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jueves, 4 de abril de 2024

Biografía: Alférez José María Sobral (Argentina)

Año 1910

José María Sobral y su familia.





José María Sobral (Gualeguaychú, 14 de abril de 1880-Buenos Aires, 14 de abril de 1961) fue un explorador, militar y geólogo argentino.
José María Sobral ingresó en la Armada Argentina y realizó el primer viaje de la fragata Sarmiento. En 1902 viajó a la Antártida en la expedición científica de Otto Nordenskjöld, permaneciendo veinte meses entre los hielos.
A fines de 1901 se organizó en Suecia, con donaciones privadas, una expedición integrada por científicos navegantes, con la misión de explorar el desconocido continente antártico, invernando en él para realizar estudios y mediciones. Estaba dirigida por el sabio geólogo sueco Otto Nordenskjöld y la nave que la realizó fue el velero Antarctic, que comandaba Carl Anton Larsen.
A instancias del teniente Ballvé, Nordenskjöld invitó al gobierno argentino a integrar la expedición con un representante: la elección recayó en el alférez José María Sobral, de 21 años. A su regreso, el júbilo y delirio que despertó en la población argentina lo convirtieron en un personaje muy popular.
Solicitó su baja de la Armada en 1904 con el grado de alférez de navío (luego pasó a denominarse teniente de fragata). Al año siguiente, viajó a estudiar geología en Suecia, y allí obtuvo el doctorado en la Universidad de Upsala.
Se casó y tuvo nueve hijos, cuatro suecos y cinco argentinos.
Regresó a la Argentina en 1914 y fue designado director de Hidrología, hasta 1930. Intrigas y envidias lo desplazaron de su puesto, pero el presidente general Agustín P. Justo lo nombró embajador en Noruega. Sobral hablaba nueve idiomas y escribió artículos en Europa.
En 1930 también fue declarado por la Sociedad Hispánica de Nueva York el sabio geógrafo más grande del Hemisferio Sur.
En Suecia, los científicos de ese país llamaron "Sobral" al mineral piroxmangita descubierto allí en 1913.
Dpto. Documentos Fotográficos. Inventario 94744. Buenos Aires. Argentina. (AGN│Archivo General de la Nación)(WF INC.│Wikimedia Foundation, Inc.)

martes, 5 de diciembre de 2023

Conquista del Chaco: La gloriosa campaña del capitán Juan Page

La campaña del Norte Argentino

Los olvidados y sacrificados por la Patria: 1890.
La exploración del río Pilcomayo y la muerte del Capitán de Fragata Juan Page




Capitán de fragata Juan Page.

  Cinco años después de la Campaña del Desierto en 1884, se decidió hacer una campaña análoga en el Norte Argentino, para lo cual se fundaron una serie de fortines y se exploraron los ríos de la zona. Una de estas exploraciones fué la del Pilcomayo en 1890.
  La preparación del nuevo proyecto para la exploración del Pîlcomayo fué muy prolijo, construyéndose en astilleros ingleses tres barcos de buenas máquinas, ruedas a popa y calado reducido. Dos de ellos, "General Paz" y "Caaguazú" eran relativamente grandes y de once a doce nudos de velocidad; el tercero, el "Bolivia", menor y de 8 nudos, que fué finalmente el núcleo de la malhadada expedicion que le costó la vida al Capitán Page.
  Se adquirió tambien una embarcacion reforzada, la "Perseverancia", provista de elemenos auxiliares especiales, entre ellos una cabria de 10 toneladas destinada a arrancar raigones, embarcacion que fué de gran utilidad y que siguió prestando servicios hasta 1930. Tenía una sierra circular para cortar leña, aparejos para actuar por proa como draga y una bomba centrífuga de gran poder, todos ellos accionados por vapor. Todas estas embarcaciones llegaron en partes al país y aquí se armaron.
  El 12 de Marzo se inició la navegación en el río Pilcomayo con el "Bolivia", insignia, y el "General Paz". Pronto se hizo evidente que el cauce era estrecho para el "General Paz", que tropezaba con las barrancas y tenía que maniobrar continuamente a botador. Treinta y cinco millas antes de alcanzar las Juntas de Fontana, después de grandes fatigas, Page resolvió desprenderse del "General Paz", dejándolo allí a manera de base intermedia (Fortin Altamirano) y seguir con el "Bolivia" solamente, hasta donde lo admitiese el escaso caudal de agua para luego hacer desde allí exploraciones terrestres.
  Destacó a un oficial en demanda de auxilio al gobernador del Chaco, General Donovan y estableció dos fortines con la tropa de línea que llegaba. Hecho esto, se interna el 21 de marzo con el barco en el brazo norte del río, cuyo escaso caudal era sin embargo superior al del brazo sur, afrontando la resistencia creciente de los barrajes de troncos y raigones. El hilo de agua es cada vez más insignificante y el barco avanza penosamente a fuerza de represas sucesivas, cuya construccion rinde a las tripulaciones, hasta quedar detenido el 15 de Abril por poca agua. El Teniente Coronel Racedo, el Alferez Donovan y 5 hombres se dirigieron por tierra hacia la "General Paz" para solicitar víveres y refuerzos: Al llegar a las Juntas no la encontraron pues había tenido que llevar tropas a Buenos Aires por la Revolución del 90; tampoco estaba la "Perseverancia", en reparaciones en Corrientes ni la "Caaguazú", que fuera detenida por una bajante cuando iba en ayuda y luego enviada a Buenos Aires con tropas. Ante esta dramatica situacion Racedo volvió a la "Bolivia", que encontró recién el 20 de mayo.
  Entre tanto, Page había continuado su viaje por medio de ingeniosos diques que construyó con tremendo esfuerzo. Así pudo adelantar unos 30 kms, hasta varar en un punto que llamó Infierno (Como habrían sido los padecimientos!). Después, con nuevos diques, se navegaron otros 40 kms, donde fué alcanzado por Racedo. Allí se construyó el Fortin Donovan. Una vez hecho Racedo salió nuevamente en busca de la "Perseverancia", dado que era aguda la escasez de víveres y los problemas de salud.
  Nuevos diques le permiten a Page avanzar 25 nms. más, pero entonces se construyó una canoa para seguir la exploracion, ya que la "Bolivia" no habría podido pasar. El 25 de junio una lluvia permitió subir otros 15 kms río arriba. Pero la canoa debió bajar con urgencia trayendo al doctor Vignoli a Barranqueras, gravemente enfermo: murió en el viaje.
  La mala alimentación mina la constitución del jefe y éste concluye por caer enfermo. Su dolencia se agrava hasta imponer, como recurso desesperado, el envío el 20 de julio del enfermo aguas abajo en una canoa, acompañado de tres marineros, con la esperanza de llegar a tiempo a puerto donde pueda hospitalizársele. Para apresurar esta trágica navegación rómpese el dique que contiene las aguas. . . .
  Pero es tarde ya; el viaje del bote resulta penosísimo, y a las dos semanas, el 2 de agosto de 1890 fallece Juan Page. Fué enterrado por su gente a orillas del Pilcomayo, en las proximidades de Las Juntas, luego sería exhumado y trasladado a Buenos Aires.
  Muerto el Capitán Juan Page, no tardó en disolverse la escuadrilla y el nombre de aquél pasó al olvido, hasta que a principios del siglo XX dos marinos que ejercieron cargos oficiales en esos territorios hicieron un primer acto de justicia erigiendo una pirámide de piedra en el lugar donde descansaron los restos por un tiempo y dando su nombre a un puente carretero sobre el arroyo Porteñito, donde se colocó una placa conmemorativa.
 Hoy, en honor a este excelso marino y Héroe Nacional argentino, existe la localidad de Capitán Juan Page, de apenas 0.40 kilómetros cuadrados de superficie y sólo 348 habitantes, perteneciente al departamento de Rivadavia de la provincia de Salta, Nación Argentina.
  El 2 de agosto es el Día del pequeño poblado, en honor al Capitán de Fragata Juan Page, ya que esa fue la fecha de 1890 que este valiente falleció. Está en la frontera provincial colindante con la provincia de Formosa, y a 639 metros de altitud sobre el nivel del mar.
  Según el Censo 2010 existen 98 hogares en un total de 110 viviendas, de los cuales sólo tienen acceso a red pública de agua el 72.45 %; el 52.04% de los hogares son viviendas que habitan los hogares que moran en habitaciones de inquilinato, hotel o pensión, viviendas no destinadas a fines habitacionales, viviendas precarias y otro tipo de vivienda. Se excluye a las viviendas tipo casa, departamento y rancho; con condiciones sanitarias: incluye a los hogares que no poseen retrete; o con hacinamiento, que se considera que existe hacinamiento crítico cuando en el hogar hay más de tres personas por cuarto; con asistencia escolar que tienen al menos un niño en edad escolar (6 a 12 años) que no asiste a la escuela; y con hogares que tienen cuatro o más personas por miembro ocupado y que tienen un jefe no ha completado el tercer grado de escolaridad primaria. Como energìa a gas para calefaccionarse y cocinar sólo hay un 11.22%, y no existe ni gas de red ni red cloacal o de desagüe alguno.
  El 85.56% de jefes de Hogar que pose como máximo educación media incompleta; sólo el 2.04 % de hogares poseen computadora; y el 20.41% poseen teléfono celular. Ubicado en las coordenadas Max: -62.3690238, -23.6856296 y Min: -62.379991, -23.6911958, con el cercano paso ronterizo de Pozo Hondo a 145 kms. de distancia, el Ferrocaril General Belgrano y la Ruta Nacional 81 son las vìas de conexiòn próximas. La mitad de los alumnos de la Escuela Nª 4538 es wichi y la otra mitad criolla. Cuentan con una salita de primeros auxilios pero insolitamente no cuentan con un destacamento policial, por más que en esa región hoy se alardea que está puesto todo el esfuerzo del Estado en combatir a las mafias y el narcotráfico.
  La Fiesta Patronal es el 13 de Junio en honor a San Antonio de Padua.
 Desde entonces la situación socioeconómica de la población no ha mejorado, y se requiere con urgencia una mayor infraestructura caminera para reactiva su economía que actualmente es su subsistencia, y desde ya no permitir que la pobreza y marginaciòn vuelque a esos argentinos a los brazos de mafias, narcotráfico y terrorismo, que es la mezquindad y abandono del Estado, el maltrato deliberado de los ciudadanos de la Nación, lo que suele arrojarlos a los brazos de criminales organizados que con muy poca inversión pueden brindarles mejores beneficios y porvenir que el que les brinda el Estado e incluso su pacífico y modesto, pero realmente miserable y sin porvenir, modo de vida.
  Como vemos, en 1890 había mayor voluntad del Estado argentino en desarrollar, y desde ya defender, invirtiendo en ello, sobre esos espacios territoriales, que el que grotescamente hemos visto en Kadena Nacional y Actos Públicos a los polítiquitos de turno hoy, anunciando un "Escudo Norte" que de escudo no tiene nada, o un "Fronteras Protegidas" donde no se protege ni a las fronteras ni a los pobrísimos argentinos que en esas regiones habitan.
  Si el Capitán de Fragata Juan Page levantara la cabeza de su eterna morada para ver lo que aprovechándose de su patriótico y heroíco sacrificio, los políticos de hoy hicieron, hacen, y ya dieron a conocer la grotesca infamia que quieren seguir haciendo, no es de imaginar que tan grande sería su decepción por el sacrificio hecho ...




