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lunes, 25 de noviembre de 2024

Crisis del Beagle: IKL 209 vs clase Oberon


Crisis del Beagle: ¿Y si se enfrentaban los U209 y los clase Oberon?

Por Esteban McLaren




 

El enfrentamiento hipotético entre un submarino alemán IKL 209/1200 y un submarino británico de la clase Oberon, ambos producidos entre 1975 y 1980, en un escenario como la crisis del canal de Beagle, nos ofrece un intrigante análisis sobre cómo se habrían desempeñado dos máquinas de guerra submarina, representativas de la tecnología naval de la época. Si bien cada uno de estos submarinos tenía ventajas únicas, la evaluación de sus especificaciones técnicas, capacidades operativas, armamento y sensores sugiere un duelo que habría sido tan estratégico como letal.

El IKL 209/1200: Furtividad y modernización alemana

El IKL 209/1200 fue un submarino diseñado por los ingenieros alemanes de Howaldtswerke-Deutsche Werft (HDW). Su diseño representaba una evolución de las tecnologías alemanas de posguerra y estaba optimizado para operar en aguas costeras y de mar abierto. Con un desplazamiento en inmersión de alrededor de 1,285 toneladas, el IKL 209/1200 era un submarino ligero y maniobrable. Su diseño compacto le otorgaba una ventaja en términos de furtividad, siendo más difícil de detectar por los sistemas de sonar enemigos.

Este submarino estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm y podía llevar hasta 14 torpedos. El armamento principal consistía en torpedos filoguiados, diseñados para alcanzar con precisión objetivos navales en entornos complejos. Aunque no contaba con misiles como otros submarinos contemporáneos, su poder de fuego era suficiente para comprometer gravemente a cualquier buque de superficie o submarino enemigo en las aguas del canal de Beagle.

En cuanto a los sensores, el IKL 209/1200 integraba sistemas de sonar de casco y pasivo, con una capacidad limitada de detección en entornos de alta profundidad, pero eficiente en aguas costeras. Su autonomía le permitía realizar patrullas prolongadas, siendo ideal para misiones de vigilancia y control en áreas estratégicas. Sin embargo, su tamaño más reducido significaba que su habitabilidad y resistencia oceánica eran inferiores a las de otros modelos más grandes.

El Clase Oberon: Tradición y resistencia británica

Por otro lado, la clase Oberon, diseñada y construida por astilleros británicos, representaba una evolución de los submarinos británicos de la clase Porpoise, mejorados para aumentar su durabilidad y capacidades operativas. Con un desplazamiento de 2,410 toneladas en inmersión, el Oberon era un submarino significativamente más pesado que el IKL 209, pero esto le otorgaba una mayor resistencia para misiones en mar abierto y océano profundo.



El Oberon también estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm, pero su capacidad de carga era superior, con la posibilidad de llevar hasta 20 torpedos. Los torpedos Mk 24 Tigerfish eran su principal armamento, y, aunque tenían un rango de precisión considerable, se destacaban en enfrentamientos de largo alcance. Esto habría dado al Oberon una ventaja en situaciones donde la detección a larga distancia era crucial.

En cuanto a sensores, el Oberon estaba equipado con sistemas de sonar activos y pasivos más avanzados que el IKL 209/1200, lo que le otorgaba una ventaja en términos de detección temprana. Estos sistemas, junto con la mayor capacidad de inmersión del Oberon (aproximadamente 300 metros), le permitían operar en aguas más profundas, lo que podía ser una ventaja táctica en el caso de un enfrentamiento submarino prolongado.

Capacidades Oceánicas y Furtividad

El diseño del IKL 209/1200 priorizaba la maniobrabilidad y la furtividad en aguas costeras. Esto lo convertía en un depredador formidable en el entorno confinado del canal de Beagle, donde su capacidad para evitar la detección mediante su menor firma acústica le habría permitido acercarse sigilosamente al Oberon. Sin embargo, en mar abierto, las limitaciones de alcance de sus sensores y su menor resistencia lo habrían colocado en una desventaja relativa frente a un adversario como el Oberon.

El Oberon, con su mayor tonelaje y sensores más sofisticados, era una plataforma diseñada para misiones de patrulla oceánica de larga duración. Esto le habría permitido detectar al IKL 209/1200 antes de que el submarino alemán pudiera acercarse demasiado, dándole una ventaja estratégica inicial en mar abierto. No obstante, en un enfrentamiento en aguas poco profundas como el canal de Beagle, la mayor maniobrabilidad y menor firma del IKL 209 habrían compensado su desventaja en términos de tamaño y sensores.

Un enfrentamiento hipotético

Si estos dos submarinos se hubieran enfrentado en el canal de Beagle durante la crisis de 1978, el resultado habría dependido del entorno específico. En un combate en aguas abiertas, el Oberon habría tenido la ventaja con su mejor capacidad de detección y mayor capacidad de inmersión, lo que le permitiría atacar al IKL 209 desde la distancia. Sin embargo, en las aguas costeras más estrechas y menos profundas del canal, el IKL 209 podría haber aprovechado su superior maniobrabilidad y furtividad para acercarse y lanzar un ataque sorpresa.

En resumen, el IKL 209/1200, con su diseño más moderno y capacidad de furtividad, habría sido un oponente difícil de detectar en un combate cercano, mientras que el Oberon, con su mayor capacidad de detección y resistencia oceánica, tendría la ventaja en enfrentamientos de largo alcance. En un enfrentamiento directo en el canal de Beagle, el desenlace sería incierto, pero probablemente dependería de quién pudiera localizar primero al otro submarino y lanzar el ataque inicial.

Para más detalles técnicos sobre el IKL 209/1200 puedes consultar Global Security y sobre la clase Oberon en Naval Encyclopedia.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Libro: McDonnell Douglas A-4Q & A-4E Skyhawk (de Jorge F. Nuñez Padín)

McDonnell Douglas A-4Q & A-4E Skyhawk


Jorge F. Nuñez Padin || DeySeg

A mediados de marzo de 1972, comenzaron a volar los A-4Q Skyhawk en Argentina. Se trataba de un verdadero sistema de armas, que introdujo por primera cosas como el misil aire-aire, reabastecimiento, reconocimiento fotográfico, etc. Y una capacidad operativa embarcada, única en la región.



​Maniobras de los A-4Q Skyhawk de la 3° de Caza y Ataque, durante la 4° Etapa de Mar. Agosto de 1972.​


El A-4Q Skyhawk era una versión exclusiva para la Aviación Naval que combinaba entre otras cosas la célula del A-4B con el reactor más potente del A-4C y electrónica de A-4F. El resultado fue un Skyhawk, con una excelente relación peso/potencia. Esta edición describe el proceso de selección y puesta en servicio además del entrenamiento del personal.

El autor Jorge Núñez Padin a partir de una exhaustiva investigación de gran cantidad de documentos estadounidenses, ingleses y obviamente argentinos, revela que de no haber habido plazos de entrega tan largos, la Aviación Naval se hubiera equipado con aviones Hawker Hunter o Hawker Siddeley Harrier. Más aún, la Armada Argentina estuvo muy cerca de ser el primer cliente de exportación del Harrier, incluso de haber comprado el portaaviones HMS “Hermes”.



