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sábado, 19 de febrero de 2022

América colonial: El aterrador misterio del galeón fantasma

El aterrador misterio del galeón fantasma español que arribó a México sin tripulación y a la deriva

Distintas fuentes hablan de un galeón de Manila que, procedente del Pacífico, alcanzó las costas mexicanas con toda la tripulación fallecida. No obstante, los autores no se ponen de acuerdo en qué barco fue, ni en el año, y resulta probable que se hayan terminado por mezclar distintas historias y un poco de literatura siniestra

César Cervera || ABC Historia




El descubrimiento de un «tornaviaje», para volver desde el Pacífico a América, abrió miles de posibilidades comerciales y culturales al Imperio español. Magallanes demostró en su mítica expedición, de la que este año se cumplen cinco siglos de su inicio, lo relativamente sencillo que era llegar al Pacífico bordeando el Atlántico por el sur, no así que fuera posible volver sobre sus pasos. Juan Sebastián Elcano tuvo que conducir a la castigada flota castellana de Magallanes, que falleció lanceado por indios del Pacífico, por el sur de otro continente, el africano, en lo que fue una travesía lastimosa bajo el acoso de los elementos y de los portugueses, que controlaban las costas africanas.

Elcano salió ileso de aquella circunnavegación a la tierra, la primera en la historia, pero pereció pocos años después buscando precisamente el anhelado «tornaviaje».

No fue hasta 1565 cuando Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta hallaron una travesía viable a través de la corriente de Kuro-Shiwo. Con cinco naves y unos 350 hombres, el intrépido Legazpi atravesó el Pacífico en 93 días y pasó de largo por el archipiélago de las Marianas. El 22 de enero desembarcaron en la isla de Guam, conocida como la Isla de los Ladrones, y desde allí saltaron a la conquista de Filipinas. En nombre de la Corona Española, el navegante vasco tomó posesión de varias de las islas y fundó la ciudad de Cebú (1565), la primera piedra para la colonización de las Filipinas.
Gráfico de el barco Victoria, con el que se realizó la gesta de Elcano - Luis Cano

En 1 de junio de ese mismo año Andrés de Urdaneta navegó en dirección a América, hasta la isla de Santa Rosa, en la costa de California, y desde donde viajó al puerto de Acapulco en octubre de 1565. A partir de entonces, la Corona española puso en marcha la ruta llamada del Galeón de Manila. Una travesía que cada año salía desde Acapulco hasta tierras filipinas, trasladando plata para pagar las mercancías que los comerciantes españoles, fueran o no funcionarios, enviaban a Nueva España en el Galeón de Manila, y desde Manila traía de vuelta seda y porcelana de China, marfil de Camboya, algodón de la India, piedras preciosas de Birmania y especias como canela, pimienta y clavo. Manila se transformó así en una población urbana, ideada como una base para expandir el comercio por el resto de la zona.

Los galeones empleados eran grandes embarcaciones, financiados por la Corona y construidos con madera de teca. Tenían mucho arrufo, es decir, una cubierta arqueada y un centro más bajo que la proa y la popa, con castillos prominentes para dar espacio en las bodegas a las mercancías asiáticas. Desde Filipinas salían al Pacífico por el Estrecho de San Bernadino, atravesaban zona de ciclones en el mar de China, y navegaban luego unas 1.500 millas hacia el Norte-Nordeste.

La ruta «más larga y terrible del mundo»

El viaje de ida resultaba plácido, pero el de vuelta era, a decir de los navegantes veteranos, «la más larga y terrible de las que se hacen en el mundo». En los 230 años de trayectoria, se perdieron hasta 30 galeones, miles de vidas y riquezas millonarias, dándose el caso de barcos que llegaban exhaustos a Acapulco. Los vientos, las corrientes, las tempestades, los corsarios (incluídos japoneses y chinos), los motines, la falta de alimentos y las enfermedades como el escorbuto –que hinchaban hasta sangrar las encías de los marineros– convertían esta ruta en la más larga sin escalas del mundo. Se podía tardar hasta siete u ocho meses.

