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lunes, 11 de noviembre de 2024

Traición primigenia: Cuando Chile mandó a un marinero a espiar a la flota argentina en 1878

El espionaje de Arturo Prat en Buenos Aires (1878)

Por Esteban McLaren para FDRA





Contexto Histórico

Arturo Prat es un ícono nacional en Chile, famoso por su sacrificio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, menos conocida es su labor como espía en 1878, dos años antes de la guerra. En un momento de tensiones regionales entre Chile, Perú y Bolivia, el gobierno chileno temía una posible intervención argentina en el conflicto. Prat fue enviado a Buenos Aires con una misión secreta para evaluar las capacidades militares argentinas y determinar la viabilidad de un ataque o alianza que pudiera amenazar a Chile.


Desarrollo del caso

Prat viajó a Buenos Aires bajo la apariencia de abogado, pero en realidad tenía la tarea de recopilar información militar clave sobre Argentina. Su misión consistió en evaluar las defensas, la preparación militar y las intenciones políticas de Argentina en caso de un conflicto regional. Durante su estadía, Prat utilizó su formación legal y su notable discreción para acceder a información sensible sin levantar sospechas.

A lo largo de su misión, Prat no solo recopiló datos estratégicos vitales para la defensa chilena, sino que también mantuvo un perfil bajo para evitar cualquier tipo de incidente diplomático. Su misión principal como marinero era recopilar el estado de la escuadra argentina en caso de guerra con el país del otro lado de los Andes. Obviamente la escuadra argentina de ese período era principalmente fluvial, no preparada para emprender campañas a larga distancia en el mar. Comparada con los activos navales chilenos, Argentina no representaba una amenaza. Toda esta precaución chilena era porque el expansionismo chileno ya venía previendo una guerra en su frente norte desde muchos años antes de que la guerra del Pacífico fuese propiamente provocada y quería saber qué rol jugaría Argentina en ese escenario. Estando en Buenos Aires, este señor se vistió con sus ropas navales y visitó a las autoridades argentinas declarando su misión por lo que fue invitado a retirarse sin una merecida patada en el trasero. Al regresar a Chile, entregó un informe detallado que proporcionó al gobierno una visión clara del panorama militar argentino, ayudando a Chile a planificar mejor su estrategia en los años previos a la Guerra del Pacífico.

Un detalle que destaca la integridad de Prat fue su decisión de devolver al Estado los fondos no utilizados durante su misión, un gesto que contrasta fuertemente con la percepción común de que los agentes de inteligencia manejan grandes sumas de dinero sin rendir cuentas. Es un anécdota de otras épocas, muy lejanas a la posterior corrupción del dictador Pinochet con su fortuna robada de lingotes de oro en Hong Kong o los altos mandos de los FACh con el caso Mirage, que se judicializarían un siglo después.


Impacto político y militar

El trabajo de Prat como espía tuvo un impacto significativo en la estrategia militar chilena. Su informe contribuyó a la preparación de Chile para un conflicto en múltiples frentes, permitiendo a los líderes chilenos tomar decisiones más informadas sobre cómo manejar las relaciones con Argentina en un momento crítico. Ahora, solo habría que enfrentar a Perú dado que en los puertos bolivianos de Iquique y Antofagasta no existía algo que se llamara propiamente ni siquiera una flotilla naval.

Aunque la Guerra del Pacífico finalmente no involucró a Argentina como un beligerante directo, la información recopilada por Prat ayudó a Chile a mantener una postura defensiva sólida en caso de una posible intervención. Además, este episodio añadió otra dimensión al legado de Prat, mostrando su compromiso y lealtad a Chile más allá del campo de batalla. La justicia divina se llevaría a este marinero en la guerra al fondo del mar.


Importancia de esta anécdota

Este caso es fascinante por varias razones. Primero, revela una faceta poco conocida de Arturo Prat, cuya imagen se asocia casi exclusivamente con su heroísmo naval. Su labor de inteligencia demuestra su versatilidad y su compromiso con la seguridad nacional de Chile. Además, el hecho de que Prat haya devuelto los fondos no utilizados destaca su integridad, un valor que lo distingue no solo como un héroe militar, sino también como un servidor público ejemplar.

El espionaje de Prat en Buenos Aires es un recordatorio de que incluso las figuras históricas más veneradas tienen aspectos de su vida y carrera que pueden sorprendernos. La misión de Prat contribuyó a la capacidad de Chile para defenderse en una época de incertidumbre y potenciales conflictos, y su legado en la inteligencia chilena merece ser reconocido junto con su sacrificio en el combate.

También, es la muestra de un país que decidió cruzar un límite, imaginario por cierto, de prevenir una potencial agresión de su vecino del Este. Argentina, como en el 95% de su historia, jamás ha mirado hacia su Oeste para imaginar su progreso, prosperidad o incluso su mero esparcimiento. Argentina ha sido siempre un país atlántico, atento a su esfera de influencia histórica que deviene de los acontecimientos históricos que afectaron el Virreinato del Río de la Plata. El país progresó, creció, se alimentó de la influencia europea más nunca de los problemas transcordilleranos. Tal vez esa indiferencia es la que arde en el complejo de inferioridad chileno.


Libro

Piero Castagneto, Diego Lascano (2009), Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue. RIL Editores. ISBN 978-956-284-683-7

domingo, 26 de junio de 2022

Argentina: Encorazado de batería central ARA Almirante Brown


Acorazado ARA Almirante Brown - en el puerto de BsAs - La foto es anterior a 1897 ya que mantiene la artillería original, pero con modificaciones en la arboladura y color del casco

ARA Almirante Brown (1880)




El ARA Almirante Brown fue un acorazado de la Armada Argentina que sirvió entre los años 1880 y 1926. Fue adquirido por el ministro Manuel Rafael García Aguirre​ en el año 1884 a un valor de £ 190 000 para contrarrestar en un eventual conflicto los avances navales que experimentaba en ese entonces la escuadra chilena en la Guerra del Pacífico.

ARA Almirante Brown fue un encorazado de batería central de la Armada argentina construido en la década de 1880 por Samuda Brothers en Londres. El Almirante Brown desplazaba 4.200 toneladas de largo (4.300 t) y tenía una velocidad máxima de 14 nudos (26 km / h; 16 mph). La nave estaba protegida por un cinturón de armadura de acero de 230 mm (nueve pulgadas) y llevaba una batería principal de ocho cañones de carga trasera. Fue una de las primeras naves de guerra importantes en el mundo en usar armaduras de acero, y siguió siendo la embarcación más grande de la flota argentina durante más de 15 años. El Almirante Brown tuvo una carrera pacífica en la flota durante las décadas de 1880 y 1890. En la década de 1920, fue reducida a un barco de defensa costera y permaneció en servicio hasta principios de la década de 1930. Fue retirada del registro naval en noviembre de 1932 y vendida por desguace.



Diseño

Su armamento original, consistía en seis cañones en reducto, de retrocarga, de 200 mm. (tres por banda) Armstrong; dos cañones de igual tamaño y tipo, uno a proa y otro a popa, seis cañones de retrocarga de 120 mm. Armstrong, distribuidos: cuatro en el puente superior y dos en el primer puente; dos cañones de 9 libras, para ser utilizados en las lanchas de desembarco y dos cañones de 63 mm. antitorpederos.

Almirante Brown estaba equipado con una batería principal de ocho cañones BLR Armstrong de 8 pulgadas (200 mm), todos montados individualmente en casamatas. Seis estaban en una batería central, y los otros dos estaban en proa y popa. Estas armas de retrocarga fueron un nuevo desarrollo, que convirtió a Almirante Brown en una embarcación significativamente más poderosa que incluso las que se habían completado unos años antes. También llevaba seis cañones de 4,7 pulgadas (120 mm), también en monturas individuales, todas en la cubierta superior. Cuatro se montaron hacia adelante, y dos se ubicaron en popa, a ambos lados del cazador de popa de 8 pulgadas. La defensa de corto alcance contra naves pequeñas fue proporcionada por un par de cañones de 9 libras y un par de cañones de 7 libras.


Dibujo de líneas del Almirante Brown

La nave estaba protegida con armadura compuesta con una cara de acero fabricada por la firma alemana Siemens; El uso de armaduras de acero fue un nuevo desarrollo en la tecnología naval, y permitió importantes ahorros de peso. El cinturón blindado principal tenía 9 pulgadas (230 mm) de grosor en el centro del barco, y se redujo a 7,5 pulgadas (190 mm) en la proa y la popa. Debajo del cinturón principal había una armadura que tenía 6 pulgadas (150 mm) de grosor en el centro y 1,5 pulgadas (38 mm) en cada extremo de la nave. La batería central estaba protegida por 8 pulgadas de placa de armadura en el nivel inferior y 6 pulgadas de armadura en el nivel superior. Encima de la batería central, la cubierta blindada tenía un espesor de .625 pulgadas (15.9 mm), mientras que la cubierta delantera y trasera de la batería tenía un espesor de 1.5 pulgadas (38 mm). La torreta también tenía 8 en lados gruesos.



Dibujo lineal que muestra el plano de la vela y los arcos de disparo de los cañones principales de la batería. 

En el año 1897, fue enviado a la localidad francesa de Saint-Nazaire, al astillero La Seyne donde su armamento fue modernizado quedando compuesto por diez cañones de 150 mm. sistema Schneider de tiro rápido​ seis montados en batería (tres por banda y en reducto) y cuatro en el puente; cuatro cañones de 120 mm de tiro rápido sistema Schneider montados dos a proa y dos a popa; ocho piezas de 57 mm. de tiro rápido sistema Hotchkiss; dos ametralladoras en las cofas y dos tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas.

