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lunes, 4 de abril de 2022

Galeón: HMS Elizabeth Jonas (1559)

HMS Elizabeth Jonas (1559)

Weapons and Warfare

 

El Elizabeth Jonas de 1559 fue el primer gran galeón inglés, construido en Deptford a partir de 1557 y botado en julio de 1559.

Con una carga nominal de 800 toneladas, fue el barco más grande construido en Inglaterra desde el prestigioso buque de guerra de Enrique VIII, el Henry Grace à Dieu. Fue ordenada bajo el reinado de la reina María e inicialmente se llamó Eduardo, en honor a su difunto hermano, pero se le cambió el nombre cuando Isabel I subió al trono. Era un galeón de aparejo cuadrado de cuatro mástiles, incluidos dos mástiles de mesana con aparejo latino. El Elizabeth Jonas sirvió efectivamente bajo el mando de Sir Robert Southwell durante la batalla de la Armada Española en 1588. En 1597-98 fue reconstruido como un galeón razee, pero en el momento de la Comisión de Investigación en 1618 fue condenado y roto arriba.

sábado, 19 de febrero de 2022

América colonial: El aterrador misterio del galeón fantasma

El aterrador misterio del galeón fantasma español que arribó a México sin tripulación y a la deriva

Distintas fuentes hablan de un galeón de Manila que, procedente del Pacífico, alcanzó las costas mexicanas con toda la tripulación fallecida. No obstante, los autores no se ponen de acuerdo en qué barco fue, ni en el año, y resulta probable que se hayan terminado por mezclar distintas historias y un poco de literatura siniestra

César Cervera || ABC Historia




El descubrimiento de un «tornaviaje», para volver desde el Pacífico a América, abrió miles de posibilidades comerciales y culturales al Imperio español. Magallanes demostró en su mítica expedición, de la que este año se cumplen cinco siglos de su inicio, lo relativamente sencillo que era llegar al Pacífico bordeando el Atlántico por el sur, no así que fuera posible volver sobre sus pasos. Juan Sebastián Elcano tuvo que conducir a la castigada flota castellana de Magallanes, que falleció lanceado por indios del Pacífico, por el sur de otro continente, el africano, en lo que fue una travesía lastimosa bajo el acoso de los elementos y de los portugueses, que controlaban las costas africanas.

Elcano salió ileso de aquella circunnavegación a la tierra, la primera en la historia, pero pereció pocos años después buscando precisamente el anhelado «tornaviaje».

No fue hasta 1565 cuando Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta hallaron una travesía viable a través de la corriente de Kuro-Shiwo. Con cinco naves y unos 350 hombres, el intrépido Legazpi atravesó el Pacífico en 93 días y pasó de largo por el archipiélago de las Marianas. El 22 de enero desembarcaron en la isla de Guam, conocida como la Isla de los Ladrones, y desde allí saltaron a la conquista de Filipinas. En nombre de la Corona Española, el navegante vasco tomó posesión de varias de las islas y fundó la ciudad de Cebú (1565), la primera piedra para la colonización de las Filipinas.
Gráfico de el barco Victoria, con el que se realizó la gesta de Elcano - Luis Cano

En 1 de junio de ese mismo año Andrés de Urdaneta navegó en dirección a América, hasta la isla de Santa Rosa, en la costa de California, y desde donde viajó al puerto de Acapulco en octubre de 1565. A partir de entonces, la Corona española puso en marcha la ruta llamada del Galeón de Manila. Una travesía que cada año salía desde Acapulco hasta tierras filipinas, trasladando plata para pagar las mercancías que los comerciantes españoles, fueran o no funcionarios, enviaban a Nueva España en el Galeón de Manila, y desde Manila traía de vuelta seda y porcelana de China, marfil de Camboya, algodón de la India, piedras preciosas de Birmania y especias como canela, pimienta y clavo. Manila se transformó así en una población urbana, ideada como una base para expandir el comercio por el resto de la zona.

Los galeones empleados eran grandes embarcaciones, financiados por la Corona y construidos con madera de teca. Tenían mucho arrufo, es decir, una cubierta arqueada y un centro más bajo que la proa y la popa, con castillos prominentes para dar espacio en las bodegas a las mercancías asiáticas. Desde Filipinas salían al Pacífico por el Estrecho de San Bernadino, atravesaban zona de ciclones en el mar de China, y navegaban luego unas 1.500 millas hacia el Norte-Nordeste.

La ruta «más larga y terrible del mundo»

El viaje de ida resultaba plácido, pero el de vuelta era, a decir de los navegantes veteranos, «la más larga y terrible de las que se hacen en el mundo». En los 230 años de trayectoria, se perdieron hasta 30 galeones, miles de vidas y riquezas millonarias, dándose el caso de barcos que llegaban exhaustos a Acapulco. Los vientos, las corrientes, las tempestades, los corsarios (incluídos japoneses y chinos), los motines, la falta de alimentos y las enfermedades como el escorbuto –que hinchaban hasta sangrar las encías de los marineros– convertían esta ruta en la más larga sin escalas del mundo. Se podía tardar hasta siete u ocho meses.

«Hubo un marinero que dijo que más valía morir una que muchas veces, que cerrasen los ojos y dejasen la nao ir al fondo del mar. Que ni Dios ni el rey obligaban a lo imposible», anotó en su diario el explorador Pedro Fernández de Quirós sobre los peligros de estas aguas.


A la izquierda del mapa, la ruta que realizada el Galeón de Manila cada año, ida y vuelta

«Cerca de las Marianas había un lugar conocido como el ‘cementerio de doña María’, porque una noble se suicidó allí al no poder soportar tantas penalidades. También existe el testimonio del capellán de un buque que ofició 92 funerales en 15 días», contó Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático de la Universidad de Sevilla, en el Congreso Internacional de Historia Primus Circumdedisti Me, recopilando algunas de las historias más trágicas que quedaron tatuadas allí en el imaginario de los marineros.

Los ataques enemigos eran una amenaza, hasta en cuatro ocasiones (1587, 1709, 1743 y 1762) fueron alcanzadas estas embarcaciones por los ingleses, sin embargo, muchos más galeones se perdieron a causa de las tormentas o simplemente desaparecieron. En 1603, la San Antonio fue engullido en el Pacífico sin que nunca se supiera qué le ocurrió o dónde. Y, entre los casos más aterradores, se cita por muchos autores la historia de un galeón que fue hallado en las costas de Tehuantepec, con todos sus tripulantes muertos y a la deriva. Cuestión más difícil es determinar de qué barco se trató.

Según Pérez-Mallaína, autor del libro «Naufragios en la Carrera de Indias durante los siglos XVI y XVII», aquel galeón sería el San José, que llegó en 1657 a México «convertido en un barco fantasma, sin nadie vivo a bordo. Probablemente todos murieron de peste». Sin precisar el nombre de la embarcación, Henry Kamen también afirma en su libro «El rey loco y otros misterios de la España imperial» (La Esfera de los libros) que «en 1657 un barco llegó a Acapulco después de navegar a la deriva durante más de doce meses: todos a bordo estaban muertos».

Más confusión que respuestas

Los autores que se refieren a esta terrible arribada del San José, con sus 150 tripulantes fallecidos, no son capaces de explicar, más allá de que se extendiera una epidemia, qué pudo ocurrir. No obstante, hay una cuestión que añade más confusión a este suceso. Junto al San José, salió de Filipinas en el verano de 1656 otro galeón rumbo a Nueva España, el Nuestra Señora de la Victoria, un barco reformado al mando de Francisco García del Fresno. Dos barcos, un mismo año, ¿y dos destinos igualmente crueles?

Según consta en la documentación que se conserva, la capitana San José zarpó de la bahía de Manila sobre el 30 de julio y llegó a Acapulco el 15 de marzo de 1657. El otro galeón de aquel año, Nuestra Señora de la Victoria, zarpó de Cavite el 17 de julio y llegó en marzo a las costas americanas, aunque no exactamente a su destino. Las autoridades de la Real Audiencia de Guatemala fueron informadas el 4 de abril de 1657 de que Nuestra Señora de la Victoria se encontraba a la deriva en las costas de esa región, con el piloto muerto y sin gente marinera para seguir el trayecto a Acapulco, como explicó en detalle Guadalupe Pinzón Ríos, profesora del Instituto de Investigaciones Históricas, en su conferencia titulada «El arribo forzoso de la nao Nuestra Señora de la Victoria y las faenas portuarias que generó», dentro del Simposio Internacional Naufragios celebrado el año pasado. El almirante Francisco García del Fresno seguía con vida y logró dirigir con éxito el galeón hasta el puerto final

Unos marineros del galeón se echaron a tierra y pidieron ayuda, lo cual puso en marcha una compleja operación de rescate, que implicó a más de cien personas, con el objeto de que no se perdiera la valiosa mercancía. 80 tripulantes habían muerto y el estado del barco era calamitoso, pero se logró dar con grupo de personas con experiencia naval para suplir las bajas y trasladar el barco al pueblo de Nuestra Señora de las Nieves. Tras esta parada, el almirante Francisco García del Fresno, que seguía con vida, logró dirigir con éxito el galeón hasta al puerto de Acapulco. Dado lo tardío de las fechas de ese año, ya no hubo tiempo para que ni el San José ni Nuestra Señora de la Victoria regresaran a Filipinas, si bien consta que los dos lo hicieron en 1658.

A la vista de todos estos datos contradictorios, es posible que el nombre de ambos galeones y sus historias se hayan traspapelado, y que el tiempo haya exagerado el suceso, de modo que lo que fue una arribada forzosa por falta de gente apta para gobernar el barco se transformó, a base de tiempo y de literatura, en una aterradora historia en la que no vivieron ni testigos para contarla.