«Hubo un marinero que dijo que más valía morir una que muchas veces, que cerrasen los ojos y dejasen la nao ir al fondo del mar. Que ni Dios ni el rey obligaban a lo imposible», anotó en su diario el explorador Pedro Fernández de Quirós sobre los peligros de estas aguas.


A la izquierda del mapa, la ruta que realizada el Galeón de Manila cada año, ida y vuelta

«Cerca de las Marianas había un lugar conocido como el ‘cementerio de doña María’, porque una noble se suicidó allí al no poder soportar tantas penalidades. También existe el testimonio del capellán de un buque que ofició 92 funerales en 15 días», contó Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático de la Universidad de Sevilla, en el Congreso Internacional de Historia Primus Circumdedisti Me, recopilando algunas de las historias más trágicas que quedaron tatuadas allí en el imaginario de los marineros.

Los ataques enemigos eran una amenaza, hasta en cuatro ocasiones (1587, 1709, 1743 y 1762) fueron alcanzadas estas embarcaciones por los ingleses, sin embargo, muchos más galeones se perdieron a causa de las tormentas o simplemente desaparecieron. En 1603, la San Antonio fue engullido en el Pacífico sin que nunca se supiera qué le ocurrió o dónde. Y, entre los casos más aterradores, se cita por muchos autores la historia de un galeón que fue hallado en las costas de Tehuantepec, con todos sus tripulantes muertos y a la deriva. Cuestión más difícil es determinar de qué barco se trató.

Según Pérez-Mallaína, autor del libro «Naufragios en la Carrera de Indias durante los siglos XVI y XVII», aquel galeón sería el San José, que llegó en 1657 a México «convertido en un barco fantasma, sin nadie vivo a bordo. Probablemente todos murieron de peste». Sin precisar el nombre de la embarcación, Henry Kamen también afirma en su libro «El rey loco y otros misterios de la España imperial» (La Esfera de los libros) que «en 1657 un barco llegó a Acapulco después de navegar a la deriva durante más de doce meses: todos a bordo estaban muertos».

Más confusión que respuestas

Los autores que se refieren a esta terrible arribada del San José, con sus 150 tripulantes fallecidos, no son capaces de explicar, más allá de que se extendiera una epidemia, qué pudo ocurrir. No obstante, hay una cuestión que añade más confusión a este suceso. Junto al San José, salió de Filipinas en el verano de 1656 otro galeón rumbo a Nueva España, el Nuestra Señora de la Victoria, un barco reformado al mando de Francisco García del Fresno. Dos barcos, un mismo año, ¿y dos destinos igualmente crueles?

Según consta en la documentación que se conserva, la capitana San José zarpó de la bahía de Manila sobre el 30 de julio y llegó a Acapulco el 15 de marzo de 1657. El otro galeón de aquel año, Nuestra Señora de la Victoria, zarpó de Cavite el 17 de julio y llegó en marzo a las costas americanas, aunque no exactamente a su destino. Las autoridades de la Real Audiencia de Guatemala fueron informadas el 4 de abril de 1657 de que Nuestra Señora de la Victoria se encontraba a la deriva en las costas de esa región, con el piloto muerto y sin gente marinera para seguir el trayecto a Acapulco, como explicó en detalle Guadalupe Pinzón Ríos, profesora del Instituto de Investigaciones Históricas, en su conferencia titulada «El arribo forzoso de la nao Nuestra Señora de la Victoria y las faenas portuarias que generó», dentro del Simposio Internacional Naufragios celebrado el año pasado. El almirante Francisco García del Fresno seguía con vida y logró dirigir con éxito el galeón hasta el puerto final

Unos marineros del galeón se echaron a tierra y pidieron ayuda, lo cual puso en marcha una compleja operación de rescate, que implicó a más de cien personas, con el objeto de que no se perdiera la valiosa mercancía. 80 tripulantes habían muerto y el estado del barco era calamitoso, pero se logró dar con grupo de personas con experiencia naval para suplir las bajas y trasladar el barco al pueblo de Nuestra Señora de las Nieves. Tras esta parada, el almirante Francisco García del Fresno, que seguía con vida, logró dirigir con éxito el galeón hasta al puerto de Acapulco. Dado lo tardío de las fechas de ese año, ya no hubo tiempo para que ni el San José ni Nuestra Señora de la Victoria regresaran a Filipinas, si bien consta que los dos lo hicieron en 1658.