Con respecto a su blindaje, el casco de acero Siemens, mientras que su coraza en línea de flotación era de 228 mm. y de 152 mm. debajo de ella. En las baterías el blindaje alcanzaba los 200 mm. de espesor.

Además, poseía dos santabárbaras (una a proa y otra a popa) y su arboladura consistía en dos palos sin vergas, con aparejo de pailebote, palos machos de acero, con cofa militar.

Su velamen estaba compuesto por un trinquete, cangreja y mayor, una trin-quetilla y una de estay, con una superficie vélica de 10 000 pies cuadrados.



También contaba con una lancha a vapor de 11 metros de eslora; otra a vela de 12 metros; tres botes de 8 metros; una ballenera de 7,5 metros; un guige de 8 metros y un chinchorro de 5 metros.


Zafarrancho de incendio

Como todos los buques de ese entonces, se propulsaba a carbón, con sus máquinas Compound de dos hélices y "8+1" calderas ovaladas que generaban una potencia de 4500 HP y le permitían alcanzar velocidades de hasta 14 nudos en río y 11 nudos en mar.

Sus depósitos de combustible tenían una capacidad de almacenaje de 650 toneladas, que le daban una autonomía de 4300 millas.


Con pintuta oscura, en el dique de carena de Puerto Belgrano.

Historial

En 1878, Argentina hizo consultas en Gran Bretaña para comprar un nuevo buque capital para la marina, que hasta ese momento, consistía solo de fuerzas costeras y fluviales, centradas en los dos pequeños monitores de la clase El Plata. Almirante Brown, el primer gran acorazado de la Armada argentina, recibió la orden del astillero Samuda Brothers de Londres.  Fue botado el 6 de octubre de 1880 y le costó al gobierno argentino £ 270,000. El 14 de junio de 1881, realizó pruebas de velocidad en la milla Maplin, y alcanzó su velocidad diseñada de 14 nudos a plena potencia. Tras su entrega a Argentina, era el barco más grande de la flota argentina, y lo siguió siendo hasta que los cuatro cruceros blindados de clase Garibaldi fueron adquiridos a fines de la década de 1890. El Almirante Brown estuvo presente durante las ceremonias de apertura de la cuenca sur en el puerto de Buenos Aires el 28 de enero de 1889.


El Almirante Brown en el puerto

El buque fue recibido el 16 de junio de 1881, zarpando de Inglaterra el 14 de septiembre de ese año y llegando a Punta Lara el 26 de octubre.

El presidente Julio Argentino Roca, dijo en su discurso de visita al buque que éste era
…el buque más poderoso que ha surcado los mares de Sudamérica…

Por su parte, en 1880 la Colburn United Service Magazine and Naval & Mílitary Journal decía esta unidad:

Bajo cualquier nombre que se lo designe, el Almirante Brown merece especial reconocimiento como el más nuevo y el más poderoso de los encorazados de tipo mediano.

En 1892 viajó junto al crucero 25 de Mayo a España, a tomar parte en los festejos navales por el 400.º aniversario del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón.

Participó de diversas evoluciones navales entre 1894 y 1895.



El 13 de julio de 1892, se pensó que el barco se había perdido en una tormenta que reclamó el torpedero Rosales. También se creía que el crucero protegido Veinticinco de Mayo se había hundido en la tormenta, aunque ambos sobrevivieron. Al año siguiente, Almirante Brown, junto con la mayoría de las unidades pesadas de la Armada argentina, participó en sofocar las deserciones navales en la revolución de 1893. En 1897, Almirante Brown entró en dique seco en el astillero La Seyne en Toulon para modernizarse. Sus cañones de batería principal fueron reemplazadas por diez cañones  Canet de disparo rápido de 150 mm y 50 calibres de 5.9 pulgadas; seis reemplazaron los cañones en la batería central, y los otros cuatro fueron montados en pares en lugar de los cañones de proa y popa. Además, los viejos cañones de 4.7 pulgadas fueron reemplazados por nuevos modelos de disparo rápido. Su tripulación se redujo a 380 oficiales y hombres. En la década de 1920, el Almirante Brown se había visto reducido a un barco costero de defensa y entrenamiento, y hacía mucho tiempo que los acorazados acorazados Moreno y Rivadavia lo habían vuelto obsoleto. El 17 de diciembre de 1921, tripulantes de Almirante Brown remaron en tierra para derrotar a un grupo de unos 250 bandidos con base en Mata Tapera. El barco permaneció en servicio hasta principios de la década de 1930. El 17 de noviembre de 1932, tuvo una destacada foja de servicios, año en que fue radiado por decreto N.º 12 695 del 17 de noviembre de ese año.Almirante Brown fue retirado del registro naval y posteriormente descartado.



Entre enero y febrero de 1902, participó activamente de las grandes maniobras navales realizadas aquel año. En dichas maniobras formó parte de la 3.ª División de Mar.


Con el ARA Patria en Río de Janeiro

AstilleroSamuda & Bross, Poplar (Londres), Inglaterra
TipoEncorazado de batería central
OperadorArmada Argentina
Características generales
Desplazamiento4300 t
Eslora73 m
Manga15,24 m
Puntal6,70 m
Calado4,95 m (media)
Armamento8 × 1 - cañones Armstrong retrocargados estriados de 8 pulgadas (203 mm)
6 × 1:
cañones de 4,7 pulgadas (120 mm)
2 × 1 -
cañones de 9 libras
2 × 1 - cañones de 7 libras
Propulsión• 4 máquinas de triple expansión
• 2 hélices
Potencia17 000 HP
Velocidad14 nudos
Autonomía4300 millas.
Tripulación330 hombres




Detalle del ARA Almirante Brown


 
Tintero y cronómetro del ARA Almirante Brown en el Museo Naval de Tigre 
 

sábado, 5 de marzo de 2022

Guerra del Pacífico: La marina trasandina en ese conflicto

Marina de Chile en la Guerra del Pacífico

Andean Tragedy



Contralmirante Patricio Lynch


Después de abrir la Guerra del Pacífico utilizando los barcos de la casamata Cochrane y Blanco Encalada y la corbeta de tornillo O'Higgins para ayudar a asegurar a Antofagasta, el comandante del escuadrón Almirante Williams Rebolledo desembarcó tropas al norte del paralelo 23 en los puertos más pequeños de Cobija y Tocopilla. y el 23 de marzo de 1879 tomó Calama, el último puesto avanzado de Bolivia en el Océano Pacífico. A principios de abril, después de que Perú comprometió a su ejército y armada a la defensa de Bolivia, Williams avanzó por la costa para bloquear Iquique, el principal puerto de la provincia peruana de Tarapacá. Las dos armadas pasaron el primer mes de la guerra convocando tropas, los chilenos desde el norte de Valparaíso hasta Antofagasta, los peruanos desde el Callao hasta Arica, el principal puerto de la provincia de Tacna y su puerto desbloqueado más al sur. Mientras tanto, los buques de guerra chilenos continuaron bloqueando a Iquique en el medio. Después de escoltar a las tropas a Arica, los acorazados peruanos Independencia y Huáscar continuaron hacia el sur para desafiar el bloqueo chileno de Iquique, luego los desembarcos en Antofagasta, en el camino pasando (sin encontrar) la mayor parte del escuadrón chileno, que Williams tomó hacia el norte para interrumpir los convoyes peruanos. entre Callao y Arica. Al lado del Callao Williams se enteró de que Perú ya había transportado a su ejército a Arica y había enviado a Independencia y Huáscar por la costa a Iquique, donde había dejado sus buques de guerra operativos más antiguos, la corbeta de tornillo Esmeralda y la cañonera de tornillo Covadonga, para mantener el bloqueo. Williams llevó su escuadrón por la costa a toda velocidad, pero aún estaba en camino el 21 de mayo, cuando los dos acorazados peruanos cayeron sobre el Esmeralda y Covadonga en Iquique.