2_El "Bolivia".


3_El "Bolivia" detenido por la bajante de las aguas.



4_La escuadrilla salió de Buenos Aires el 1º de Enero de 1890 y se concentró y organizó en Barranqueras, frente a Corrientes.


5_A flote luego de construir una represa detrás del buque.


6_Uno de los diques, detrás de él el agua represada. Al fondo el "Bolivia" entre la maleza.


7_Punto extremo al que llego el "Bolivia". Muestra las aguas que se derraman por un canal artificial después de ser contenido por el dique de embalse. Este es pues el caudal de agua que mantenía el brazo norte durante la bajante.





8_ Placa del monumento levantado en Puerto Pilcomayo   -   Foto Derecha: Placa que ordenó colocar el gobernador Jorge Yaloar en el puente del Arroyo Porteñita.



9 y 10_Lo que se conoce como Colonia Clorinda debería llamarse Comandante Page, por haberlo dispuesto así el General Uriburu en 1892.


11_Imágen satelital de la localidad de Capitán Page.


12_Argentinos de origen wichi, que en la localidad de Capitán Page son una gran proporción de sus habitantes (Fotografía: Alejandra Boot).


13 al 17_Ubicación de Capitán Page, en Salta.  









18_USS "Water Witch"


19_Comodoro Thomas Jefferon Page de la US Navy, padre del Capitán de Fragata y Héroe Nacional Argentino, Juan Page.





20_Campaña del comodoro Thomas Jefferson Page con la USS "Water Witch" por los ríos del norte argentino



21 y 22_ USS "Water Witch"




23 a 25 _Reconstrucciòn de la USS "Water Witch" 


sábado, 11 de noviembre de 2023

Biografía: Contralmirante Bartolomé Cordero (ARA)

Bartolomé Cordero

Revisionistas

Contralmirante Bartolomé Cordero (1830-1892)

Nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1830.  Ingresó al servicio de la escuadra argentina cuando apenas contaba con once años de edad, el 11 de junio de 1841, a bordo el bergantín “General Belgrano”, con el grado de guardiamarina.  Desde el ingreso al servicio le cupo al joven Cordero batallar rudamente a las órdenes del insigne almirante Guillermo Brown recibiendo el bautismo de fuego el 3 de agosto de 1841, combatiendo frente a Montevideo contra la escuadrilla oriental que comandaba el norteamericano Juan Halsted Coe; el 9 de diciembre del mismo año en las barrancas de San Gregorio; el 21 de diciembre en la Isla de Flores.  El 15 y 16 de agosto de 1842 tomó parte en el combate de Costa Brava sostenido en Paraná contra la escuadrilla que mandaba Giuseppe Garibaldi, mereciendo por su actuación en este combate, los elogios del almirante Brown y ser recomendado a la consideración del gobierno por el valor heroico revelado al abordar y cortar la mecha a dos brulotes que lanzó la escuadra adversaria con el fin de aniquilar la fuerza de Brown, hazaña que ejecutó en un pequeño bote tripulado con cuatro hombres.  En las jornadas del 25 y 26 de diciembre de 1846, participó en el reñido combate de Paysandú, como oficial de la artillería de desembarco acantonado en la ciudad, la cual se destacó por la valentía con que defendió la plaza contra los ataques simultáneos que desencadenó Fructuoso Rivera, mandando 2.500 hombres y con la cooperación de los buques franceses “Alcacien” y “Tactique”.  Cordero quedó gravemente herido en la acción sangrienta y cuando los riveristas penetraron en la ciudad después de repetidos ataques a la bayoneta, lo hallaron al pie de su cañón con todos los sirvientes muertos.  Rivera felicitó el valor singular desplegado por aquel muchacho en tal difícil trance.  Como premio a su arrojo, el 10 de junio de 1847 fue promovido a subteniente con antigüedad del 25 de diciembre del año anterior, fecha del memorable combate.

