que la FLOMAR era una flota de 20 nudos pero, también lo era la ACh dado que poseía dos cruceros de 20 nudos. La velocidad de aproximación era entonces de 20 para la ACh y para los grupos de desembarco (ARA Gral Belgrano) y PAL, pero el grupo del medio era de destructores de más de 20 nudos.





Probabilidades de éxito

Fuerzas Argentinas: Con la superioridad aérea proporcionada por el portaaviones y una flota de superficie y submarinos modernos, las fuerzas argentinas tenían una ventaja significativa. Las operaciones conjuntas aire-mar-submarino de la FLOMAR aumentarían sus probabilidades de éxito.


Comparativo de fuerzas entre la ACh (izquierda) y FLOMAR (derecha). Las franjas rosadas indican una distancia del alcance de sus armas principales (MM38 Exocet, 35 a 42km). El portaaviones ARA V2 "25 de Mayo" indica un A-4Q con carga completa de bombas y combustible de un vuelo Lo-Lo de 350km de alcance, es decir aproximación a baja cota para eludir los radares. Esos son los espacios vitales a cubrir antes de hablar de una amenaza real para el adversario. Me cuesta como analista ver siquiera un atisbo de igualdad entre ambas fuerzas.

Previo al análisis del caso chileno, repasemos que probabilidad tenía la "escuadra" de repeler un ataque aéreo, que iba a ser la principal arma de la ARA. Algunos destructores (clase Almirante) chilenos poseían la instalación de un sistema SAM Short Seacat británico. Es un pequeño misil subsónico, impulsado por un motor cohete de combustible sólido con dos etapas. En vuelo es dirigido por cuatro alas en flecha, de estructura cruciforme y es estabilizado por cuatro aletas pequeñas en la cola. Se guía por la línea de comandos de visión (CLOS) a través de un radio-enlace, es decir, comandos de vuelo que se transmiten a partir de un operador remoto tanto con el misil y el objetivo a la vista. El mismo sistema lo poseía el crucero ARA General Belgrano argentino y, en su versión terrestre Tigercat, se encontraban desplegados en Tierra del Fuego (IMARA) y Río Gallegos (EA). El misil se mostró enormemente impreciso en Malvinas dado que no es autónomo y depende de la coordinación del pulso y visión del operador, con los concurrentes problemas del ojo humano de apreciar claramente las profundidades y distancias en el espacio. Se estima una probabilidad de éxito del 10% para este sistema de armas. Luego, tal vez el buque chileno mejor equipado para autodefensa aérea era tal vez el crucero Almirante Latorre o el Prat con hasta 14 instalaciones del pom-pom Bofors de 40mm. Este hubiese sido el blanco más difícil de aproximar y atacar y, si las comunicaciones lo hubiera permitido, una tarea tal vez delegada a los submarinos.

El principal ejercicio intelectual que hay que realizar, que nadie ha propuesto hasta donde mi conocimiento alcanza, es el siguiente:

Los buques chilenos se aproximarían a 21/28 nudos hacia la FLOMAR (si es que los CASA -212 ubicaban correctamente a la misma, otros "ojos" no tenía Chile). La distancia a cubrir se encontraba en el rango de entre 120/193 millas según diversos reportes chilenos. Ello llevaría a flota trasandina poco más de 5/8 horas de navegación para llegar a 20 millas de los barcos argentinos (siendo 20 millas el primer momento para intentar golpear a la flota dado que era el alcance de un MM38 Exocet, única arma decisiva chilena). Durante 5/8 horas los buques no podría hacerle ningún disparo/daño al enemigo. Bien, durante ese período de tiempo, el portaaviones ARA "25 de Mayo" podrían lanzar y recuperar 3 a 5 salidas de combate de todo su GAE (Grupo Aéreo Embarcado). Para ello, supongamos que cada grupo de ataque volara a  400 nudos ida y vuelta, aterrizara y tardara 25 minutos en recargar bombas y combustible y para despegar de nuevo. A la distancia de ataque y dependiendo de los vientos, cada A-4Q Skyhawk despegaría con 3 bombas de 458 kg (1.000 libras) en el pilón central con espoleta adaptada para impactar buques. La primera pasada sola, arrojaría 24 bombas sobre la "Escuadra" (en realidad, el A-4Q podía cargar también hasta 6 bombas de 500 libras o 227kg, duplicando la estimación que se presenta en la tabla debajo). Suponiendo ausencia de bajas en los aviones argentinos, a la cuarta/quinta pasada, serían 96/120 bombas las arrojadas sobre los buques. Si suponemos que por cada pasada, un avión argentino es derribado hasta 4 bajas, serían en el peor escenario hasta 36 bombas lanzadas contra la "Escuadra". Es decir, en el lapso de cortar la brecha entre las flotas, la flota chilena recibiría entre un mínimo de 36 a 120 bombas (ver la tabla abajo). Todo eso antes de que ningún operador de puesto de combate pudiera apretar el botón de lanzamiento de un solo Exocet chileno. ¿Se entiende lo grave de esta planificación para el mando chileno? ¿Tan blindada estaba la formación Acero? ¿En qué estaban pensando? El contraalmirante Barbuzzi no hubiese podido creer su suerte.

Tiempos de aproximación a las 20 millas, cantidad de pasadas y cantidad de bombas considerando bajas


La necesidad tiene cara de hereje o de gallinero en este caso. El marinero López Silva ponía en el tapete que la gran amenaza de la FLOMAR serían (sola o principalmente) sus AShM MM-38 Exocets y, en un acto de creatividad digna de elogio, le había ordenado a los técnicos chilenos que reformaran sus SA-316B Alouettes embarcados. ¿Qué cambios les habían realizado? Pues, les habían agregado unas jaulas de acero de 3x3x3 colgando debajo de su panza. Aparentemente, estos helicópteros despegarían de sus buques nodriza (clase Leander) y volarían a la par de ellos a unos 20/25 nudos simulando frente al radar ser otros buques para atraer los Exocet argentinos y hacerlos malgastar valiosa munición. No hay que quitarle mérito a la escasez como madre de la creatividad. Esto deja abierto tres reflexiones: primero, hubiese sido muy entretenido de ver si esos kamikazes locos de la Naval chilena eran impactados de pleno por un Exocet que efectivamente si se había enganchado con su deflector. La explosión hubiese sido de película. Segundo, peor aún para los pilotos araucanos, si en su afán de llamar la atención de la FLOMAR se viesen de frente sorpresivamente con un A-4Q Skyhawk a 300 millas por hora que los despedace en el aire, con la mejor suerte, con su par de cañones Colt Mk 12 de 20mm o, en el peor escenario, con un AIM-9B Sidewinder. Tercero, nuevamente esta modificación en el fuselaje de los helicópteros reafirma que López Silva avanzaba esperando una batalla naval estilo Latakia: dos escuadras tirándose misiles a la distancia. Al igual que Hitler durante la ofensiva de las Ardenas, este oficial araucano confiaba en que el mal clima actuara como su única defensa antiaérea, no habiendo diseñado otra alternativa válida. "Vaya al sur, y gane la guerra..." le dijo Merino a López Silva en un intento de crear una leyenda naval en la moral local.


El as bajo la manga de la "Escuadra": Alouettes con gallinero deflector de radar

Fuerzas Chilenas:
La flota chilena a mar abierto estaba a merced de la aviación naval, primero, y submarinos argentinos, posteriormente. Como se expuso arriba, la distancia entre ambas flotas jugaba a favor de la FLOMAR. Si la ACh era detectada a 190 millas, las pasadas de bombas lanzadas por los Skyhawks hubiesen dejado poco a flote aún considerando derribos. Es hasta triste imaginar una flota acelerando para poder golpear el enemigo siendo progresivamente bombardeada una y otra vez sin absolutamente ninguna ayuda ni desde las profundidades ni desde el aire. Asimismo, si la Escuadra se intentaba acercar a la FLOMAR, la misma la detectaría antes (por los Tracker y Neptune, primero, por su propio radar, después) y en caso de ser necesario, simplemente navegaría en dirección opuesta al avance chileno y ese encuentro se extendería bien adentro del Mar Argentino por una simple cuestión de Física. 