En la mañana del 21 de mayo de 1879, el Esmeralda (Capitán Arturo Prat) mantuvo su estación en Iquique y se enfrentó al Huáscar (Contralmirante Miguel Grau) durante tres horas y cuarenta minutos, recibiendo una paliza para habilitar al Covadonga (Capitán Carlos Condell) escapar hacia el sur, con la Independencia (Capitán Guillermo Moore) persiguiendo. Durante gran parte de la mañana, Prat colocó a la Esmeralda entre el Huáscar y la costa de la ciudad peruana, obligando a los artilleros del acorazado a ser extraordinariamente cuidadosos para evitar matar a sus propios compatriotas con disparos fallidos. La estrategia de Prat funcionó, al menos hasta que las fuerzas peruanas en tierra comenzaron a acribillar su barco con artillería y fuego de fusil. Cuando el fuego cruzado comenzó a pasar factura entre sus hombres, Prat tomó la fatídica decisión de abandonar su puesto, a pesar de que no tenía esperanzas de salir con éxito del puerto. Grau rápidamente cerró con el Huáscar y embistió a la Esmeralda tres veces, hundiéndolo justo después del mediodía. En posiblemente el mayor acto de bravuconería en una batalla naval desde que John Paul Jones capturó a Hrap Serapis del Bonhomme Richard afectado un siglo antes, Prat respondió ordenando a su tripulación que abordara el Huáscar desde la cubierta de su barco que se hundía. Lo mataron en la cubierta del acorazado peruano junto a un marinero que se subió a bordo con él; Cuando Grau embistió de nuevo a la Esmeralda, el teniente Ignacio Serrano y una segunda ola de una docena de fronteras tuvieron el mismo destino. El segundo al mando de Prat, el capitán Luis Uribe, posteriormente se negó a tocar su bandera, y el Esmeralda se hundió con sus colores aún volando. El guardiamarina Enrique Riquelme continuó trabajando con una de las viejas armas de la corbeta hasta el final, y estuvo entre los que perecieron con el barco. Mientras que el Huáscar perdió solo a uno de sus tripulantes en la batalla, 148 de los 198 oficiales y marineros de Esmeralda fueron asesinados; Uribe fue uno de los sacados del agua, hecho prisionero a bordo del Huáscar y luego entregado a la guarnición peruana de Iquique. Durante las mismas horas, un drama igualmente convincente se desarrolló por la costa desde Iquique, mientras el Covadonga navegaba hacia Antofagasta con la Independencia en persecución. A primera hora de la tarde, frente a Punta Gruesa, el barco de vapor de poca profundidad pasó de manera segura sobre rocas inexploradas, que atraparon la fragata peruana, mucho más pesada. Con la Independencia encallada, Condell se dobló hacia atrás y colocó el Covadonga sobre su proa, fuera del alcance de sus costados, y lo rastrilló repetidamente. Los peruanos devolvieron el fuego con su rifle de cubierta, pero una vez que se agotaron sus municiones, Moore golpeó su bandera. Mientras que el Esmeralda, un barco desarmado cuyo capitán se negó a rendirse, perdió tres cuartos de su tripulación ese día, el Independencia, un acorazado que arrastró sus colores, sufrió solo 5 muertos y 18 heridos de una tripulación de 300. El Covadonga perdió 4 muertos y 3 heridos de 116. Poco después, el Huáscar llegó para perseguir al Covadonga, rescatar las armas pesadas de la Independencia y rescatar a los sobrevivientes. Las batallas del 21 de mayo redujeron a la mitad la fuerza blindada de la armada peruana, mientras que la valiente lucha de la Esmeralda convirtió a Prat en un héroe nacional.





Después de asegurar una clara ventaja en el mar, Chile se dedicó a transportar más tropas al norte para una eventual marcha sobre Lima. El ministro de guerra y marina, Sotomayor, nombró al contralmirante Patricio Lynch para coordinar el esfuerzo, que la armada peruana intentó interrumpir utilizando al Huáscar como asaltante. A veces navegando solo, a veces con la corbeta de tornillo Unión, el Huáscar podía atacar con impunidad siempre que ninguno de los dos acorazados chilenos estuviera cerca. El almirante Grau desarrolló una extraña habilidad para evadirlos, pero tuvo un roce temprano con el desastre la noche del 9 al 10 de julio en el puerto de Iquique, donde esperaba hundir a la barca de carbón de la armada chilena Matías Cousiño. Encontró solo la corbeta de tornillo Magallanes (Capitán Juan José Latorre) que mantenía el bloqueo allí, pero, desafortunadamente para Grau, Latorre intentó emular el heroísmo anterior de su antiguo compañero de clase Prat y se batió en duelo con el Huáscar durante 45 minutos, cerrando a menos de 300 metros. a pesar de que su propio barco tenía la velocidad para huir. El Matías Cousiño escapó, y la audaz acción de Latorre detuvo al Huáscar el tiempo suficiente para que el barco de la casamata Cochrane (Capitán Galvarino Riveros) llegara a la escena, volviendo las tornas y obligando a Grau a huir. En las semanas que siguieron, el Huáscar disfrutó de su mayor éxito, destruyendo una serie de pequeños buques de carga y, el 23 de julio, capturando el transporte chileno Rimac frente a Antofagasta. Este revés llevó a Sotomayor a despedir a Williams, elevar a Riveros a almirante y comandante de escuadrón, darle a Latorre el comando desocupado del Cochrane y participar personalmente en la formulación de un plan para atrapar al Huáscar. En el proceso, ignoraron a la Unión, que en agosto se extendió hasta el sur de Punta Arenas, en el Estrecho de Magallanes, en un intento inútil de prohibir a los mercaderes que transportan armas a Chile desde Europa. La armada chilena esperó hasta que se eliminó la amenaza del Huáscar antes de lanzar una misión similar contra los comerciantes que transportaban armas a Perú desde los Estados Unidos; finalmente, durante el verano de 1879-1880, el Amazonas y más tarde la corbeta O’Higgins se extendieron hasta el norte de la costa de Panamá, pero no tuvieron suerte en sus esfuerzos.

Con el propósito de cazar al Huáscar, el escuadrón chileno se dividió en dos divisiones, una compuesta por el buque insignia de Riveros, Blanco Encalada, la goleta de tornillo Covadonga y la barca de carbón Matías Cousiño, la otra de Cochrane de Latorre, la corbeta de tornillo O'Higgins (Capitán Jorge Montt) y el transporte armado Loa. Mientras tanto, Grau permaneció audaz en su uso del Huáscar, el 28 de agosto bombardeó Antofagasta a plena luz del día e involucró a los buques de guerra chilenos allí, las corbetas de tornillo Abtao y Magallanes, antes de que Riveros llegara con el Blanco Encalada para perseguirlo. En la mañana del 8 de octubre, la división de Latorre finalmente vio al Huáscar humeando con la Unión frente a Punta Angamos, al norte de Antofagasta. Grau inmediatamente envió a la Unión desarmada, lo que provocó que Latorre enviara a O’Higgins y Loa a perseguirlo, dejando a los dos acorazados en duelo solos. La batalla que siguió presentó el primer uso de proyectiles Palliser que perforan la armadura, que los cañones Armstrong de 9 pulgadas del Cochrane dispararon con una precisión mortal a medida que el alcance cayó a 2.000 metros y menos. Riveros llegó con el Blanco Encalada unos 45 minutos después de que comenzaron los combates, pero el barco de Latorre continuó dominando la acción. Para cuando el Huáscar se rindió otros 45 minutos más tarde, los chilenos habían registrado quizás el mejor desempeño de artillería en la historia de la guerra naval moderna, impresionando a los observadores británicos con 27 increíbles golpes en 76 disparos. De los 205 hombres a bordo del Huáscar, 61 fueron asesinados, incluido Grau. Las armas en la torreta del Huáscar (que tuvo que ser accionado manualmente hasta la instalación de su cabrestante de vapor en 1885) lograron solo tres golpes contra los dos acorazados chilenos, matando a ninguno e hiriendo a siete a bordo del Cochrane, y sin causar daños a cualquiera de los barcos A diferencia de la Independencia, el Huáscar no sufrió daños irreparables, y un grupo de abordaje dirigido por el teniente Juan Simpson frustró los esfuerzos de la tripulación para hundir el barco. Puesta en servicio en cuestión de semanas, vio su primera acción bajo los colores chilenos en febrero de 1880.
Aprovechando al máximo el mando del mar de Chile, el contralmirante Lynch orquestó el transporte de 9.500 tropas desde Antofagasta hacia el norte hasta Pisagua, donde fueron llevados a tierra sin oposición a principios de noviembre de 1879 después de la división de Latorre, compuesta por el Cochrane y tres buques de guerra no blindados, bombardearon el lugar de aterrizaje. Mientras tanto, Riveros llevó al Blanco Encalada y al resto del escuadrón hacia el norte para bloquear el puerto de Arica, donde capturó el cañonero Pilcomayo el 18 de noviembre. Después de escoltar el convoy a Pisagua, Latorre agregó su división al bloqueo en Iquique, donde la guarnición peruana se rindió el 23 de noviembre, liberando finalmente a Uribe y a otros sobrevivientes de la Esmeralda que habían estado prisioneros allí desde mayo. Durante las mismas semanas, el ejército chileno marchó tierra adentro desde Pisagua, y el 27 de noviembre derrotó a un ejército conjunto peruano-boliviano en Tarapacá, asegurando para Chile la provincia peruana más meridional del mismo nombre. Posteriormente, la acción se centró en Arica, el principal puerto marítimo de Tacna, la provincia vecina al norte. El 27 de febrero de 1880, el viejo monitor peruano Manco Capac, anclado allí como vigilante del puerto, intercambió fuego con el Huáscar cuando éste llegó para bombardear el puerto. Riveros y Latorre pronto llegaron con el resto del escuadrón, que se unió al bombardeo. Las unidades del ejército desembarcadas a principios de marzo posteriormente sitiaron Arica desde tierra firme. La guarnición peruana resistió durante tres meses, pero el 6 de junio, sintiendo que el final estaba cerca, el destacamento naval hizo explotar el Manco Capac para mantenerlo fuera de las manos chilenas. Al día siguiente, las tropas chilenas asaltaron la ciudad y forzaron su rendición.

En abril de 1880, después del bombardeo inicial de Arica, Riveros dejó atrás la división de Latorre para bloquear el puerto mientras tomaba el Blanco Encalada, el Huáscar y el resto del escuadrón hacia el norte para bloquear el Callao, en preparación para el asalto final de Chile a Lima. Tras la capitulación de Arica, Latorre trajo al Cochrane y sus escoltas desarmados para unirse a él. Contra esta fuerza abrumadora, los peruanos desplegaron una flotilla de torpederos, algunos improvisados, otros comprados en Gran Bretaña en los últimos meses. Al copiar las tácticas utilizadas por la flota rusa del Mar Negro contra la armada otomana en la reciente guerra ruso-turca (1877-188), lograron hundir el transporte armado Loa en julio y el cañonero Covadonga en septiembre. A partir de entonces, el miedo a perder un buque de guerra más grande o más importante impidió que Riveros mantuviera un bloqueo más estricto. Chile pronto desplegó sus propios torpederos, y las flotillas de torpedos rivales dominaron la acción en el puerto del Callao y sus alrededores, y cada uno perdió un bote.