La monografía relata con precisión la cuidadosa preparación para el conflicto del Beagle. Destaca las experiencias para poder empeñar los Skyhawk en combate aéreo contra los Hawker Hunter de la FACH. Los pilotos navales descubrieron la forma de maniobrar adecuadamente sus A-4Q en “pelea de perros”, durante las primeras experiencias de combate aéreo disímil en el país. Casualmente, durante varios años la US Navy empleó como avión agresor al Skyhawk. También se pasa revista, a las operaciones durante la guerra de Malvinas. Así como toda la trastienda, de la fallida compra de los A-4E en Israel.



Los capítulos finales ofrecen información técnica relativa al A-4Q Skyhawk y las mejoras y modificaciones realizadas en el país. Otro punto fuerte, es la identificación e historia individual de todos los A-4Q y de los A-4E seleccionados por la Armada Argentina.



La obra está ilustrada por unas 150 imágenes, con el detalle exacto de fecha y circunstancias. Los perfiles y vistas en planta (alrededor de una veintena), son obra de Javier “Javo” Ruberto. La portada es una representación artística del A-4Q Skyhawk 3-A-305 tripulado por el Teniente de Navío ”Francés” Lecour durante el ataque a la HMS ”Ardent”. Es obra de uno de los ilustradores más renombrados a nivel mundial, Rodrigo Barraza, hecha especialmente para esta monografía. Finalmente y a pesar de las dificultades presentes, la impresión sube un escalón, logrando una presentación visual y de tacto de mejor calidad.


Los interesados en adquirir esta edición, se pueden poner en contacto directo con el autor, mediante el siguiente mail: jfnpadin@gmail.com



  •     Serie Aeronaval #41 “McDonnell Douglas A-4Q & A-4E Skyhawk”
  •     80 paginas, 150 imágenes.
  •     Editorial AUSTRALIS.
  •     Autor Jorge F. Nuñez Padin. Bahia Blanca, Octubre 2022​

domingo, 17 de noviembre de 2024

Crisis del Beagle: Torpederas de la ARA en la zona

Lanchas torpederas “Towwora” (P-82) y ARA “Alakush” (P-84)



Al comenzar su vida operativa por las aguas australes las torpederas LT-3/P-82 y LT-5/P-84 recibieron nombres de bautizo de origen Yagán o Yámana (aborígenes que habitaron la zona del Canal de Beagle), siendo denominadas ARA “Towwora” (“Viento que pasa”) y ARA “Alakush” (Pato Vapor en lengua Yámana) respectivamente.
Previo a su despliegue a Ushuaia estas dos unidades fueron modernizadas y reequipadas, con el agregado de una carroza de aluminio (para proteger sus cascos de madera) y una potencia de fuego considerable para su poca eslora que consistía en:
- 2 montajes simples de cañones Bofors de 40mm
- 2 montajes dobles de ametralladoras Browning M2 de 12,7mm
- 2 coheteras óctuples Mk50 para cohetes Mk7/Mk10 de 5” (127mm)
- 2 cunas para cargas de profundidad Mk6
- 4 cunas para torpedos Mk13 de 22,4” (569mm)
Durante su estadía en el sur fue reemplazado su esquema de color “gris horizonte” estándar de las unidades de superficie por diversos esquemas de camuflaje que fueron variando a lo largo del tiempo. Tenían su asiento en la Base Naval de Ushuaia (BNUS)


ARA Towwara (P-82) con su armamento alistado navegando por el canal


ARA Alakush (P-84), detrás un lancha tipo Dabur

Fuente: Lanchas patrulleras argentinas


jueves, 14 de noviembre de 2024

Crucero ligero clase Tre Kronor (Suecia)

Crucero ligero clase Tre Kronor






La clase Tre Kronor (en español: clase Tres Coronas ) fue una clase de dos cruceros construidos para la Armada sueca durante la Segunda Guerra Mundial , compuesta por el Tre Kronor y el Göta Lejon . El Tre Kronor fue descartado en 1968 y el Göta Lejon fue vendido a Chile en 1971. Renombrado Almirante Latorre , permaneció en servicio hasta ser descartado en 1986.

Diseño y desarrollo

El estallido de la Segunda Guerra Mundial provocó que la Armada sueca cambiara su estrategia naval, decidiéndose basar la flota en dos escuadrones de destructores , cada uno de los cuales estaría liderado por un crucero, en lugar de la organización existente de lentos buques de defensa costera y pequeños torpederos . Por tanto, en 1940, el gobierno sueco decidió que se construirían dos cruceros . Los cruceros fueron diseñados por el astillero italiano CRDA en 1940-1941.



El armamento principal eran siete cañones Bofors de 152 mm , con una torreta triple en la proa y dos torretas gemelas en la popa. Los cañones estaban siendo construidos por Bofors para los cruceros de clase Eendracht que se construían en los Países Bajos para la Marina Real Holandesa , pero fueron adquiridos por el gobierno sueco cuando los Países Bajos se rindieron a Alemania en mayo de 1940. Podían disparar un proyectil de 46 kilogramos (101 lb) a un alcance de 26.000 metros (28.000 yd) a una velocidad de 12-15 disparos por minuto, y podían elevarse a 70 grados, siendo capaces de uso tanto antisuperficie como antiaéreo. El armamento antiaéreo adicional fue proporcionado por 20 cañones Bofors de 40 mm en 10 torretas gemelas y siete cañones de 20 mm m/40. Se instalaron seis tubos lanzatorpedos de 533 mm (21 pulgadas) y el barco también podía transportar 160 minas.
En torno a los cruceros se desató un debate político que, junto con una revisión del diseño, hizo que las obras no comenzaran hasta 1943. Los barcos fueron construidos por los astilleros Götaverken y Eriksberg de Gotemburgo . El HSwMS  Tre Kronor fue botado el 16 de diciembre de 1944 y el HSwMS  Göta Lejon el 17 de noviembre de 1945.

Descripción general de la clase
Nombre Clase de tres coronas
Operadores
  •  Marina sueca
  •  Armada de Chile
Construido 1943–1947
En comisión 1947–1984
Planificado 2
Terminado 2
Jubilado 2
Características generales
Tipo Crucero
Desplazamiento
  • 7.400 toneladas largas (7.519 t) estándar
  • 9.200 toneladas largas (9.348 t) a plena carga
Longitud
  • 174 m (570 pies 10 pulgadas) ( pp )
  • 182 m (597 pies 1 pulgada) ( océano )
Haz 16,45 m (54 pies 0 pulgadas)
Borrador 5,94 m (19 pies 6 pulgadas)
Propulsión
  • 2 turbinas de engranajes de eje, 4 calderas de 4 tambores,
  • 100.000  hp (75.000 kW)
Velocidad 33 nudos (61 km/h; 38 mph)
Rango 4.350 millas náuticas (8.060 km; 5.010 mi) a 14 nudos (26 km/h; 16 mph)
Complementar 618
Armamento
  • Tal como está construido :
  • 7 cañones Bofors de 152 mm
  • 20 cañones Bofors de 40 mm m/36
  • 7 cañones Bofors de 20 mm m/40
  • 6 × tubos de torpedos
  • Göta Lejon, después de 1958 :
  • 7 cañones de 152 mm (6 pulgadas)
  • 4 cañones Bofors de 57 mm
  • 11 cañones de 40 mm
  • 6 × tubos de torpedos
Armadura
  • Cinturón: 70 mm (2,8 pulgadas)
  • Cubierta: 30 mm (1,2 in) superior, 30 mm (1,2 in) principal
  • Torretas: 50–127 mm (2,0–5,0 pulgadas)
  • Torre de mando: 20–25 mm (0,79–0,98 pulgadas)



Historial de servicio

El retraso en el inicio de la construcción de los barcos y la huelga hicieron que la Segunda Guerra Mundial hubiera terminado hacía tiempo cuando se completaron los barcos, y ambos entraron en servicio en 1947. Fueron reacondicionados a fines de la década de 1940 y principios de la de 1950, con un nuevo puente instalado, un radar agregado y los cañones de 20 mm reemplazados por siete cañones Bofors más de 40 mm.