En 1847 se embarcó en buques federales que tenían que cumplir misiones arriesgadas tales como forzar el bloqueo anglo-francés sobre el Puerto de Buenos Aires y conducir armas y municiones al ejército de Manuel Oribe que sitiaba la capital uruguaya, como igualmente a la provincia de Entre Ríos, con destino al ejército de Urquiza.

En 1852 al almirante Brown lo recomendó al gobierno de la Confederación en forma honrosa.  En este mismo año se produjo la invasión a la provincia de Entre Ríos por las fuerzas del estado de Buenos Aires mandadas por los generales Manuel Hornos y Juan Madariaga, habiendo atacado este último el departamento de Concepción del Uruguay, Cordero organiza la defensa de esta ciudad, repeliendo el ataque de los invasores.  El 4 de marzo de 1852 ascendió a teniente, y a capitán el 29 de noviembre del mismo año.

El 1º de enero de 1853 se incorpora a las fuerzas del general Hilario Lagos en el sitio histórico de Buenos Aires y participa en la batalla de San Gregorio el 22 de enero del mismo año, encuentro en el cual pierde la vida el coronel Faustino Velazco, de las fuerzas de Buenos Aires, que son derrotadas.  Mandando el vapor “Merced” asistió al combate naval frente a Martín García contra la escuadra porteña mandada por Zurowsky, el 18 de abril de 1853.  Junto con sus hermanos José María y Mariano, y Lasserre y Santiago Maurice, se opuso el 20 de junio de aquel año a la entrega de Coe con la escuadra al Gobierno de Buenos Aires, sin conseguirlo.  El 21 de enero de 1854 fue promovido a sargento mayor, y a teniente coronel el 11 de agosto de 1860.

En 1859 comandaba el vapor “Hércules”, cuando tuvo lugar el llamado combate de Martín García entre la escuadra confederada mandada por el coronel Mariano Cordero y las baterías de la Isla, servidas por fuerzas de Buenos Aires reforzadas por tres buques de este Estado.  Bartolomé Cordero en este encuentro recibió dos heridas y en medio del combate salvó a la goleta “Concepción”, en cuyas bodegas se conducía todo el armamento, artillería y municiones con que el general Urquiza combatió la batalla de Cepeda; este fue un acto temerario, pues para realizarlo debió acallar los fuegos de las baterías de la isla y aproximarse para tomar a remolque la precitada goleta.  Las tripulaciones de los buques de la escuadra confederada prorrumpieron en los vivas más entusiastas cuando Cordero realizó esta hazaña.

El 25 de octubre del mismo año intervino en el combate de San Nicolás, sostenido por la escuadra confederada contra Buenos Aires.  En 1861 marchó a Córdoba para formar parte del ejército confederado que debía dar la batalla de Pavón, organizando y disciplinando su artillería; y, al terminar el año de referencia levantó dos grandes baterías en el Diamante, quedando de jefe de la escuadra.  Al asumir la presidencia de la República el general Mitre en 1862, le nombró capitán del Puerto de Paraná donde permaneció hasta 1870, época en que el presidente Sarmiento lo mandó al Departamento de Gualeguaychú, para someter a los partidarios de Ricardo López Jordán, objetivo que logró, tomándoles todo el material de guerra.  En 1874 fue encargado del mando de la “Uruguay”, que persiguió a los buques sublevados, rindiéndolos.  En el mismo año fue comisionado por el gobierno nacional para impedir el pasaje del río Uruguay por las fuerzas del general López Jordán, que intentaba invadir la provincia de Entre Ríos desde el Estado Oriental, comisión que desempeñó a satisfacción, regresando a Buenos Aires.  Recibió entonces el mando del monitor “El Plata”, que por espacio de 50 años figuró entre los buques de la Armada de la República.  En el año 1878, con el buque de referencia, fue destacado a la intervención de la provincia de Corrientes desarmando las fuerzas sublevadas en Bella Vista, Goya y Esquina en armas contra el gobierno provincial.  El 24 de noviembre de 1869 ascendió a coronel graduado, recibiendo la efectividad del cargo el 14 de setiembre de 1879.

En 1880 comandando la 1ª División Naval, bloqueó Buenos Aires, cuando el gobernador de esta Provincia, Carlos Tejedor, se levantó en armas contra el presidente Avellaneda.  Entonces fue ascendido a Comodoro, con fecha 9 de julio de aquel año.

En 1881 el gobierno lo designó para vigilar en Inglaterra la construcción del acorazado “Almirante Brown”, permaneciendo un año y medio en la citada comisión, conduciendo a Buenos Aires la nueva unidad.  En 1884 comandó la escuadra de evoluciones formada por el “Brown”, “Plata”, “Ande”, “Bermejo” y “República”, evolucionando en las bocas del Río de la Plata por espacio de 5 meses.  En 1886 fue nuevamente designado comandante en jefe de la escuadra compuesta esta vez por las tres unidades primeras de la anterior (acorazados) y por la “Argentina”, “Paraná” y “Uruguay”, complementada por algunas torpederas y empleándose tres meses en la ejecución de los ejercicios navales.  Este año fue elevado a la jerarquía de Contralmirante (General de División), con fecha 30 de setiembre.  En 1887, por tercera vez, tuvo el mando de la escuadra por espacio de siete meses.

En 1889 fue designado vicepresidente de la Junta Superior de Marina con retención del mando de la 1ª División Naval.  En la revolución del 26 de julio de 1890 fue tomado prisionero por la oficialidad del monitor “Los Andes”, cuando se aprestaba a cumplir con su deber: marchar a la Rada de Buenos Aires con el referido buque a batir la escuadra sublevada al mando del comodoro Solier.

En 1890 fue nombrado Jefe del Estado Mayor de la Armada, puesto que conservó hasta su muerte acaecida el 5 de setiembre de 1892, a la edad de 61 años.

Cuando mandó la 1ª División Naval, Cordero salió con ella a operar a la costa más inmediata del estuario del golfo de San Martín, en busca de una base futura para la escuadra, en atención a que Zárate ya no era puerto para buques como el “Almirante Brown” y “Patagonia”.

El contralmirante Bartolomé Leónidas Cordero era hijo de José Antonio Cordero y de Benita Beruti.  Había contraído enlace en Buenos Aires el 19 de octubre de 1864, con Luisa Antola, de 17 años, hija de José Antola e Isabel García, naturales de Entre Ríos los tres.  La viuda de Cordero sobrevivió a su esposo hasta el 24 de abril de 1897.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Portal www.revisionistas.com.ar

Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1838).

Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar

viernes, 20 de enero de 2023

Guerra de Secesión: David Dixon Porter, el marino combatiente

David Dixon Porter-Marinero luchador

Weapons and Warfare


 

"Bombardeo y captura de la isla número diez en el río Mississippi, 7 de abril de 1862 por la flota de cañoneras y morteros bajo el mando del comandante AH Foote". La batalla de la isla número diez fue un enfrentamiento en New Madrid o Kentucky Bend en el río Mississippi durante la Guerra Civil Estadounidense, que duró del 28 de febrero al 8 de abril de 1862. La posición, una isla en la base de un estrecho doble giro en el curso del río, estuvo en manos de los confederados desde los primeros días de la guerra. Era un sitio excelente para impedir los esfuerzos de la Unión para invadir el Sur a lo largo del río. Cañoneras de la Unión y balsas de morteros descendieron para atacar la Isla No. 10 desde el río. Durante las siguientes tres semanas, los defensores en la isla y en las baterías de apoyo cercanas fueron objeto de bombardeos por parte de los barcos, en su mayoría llevados a cabo por morteros. La victoria de la Unión marcó la primera vez que el ejército confederado perdió una posición en el río Mississippi en una batalla. Luego, el río estaba abierto a la Marina de la Unión hasta Fort Pillow, una corta distancia sobre Memphis. Solo tres semanas después, Nueva Orleans cayó ante la flota de la Unión dirigida por David G. Farragut, y la Confederación estuvo en peligro de ser dividida en dos a lo largo de la línea del río. Andrew Hull Foote (12 de septiembre de 1806 - 26 de junio de 1863) fue un oficial naval estadounidense destacado por su servicio en la Guerra Civil Estadounidense y por sus contribuciones a varias reformas navales en los años previos a la guerra. Cuando llegó la guerra, fue designado para comandar la flotilla de cañoneras occidentales, predecesora del escuadrón del río Mississippi. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. Luego, el río estaba abierto a la Marina de la Unión hasta Fort Pillow, una corta distancia sobre Memphis. Solo tres semanas después, Nueva Orleans cayó ante la flota de la Unión dirigida por David G. Farragut, y la Confederación estuvo en peligro de ser dividida en dos a lo largo de la línea del río. Andrew Hull Foote (12 de septiembre de 1806 - 26 de junio de 1863) fue un oficial naval estadounidense destacado por su servicio en la Guerra Civil Estadounidense y por sus contribuciones a varias reformas navales en los años previos a la guerra. Cuando llegó la guerra, fue designado para comandar la flotilla de cañoneras occidentales, predecesora del escuadrón del río Mississippi. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. Luego, el río estaba abierto a la Marina de la Unión hasta Fort Pillow, una corta distancia sobre Memphis. Solo tres semanas después, Nueva Orleans cayó ante la flota de la Unión dirigida por David G. Farragut, y la Confederación estuvo en peligro de ser dividida en dos a lo largo de la línea del río. Andrew Hull Foote (12 de septiembre de 1806 - 26 de junio de 1863) fue un oficial naval estadounidense destacado por su servicio en la Guerra Civil Estadounidense y por sus contribuciones a varias reformas navales en los años previos a la guerra. Cuando llegó la guerra, fue designado para comandar la flotilla de cañoneras occidentales, predecesora del escuadrón del río Mississippi. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. y la Confederación estaba en peligro de ser dividida en dos a lo largo de la línea del río. Andrew Hull Foote (12 de septiembre de 1806 - 26 de junio de 1863) fue un oficial naval estadounidense destacado por su servicio en la Guerra Civil Estadounidense y por sus contribuciones a varias reformas navales en los años previos a la guerra. Cuando llegó la guerra, fue designado para comandar la flotilla de cañoneras occidentales, predecesora del escuadrón del río Mississippi. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. y la Confederación estaba en peligro de ser dividida en dos a lo largo de la línea del río. Andrew Hull Foote (12 de septiembre de 1806 - 26 de junio de 1863) fue un oficial naval estadounidense destacado por su servicio en la Guerra Civil Estadounidense y por sus contribuciones a varias reformas navales en los años previos a la guerra. Cuando llegó la guerra, fue designado para comandar la flotilla de cañoneras occidentales, predecesora del escuadrón del río Mississippi. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. fue designado para comandar la Western Gunboat Flotilla, predecesora del Mississippi River Squadron. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante. fue designado para comandar la Western Gunboat Flotilla, predecesora del Mississippi River Squadron. Fue uno de los primeros oficiales navales en ser ascendido al entonces nuevo rango de contraalmirante.



David Dixon Porter vivió a la sombra de su famoso padre, el comodoro David Porter, un oficial aventurero e independiente cuya aniquilación de la flota ballenera británica en la Guerra de 1812 lo convirtió en un popular héroe nacional y en el miembro más exitoso de una antigua familia naval. . El comodoro Porter, que se había hecho a la mar con su propio padre a una edad temprana, quería hijos para continuar con la tradición familiar. Su hijo adoptivo, David G. Farragut, ganó el primer almirantazgo de la Marina. De los seis hijos naturales del comodoro, David Dixon, ni el mayor ni el favorito de su padre, se convirtió en el segundo almirante de la Marina, tanto por su padre como a pesar de él. Desde el principio, tuvo que luchar para hacerse notar.

David Dixon, nacido mientras su padre navegaba por el Pacífico en el Essex, conservaba un recuerdo idealizado de su infancia. El comodoro Porter fue su mayor héroe. Estimulado por las historias de guerra de su padre y constantemente consciente de su herencia, Porter vivía seguro en la creencia infantil de que su padre, miembro de la Junta de Comisionados de la Marina, literalmente dirigía la Marina. El comodoro volvió al servicio marítimo en las Indias Occidentales en 1823. En un crucero, en 1824, llevó a toda la familia. El primer viaje de David Dixon duró solo unos meses. Estaba en la escuela cuando, en Fajardo, Puerto Rico, el comodoro Porter se excedió en su autoridad al exigir una disculpa por faltarle el respeto a un buque de guerra estadounidense, fue sometido a consejo de guerra y recibió una suspensión de seis meses. Indignado, David Porter renunció a su cargo y entró al servicio de la marina mexicana. Llevó consigo a David Dixon, de doce años; su hijo predilecto, Thomas, de diez años; y un sobrino.

David Dixon vio a su padre moldear severamente a los marineros mexicanos en una unidad de combate y vio más acción en unos pocos meses con la marina mexicana que durante los siguientes treinta y cinco años. A bordo del buque Guerrero de su primo David H. Porter, en cuerpo a cuerpo con la fragata española Lealtad, David Dixon recibió su primera herida de guerra, y fue capturado y encarcelado en el puerto de La Habana. Cuando obtuvo la libertad condicional, regresó a los Estados Unidos, donde su abuelo materno, el congresista William Anderson, le consiguió un nombramiento de guardiamarina en la Marina de los Estados Unidos. Su hermano Thomas murió en México y sus otros hermanos se distanciaron de su padre. Solo David Dixon complació a su padre, quien, en el momento de su muerte en 1843, encontró la vida y la familia decepcionantes.

La carrera de guardiamarina de Porter fue bastante rutinaria. Su padre le había enseñado la tradición, la disciplina y la náutica; la Marina, habilidades técnicas y liderazgo. Porter se convirtió en un experto topógrafo de canales y piloto en el Coast Survey y el Departamento de Hidrografía. Aprendió rápidamente y se hizo conocido como un hombre que pensó en sus pies y en quien se podía confiar con operaciones especiales. Destacado al servicio del Departamento de Estado, inspeccionó en secreto Santo Domingo para determinar su idoneidad como base naval.