Debido a que el desempeño del Contralmirante Lynch como coordinador de los transportes de tropas en 1879 le había dado una experiencia tan valiosa en el lado logístico de las operaciones anfibias, el ministro de guerra y marina, Sotomayor, lo designó para comandar la fuerza expedicionaria del ejército para el ataque final contra Lima . Sus fuerzas se embarcaron desde Arica y en noviembre de 1880 desembarcaron en la costa de Pisco. A partir de ahí, Lynch comenzó su marcha hacia Lima, manteniéndose cerca de la costa para que el escuadrón de Riveros pudiera proporcionar fuego de cobertura mientras avanzaba. Las armas pesadas de la armada apoyaron al ejército en su decisiva victoria en Chorrillos (13 de enero de 1881), lo que obligó a los peruanos a abandonar su capital. Tres días después, la armada peruana hundió su último acorazado, el inmóvil puerto de Callao vigilaba Atahualpa, y luego se rindió. Durante los meses siguientes, la marina chilena se rindió a los puertos peruanos más pequeños al norte del Callao; La capitulación de Paita al Huáscar en junio de 1881 dejó toda la costa del Perú en manos chilenas. El final de la campaña en el mar no puso fin a la guerra, ya que ni Perú ni Bolivia aceptarían los términos. Después de ocupar Lima, Lynch coordinó la lucha contra la resistencia peruana en el interior durante otros dos años y medio. En octubre de 1883, tres meses después de que terminaron los combates, Perú cedió formalmente a Chile las provincias de Tacna y Tarapacá con los puertos de Arica e Iquique. Al mismo tiempo, Bolivia se negó a reconocer la conquista chilena de su provincia costera del Pacífico y el puerto de Antofagasta. Una invasión de Perú por parte del ejército de Lynch llevó a una tregua en abril de 1884, que finalmente puso fin a los combates, pero Bolivia nunca fue ocupada por las tropas chilenas y esperó hasta 1904 para firmar un tratado de paz formal.

martes, 2 de marzo de 2021

Guerra del Pacífico: Comparando armadas

Comparando las armadas

Andean Tragedy




El famoso Huáscar

Evaluar las fortalezas relativas de las flotas de los beligerantes justo antes del estallido de la Guerra del Pacífico es una tarea desconcertante. Los historiadores chilenos y peruanos, por ejemplo, tradicionalmente declararon los barcos de sus naciones como apenas marineros y menospreciaron las habilidades profesionales de sus tripulaciones, mientras exageraban la destreza de sus oponentes. Este rito de moderación tuvo un propósito claro: al depreciar sus flotillas de antes de la guerra y a quienes sirvieron en ellas, los escritores podían racionalizar las derrotas de sus naciones mientras elevaban sus victorias al nivel de lo milagroso. Los problemas reales existieron. Pero aunque los problemas presupuestarios obligaron al gobierno chileno a reducir los gastos navales, fue el juicio cuestionable y las prioridades equivocadas de Juan Williams Rebolledo, el comandante de la marina chilena, no las deficiencias materiales, lo que limitó el desempeño de su flotilla. Por el contrario, la habilidad y dedicación del almirante Miguel Grau, el comandante de la flota peruana, permitió que la flota de su nación compensara la pérdida de algunos de sus equipos y frenara la armada chilena durante los primeros seis meses de la guerra.

Aprendiendo las lecciones del poder marítimo

La armada de Chile se lanzó por primera vez a los mares en 1818, cuando una flota embrionaria, bajo el mando del escocés Lord Thomas Cochrane, navegó hacia el norte desde Valparaíso para liberar a Perú y Bolivia del dominio español. Algunos de los oficiales navales británicos que sirvieron en la armada de Cochrane permanecieron en la flota de Chile, lo que explica la presencia de tantos marineros con apellidos ingleses: John Williams, Santiago Bynon, Roberto Forster, Roberto Henson, Guillermo Wilkinson, Robert Simpson, Jorge O'Brien , Raimundo Morris (algunos estadounidenses, como Charles Wooster, también sirvieron en la marina de Chile). Algunos, como Robert Simpson y Juan Williams Wilson, incluso engendraron una segunda generación de oficiales navales chilenos, incluidos tres que ascendieron al rango de almirante. Al reconocer la vulnerabilidad de la economía de la nación y su población costera a un ataque marítimo, los líderes de Chile se dieron cuenta de la necesidad de una flota fuerte. El gobierno utilizó esta armada para vencer a la Confederación Peruano-Boliviana en 1836. A nivel nacional, la flota ayudó a reprimir las abortivas revoluciones de 1851 y 1859. Pero después de 1860, quizás arrullado por la falta de enemigos extranjeros y locales, Chile descuidó su armada. El error de esta política se hizo dolorosamente evidente a mediados de la década de 1860, cuando Chile y España entraron en guerra y un escuadrón naval español sometió a Valparaíso a un bombardeo de tres horas que infligió daños al puerto por catorce millones de pesos. Esta incursión española le enseñó a Moneda que necesitaba una armada fuerte, especialmente desde que la flota de Perú, reforzada por algunos acorazados recientemente comprados, ahora empequeñecía a la de Chile. En cumplimiento de esta política, Santiago compró dos corbetas de fabricación británica, el Chacabuco y el O'Higgins, en 1866 y 1867. Dos años después de que Perú respondiera adquiriendo Oneota y Catawba, monitores fluviales estadounidenses excedentes, el gobierno chileno ordenó dos acorazados oceánicos de astilleros británicos. También obtuvo dos corbetas de madera adicionales, las Magallanes y las Abtao, así como un transporte. Ansiosos por lograr la paridad naval con Chile, los peruanos querían comprar más barcos blindados. Su legislatura incluso asignó aproximadamente cuatro millones de soles para su compra. El inicio de una recesión económica mundial a mediados de la década de 1870 obligó a Lima a abandonar su programa de expansión naval. Infectados por el mismo malestar económico, los funcionarios chilenos se desesperaron tanto que incluso consideraron vender los acorazados de la flota por cuatro millones de libras británicas. Afortunadamente para los chilenos, su gobierno no pudo encontrar compradores. En consecuencia, hasta el comienzo de la Guerra del Pacífico, la composición de las armadas peruana y chilena se mantuvo relativamente estable.

viernes, 19 de abril de 2019

Encorazados y el desarrollo de la guerra naval

Encorazados y la Armada de Acero

Weapons and Warfare




El monitor peruano Huascar se involucra con dos embarcaciones chilenas, el Blanco Encalada y el Cochrane, durante la batalla de Angamos el 8 de octubre de 1879. Huascar (Monitor peruano, 1865)


Monitor ariete de hierro peruano. Diseñado por el capitán Cowper Coles de Inglaterra, el Huascar fue construido por Lairds en Birkenhead. Botado en octubre de 1865, desplazó 2,030 toneladas y fue de 219 ′ x 36 ′ x 18 ′. Su motor de una sola expansión de 1,650 caballos de fuerza, cuatro calderas y un solo tornillo la impulsaron a una velocidad máxima de 12.3 nudos. Armada con rifles Armstrong de carga de boca de 2 × 10 pulgadas en una torreta giratoria, también montó 2 × 40 libras. Su tripulación fue de 170 hombres. El Huascar tenía una armadura de cinturón de 4.5 "y una armadura de torreta de 5.5". Llevaba un aparejo de vela, que amplía enormemente su alcance.

El Huascar compiló un registro de combate único en la costa oeste de América del Sur en la guerra de Perú con España, en un golpe de estado posterior y en la Guerra del Pacífico de 1879 entre Perú y Bolivia contra Chile. Ella tomó un papel principal en la victoria del 21 de mayo de 1879 en Iquique, pero fue capturada en la batalla de Angamos del 8 de octubre. Reacondicionada por sus captores chilenos, finalmente se convirtió en un museo en Talcahuano, Chile, donde puede ser vista hoy.


Warrior (Armada británica, Fragata blindada, 1861)

El primer buque de guerra oceánico con casco de hierro del mundo. Concebido como una fragata blindada y no como un buque de guerra, el Warrior tenía un diseño que enfatizaba la velocidad: 14.5 nudos bajo vapor y más de 17 nudos bajo vapor y vela, y potencia de fuego de largo alcance. Su armadura de 4.5 pulgadas estaba restringida a una caja de baterías que cubría los dos tercios centrales de la nave, dejando la proa y la popa expuestas.

Aunque el Warrior se construyó en respuesta al encorazado de casco de madera Gloire francés, que era un barco de asalto del puerto marítimo, el diseño del Warrior se desarrolló a partir de las enormes fragatas de madera de la clase Mersey. El Mersey se había construido en respuesta al tipo Merrimack de los Estados Unidos. Las líneas del casco y el estilo del Warrior simplemente se escalaron desde el barco de madera. Reconociendo la imposibilidad de construir buques de guerra de madera más largos o llevar el peso de una placa de blindaje en un casco diseñado para alta velocidad, los británicos adoptaron el casco de hierro. Eran líderes mundiales en este diseño y crearon una nave de época. Desplazando más de 9,000 toneladas, el Warrior fue el mayor barco a flote después del Gran Este de Brunel. Su armamento de cañones de 40 × 8 pulgadas y cañonazos de 7 pulgadas combinaba una precisión de largo alcance con la primera capacidad efectiva de perforación de armaduras a flote. En 1867 fue rearmada con rifles mucho más potentes de 8 y 7 pulgadas para cargar el hocico.