Tríptico desplegable de Sevilla en 1519 incluído en la edición especial de Desperta Ferro - ©Arturo Redondo

La era de los descubrimientos

«El tornaviaje y la exploración del Pacífico» (firmado por la doctora en Historia Guadalupe Pinzón Ríos) es, precisamente, uno de los artículos incluidos por el número especial que saca el 27 de febrero la revista Desperta Ferro dedicado a «La Armada española (II): la era de los descubrimientos». El reportaje explica que, tras las expediciones de Magallanes-Elcano (1519-1522) y Loaisa-Elcano (1525-1527), que salieron de la península ibérica rumbo a las islas de la Especiería, se hizo evidente que era muy difícil llevar a cabo contactos marítimos con Asia cruzando dos océanos. Esto se debía a que los tiempos de navegación eran excesivamente prolongados y eso resultaba en la descomposición de los alimentos y en la mortandad de las tripulaciones, peligros a los que, además, se sumaban los problemas que la propia travesía representaba. Desde las costas novohispanas se llevaron a cabo diversas travesías y logró establecerse la ruta transpacífica, que permitió llevar a cabo nuevos registros navales y cartográficos que enriquecieron el conocimiento sobre dicho océano.


martes, 7 de diciembre de 2021

España Imperial: La dura vida en los buques de la Corona

La vida a bordo en los barcos de la Monarquía Hispánica


Por Alberto Vidal Guerrero || Academia Play


¡Bienvenidos a bordo! La vida en el mar nunca ha sido fácil, sobre todo en aquellos barcos de madera del s. XVI-XVII con los que la Monarquía Hispánica aseguraba sus mares. Vamos a echar un vistazo…



Galeras en combate

El mar Mediterráneo fue durante siglos el más importante a nivel comercial y militar. Cualquier potencia que se preciara debía mantener controlado el mar: ahí tenemos a los Romanos, quienes lo dominaron por completo y le pusieron el nombre de Mare Nostrum (nuestro mar). Las galeras fueron el tipo de barco que dominó este mar, ya las usaron los fenicios, griegos, romanos, cartagineses… la Corona de Aragón dominó con ellas el Mediterráneo y la Monarquía Hispánica las mantuvo hasta el s. XVIII. Mientras que en el Atlántico predominaron navíos más robustos, que conocerían la expansión hispana por occidente.

Las galeras eran barcos que tenían dos motores: el viento y la fuerza humana. Los galeotes eran los hombres encargados de mover los pesados remos para que el barco avanzara. Se trataba de delincuentes, esclavos y, aunque parezca mentira, algún que otro voluntario. La vida de los galeotes no era muy larga: comían, dormían y hacían sus necesidades encadenados y sentados en sus bancos, con la consiguiente falta de higiene que se juntaba con las fatigosas jornadas.

“Batalla de Lepanto 1571. Galera ‘La Real’ / Battle of Lepanto, 1571. ‘La Real’ Galley” Óleo sobre lienzo / oil on canvas, 81 x 65 cm. © José Ferre-Clauzel

Sin embargo, la rutina de los que se movían libremente por el casco no era mucho mejor. La tripulación de un barco comúnmente estaba formada por los hombres de mando, la gente de cabo (marineros) y la gente de remo (o chusma). Los marineros junto a los soldados embarcados, recibían instrucción a bordo y también realizaban tareas de mantenimiento. Esto era importante para estar preparado, pero también para pasar el tiempo. Pues si había una cosa de las que sobraban en un barco era tiempo, las misiones podían durar meses o incluso años. Para entretenerse jugaban a los naipes, al ajedrez, los dados… apostar estaba prohibido, pero era también una actividad común. Alonso de Contreras estuvo mucho tiempo navegando a través del Mediterráneo y recoge una curiosa anécdota respecto a esto:


“Y como la presa era tan rica, mandó el capitán nadie jugase, porque cada uno llegase rico a Malta. Mandó echar los dados y naipes a la mar y puso graves penas a quien los jugase, con lo cual se ordenó un juego de esta manera: hacían un círculo en una mesa, como la palma de la mano, y en el centro de él otro círculo chiquito como de un real de a ocho… cada uno metía dentro de este círculo chico un piojo… y apostaban muy grandes apuestas, y el piojo que primero salía del círculo grande tiraba toda la apuesta, que certifico la hubo de ochenta cequíes” Capitán Alonso de Contreras, Memorias

A todos estos hombres (muy raramente viajaba alguna mujer) había que alimentarlos. Hay que tener en cuenta que la tripulación podía estar embarcada varios meses sin tocar tierra, por lo que era necesario gestionar bien las provisiones, no solo teniendo en cuenta los números, sino también la conservación de los alimentos. El rancho diario se basaba en el bizcocho (bis-cotto: dos veces cocido) que se remojaba para ablandarlo. Dos veces a la semana se daban alubias o arroz y una vez a la semana, carne o tocino. A los galeotes se les solía dar el bizcocho en mal estado y las sobras (si las había). El agua se solía estancar y pudrid, la cerveza se mareaba pronto, volviéndose de color verdoso, así que el vino era la mejor bebida disponible. Antes del combate se solía dar doble ración, para ir más animados. Otros países donde los viñedos no crecían bien utilizaban otras bebidas, como el ron en caso de los ingleses.

Las condiciones de vida eran realmente penosas. Los hombres vivían hacinados, puesto que había que aprovechar bien el espacio. Para asearse no había muchas opciones más que el agua salada del mar, así que podéis haceros una idea del olor que habría allí instalado.

El escorbuto era una enfermedad común de las tripulaciones. La falta de vitamina C . Su nombre tiene origen sajón «schorbûk» que se puede traducir como “ruptura de vientre”, provoca hemorragias en diversas partes del cuerpo por el debilitamiento de los vasos sanguíneos, especialmente de los capilares. Se suele decir que el remedio lo encontró James Lind, un cirujano naval británico, en 1747, pero aunque este hombre escribiera un tratado (poco acertado), en los barcos españoles no solían tener problemas de escorbuto, puesto que llevaban a bordo “agrios” o “jarabe de limón”. Parece ser que el remedio era ya conocido, pues fray Agustín Farfán, agustino y doctor en medicina por la Universidad de México, publicó en 1579 su “Tratado breve de anatomía y cirugía y de algunas enfermedades que mas suele haber en esta Nueva España” donde se recomienda el uso de naranjas y limones para el tratamiento del escorbuto.

Cuadro de una batalla naval pintado por Ferrer Dalmau

¡Barco enemigo a la vista!¡A sus puestos de combate! Todos aquellos meses navegando para llegar a este momento, donde muchos sabían que perderían la vida o acabarían heridos. No sabría deciros qué sería peor, pues la presencia de médicos era nula. El barbero hacía las veces de cirujano y muchos de sus remedios pasaban por la sierra… Un hombre herido gravemente (o muchas veces con una simple infección) podía considerarse un hombre muerto.

El orden de combate era distinto entre el Mediterráneo y el Atlántico. En el primer, las galeras atacaban de frente, con el espolón de proa, intentando abrir una brecha en el casco enemigo y abordándolos. En el Atlántico, sin embargo, la artillería jugó un papel fundamental, atacando de costado para conseguir una mayor potencia de fuego. Los barcos en el mar occidental no precisaban de remeros, pues los vientos bastaban para mover los navíos. La Monarquía Hispánica mantuvo galeras en el Mediterráneo hasta finales del s. XVIII, cuando los navíos de línea dominaban los mares.


Aunque hoy en día la vida en el mar ha cambiado mucho, las condiciones en un barco no son las más cómodas para vivir unos cuantos meses. Los marineros tienen que acostumbrarse a vivir juntos en un espacio reducido, con personas muy diferentes entre sí y rodeados de agua. Está claro que no es un trabajo para aquellos que les cueste la convivencia, pero navegar en alta mar es una de las aventuras que más ha llamado al ser humano desde su aparición en esta tierra, el “planeta azul“.
Bibliografía

Pi Corrales, Magdalena de Pazzis, Tercios del mar, Esfera de los libros, 2019

V Centenario de la Vuelta al Mundo: http://vcentenario.es/

Moreno Cebrián, Alfredo, “La vida cotidiana en los viajes ultramarinos”: http://armada.mde.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/01cuaderno/06vidacotidianaviajes.pdf

miércoles, 17 de marzo de 2021

Siglo 18: La resurrección de la Armada Española

La resurrección de la Armada española

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Santísima Trinidad de 120 cañones

Uno de los logros marítimos más notables del siglo XVIII fue la resurrección de la armada española. En 1700, la armada española casi había dejado de existir. Después de 1713, la corona española hizo un gran esfuerzo para reconstruir su flota y durante los primeros cuarenta años del siglo se desarrollaron nuevos arsenales y astilleros. Los barcos construidos en estos astilleros tenían una reputación de durabilidad. Cuatro años antes de que llegara a Londres la noticia de la captura de Nuestra Señora por parte de Anson, las hojas informativas estaban llenas de una historia que molestó a muchos. En abril de 1740, se habían necesitado tres barcos británicos de 70 cañones para vencer a un "70" español, el Princessa. Los constructores navales españoles también estuvieron a la vanguardia de la prueba de los límites prácticos de tamaño del buque de guerra de madera. Construyeron algunos de los buques de guerra más grandes del siglo XVIII, incluido el famoso Santissima Trinidad de 120 cañones. Completado en La Habana en 1769, pasó por cuatro reacondicionamientos, terminando con cuatro cubiertas y montando 136 cañones. Medía 220 pies de largo y 2.879 toneladas de carga. Fue abandonada en una tormenta el 24 de octubre de 1805 después de ser gravemente dañada y capturada por los británicos en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre. El Victory, el buque insignia del almirante Nelson en la batalla, era en comparación un buque de 100 cañones, 186 pies de largo y 2.142 toneladas de carga.

Durante el siglo XVIII, la corona española sí intentó reformar el sistema comercial. Se constituyeron empresas reguladas para comerciar directamente con Honduras y Caracas (1714, 1728 y 1734). Todos estos intentos fracasaron debido a la falta de inversión y la vigorosa oposición de los holandeses y británicos, que se habían consolidado en estos mercados. En 1729, el mercado estadounidense estaba sobrecargado de productos europeos y los productos traídos por los galeones de 1731 todavía no se vendían en 1735. Incluso la interrupción del comercio de España con el imperio durante la guerra de 1739-1748 no alivió el problema. Los registros y los barcos extranjeros habían mantenido el mercado bien abastecido. La última de las flotas zarpó en 1776, momento en el que España tuvo que reconocer que era más probable que el libre comercio mantuviera el imperio abastecido de mercancías que el sistema de flotas. La plata todavía sería devuelta a Cádiz en barcos españoles, pero la marina mercante española no se había desarrollado para satisfacer la demanda potencial. En La Habana existía una floreciente industria de construcción naval para los buques de guerra y el comercio estadounidense. En España se construyeron grandes embarcaciones en los astilleros de la costa vasca y en Cataluña se construyeron embarcaciones generalmente más pequeñas para los comercios mediterráneos. La corona tuvo un éxito notable en el desarrollo de sus astilleros reales, o astilleros reales, en Cartagena, Guarnizo y El Ferrol, pero para el tamaño del imperio y los desafíos navales que enfrentó, la base marítima comercial de España era peligrosamente pequeña.

lunes, 12 de octubre de 2020

España Imperial: Los galeones de Manila

Los galeones de Manila

W&W








 

Rutas del Pacífic de los Galeones de Manila

Avistaron el cabo San Lucas el 2 de noviembre de 1709 y ocuparon sus puestos. Se desplegaron para que entre ellos sus vigías pudieran divisar cualquier barco que apareciera entre la costa y un punto a unas sesenta millas mar adentro. El Marquiss estaba estacionado más cerca del continente, el Dutchess en el medio y el Duke en el exterior, con la barca vagando de un lado a otro para llevar mensajes de barco en barco. Sir Thomas Cavendish había capturado el galeón de Manila el 4 de noviembre de 1587. Cavendish tenía dos barcos relativamente pequeños, el Desire de 18 cañones de 120 toneladas y el Content de 10 cañones de sesenta toneladas. El galeón de Manila ese año había sido el Santa Anna, un barco mucho más grande de 600 toneladas, pero no tenía cañones de transporte porque los españoles no esperaban un ataque hostil. Cuando Cavendish se dispuso a atacar, su tripulación tuvo que recurrir al lanzamiento de jabalinas y piedras a las cabezas de los marineros ingleses. Gracias a la construcción masiva del galeón, su tripulación luchó durante cinco horas, pero sufrió tantas bajas que su comandante español se vio obligado a rendirse. Muchos de sus marineros eran filipinos y entre sus muchos pasajeros había mujeres y niños. El valor total del cargamento del galeón se estimó en alrededor de dos millones de pesos.