Entre 1957 y 1958, el Göta Lejon sufrió otra remodelación importante: se le instaló un nuevo radar y se le modificó el armamento antiaéreo secundario, que incluía cuatro cañones Bofors de 57 mm y once cañones Bofors de 40 mm. Una modernización similar para el Tre Kronor se canceló por falta de fondos.

El Tre Kronor entró en reserva en 1958, fue dado de baja el 1 de enero de 1964 y vendido como chatarra en 1968, siendo utilizado para construir un puente de pontones. El más moderno Göta Lejon no fue dado de baja hasta el 1 de julio de 1970, y fue vendido a Chile en julio de 1971, siendo puesto en servicio en la Armada chilena como Almirante Latorre el 18 de septiembre de 1971. El Latorre fue dado de baja de la Armada chilena en 1984, y fue vendido en agosto de 1986, siendo desguazado en Taiwán en 1987. Fue uno de los buques de la escuadra chilena que se salvó de ser hundido en la crisis del Beagle.

martes, 15 de octubre de 2024

FFG: clase Condell (UK/Chile)

Fragatas clase Condell






La clase Condell es la serie de fragatas clase Leander vendidas a la Armada de Chile.


Fragatas Leander

Las Fragatas Clase Leander (Tipo-12M) para muchas Armadas son consideradas las mejores diseñadas por Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, dado que son unidades con excelentes capacidades marineras, las cuales conservan y llevan como garantía la antigua tradición naval británica, lo que las coloca como unas de las mejores fragatas escolta de su época. Este modelo se construyó en tres lotes, de los cuales, los dos primeros se subdividen en otros más (1A, 1B, 2A, 2B y 3A) después los trabajos de modernización. Además de los británicos fueron usuarios de la Leander: Nueva Zelanda, con dos unidades; Chile, cuatro unidades (2 Ex-RN); Ecuador, dos unidades (Ex-RN); Australia, dos unidades; India(Ex-RN), siete unidades (1 Ex-RN); Pakistán, dos unidades (Ex-RN); Holanda, seis unidades; Indonesia, seis unidades (ex Holanda) y Sudáfrica, tres unidades.


País productor
País productor Bandera del Reino Unido
Datos generales
Astillero Yarrow (Shipbuilders) Ltd., Glasgow
Países en servicioBandera naval de Chile Armada de Chile
Bandera naval de Ecuador Armada del Ecuador
Tipo Fragata
Estadísticas
Primera unidad Almirante Condell (PFG-06)
Última unidad Almirante Lynch
Periodo construcción 1971-1972
Periodo servicio 1973-2007
Unidades planteadas 2
Unidades puestas en grada 2
Unidades botadas 2
Unidades concluidas 2
Unidades activas 2
Características de la clase
Desplazamiento 2500 t
Eslora 113 m
Manga 12 m
Calado 5,5 m
Sensores SISDEF Imagen SP 100 CMS
Sonar de casco Type 184P
Radar de navegación Type 1006
Radar de búsqueda aérea Type 965
Control de tiro Elta EL/M-2221GM
Armamento 1 montaje doble de 114 mm (4,5")
2 lanzadores Exocet
2 cañones Oerlikon de 20 mm
2 montajes triples Mk.32 de tubos torpederos
Propulsión 2 hélices
2 turbinas de vapor White/English Electric
2 calderas Babcock & Wilcox
Potencia 30.000 cv (22 MW)
Velocidad 29 nudos (54 km/h; 33 mph)
Autonomía 4500 mn a 12 nudos
8.300 km a 22 km/h
Tripulación 250
Aeronaves 1 helicóptero Bell 412



Fragatas Clase "Condell" (Tipo-12MCH)

En 1969, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, Chile ordenó la construcción de dos fragatas nuevas a los Astilleros Yarrow (Shipbuilders) Ltda. En Scotsfoun, Glasgow, Escocia, bajo las especificaciones del Lote 2B, con modificaciones estructurales encargadas por la Armada, siendo 3 m más cortas que la última versión, además de la supresión del Mortero Antisubmarino "Limbo", que permitió la ampliación de la cubierta de vuelo para un Bell 206; y, la supresión del Sonar de Arrastre, siendo reemplazado con 4 MM-38 Exocet. La Almirante Condell (PFG-06) arribó a Valparaíso el 2 de septiembre de 1974, y la Almirante Lynch (PFG-07) lo hizo el 14 de febrero de 1975. Entre las acciones más importantes, está su participación en la flota contra la Armada Argentina en 1978, en el conflicto del Beagle.



A principio de 1990, ambas unidades fueron modificadas en astilleros chilenos. Entre sus modificaciones, están: la ampliación del hangar y el reforzamiento de la cubierta de vuelo (para los helicópteros AS535SC "Cougar"), además de la instalación de los misiles antisuperficie MM-40 Exocet con 70 km de alcance máximo. Con la obsolescencia del misil Seacat, y el accidente sufrido por la barcaza norteamericana USS "Lamoure County", se obtuvo el sistema artillero antimisil (CIWS por sus siglas en inglés) Phallanx, siendo instalado en la PFG "Lynch" en 2001, además del sistema de control SIS-DEF SP-100, de fabricación chilena. La PFG "Condell" recibió las mismas modificaciones en agosto de 2005. La fragata "Lynch" fue retirada del servicio activo en octubre de 2006, debido a la futura llegada de la fragata tipo 23 "Almirante Lynch". La fragata "Condell" fue retirada del servicio en diciembre de 2007, debido a la llegada de la segunda fragata tipo 23, "Almirante Cochrane"


La fragata Almirante Lynch

Fragatas Clase Leander Lote 3 (Ex-RN)

A principios de la década de 1990, se dieron de baja los destructores de la Segunda Guerra Mundial, "Ministro Zenteno" y "Ministro Portales" de la clase Allen M. Sumner, siendo reemplazados por dos unidades de Leander del Lote 3, siendo compradas la HMS "Achilles" y la HMS "Ariadne", llamadas en Chile "Ministro Zenteno" (PFG-08) y "General Baquedano" (PF-09), respectivamente.

Mientras que la "Baquedano" arribó a Valparaíso en junio de 1992, la "Zenteno" llegó a Chile a bordo de un Dique Flotante a Talcahuano, debido al mal estado en la mantención en Inglaterra, además de las modificaciones debido a que poseía el Mortero Limbo y el Sonar de Arrastre. En 1997 se desmontó de la "Zenteno" el sistema de misiles Seacat, siendo reemplazadas por 4 MM-38 Exocet, provenientes del DDG "Williams" de la Clase Almirante, dándole a esta fragata capacidad antisuperficie. Estas modificaciones estaban contempladas para la "Baquedano", pero debido al presupuesto para el fallido proyecto "Tridente", se dispuso que se le diera la baja en 1998 junto a seis unidades más.