A la vista de todos estos datos contradictorios, es posible que el nombre de ambos galeones y sus historias se hayan traspapelado, y que el tiempo haya exagerado el suceso, de modo que lo que fue una arribada forzosa por falta de gente apta para gobernar el barco se transformó, a base de tiempo y de literatura, en una aterradora historia en la que no vivieron ni testigos para contarla.

Tríptico desplegable de Sevilla en 1519 incluído en la edición especial de Desperta Ferro - ©Arturo Redondo

La era de los descubrimientos

«El tornaviaje y la exploración del Pacífico» (firmado por la doctora en Historia Guadalupe Pinzón Ríos) es, precisamente, uno de los artículos incluidos por el número especial que saca el 27 de febrero la revista Desperta Ferro dedicado a «La Armada española (II): la era de los descubrimientos». El reportaje explica que, tras las expediciones de Magallanes-Elcano (1519-1522) y Loaisa-Elcano (1525-1527), que salieron de la península ibérica rumbo a las islas de la Especiería, se hizo evidente que era muy difícil llevar a cabo contactos marítimos con Asia cruzando dos océanos. Esto se debía a que los tiempos de navegación eran excesivamente prolongados y eso resultaba en la descomposición de los alimentos y en la mortandad de las tripulaciones, peligros a los que, además, se sumaban los problemas que la propia travesía representaba. Desde las costas novohispanas se llevaron a cabo diversas travesías y logró establecerse la ruta transpacífica, que permitió llevar a cabo nuevos registros navales y cartográficos que enriquecieron el conocimiento sobre dicho océano.


martes, 3 de noviembre de 2015

El barco fantasma Baychimo

¡Navegó los mares sin ser tripulado durante 38 años! Uno de los cuentos más extraños de barco fantasma de la historia.

Vintage News


Baychimo fantasmal buque-of-the-ártico

El destino de la SS Baychimo es uno de los cuentos más extraños barco fantasma de la historia. Se navegó los mares - no tripulados - durante 38 años!

SS Baychimo era un 1.322 toneladas de vapor de carga de acero-cascado construida en 1914 en Suecia y es propiedad de Compañía de la Bahía de Hudson, que se utiliza a las provisiones para pieles en los asentamientos inuit a lo largo de la costa de la isla de Victoria de los Territorios del Noroeste de Canadá comercio. Ella se convirtió en un barco fantasma notable a lo largo de la costa de Alaska, siendo abandonado en 1931 y visto varias veces desde entonces y hasta su último avistamiento en 1969.

El Baychimo fue lanzado en 1914 como el Ångermanelfven (Yard No 420) por el astillero Lindholmens (Lindholmens Mekaniska Verkstad A / B) en Gotemburgo, Suecia, para la Baltische Reederei GmbH de Hamburgo. Ella era 230 pies (70,1 m) de largo, impulsado por un motor de vapor de triple expansión y tenía una velocidad de 10 kn (19 km / h 12 mph). El Ångermanelfven fue utilizado en el comercio de las rutas entre Hamburgo y Suecia hasta la Primera Guerra Mundial comenzó en agosto de 1914. Después de la Primera Guerra Mundial, fue trasladada a Gran Bretaña como parte de las reparaciones de Alemania por las pérdidas de transporte y fue adquirida por la Compañía de la Bahía de Hudson en 1921 . Renombrado Baychimo y ubicado en Ardrossan, Escocia, completó nueve viajes exitosos a lo largo de la costa norte de Canadá, visitando puestos de comercio y la recolección de pieles.