Para este ejercicio, la Escuadra debe deshacerse de la formación Acero y quedarse con una flota de 28 nudos (Hierro). Si el CASA C212 le marcara la posición de la FLOMAR a 190 millas, la persecución de la Escuadra a una flota de 20 nudos (por la velocidad del ARA 25 de Mayo) tomaría 21 horas y minutos (casi 600 millas de navegación) para llegar a 20 millas de distancia entre las flotas y poder disparar sus Exocets, descontando ninguna otra interacción de la ARA, es decir, la flota solo "navegaría sin contraatacar". Eso ubicaría a ambas flotas bien al Norte de las Malvinas. Completamente ridículo. 
No hay manera que existiese la posibilidad que los buques chilenos se acercaran a una posición de lanzamiento de sus Exocet sobre la flota argentina. Posibilidad de éxito: Cero.
La otra alternativa que no barajaba el contraalmirante López Silva era de alguna manera atraer a la FLOMAR a zona interior de los canales y fiordos. Ello implicaba no defender las islas, algo que Merino nunca le perdonaría, pero le daba mayores oportunidades de supervivencia. Igualmente, con más 50 aviones de la aviación naval enemiga sobrevolando su ubicación, la planificación para un ataque antibuque era simple cuestión de tiempo. Es cierto que esta alternativa priorizaba la supervivencia de la escuadra y no el impedir el desembarco en las islas del canal. Pero impedir el desembarco también era un objetivo falto de realidad. La ACh era un adversario serio pero carente por completo de armas definitivas: ni aviación que perturbara el plano bidimensional desde el eje Z ni submarinos operativos que atacaran desde la furtividad completa de las profundidades. De prolongarse sólo una semana, no es descabellado pensar que la escuadra chilena completa hubiese terminado hundida o, para el caso lo que es lo mismo, dejada fuera de combate. Posibilidad de éxito: Cero.




Escenario de derrota 

Si la ACh sufría una derrota un resultado probable hubiese implicado el hundimiento o puesta fuera de combate de sus principales activos. Por valor como objetivo naval, sin dudas las fragatas clase Leander y Almirante serían el primer foco del ataque y los cruceros ligeros Prats/Latorre, el segundo, dada la capacidad de sus cañones de afectar las operaciones desembarco. El resto de los objetivos se iría definiendo por circunstancia. Cabe agregar aquí una información que no poseía el Contraalmirante López Silva (teóricamente el mejor preparado en guerra aeronaval) de la ACh: Cuatro años después los aviones argentinos demostraron que una flota encajonada en un canal (como el estrecho de San Carlos) o muy cercana a la costa (como lo es el sur de islas del cabo de Hornos) era blanco perfectamente alcanzables para aviones jets volando a baja altura. La Royal Navy, armada con misiles de defensa aérea mucho mejores que los poseía la ACh, sólo obtuvo derribos puntuales y sólo la falla en la espoletas de las bombas lanzadas por la FAA impidió su anulación como fuerza de combate de superficie antes del fin del conflicto. Quiénes atacarían a la ACh serían los A-4 Skyhawk, tanto en sus variantes B y P y Mirage israelíes de la FAA así como los consabidos A-4Q del COAN, y todos probarían ser letales atacando una flota. ¿La flota trasandina esperaba que para su caso emergería un resultado diferente?



Si la ACh pasara por el canal sería su fin asegurado. Estaría encerradas en el canal de Beagle o avanzando cercana a la costa sur de las islas, facilitando la aproximación de los aviones fuera de la detección del radar. El ataque, tal como ocurriría luego en Malvinas, se realizaría con el aprovechamiento de la geografía, tal cual lo fue en el estrecho de San Carlos. Ahora sabemos que la probabilidad de escape de los principales unidades de la ACh de un ataque aéreo eran casi nulas. Una vez puestas fuera de combate las unidades principales, el resto de flota chilena sería atacada por los destructores y corbetas argentinas y sus Exocets. Ese no sería la derrota elegida de acuerdo al libro de Arancibia Clavel y Serrano Bulnes.

