Las redes antitorpedos de los acorazados ARA Rivadavia y ARA Moreno fueron luego desplegadas en el ARA 25 de Mayo con el propósito de actuar como una red de protección con los MBDA Exocet chilenos en caso de librarse el conflicto del Beagle. Aquí se pueden ver las redes colgando a babor del buque.
El día 17 de noviembre de 1967 después
de efectuar el saludo al cañón y ser contestado desde las baterías del
castillo de Montjuic, efectuaba su entrada en visita de cortesía, parte
de la 5ª División de la Real Armada de Holanda compuesta por el
portaaviones holandés «HNLMS Karel Doorman» (R-81) de la clase británica
«Colossus», y los destructores «HNLMS Noord Brabant» (D-810) y «HNLMS
Limburg» (D-814), la fragata «HNLMS Van Nes» (F-805), los submarinos
«HNLMS Potvis» (S-804) y «HNLMS Dolfjin» (S-808) y el buque de apoyo
«HNLMS Poolster» (A-835).
El portaaviones «HNLMS Karel Doorman» R-81 atracado junto a la Estación Marítima del puerto de Barcelona (imagen de Theo Versteeg vía Flikr)
El portaaviones quedó atracado en el
testero del muelle de Barcelona, en donde le esperaban las autoridades
de la ciudad, mientras el resto de buques se repartieron entre el muelle
de Bosch i Alsina y el muelle de Poniente.
Esa misma noche se ofreció una
recepción a bordo del portaaviones presidida por el comodoro Van der
Moer en honor a las autoridades, al Cuerpo Consular y a la colonia
holandesa de Barcelona.
Portaaviones «HNLMS Karel Doorman» en navegación
El portaaviones «HNLMS Karel Doorman»
forma parte de esa reducida comunidad de buques de guerra que han
servido en múltiples países, entró en servicio en la Royal Navy como
«HMS Venerable» y a los pocos años fue vendido a la Real Armada de
Holanda quienes lo rebautizaron como «Karel Doorman» y, tras veinte años
de servicio, terminaría en la Armada de Argentina como el portaaviones
«ARA Veinticinco de Mayo».
La clase «Colossus»
El portaaviones «HMS Colossus» cabeza de serie (imagen de Mark Teadham)
El «HNLMS Karel Doorman» (R-81)
pertenece a una prolífica serie de portaaviones de diseño y construcción
inglesa de 15 unidades, los primeros 9 pertenecían a la clase
«Colossus» original y los 6 últimos con algunas modificaciones se
construyeron bajo la denominación de clase Majestic.
Esta serie de buques nació en plena
Segunda Guerra Mundial de la necesidad de disponer de portaaviones para
escoltar a los convoyes sin tener que desplazar un gran buque capital
para ello, al estilo de los portaaviones ligeros de la US Navy. Cuanto
más convoyes mas portaaviones se necesitarían y también crecería el
desgaste económico de su construcción y mantenimiento; para minimizar
los costes se optó por diseñarlos y construirlos en astilleros civiles.
Aunque fueron construidos para una
vida útil corta y limitada, su buen diseño permitió que algunos de ellos
superaran con creces su vida útil operativa. El mejor ejemplo es el del
«NAeL Minas Gerais» (A-11) de la marina de guerra de Brasil, ex «HMS
Vengeance» botado en 1944 y vendido a Brasil en 1960 (después de pasar
por la marina australiana), causando baja en 2001 con 57 años desde su
botadura.
Portaaviones brasileño «Minas Gerais» (A-11) el último y más longevo de la clase «Colossus»
Otras marinas que se beneficiaron de
las virtudes de estos buques fueron Francia que dispuso del
«Arromanches» (ex HMS Colossus); la Royal Navy prestó los «HMS
Bonaventure» (ex HMS Powerful), «HMS Magnificient» y «HMS Warrior» al
Canadá en 1957, 1948 y 1946, este último tras dos años de servicio fue
devuelto a su propietario original que tras diez años de servicio fue
vendido a la Armada de Argentina convirtiéndose en el «ARA
Independencia»; la marina australiana además del «HMS Vengeance»,
dispuso del «Majestic» y «Terrible», ambos del subtipo llamado
«Majestic»; y el más longevo de todos ellos fue el «HMS Hercules» que
sería vendido a la India y renombrado «Vikrant», terminando sus días en
1997.
En cuanto a la clase Majestic, había
pocas diferencias, excepto en el refuerzo de estructuras de catapultas y
cables de retención para poder operar con aviones a reacción más
grandes, potentes y rápidos. También se les añadió mejoras en su
armamento defensivo y en la configuración electrónica.
El «HNLMS Karel Doorman» (R-81) fue
construido originalmente como «HMS Venerable» (R-63) para la Royal Navy
en los astilleros ingleses de Cammell Laird en Birkenhead, siendo botado
el 30 de diciembre de 1943 y dado de alta el 17 de enero de 1945.
Portaaviones «Karel Doorman» (Nationaal Archief)
Desplazaba 18.000 toneladas a plena
carga con una eslora de 212 metros por 24 metros de manga y un calado a
plena carga de 7,09 metros. Era propulsado por 4 calderas Admiralty que
alimentaban a turbinas Parsons que le daban una potencia de 40.000 SHP. a
dos ejes con una velocidad máxima de 25 nudos, y una autonomía de
12.000 millas náuticas a 14 nudos. Dotación, 1.050 tripulantes.
Su armamento defensivo original estaba
configurado de la siguiente manera: 6 montajes cuádruples de 2 libras
antiaéreos (conocidos como pom-pom) y 16 dobles de 20 mm Oerlikon; esta
configuración varió a lo largo de los años y de la marina de guerra que
lo operó.
