Mostrando entradas con la etiqueta ARA Azopardo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ARA Azopardo. Mostrar todas las entradas

domingo, 18 de septiembre de 2022

Argentina: Las anécdotas de la fragata Azopardo

La Fragata Azopardo






De Manuel Gutiérrez Barquin 06-10-2006

el hecho de enviarme una anécdota que involucra a la querida P35 me ha emocionado muchisimo, cuántos recuerdos me viene en estos momentos de ese inolvidable "patacho", si tuviera la suerte de ver al Capitan D´Arcángelo le diria qué hizo un muy buen trabajo, fué un buen y seguro buque, había qué verlo cabecear rompiendo olas.

Mi primera navegación fué precisamente en la Azopardo para las navidades de 1970 y a Porto Alegre (Brasil), se imaginan, recien salidito de la escuela, como estaba de pérdido y por que no asustado en ese buque y entre viejos lobos de mar, zarpamos a media mañana, recuerdo que era hermosa, mucho sol que hacía brillar el agua marrón del Río de La Plata, por la tarde ya reflexionaba que yo ya estaba para navegar a pesar de ser el neofito y me hablaban de un término que desconocía, "chiviar", a la madrugada se prendieron las luces de sollado, eran gritos y corridas, habíamos entrado en una tormenta y se debía poner estanco el buque, en cuánto salte de la cucheta el mundo se me perdio, ni comentarles la tortura que fué, cabeceaba, rolaba, crujía como loco, uno sentía cuándo enterraba su proa y saltaba al salir, el hecho que hasta la baja le pedí a mi superior, los dos día que duró la navegación me tuvieron en popa sentado entre las bombas de profundidad.

La Fragata Azopardo me hizo marino, nunca jamás me volví ni siquiera a marear. Cuándo partí de pasé recuerdo haberle pedido a mi jefe el Teniente Gafoglio que hiciera algo para poder volver a la Azopardo. Son muchas vivencia para contar, ese buque fué realmente una escuela y yo le agradezco amigo Becquer, como así mismo a Carlos Mey y a todos que con sus relatos nos hacen vivir a unos cuantos, viejos momentos.

A. Becquer. : 06-10-2006

El relato de su primera navegacion en la Azopardo no tiene desperdicio. Pienso que seria interesante abrir una seccion donde se guarden esos relatos sobre experiencias navales que no figuran en los libros de historia, pero que constituyen de alguna manera la "sal" de las vivencias, que son al final de cuentas las que le dan razon de existir a los buques.

Leo en el libro "Apuntes sobre los buques de la Armada Argentina" que en el año 1970 ejerció el comando de la P35 el Capitán de Fragata Eduardo Sciurano y que desde el año anterior el buque habìa pasado a integrar la Fuerza Naval de Instrucción teniendo su apostadero en Rio Santiago. Hay un detalle interesante: cuando se realiza la botadura de la Fragata Antisubmarina P 35 Azopardo, el 11 de diciembre de 1953, "se pone el primer remache en la quilla de un buque escuela en el Astillero Rio Santiago, iniciándose así una construcción que se vería luego varias veces interrumpida por diversos motivos técnicos y financieros, pero que concretaria un viejo sueño: realizar en el país con planos nacionales la construcción de un buque escuela que reeditara los laureles de la Fragata Presidente Sarmiento" (del libro mencionado).

A.Becquer - 06-10-2006


En cuanto a la Fragata Azopardo, tengo una anécdota que me relato quien fue su diseñador y que participò en las pruebas de mar al término de su alistamiento. Se trata del Capitan de Fragata Amelio D'Arcángelo (quien, como lo he comentado en otro mensaje, fue tambien el diseñador de las lineas de agua de la Libertad).

Estaban navegando y el mar se arboló, por lo que el buque comenzó a cabecear, rolar y dar fuertes pantocazos que preocuparon al comandante. Este lo hizo llamar al Puente de comando -Amelio estaba descansando en su camarote- y le preguntó si iba a aguantar ese pesto. Lo cierto es que se escuchaban crujir los manparos y cuadernas, que por tratarse de un buque sin aislamiento en el interior sonaba con mayor violencia.

-Yo no sabía si aguantaría, porque era la primera vez que saliamos al mar y algo podía estar mal remachado o podria hacer una falla de los materiales. Despues de todo, para eso son las pruebas de mar- me comentó Amelio.