Iniciado en 1859, el Warrior entró en servicio en 1861. Con su hermana, el Black Prince y otros del tipo, derrotó a los franceses en una carrera de armamentos navales. Esta fue una victoria crítica, como si Francia pudiera construir una marina tan poderosa como la británica, podría influir en la política británica en Europa.




La Warrior sirvió en la flota activa hasta el final del Segundo Imperio francés en 1870, cuando entró en la reserva. Esta degradación reflejó la amenaza reducida y su desempeño insatisfactorio como unidad de flota. Después de 1863, los británicos construyeron verdaderos acorazados acorazados, que no tuvieron un buen rendimiento táctico con las fragatas de casco largo del tipo Warrior. Los cascos largos y afilados de estos últimos los convirtieron en una pobre unidad de escuadrón, ya que tardaron mucho tiempo en responder al timón. Después de tres décadas de obsolescencia creciente, el Warrior se vio afectado en 1902; luego se desempeñó como taller de ingeniería en el puerto de Portsmouth. En 1923 se mudó a Milford Haven en Gales, donde sirvió de embarcadero en una terminal petrolera hasta la década de 1970, cuando fue trasladada a Hartlepool para recuperar su antigua gloria. En 1986 regresó a Portsmouth para tomar un amarre en el puerto, donde permanece como el barco histórico más grande en el complejo del astillero. La Warrior sobrevivió para ser restaurada porque fue construida con hierro forjado, que es mucho más duradero que el acero, con un diseño que fue seriamente diseñado por ingeniería excesiva. Su casco era excesivamente fuerte, y nunca se ha filtrado. Este es un testimonio de la calidad del trabajo y los materiales colocados en el barco, mientras que su condición actual refleja el compromiso de los fondos principales y la habilidad de los restauradores.

La célebre batalla de Hampton Roads comenzó una nueva era en la guerra naval, en la que las armas y los proyectiles desafiaron a la armadura y persistieron hasta que el desarrollo de aviones y submarinos alteró aún más el combate en el mar.

El CSS Virginia y el USS Monitor no fueron de ninguna manera los primeros buques de guerra acorazados. Las primeras embarcaciones de este tipo, construidas por la Armada francesa y utilizadas en la Guerra de Crimea, eran baterías flotantes, barcazas que montaban cañones cuyos lados estaban cubiertos con placas de hierro. Fue un paso simple agregar las placas a un buque de guerra de vapor, y los franceses construyeron el primer tal acorazado, el Gloire acorazado de costado, uno de una clase de tres barcos.

Cuando el Gloire entró en servicio en 1860, la Royal Navy británica era la flota más grande del mundo. Sabían lo que los franceses estaban construyendo y ya estaban trabajando en su propia versión. Mientras que el barco francés era un barco con casco de madera con placas de armadura dispuestas en un cinturón a lo largo de sus costados, como las baterías flotantes, la clase británica, los Warriors, tenían casco de hierro similar y un cinturón de armadura similar, aunque más corto.

El uso de armaduras en buques de guerra coincidió con una serie de otros cambios importantes en la guerra naval, cada uno de los cuales influye en los demás. El desarrollo de cañones navales, utilizados por primera vez en la Batalla de Sinope en 1853, parecía amenazar a los barcos de madera. La armadura era lo contrario a esto, pero las largas correas necesarias para cubrir la longitud del costado de un barco eran caras. Era más eficiente colocar las armas en una torreta que podía girar para cubrir ambos lados del barco, lo que redujo el número de armas necesarias y permitió que la protección de la armadura las cubriera por completo. El primer buque de guerra en tener una torreta, el USS Monitor, también estuvo involucrado en la primera batalla entre los buques de guerra blindados, la Batalla de Hampton Roads en marzo de 1862.

El efecto acumulativo de todos estos cambios fue, en última instancia, revolucionar el diseño del barco. En un extremo de esta revolución estaba la Batalla de Sinope, peleada entre barcos que se asemejan claramente a la flota de batalla liderada por Lord Nelson en Trafalgar; en el otro extremo estaba el HMS Colossus, que entró en servicio en 1886 y era un barco de torre casi completamente sin mástiles.

Aunque la Guerra Civil Americana fue el primer conflicto en presentar una batalla entre los acorazados, la falta de una industria de hierro significativa en los estados Rebeldes y de una importante armada de antes de la guerra significó que la mayoría de las batallas que involucran a los acorazados no involucraron más de una o dos. Los rebeldes Las principales batallas navales involucraron a una flota que atacaba un puerto defendido, como las batallas de Nueva Orleans (1862), Mobile Bay y Charleston (ambas de 1864). La primera batalla entre flotas de acorazados ocurrió en aguas europeas, durante la Guerra de las Siete Semanas en 1866, que involucró a Austria, Prusia e Italia. Los italianos tenían 12 acorazados, los austro-húngaros siete. Dado que los disparos parecían carecer de la penetración contra los buques blindados suficientes para hundirlos, el éxito vino de los barcos enemigos en embestida. Los austro-húngaros hundieron a dos de los acorazados italianos, aunque no sufrieron pérdidas, aunque los barcos de ambos lados resultaron gravemente dañados por los disparos. Las tácticas de embestida de los austro-húngaros influyeron en la guerra naval durante décadas después.

Hubo pocas batallas que involucraron a los acorazados en los años siguientes, aunque las que sí ocurrieron fueron cuidadosamente estudiadas. Un enfrentamiento, la batalla del Callao, entre Perú y España, se parecía a los de Mobile Bay o Charleston en la Guerra Civil Americana, con una flota de barcos oceánicos que atacaban un puerto defendido. Ambas partes tenían revestimientos de hierro, pero estos no se enfrentaron fuertemente. En 1877, una batalla entre dos buques de guerra de madera británicos y la amotinada tripulación del acorazado Huascar peruano terminó en un empate. La efectividad de la armadura de hierro era clara. Se dispararon más de 400 disparos al Huascar, 50 la golpearon, pero solo uno penetró la armadura. Perú participó en las siguientes acciones importantes relacionadas con los acorazados, en la Guerra del Pacífico (1879-84). El Huascar enfrentó a sus oponentes chilenos en dos batallas, la batalla naval de Iquique y la batalla de Angamos. Solo el segundo involucró a los acorazados en ambos lados y terminó con la captura del Huascar, que superó en gran medida a seis barcos a uno.
La falta de mucho combate significó que se aplicaron diferentes teorías al diseño del barco, lo que convirtió a la Era de Ironclad en una de las más fascinantes a la vista en términos de variedad visual. El arreglo de las armas fue un asunto importante para el debate. Algunos barcos estaban equipados con torretas, mientras que otros tenían una batería lateral o algún tipo de área central conocida como barbeta o ciudadela, con la cubierta superior a menudo considerablemente más estrecha que la cubierta principal para permitir un cierto grado de disparos hacia adelante. Las plataformas de navegación no se conservaron por amor a la tradición, como a veces se implica. Para la mayoría de los barcos, la disponibilidad de carbón para alimentar sus calderas no estaba asegurada de ninguna manera si estaban lejos de sus puertos de origen, por lo que las velas proporcionaban una fuerza motriz adicional que de otra manera podría haber estado ausente.

Cuando el Huascar fue capturado, la revolución en los asuntos navales había avanzado aún más. Las ventajas de los cascos de hierro sobre los no ferrosos estaban bien establecidas: la principal desventaja era el gran peso del hierro, que mantenía bajas las velocidades de los barcos. Sin embargo, el acero proporcionó una alternativa más liviana al hierro, con la mayoría de las mismas ventajas, y los constructores navales comenzaron a adoptar cascos de acero para sus diseños.

El primer gran barco con casco de acero fue el acorazado francés Redoutable, que se completó en 1878. La primera acción naval que involucró a un buque de guerra de acero se libró durante una guerra civil en Brasil en abril de 1894, cuando un torpedo hundió el acorazado Aquidaban durante una acción nocturna. . Más tarde, ese mismo año, llegó la primera batalla entre buques de guerra de acero, durante la Guerra Sino-Japonesa de 1894-95, cuando dos pequeños escuadrones lucharon contra la isla de Phung-Do en el Mar Amarillo en julio de 1894. Los japoneses hundieron un barco y resultaron dañados. el otro. El resultado nunca estuvo en duda, ya que los barcos japoneses eran más modernos. En septiembre, en Yalu, se produjo un mayor compromiso con la flota, cuando los japoneses derrotaron a una flota china que contenía dos acorazados, aunque con grandes pérdidas para ellos.

Desarrollo del torpedo

Durante la Guerra Civil de los Estados Unidos de 1861 a 1865, las minas ancladas bajo el agua o montadas al final de los largueros de una embarcación y detonadas por contacto (o electricidad) eran conocidas como torpedos, después de un siluro de descarga eléctrica con ese nombre. Sin embargo, en las décadas de 1870 y 1880, John Ericsson experimentó con un torpedo de vapor conectado a la nave nodriza mediante una manguera. Este dispositivo explosivo submarino, accionado por aire comprimido y con relleno de dinamita alcanzó una velocidad de 61 nudos, pero tuvo un alcance de solo 100 yardas. Ericsson también trabajó en un torpedo eléctrico, al igual que el estadounidense Robert Lay. Ambos tipos fueron controlados por un cable eléctrico que se extendía desde la nave.

Más exitoso fue el menos complejo torpedo con volante desarrollado en 1870 por John Adams Howell de la Marina de los Estados Unidos. Durante el siguiente cuarto de siglo, su velocidad aumentó de 8 a 30 nudos y su alcance se duplicó a 800 yardas. En la década de 1890, Estados Unidos también probó torpedos propulsados ​​por cohetes y vapor. Todas esas armas autopropulsadas, totalmente desconectadas de la embarcación de lanzamiento, se denominaron torpedos "auto-móviles", "locomotoras" o "peces".