En su diseño original podía embarcar
hasta 41 aviones, posteriormente ampliados a 52; como en todos los
portaaviones modernos, ya disponían de catapultas para lanzar los
aviones y de cables de retención para el aterrizaje y recuperación de
los mismos. Los aviones que podía operar originalmente en la Royal
Navy eran de los modelos: Fairey Barracuda, Supermarine Seafire, Fairey
Firefly o Hawker Sea Fury, más tarde se añadiría la capacidad de operar
con los Grumman F6F Hellcat de origen norteamericano.
Con la Real Armada de Holanda el
portaaviones operó con multitud de modelos de aeronaves como aviones
ingleses provenientes de la Segunda Guerra Mundial: los Fairey Firefly,
Hawker Sea Fury o Supermarine Sea Otter, más tarde se añadió un
helicóptero Sikorsky S-51.
A partir de 1958 embarcaría 14 aviones
antisubmarinos Grumman TBM Avenger, 10 reactores Hawker Sea Hawk y
helicópteros Sikorsky S-55. Y en su último periodo operativo, asumió
tareas de patrulla antisubmarina dentro de la OTAN, su componente aéreo
entonces era de 17 Grumman S-2 Trackers y 6 helicópteros Skikorsy S-58.
Hawker Sea Hawks y Grumman TBM Avenger en la cubierta de vuelo del «HNLMS Karel Doorman»
El portaaviones «HMS Venerable» apenas
pudo entrar en combate en la Segunda Guerra Mundial, y su única misión
destacable en la posguerra fue el transporte de prisioneros entre Canadá
y Australia antes de su retorno al Reino Unido, causando baja el mes de
abril de 1947. Un año después, concretamente el 1 de abril de 1948
sería vendido a Holanda y renombrado «HMNLS Karel Doorman» con numeral
R-81.
El «HNLMS Karel Doorman» nombrado en
honor al contraalmirante Karem Willem Frederik Marie Doorman
(1889-1942), muerto en la Batalla del Mar de Java, fue el segundo buque
en llevar este nombre, sirvió en la Real Armada de Holanda en un periodo
de 20 años. En estos 20 años de servicio destaca la crisis del canal de
Suez, o la Operación Trikora.
Contraalmirante Karem Willem Frederik Marie Doorman
Operación Trikora
En 1949 las Indias Orientales
Neerlandesas se independizaron convirtiéndose en la actual Indonesia,
excepto el territorio de Nueva Guinea Occidental retenido por el
gobierno de Holanda. En 1959 se celebraron elecciones resultando
vencedora la idea de la independencia, y el mismo gobierno holandés
facilitó el camino para ello. El 18 de diciembre de 1961 Indonesia
intentó invadir el territorio de Nueva Guinea Occidental, provocando
escaramuzas militares entre ambas naciones. Holanda envió a la flota,
portaaviones «Karel Doorman» incluido, por otro lado la fuerza aérea de
Indonesia se armó con aviones de procedencia soviética, en concreto
bombarderos Tupolev Tu-16 Badger armados con misiles antibuque AS-1
Kennel, su objetivo era el portaaviones «Karel Doorman». Por fortuna la
escala de violencia se pudo detener y el ataque finalmente no se llevó a
cabo al entrar en vigor el alto el fuego entre ambas naciones.
Tupolev Tu-16 Badger
Ya a finales de los años 60, las misiones antisubmarinas asignadas a
la Real Armada de Holanda fueron reemplazadas por helicópteros basados
en fragatas y aviones de patrulla marítima con base en tierra, por lo
que resultaba costoso el mantenimiento del portaaviones decidiendo darlo
de baja. El 15 de octubre de 1968 fue comprado por la Armada de
Argentina y renombrado «ARA 25 de Mayo» con numeral V-2.
El portaaviones Veinticinco de Mayo
El «ARA Veinticinco de Mayo» (V-2) fue nombrado en honor a la Revolución de Mayo de 1810,
estuvo operativo entre los años 1969 a 1997, vino a substituir al
anterior portaaviones «ARA Independencia» (V-1) (ex HMS Warrior R-31)
también de la clase «Colossus» operativo entre los años 1958 a 1970.
Portaaviones «ARA Veinticinco de Mayo»
Su ala aérea embarcada original
consistía en 24 aeronaves de los tipos: F9F Panthers y F9F Cougars de
origen norteamericano; más adelante serian reemplazados por los cazas
ligeros A-4Q Skyhawks, Dassault Super Etendard, S-2 Tracker
antisubmarinos y helicópteros Sikorsky Sea King.
En 1978 participó en la Operación Soberanía
en la que fuerzas militares argentinas tenían la intención de invadir
Chile. Tras la anexión por parte del Chile de las islas Picton, Nueva y
Lennox el 22 de mayo de 1977. El mando militar argentino quiso utilizar
el portaaviones en misión de apoyo para la recuperación de estas islas y
definir una nueva frontera con su vecino. Curiosamente la acción
militar ya en marcha tuvo una intervención divina, siendo detenida por
la intercesión del Papa Juan Pablo II.
En 1982 participó con el apoyo aéreo
de sus aviones a la invasión de las islas Malvinas, el primero de mayo
del mismo año sus aviones de alerta temprana S-2 Trakers detectaron la
flota inglesa liderada por el portaaviones HMS Hermes, el plan era
atacarlos con sus cazas A-4Q Skyhawk pero no pudieron lanzar sus aviones
a causa del escaso viento, los aviones iban muy cargados de bombas y
necesitaban un mínimo de viento de proa para lanzarlos.
Aviones A-4Q Skyhawks en el «ARA Veinticinco de Mayo»
Después de que el submarino «HMS
Conqueror» hundiera al crucero argentino «ARA General Belgrano», se
decidió emplazar a los aviones embarcados en la base terrestre de Río
Grande en Tierra de Fuego, desde donde realizaban sus acciones de
ataque, mientras que el portaaviones regresó a su base de Puerto
Belgrano.