Porter participó en varios compromisos navales importantes de la guerra mexicana. Sus experiencias operativas, aunque totalizaron solo unas pocas horas de batalla, demostraron su inventiva y coraje. Planeó y ayudó a ejecutar el bombardeo naval sobre las defensas de Veracruz y, al frente de una carga de marineros en el fuerte de Tabasco, capturó las obras y obtuvo el mando de su primer barco de vapor, el Spitfire.

Después de la guerra, Porter buscó capitanear un barco de vapor moderno, pero la Marina en tiempos de paz solo podía permitirse embarcaciones de vela, y fue reasignado a Coast Survey. Al igual que muchos otros oficiales jóvenes, Porter, anticipando una vida como teniente con pocas posibilidades de ascenso en rango o deber, eligió una alternativa segura y atractiva: obtuvo licencia y capitaneó barcos de correo entre Nueva York y San Francisco, adquiriendo así una valiosa experiencia en el mando. grandes barcos de vapor oceánicos. A bordo de Panamá, Georgia y Crescent City, Porter trató de inculcar disciplina naval en las tripulaciones civiles. Aunque era un formalista como su padre, los métodos disciplinarios de Porter eran menos punitivos que paternales. También ganó notoriedad popular casi recreando el incidente de Fajardo de su padre cuando, en La Habana en 1852,

Porter pronto ganó reputación por su velocidad, incluso a expensas de su ruta de correo. Estableciendo nuevos récords mundiales en la notable Edad de Oro, redujo en un tercio el viaje de Inglaterra a Australia; la carrera Melbourne-Sydney a la mitad. Las aventuras australianas de Porter le proporcionaron algo más valioso que el dinero y la experiencia: la fama lo convirtió en una figura nacional y lo elevó de las filas de "uno de los Porter". Se hizo conocido por derecho propio por su energía, perseverancia y dirección inteligente de "empresas inusuales".

Porter volvió al servicio naval en la primavera de 1855 para comandar el buque almacén Supply, transportando camellos desde el Mediterráneo a Texas para el Departamento de Guerra, y más tarde se desempeñó como oficial ejecutivo del Navy Yard de Portsmouth (New Hampshire). Después de tres años de administración de construcción naval inerte en tiempos de paz, negoció el regreso al servicio civil. A la edad de cuarenta y siete años, después de haber pasado veinte años como teniente, Porter era plenamente consciente de que sus héroes de la infancia habían hecho carrera a casi la mitad de su edad. Mientras debatía entre capitanear otro buque correo o una goleta Coast Survey, Abraham Lincoln ganó la presidencia y los estados del sur comenzaron a separarse. Los miembros del Departamento de Marina se miraron con desconfianza a medida que más puertos del sur caían en manos de los confederados y los oficiales renunciaban a ir al sur.

Porter aprovechó el momento. Junto con su vecino, el capitán del ejército Montgomery C. Meigs, Porter formuló planes para reforzar Fort Pickens y recuperar Pensacola, Florida. El Secretario de Estado William H. Seward llevó sus planes al Presidente. Lincoln acordó que Pickens, como Fort Sumter, debería salvarse si era posible, y permitió que Porter y Meigs escribieran sus propias órdenes e intentaran la misión sin el conocimiento de sus superiores. Además, Porter escribió una orden críptica, sobre la firma de Lincoln, intentando reestructurar el control civil de la política naval mediante la reorganización efectiva del personal dentro del Departamento de Marina.

Porter se dirigió a Nueva York y rápidamente equipó su barco, el Powhatan. El presidente lo pensó mejor e hizo que el secretario de Marina, Gideon Welles, ordenara a Porter que entregara el Powhatan a su deber asignado con la expedición de Gustavus V. Fox para relevar a Sumter, pero ni Porter ni Meigs estaban dispuestos a dejar pasar su oportunidad de acción y avance. por. Proclamando que el telegrama de Welles era "falso", se demoraron telegrafiando a Seward para confirmar la orden mientras se hacían a la mar. Cuando la concisa respuesta de Seward llegó a manos de Porter, éste ya había dejado el puerto y no volvía a embarcar. Racionalizando que las órdenes presidenciales pesaban más que las del gabinete, cortésmente se negó a cumplir. Con su experiencia en guerras breves y ascensos estancados, temía que esta oportunidad pudiera ser la única.

Porter navegó hacia Pensacola en un barco en mal estado con una tripulación sin entrenamiento. Organizando en el camino, entrenó a los hombres en los cañones y disfrazó el barco como un vapor correo. Al llegar cerca de Pickens el 17 de abril de 1861, Porter se preparó para entrar directamente y retomar Pensacola por sorpresa, pero Meigs lo detuvo. El Ejército no estaba dispuesto a provocar una batalla antes de asegurarse su propia invulnerabilidad, y los comandantes dudaron en desobedecer las órdenes presidenciales que pedían operaciones estrictamente defensivas. Frustrado, Porter recorrió el puerto arriba y abajo, inspeccionó la bahía en busca de posiciones de bombardeo y planeó un ataque nocturno a conveniencia del Ejército. Nunca sucedió. El Ejército de la Unión retuvo Fort Pickens y renunció a cualquier intento de retomar Pensacola, una decisión que Porter llamó más tarde “la gran decepción de mi vida”.

El incidente de Powhatan tuvo varias repercusiones. Lincoln aprendió a confiar en los oficiales de su gabinete, Seward a mantener sus manos alejadas de los asuntos navales y Welles a vigilar a Porter. Aunque Lincoln asumió toda la responsabilidad por el desvío del Powhatan de Sumter, Welles nunca perdonó a Porter. Reconoció, sin embargo, que en Porter tenía un activo, un oficial impetuoso y ambicioso que demostraría ser agresivo en la batalla. En cuanto a Porter, su incapacidad para controlar los acontecimientos en el puerto de Pensacola le enseñó que debe comandar más que un barco para lograr una victoria; las acciones de un solo barco de la época de su padre no serían suficientes. El subsiguiente deber de bloqueo ineficaz en la desembocadura del Mississippi lo convenció de la necesidad de capturar Nueva Orleans, Luisiana.

La campaña de Nueva Orleans fue a la vez una victoria y una derrota para Porter, quien con exceso de confianza proyectó que una flota de barcos disparando morteros del ejército bien apuntados podría reducir los fuertes fuertes de abajo en cuarenta y ocho horas, lo que permitió a los barcos subir y capturar la ciudad. . La Unión necesitaba desesperadamente una victoria en la primavera de 1862, particularmente en Nueva Orleans. Porter recomendó que su hermano adoptivo Farragut dirigiera la expedición. Porter, que recibió el mando independiente de la flotilla de morteros sobre las cabezas de los oficiales superiores, no impresionó al resto del mando de Farragut, que despreciaba su flota irregular y su uso de capitanes de la marina mercante. El propio Farragut casi no tenía fe en la flota de morteros, pero la aceptó junto con la asignación.