El torpedo más exitoso, sin embargo, fue desarrollado en Fiume (entonces parte de Austria) en 1868 por el austriaco Giovanni Luppis y el inglés Robert Whitehead. Esa arma, alimentada por aire comprimido, alcanzó una velocidad de seis nudos y llevó 300 libras de dinamita a una distancia de 200 yardas. Un arma prácticamente idéntica fue producida poco después por la Compañía Schwartzkopff en Berlín. En 1870, Whitehead regresó a Inglaterra y vendió sus derechos de fabricación a la Royal Navy. Sin embargo, los torpedos Whitehead también se fabricaron en Italia y Francia en el momento de su muerte en 1905. Su velocidad había aumentado a 29 nudos, y los torpedos transportaban 200 libras de explosivos para 6.000 yardas. Llevados por pequeñas embarcaciones baratas conocidas como torpederos, fueron vistos por muchas naciones, incluida Francia, como el arma para contrarrestar las mayores potencias navales.

A comienzos del siglo, John P. Holland perfeccionó el submarino moderno, que relacionó con el diseño del torpedo Whitehead, y que se convirtió en el buque que ahora se asocia más comúnmente con el torpedo. Por la Primera Guerra Mundial, la velocidad del torpedo avanzó a 40 nudos y se extendió a 10,000 yardas (a velocidad reducida).

domingo, 17 de marzo de 2019

Guerra naval en Latinoamérica entre 1858-1870

Guerra naval en América Latina (1858-70)

Weapons and Warfare





Representación artística de la batalla de Punta Gruesa, 1879. El naufragio de la Independencia en Punta Gruesa, óleo de Thomas Somerscales.


Después de la caída del dictador argentino Rosas en 1852, la próxima ruptura de la paz en América del Sur se originó, en todos los lugares, Paraguay, que surgió como un país seguro de sí mismo bajo el gobierno del dictador Carlos Antonio López. Después de la fricción con Gran Bretaña y Francia sobre el tratamiento de sus súbditos en Paraguay, López cerró los ríos Paraguay y Paraná a buques de guerra extranjeros. Haciendo cumplir esta política, en 1855 sus tropas dispararon al vapor naval estadounidense Water Witch, que había ascendido al Paraná en una expedición de cartografía. El comodoro Shubrick lideró una respuesta norteamericana enérgica (si se demoró), navegando por el Paraná a fines de 1858 con un escuadrón liderado por las fragatas de 50 cañones Sabine y San Lorenzo. López se disculpó, pagó una indemnización y permitió que procediera la expedición de cartografía; Al año siguiente, Estados Unidos tenía dos barcos de vapor, dos pequeños buques de guerra y dos auxiliares en los ríos de Paraguay.

El estallido de la guerra civil estadounidense obligó a la marina estadounidense a retirar sus buques de guerra de las aguas de América Latina. De las tres guerras peleadas en la región durante la década de 1860, dos fueron provocadas por las potencias europeas aprovechando la parálisis temporal de los Estados Unidos. En México, Francia apoyó a los conservadores en una guerra para establecer una monarquía bajo la protección de Napoleón III (1862-67), mientras que la búsqueda de España para resolver cuentas antiguas llevó a una guerra contra una alianza peruano-chilena (1864-66). Solo la guerra de Paraguay contra sus vecinos más grandes (1865-70) no surgió de las maquinaciones europeas.

La crisis en México comenzó en julio de 1861, cuando el régimen liberal de Benito Juárez dejó de pagar sus deudas internacionales poco después de ganar una amarga guerra civil contra las fuerzas conservadoras. Escuadrones españoles, británicos y franceses anclaron fuera de Veracruz en apoyo de los reclamos de sus nacionales. Los españoles y los británicos pronto se fueron, pero Napoleón III aumentó gradualmente la participación francesa en los asuntos mexicanos. A principios de 1862 se desembarcaron tropas, la primera de las 40,000 que finalmente fue transportada a México por la armada francesa. En junio de 1863, los franceses tomaron la ciudad de México, y cuatro meses más tarde, una delegación de conservadores anti-Juárez respaldada por franceses ofreció un trono imperial mexicano al archiduque Ferdinand Max, hermano menor del emperador Francis Joseph de Austria y, desde 1854, comandante de los austriacos. Armada. El archiduque renunció a su puesto para convertirse en el emperador Maximiliano de México, llegando al Nuevo Mundo en mayo de 1864. Distraído por la seria resistencia de las fuerzas republicanas leales a Juárez, Maximiliano tuvo que abandonar sus proyectos favoritos, incluida la creación de una marina imperial mexicana. La flota francesa llenó el vacío, bloqueando el golfo y las costas del Pacífico de México. En el golfo, los buques de guerra franceses apoyaron a Maximiliano principalmente mediante la interceptación de los envíos de armas destinados a los partidarios de Juárez. En la costa del Pacífico, donde las ciudades y pueblos estaban fuera del alcance de las tropas francesas que se desplazaban por tierra, la marina aseguró Acapulco, Mazatlán y otros puertos para el gobierno imperial. El final de la Guerra Civil Americana marcó el principio del fin del imperio mexicano, cuando los Estados Unidos reafirmaron la Doctrina Monroe. Satisfecho de haber saqueado £ 2.2 millones en plata mexicana durante su intervención, los franceses aceptaron irse. En marzo de 1867, sus últimos buques de guerra desaparecieron, dejando un barco naval austriaco en Veracruz como el único medio de escape de Maximiliano. Se negó a abandonar su país adoptivo y tres meses después fue capturado y ejecutado en Querétaro. Durante su campaña de cinco años en aguas mexicanas, la marina francesa no tuvo oposición en el mar; En 1862-63, la fragata blindada Normandie, la primera acorazada que cruzó el Atlántico, reforzó el escuadrón de Veracruz, no porque fuera necesario, sino para demostrar que se podía hacer el viaje. El barco ametrallador de 750 toneladas Amphion, que naufragó en Veracruz en abril de 1866, fue el único buque de guerra francés perdido en la operación mexicana.

Así como Francia desobedeció la Doctrina Monroe en su política mexicana, España aprovechó la Guerra Civil Americana primero para volver a anexar a la República Dominicana en 1861-62, luego para exigir el pago de las deudas peruanas que datan de la época colonial. Cuando Perú se negó a cumplir, en abril de 1864, las escuadras de desembarco de un escuadrón español ocuparon las islas Chinca, fuente de la mitad del guano que proporcionaba al gobierno peruano la mayor parte de sus ingresos. En una muestra de solidaridad, Chile se unió a Perú para declarar la guerra a España, pero su poder marítimo combinado palideció en comparación con el de la escuadra española. El almirante José Manuel Pareja comandó una fuerza que incluyó al primer acorazado para dar la vuelta al mundo, la fragata blindada Numancia, complementada por cinco fragatas desarmadas y dos cañoneras. En comparación, los buques de guerra aliados más formidables fueron las fragatas peruanas Apurimac y Amazonas y la corbeta chilena Esmeralda, barcos de vapor propulsados ​​por tornillos construidos en los astilleros europeos en la década de 1850. La abrumadora superioridad naval de España hizo innecesario enviar las fragatas blindadas Tetuán (6.200 toneladas, lanzadas en Ferrol en 1863) y Arapiles (5.700 toneladas, Blackwall, 1864) a la zona de guerra. El conflicto se estancó rápidamente, ya que España dominaba el mar pero no intentaba desembarcar tropas en el continente. Los aliados enviaron agentes a los astilleros europeos en busca de buques de guerra no vendidos originalmente establecidos para los estados confederados; Perú compró dos corbetas de tornillo en Francia y Chile, una en Gran Bretaña. Las embarcaciones peruanas llegaron a aguas latinoamericanas, pero el Pampero chileno, una embarcación con casco compuesto (madera y hierro), fue capturado por la fragata española Gerona mientras se dirigía a la zona de guerra y posteriormente se unió a la flota española con el nombre Tornado. En noviembre de 1865, los aliados reclamaron su único éxito de la guerra cuando la Esmeralda chilena, bajo el mando del Capitán Juan Williams Rebolledo, capturó la lancha de combate de la Armada Española en Covadonga frente a Papudo. Humillado por la pérdida de uno de sus barcos, el Almirante Pareja se suicidó; El capitán Casto Méndez Núñez de la Numancia, ascendido a contralmirante, lo sucedió.