Y siguio con su relato:

-Yo tambien estaba un poco asustado porque crujía mucho y yo no tenia mucha experiencia como tripulante de buques, pero no le dije nada al comandante. Solo que el barco estaba bien construido y que soportaría todo ¡Pero no lo sabía! ¿Se imagina si yo, que lo habia diseñado, le decia que tambien tenia miedo?

Es mas o menos como recuerdo aquel dialogo.

De Manuel Gutiérrez Barquin 09-10-2006


Tan solo fuí breve relatando mi primera navegación, fueron dos días de agonía, cada minuto es una anécdota, no sabes lo qué fué presentarme en la camareta de suboficiales y decirles ¡¡¡qué me quería bajar!!!, creo que todavía están llorando de la risa. Efectivamente, cuándo llegué a la Azopardo formaba parte de la Flota de Instrucción juntamente con la Piedrabuena, King y Murature pero en Noviembre de 1970 el apostadero era en Dársena Norte.

Se navegaba mucho sobre todo a la Rada del Río de la Plata con los aspirante de la ESMA, por lo tanto y por problemas de espacio, la tripulación era reducida y aún así cuándo el número de "aspirinas" era demasiado desembarcaban hasta el cocinero. Recuerdo que eramos 2 marineros de segunda, 6 cabos segundos, 1 cabo primero y 1 suboficial segundo, te imaginas cuándo llegó lo que sucedió, los cabos dejaron de hacer la guardia de céntinela y quien era el abonado al puesto?, el "zailor" como me decian.

Me has hecho recordar al Capitan Sciurano, con él debuté mi primera guardia - al segundo día de estar a bordo - con toda la teoría de la Escuela, yo ví venir a un señor bajito y de civil..."alto, documentos y a distancia de mi!!!..., con voz bien alta para que la guardia a bordo me felicitara, contarte que faltó planchada para que bajaran en tropilla - hasta el gato. teníamos un gato de mascota - obvio yo no tenía ni idea de que se trataba, todos lo saludaban, cuándo me aclararon quien era me la perdonaron por tener apenas 48hs en el buque, a partir de allí cuándo tenía guardia, se tomaban la precaución de tener la atención de quien venia y me avisaban.

Eso sí el Capitan se tomó su "venganza", estando fondeados en la rada y estando en la proa se me acercó y me preguntó si el ancla garreaba le contesté que no y él pregunto si sabía qué era garrear, obvio qué le dije que no, resultado dos horas de fajina. Y si de gansadas ó mejor dicho cosas de "troncos navales", se imaginan uds. queridos amigos, yo en plena formación pidiendo una piquareta de goma para los ojos de buey?,la verdad que les cambien la vida a la tripulación con mi llegada.

Hay un detalle interesante: cuando se realiza la botadura de la Fragata Antisubmarina P 35 Azopardo, el 11 de diciembre de 1953, "se pone el primer remache en la quilla de un buque escuela en el Astillero Rio Santiago, iniciándose así una construcción que se vería luego varias veces interrumpida por diversos motivos técnicos y financieros, pero que concretaria un viejo sueño: realizar en el país con planos nacionales la construcción de un buque escuela que reeditara los laureles de la Fragata Presidente Sarmiento" (del libro mencionado).

El casco de la Fragata Q2 ARA Libertad seria recien botado en 1956. en 1962 realiza su primer viaje.Y aqui me viene a la memoria una anecdota escuchada a medidados de los años ochenta de boca de un contraalmirante en situacion de retiro, cuyo nombre espero que comprendan que voy a mantener en la más absoluta reserva hasta un dia despues de mi muerte. Segun decia, el primer remache de la quilla de la Fragata Libertad fue colocado nada menos que por el Pocho, en una ceremonia a la que no faltaron las autoridades de la secretaria de marina y del gobierno nacional. Le dio uno o dos martillazos al pedazo de fierro candente y a otra cosa.

Producida la revolución civico militar de 1955, que todos recordamos como la Libertadora -sin importar ahora desde que lugar se la analiza-, alguien de la marina recordó aquel hecho y decidieron reemplazarlo por otro remache que, a los ojos de las autoridades, no padeciera semejante estigma.

El caso es que nadie recordaba cual era, y en una viga donde hay remaches por todos lados, la tarea era poco menos que improba. Finalmente recurrieron a un suboficial, ya retirado que habia estado en aquel acto y ayudado a su colocacion, lo fueron a buscar a la Provincia (si mal no recuerdo vivia por Castelar), lo trajeron, el hombre señaló con un dedo cual era y listo el pollo. Siempre, de todas maneras, quedó la duda si había indicado el remache correcto, pero eso ahora poco importa.