A pesar de la colocación científica de los morteros y el fuego de alta precisión, los fuertes resistieron seis días de intenso bombardeo. Farragut cambió de estrategia y corrió más allá de los fuertes por la noche. Porter cubrió el intento con fuego de mortero y recibió la rendición de los fuertes tres días después de que Farragut tomara Nueva Orleans. Los botes de mortero no lograron destruir los fuertes, pero el plan de Porter para capturar Nueva Orleans tuvo éxito gracias a la adaptación. Los morteros mantuvieron a cubierto a los artilleros confederados, ayudaron a la flota a pasar los fuertes y desactivaron varias de las mejores armas del enemigo. Más importante aún, el efecto psicológico del implacable ataque de Porter hizo que los hombres de Fort Jackson se amotinaran. Después de la rendición, se descubrió que los fuertes eran tan fuertes como siempre; Porter había ganado por perseverancia. Lincoln recomendó a Porter por el agradecimiento del Congreso,

El seguimiento de la victoria resultó más difícil. Porter presionó para un ataque en Mobile Bay, pero el Departamento de Marina ordenó que la flota se dirigiera a Vicksburg, Mississippi. Los cañones de río que defendían la ciudad se colocaron en lo alto de las terrazas, y Porter, sin su barco de reconocimiento, tuvo que apuntar sus morteros por ensayo y error. Resultó ser otro esfuerzo inútil. La flota de Farragut hizo funcionar con éxito las baterías de Vicksburg, pero varios barcos resultaron gravemente dañados y la flotilla de Porter sufrió muchas bajas mientras lo cubría. El bajo nivel del agua y la baja moral llevaron a la disensión, ya que los capitanes de Farragut y el general de división del ejército Benjamin F. Butler lucharon con Porter por el crédito de la expedición a Nueva Orleans. Pronto, Porter deseaba tanto la liberación del Escuadrón del Golfo que juró que incluso preferiría "servir en cualquier otro lugar en un bote de yola".

A medida que la política jugó un papel cada vez mayor en el esfuerzo de guerra, creció el disgusto de Porter por la intromisión civil. Odiaba a los generales políticos, como Butler, pero utilizó la política para avanzar en su propia carrera. Cultivó a los congresistas y desarrolló vínculos estrechos en el Departamento de Marina con el subsecretario Fox, un miembro de confianza de la administración de Lincoln. Cuando Porter enfureció a Welles con críticas abiertas al alto mando de la Unión, el secretario lo reasignó a la oscuridad para inspeccionar cañoneras en construcción en Cincinnati, Ohio. Ante el exilio, Porter, el político pasó por encima de la cabeza de su superior a Lincoln.

Lincoln dos veces antes le había dado a Porter comandos importantes más allá de su rango, el Powhatan y la flotilla de morteros, con solo un éxito parcial. Aún así, Porter tenía cualidades que Lincoln podría usar. Su capacidad de persuasión y determinación, junto con la influencia de Fox, convencieron a Lincoln de que Porter era exactamente el luchador que necesitaba, ya que le dio el mando del Escuadrón Mississippi, la flota sobre Vicksburg. Welles hizo la tarea a regañadientes, señalando que la imprudencia y la energía eran las calificaciones principales de Porter.

La nueva asignación de Porter tenía sus puntos buenos y malos. Dado el rango temporal y local de contraalmirante interino, controló casi todas las fuerzas navales en el alto Mississippi, esta vez realmente un socio con Farragut. Porter vio su ascenso a rango y mando por encima de la cabeza de unos ochenta oficiales superiores como retribución por la suspensión de su padre. Para mantener la imagen de su padre y alcanzar un rango permanente, Porter tuvo que triunfar en el Mississippi, pero las órdenes de Porter requerían que cooperara en la captura de Vicksburg con el mayor general John A. McClernand, un general claramente político con quien pocas personas se llevaban bien. El Mississippi superior era, además, el vertedero de comandantes impredecibles: el hermano mayor de mala reputación de Porter, William David, estaba allí con un barco al que había llamado Essex en memoria de su padre.

Con fondos, autoridad y subordinados dispuestos, Porter reorganizó su comando y trabajó rápidamente para llevar la flota a los estándares de la Armada. Sin saber nada de McClernand, reclutando en Illinois, Porter ofreció sus servicios a los generales de división Ulysses S. Grant y William T. Sherman. La afinidad casi inmediata marcó sus relaciones. A los tres, profesionales en una guerra de voluntarios, no les gustaba la interferencia civil y sus personalidades, aunque claramente diferentes, encajaban. Grant, el comandante taciturno, trabajó bien con Sherman, cuyo liderazgo apasionado y franco complementó el estilo más metódico de Grant. Porter y Sherman eran del mismo molde: luchadores emocionales y temperamentales, considerados brillantes pero difíciles; ambos implacablemente enérgicos, estaban impacientes con los hombres más lentos.

Sin embargo, su combinación no prosperó desde el principio. Porter y Sherman asaltaron los acantilados al norte de Vicksburg cerca de Chickasaw Bayou. La pérdida de la línea de suministro de Grant le impidió apoyar a Sherman, cuya derrota en diciembre de 1862 demostró que la ruta a Vicksburg era imposible. Porter, que apoyaba enérgicamente el avance de Sherman y preocupaba a las tropas confederadas en los ríos del norte, poco más podía hacer para lograr la victoria. La llegada de McClernand al mando después de la batalla no ayudó.

McClernand trajo al campo tropas en bruto, un nombramiento político, un impulso por la fama personal y una nueva novia. A Porter no le gustaba McClernand, pero accedió a apoyarlo en la captura de Arkansas Post, donde Sherman había planeado asegurar su línea de suministro y lograr una victoria. Tan decidido estaba Porter a ganar que, cuando las tropas verdes de McClernand abandonaron el puesto de Fort Hindman en retirada, Porter abordó a las tropas y se preparó para tomar el fuerte él mismo. La entrega del fuerte a Porter le valió la gratitud de Lincoln y otro voto de agradecimiento del Congreso. Grant pronto reemplazó a McClernand en el río y buscó otras rutas a través de los pantanos invernales hinchados hacia Vicksburg.

En un esfuerzo por eludir las baterías en Vicksburg, el ejército de Grant cavó canales mientras Porter y Sherman intentaban sin éxito doblar el flanco norte de Vicksburg en Yazoo Pass y Steele's Bayou. Mientras Porter estaba río arriba, los confederados capturaron dos barcos importantes. Al no tener nada que enviar para salvarlos, Porter y sus hombres instalaron un monitor ficticio de una vieja barcaza y barriles de carne de cerdo. Mientras flotaba en la oscuridad, el monstruo asustó a Vicksburg e hizo estampar a los confederados para que destruyeran el Indianola para evitar que lo recuperaran. El efecto de esta artimaña encantó a Porter y luego usó otro monitor ficticio para disparar en Wilmington, Carolina del Norte. El Departamento de Marina agradeció plenamente los intentos a menudo inusuales de Porter de recuperar algo de cada pérdida.

El 16 de abril de 1863, al amparo de la oscuridad, Porter pasó con seguridad parte de su flota más allá de las baterías de Vicksburg. Mientras Sherman hacía una finta al norte de Haynes 'Bluff, Porter bombardeaba Grand Gulf y cubría el cruce de Grant en Bruinsburg. Con raciones para tres días y sin línea de suministro, Grant partió por tierra para tomar Vicksburg. Porter, ansioso por la acción, destruyó el Grand Gulf abandonado y luego ayudó a Farragut a subir la línea de suministro confederada de Red River, capturando Fort De Russy y Alexandria, Louisiana. Grant y Porter abrieron un ataque concentrado en Vicksburg el 22 de mayo antes de establecerse en un asedio.