Más
tarde en 1983, el portaaviones fue modificado para embarcar al caza
naval francés Dassault Super Etendard, más capaz que los A-4 Skyhawk en
determinadas misione (Martín Otero vía Wikimedia Commons)
Ante la imposibilidad por parte de la
Armada argentina de obtener los recursos económicos necesarios para
modernizar al portaaviones se lo dio de baja en el año 1997. Su última
misión fue el destinarlo como base de piezas de recambio para el
portaaviones brasileño «Minas Gerais» (A-11) y lo que quedó de él fue
vendido para desguace.
La TOCO (Torre de Control) del portaaviones ARA 25 de Mayo. Instalada durante la modernización a la que fue sometido en Holanda, la torre de control se encargaba de controlar las operaciones en la cubierta con excelente visibilidad para coordinar los movimientos y las operaciones en la cubierta.
Originalmente comisionado como USS Belleau Wood (CVL-24), este portaaviones ligero más tarde entró en servicio con la Armada Francesa como Bois Belleau (R97) bajo el Programa de Asistencia de Defensa Mutua. Renombrado en honor de la batalla de la Primera Guerra Mundial en Belleau Wood, muy significativo tanto para los Marines estadounidenses como para los franceses, el barco sirvió a la Marine Nationale desde 1953 hasta 1960.
Portaaviones: difícil de destruir, imposible de defender
Estados Unidos fue un monstruo en el uso de armas navales. La aviación
mundial desde la Segunda Guerra Mundial. Esto es inamovible; todos los
demás parecen haberse quedado atrás, algunos lejos, otros para siempre.
Pero el concepto mismo de un aeródromo flotante no permite a los
comandantes navales de muchos países dormir tranquilos. Bueno,
admitámoslo: es impresionante cuando una enorme plataforma, rodeada de
pequeños buques como cruceros y destructores, se precipita sobre las
olas en un lugar donde todos deberían estar huyendo aterrorizados. ¿Y si son dos? Bueno, hay que ser Kim Jong-un para ordenar con una
sonrisa sádica: "¡Carguen! ¡Que se acerquen!". Pero, en general, estos
AUG son muy desagradables. Lo único importante es de quién, porque hay
países que tienen portaaviones, y hay países... otros, en general.
Fingiendo tener aeródromos.
Mientras que otros países operan sus propios portaaviones —en
particular China, que ha impulsado la producción de portaaviones a una
escala masiva durante la última década— ningún otro país puede igualar
la escala de la flota
de la Armada estadounidense. Cada uno de los 11 portaaviones de Estados
Unidos es una ciudad flotante, capaz de proyectar poder militar
alrededor del mundo. Cada barco de 102 metros de eslora transporta
alrededor de 90 aeronaves, así como 5000 marineros y personal de ala
aérea en cantidades aproximadamente iguales. Si todos los portaaviones
estadounidenses zarparan a la vez, habría alrededor de 11 personas solo
en esos 55 portaaviones.
Sin embargo, estas impresionantes cifras son un arma de doble
filo. Incluso si un portaaviones se hundiera, sería un duro golpe para
la capacidad de combate de la Armada y resultaría en una enorme pérdida
de vidas. El hundimiento de un solo portaaviones de clase Ford o Nimitz
con toda su tripulación (hipotéticamente) superaría el número de
militares estadounidenses muertos en las guerras de Afganistán o Irak.
Y esta posibilidad no se puede descartar. Y Estados Unidos lo
entiende perfectamente. En 2023, un simulador de guerra desarrollado por
el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un centro
de estudios de Washington, D.C. afiliado a la Universidad de Georgetown,
predijo que Estados Unidos ganaría el conflicto sobre Taiwán, pero
perdería dos portaaviones.
Entonces, ¿cuál es exactamente la mayor amenaza para los
portaaviones estadounidenses? ¿Cómo planea la Armada protegerlos?
¿Existe una alternativa a lo que el servicio denomina "4,5 acres de
territorio estadounidense soberano" en el mar? Según Mark Canzian, asesor principal del CSIS y desarrollador del
juego de simulación de guerra, la vulnerabilidad de Estados Unidos en
alta mar se debe a que «grandes potencias como China y Rusia poseen armas
poderosas, desarrolladas específicamente para destruir portaaviones». Y
lo que es más, estas armas no solo existen, sino que no se
desarrollaron ayer, sino que se han mejorado y modernizado durante más
de medio siglo.
El arsenal de armas que Rusia y China tienen a su disposición
puede no ser tan amplio y diverso como quisiéramos, pero sí cuentan con
herramientas en sus arsenales que pueden inutilizar y hundir cualquiera
de los 11 portaaviones. Las analizaremos más adelante, pero por ahora,
hablemos brevemente del portaaviones en sí. El objetivo es simplemente maravilloso: enorme, no muy rápido, y
la maniobrabilidad tampoco es un punto fuerte de un buque de más de 300
metros de eslora. Física, nada personal. Además, tiene una gran cantidad
de vulnerabilidades. Incluso sin el objetivo de hundir un buque así, lo
cual no es una tarea muy difícil, es fácil inutilizarlo y privarlo de
capacidad de combate.
Basta con causar daños graves a la cubierta de vuelo con un arma
pesada (por ejemplo, un FAB-3000) o desactivar el equipo electrónico de
propulsión y aterrizaje, para lo cual un par de misiles
impactan en una "isla", y el portaaviones deja inmediatamente de
cumplir su propósito, es decir, deja de funcionar como base flotante
para aviones de ataque.
De hecho, por eso los portaaviones no navegan solos. Y todos los
barcos que permanecen en el mar durante una campaña son como la comitiva
del rey: están obligados a proteger a su majestad de las amenazas
aéreas, terrestres y submarinas.