La ACh estaría obligada a recurrir a la ayuda aérea de la FACh, asentada en la base aérea Chabunco. Cómo ya se expuso anteriormente, a las 6 AM del 23 de diciembre dicha base sería el objetivo principal de un ataque preventivo de todos los activos aéreos de la BAM Río Gallegos. Sobre llovido, mojado: si los cazas chilenos lograban despegar, el COAN aguardaba escondido a poco menos de 200 km de Chabunco con una docena de T-28 Fennec esperando que los cazas chilenos aterrizaran para atacarlos con metralla y cohetes.

Aún así, si consideramos un remanente de unidades a flote, en caso de derrota en los canales fueguinos, se retiraría a fiordos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu o el Fiordo Comau. Con superioridad aérea argentina, las fuerzas chilenas tendrían pocas probabilidades de éxito, ya que la FLOMAR podría llevar a cabo ataques precisos y sostenidos. Sin superioridad aérea, las fuerzas chilenas tendrían una mejor oportunidad de defenderse, pero aún enfrentarían una amenaza significativa debido a la capacidad de la FLOMAR para coordinar ataques desde el aire y el mar.


El buque evitado de mencionar en el relato chileno: El mejor portaaviones de la historia de la Latinoamérica, el ARA V-2 "25 de Mayo"

En resumen, la superioridad tecnológica y operativa de la FLOMAR otorgaba a las fuerzas argentinas una ventaja considerable en un enfrentamiento directo con la ACh. La geografía de los fiordos chilenos proporcionaría un refugio natural, pero las fuerzas chilenas seguirían enfrentando desafíos significativos sin la capacidad de contrarrestar la superioridad aérea y naval argentina.

Huida a los fiordos, tal vez el mejor final para la ACh...

Este informe no desmerece el desempeño ni la planificación ejecutada por la ACh. Hicieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron. ¿Lo hicieron? Dicho esto, no era suficiente. Los planetas se alinearon para no poseer una capacidad submarina suficiente (el SS-21 Simpson fue detectado y fotografiado dos veces previo al 21 de diciembre mientras sus mejores submarinos estaban en mantenimiento mayor) aunque aún con todos los submarinos en servicio, Argentina poseía más de una docena de aviones ASW con tripulaciones entrenadas a nivel OTAN. El apoyo aéreo iba a ser nulo porque se carecía de aviación naval de ataque y los activos aéreos de la FACh iban a recibir su bautismo de fuego esa misma madrugada por lo que estarían luchando por su propia supervivencia si es que había realmente activos aéreos en Chabunco. Por la planificación prevista, para el 23 de diciembre a la tarde Chabunco iba a dejar de estar operativa, sea por los A-4 y Mirage de la FAA a la madrugada o los T-28 Fennec/MB326 todo el resto del día.


Una crítica que se puede hacer a la planificación de López Silva es la de seguir con su filosofía mahaniana de buscar la gran batalla naval decisiva con un brazo roto y cojo hasta del cerebro. Estaba comprometiendo a toda la escuadra (all-in) en una maniobra de la que iba a sufrir muchas bajas antes de siquiera llegar a ver en las pantallas de sus radares al enemigo si es que ello iba a ocurrir alguna vez. Una vez desencadenado los eventos, la suerte de la flota chilena estaría echada para el resto del conflicto: él mismo le estaría regalando la posición de sus barcos a la FLOMAR. 