Porter mantuvo la línea de suministro de Grant, disparó constantemente contra la ciudad, luchó contra las guerrillas y mantuvo abiertas las comunicaciones con Washington. Su paso por las baterías de Vicksburg marcó el principio del fin para el Sur. Los agentes confederados en Londres le dieron crédito a Porter por haber reducido la tasa de sus préstamos en el extranjero. El logro de Porter y la caída anticipada de Vicksburg dominaron todas las conversaciones en Washington, y la mayoría de los observadores creían que el éxito en Vicksburg decidiría la guerra. Todo lo que Porter tenía que hacer para su codiciado ascenso era apoyar a Grant, pero era demasiado luchador para esperar pacientemente.

En seis semanas, las fuerzas de Porter capturaron catorce fuertes confederados sobre Vicksburg, destruyeron más de $ 2 millones en tiendas navales confederadas y barcos construidos en el Yazoo y ayudaron a desmoralizar a Vicksburg con propaganda de deserción y bombardeos constantes. La ciudad se rindió el 4 de julio de 1863, y Porter inmediatamente siguió la victoria con una serie de incursiones en vías navegables interiores a la ciudad de Yazoo y ríos Rojo y Blanco. Lincoln compartió el botín de la victoria con los más responsables; ascendió a Porter a contralmirante permanente hasta la fecha de la caída de Vicksburg.

La última gran campaña de Porter en el oeste, río arriba en la primavera de 1864, fue el fiasco que esperaba. Con la orden de comandar el brazo naval del ataque hacia Shreveport, Louisiana, en cooperación con el mayor general Nathaniel P. Banks, Porter dudaba que el río proporcionara suficiente calado para sus barcos y que quisiera intentar operaciones con otro general político. Tenía razón en ambos aspectos. Había poca coordinación entre los dos comandos. Cuando Banks finalmente llegó al punto de encuentro con más de una semana de retraso, encontró a Porter y a la Marina persiguiendo algodón en el río. Una vez que comenzaron las operaciones, Porter envió primero su embarcación más grande río arriba, y ella encalló, lo que retrasó aún más la cooperación. El agua cayó rápidamente y Banks abandonó la Marina después de su rechazo en Sabine Crossroads, Louisiana.

La flota de Porter tuvo que luchar río abajo, pero no era el tipo de lucha que le gustaba. Los confederados con artillería tendieron una emboscada a los buques de guerra desprotegidos. Porter llevó su flota a salvo a Alejandría, solo para quedar varado sobre la ciudad en menos de cuatro pies de agua. Sin el apoyo de los oficiales del Ejército Regular y una ingeniosa presa del Ejército para hacer flotar los botes sobre la barra, Porter no habría podido liberar su mando. El ejército, la marina y sus propios hombres, al condenar a Banks por su incompetencia, preservaron la reputación de Porter a pesar de sus costosos errores de juicio.

Porter, ordenado de un desastre a otro, no tuvo tiempo de resarcirse de esta derrota. Welles lo llevó al este para comandar el Escuadrón de Bloqueo del Atlántico Norte frente a Carolina del Norte, donde el único puerto restante que abastecía al ejército del general Robert E. Lee permanecía abierto en Wilmington. Porter utilizó todas las estratagemas que había aprendido en la guerra para reforzar el bloqueo. Formó una poderosa fuerza naval, estrechó las líneas de acordonamiento y atrajo premios por valor de $ 2 millones, pero solo la captura del estratégico Fort Fisher cerraría el puerto. Porter le pidió tropas a Grant y él estuvo de acuerdo; cuando finalmente apareció el ejército, Butler estaba al frente. Porter, furioso, trató cordialmente a Butler, mientras que en privado maldecía injustamente a Grant por enviar al político.

El ataque de Porter y Butler a Fort Fisher en diciembre de 1864 fracasó principalmente debido a la desconfianza entre los dos comandantes. Butler planeó destruir el fuerte haciendo explotar un viejo barco cargado de pólvora. Ni los ingenieros navales ni los del ejército creían que funcionaría, pero Butler presionó y Porter accedió. Butler mantuvo en secreto la mayoría de sus planes, lo que provocó una larga serie de malentendidos. La explosión fracasó, como se esperaba.

Porter bombardeó el fuerte para cubrir el desembarco de Butler, pero Butler decidió no atacar, como esperaba Porter, o atrincherarse, como le ordenó Grant. En cambio, se retiró, dejando atrás varios cientos de hombres. Lincoln relevó a Butler del mando y el general de división Brevet Alfred H. Terry lo reemplazó en un segundo intento en el fuerte.

Había mucho en juego. Lee creía que la captura de Forts Fisher y Caswell por parte de la Unión obligaría a la evacuación de Richmond, Virginia. Un segundo fracaso sustentaría a Butler. Como seguro, en caso de que el Ejército volviera a fallarle, Porter preparó un grupo de desembarco de mil seiscientos marineros y cuatrocientos infantes de marina para asaltar el fuerte. Porter y Terry cooperaron plenamente. Entre los dos hombres no había secretos, y su determinación efectuó una verdadera combinación.

El ataque del grupo de desembarco naval fracasó, pero desvió a los defensores del fuerte del desembarco del Ejército. Siete horas difíciles después, el fuerte se rindió a Terry. Los confederados, obligados a evacuar Caswell, se replegaron sobre Wilmington; perseguidos por Porter y Terry, abandonaron el último puerto de la Confederación en enero de 1865. A la Armada le quedaba poco por hacer. Porter subió por el río James hasta el cuartel general de Grant en City Point, al sureste de Richmond, donde sus últimos deberes de guerra incluyeron asistir a conferencias de estrategia a bordo del río Queen con Lincoln, Grant y Sherman, y escoltar al presidente por la captura de Petersburg, Virginia, y Richmond.

La mayor parte de la fama de Porter proviene de sus acciones en operaciones combinadas. Aunque tenía una visión estratégica clara, sus planes tácticos, tal como se concibieron por primera vez, rara vez funcionaron. Afortunadamente, dirigió la mayoría de las maniobras con suficiente autonomía personal para cambiar el rumbo a mitad de camino y empujar el objeto hacia el éxito, a veces por pura fuerza de voluntad. El punto fuerte de Porter estaba en las operaciones especiales, y su personalidad combativa acentuaba su capacidad para superar casi todos los contratiempos con una victoria.

Las campañas de Porter dependieron de las operaciones del Ejército para tener éxito. En Chickasaw Bayou y luego durante la expedición de Yazoo Pass, la cooperación militar completa no superaría las barreras de la geografía, el clima y la fuerza confederada. La falta de coordinación de las fuerzas en el río Rojo y en el primer ataque a Fort Fisher condenó los esfuerzos desde el principio. Los éxitos de Porter, especialmente en Arkansas Post, Vicksburg y el segundo intento en Fort Fisher, se debieron en gran parte a las personalidades de los comandantes involucrados. Porter funcionó bien con los que lucharon, pero mal con los que dudaron.

La guerra hizo a Porter famoso y controvertido. Su ambición, hambre de publicidad y premios en metálico, y su rápido avance ofendieron a muchos a quienes había superado. La paz trajo una nueva serie de problemas para Gideon Welles, entre ellos la cuestión de qué hacer con Porter. No podía ser enviado al mar: su creencia a menudo declarada de que los países que habían apoyado a la Confederación deberían pagar, en particular Gran Bretaña, podría llevarlo a provocar una guerra en el extranjero. Porter nunca ocultó su deseo de comandar la Academia Naval de los EE. UU. y "conseguir el grupo adecuado de oficiales en la Marina". Su amplia fama y su creencia en una fuerte disciplina solo podían ayudar a la atribulada institución, que, aunque estaba alejada del norte, apenas había sobrevivido intacta a la guerra.