En 2006, después de participar en la Revista Naval en honor al presidente Ricardo Lagos, la PFG "Zenteno" fue dada de baja en conjunto al DLH "Prat".

Unidades

 Nombre   Código   Astillero   Puesto en Grata   Botado   Asignado   Puerto de asiento   Estado 
Bandera naval de Chile Armada de Chile
Clase Condell
Almirante Condell PFG-06 Yarrow Glasgow-Escocia 5 de junio de 1971 12 de junio de 1972 21 de diciembre de 1973 Valparaíso Dada de baja el 13 de diciembre de 2007. Vendida al Ecuador y renombrada «BAE Presidente Alfaro»
Almirante Lynch PFG-07 Yarrow Glasgow - Escocia 1971 6 de diciembre de 1972 25 de mayo de 1974 Valparaíso Dada de baja el 4 de julio de 2007. Vendida al Ecuador y renombrada «BAE Moran Valverde»
Ministro Zenteno PFG-08 Yarrow Glasgow - Escocia 1 de diciembre de 1967 21 de noviembre de 1968 1990 Valparaíso Dada de baja en 2006
General Baquedano PF-09 Yarrow Glasgow - Escocia 1 de noviembre de 1969 10 de septiembre de 1971 1992 Valparaíso Dada de baja en 1998 y usado como blanco en 2004.


Venta al Ecuador

Las fragatas "Lynch" y "Condell", al ser dadas de baja, fueron vendidas a la Armada Ecuatoriana, según un comunicado hecho por el presidente Rafael Correa. Esta compra por parte de la Armada Ecuatoriana se hizo realidad el 7 de marzo de 2008, en una ceremonia a bordo de la fragata "Condell", y que contó con la presencia de los Ministros de Defensa y Comandantes en Jefe de las Armadas de ambos países. La PFG "Condell" debe ser entregada en marzo de 2008 con el nombre de BAE "Presidente Alfaro", y la PFG "Lynch" en mayo del mismo año con el nombre de BAE "Moran Valverde". La PFG "Zenteno", que estaba en espera de destino, terminó hundida en la bahía de Talcahuano, después de navegar a la deriva y sufrir severos daños en su casco debido al tsunami que afectó a esa zona el 27 de febrero de 2010.

El 18 de abril de 2008, se hizo realidad la primera parte del contrato, con el arriado del pabellón nacional de la PFG-06 "Almirante Condell", para dar paso al izamiento y entrega de la primera fragata, con el nombre de FM-01 BAE "Presidente Alfaro", con presencia de los Comandantes en Jefe de ambas Armadas.

Así mismo el 15 de octubre de 2008 se llevó a cabo la segunda parte del contrato, con la ceremonia de izamiento del pabellón ecuatoriano, rebautizado a la PFG-07 "Almirante Lynch" bajo el nombre de FM-02 BAE "Comandante Moran Valverde. A diferencia de su gemela, esta fragata si lleva consigo el CIWS Phallanx instalado en 2002, y se prevé que el sistema sea reinstalado en la fragata "Alfaro".

sábado, 5 de octubre de 2024

Chile: La previa al conflicto del Beagle

 

La guerra antes de la guerra

Por OSTORNOL VARELA, SERGIO .

 


Se narran los sucesos vividos en la planta industrial de Asmar en Talcahuano para reparar y reacondicionar unidades navales listas para su desguace, ad portas de la crisis con Argentina por el canal Beagle.

Casi dos y medio años antes de la tensión generada entre Argentina y Chile por cuestiones de límites en 1978, la Armada y en particular su astillero Asmar fueron protagonistas del alistamiento de las unidades de la Escuadra para enfrentar la crisis.

Se conoce como conflicto del Beagle al desacuerdo surgido entre la República Argentina y la República de Chile sobre la determinación de la traza de la boca oriental del canal Beagle, que afectaba la soberanía de las islas ubicadas dentro y al sur del canal, y al este del meridiano del Cabo de Hornos y sus espacios marítimos colindantes.

El 2 de mayo de 1977 la Corona británica dio a conocer el laudo arbitral, para resolver la disputa limítrofe argentino-chilena y que otorgó derechos de navegación en el canal a ambos países, quedando Chile con la mayor parte de las islas y los derechos oceánicos. El gobierno argentino declaró el fallo “insalvablemente nulo”, ordenando el movimiento de tropas a la zona en conflicto. Chile por su parte hizo lo propio para defender su soberanía. El desconocimiento del fallo arbitral era conocido por las altas autoridades con bastante anticipación a lo formalmente enunciado.

Estados Unidos había impuesto algunas medidas restrictivas contra Chile, en oposición al gobierno militar, dentro de las cuales estaba la prohibición de ventas militares al país, justo cuando más lo necesitaba. La iniciativa aprobada por el congreso de los Estados Unidos se conoció como Enmienda Kennedy, la que fue auspiciada por el entonces senador Edward Kennedy, como una acción de oposición al gobierno militar.

La Armada de Chile se vio seriamente afectada por esta disposición que además involucraba a la industria de defensa de terceros países proveedores de equipamiento militar. El autor desconoce el análisis efectuado por el gobierno de la época, pero el relato que sigue a continuación es la propia experiencia y desde la posición de jefe del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano.

Reunión con el almirante Merino

Sorpresivamente, una mañana de la primavera de 1976 fui citado a la oficina del administrador de la planta capitán de navío Óscar Paredes habiéndome instruido de recibir y acompañar al comandante en jefe de la Armada almirante Jose Toribio Merino, quien llegaría al astillero alrededor de las 10.30 hrs., proveniente del aeropuerto Carriel Sur, trasladándose de inmediato a la planta, en un automóvil asignado por la segunda zona naval.

En el intertanto, se me había dispuesto instalar algún sistema provisorio de iluminación a bordo del crucero O´Higgins, el cual yacía como parte de la escuadra del óxido (buques en espera de ser enajenados), luego de la avería sufrida algunos años antes y producto de la cual tenía extensos daños en su casco, sistemas de ingeniería y sistemas de armas, pero que además durante todo este tiempo había sido canibalizado en beneficio de su similar, el crucero Prat.

Al arribo del almirante Merino, subimos a bordo y pidió casco, un mazo, una linterna y guantes de seguridad. El buque estaba totalmente apagado, por lo que fue necesario ingresar a tientas para recorrer su interior. El almirante se jactaba de haber sido el primer oficial de la Marina de Chile, formado en control de averías en la Marina norteamericana.

Bajamos a los salones de máquinas y calderas y al departamento de servomotor, donde cada cierto trecho el almirante golpeaba los mamparos, haciéndonos notar que a su juicio el material de acero aún estaba en buenas condiciones.

Al término de la inspección superficial, salimos a toldilla, nos quedamos solos él y yo, inquiriendo mi opinión si creía que el buque era reparable, a lo cual respondí afirmativamente aunque me parecía de muy alto costo.

Desde ahí mirando a otros buques que yacían en espera de ser enajenados, me dijo:

me vas a tener que recuperar todas estas unidades porque nadie nos vende nada que tenga valor militar producto de la Enmienda Kennedy, tenemos que comprarnos nuestros propios buques para enfrentar a los argentinos.