El viaje anual de los galeones de Manila y Acapulco a través del Pacífico fue el trayecto sin escalas más largo realizado por cualquier barco en el mundo de manera regular. El viaje hacia el oeste desde Acapulco tomó entre dos y tres meses y fue facilitado por una escala en la isla de Guam hacia el final del viaje, pero el viaje hacia el este tomó cinco o seis meses agotadores y, a veces, hasta ocho meses. Esto ejerció una presión considerable sobre los suministros de alimentos y agua e inevitablemente resultó en muertes por escorbuto. La trayectoria de los galeones fue determinada por los patrones de viento y clima y por las corrientes oceánicas. El viaje más corto y rápido hacia el oeste realizado por el galeón de Acapulco aprovechó los vientos alisios del noreste y una corriente del oeste en la región de latitud 13 grados norte, conocida como la Corriente Ecuatorial Norte. El galeón de Manila en dirección este tuvo que seguir una trayectoria curva unas 2.000 millas hacia el norte que la llevó más allá de las islas de Japón con la ayuda de la corriente Kuro Siwo, luego a través del Pacífico con la ayuda de los vientos del oeste y luego del sureste a Acapulco asistido por la Corriente de California que fluye a lo largo de la costa de América del Norte.

 


La réplica del Galeon Andalucia visita las Filipinas en celebración del Festival Dia del Galeon, una conmemoración del comercio de galeones del siglo XVI. Video de Yahoo! El productor de deportes del sudeste asiático, Izah Morales. Fotos de Voltaire Domingo / NPPA Images.


Fueron necesarios algunos años de prueba y error antes de que los vientos y las corrientes se resolvieran y la situación se complicara con los tifones, las tormentas ciclónicas que azotan Filipinas con un poder destructivo similar a los huracanes de la región del Caribe. Para aprovechar los vientos dominantes y evitar los tifones, se calculó que el galeón de Manila debía zarpar en mayo o junio, lo que significaba que se podía esperar que llegara a la costa de California en cualquier momento entre octubre y diciembre, a menos que se retrasara o vuele. fuera de curso por las tormentas, y muchos de los galeones tuvieron que soportar una sucesión de violentas tormentas durante el viaje. En 1600, el Santa Margarita quedó tan incapacitado por meses de mal tiempo que fue conducida hacia el sur y naufragó en las Islas Ladrones (Islas Ladrones), frente a la costa de Panamá. Solo cincuenta de los 260 hombres a bordo sobrevivieron al naufragio y la mayoría de los sobrevivientes fueron asesinados por los isleños nativos.

Las travesías anuales del Pacífico habían comenzado en 1565 y durante los siguientes 250 años más de treinta galeones se perdieron en las tormentas o naufragaron. Dado que no más de uno o dos galeones cruzaban cada año, esto suponía un gran costo en vidas, barcos y tesoros. "El viaje de las Islas Filipinas a América puede ser considerado el más largo y terrible de todos en el mundo", escribió Gemelli Careri, un viajero experimentado, "... en cuanto a las terribles tempestades que ocurren allí, una sobre la espalda de otra, y para las enfermedades desesperadas que se apoderan de la gente, en 7 u 8 meses, yaciendo en el mar a veces cerca de la línea, a veces fría, a veces templada, a veces caliente, que es suficiente para destruir a un hombre de acero, mucha más carne y sangre ... '

martes, 28 de enero de 2020

Siglo 17: La Armada inglesa y sus batallas (1/2)

La armada inglesa: batallas en el mar 

Parte I

Weapons and Warfare


Grabado de la galera del Adelantado de Castilla, Palacio Real, Madrid.

Soplaba una brisa suave cuando amaneció el lunes 19 de junio, por lo que el Adelantado de Castilla ‘partió esa mañana con nueve barcos en busca de la flota enemiga, que se acercaba al Cabo de San Vicente’. Cuando los barcos zarparon, ‘encontraron un barco francés que huía de la Armada con setenta ingleses a bordo; a los franceses se les permitió quitarles todo, lo que hicieron de tal manera que casi los desollaron vivos ". Así comenzó la trágica retirada de la Armada inglesa y, como veremos, sus pérdidas fueron tan grandes como durante la Armada española. Despojados y con sus cuerpos lacerados por sus captores franceses, estos ingleses fueron los primeros en convertirse en un número casi inmanejable de prisioneros que pronto les dio a los españoles algunos problemas logísticos graves.

Más tarde, ese mismo día, ‘apareció un barco flamenco en el mar y el Adelantado envió a Don Francisco Coloma y Don Juan Puertocarrero con sus galeras. Encontraron unos cincuenta ingleses que fueron fácilmente entregados por los flamencos sin luchar. Tanto este barco como el barco francés pudieron navegar hacia Lisboa ". No se dedujo mucho de interrogar a los ingleses. From Los ingleses entendieron que la flota se dirigía a Cádiz, y en vista de eso, el Adelantado pidió permiso al Cardenal Archiduque para tomar todas sus galeras para detener al enemigo. Su Alteza accedió a la solicitud siempre que no tomara más de nueve de sus galeras ". Y así como cayó la noche del lunes 19 de junio de 1589, el intrépido Padilla siguió su curso con sus nueve galeras en busca de los ingleses. Al mismo tiempo, en Lisboa, se estaban preparando quince carabelas con hombres y municiones adicionales para reforzar las Azores estratégicamente importantes. Está claro que día a día la recuperación española estaba tomando forma al mismo tiempo que se planeaba la derrota de los ingleses, aunque, como se verá, los vientos adversos impidieron que la flotilla de refuerzo para las Azores zarpara de inmediato.

Los remos de los esclavos de galera siguieron el ritmo invariable establecido por el capataz. Golpe tras golpe, las aspas de los remos emergieron del agua, fueron giradas en el aire y luego empujadas en el agua una vez más. Por su parte, la suave brisa del norte ayudó a los remeros de las galeras mientras perseguían ciegamente su objetivo en la oscuridad de la noche. Solo había dos cañones montados en la proa y dos en la popa en estos barcos, ya que no había espacio a los lados debido a los remos y la baja altura sobre el nivel del mar. Sin embargo, estos cañones habían sido cuidadosamente elegidos entre las culverinas reforzadas de la época. Eran cañones de largo alcance y, cuando se dispararon desde menos de quinientos metros, eran muy precisos, efectivos y tenían una gran fuerza destructiva. Además, en distancias cortas, el poder de los mosquetes y los harquebuses podría eliminar las cubiertas, las velas superiores, las cubiertas superiores y las troneras de los barcos enemigos. De este modo,

Con estas nueve galeras él [Padilla] fue en busca del enemigo pero sin verlo, y tres horas antes del amanecer se encontró en medio de la Armada. Para confirmar que estaba allí, envió a un inglés, el capitán Eduardo Grecio, en un bote para hablar con el barco más cercano, donde le dijeron que no estaban siguiendo al Almirante. De esta conversación quedó claro que se trataba de toda la flota y que habían estado entre ellos sin que el enemigo se diera cuenta hasta el amanecer.

Así que la madrugada del 20 de junio encontró las nueve galeras en medio de la dispersa armada inglesa. Era hora de interceptar a los rezagados, por lo que Padilla colocó su barco como una cuña entre ellos y el resto de la flota. Efectivamente, el Adelantado se esforzó por posicionarse en el lado derecho del viento y una vez que lo hizo, capturó todas las naves que estaban fuera de posición. Con su galera atacó tres grandes barcos de suministros, una licitación y una barcaza y otras galeras acudieron en su ayuda, especialmente la de Don Juan Puertocarrero. 'Por su parte' La Patrona, con Don Andrés de Atienza a bordo, tomó un barco de suministros. junto con La Peregrina, Serena, Leona, Palma y Florida, y estos dos se quedaron allí hasta que se incendió. ”Y así, uno por uno, los barcos que se habían separado de la flota cayeron en manos de Padilla.

Por su parte, Alonso de Bazán ‘atacó un barco desde Plymouth que se había quedado atrás y en el abordaje del barco que siguió a su Capitán Caverley fue asesinado con la mayoría de sus hombres. Otras dos naves rezagadas fueron atacadas y hundidas por las galeras. En uno de ellos, el Capitán Minshaw y su tripulación lucharon heroicamente hasta que desaparecieron envueltos en llamas. "Hay un informe diferente sobre el destino del Capitán Caverley, que lo da como prisionero, por" haber abandonado su barco, escapó en un pequeño barco y luego fue capturado '. Varios documentos registran el ataque de Bazán. Así es como lo describe John Evesham:

En la mañana del 20 y con el mar en un estado de calma, ocho galeras se dirigieron en barlovento hacia nosotros y atacaron a dos de nuestros pequeños barcos que se decía que no podían defenderse debido a la falta de pólvora y municiones. . Sin embargo, hasta donde yo sé y gracias a la ayuda de Dios, estos dos escaparon. Luego, las galeras atacaron a otras dos pequeñas naves de frente y contra el viento y fueron capturadas y prendidas fuego y los sobrevivientes hechos prisioneros. Además, me dijeron que el William, comandado por el Sr. Hawkins de Plymouth, cuyos hombres, según escuché, zarparon en un bote pequeño, fue incendiado dos o tres veces, aunque el fuego se extinguió. Entonces llegó el Almirante y con un disparo de cañón se aseguró de que las galeras lo dejaran solo. Pero persiguieron el bote pequeño para capturar a los hombres y, aunque no lo lograron, lo hundieron y todos se ahogaron. Y el bote (la palabra "quemado" está tachado) fue hundido por nuestros propios hombres porque no había suficientes hombres para navegarlo.

Otros documentos y escritores registraron estos ataques de las galeras. Por ejemplo, la prensa española lo describió así:

Y así, en la mañana del diecinueve de junio [el Adelantado] zarpó con nueve barcos en busca de la flota enemiga, que se acercaba al cabo de San Vicente, y antes de cualquier encuentro se encontraron con otras seis galeras que unieron fuerzas con ellos, y cuando se toparon con la flota enemiga, usaron sus cañones contra ellos los días veinte y veinticinco de junio, porque había poco viento y podían hacer mucho daño. Prendieron fuego a tres barcos, mientras que otros dijeron que cinco, hundieron a otros dos y tomaron prisioneros de todos ellos, causando mucho daño al resto pero sin que las galeras sufrieran daños graves a cambio.