Con la llegada de las compras peruanas y la captura de Covadonga, el escuadrón peruano-chileno creció para incluir ocho vapores, una fuerza aún demasiado pequeña para desafiar a los españoles. Bajo el mando de Williams Rebolledo y, eventualmente, el almirante Blanco Encalada, de 77 años, el escuadrón permaneció cerca de su base en la isla de Chiloé, en la costa chilena. Poco después del final de la Guerra Civil Americana, la presión de los Estados Unidos llevó a España a retirarse de la República Dominicana; A principios de 1866, cuando Francia abandonó México, España también interrumpió su campaña contra Perú y Chile. Habiendo incautado y vendido suficiente guano para cubrir el costo de la operación de dos años, el escuadrón español llegó a casa a principios de mayo de 1866, pero no antes de que Méndez Núñez realizara bombardeos de Callao y Valparaíso. Este último era prácticamente indefenso, pero las baterías de la orilla del anterior causaron graves daños a la fragata española de tornillo Resolucion. Durante la guerra, Perú ordenó dos acorazados en Gran Bretaña, la fragata blindada Independencia de 3.500 toneladas y el barco de torreta Huascar de 2.030 toneladas. Lanzados en agosto y octubre de 1865, partieron hacia el Nuevo Mundo a principios de 1866, pero no llegaron a la base aliada en Chiloé hasta junio, un mes después de que el escuadrón español abandonara las aguas sudamericanas. Debido a que España no estuvo de acuerdo con una tregua hasta 1871, Perú temió una renovación de los combates y en abril de 1868 fortaleció aún más su armada al comprar los monitores de torre única Atahualpa (ex Catawba) y Manco Capac (ex Oneota) a los Estados Unidos. Estados


Concepción artística de la flota de batalla chilena en Angamos, el 8 de octubre de 1879, cuando tomaron al entonces monitor peruano Huáscar (en primer plano). En esta versión, los artilleros chilenos aún no han encontrado el alcance y han comenzado a castigar al barco peruano construido por Lairds. Su capitán fue asesinado por un proyectil que barrió el puente limpio. Después de luchar hasta el último proyectil, los diezmados defensores peruanos estaban demasiado débiles para resistirse a los grupos de abordaje, y su intento de escabullirse fue frustrado.


Así, a fines de la década, la armada peruana tenía cuatro guardias de hierro, incluidos los dos más formidables en aguas estadounidenses, pero en número total de buques de guerra blindados, Brasil tomó la delantera en la carrera naval regional, construyendo seis pequeños guardabosques en Gran Bretaña y Francia. 1864 y 1866, en los primeros años de una guerra contra el Paraguay. Como la acción naval de la guerra se limitó a los ríos Paraná y Paraguay, estos acorazados eran lo suficientemente pequeños como para ser adecuados solo para operaciones fluviales o costeras. Lo mismo sucedió con tres monitores de torreta única reunidos en Brasil y comisionados en 1868. El Brasil de 1.520 toneladas, que llegó de La Seyne en julio de 1865, fue el primer buque de guerra blindado brasileño y también el más grande de todos. Durante la guerra, el presidente paraguayo, Francisco Solano López, hijo del dictador anterior, respondió con el pedido de cinco pequeños guardias de hierro en Europa, pero cuando la guerra terminó en 1870, su país derrotado no podía pagarlos, y los cinco terminaron en la guerra. La armada brasileña. Esto más que compensó a Brasil por el único buque de guerra blindado perdido en la guerra, el Río de Janeiro, que se hundió en septiembre de 1866 después de atacar minas en el río Paraguay.

Argentina fue un aliado de Brasil en su guerra contra Paraguay, pero, como Chile, no tenía buques de guerra blindados en la década de 1860. Argentina y Chile ordenaron dos fundas a principios de la década de 1870. Mientras tanto, la marina española continuó expandiéndose, y para 1870 tenía siete de ellos construidos o construidos. Después de la guerra contra Perú y Chile, la fragata de tornillo de madera Resolucion fue reconstruida como una batería central de 3,380 toneladas y lanzada en 1869 como Méndez Núñez, en honor al héroe del reciente conflicto. Ese mismo año, España lanzó la fragata blindada con casco de madera de 7.350 toneladas Sagunto, convertida en las acciones de Ferrol después de haber sido clasificada como una nave de tornillo de la línea. Para entonces, las fundas acorazadas españolas originales habían sido acompañadas por las fragatas blindadas Vitoria (7,135 toneladas, lanzadas en Londres en 1865) y Zaragosa (5,530 toneladas, Cartagena, 1867).

domingo, 1 de octubre de 2017

Guerra del Pacífico: ¿Pudo escapar el Huascar?

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¿Pudo haber escapado el “Huáscar” el 8 de octubre de 1879?

Por el Capitán de Fragata (EM. A.), Patricio Carvajal Prado.


1. En la obra del Contraalmirante don Alejandro García Castelblanco titulada “Estudio Crítico de las Operaciones Navales de Chile”, al referirse a la batalla de Angamos, su autor plantea un interrogante:
“Con la costa a unas 20 millas a estribor, con un enemigo que desarrollaba más o menos su misma velocidad a babor y con el “Blanco Encalada”, que desarrollaba alrededor de 1 1/4 nudos menos, a unas 4 millas a popa, ¿habría sido posible al “Huáscar” evitar el encuentro? He ahí una cuestión sobre la cual todavía no se ha dicho la última palabra”.
En el presente trabajo, aunque no pretendemos decir la última palabra, nos proponemos dar una respuesta concreta basada en cálculos cinemáticos.

2. Características de los buques que actuaron en Angamos.

a. Peruanos:
Blindado “Huáscar”:
Desplazamiento: 1.130 toneladas.
Andar máximo a la fecha: 11 nudos.
Armamento principal: 2 cañones de 10” montados en 1 torre acorazada (5 1/2").
Arcos de fuego: del 009º al 147º y del 2 13º al 351º
Cintura acorazada: de 4 ½”

Corbeta “Unión”.
Andar máximo: 13 a 14 nudos.

b. Chilenos:
Blindados “Cochrane” y “Blanco”:
Desplazamiento: 3.560 toneladas.
Andar máximo a la fecha: “Cochrane”: 11 nudos. “Blanco”: 10 nudos.
Cintura acorazada: 9” a 4 ½”.
Protección de las baterías: 8,6” a 4 ½”.
Armamento principal: 6 cañones de 9”; 3 a cada banda (ver gráfico de arcos de fuego).
Alcance eficaz de la artillería:
“Huáscar”: 3.000 yardas.
“Blanco” y “Cochrane”: 3.000 yardas.

3. Primer contacto y movimientos hasta las 0715 (hora de Santiago; Z - + 4 h. 42 m.).

De acuerdo con el plan concebido por el Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor, corregido por el Comandante Latorre, la flota chilena destacó el 7 de octubre a la División Latorre (“Cochrane”, “O’Higgins” y “Loa”) a un área de patrulla situada a 20 millas al Weste de Punta Angamos, en tanto que la División Riveros (“Blanco”, “Covadonga” y “Matías Cousiño”) navegaba próxima a la costa de la Península de Mejillones con rumbo hacia el sur.
A las 0330 horas del 8 de octubre, el “Blanco” avistó por la proa el humo de dos buques a la altura de Punta Tetas. Presumiendo que se trataba de naves la División Riveros gobernó para aproximarse a reconocerlos.
Los buques sospechosos eran efectivamente el “Huáscar” y la “Unión”; Grau también avistó los borrosos contornos de las naves chilenas y, suponiendo que podían ser transportes chilenos, navegó primeramente al norte, para reconocerlos; sin embargo, al percibir que continuaban acercándose en lugar de huir, evaluó correctamente su identidad y gobernó sucesivamente al SW. y al W.
Al amanecer, ambos adversarios pudieron identificarse mutuamente y a las 0540 horas, la División Grau puso proa al norte perseguida, a una distancia de 4 a 8 millas por la División Riveros que se iba quedando lentamente rezagada (x).

4. 0715 horas. Segundo contacto. Situación táctica (ver gráfico).



A las 0715 horas el “Huáscar” avistó humos al NW., sin identificar los buques que los producían. Simultáneamente, o tal vez unos 15 minutos antes (x), la División Latorre avistó los humos peruanos y evaluó correctamente su identidad.
La situación táctica en esos momentos era la siguiente:
“Huáscar” a 10 millas al W de Caleta Herradura (Península de Mejillones) rumbo entre 000º y 008º (x); andar: 10 nudos.
“Cochrane” al 316º y 18` millas del “Huáscar” (312º y 23’, 3 según otros historiadores); a 20 millas al Weste de Punta Angamos; latitud: 23º S.; proa al Este: andar 10 nudos.
“Blanco”: al sur del “Huáscar” (180º a 188º) y a una distancia de 4 a 8 millas (x) ; andar: 9 nudos.
“Unión”: al SW. Del “Huáscar” y a una milla de distancia; andar: 10 nudos.
La disposición de los restantes buques chilenos no la detallamos por no tener mayor significación en la batalla y a fin de simplificar el cuadro.
Factores exteriores del campo táctico:
Visibilidad: muy buena, los buques se avistaron alrededor de 20 millas.
Luz: luz del sol; altura 19º, azimut 088º.
Viento: calma.
Mar: llana superpuesta a boba.
Proximidad de la costa: La costa corre casi rectamente de norte a sur a unas 10 millas al E. de la posición del “Huáscar”; a unas 12 millas más al norte, rebasada la Punta Angamos, la costa se retira unas 12 millas hacia el E., formando la Bahía de Mejillones, y luego vuelve a correr casi rectamente de sur a norte.

5. El problema del escape; soluciones.

En atención a que, como hemos observado anteriormente, los datos proporcionados en los distintos documentos históricos no coinciden (ver bibliografía) decidimos calcular el problema primeramente con los valores más favorables al escape y luego con aquellos datos que hacían más difícil eludir el combate. Como veremos, las soluciones son esencialmente similares en ambos casos.

1ª Solución:

El caso más favorable para el escape del “Huáscar” se basa en los siguientes datos:
Hora: 0715.
Contactos: “Blanco” al 180º y a 8 millas.
Humos: 312º y a 24 millas.
Evaluación: Grau evalúa los humos como pertenecientes a un blindado y otros buques chilenos y decide inmediatamente maniobrar para rehuir el combate.
Andares máximos: “Cochrane”: 11 nudos; “Blanco”: 10 nudos; “Huáscar”: 11 nudos.
Alcance eficaz de la artillería de los blindados: 3.000 yardas.
Así planteado el problema se obtienen las siguientes soluciones:
Rumbos para escapar del “Cochrane”: los comprendidos en el sector 046 a 218º.
Rumbos para escapar del “Blanco”: los comprendidos en el sector 255 a 105º.
Rumbos para escapar de ambos buques: los comprendidos en el sector 046 a 105º.