Acompañé al almirante Merino a bajar del buque a través del largo portalón que lo unía a tierra, se subió al automóvil que lo estaba esperando y nos despedimos con un apretón de manos y sin honores, abandonó la planta industrial para regresar de inmediato al aeropuerto Carriel Sur. En mi fuero interior pensé que la idea del almirante me parecía una locura y lo comenté al regresar a la cámara de oficiales, porque ya era hora de almuerzo. Algunos oficiales e ingenieros que aún estaban en la cámara escucharon mi relato opinaron igual que yo.

CL O’Higgins

El día lunes siguiente, a primera hora llegó un escueto mensaje de la Dirección General de los Servicios, asignando fondos especiales para recuperar todos los buques que se encontraban fuera de servicio y nombrando una comisión especial integrada por el capitán de navío Arturo Niño de Zepeda, el capitán de navío Edmundo Smith, el capitán de fragata Fernando Medina, el capitán de corbeta Roberto de Bonnafos y el autor, entre otros.

La situación en los años ‘70 del siglo XX

Entre los años 1971 a 1977, la Marina se encontraba disminuida. Algunas unidades como los destructores Williams y Riveros, se encontraban en refit en Inglaterra, nuevas unidades se encontraban en construcción, como los submarinos Thomson y Simpson y las fragatas Condell y Lynch. Selectas tripulaciones se encontraban viviendo fuera del país. Asmar por su parte mantenía a un significativo grupo de oficiales y técnicos, en entrenamiento en el Reino Unido, capacitándose como parte de la transferencia de conocimiento para superar la dependencia extranjera a la hora de mantener y modernizar sus buques.

Súmese a ese contexto el que además en la base naval de Talcahuano se desarrollaban tres o cuatro grandes proyectos de modernización: la implementación y construcción del taller de armamentos, más conocido como proyecto Mapocho a cargo del capitán de fragata Oscar Bull, del taller de armas submarinas liderado por el entonces capitán de corbeta Gabriel Lafuente, el depósito de misiles liderado por el capitán de corbeta Raul Zamorano y el desarrollo del astillero de construcción naval a cargo sucesivamente de los capitanes Jaime Letelier y Nelson Ferrada.

Debido a que en 1972 ENAP había firmado un contrato con la empresa holandesa RDM, para explorar y explotar los yacimientos petrolíferos existentes bajo el mar, en el Estrecho de Magallanes, la Armada había comprometido su apoyo a través de Asmar, construyéndole las barcazas Simpayo y Manantiales y la plataforma autoelevatriz Diamond M Magallanes, por lo que una significativa parte de sus recursos estaban destinados a ello.

Así, la capacidad de la Marina estaba reducida y Asmar estaba distraído al momento de tener que recuperar las unidades en desguace próximos a ser enajenados, como el crucero O’Higgins, los submarinos tipo Fleet Obrien y Hyatt, los destructores tipo Fletcher Blanco y Cochrane, el APD Uribe, entre otros. También lo estaba el crucero Latorre, este último gravemente afectado por una falla detectada en sus tuberías de vapor, que hacía de alto riesgo su operación, razón por la que la Armada determinó dejarlo fuera de servicio.

Dentro del programa normal anual de reparaciones de los buques había que insertar un programa especial para recuperación de las unidades obsoletas, en un esfuerzo conjunto Armada-Asmar y en que el primero debía hacerse cargo de la adquisición de equipos, partes y repuestos, además del entrenamiento de su personal y el astillero más que duplicar sus capacidad para atender a todos los nuevos requerimientos.

DD Blanco Encalada

Las unidades a recuperar habían sido progresivamente canibalizadas, esto es, que gran parte de sus piezas y partes eran usadas en otros equipos similares de unidades aún en servicio, pero ese no era el mayor problema. Por un lado se tuvo que fabricar aquellos donde las fuentes normales de suministro estaban bloqueadas por las disposiciones de la Enmienda Kennedy y el departamento de ingeniería de Asmar Talcahuano tuvo que asumir la misión de convertirse en el nexo entre las direcciones técnicas de la Armada, los talleres de Asmar, las empresas sub contratistas externas, dibujando o escribiendo una gran cantidad de documentos, planos y especificaciones técnicas para definir los trabajos a realizar.

Una buena idea

Fue el capitán de corbeta Roberto De Bonnafos quien había sido designado jefe del departamento de Ingeniería del crucero O´Higgins, quién en una amena charla vespertina me propuso una genial idea. Los buques transferidos en la década de 1950, por la Marina de Estados Unidos, los habían ido a buscar personal que estuvo embarcado en ellos por más de 25 años, quienes en esa época eran grumetes o marineros y sus superiores suboficiales o sargentos, les habían hecho dibujar los sistemas de ingeniería y armamento, hasta el último detalle, como parte de su aprendizaje, por lo tanto era probable que algunos aún tuviesen copias de la documentación técnica. Nos fuimos juntos a la Dirección del Personal, donde en el Departamento 2 se encontraba el suboficial escribiente Loayza, a quien habíamos conocido en la escuela de Ingeniería Naval, mientras cursábamos especialidad de ingeniería eléctrica, pensando que el sabría dónde y cómo ubicar a algunos de estos sub oficiales de diversas especialidades, ya retirados y que hubiesen estado embarcados por largo tiempo en la unidades a reconstruir.

Loayza nos pidió unas dos semanas de plazo en la búsqueda de los mejores candidatos necesarios para ponerlos a trabajar como soporte de los ingenieros, técnicos y dibujantes del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano, quienes tendrían la responsabilidad de asesorar para restituir la documentación faltante. Efectivamente, dos semanas más tarde nos llamó el suboficial Loayza para avisarnos que ya contaba con una primera lista de candidatos (nótese que en aquellos años no había computadores).

Loayza nos entregó el listado de nombres y presuntas direcciones de residencia y con Roberto nos distribuimos el trabajo de visitar a cada uno de los candidatos a su casa. Fue una sorpresa increíble el que efectivamente los entrevistados conservaban sus cuadernos de memoria los que contenían la información que se necesitaba o al menos parte de ella (en aquellos años no había escáner, fotocopiadora ni máquinas fotográficas digitales). De los casi 50 nombres seleccionamos unos 20 especialistas entre mecánicos de máquinas, caldereros, electricistas, electrónicos, radaristas, navegantes, artilleros y torpedistas, a quienes ofrecimos incorporarse a la Armada para trabajar en Asmar. Todos ellos, sin excepción, se suscribieron positivamente y contamos con su participación hasta el final del proyecto. De hecho, algunos se embarcaron en las unidades una vez recuperadas, como parte de la garantía de servicio del astillero reparador y zarparon al teatro de operaciones austral. (Lamento no conservar sus nombres por cuanto hoy podrían haber sido propuestos como héroes merecedores al menos de una medalla por los servicios prestados).

Al lado de cada ingeniero asignamos a uno de estos colaboradores asesores, para redibujar los sistemas de las unidades en recuperación, asesorar las adquisiciones y más adelante su función fue de inspección técnica de obra, acompañando a los diversos talleres del astillero o la empresa contratista y la presencia en la implementación y pruebas de taller o final.