La prensa portuguesa se refirió a tres hundidos y dos incendiados. Cabrera de Córdoba escribió sobre cuatro barcos hundidos y un número no especificado de barcos quemados. Juan de Arquellada menciona siete hundidos o incendiados, mientras que Duro tenía cuatro hundidos por el Adelantado y tres incendiados por Alonso de Bazán. Hume escribió sobre tres hundidos o capturados y uno quemado. Más recientemente, Kelsey escribió sobre cinco o seis barcos perdidos. Sin embargo, aparte de González-Arnao, no se prestó atención al destino de los barcos capturados anteriormente por la Armada inglesa en Cascais, que habían pasado a formar parte de la flota. En resumen, el 19 de junio, dos de los buques mercantes incautados por Drake y tripulados por tripulantes capturados fueron liberados. Uno de ellos, el francés, se abrió camino para unirse a las galeras. El 20 de junio, fueron capturados otros cuatro barcos de suministro, también con tripulantes ingleses, y además, probablemente, una licitación y una barcaza de entre los buques incautados por Drake. También destruyeron entre tres y cinco barcos ingleses de bajo tonelaje, los más numerosos en la flota inglesa, y otros resultaron dañados, un total de entre nueve y once barcos y dos naves más pequeñas. Unos setecientos ingleses fueron sacados de acción, de los cuales ciento treinta sobrevivieron a los ataques y fueron hechos prisioneros.

El 20 de junio de 1589, los españoles finalmente lograron lo que les había sido negado diez meses antes: abordar barcos ingleses. Las galeras, embarcaciones mediterráneas del viejo mundo, tenían como arma principal un ariete afilado que perforaba el casco de las naves enemigas y actuaba como puente de abordaje. Las galeras eran naves de ataque impulsadas por la fuerza de los galeotes u remeros y el coraje de los soldados a bordo. Los esclavos de galera eran prisioneros de guerra, hombres condenados por ley o voluntarios llamados buenas bollas ("buenos panes") porque estaban mejor alimentados. La artillería se montó en la proa y apuntó dirigiendo todo el barco. Impulsados ​​por remos y velas, eran más móviles que los pesados ​​galeones, y si no había viento podían ponerse detrás de ellos y bombardearlos o abordarlos, como sucedió en el Cabo Espichel.

Mientras la retaguardia estaba bajo ataque, el resto de la flota, lejos de acudir en su ayuda, aprovechó el hecho de que los españoles estaban distraídos por su presa y se escaparon. Los ingleses y los españoles fueron unánimes en su desprecio por la posición extremadamente infeliz de Drake en este momento. En una carta el 20 de julio, el Adelantado explicó:

A pesar de que había poco viento, les ayudó a reunirse y refugiarse, y la cobardía mostrada por toda la flota fue algo digno de ver. Y está claro que en esto y en lo que dicen los prisioneros sobre la lluvia de balas que llovieron sobre ellos, esta fue la obra de Dios para librar a estos herejes de su orgullo.

Fenner no habría estado en desacuerdo con esta descripción de Padilla, ya que calificó la resistencia que encontraron como "vergonzosa".

Padilla trató bien a la tripulación de los barcos de apoyo, como se indica en su carta: ‘Algunos de los oficiales y marineros de los barcos flamencos y alemanes que fueron capturados serán liberados porque fueron tomados por el enemigo por la fuerza y ​​traídos a España. Lo hago sin esperar nada a cambio y les pagaré porque es deseable que sirvan voluntariamente a Su Majestad. "Volviendo a las operaciones navales", los dos barcos de suministros más grandes fueron incendiados dentro del alcance de los cañones de Drake y el se tomó la misma acción con los otros barcos, pero no fue tan eficaz y uno fue hundido por la artillería del buque insignia '. Mientras tanto,

El buque insignia de Drake y otro buque insignia grande que transportaba al general de infantería, junto con algunas otras naves grandes, intentaban reagrupar su flota, que estaban tan ansiosos por hacer que requirió poco esfuerzo. Los cinco barcos mencionados participaron en los combates, y los buques restantes cercanos los ayudaron con artillería, especialmente el buque insignia, que estaba siendo remolcado por dos barcazas bien armadas.

Las pérdidas en las galeras fueron sorprendentemente pocas, ya que "en todas las galeras no hubo más de dos muertos y hasta setenta heridos, el más conocido de ellos es un hijo de Juan Ruiz de Velasco". La explicación del papel satisfactorio desempeñado por las galeras se explica de la siguiente manera: ‘La velocidad con la que operaban nuestros arcabuces y artillería era de gran importancia y no permitía que el enemigo entrara en la lucha. La artillería del enemigo no causó daños a las galeras, aunque algunas balas alcanzaron el buque insignia y otras naves. "Esa campaña de desgaste contra la Armada inglesa derrotada terminó temprano en la tarde, porque" la lucha duró desde el amanecer hasta dos horas después del mediodía, cuando las galeras se retiraron a descansar un momento en vista del hecho de que el enemigo se había reagrupado '.

Fue el miedo a las galeras lo que condujo a la dispersión de la flota. Evesham escribió sobre este miedo en su relato: "Así que los dos nos acercamos a Bayona tan cerca como temíamos por las galeras". Más tarde, el viento permitió que los ingleses se alejaran de la costa:
A las cinco de la tarde, el enemigo navegó tan lejos de la costa que apenas se podía ver un barco, y en ese momento el Adelantado rodeó el Cabo de San Vicente para tomar agua porque las galeras lo necesitaban, y allí esperó hasta el enemigo pasó, como tendría que hacer si se dirigía a Cádiz.

Era imposible descubrir las intenciones de la Armada inglesa de los nueve prisioneros tomados durante esa mañana. De hecho,

Se llevaron capitanes, subtenientes, caballeros ingleses y un ingeniero. Se les hicieron muchas preguntas sobre el destino de la flota y todos dijeron cosas diferentes y todos estuvieron de acuerdo en que nadie lo sabe, pero sospechan que se dirige a Cádiz. Otros dijeron que el General de Infantería regresará a Inglaterra con toda la flota, y Drake, con Dom António a bordo, viajará con cuarenta de los mejores barcos a las Islas y las Indias. Por un lado, están en el camino correcto para ir a las Islas y para que la flota vaya a Inglaterra, y por otro lado, parece que si tuvieran que ir (a Inglaterra) deberían haberse ido de Cascais cuando los holandeses y los barcos de Zelanda y La Rochelle fueron autorizados a ir.

En cualquier caso, Padilla no estaba lejos de la realidad cuando expresó su opinión sobre el asunto: `` También creo que su falta de personal, debido a la cantidad que han perdido y a los que han muerto y están muriendo de enfermedad, significa que es muy probable que tengan que regresar '.

Lo que se aprendió de estos prisioneros fue la falta total de provisiones de la flota:

Dijeron que si no se hubieran apoderado de los barcos que transportaban trigo que se dirigían a Lisboa, habrían dejado a sus hombres en Portugal sin dejarlos a bordo, porque no tenían nada que darles. Ahora tienen que arreglárselas con gachas hechas de harina y trigo hervido, y cada día enferman más. Pero los que consiguen esto para comer son los soldados; los marineros están mucho mejor alimentados.

No sabemos cuánto es exacto en estas declaraciones, pero son sintomáticos del malestar y la desmoralización que había pasado por la flota de un barco a otro. Ya se ha mencionado que la poca comida que había, se guardaba para los marineros de Drake. Este hecho es significativo. La proporción de marineros ya era baja cuando los ingleses zarparon, pero ahora, después de tantos contratiempos y tanto tiempo en el mar, repletos sin condiciones básicas de higiene y con enfermedades en las cubiertas de los barcos, comenzó la escasez de marineros. para ser un factor determinante, como luego quedará bastante claro.

Además, los prisioneros también estaban al tanto de los intentos desesperados de Drake de obtener la ayuda de los musulmanes según lo prometido: "Dijeron que Drake envió ocho barcos a Barbary con un embajador del Sharif que vino mientras la flota estaba en Cascais". corroborado en parte, porque "las tres galeras que acababan de llegar de Cádiz trajeron noticias de que recorrieron el Cabo de San Vicente". Padilla, independientemente, sacó sus propias conclusiones: "El Sharif lo engañará, como lo hace con todos los que tienen tratos con él". Pero lo que realmente conmovió al Adelantado de Castilla fue la visión del estado en el que había estado el monasterio de Santo Antonio. reducido después de que los ingleses hubieran pasado: "Al lado de Cascais hay un monasterio de monjes descalzos llamado Santo Antonio y sus despiadados vecinos rompieron el altar y el coro e hicieron algunos daños menores, y me entristeció mucho verlo". Padilla se vio tan afectado al verlo que en su carta al Rey, agregó:

Y le prometí a Dios y al Santo que si tengo éxito contra esos herejes, trataría de persuadir a Su Majestad para que lo restaurara a su estado anterior, y si no, lo pagaría yo mismo. Que le agrade a Su Majestad realizar este acto amable, porque siento que sería muy agradable para Nuestro Señor.

Sin embargo, la destrucción del monasterio no fue más que una advertencia previa del estado en el que los íberos encontrarían Cascais.

Las operaciones militares del 20 de junio exacerbaron un problema que empeoraría aún más días y que era el problema del creciente número de prisioneros:
Desde que he estado a cargo de estas galeras, algunos capitanes prominentes han sido tomados y reclutados a bordo, además de algunos corsarios franceses importantes, y entre los ingleses que fueron capturados el 20 también hay, como he indicado, algunos hombres de de pie, de modo que todos dijeron que hay un número significativo de ellos y tenemos que vigilarlos constantemente. Le pido a Su Majestad que ordene que se nos garantice que serán colocados en algún lugar donde ya no sean de nuestra incumbencia, y que determine el tratamiento que se le dará a los ingleses. Se les dará raciones como los marineros, ya sean remeros o no. En mi opinión, esto podría estar justificado para aquellos que han sido capturados desde que comenzó la guerra y se les puede dar estas raciones mientras permanezcan en las galeras, y a menos que Su Majestad ordene lo contrario, recibirán raciones voluntarias. Se están muriendo bastante rápido, lo que nos deja con menos de nosotros.

Este terrible comentario indica la virulencia de la enfermedad que se apoderó de la expedición inglesa.