La única pregunta es la eficacia de estos barcos
En 1942, el Langley solo recibió cinco impactos directos de bombas
aéreas japonesas. El Lexington fue derribado por dos torpedos y dos
bombas. El Yorktown recibió dos bombas y dos torpedos desde un avión, y
como último recurso, dos torpedos desde un submarino. El Wasp recibió
dos torpedos y se deshizo de su propio avión. El Hornet recibió cuatro
bombas, dos torpedos y dos aviones japoneses más que se estrellaron,
destruyéndolo. El Princeton, en 1944, solo necesitó tres bombas, que,
sin embargo, explotaron en los compartimentos con munición de avión.
Los japoneses, cuyos barcos no eran inferiores a los estadounidenses, en principio, tuvieron una historia
similar. "Kaga": 5 impactos directos de bombas. "Hiryu": 4 bombas de
454 kg y dos torpedos propios. "Amagi": 1 impacto directo, pero
numerosas explosiones de bombas cerca de los costados provocaron la
divergencia de las junturas y el portaaviones se hundió.
Pero quizás el récord lo ocupe el Ark Royal, cuya tripulación no pudo salvar tras un solo torpedo. En general, un portaaviones, incluso uno moderno, no necesita
mucho para dejar de ser un buque de combate. La única duda radica en los
misiles (preferiblemente hipersónicos) y los torpedos enemigos.
Si Estados Unidos decide que no puede arriesgar sus portaaviones
en zonas donde estas armas pueden alcanzar, no podrá entrar ni operar
allí. Esta estrategia se conoce como "denegación de acceso/área" o
A2/AD.
“China
cuenta con una amplia gama de sistemas terrestres que representan una
seria amenaza para los buques de superficie que operan en zonas
litorales, y dicha amenaza aumenta a medida que los buques se acercan”,
explica Bradley Martin, investigador principal de la Corporación RAND en
Santa Mónica, California. “Los misiles de crucero antibuque lanzados
desde el aire, como el YJ-12, tienen alcances de 290 y 110 millas
náuticas, respectivamente, pero se lanzan desde aeronaves con un alcance
considerable”.
China
también posee un gran arsenal de misiles balísticos y, en los últimos
años, los ha modificado para atacar buques de guerra en el mar. Los
misiles DF-21 y DF-26 se lanzan desde China continental a distancias de
aproximadamente 930 y 1800 millas náuticas, respectivamente. Claro que,
para lanzar cualquiera de estos misiles, el lanzador debe tener
información sobre el objetivo, lo cual es puramente una cuestión de
inteligencia y selección de blancos, pero si se les ataca en un entorno
así, los grupos de ataque de portaaviones se enfrentarían a un grave
problema defensivo.
Rusia también cuenta con misiles de crucero y bombarderos de
largo alcance, señala Martin, y Cancian coincide, señalando que Rusia ha
desarrollado un misil antibuque hipersónico, el Zircon, que promete,
«pero la atención se ha centrado en China».
En principio, existen pocos tipos de armas capaces de causar daños significativos a un buque como un portaaviones:
misiles hipersónicos;
misiles balísticos con guía terminal;
bombas planeadoras guiadas;
torpedos;
barcos kamikaze no tripulados.
Los misiles hipersónicos y sus homólogos balísticos, también
hipersónicos, son los objetivos más difíciles para la protección de los
portaaviones. Aunque el resto tampoco puede considerarse fácil: las
bombas planeadoras son muy difíciles de rastrear durante su vuelo, ya
que su pequeño tamaño y la falta de firma térmica proporcionan un buen
camuflaje. Sin embargo, una bomba de este tipo requiere un portaaviones,
y en este caso es más fácil de detectar, aunque no mucho.
En cuanto a los torpedos, combatirlos es una auténtica ruleta
rusa, pero todos cuentan con sistemas de contramedidas bien
establecidos; es cuestión de suerte. En cuanto a los USV o barcos
kamikaze, como ha demostrado la práctica de la guerra en el Mar Negro,
no todo es tan sencillo. Los radares de los barcos no saben cómo "mirar"
hacia abajo, e incluso si pudieran, los cascos de plástico de los USV y
la escasa cantidad de metal en sus estructuras dificultan la búsqueda.
La única desventaja del USV en comparación con los torpedos o
misiles hipersónicos es la relativamente pequeña carga que cada dron
puede lanzar al objetivo. Por lo demás, todo va bien, y si se lanzan
cincuenta de estos barcos contra un grupo de buques CVN, será todo un
espectáculo.
Esta desventaja de una carga pequeña se compensa con creces con el
bajo coste y la disponibilidad, lo que permite incluso a países
tecnológicamente atrasados organizar ataques con enjambres de drones.
En general, muchos países han hecho un excelente trabajo al
descubrir cómo infligir el máximo daño a un buque con el mínimo coste
financiero.
Pero incluso en el otro lado del frente invisible, se esfuerzan
por proteger sus buques. Si bien las capacidades de los buques modernos
son mucho mayores que las de los cruceros y destructores de la Segunda
Guerra Mundial, la eficacia de las armas de ataque también ha aumentado. El portaaviones zarpa como elemento central de un grupo de ataque
de portaaviones (GTA), que incluye cruceros y destructores con misiles
guiados, así como sistemas de misiles antiaéreos, incluyendo las series
SM-2, SM-3 y SM-6 de interceptores de misiles estándar y torpedos cohete
antisubmarinos ASROC.
Seamos sinceros: el conjunto es regular. El SM-2 está francamente
anticuado, y a pesar de la sustitución de los "cerebros" en la cadena de
repetidas actualizaciones que condujo a la aparición del
RIM-156/SM-2ER, la flota está abandonando gradualmente estos misiles,
reemplazándolos por el más nuevo SM-6.