El valioso aporte de la industria nacional

Debido a la enmienda Kennedy uno de los beneficios fue neutralizar la exención de impuestos de importación que por ley tenían las fuerzas armadas, haciendo económicamente viable las compras a nivel nacional. El departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano se convirtió en el soporte no solo para la producción propia del astillero, sino también para reeducar a varias empresas en el cumplimiento de especificaciones militares propias de la Armada y que debían ser cumplidas a la hora de producir los bienes requeridos. Entre algunas de estas empresas participaron: Maestranza Edyce, Maestranza Cerrillos, Maestranza Sigu, Empresa Sigdo Koppers, Cap Huachipato, Indura, Cocesa, Compac, Vapores Industriales, Oppicci, Vidrios Lirquen, Sinel, Sisdef, Eseval, Adolfo Stierling, Rhona, Phillips, Asmar V, Comercial Limache, Aislapol, Famae, UTFSM, U de Concepción, ABSTECH, DNV, Lloyds, etc.

Debo reconocer que me sorprendió la capacidad y disposición de la industria nacional para responder a nuestras necesidades asimilando con diligencia el cumplimiento de especificaciones militares.

SS Simpson

El departamento de ingeniería naval llegó a ocupar dos pisos del edificio de la administración de Asmar Talcahuano, para acomodar a cerca de 200 profesionales que trabajaron en este megaproyecto.

Al esfuerzo realizado por diversos organismos de la Armada adhirieron organismos externos tales como Asimet, Sofofa, el Colegio de Ingenieros, la Asociación Nacional de Armadores, etc., quienes sin duda entendían la gravedad de la situación generada ante la restricción impuesta por Estados Unidos.

Los centros de formación técnica

Importante fue el silencioso aporte de los centros de formación como la Escuela de Artesanos Navales, bajo la dirección del capitán de fragata Marcelo Mahuzier, quien nos permitió organizar conjuntamente algunos cursos de capacitación aplicada tanto para personal de la Armada como del astillero, especialmente en el momento en que había tantos proyectos mayores en ejecución y donde era necesario contar con personal calificado, competente y capacitado.

El caso del crucero Latorre

La Dirección de Ingeniería de la Armada había firmado un contrato de servicio con la firma Combustion Engineering, de Connecticut, EE.UU., contrato que tenía por propósito el desarrollo de los planos de fabricación y el suministro de secciones de tuberías y válvulas para reparar el sistema de vapor de alta presión del buque. La entrega del suministros se produjo poco después que la enmienda Kennedy entrara en aplicación.

Es por ello que para materializar la entrega viajó un solo ingeniero norteamericano, quien llegó a Talcahuano en forma muy reservada, tanto así que estuvo solo una noche hospedado en el hotel Araucano de Concepción.

A primera hora del día siguiente, tuvimos una breve reunión presidida por el jefe de producción de Asmar (T) donde el ingeniero hizo una breve declaración, advirtiendo que estaba infringiendo la ley norteamericana y por tanto no podía entregarnos los planos y la documentación técnica elaborada por la oficina de ingeniería de la firma norteamericana. Como yo ocupaba la posición de jefe del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano y había administrado en parte el contrato, luego de su breve introducción, ante la mirada incrédula de los presentes se despidió de los asistentes y me pidió que lo acompañara al vehículo que lo llevaría al aeropuerto. En el trayecto me solicitó que le indicara el lugar donde hubiese un basurero, botó el paquete que traía en su maletín y me pidió que lo abriese una vez él dejara el astillero. Así lo hice y tragándome la dignidad por la Patria, recogí los planos y documentos descartados, regresando a la sala de reuniones para informar lo sucedido.

CL Latorre

Los planos contenían toda la información requerida para hacer el trabajo de instalación y montaje, así como las instrucciones de trabajo y protocolos de pruebas que debían ser realizados una vez estuviese armada la tubería.

El caso crucero O´Higgins

Si bien la avería que sufrió el crucero fue su casco, el mayor daño fueron los componentes eléctricos, generadores, motores, tableros, interruptores, protecciones y cables de alta, media y baja tensión, por lo que la reparación consistió en la reanudación total de estos últimos. Un trabajo largo y complejo, porque previamente había que remover los cables originales, luego tender los cables nuevos y sellar las pasadas de mamparos para restituir la estanqueidad. Después de todo me parecía que el haber recuperado el crucero de alguna manera era el mínimo precio por la pérdida de mi gran amigo teniente Guillermo Arriagada, quien diera su vida durante la operación de salvataje que procedió a la varada.

Las plataformas de vuelo

A medio camino recibimos un nuevo requerimiento de la Armada consistente en dotar de cubierta para helicóptero para operar con helicópteros Aerospatiale SA-319B Alouette III, en todos los buques donde fuese factible, en particular en los destructores Portales y Zenteno, recientemente llegados al pais. Este tema generó una amplia discusión técnica respecto de las normas a seguir. Finalmente tanto la Dirección de Ingeniería como la Dirección de Armamentos optaron por no innovar y ceñirse a lo establecido en las normas de la Marina norteamericana donde se define que la plataforma debía ser capaz de recibir un helicóptero en todo tiempo. Por la antigüedad no nos permitieron utilizar normas más modernas ya desarrolladas por la industria petrolera Offshore y consecuencia de lo cual las plataformas resultaron mucho más pesadas, solo por el no uso de materiales modernos que había desarrollado la industria naval.

La implementación de señuelos

Alguien tuvo la idea de instalar algunos señuelos en algunos buques de superficie, como lanzadores de misiles hechos de madera o antenas de radar y comunicación hechos de alambre. La gente estaba tan empoderada que todos los días se recibían sugerencias sobre nuevos elementos que pudiesen engañar o desorientar a un observador a primera vista.

La premura y el entusiasmo

El deseo natural de terminar pronto el ciclo de reparaciones así como el exceso de entusiasmo del personal del astillero, terminó siendo un factor negativo porque se cometían muchos errores al intentar ahorrar tiempo y saltarse algunos pasos y controles.

Término de reparaciones extensas

Debo reconocer que reparaciones extensas o reconstrucciones de esta magnitud, son muchísimo más difíciles y costosas que una nueva construcción naval.

Al terminar las mismas no hubo celebraciones, discursos ni champañazos como en una botadura y por ello la gente se quedó con una sabor amargo.

A fines de septiembre de 1978, a los jefes de departamentos de Asmar Talcahuano se nos pidió una relación del personal recomendado a ser transferido a la Armada, advirtiendo que no solo pusiésemos aquellos que no podrían estar en Lista 3, si no todas las calificaciones; a pocos días de la Navidad, cuando las Escuadras de Argentina y Chile se encontraban en la zona austral, tuvimos que informar al personal seleccionado que debían irse de vacaciones y que su contrato terminaba el 31 de diciembre de 1978, basado en razones de costo por la baja carga de trabajo que ahora debía enfrentar el astillero.

Notificar a cada uno de los despedidos fue una dura experiencia, la gente no lo podía creer ni menos comprender, luego del esfuerzo realizado.

Entre algunos participantes en esta guerra estuvieron Guillermo Garcia, Luis Urbina, Rene Bazán, Carlos Agüero, Sergio Garcia, Lionel Doren, Michael Gubbins, Eduardo Barruel, Manuel Burgos, Arturo Partarrieu, Arturo Medina, Leonardo Cid, Sergio Balocchi, Damir Mandakovic, Roberto Rivera, Luis Irribarra, Reinaldo Roepke, Juanita Santos, Janet Peñailillo, Doris Lopez, Alejandro Quezada, Cesar de la Fuente y otros. No me cabe duda que hay cientos de nombres de marinos y civiles que compartieron esta guerra de más de dos años y cuyos nombres me temo han caído en el olvido en el transcurso del tiempo.