La acción de la mañana del 20 de junio provocó la dispersión de la Armada inglesa con un buen número de barcos que se desviaron. A partir de entonces, se hizo difícil continuar siguiendo el camino tomado por la flota que ahora estaba en gran parte dividida y dispersa. Esta situación se ha atribuido a la inexperiencia o ineptitud de Drake en el manejo de grandes flotas, ya que debido a la forma en que actuó exacerbó el daño infligido por las galeras en la Armada inglesa, aunque inicialmente fue limitado porque las galeras españolas eran pocas. Drake no dio suficiente prioridad a ordenar a la flota que se dividiera en cinco escuadrones, como se había acordado en Plymouth. Por el contrario, el pirata-almirante, posiblemente influenciado indebidamente por la laxitud de la piratería cuando comandaba sus barcos, permitió que el ataque español creara un caos generalizado entre el considerable número de barcos ingleses debido a su negligencia. Fue entonces cuando perdió el rastro de muchos de ellos y se perdieron para siempre. Uno de ellos fue el Gregory de Londres. El 20 de junio, este barco fue disparado por las galeras y ya no pudo seguir el ritmo de la flota. O el caso de William Fenner, con su buque insignia del escuadrón de refuerzo recién llegado, que se separó de la flota después del ataque de las galeras y, desesperado, tuvo que dirigirse a Madeira donde luego se reuniría con otras naves.38 En cualquier caso, el primer escuadrón de la flota en zarpar, que incluía a Essex, los holandeses y los enfermos, entre otros, ganó el mar abierto antes del ataque de las galeras y logró dirigirse hacia el norte. Fueron vistos unos días después frente a las costas de Galicia.

A pesar de todo, después del ataque de las galeras, la mayoría de la flota logró reunirse gradualmente y, por lo tanto, el martes 20, a las tres de la tarde, reaparecieron sobre el cabo Espichel y la ciudad de Sesimbra, con lo cual el duque de Aveiro tomó las armas en Setúbal, donde Su Alteza le había ordenado, y muy valiente y diligentemente se preparó para resistir '. Todo lo que Drake podía hacer con las aguas tranquilas y la brisa del oeste era unir sus barcos y esperar vientos favorables. La Armada inglesa ya no podía emprender ninguna acción significativa y su situación empeoró día a día. Además, ya no podían aterrizar en esa costa debido a la máxima alerta ordenada por el duque de Aveiro, "con la mayoría de los capitanes con las armas listas para cualquier ataque sorpresa".

Pero con la flota inglesa ahora en el mar, los íberos se centraron en Peniche, donde quinientos hombres de la guarnición que Norris había asignado el 28 de mayo para proporcionar cobertura, si era necesario, todavía esperaban, con creciente inquietud, una flotilla de rescate que les permitiera Aléjate. Pero en medio del caos y la dispersión causada por las galeras y las condiciones del mar, los barcos de rescate no aparecieron. Por lo tanto, "para que puedan atacar al enemigo en Peniche y tomar su artillería y evitar que hagan más daño ... Dom Martinho escribió rápidamente a Su Alteza y a los Condes Fuentes y Vila de Orta". De esta manera, 'ese mismo día (20) Don Pedro de Guzmán y Don Sancho Bravo partieron con sus arcabuceros y jinetes montados bajo Gaspar de Alarcón, y cuatrocientos arcabuceros con los capitanes Castillo y Ocampo, en dirección a Peniche, donde el enemigo había dejado quinientos hombres '. Esa marcha desde Lisboa tuvo que continuar al ritmo de la infantería, por lo que inevitablemente les llevó un tiempo llegar a Peniche.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Siglo 17: La Armada inglesa y sus batallas navales (2/2)

La Armada Inglesa: batallas en el mar 

Parte II

Weapons and Warfare



Mapa: 25 de mayo - 20 de junio, Lisboa.

1.25 mayo. Un consejo de guerra detuvo a Peniche, donde se decide emprender una expedición por tierra, descartando un ataque naval contra Lisboa el 26 de mayo. Difícil desembarque en la playa de Consolaçao; de las treinta y dos lanchas de desembarco, catorce se hundieron y más de ochenta hombres se ahogaron. Primera escaramuza en la playa: dos horas y tres cargos con 250 españoles y 150 portugueses bajo el capitán Alarcón y Juan González de Ateide. Muerte de los capitanes Robert Piew y Jackson, más otros hombres. Muerte de un abanderado y quince españoles. 12,000 soldados son desembarcados.

2.27 mayo. Contacto con los portugueses en Peniche y Atouguia. Preparativos para la marcha. Ataque de la caballería del Capitán Gaspar de Alarcón: cinco muertos más un prisionero francés que habla español: informa que la Armada inglesa está trayendo a 20,000 hombres. Entrega de la fortaleza a Dom António.

3.28 mayo. El ejército inglés llega a Lourinha, donde ha resultado imposible formar un ejército español-portugués. Comienzo de las tácticas españolas para cortar suministros y comunicaciones. El ejército comienza a morir de hambre.

4.28 mayo. Drake zarpa de Peniche a Cascais con toda la flota y 3.200 hombres. Otros quinientos, que quedan como guarnición en Peniche, serán asesinados o capturados.

5.28 mayo. Movimiento de tropas españolas transportadas en galeras desde Lisboa a São Julião y Oeiras para fortalecer el frente naval.

6.29 mayo. El ejército inglés llega a Torres Vedras. Los nobles de la zona toman vuelo. Miedo en Lisboa. Los lugareños que viven fuera de los muros se refugian en la ciudad.

7.30 mayo. Desfile militar ibérico en Queluz, donde se ha establecido el nuevo cuartel general.

8.30 mayo. Drake echa el ancla entre Cascais y São Julião, adoptando una forma de media luna.

9.30–31 de mayo. Los ingleses entran en Loures. Dom António anuncia que entrará en Lisboa el 1 de junio, la fiesta del Corpus Christi, pero en la noche del 31 de mayo hay un ataque español sorpresa con más de doscientos muertos.

10.1 de junio. Los ingleses llegan a Alvalade. Las armas se distribuyen a la infantería portuguesa.

11.2–4 de junio. El ejército inglés llega a Lisboa. Son bombardeados desde el castillo de Saint George. Facturación en Lisboa. El 3 de junio se produce un gran ataque de los sitiados contra los cuarteles ingleses.

12.5 de junio. Retiro nocturno del ejército a Cascais, perseguido por destacamentos españoles. Más de quinientos muertos.

13.15 de junio. Llegada del Adelantado de Castilla con quince galeras y seis fuegos artificiales.

14.19-20 de junio. La Armada inglesa navega en un viento del oeste, las galeras se embarcan en la búsqueda y hunden o capturan nueve barcos, una licitación y una barcaza. La flota está dispersa.


Cuando amaneció el miércoles 21 de junio de 1589, estaba claro que la Armada inglesa todavía estaba a la vista de tierra. Mientras el primer destacamento de la flota continuaba su lento viaje hacia el norte, Drake debía pasar ese día navegando hacia el ligero viento en tierra y bordeando la costa antes de llegar a Cascais. Por su parte, el dañado Gregory, que se perdió en el mar, luchó para navegar hacia el norte, mientras Fenner, que estaba aún más perdido y que tuvo que soportar una tormenta en la noche, se dirigió a las islas de Madeira, que estaban relativamente Cerca a. Estos nombres compensan el anonimato de muchas otras naves perdidas de las cuales no sabemos nada más. Mientras tanto, las quince carabelas que se habían preparado en Lisboa para ayudar a las Azores no pudieron zarpar debido a los mares tranquilos y los vientos del oeste. Mientras todo esto sucedía en el mar, con el duque de Aveiro permaneciendo en alerta total en tierra, el destacamento de Guzmán y Bravo llegó a Torres Vedras, donde se enteraron de la situación en Peniche por Martinho Soares.

Los vientos del oeste continuaron soplando el 22 de junio, y nada significativo cambió en el mar, aunque sí en Peniche. De hecho, cuando el destacamento de Guzmán y Bravo llegó a Lourinhã en su camino hacia allí, recibieron

Un informe de un espía en Peniche de que el enemigo estaba tratando de embarcarse y tomar la artillería de la Torre. Todos se apresuraron hacia Peniche, donde descubrieron que algunos de los enemigos ya se habían embarcado en un pequeño barco y una barcaza que ya estaban en el agua (y) unos 40 de ellos subieron a bordo, mientras que de los que aún estaban en tierra mataron o capturado casi 300.

Aunque las fuentes inglesas no parecen confirmar que haya sobrevivientes aparte del Capitán Barton, debe haber habido algunos, porque 'aunque se apresuraron, antes de llegar recibieron noticias del embarque, y así espolearon tanto a sus caballos. como pudieron llegaron con unos doscientos aún para abordar y los mataron o los tomaron prisioneros '. Alrededor de doscientos, por lo tanto, permanecieron en tierra, y fueron asesinados o capturados junto con otros que ya estaban a bordo. No se sabe cuántos otros lograron escapar, pero si la enfermedad no hubiera tenido un costo excesivo en la guarnición inglesa en Peniche, podría haber sido un número considerable. Lo que está claro es que, dada la gran urgencia de evitar que los hombres se suban a bordo, los únicos que llegaron a tiempo para evitarlo fueron la caballería. En cualquier caso, la prisa por embarcarse fue tal que 'se encontró un cofre lleno de papeles pertenecientes a Dom António, y entre algunos importantes había uno escrito en su propia mano que describía todo lo que le había sucedido desde el momento en que había se declaró rey el día que llegó a este reino '. Estos documentos ayudarían a frustrar los planes de Dom António de una vez por todas.

Tras este encuentro sangriento, los íberos recuperaron el castillo y su artillería. "En caso de que llegaran barcos, la compañía de Pedro García del regimiento de Maestre de Campo Francisco de Toledo, permanecía en el castillo". Con esta nueva victoria, "Don Pedro de Guzmán y Don Sancho Bravo, con su infantería y caballería, regresaron a Lisboa con unos 60 prisioneros. »El fracaso de la expedición inglesa y el subsecuente sentimiento de alivio en el lado ibérico se hizo más grande cada día.