El SM-3 es otra historia. Es un misil interceptor para ojivas de
misiles balísticos intercontinentales (ICBM), de tres etapas y con una
ojiva cinética (es decir, no explosiva). Puede interceptar ICBM fuera de
la atmósfera, pero las pruebas no han demostrado una alta eficacia,
aunque fue capaz de destruir un satélite. Y el precio, con perdón, es de
18 millones de dólares por unidad. Es evidente que cientos de estos
misiles no se están desplegando.
El SM-6 es un arma potente con un gran potencial. El SM-6 no ha
tenido prácticamente ningún efecto contra misiles balísticos durante las
pruebas, pero puede derribar fácilmente misiles de crucero y aeronaves a
larga distancia. Y el precio: comparado con el SM-3, es más económico,
con un coste de tan solo 2,5 millones de dólares.
Los destructores de misiles guiados clase Arleigh Burke y los
pocos cruceros clase Ticonderoga restantes defenderán a los portaaviones
con misiles Standard. Estos misiles están controlados por los sistemas
de combate Aegis de los buques, que están interconectados para formar
una red de información de combate. Estos sistemas interconectados
proporcionan una visión coherente del espacio de batalla y permiten el
posicionamiento y control efectivos de aeronaves y buques defensivos.
Cabe destacar que los buques también emplearán capacidades de
autodefensa no cinéticas diseñadas para desviar los misiles enemigos.
Los grupos de ataque de portaaviones cuentan con diversas capacidades
para interrumpir la designación de objetivos, generar señuelos, distraer
los misiles entrantes y dificultar su localización y puntería.
Sin embargo, existe la opinión de que en un conflicto militar
moderno (cuando el ejército y la armada se enfrentan entre sí, y no
contra formaciones armadas con armas pequeñas), la defensa de un
portaaviones perderá ante quienes intenten penetrarlo.
Sí, blindaje, huecos, refuerzos estancos, sistemas fijos de
control de daños, entrenamiento en control de daños, sistemas de control
redundantes: todo esto aumenta la supervivencia de los portaaviones.
Pero no lo suficiente como para estar seguros. Es más, puede que ni
siquiera sea necesario hundir un portaaviones para inutilizarlo y
frustrar todos los planes del AUG.
Sí, hundir un portaaviones puede ser difícil, pero destruir la
cubierta de vuelo y los sistemas de combate podría ser mucho más fácil.
China, por lo que sabemos sobre este impasse, posee un gran arsenal de
armas de largo alcance, y un portaaviones encontrado sería muy difícil
de defender y mantener operativo si el EPL se toma en serio la idea de
abrirle agujeros. Los portaaviones de propulsión nuclear de la Armada
estadounidense, que pueden viajar cientos de kilómetros al día,
intentarán mantener la lucha moviéndose para evitar ser alcanzados.
Sin embargo, la propulsión nuclear presenta un riesgo único, ya
que no está claro cómo un buque de propulsión nuclear se recuperará de
los daños en sus compartimentos técnicos. Aterrizar un misil antibuque
en un compartimento de reactor es muy difícil, ya que estos
compartimentos están casi completamente por debajo de la línea de
flotación; tendrían que alinearse muchas estrellas para que un misil
antibuque penetrara tantos mamparos en un ángulo determinado y explotara
allí.
Pero es más fácil para una ojiva masiva de un misil balístico.
Como bombas perforantes, que penetraban las cubiertas de los barcos con
una potencia no inferior a la de los proyectiles de 406 mm y destruían
todo su interior. O algún tipo de torpedo, como nuestro Shkval (los
chinos aún no tienen uno), que, debido a su enorme velocidad, acumula
una energía monstruosa y la libera, rompiendo todo a su paso.
Y luego vienen las preguntas para las que nadie tiene respuesta.
¿Cómo se comportaría un portaaviones nuclear en tal situación? Quizás no
se hundiría, pero tendría tantas fugas que tendría que ser remolcado a
algún atolón abandonado, donde necesitaría años o décadas de
almacenamiento hasta que la radiactividad bajara lo suficiente como para
permitir reparaciones o el desmantelamiento. Mala perspectiva. Pero es
muy difícil impactar un portaaviones en la zona del reactor. Los
diseñadores también estaban pensando en eso, colocando la planta de
energía lo más profundo posible.
¿Es mucho más fácil penetrar la cubierta de vuelo o el costado en
la zona de los depósitos de combustible y municiones del avión y
disfrutar del efecto, como los japoneses presenciaron la agonía del
Hornet? ¿Existe realmente el blindaje de los buques modernos?
Dados los riesgos, ¿existen alternativas a los portaaviones modernos? Estados Unidos cree que no existen.
"Los
portaaviones llevan alas aéreas que proporcionan capacidades de combate
que serían difíciles de reemplazar con cualquier plataforma más
pequeña".
"
dice Martin, coautor de un informe de 2017 sobre las futuras opciones
de operadores que analizó operadores más pequeños y más asequibles.
Sin
embargo, plataformas aéreas más pequeñas, con capacidad para vehículos
aéreos no tripulados y elementos de ala aérea, pueden ofrecer una
alternativa a la dispersión en un área extensa. La dispersión de fuerzas
y recursos, así como los intentos de interrumpir la selección de
objetivos, serán elementos críticos de la guerra.
Esto tiene cierta lógica. Enviar 40 misiles a un solo buque grande
podría ser más efectivo que 10 misiles a 4 buques. De hecho, podrían
contraatacar.
Mientras tanto, Kanzian afirma que existe una alternativa a los
portaaviones que no implica en absoluto buques de este tipo. Una
alternativa al portaaviones, aunque no la describen como tal, es lo que
llaman "operaciones distribuidas". Esto se refiere a buques y aeronaves
que transportan misiles de largo alcance y que recibirían información
sobre su objetivo a través de una única red de información. Los
portamisiles podrían ser lanchas lanzamisiles económicas (como las
rusas) o incluso embarcaciones no tripuladas.