APD Uribe

No puedo terminar sin referirme a las esposas de estos héroes anónimos. Ellas tuvieron un destacado rol al asumir la noble función de reemplazar a los padres ausentes toda vez que el trabajo era la primera prioridad. Ellas tuvieron que contener a los niños en oportunidades de periódicos ejercicios de oscurecimiento que interrumpían la labor cotidiana justo a la hora de hacer sus tareas escolares.

Cruceros, destructores y submarinos integraron la mayor flota que alguna vez haya tenido la Marina de Chile para apoyar las gestiones diplomáticas en curso. Al anochecer del 21 de diciembre de 1978 se encontraron las escuadras de Argentina y Chile, en la zona austral y estuvieron próximas a entrar en combate.

Para quienes participamos de la preparación de nuestros buques, era la Guerra por la Paz, donde los únicos enemigos fueron el tiempo cronológico para cumplir una apretada agenda en preparar los buques de la Escuadra y el lluvioso tiempo meteorológico de la zona con dos inviernos consecutivos

¡Ambos fueron ampliamente derrotados!


miércoles, 2 de octubre de 2024

Crisis del Beagle: El desastroso recorrido del submarino Simpson chileno

 

La desconocida historia del submarino Chileno, que estuvo a horas de activar la defensa





La Fuerza de Submarinos de la Armada de Chile en el conflicto de 1978

Al mando del “Simpson”, el capitán de navío (r) Rubén Scheihing tuvo en 1978 la misión más difícil de su carrera: impedir por las armas la invasión argentina.
Para ello debió enfrentar múltiples desventajas y el peso de una tarea en la que no tenía margen de error.
Hace exactamente 30 años, 81 chilenos aguardaban el inicio de la guerra metidos en un viejo tubo de hierro.
La tripulación del submarino “Simpson” tenía una orden perentoria del almirante José Toribio Merino: impedir por las armas cualquier intento de desembarco argentino en las islas del Beagle.
De máximo riesgo, la misión encerraba además dos problemas que la hacían casi suicida: el “Simpson” era un sumergible veterano de la II Guerra Mundial que difícilmente escaparía del contraataque enemigo; y tendría que enfrentar la hora “H”, el inicio del ataque trasandino, en solitario. Este adverso escenario convirtió la extenuante patrulla de guerra del “Simpson” -duró casi 70 días- en uno de los capítulos más desconocidos de la tensión que a fines de 1978 estuvo a punto de enfrentar a Chile y Argentina. Treinta años después, el comandante de esa nave, el capitán de navío (r) Rubén Scheihing, revela los secretos de una misión en la que, reconoce, “envejecí algunos años”.

Solo y sin snorkel

A comienzos de 1978, la Armada tenía cuatro submarinos, pero sólo tres disponibles. El “Thomson”, gemelo del “Simpson”, estaba desguazado, y los recién llegados “Hyatt” y “O’Brien” eran de los más modernos de la región.
La Flota de Mar (Flomar) de Argentina también tenía cuatro submarinos, pero todos operativos: dos estadounidenses de la II Guerra Mundial (“Santa Fe” y “Santiago del Estero”) y dos 209 alemanes (“San Luis” y “Salta”) recién comprados.
A fines de año, la ventaja argentina pasó de leve a mayúscula. El “O’Brien” entró a dique para mantención y al “Hyatt” le falló un motor. Tuvo que regresar a Talcahuano.
La noticia caló hondo en el “Simpson”. Durante todo el año, y a medida que las negociaciones diplomáticas con Argentina se empantanaban, la tripulación había entrenado intensamente para repeler una eventual invasión. Ahora tendrían que hacerlo solos.
Y ése no era el único factor en contra. Por su antigüedad, la nave carecía de snorkel, una especie de tubo de escape retráctil que le permite navegar a 20 metros bajo la superficie usando sus motores diésel. Éstos, a su vez, recargan las baterías eléctricas, que son las que pueden llevarlo a silenciosos descensos de hasta 600 pies de profundidad.
Sin snorkel, el “Simpson” estaba obligado a emerger por períodos de hasta ocho horas para recargar baterías, haciéndose detectable para los radares o aviones enemigos.
En la práctica, el buque no podía sumergirse más de 24 horas, y a escasos cinco nudos por hora. Si había que evadir un ataque, las baterías se agotarían antes.
Scheihing recuerda que otra desventaja era el armamento. La “Enmienda Kennedy” había dejado a los submarinos chilenos con antiguos torpedos a vapor MK 14 y MK 27. Los argentinos tenían eléctricos MK 37, de más alcance y confiabilidad. “No había otra cosa. Si había que tirarles piedras, se les tiraban”, explica.
Por eso, cuando recibió la orden de Merino, tomó el sistema de comunicación interna, leyó el mensaje a sus hombres y los arengó: “¡Esto significa que estamos viviendo, a partir de este instante, una situación de guerra con Argentina. Como todos sabemos, es posible que nos hundan, pero me comprometo con ustedes a que antes que eso suceda, a lo menos, nos llevaremos a dos de ellos!”. Tras un momento de silencio, detalla el comandante, “se escuchó como un rugido en todo el submarino: ‘¡Viva Chile, m…!'”.
Pero si atacaba por error, este oficial dejaría a Chile como país agresor y en una compleja perspectiva de cara a una negociación de paz.
“Fue una situación de guerra (…) Yo estaba autorizado para romper las hostilidades. ¡Imagínese! Era el primer contacto. La responsabilidad era tremenda. Primero, porque rompería las hostilidades, y segundo, porque pondría en jaque la seguridad del submarino, que es lo de menos cuando se trata de hundir al resto”, explica.

¿Disparó el “Simpson”?

Ricardo Burzaco, experto argentino en el tema, publicó recientemente una investigación sobre las operaciones submarinas transandinas de 1978 en la revista Defensa y Seguridad.
Allí sostiene que el “Simpson” fue descubierto dos veces por sumergibles argentinos. Primero por el “Santiago del Estero”, que lo encontró cargando baterías en la superficie, y luego por el “Salta”, justo antes de la hora “H”, que también lo divisó a nivel del mar. La máxima tensión reinante llevó a que el capitán argentino ordenara preparar torpedos.
Como no estaban en aguas argentinas, agrega Burzaco, el comandante argentino dudó en atacar. En ese momento el oficial sonarista lanzó una alarma de torpedo enemigo, por lo que ordenó una maniobra evasiva. Luego, el rumor de un supuesto proyectil chileno se desvaneció.
Tajante, Scheihing niega esta versión y asegura que el “Simpson” nunca tuvo contacto con adversarios. “No hubo lanzamiento. Nunca disparamos nada. Estábamos listos, pero le garantizo que no (disparamos)”, sostiene.
Hacia el final de la patrulla, la tripulación del “Simpson” ya sentía el rigor de la tensión bélica. Los víveres eran escasos, no quedaban alimentos frescos y el aire dentro del submarino era pesado, mezcla de aceite y gases. Sólo podían bañarse -si limpiarse el cuerpo con una esponja mojada puede considerarse un baño- cada tres días. Sólo querían que el conflicto se zanjara de una vez, por las armas o por la paz.
La providencial conjunción de una tormenta con olas de hasta 15 metros, que retrasó la operación “Soberanía”, y la mediación del Papa Juan Pablo II, sin embargo, terminarían por impedir el enfrentamiento. El “Simpson” pudo volver a su base.
“Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan ‘Soberanía’, esto no se habría podido parar”, concluye el vicealmirante (r) Hernán Rivera.