Como lo había hecho en días anteriores, Drake continuó navegando cerca de la costa portuguesa durante la mañana del viernes 23 de junio para avanzar hacia el norte y así es como la Armada inglesa se encontró frente a la costa en Peniche. Luego envió los botes de rescate, pero, según el destino, los hombres que habían estado buscando tal señal de liberación de las almenas de Peniche ya no estaban allí. Las naves, que eran nueve o diez, fueron mantenidas a raya desde Peniche por cañones y regresaron a la flota. Mientras tanto, la Armada inglesa se extendía a lo largo de la costa como la red de un barco pesquero o la Santa Compaña que de noche se apodera de cualquiera que la mire. Otro barco mercante, un barco de suministro hanseático de Lübeck, cayó en sus garras ese día. Pero lo extraordinario fue que su capitán fue retenido en la venganza de Drake hasta que llegaron a Plymouth, tal vez porque era un barco capturado en el mar y para evitar cualquier intento de escapar. Una vez que regresó a la Península, el capitán, cuyo nombre era Juan Antonio Bigbaque, escribió un relato muy interesante de lo sucedido.
Ese día se levantó un viento del noreste después de todas las calma y vientos del oeste y Drake partió hacia el mar abierto. Fue entonces cuando la flota pareció dirigirse a las Azores; como lo expresó Hume: "Después de navegar ostensiblemente por las Azores, Drake se volvió". Pero dado el estado de la flota y la naturaleza diversa de su composición, intentar tal viaje de conquista parecía un acto de imprudencia. Bigbaque, quien presenció los eventos, informó: objective El objetivo principal de (Drake) era terminar en las Islas Cíes, pero debido a que el clima era tan cambiante de un día para otro, decidió dirigirse a la isla de Madeira. Envió barcazas para informar a todos los barcos de la flota, pero más tarde, cuando el viento cambió, se dirigió hacia Bayona y las Islas Cíes. "Con vientos adversos para el regreso a Inglaterra, con la costa en pie de guerra y plagada de galeras , con el gran premio de los buques mercantes, y sobre todo con el estado de la flota empeorando rápidamente y haciendo cada vez más necesario detenerse para recuperarse, las islas de Madeira podrían verse como un lugar apropiado para una escala después de seis peligrosas e inútiles días en el mar En cualquier caso, el 23 de junio fue el último día en que la flota fue avistada desde las cercanías de Lisboa y Peniche.

Con la Armada inglesa en alta mar, los españoles sufrieron el mismo grado de incertidumbre el sábado 24 de junio que a principios de mayo: sin saber dónde podría tener lugar un nuevo desembarco de los ingleses. Sin embargo, la situación no era la misma, tanto por la reducción drástica del poder de la flota inglesa como por la llegada de las tropas de Felipe a Portugal, incluida la infantería de Juan del Águila y la caballería de Luis de Toledo. Por lo tanto, Fuentes ordenó que

Como se podía hacer un intento entre el Duero y el Minho o en Galicia, parecía aconsejable que la infantería y la caballería bajo Don Juan del Águila y Don Luis de Toledo se alojen en Coimbra y sus alrededores, ya que está situado en el centro de la región y, si surge la necesidad, pueden llegar a cualquier parte del área.

El Conde también ordenó que "para que el alojamiento sea aceptable y conveniente para los lugareños", todo debe hacerse bajo la supervisión del Conde de Portoalegre, y "se les debe dar un excelente tratamiento allí".

El mismo día, Fuentes envió dos carabelas más con hombres y suministros para reforzar las dos que seguían a la Armada inglesa. Además, comenzó a reclutar marineros para la nueva Armada que se estaba preparando para el año siguiente. Por su parte, Alonso de Bazán, quien había sido llamado por el Rey para esta nueva Armada, le escribió ese día para decirle que con los invasores ahora definitivamente fuera de Lisboa, viajaría a la Corte de inmediato.

En cuanto a los ingleses, fue el sábado que Robert Devereux, conde de Essex, prestó más o menos un último servicio a la expedición al proporcionarle a Cerralbo los mismos dolores de cabeza importantes que había sufrido en mayo y en el proceso de fabricación del Vigo. estuario más vulnerable. De hecho, el primer avistamiento del primer escuadrón de la Armada inglesa ocurrió ese día en las Rías Altas, frente a la Costa de la Muerte. Incluía el Devereux favorito con muchos otros nobles, un buen número de barcos ingleses que transportaban a los enfermos y los buques holandeses descargados. Este avistamiento creó un movimiento contraproducente de las tropas gallegas, porque cuando Cerralbo pensó que la Armada inglesa atacaría nuevamente a La Coruña, ordenó a las tres compañías que estaban estacionadas en Pontevedra como refuerzos para que Vigo y las Rías Bajas regresaran inmediatamente a La Coruña. Hubiera sido mucho mejor en este juego de gato y ratón que estos soldados veteranos se hubieran quedado en Pontevedra, ya que esto les habría ahorrado marchas extenuantes y fútiles por el campo gallego que los alejaron del lugar donde el ataque final del La armada inglesa se desataría poco después.

El domingo 25 de junio, los vientos del norte y el mal tiempo se intensificaron. Al caer la noche, Drake, que había navegado hacia el mar el 23 de junio, fue avistado en Oporto. Estos hechos sugieren que Drake aprovechó el viento del noreste el 23 de junio, navegó oeste-noroeste al comienzo de lo que sería un largo movimiento de tachuelas (lo que llevó a algunos a pensar que se dirigía a las Azores). En algún momento del 24 de junio, ahora a cierta distancia de la costa y con el viento del norte, el viraje los llevó varios kilómetros al mar. Siguiendo el cambio de dirección y navegando hacia el viento lo más posible para llegar lo más al norte que pudo, comenzó una nueva táctica, esta vez de regreso hacia la costa portuguesa. Finalmente, el 25 de junio, con los barcos inclinados hacia estribor, completó la táctica que lo llevó a menos de ocho kilómetros de Oporto. En lo que se refiere al primer escuadrón de la Armada inglesa, siguió usando el viento del norte para llegar a Finisterre, mientras trataba de no perder demasiado del avance del norte ya realizado.

El viento del norte todavía soplaba el lunes 26 de junio, y Drake avanzaba suavemente frente a la costa norte de Portugal entre Vila do Conde y Esposende bajo la atenta mirada de Pedro Bermúdez, comandante de la guarnición militar en ese sector. El primer escuadrón de la flota estaba haciendo lo mismo en la costa gallega y fue visto de nuevo ese día desde Finisterre. Del lado español, ese fue el día en que las quince carabelas zarparon por fin para reforzar las Azores. Mientras tanto, el Gregory de Londres que, como se mencionó anteriormente, había sido alcanzado por los cañones de las galeras días antes, "no navegaba tan bien como el resto" y se había separado de la flota, logró unirse a ellos nuevamente. Según el relato de Evesham, esa fue también la noche en que, además de la dispersión gradual de las naves individuales, el segundo escuadrón de la Armada inglesa se dividió en dos. Evesham describió cómo durante la noche Drake encendió un faro en la Venganza, que al amanecer había desaparecido junto con sesenta barcos.

El martes 27 de junio, el viento seguía soplando, lo que provocó la parada virtual de los barcos ingleses, que se extendían cada vez más a medida que intentaban navegar en las costas portuguesas y gallegas. Trágicamente, estaban siendo retenidos, con los vasos comenzando a parecerse más a las mortuorias debido al aumento incesante del hambre, la sed, la enfermedad y la muerte.

Para el 28 de junio, la mayor parte del segundo escuadrón de la Armada inglesa estaba cerca de la frontera portugués-gallega entre Viana y Caminha. De hecho, varios barcos mostraron signos de intentar aterrizar en la playa de Ancora al lado del río. Pero el mismo día, el viento se desvió hacia el sur, por lo que pudieron navegar hacia los estuarios que ofrecían un respiro incomparable para cualquier barco agotado por estar en el mar. Sin embargo, no todos anclaron en Vigo ya que algunos de ellos se dirigieron directamente a Inglaterra. Uno de ellos fue el Gregory, que se dirigió al norte después de abandonar un barco de suministros perdido que había encontrado y que decidió quedarse. Poco después, el Gregory se encontró con otro barco, el Bark Bonner de Plymouth, y decidieron hacerse compañía en el duro viaje que los esperaba en su viaje de regreso.

Pero el 29 de junio, Drake finalmente logró echar el ancla de Vigo y, a lo largo de ese día, una gran cantidad de barcos se unieron a él allí. En conclusión, Drake tuvo el viento a su favor para dirigirse a las Azores y en contra de él para regresar a Inglaterra. Pero lo que quería era irse a casa y, desde zarpar de Cascais el 18 de junio hasta que el viento del sur se levantara el 28 de junio, se había clavado contra el viento para avanzar hacia el norte. Y durante ese tiempo, la enfermedad y el hambre comenzaron a devastar gravemente la flota.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Holanda: El impresionante Witte Olifant

El elefante blanco - Witte Olifant

Weapons and Warfare



Se cree que la flota holandesa a vela '' es una representación de la flota de batalla holandesa preparada para zarpar hacia el Medway and Sheerness en 1667. Esta expedición comandada por el almirante De Ruyter resultó en un éxito sorprendente. Gran parte de la armada inglesa fue destruida o capturada. Los barcos holandeses que participaron en ese ataque están representados en esta pintura. A la derecha está Witte Olifant (construido en 1666) fácilmente reconocible por un elefante blanco en su popa. Más a la derecha está el Vrijheid (el Freedom, construido en 1651, explotado en acción en 1676). A la izquierda de Witte Olifant está Zeelandia con el escudo de armas de Zeelandia en la popa. El centro de la pintura está ocupado por Gouden Leeuw (construido en 1666), con la imagen de un león dorado desenfrenado en su tafferel. En el primer plano izquierdo está el Huis Tijdverdrijf. En el fondo izquierdo se ve el Zeven Provincien. Su popa está decorada con el escudo de armas de las siete provincias de la República.

Los ingleses con los que los holandeses estaban en guerra con bastante frecuencia durante este tiempo dieron sus primeros nombres y grandes nombres como Royal Charles o Sovereign of the Sea.

El Elefante Blanco fue construido en 1667 en anticipación de una nueva guerra con los ingleses. Con 82 cañones, era la clase de barco más pesada en uso y se convirtió en uno de los buques insignia de la marina holandesa. Personalmente, creo que es gracioso que el Almirantazgo de Amsterdam haya decidido llamar a su barco más nuevo y temible el elefante blanco.



Dimensiones


Longitud de cañón de cubierta 134 ′ 0 ″ Amsterdam Feet 37.9354 (124 ′ 5 ″ Imperial)

Ancho 29 ′ 0 ″ Amsterdam Feet8.2099 (26 ′ 11 ″ Imperial)

Armamento 1652 Peso en el camino = 113 libras holandesas (123.057 lbs 55.8333 kg)

Cañón de cubierta 7 holandés de 12 libras

Cañón de cubierta 7 holandés 8 libras

Cañón de cubierta 12 holandés de 6 libras

Cañón de cubierta 2 holandés 4 libras

Cañón de cubierta 2 holandés 3 libras

Oficiales al mando


11.1652 - 1653Kapitein Sijbrant Janszoon

1654 - 2.1654KapiteinHeyn Claeszoon Catt

Historial de servicio


4.3.1652 / 53 Batalla de Livorno

26.3.1654 Tomó el buque mercante San Jorge en el mar Mediterráneo



miércoles, 12 de junio de 2019

Galeones pesados españoles

Escoltas pesados ​​españoles de 60 cañones

Weapons and Warfare



SLR0436; Buque de guerra (1730-40); Español; 60 cañones

Mientras que la Royal Navy se estancó en la época de los establecimientos, los franceses y los españoles estaban construyendo barcos más grandes y mejores. Con estilo, este modelo de un barco español tiene mucho en común con la práctica británica, y los astilleros británicos fueron empleados en los astilleros españoles, especialmente los católicos romanos irlandeses a quienes se les prohibió trabajar bajo la corona británica. Sin embargo, la decoración es bastante diferente, con un caballo como la figura decorativa y una talla pesada en cada cuarto de la popa. Este modelo no puede identificarse positivamente, pero tiene un águila y una serpiente en la popa, desde el escudo de armas de México. Puede ser el barco español Nueva Espana de 60 cañones, construido en La Habana en 1740. Tiene puertos de remo entre los puertos de armas de cubierta inferior, una característica que solo se encuentra en barcos británicos mucho más pequeños, pero que podría haber sido útil en los vientos más ligeros de El Mediterráneo, donde aún podría ser necesario luchar contra las galeras en un clima tranquilo.