Abandono

El 1 de octubre de 1931, al final de una carrera de comercio y cargado con un cargamento de pieles, la Baychimo quedó atrapado en el hielo. La tripulación abandonó brevemente la nave, viajando más de media milla de hielo en la ciudad de Barrow a refugiarse durante dos días, pero el barco se había liberado del hielo para el momento que la tripulación regresó. El barco se vio envuelto de nuevo el 8 de octubre, más a fondo esta vez, y el 15 de octubre Compañía de la Bahía de Hudson envió aviones para recuperar 22 de los tripulantes; 15 hombres se quedaron atrás. Con la intención de esperar a que pase el invierno, si es necesario, construyeron un refugio de madera a cierta distancia. El 24 de noviembre una poderosa tormenta de nieve golpeó, y después de que amainó no había ni rastro del Baychimo. Su capitán decidió que debía de haber roto durante la tormenta y ha hundido. Unos días más tarde, sin embargo, un sello cazador inuit le dijo que él había visto al Baychimo alrededor de 45 millas (72 km) de distancia de su posición. Los tripulantes rastrearon la nave, pero decidiendo que era poco probable que sobreviva el invierno, le quitaron las pieles más valiosas de la bodega para transportar por vía aérea. El Baychimo fue abandonado.


Barco fantasma

Sorprendentemente, el Baychimo no se hundió, y en las próximas décadas estaba en numerosas ocasiones videntes. Las personas lograron subir a ella varias veces, pero cada vez que estaban bien equipados para salvar su o fueron expulsados ​​por el mal tiempo. El último avistamiento fue registrado por un grupo de inuit en 1969, 38 años después de que ella fue abandonada. Ella se metió rápidamente en el hielo del mar de Beaufort entre Point Barrow y helado del Cabo, en el Mar de Chukchi, frente a la costa noroeste de Alaska. Destino final del Baychimo es desconocida. Si ella se ha hundido en efecto, su lugar de descanso final aún no se ha encontrado.


Avistamientos


  • Pocos días después de la Baychimo había desaparecido el 24 de noviembre de 1931, el barco fue encontrado 45 millas (72 km) al sur de donde se perdió, pero fue de nuevo lleno de hielo.
  • Después de varios meses, ella fue vista de nuevo, pero cerca de 300 millas (480 kilómetros) al este.
  • En marzo del año siguiente, fue visto flotando pacíficamente cerca de la orilla por Leslie Melvin, por un hombre que viaja a Nome con su equipo de perros de trineo.
  • Unos meses después de eso, ella fue vista por una empresa de buscadores.
  • En agosto de 1932, que fue abordado por un 20-hombre de partido de comercio de Alaska fuera Wainwright, Alaska.
  • Marzo de 1933, fue encontrada por un grupo de esquimales que la abordó y fueron atrapados a bordo durante 10 días por una extraña tormenta.
  • 08 1933, Compañía de la Bahía de Hudson oyó que estaba todavía a flote, pero estaba demasiado lejos de un mar de salvar.
  • Julio 1934, fue abordado por un grupo de exploradores en una goleta.
  • Septiembre 1935, fue vista frente a la costa noroeste de Alaska.
  • Noviembre de 1939, fue abordado por el capitán Hugh Polson, queriendo salvarla, pero los témpanos de hielo lo arrastraron y el capitán tuvo que abandonarla. Este es el último embarque registrado del Baychimo.
  • Después de 1939, se la vio flotando solas y sin tripulación en numerosas ocasiones, pero siempre había eludido la captura.
  • Marzo de 1962, se la vio a la deriva a lo largo de la costa del Mar de Beaufort por un grupo de inuit.
  • Fue encontrado congelado en una bolsa de hielo en 1969, 38 años después de que ella fue abandonada. Este es el último avistamiento registrado del Baychimo.
  • En 2006, el gobierno de Alaska comenzó a trabajar en un proyecto para resolver el misterio de "la nave del fantasma del Ártico" y busque el Baychimo, si todavía a flote o en el fondo del océano. Ella no se ha encontrado todavía.