Según Kanzian, la robótica se convertirá en una parte integral de
las "operaciones distribuidas". Sí, es posible contar con pequeñas
embarcaciones no tripuladas y automatizadas que transporten misiles
Tomahawk de largo alcance. Es algo similar al concepto ruso del
Poseidón, solo que hablamos de buques de superficie.
Sí, la Armada estadounidense está experimentando con aeronaves y
buques no tripulados, pero, insisto, no como alternativa a los
portaaviones. Pero lo cierto es que existen nuevas soluciones en este
ámbito. Un ejemplo que no es de la realidad naval, pero sin embargo:
existe un vehículo aéreo no tripulado de largo alcance, el MQ-25
Stingray, que se está desarrollando como avión cisterna, pero algunos
expertos sugieren usarlo para ataques de largo alcance. Y es lógico:
solo requiere equipamiento adicional del UAV, y nada más. La búsqueda de capacidades más económicas es un tema candente, no
solo en Estados Unidos. Reducir el tamaño y aumentar las capacidades:
esa es la principal tarea. Diez buques lanzamisiles del tipo Buyan-M
cuestan más que un crucero Ticonderoga, pero no significativamente más
(1.300 millones de dólares frente a 1.100 millones). Llevan la misma
cantidad de misiles. Atención, la pregunta es: ¿qué es más fácil de
detectar y destruir?
Si sustituimos los barcos por BEK y creamos un portaaviones para ellos, como los extraños barcos iraníes, ¿por qué no?
La Armada de los Estados Unidos ha invertido cientos de miles de
millones de dólares en su flota de portaaviones, tanto en barcos como en
aeronaves. Pero, como señala Kansian, «el problema con los portaaviones
radica en su extrema utilidad para responder a crisis y conflictos
regionales, pero su vulnerabilidad potencial en conflictos entre grandes
potencias».
Palabras de oro, y dado que la era de los conflictos regionales
parece estar llegando a su fin y los conflictos entre grandes potencias
van en aumento, cabe preguntarse si el portaaviones está apostando
demasiado. La solución podría ser usar portaaviones más pequeños, o no
usar ninguno.
Al final, los propios estadounidenses admiten que la guerra no la
ganaron los portaaviones de ataque (unos 30), sino los portaaviones de
escolta, mucho más pequeños (unos 120).
Historia: Cuando el portaaviones "Karel Doorman" fue a Nueva Guinea Occidental para contrarrestar MiG e Ilyushin
HNMLS Karel Doorman R81 en 1960 (futuro V-2 ARA "25 de Mayo")
Según informes de la prensa holandesa, el Cuartel General del Ejército holandés está preparando actualmente un plan para enviar un destacamento del ejército a Nueva Guinera Occidental (renombrada por los indonesios como Irian Occidental). El destacamento estaba formado por entre 400 y 500 mil personas, en su mayoría unidades de cañones para repeler los ataques aéreos. Además, se obtuvo información de que el equipamiento técnico previsto en el comunicado oficial del gobierno holandés era, entre otras cosas, preparar aeródromos y depósitos de combustible para los aviones de caza.
En círculos holandeses explicaron que tales acciones estaban estrechamente relacionadas con "la llegada a Indonesia de aviones de caza MiG y bombarderos Ilyushin". En este sentido, se recordó una declaración del Ministro de Defensa holandés en el Alto Consejo a finales de mayo de que los Países Bajos consideraban la posibilidad de un ataque armado indonesio contra Irian Occidental. El Ministro dijo en ese momento que tales peligros serían mayores si se reprimiera la rebelión, especialmente después de que Indonesia adquiriera nuevas y poderosas armas".
El bombardero Ilyushin Il-28 Beagle llegó a Indonesia en 1959 (foto: Life)
Los círculos de La Haya consideran posible que, si las circunstancias así lo requieren, el gobierno holandés tomará la decisión de enviar el portaaviones "Karel Doorman" a aguas de Irian occidental (Nueva Guinea Occidental).
Traducción de la noticia publicada arriba al castellano
Países Bajos cada vez más asustados El portaaviones "Doorman" hacia Irian Occidental Para equilibrar a los MIG y los Ilyushin
Según informes de la prensa neerlandesa, el Cuartel General de las Fuerzas Armadas de los Países Bajos está preparando un plan para enviar un destacamento del Ejército a Irian Occidental. Este destacamento contará con entre 400 y 500 personas, la mayoría pertenecientes a unidades de artillería antiaérea. Además, se obtuvo información de que los equipos técnicos mencionados en el comunicado oficial del gobierno neerlandés incluyen, entre otras cosas, la preparación de aeródromos para aviones de combate.
Miedo al poder de Indonesia Círculos neerlandeses explican que estas acciones están estrechamente relacionadas con la llegada a Indonesia de los aviones de combate MIG y los bombarderos Ilyushin. En este contexto, se hizo referencia a una declaración del Ministro de Defensa de los Países Bajos en el Alto Consejo a finales de mayo, señalando que los Países Bajos consideran la posibilidad de un ataque armado de Indonesia contra Irian Occidental. El ministro afirmó en ese momento que "ese peligro aumenta si la rebelión es reprimida, especialmente después de que Indonesia adquirió nuevas y fuertes armas."
En La Haya, se considera que no está descartada la posibilidad de que, si la situación lo exige, el gobierno neerlandés decida enviar el portaaviones "Doorman" a las aguas de Irian Occidental.
Según "Volkskrant," círculos en La Haya añadieron que la reacción de Indonesia al comunicado del gobierno neerlandés era predecible. Según ellos, esa reacción consistirá en "actividades propagandísticas de incitación." Los mismos círculos afirman que el envío del destacamento del ejército sólo significa que los Países Bajos están actuando con cautela.