Y aquí vale reflexionar alternativas: cuando una flota más pequeña enfrenta a una más grande, pues debe recurrir mejor a guerrilla naval o pequeños combates de desgaste. La armada argentina nació así: enfrentando a marinas mucho mayores, como la española o la imperial brasileña, arrastrándola a pequeños combates que favorecían pequeñas pero desgastantes victorias contra el enemigo. Sin ir más lejos, el marco de los fiordos es ideal para esa tarea: esconder buques para realizar posteriormente ataques coordinados. Con superioridad aérea enemiga ese ejercicio puede perder efectividad pero los alemanes demostraron en la SGM que se puede resguardar un buque en un fiordo protegido para densas capas de defensa aérea y tener éxito. Esta alternativa podría ser más razonable que enfrentar en mar abierto a un portaaviones con brazo aéreo completo, sin superioridad aérea y sólo protegido por un submarino rengo. Y aquí, el término "flota más grande" es más cualitativo que cuantitativo: la "Escuadra" iba en solitario muy escaso apoyo desde las profundidades y ningún apoyo aéreo a enfrentar a pilotos aeronavales que practicaban a destajo cada año en como hundir buques y estaban entrenados a nivel mundial.



¿Acaso pensaba López Silva que la ARA iba a acercar a sus activos navales principales a la distancia de los Exocet chilenos para que se diera un duelo de caballeros? ¿Acaso López Silva estaba esperando un Jutlandia o un Latakia mientras se dirigía a un Midway? ¿Habrá pasado que el comando naval chileno pensaba que la ARA no iba a ordenar el aprovechamiento de la ventaja submarina y aeronaval empeñando sus submarinos y cazas embarcados antes de que siquiera pudieran detectar en sus radares a la FLOMAR? ¿Sería que pensaba López Silva que los A-4Q Skyhawk no iban a ser lanzados contra sus barcos? Mucho antes que permitirle a un marino trasandino apretar el botón de disparo de un Exocet, la flota chilena iba a conocer al COAN y al CFS en secuencia o en simultáneo. La historia no puso en su lugar al bocón de López Silva que vendió un plan meramente suicida como si fuese un plan de ataque exitoso.
 
Desde el otro lado de la cordillera, se sostiene que la amenaza de la marina chilena forzó la retirada de la FLOMAR. Al parecer, las decisiones del Sr. López y su jefe Merino habían cumplido su función disuasiva: las fuerzas argentinas no presentaron batalla. La FLOMAR decidió no enfrentarse a la Escuadra, y no había otra explicación más que el temor al enfrentamiento, pero ¿quién dice que la FLOMAR no cumplió realmente la misión asignada siendo el retiró parte de la misma? ¿Cómo, con toda esta evidencia, la FLOMAR podía sentirse inferior a la ACh? La lógica es siempre la mejor respuesta.

Veamos, Chile había asumido el alto costo aceptar un rechazo unilateral a un laudo previamente acordado (un grosero error del gobierno de Lanusse) y luego someterlo a otro laudo por el Vaticano. ¿Habría tomado esa actitud si Argentina no le hubiese puesto el cuchillo al cuello? Probablemente no (
Madrid Murúa, 2003).

Sin embargo, la pasividad en el plano militar de 1978
la seguimos pagando hoy. Tal como en los primeros días de mayo de 1982, cuando la FLOMAR tuvo la oportunidad de atacar al HMS Invincible sin ser detectada y no lo hizo (García Enciso y Rótolo, 2021), cuatro años antes ya se había perdido una ocasión similar: la de destruir a la Escuadra chilena cuando se tuvo la oportunidad. Esa es la frase de Nelson que inicia este artículo. Y ese error, esa falta de acción en el momento decisivo, aún pesa geopolíticamente sobre nosotros.

Fuentes consultadas

  • Arancibia Clavel, Patricia y Bulnes Serrano, Francisco. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas, Santiago, Chile: Catalonia, 2017 (ISBN: 978-956-324-298-0)
  • Burzaco, Ricardo. La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina en la crisis de 1978. DeySeg
  • García Enciso, José y Rotolo, Benito (2021), Malvinas: Cinco días decisivos, Editorial SB, ISBN: 09789878384535.
  • Madrid Murúa, Ruben (2003), "La estrategia nacional y militar que planificó Argentina, en el merco de una estrategia total, para enfrentar el conflicto con Chile, año 1978", Memorial del Ejército de Chile 471: 50-70.