El “Prat”, primer objetivo argentino

Si el “Simpson” abría fuego contra una invasión argentina, enseguida sería el turno del crucero “Prat”, buque insignia de la Escuadra que debía disparar su artillería contra la flota de desembarco adversaria.
A bordo estaba el ahora vicealmirante (r) Hernán Rivera, por entonces jefe del estado mayor de la Escuadra.
Por su naturaleza, el “Prat” probablemente habría sido el primer objetivo de los ataques argentinos, tanto aéreos como marítimos y submarinos. En el buque insignia lo sabían, pero nadie, dice Rivera, manifestó temor. “En la gente nuestra no había ninguna duda. El espíritu era ir cuanto antes a la guerra y definir esta cuestión”, sostiene.
La gran ventaja de la flota argentina, explica, era el portaaviones “25 de Mayo”, que le daba supremacía aérea y hacía vulnerables a los buques chilenos.
La Escuadra chilena, agrega, tenía a su favor la cohesión alcanzada por las tripulaciones tras un año de intenso entrenamiento, la eficiencia de la aviación naval -informaba cada cuatro horas la posición de los buques argentinos- y el refugio natural que ofrecían los fondeaderos en los canales.
“Ellos sabían que estábamos en el sur, pero no sabían dónde (…) Los fondeaderos de guerra son lugares absolutamente camuflados donde es imposible ver los buques, ni siquiera sobrevolando”, asegura Rivera.
Así, las naves chilenas lograban disimular falencias como la escasez de pertrechos, debido al embargo de Estados Unidos, y el hecho que la iniciativa estaba en manos de los argentinos.
Con todo, admite el retirado oficial, “el ‘Prat’ habría sufrido daños importantes como consecuencia del ataque de los aviones del ’25 de Mayo’. Por eso nos colocamos en una disposición de combate en la que primero estaban los buques misileros, que en el fondo eran los que iban a decidir esta cuestión en el combate de superficie”.
Rivera recuerda como el momento más crítico el 20 de diciembre de 1978, cuando recibieron la orden de salir al paso de la flota argentina. El vicealmirante Raúl López Silva, comandante en jefe de la Escuadra, reunió a los capitanes de todos los buques y les advirtió: “Señores, vamos a definir esta situación de una vez por todas. Se acabaron los ejercicios. La próxima vez que toque un zafarrancho de combate significa que estamos enfrentados a los argentinos”.
Pocas horas después, cuando la Escuadra aún salía hacia el teatro de operaciones, sonó el citado zafarrancho. “Le prometo que nunca vi tanta rapidez para cubrir los puestos de combate”, recuerda Rivera. La alarma, eso sí, resultó falsa. El “contacto” del sonar resultó ser una sonda estadounidense que recolectaba datos atmosféricos.
Así fue que ambas fuerzas llegaron a estar a unas 10 horas de poder atacarse con sus misiles, lo que fue impedido por la mediación papal. Rivera asegura que la Divina Providencia también hizo lo suyo, desatando un temporal que dilató la “Operación Soberanía”, que debía comenzar tres días antes de la “Hora H” con la toma de unas pequeñas islas al sur del Beagle.
“Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan ‘Soberanía’, esto no se habría podido parar”, concluye.
Autor:Iván Martinic
diario.elmercurio.cl/
www.youtube.com/watch

sábado, 28 de septiembre de 2024

Destructor: Clase Almirante (UK/Chile)

Destructor clase Almirante

 




La clase Almirante fue una serie de dos destructores construidos para la Armada de Chile por Vickers-Armstrongs en Barrow-in-Furness, Reino Unido, en 1960. Sirvieron hasta finales de 1990. Estaban equipados con cuatro cañones Vickers de 4 pulgadas (101 mm) prototipo, un arma de doble propósito naval. Los barcos fueron modernizados en Gran Bretaña en 1975, y se dieron de baja a finales de 1990. 

Programa

Chile decidió modernizar su flota de destructores en la década de 1950 y se volvió a los astilleros británicos para cumplir la orden. Se recibieron ofertas de Vickers y John I. Thornycroft & Company1​ con el diseño de Vickers elegido. La orden fue anunciada en enero de 1954 y finalizada en 1955. Los sensores son una mezcla de radares ingleses y de los Países Bajos .

Chile había considerado comprar un segundo par de destructores a mediados de la década de 1960,1​ pero compró dos fragatas clase Condell, un derivado de la fragata clase Leander en su lugar.

Denominación Nombre Epónimo de Completado Dado de baja
DDG-18 Almirante Riveros Galvarino Riveros 31 de diciembre de 1960 Hundida como blanco en 1998
DDG-19 Almirante Williams Juan Williams Rebolledo 26 de marzo de 1960 Hundida como blanco en 1998


Vickers ofreció dos buques similares a la Armada Nacional de Colombia, pero los colombianos compraron dos destructores de la clase Halland de Suecia en su lugar.


País productor UK
Datos generales
Astillero Vickers-Armstrongs, Barrow-in-Furness
Países en servicio  Armada de Chile
Tipo Destructor
Estadísticas
Primera unidad  Almirante Riveros (DDG-18)
Última unidad  Almirante Williams (DDG-19)
Clase anterior Clase Serrano
Clase posterior N/A
Periodo servicio 1960-1998
Unidades planteadas 2
Unidades concluidas 2
Unidades dadas de baja 2
Unidades hundidas 2 (como blanco en ejercicios)
Características de la clase
Desplazamiento • 2730 t estándar
• 3300 t a plena carga.
Eslora 122,5 m
Manga 13,1 m
Calado 4 m
Armamento Original:
• 4 cañones de 101 mm (4 × 1)
• 5 cañones de 40 mm (2 fueron reemplazados por misiles SAM Seacat en 1964)
• 5 tubos de torpedo de 533 mm
• 2 morteros antisubmarinos Squid
1975
• 4 cañones de 101 mm (4 × 1)
• 3 cañones de 40 mm
• Misiles SAM Seacat
• 4 misiles Exocet
• 2 morteros antisubmarinos Squid
• 6 tubos lanzatorpedos antisubmarinos de 324 mm
Propulsión • Calderas Babcock and Wilcox
• 2 Turbinas Parsons
• 2 hélices
Potencia 54 000 hp
Velocidad 34,5 nudos (65 km/h)
Autonomía 6000 mni a 16 nudos
(11 000  a 30 km/h)
Tripulación original: 266
• 17 oficiales
• 259 suboficiales y marineros


Vida operacional

Su principal característica eran los cañones automáticos de 4 pulgadas, que originalmente estaban destinados al acorazado Latorre.

En 1964 se les instaló en Talcahuano los misiles antiaéreos Seacat de origen británíco, convirtiéndose así en las primeras unidades en Latinoamérica con contar con este tipo de misiles.

El Almirante Williams fue modernizado entre 1971 y 1974 donde se le instaló misiles antibuque MM38 Exocet, luego entre 1973 y 1975 el Almirante Riveros recibió las mismas modificaciones.

Entre 1988 y 1990, se les retiró a ambos la cuarta torre de cañón, a fin de facilitar las labores de recepción y envío de materiales vía helicópteros, junto con obtener piezas de repuesto para mantener operativos los cañones restantes.