Según "Volkstrant", miembros de La Haya dijeron que la reacción de Indonesia al comunicado del gobierno holandés fue tan indonesia como se podía esperar. La reacción, afirmó, consistiría en "actividades de propaganda sediciosa". Esos mismos círculos decían que enviar el destacamento del ejército sólo significaba que Holanda estaba en alerta.
Edición impresa del Diario Nacional 07 de julio de 1958
La región punteada debajo es Irian Occidental o Nueva Guinea Occidental.
'Baylander' (IX-514), el portaaviones más pequeño del mundo
El Baylander (IX-514), anteriormente YFU-79, era un barco de entrenamiento de aterrizaje de helicópteros (HLT) de la Armada de los Estados Unidos, considerado el portaaviones más pequeño del mundo. Sirvió como un práctico lugar de aterrizaje para pilotos de helicópteros de la Armada, el Ejército, la Fuerza Aérea, la Infantería de Marina, la Guardia Costera y la Guardia Nacional de los Estados Unidos.
El barco entró en servicio con la Armada de los Estados Unidos en 1968 como buque utilitario portuario YFU-79 y sirvió en la Guerra de Vietnam; desde mediados de la década de 1970 sirvió en el ejército de los Estados Unidos. Al final de la guerra, el YFU-79 fue retirado a Guam.
A mediados de la década de 1980, Bender Shipbuilding en Mobile, Alabama lo devolvió a la Armada y lo convirtió en un entrenador de aterrizaje de helicópteros, entrando en servicio el 31 de marzo de 1986 en la Estación Aérea Naval de Pensacola, Florida.
En agosto de 2006, había logrado 100.000 aterrizajes de helicópteros sin accidentes y, en el momento de su jubilación, había superado los 120.000 aterrizajes.
Después de ser dado de baja y retirado del Registro Naval en 2011, el Baylander se vendió a manos privadas en lugar de ser desguazado. En 2014, se trasladó al puerto deportivo de Brooklyn Bridge Park en la ciudad de Nueva York y se inauguró como barco museo. A mediados de 2016, el barco fue trasladado a West Harlem Piers en el río Hudson. En julio de 2020, Baylander comenzó a funcionar como restaurante y bar.
Baylander fue construido como astillero n.° 238 por Pacific Coast Engineering (PACECO) de Alameda, California . Tiene 38 m de largo, 11 m de manga y un desplazamiento de 386 toneladas a plena carga. Su cubierta para helicópteros era del mismo tamaño que una fragata clase Oliver Hazard Perry.
Los aviones de la Aeronáutica Naval participaron desde su cubierta
en diversas campañas en el norte de África, donde recibieron su bautismo
de fuego y sufrieron su primera baja.
Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, la historia
de los aviones y de la marina de guerra han ido íntimamente ligada
prácticamente desde los inicios de la aviación militar y es que
ya en la I Guerra Mundial había quedado de manifiesto la necesidad de
contar con aeronaves embarcadas para realizar tareas de exploración
sobre la mar.
España, aunque no participara en este conflicto, no fue ajena a esta
situación y, desde fecha temprana intentó dotar a nuestras Fuerzas
Armadas de lo que se llamó aviación naval, cuyo impulso corrió a cargo
sobre todo del ministro Flórez: “La Aviación Naval especializada es
absolutamente indispensable a la Defensa Nacional, correspondiéndole,
entre otros servicios, el de exploración sobre la mar, que no se puede
hacer con fruto más que con personal perteneciente a la Marina de
Guerra…”
Con este premisa, se creó por Decreto del 13 de septiembre de 1917, la primera instalación provisional, que se ubicó en el aeródromo del Prat, en
Barcelona, a la espera de que estuviese lista la base murciana de San
Javier, elegida para la Escuela de Aviación Naval. Tardarían aún algunos
años para que en 1921 salieran de esta escuela los primeros oficiales
alumnos que protagonizaron el bautismo del aire de la Aeronáutica Naval.
Pero como venía ocurriendo desde la batalla de Trafalgar, la Armada
española ya no era la de antaño y la economía del país tampoco estaba
para muchos trotes así que la opción de construir un portaaviones
quedaba fuera de nuestras posibilidades así que en 1922 se
incorporó a la Armada el portahidros “Dédalo”, un buque mercante
transformado capaz de llevar hidroaviones de diversos tipos, dirigibles o
globos cautivos.
Portahidroaviones español Dédalo fondeado en el puerto de Cartagena. FOTO: LA RAZÓN (CUSTOM CREDIT)
Según el libro “Historia de la Armada”, “operando desde este buque, los hidroaviones de la Aeronáutica Naval participaron en diversas campañas en el norte de África, donde
recibieron su bautismo de fuego y sufrieron su primera baja. Particular
relevancia en la brillante hoja de servicios de la aviación naval
española tiene la destacada actuación de pilotos y mecánicos en el
desembarco de Alhucemas”.
Y es que en España, ya en 1921, tras el desastre de Annual, la Marina
de Guerra se planteó utilizar la Aeronáutica Naval en apoyo del
Ejército en las operaciones en el norte de África, aunque no disponía
carecía de un buque capaz de operar con medios aéreos. Como tampoco
podría comprarse en el extranjero, el coronel de Ingenieros Navales
Jacinto Vez y el capitán de corbeta Pedro María Cardona tuvieron como
misión seleccionar un navío mercante para ser transformado en «Estación
Transportable de Aeronáutica Naval».
El barco elegido fue el antiguo mercante Neuenfels, uno de los seis
que Alemania entregó a España como compensación por las pérdidas
provocadas por sus submarinos durante la I Guerra Mundial. El 1 de
octubre de 1921 fue cedido por el Ministerio de Fomento al de Marina y a
partir de ahí empezó la labor de transformación.