El aumento de los ataques de corsarios europeos en las Indias Occidentales españolas y Meno (costa norte de América del Sur) a partir de la década de 1520 requirió medidas defensivas mejoradas, pero especialmente a partir de la década de 1540, cuando el envío estadounidense alcanzó su punto máximo durante los descubrimientos más ricos de plata en Perú. Estos ataques, en tiempos de paz y en guerra, trascendieron el derecho internacional tal como lo hicieron las luchas religiosas del Mediterráneo, especialmente cuando España a fines de la década de 1530 prohibió la entrada de extranjeros en aguas estadounidenses. La corona española tuvo que aceptar, a regañadientes, la constatación de que las milicias locales, las fortificaciones inadecuadas y las patrullas armadas privadas en el Caribe no sustituían a los convoyes transatlánticos regulares y sistemáticos, escoltados por galeones regulares de la marina y protegidos en los puntos de partida y llegada. Patrullas costeras permanentes de galeras y pequeños buques de guerra. Tal sistema tardó varias décadas en evolucionar y, frente a unos 100 corsarios enemigos que operan anualmente, 70 frente a España y 30 en el Caribe. Entre 1535 y 1546, la mayoría de los ataques ocurrieron en la costa atlántica de España, y los colonos en América generalmente tuvieron que valerse por sí mismos. Pero la llegada de muchos corsarios sobre el saqueo, así como las empresas de contrabando en el Caribe durante la década de 1550, hizo que la corona experimentara con contramedidas que se convirtieron en permanentes después de 1560. Éstas llegaron en forma de regulación gubernamental directa de las defensas marítimas de la América española, encarnadas en un convoy anual escoltado esporádicamente desde 1553 y permanentemente desde la década de 1560. La herramienta principal se convirtió en la escolta de este convoy, la Armada Real, de dos a doce galeones, creada en 1568 y comandada por Pedro Menéndez de Avilés. Dos convoyes de placas (de plata) zarparon anualmente, el viaje de primavera a las Antillas y Vera Cruz, la expedición de fines de verano a Cartagena en el principal español y Nombre de Dios en el Istmo de Panamá. Ambos pasaron el invierno en el Caribe y luego se reunieron en La Habana el siguiente mes de marzo para el viaje de regreso a Sevilla.

A pesar de que la Armada Real era cara, logró para Felipe II el efecto deseado de actuar como un elemento disuasorio para los ataques de corsarios en las flotas de placas. Sin duda, el Real no pudo detener las depredaciones de los corsarios de los asentamientos costeros, especialmente a medida que se intensificaron a lo largo de la cañería española desde finales de los años 1560. Francés, inglés y holandés incluso comenzaron a cooperar en una causa común contra el monopolio imperial español, a veces en pequeños escuadrones de doce barcos o más frente a las costas españolas y en el Caribe. Tales peligros solo podrían ser frustrados por patrullas de galeras en gran medida ineficaces en ambos lugares, o por galeones portugueses y españoles (a partir de 1552) más exitosos entre la costa ibérica y la base de la isla en las Azores. La ofensiva naval otomana de la década de 1560 también trajo a corsarios turcos y bárbaros en escuadrones de seis galliotas o más al Atlántico para unirse al asalto. De hecho, un escuadrón de corsarios turcos ingresó al fondeadero de Cádiz a fines del verano de 1568 y quemó tres de los doce galeones originales de Menéndez de Avilés que se preparaban para la primera salida de la Armada Real. Pero el peligro musulmán disminuyó cuando los otomanos retrocedieron a su perímetro de defensa del Mediterráneo Central durante la década de 1570, y la Armada Real asumió el papel de escolta permanente. Incluso después de la partida de Menéndez para dirigir una expedición contra Holanda en 1574 (cuando murió), el sistema continuó con un éxito incondicional durante más de dos siglos. Los rezagados del convoy ocasionalmente fueron víctimas de corsarios, pero la Armada Real rara vez fue interceptada por una fuerza enemiga formidable durante las décadas siguientes, la primera vez que no llegó hasta 1628.

Buscando otra cosa, recientemente encontré lo siguiente en "Trafalgar and the Navy" por John D. Harbron (documenta el SOL español de principios del siglo XVIII) sobre el armamento de los primeros SOL españoles:

Sailer de 4ta velocidad y rápido, 60 Gun Ship (año de servicio 1717) –24 x 18 #, 26 x 12 #, 10 x 6 #

Harbron indica que estos años 60 no fueron diseñados para luchar en una línea de batalla contra las naves capitales de su tiempo, sino que fueron escoltas pesadas, con la intención de derrotar a los corsarios y piratas británicos y franceses en el Caribe y en otros lugares. Se utilizaron para escoltar los convoyes de oro y plata desde el Caribe a través del Atlántico hasta España. También se hizo un viaje a principios de la década de 1730, desde el Cabo de Hornos hasta el Pacífico, para acompañar a los grandes galeones de Manila. Esto fue sólo en su última etapa de navegar en Panamá.


Galeones de Manila: ¡qué objetivo para tu gran pirata bien organizado! Desgraciadamente, un poco fuera de la liga es tu pirata promedio, como lo serían los convoyes españoles escoltados por esos especiales antipiratistas de 60 artilleros.

Nostra Senora de Covandonga 50-armas 1731-1743

Nostra Senora del Pilar de Zaragoza 50-armas 1732-1750

Esto es de un artículo publicado en el Buque de Guerra 1991 ‘The Last Manila Galleon’. En el artículo, describen los últimos Galeones españoles que navegaban entre Manila en las Filipinas a través del Pacífico hasta Acapulco en la costa oeste de México.

Uno de los últimos galeones de Manila fue el Covandonga capturado por Anson en 1743, el Pilar que se disolvió en el viaje a Acapulco en 1750 y los barcos construidos para reemplazar a Covandonga y Pilar en Manila.

Nuestra Señora del Rosario y los Santos Reyes 60 armas 1746-1762

Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Buen Fin 70-armas 1750-1762

Estos eran enormes barcos; Rosario fue de 188 pies en total, con 156 pies de quilla, 56 pies de haz y 26 pies de profundidad en la bodega, y fue perforada para 60 cañones. La Santisima Trinidad era aún más grande. A modo de comparación, la marina española en ese momento había diseñado una 4ta tasa de 60 cañones como la mejor nave para sus necesidades, estos medían comúnmente 143 pies de largo y 39 pies de ancho.

El Rosario y Santísima Trinidad fueron terribles navegantes; Tenían enormes obras superiores y solo podían navegar en un viento posterior. En 1756, Santisima Trinidad tardó más de 7 meses en hacer el viaje de Manila a México, 82 pasajeros murieron en el viaje, incluido el ex gobernador de Filipinas que regresó a España.

viernes, 7 de junio de 2019

Francia: Tecnología naval de los siglos 17 y 18

Tecnología naval francesa 1669-1716

Weapons and Warfare



El legendario Soleil Royal. Se dice que fue una de las naves barrocas más impresionantemente decoradas, lideró la flota francesa en la batalla de Beachy Head antes de ser destruida por las fuerzas británicas y holandesas mientras se sometía a reparación en 1692.

La Armada francesa en los siglos XVII y XVIII difería en algunos aspectos significativos de sus contemporáneos a través del Canal o en los Países Bajos, cuyas naves y estructuras navales se han descrito en otros volúmenes de esta serie. Quizás las diferencias más cruciales entre las naves francesas y otras naves, ciertamente en el período anterior a 1689, se encontraban en los niveles estructurales de las distintas naves de la línea de batalla (vaisseaux en francés) y en los calibres mixtos de cañones que las armaron. cubiertas


El pequeño barco de tres pisos de la línea

Si bien hubo ciertamente pequeñas naves con tres cubiertas de armas continuas en las otras armadas importantes (en este artículo utilizamos el término 'cubierta de armas' para identificar todas las cubiertas de cañones continuas que van desde el vástago hasta la popa, en lugar de la práctica británica de reservando el término para la más baja de estas cubiertas, la práctica francesa de mediados del siglo XVII estaba más extendida en la construcción de buques de guerra de tres cubiertas con tan solo cincuenta cañones. En nuestra definición, excluimos las superestructuras de proa y popa que se encuentran por encima de la cubierta superior continua: el pronosticador (donde existía), el alcázar y la popa, como se describe normalmente. Tenga en cuenta que el francés no empleó las traducciones de los términos "deck inferior", "deck medio" y "deck superior"; en lugar de eso, se referían a estos niveles de mazo como "primer mazo", "segundo mazo" y "tercer mazo" para los tres pisos; Como los lectores de habla inglesa no están familiarizados con esta práctica, hemos conservado los términos más fáciles de entender en este libro. Pero debemos advertir al lector que la definición francesa de un barco de tres cubiertas difería notablemente de la empleada por los ingleses.

En la mayoría de los tres pisos (antes de 1689), la cubierta superior de la pistola no estaba armada con una batería continua de cañones, sino que estaba dividida en la cintura de la nave. En algunas naves había físicamente una cubierta continua en este nivel (para cubrir y proteger a los hombres en la cubierta media inferior), con baluartes continuos a lo largo de los lados (pero no portadores) y apoyados debajo por vigas de cubierta transversales a lo largo de todo el ancho de la nave para proporcionar resistencia estructural; estas naves no llevaban armas a este nivel cuando se construyeron, pero en 1690 las naves sobrevivientes de este grado recibieron armas adicionales para darles una batería completa de UD.

En otras naves, había una brecha física en la cintura, de modo que la parte central de la cubierta central estaba abierta a los elementos; en varios barcos, esta brecha se llenó con una estructura residual (una pasarela central denominada "puente volador") que une las secciones delantera y trasera de esta cubierta. Esta estructura podría ser (y frecuentemente se eliminó) en la práctica operacional, convirtiendo el tipo en lo que comprendería el inglés como un dos pisos. Sin embargo, la Marina francesa clasificó a todos estos barcos oficialmente como "tres pisos", y describió sus cubiertas superiores no continuas como la "tercera cubierta". Esto llevó a cierta confusión entre las armadas, como en 1672 cuando, durante un período de alianza y cooperación anglo-francesa, un pequeño escuadrón francés visitó Portsmouth, formado por los barcos Superbe, Royal Thérese (exParis) y Magnanime de 70 cañones. .