2ª Solución:

En el caso más desfavorable para el escape, los datos son los siguientes:
Hora: 0730.
Contactos: 1 blindado al 180º y a 4 millas; 1 blindado al 320º y a 15 millas.
Andares y alcance eficaz de la artillería: los mismos del caso anterior.
La cinemática nos indica que en este caso los rumbos a que el “Huáscar” podía navegar para escapar de ambos blindados chilenos se reducen al sector 056º 092,5º.
En ambos casos podemos observar que los rumbos que habrían posibilitado a Grau rehuir el encuentro sólo le permitían navegar 10 ó 20 millas antes de encontrarse con la costa.
En consecuencia podemos asegurar, que a no mediar un burdo error táctico chileno o motivos imprevisibles que restaran movilidad a los blindados chilenos, a las 0715 horas del 8 de octubre, la situación era tal que el “Huáscar” no podía pretender escapar sin combatir por lo menos con un buque chileno superior.



6. Posibilidades de escapar hacia el sur combatiendo con el “Blanco”.

El dilema de Grau era: procurar abrirse paso hacia el norte combatiendo con el “Cochrane” o bien caer hacia el sur hasta la llegada de la noche, para lo cual tendría que combatir con el “Blanco”.
Una pequeña variación en el problema de escape nos dice que el “Huáscar” habría podido mantenerse a una distancia mayor de 6.000 yardas del “Cochrane” (el doble del alcance eficaz de su artillería) si al avistar los humos de la División Latorre, hubiera caído inmediatamente al 217º. Este rumbo era el menos favorable para la acción del “Blanco Encalada”. ¿Qué probabilidades habría tenido este blindado de aniquilar al “Huáscar” en ese caso?
La solución del problema de “aproximarse a la distancia eficaz del fuego en tiempo mínimo” que nos proporciona la rosa de maniobra, nos indica que el “Blanco” cayendo al 341º habría podido romper el fuego sobre el “Huáscar” 8,3 minutos más tarde.
Resolviendo luego el problema cinemático de “mantener al enemigo de andar superior el máximo de tiempo dentro del alcance eficaz de la artillería”, vemos que el blindado chileno cayendo en ese momento al 220º, habría podido hacer fuego sobre el monitor con un cañón a distancias de entre 2 y 3 mil yardas durante la primera media hora; luego habría podido dispararle con 2 cañones, durante una hora, a distancias menores de 2.000 yardas y por último, habría podido combatirlo con un cañón durante otra media hora antes de que se alejara más allá del alcance eficaz de su armamento principal (ver Gráfico Nº 3).
Considerando que en la batalla real, mucho antes de que interviniera el “Blanco”, a los 20 minutos de disparado el primer tiro, los proyectiles del “Cochrane” habían perforado la torre de artillería y desmontado un cañón, destrozando la torre de mando con su Comandante, e inutilizado el telégrafo a las máquinas y la rueda de gobierno, no es arriesgado presumir que en un combate singular con el “Blanco” en las condiciones referidas, la destrucción o captura del “Huáscar” habrían sido también la lógica secuela.
La solución del problema fue calculada en las condiciones más favorables para el “Huáscar”; cualquier otro rumbo que hubiera navegado dentro del sector que le permitía escapar del “Cochrane” habría acentuado las ventajas del “Blanco”.
En el dilema de tratar de forzar el paso hacia el sur o hacia el norte, teniendo en ambas circunstancias que combatir contra un blindado que le superaba en artillería y en coraza ¿qué ventajas presentaba cada solución?
El escape hacia el norte seguía la línea más corta de retirada a sus bases y la luz del sol estaba a favor de la dirección del tiro.
La retirada hacia el sur en cambio le obligaba a navegar alejándose de sus bases hasta la caída de la noche antes de poder regresar al norte amparándose en la oscuridad. El “Cochrane” tenía 11 horas de sol para perseguirlo; la mayor distancia que tenía que recorrer el “Huáscar” para volver al Perú ascendía por lo menos a 300 millas, gran parte de las cuales tendría que navegar al máximo andar dejándole un margen de reserva de carbón reducido.
Aunque el estado del tiempo era muy bueno, más al sur era muy probable encontrar los vientos dominantes del Sur y la mar correspondiente que restarían más andar al monitor, bajo de borda, que a los blindados perseguidores que lo triplicaban en desplazamiento y en la altura de las amuradas.
La única ventaja que presentaba el escape hacia el sur la constituía el menor andar del “Blanco” que no le permitía mantenerse indefinidamente dentro de la distancia de fuego efectivo, aunque, como ya hemos visto, le daba tiempo más que suficiente para aniquilar al enemigo.
¿Podría criticársele a Grau el no haber adivinado cuál de ambos blindados tenía mayor andar?
Creemos que la resolución tomada por Grau al identificar al “Cochrane”, aproximadamente a las 0730 horas, de caer al NE. en procura de un escape hacia el norte, decisión que mantuvo sin vacilaciones hasta su muerte, era la maniobra táctica más acertada que podía efectuar el almirante peruano en esas circunstancias.




Esta conclusión, a la vez que confirma la indiscutible pericia de Grau, habla muy en favor de la eficacia del plan Sotomayor-Latorre que permitió a la flota chilena imponer el combate al escurridizo “Huáscar”, cuya misión impartida por el Presidente Prado, debía ser cumplida “procurando eludir una acción decisiva contra fuerzas enemigas superiores”.
Las fuerzas navales chilenas lograron cumplir con ese aforismo que viene a ser la quinta esencia de los principios estratégicos: “llegar allí prirnero con más”.
A nuestro parecer el plan de Angamos, contrariando las críticas que se suele hacer a la conducción de la Guerra del Pacífico, revela una inteligente coordinación entre los escalones de conducción y ejecución de las operaciones y destaca la capacidad del Ministro Sotomayor y de los Comandantes Latorre y Riveros.
Si concedemos que la maniobra táctica de Grau a partir de las 0715 horas en que se produjo el segundo contacto fue intachable ¿podemos también juzgar en igual forma su actitud durante la primera fase táctica, en el período comprendido entre el primer y segundo contactos con los blindados chilenos?
En esta fase, su maniobra para escapar de la División Riveros no nos merece observaciones. Es indudable que ella le permitía escapar del único enemigo hasta entonces detectado. No podemos decir otro tanto de la disposición adoptada. Contaba la División Grau con la corbeta “Unión” que con sus 14 nudos era el buque de más andar de las flotas en guerra. En la primera fase de su retirada hacia el norte, la “Unión” navegaba por la aleta de babor y a una milla del “Huáscar”. Se ha opinado que esta disposición obedecía al propósito de observar al “Blanco” e interferir su posible aproximación, argumento que no resiste el análisis más somero ya que es un hecho comprobado que la División Riveros se iba quedando rezagada en esta fase.
La posición de la veloz corbeta debió haber sido por la proa del “Huáscar”, en exploración. Desde las 0540 horas, en que los buques peruanos cayeron al norte, hasta las 0700 horas, la “Unión”, aprovechando su mayor andar, pudo haberse adelantado unas cinco millas al “Huáscar” A esa hora se habría producido el mutuo avistamiento entre el “Cochrane” y la “Unión”. Informado el “Huáscar” pudo haber caído, sin ser observado por el “Cochrane”, al Weste, rumbo que le permitía escapar del “Blanco”. Latorre habría debido destacar un buque a interceptar la “Unión” y mantener los restantes en el área de patrulla.
La corbeta peruana podría haber mantenido un rumbo deceptivo al N. o NE. durante una hora y escapar luego de los buques superiores chilenos gracias a su mayor andar.
Riveros se habría visto obligado a destacar un buque e informar a Latorre en tanto que con el “Blanco” se empeñaba en perseguir al “Huáscar” hacia el Weste.
Dada la posición relativa de los barcos chilenos en ese momento, la información de la ruta del “Huáscar” habría tardado una hora en llegar a Latorre, tiempo suficiente para que Grau alcanzara el mismo meridiano que el “Cochrane” con lo que quedaba abierto su rumbo de es cape al Weste que le permitiría eludir el encuentro con cualquiera de los blindados chilenos.
Esta maniobra de la División peruana exigía la existencia de un plan previo de exploración, que, tanto la inferioridad relativa de fuerzas como los riesgos de su misión ofensiva, aconsejaban elaborar. La ausencia de exploración privó a Grau de la única probabilidad racional de burlar el plan Sotomayor Latorre.



Bibliografía.

“Historia de la Guerra del Pacífico”, por Diego Barros Arana.
“Historia Militar de Chile”, por el General Indalicio Téllez.
“Guerra del Pacífico”, por Pascual Ahumada Moreno.
“Las cuatro campañas de la Guerra del Pacífico”, por Francisco A. Machuca.
“Historia Militar de la Guerra del Pacífico”, por Wilhelm Eckdahl.
“Guerra del Pacífico”, por Gonzalo Bulnes.
“Estudio Crítico de las Operaciones Navales de Chile”, por el Contraalmirante, Alejandro García Castelblanco.
“Manual de Cinemática Naval”, Departamento de Navegación e Hidrografía.
“Tabla de Azimutes del Sol Nº 71”, Hydrographic Office Estados Unidos N. A.
“Medición de arcos de fuego del “Huáscar”, por el Capitán de Fragata, Sr. Pablo E. Weber.