Según relata en un artículo Luis Díaz-Bedia Astor, Capitán de Navío y Doctor en Seguridad Internacional, “se
habilitó la parte de proa para apoyo a aerostación y la de popa para
aviación, se mejoró la instalación eléctrica, se amplió la capacidad de
las carboneras y se dotó al buque de dos cañones de 105 mm a proa y
otros dos de 57 mm a popa. Se conservaron su eslora y manga originales,
de 127,4 y 16,75 metros, aunque su desplazamiento máximo se redujo de
12.400 a 9.900 toneladas y su calado quedó en 7,4 metros. A proa
se instaló un mástil para el atraque de dirigibles; en el castillo se
integró un hangar para el transporte de uno de ellos montado, se
acondicionó la bodega inferior para llevar otro desmontado y se instaló
una planta de producción de hidrógeno y un acumulador para el llenado
de botellas. A cada lado del hangar se dejó espacio para transportar un globo cautivo y un camión (para operar los globos desde tierra). A popa se elevaron las cubiertas: la superior, para el transporte de hidroaviones y vuelo (tenía la posibilidad de despegue de aviones de ruedas de carrera muy corta), conectada mediante un ascensor con un hangar (que disponía de talleres y bancos de pruebas), bajo el que había una bodega para alojar aviones parcialmente montados y una cubierta de habitabilidad. Se colocaron dos palos a popa del puente, con sendas grúas para el izado y arriado de los hidroaviones”.
El 27 de abril de 1922, el Dédalo efectuó, por primera vez, la recogida y largado de un dirigible. El
25 de mayo siguiente fue entregado oficialmente a la Armada y quedó
adscrito a la División Naval de Aeronáutica, con base en Barcelona, en
la que también se integraban el viejo crucero Río de la Plata, el
destructor Audaz y cinco lanchas motoras (de la H-1 a la H-5), dedicadas
al rescate y salvamento de pilotos. Ese mismo día inició su
primer viaje de instrucción por la costa mediterránea española, llevando
a bordo 23 hidroaviones, un avión de ruedas y un dirigible.
Pese a sus muchas veces desconocido papel, el “Dédalo” fue clave en
el nacimiento de la aviación naval. Aparte de hidroaviones, llegó a
llevar a bordo aviones de ruedas Parnall Panther, aunque nunca llegaron a
despegar de su cubierta de vuelo.
Su primera campaña africana comenzó el 6 de agosto de 1922, cuando se
reunió con la Escuadra en la bahía de Alhucemas y la Aeronáutica Naval
tuvo su bautismo de fuego al bombardear cuatro hidroaviones del Dédalo posiciones rifeñas en la playa de la Cebadilla.
El buque, que también empleó su artillería de 105 mm contra el enemigo,
permaneció en la zona de operaciones hasta el 15 de noviembre, con sus
aeronaves dedicadas a la exploración, reconocimiento y bombardeo.
El 20 de junio de 1923 fue otra fecha clave en la historia de la
Aeronáutica Naval español, pues ese día tuvo lugar el primer accidente
mortal, en el que murieron el teniente de navío Vicente Cervera y
Jiménez-Alfaro y el contador de navío Juan R. Suárez de Tangil, cuando
se estrelló, cerca de Mahón, el hidroavión del Dédalo que tripulaban.
A lo largo de su historia, participó en distints ocasiones en
operaciones en África. De hecho, fue modernizando su flota de aeronaves
y, así, en abril de 1924, el buque salió de Barcelona rumbo a Gran
Bretaña, para recoger 12 modernos hidroaviones anfibios de bombardeo
Supermarine Scarab, con los que se dirigió después a Ceuta el 1 de
agosto para iniciar su tercera campaña africana, en la que los
hidroaviones y el dirigible embarcados efectuaron numerosas acciones de
apoyo a nuestras fuerzas terrestres y de protección de su repliegue a la
llamada «línea Primo de Rivera».
El 2 de octubre, el alférez de navío Jorge Vara Morlán se
convirtió en el primer caído en combate de la Aeronáutica Naval, cuando
defendía de los ataques rifeños el Savoia del que era observador, que había tenido que amarar frente la playa de Tiguisas tras sufrir fuego enemigo.
El día 6 de septiembre, el Dédalo comenzó su participación en el
desembarco de Alhucemas, la mayor operación anfibia realizada entre las
dos guerras mundiales y la primera en la que se empleó aviación
embarcada. Desde el primer momento empleó sus aeronaves en misiones de
bombardeo, observación y corrección del tiro de los buques de la
Escuadra, además de utilizar su artillería de 105 mm contra el enemigo.
Durante los años siguientes su actividad se vería muy afectada por la
situación económica, consecuencia de la Gran Depresión. Su acción
bélica se redujo, sufrió varios accidentes y problemas y en 1931 comenzó
a vislumbrarse su retirada, aunque fue participando en diversas tareas,
la mayoría de transporte de material de aviación, Tras sufrir, en
agosto de 1933, una importante avería de máquinas, el 7 de marzo
de 1934 el ingeniero Juan de la Cierva efectuó varias operaciones de
vuelo con su autogiro sobre el Dédalo, en el puerto de Valencia. Sin
embargo, lejos de ver acrecentado su papel, el 17 de junio de ese año
el buque realizaría su última singladura, entre Alicante y Cartagena.
Según el artículo de Díaz-Bedia, “después de este último trayecto
se determinó que no podría volver a navegar. El 1 de enero de 1935
quedó con dotación reducida y en 1936 comenzó su desarme. Al inicio de la Guerra Civil, las autoridades republicanas decidieron su desguace y fue remolcado a Sagunto, donde los ataques aéreos lo dejaron parcialmente hundido. Finalizada la guerra, se le dio de baja en la Armada y, reflotado, fue remolcado a Valencia para ser reducido a chatarra. Allí,
en 1943, se partió en dos en su fondeadero y se hundió. Fue el triste
final de un buque que tuvo la singularidad de haber sido el único en el
mundo capaz de operar con hidroaviones, dirigibles y globos cautivos”.