Las excepciones principales (antes de 1689) entre las naves de 1er. Rango fueron las enormes vastas del primer ministro que sonaron extraordinariamente: esas pocas embarcaciones de 100 cañones de armas más, que llevaban tres niveles completos de armas, además de armas más pequeñas en sus proyectiles, alcáqueras y en algunos casos cacas.

Estos pequeños tres pisos fueron eliminados en etapas. El 22 de marzo de 1671, se estableció un reglamento que decreta que los buques con menos de 70 cañones deberían construirse como dos pisos en el futuro. En 1689, un nuevo decreto extendió el Reglamento para cubrir todos los barcos nuevos con menos de 80 cañones. Obviamente, estas regulaciones se aplicaron a la nueva construcción en lugar de a los buques existentes. En algunos casos, fue posible convertir un tres pisos existente en un piso de dos pisos por el simple proceso de desmantelar un "puente volador". En otros buques, se requirió una reestructuración más integral, y claramente en muchos buques no se realizaron cambios y los buques permanecieron en tres pisos hasta el final de sus vidas. Después de 1689, todos los nuevos tres cubiertas llevaban tres cubiertas completas de armas, y ninguna llevaba menos de 80 armas.

Calibres mixtos en cubiertas de armas

La otra diferencia significativa, no siempre clara de ciertos escritos, es que las cubiertas inferiores, y en los tres pisos, en casi todos los buques de guerra franceses anteriores a 1689 llevaban una mezcla de calibres. La práctica estaba claramente definida en las regulaciones apropiadas, y parece haber habido pocas excepciones. Por lo tanto, un típico de tres pisos podría haber tenido una combinación de pistolas de 24pdr y 18pdr en su cubierta inferior, y una combinación de pistolas de 12pdr y 8pdr en su cubierta media, con 6pdrs en la cubierta superior (y algunas veces 4pdrs en la popa, como un cuarto nivel). En una fecha anterior a 1689, se adoptaron calibres individuales en cada cubierta, y éstos se generalizaron después de 1689 para nuevas construcciones (y para el reacondicionamiento de algunos barcos más antiguos), aunque algunos buques más antiguos nunca fueron reacondicionados.

Cambios en los rankings de buques, 1669-1716

Una complicación importante al determinar qué capítulo debería registrar los detalles de los barcos individuales es que los Rankings franceses estaban sujetos a alteraciones frecuentes, ya que los barcos se movían de un Rango a otro y, a menudo, volvían a aparecer. Esto fue principalmente cierto con los rangos del siglo XVII, pero la reclasificación también tuvo lugar durante el siglo XVIII. Esto también fue un factor en la Marina británica, pero su empleo más extenso por parte de los franceses puede dificultar la localización de un barco en particular. En general, es preferible describir un barco bajo el Rango que tenía cuando ingresó por primera vez al servicio naval francés, pero la posición de un barco se puede juzgar de manera diferente en Rango, ya que es más útil registrar el desarrollo de un tipo de barco en particular. No puede haber una regla absoluta adoptada en este asunto.

Apariencia y diseño

Otros factores de construcción contribuyeron a las diferencias entre la mayoría de los barcos construidos en Francia (ignoraremos aquí los barcos operados por Francia construidos en el extranjero o capturados en otros países) y los de otras armadas. Los barcos franceses eran generalmente más grandes, pero más levemente construidos; entre los barcos más pequeños, esto se debe a que no se esperaba que permanecieran en el mar durante períodos tan prolongados como los barcos de las potencias marítimas. Significaba también que tendían en promedio a ser más rápidos.

La decoración de los barcos franceses, en particular la popa de los grandes barcos, fue más prolífica y más formal que en otras armadas. En particular, bajo Luis XIV, la talla y la pintura que adornan sus estructuras fueron diseñadas para ser más magníficas y más impresionantes que la de sus posibles oponentes. Las figuras y las popas eran distintas en su iconografía y en las habilidades de sus obras de arte. Muchos de los artistas y escultores que crearon la opulencia del siglo XVII de Versalles y Fontainebleau se emplearon igualmente en la creación de obras maestras a flote. Louis XIV y Colbert establecieron academias de escultura en los tres principales astilleros, cuyos artesanos graduados dieron vida a los diseños de Pierre Puget y otros.

La decoración ostentosa, en particular la escultura más ornamentada que adornó la proa y la popa de cada barco durante gran parte del siglo XVII, estuvo sujeta a una poda radical a medida que el siglo se acercaba a su fin. Los decoradores y escultores, todos artistas talentosos y a menudo célebres, se superaron entre sí y, de hecho, a sí mismos para satisfacer la vanidad de su monarca; pero los comandantes reales de la nave, viendo el estorbo y el peligro de incendio del trabajo ornamental en el mar, particularmente en acción, se opusieron fuertemente a la escala de la decoración, y con frecuencia tomaron medidas para reducirla. El célebre Pierre Puget, por ejemplo, se habría horrorizado al saber que gran parte de su cuidada obra artística podría ser abandonada por un capitán tan pronto como fuera de la vista del astillero. Obviamente, esto no podría suceder con los buques insignia de la flota, que probablemente serían visitados por Louis y sus ministros principales; pero tales tallas claramente sufrieron en acción - atestigüe la descripción del arruinado estado de las magníficas esculturas de popa de Soleil Royal cuando fue castigada en Cherbourg después de la Batalla de Barfleur (donde sería quemada en un ataque de fuego unos días más tarde) .

Artillería

El arma principal portada por todas las naves navales durante este período fue el cañón de calibre liso de diferentes tamaños y pesos montado en un camión (con ruedas). Todas las armas francesas se clasificaron de acuerdo con el peso del disparo esférico sólido que podían disparar, pero también se podían separar en aquellas fabricadas de bronce (fonte verte) y aquellas de hierro. Durante el siglo XVII, las limitaciones de la tecnología de fundición significan que las piezas más pesadas solo se podrían fabricar en bronce, aunque esta situación cambió significativamente cuando se usa hierro 24pdrs y 36pdrs (la abreviatura "pdr 'que significa` - pounder' se usa a lo largo de este artículo) Comenzó a introducirse en 1688 y 1691 respectivamente. Sin embargo, las armas de bronce siguieron siendo las preferidas, y para 1689 se decretó que las armas en los barcos del 1er Rango debían ser todas de bronce.

La Armada de Colbert heredó en 1661 una variedad de cañones de al menos diecisiete calibres diferentes, una situación confusa y una que dificultó enormemente el mantenimiento y el suministro de municiones. Se inició en 1661 al restringir el número de calibres a siete, aunque el cambio tomó tiempo, y las últimas armas de calibre "no estándar" no desaparecieron hasta aproximadamente 1676.




Se puede ver que el suministro de cañones en este momento era apenas suficiente para armar más que unos pocos barcos. La ambición de Colbert de crear en pocos años una Armada de unos 120 buques (objetivo que logró en 1671) requería un esfuerzo igual en la fabricación de armas. Incluyendo los calibres no estándar, el inventario de la Armada aumentó a un total de 5,090 cañones en 1671. Durante el siguiente cuarto de siglo, el inventario casi se duplicó, alcanzando su máximo de 9,514 cañones (incluyendo 631 interrompus, probablemente no aptos para el servicio) en 1696. otro desarrollo importante durante este período fue el desarrollo de la capacidad para fabricar pistolas de hierro de gran calibre (24pdrs en 1688 y 36pdrs en 1691), con la consiguiente disminución en la producción de pistolas de bronce y la casi desaparición en el inventario para 1696 de Pistolas de bronce menores de 18pdrs. Las siguientes cantidades de cañones de los calibres estándar estaban disponibles en 1671 y 1696:



A principios de la década de 1690, el 36pdr se había convertido en el arma pesada estándar de la flota de combate. La Ordenanza del 15 de abril de 1689 especificaba un armamento uniforme de 36pdrs de bronce en el LD de las naves de primer rango de 1690, y el aumento de la producción de estas armas pronto fue seguido por la introducción de los 36pdr de hierro que gradualmente los reemplazaron.

Además del cañón convencional, otros dos artículos de artillería merecen una mención (aparte de las armas pequeñas). El perforador (anglicado a "perrier" en el uso británico, aunque también fue llamado un "giro" por ellos, pero la Oficina de la Artillería generalmente los llamaba "bases" o "asesinos"; los españoles los llamaban "pedreroes", mientras que los holandeses Los llamaron "kamerstukken", o pistolas de cámara. Fue, como su nombre lo indica, originalmente evolucionado para disparar proyectiles de piedra en lugar de metálicos. El término en inglés originalmente se refería a armas (de calibre de hasta 24pdr) disparando tiro de piedra. A mediados del siglo XVII, los calibres más grandes se habían vuelto obsoletos, pero el perforador sobrevivió como un arma ligera antipersonal de cañón corto, generalmente encajado en una culata de metal (entre los brazos de los cuales podría estar elevado o deprimido), a su vez montado sobre una base giratoria en un poste vertical de madera que era integral con la estructura de un barco. En la década de 1660, utilizaron municiones de metralla en cámaras removibles (generalmente 8 por pistola), que se cargaron por adelantado y se podían quitar y reemplazar en unos pocos segundos, haciendo armas de tiro rápido. El nombre pierrier fue empleado más tarde por los franceses como un término para describir todas sus armas ligeras de montaje giratorio.

El otro artículo de artillería pesada era el mortero de mar. Esto fue adoptado a principios de la década de 1680 como un arma de bombardeo en la costa en embarcaciones especialmente diseñadas para este propósito. Claramente, no es aplicable para el combate de barco a barco, el buque mortero (generalmente construido como un galiote) fue la versión del monitor del siglo XX del siglo XVII / XVIII. Mientras que los buques de mortero en la Armada inglesa se construyeron con morteros colocados a lo largo de la línea central del buque, por lo general uno delante y otro detrás del palo mayor, en el servicio francés, los morteros se transportaron en pares, uno al lado del otro, antes del fuego principal. adelante sobre los arcos. Las armas estaban fijas en su lugar, y no podían ser entrenadas en ningún lado. Además, inicialmente se fundieron con una placa base integral desde la cual no se podían mover, y se fijaron en la estructura del recipiente de mortero con una elevación fija de 45 grados. En consecuencia, no pudieron alterar su elevación, y el único medio de cambiar su rango fue variando el tamaño de la carga de polvo utilizada. Más tarde, en el siglo XVIII, se instalaron morteros en montajes que podían ser entrenados y elevados.