La Academia Naval en tiempos de guerra había prestado escasa atención a los cambios tecnológicos y no fomentaba la actividad física. Las borracheras eran la principal recreación extracurricular, y un anticuado sistema de deméritos resultó ineficaz para controlar los abusos de los estudiantes. La academia era, de hecho, solo un poco más que una escuela secundaria y enseñaba a los guardiamarinas poco que pudieran usar para comandar barcos. Porter creía que el propósito de la academia era entrenar oficiales para la guerra naval. Instalado como superintendente en 1865, imprimió a la academia su propia filosofía de practicidad y profesionalismo; estaba decidido a convertirlo en el rival de West Point, cuyos graduados lo habían impresionado precisamente con esas cualidades.

Porter comenzó su mandato aplicando estrictamente la disciplina. Las infracciones comunes incluían novatadas, beber y tomar "licencia francesa", ninguna de las cuales Porter tomó a la ligera. “El primer deber de un oficial”, enseñó, “es obedecer”. Demostró a los guardiamarinas que hablaba en serio. En un solo día de octubre de 1865, Porter emitió órdenes que requerían ejercicios regulares con armas pequeñas, desfiles de gala, un juramento de lealtad y una obligación de servicio de ocho años. Además, revocó todos los privilegios de la clase alta para aquellos obligados a repetir un año y organizó tiempos de recreación, inteligentemente programados para comenzar tan pronto como las obligaciones de los ejercicios se completaran adecuadamente. Porter complementó el sistema de deméritos con castigos prácticos; al igual que en West Point, el servicio de guardia y los ejercicios, asignados según la gravedad de la infracción, se utilizaron para imponer la disciplina.

Antes de la llegada de Porter, se habían organizado pocas actividades extracurriculares para evitar que los guardiamarinas se metieran en problemas. Porter decidió de manera realista que los deportes les darían a los jóvenes una salida para sus frustraciones. Construyó un gimnasio y fomentó especialmente la esgrima, el boxeo, los bolos, el tiro y el béisbol. Uno nunca sabía cuándo el superintendente Porter entraría al cuadrilátero para boxear con los alumnos de primera clase, y odiaba especialmente perder un partido de béisbol. Fomentó la competencia dentro de la academia y llevó a sus guardiamarinas a West Point para las pruebas atléticas interuniversitarias.

Porter también insistió en un sistema de honor “para enviar hombres honorables de esta institución a la Marina”. Diseñó uniformes, fomentó clubes de música y teatro, invitó a guardiamarinas a probar su comportamiento caballeroso en el té y dirigió fiestas de baile regulares. Mentir y beber se ganó su más severa reprimenda, y trabajó para cerrar los burdeles de Annapolis. Exhortó a los guardiamarinas a actuar como oficiales y no como “marineros comunes”. Descaradamente elitista, Porter incluso recomendó negar la admisión a candidatos bizcos, de “aspecto común” o demasiado mayores. Si interfería en todos los aspectos de la vida privada de los guardiamarinas, al menos los apoyaba y, en ocasiones, ordenaba una compensación en las calificaciones o aceptaba una disculpa en lugar de un castigo.

Porter rediseñó el plan de estudios de la academia. Hizo hincapié en las conferencias sobre los libros de texto y los cursos obligatorios de náutica, artillería, construcción naval, navegación práctica e ingeniería de vapor. Los guardiamarinas aprendieron a operar modelos de barcos completamente equipados, perforar con morteros, hacer funcionar y reparar máquinas de vapor, quitar velas de barcos en un tiempo récord y hacer exhibiciones de tácticas de vapor y destreza náutica. Porter amplió el departamento de ingeniería de vapor con un nuevo edificio que alberga una máquina en funcionamiento y varias calderas y requirió tres años de cursos y un conocimiento práctico de las máquinas de vapor de cada graduado.

Incursionó con éxito en la política para mantener a flote la academia. Buscando apoyo para una escuela en crecimiento durante la intensa reducción fiscal, Porter invitó a los políticos a revisar los desfiles de vestidos y exhibiciones de tácticas navales. Nunca dejó de dar publicidad a la academia o de impresionar a los visitantes. Como resultado de su influencia política y el creciente prestigio de la academia bajo su dirección, las asignaciones aumentaron a pesar de los recortes presupuestarios nacionales. Con renovación ideológica, asignaciones del Congreso y una economía estricta, Porter reconstruyó físicamente la academia: gastó $ 225,000 en edificios y reformas y compró más de 130 acres de terreno adyacente.

A pesar de la fama de Porter como comandante operativo, su legado más perdurable fue toda su filosofía de disciplina y liderazgo naval, arraigada en la academia y aprendida, dijo, de su padre. Al responsabilizar estrictamente a los propios guardiamarinas de sus acciones y del futuro de su institución, les hizo conscientes de su estatus de élite como líderes navales. Aunque Porter puede haber "marcado el tono" de la Academia Naval de hoy en día, lo hizo imponiéndoles esa obligación a los guardiamarinas, en particular a los de primera clase.

Porter devolvió el orgullo a la academia. Grant y Sherman lo convencieron con sus propios ejemplos de que, a pesar de la reputación de West Point como la principal escuela de ingeniería de Estados Unidos, no necesariamente resultaron solo ingenieros y teóricos, sino hombres capacitados en los fundamentos de la profesión militar: disciplina, deber, honor, obediencia, mando—principios que trascienden las divisiones de servicio. Tal entrenamiento básico de oficiales también se adaptaba a las expectativas diarias de Porter sobre la guerra en el extranjero.

Los estadounidenses en tiempos de paz rara vez han apoyado un ejército o una armada permanentes; las secuelas de la Guerra Civil no fueron una excepción. Cuatro años de costosas guerras pusieron a Estados Unidos por delante de sus contemporáneos en tecnología. Gran parte del resto del mundo tomó los avances de Estados Unidos y los mejoró. Los buques de guerra del período de guerra pronto quedaron obsoletos y pocos estadounidenses apoyaron su reemplazo. El estancamiento naval que siguió a la Guerra Civil probablemente no podría haberse evitado sin la guerra que anticipó Porter. Los estadounidenses, en todo caso, estaban hartos de la guerra y creían que la paz era permanente.

Al Ejército le fue mejor que a la Marina en el mundo de la posguerra. Las clasificaciones de brevet y voluntarios del campo de batalla se desvanecieron con el final de la guerra y dejaron en el servicio solo a aquellos que habían obtenido ascensos en el Ejército Regular. El Ejército también tenía puestos que mantener en el Sur y en el Oeste, donde los indios se oponían al asentamiento de los blancos. Sherman, como teniente general y general, mantuvo cierto control activo sobre las operaciones. Porter no tenía tal poder en sus funciones correspondientes como vicealmirante y almirante. Sin una misión ofensiva, la Marina no tenía ningún papel para los oficiales de rango.

Los congresistas, que no estaban dispuestos a financiar tecnología naval avanzada en paz, solo obtuvieron lo que pagaron: la Marina de los EE. UU. de sus padres, no la de sus hijos. La desmovilización obligó a la Marina a una misión mundial limitada hasta la década de 1890, un enfoque racional de la realidad económica. El Congreso quería una fuerza policial flotante y no vio la necesidad de competir con la tecnología europea. Los oficiales navales discreparon sobre el proceso de reducción inevitable y trataron de proteger sus propias definiciones de una armada en tiempos de paz.

Welles estaba orgulloso de su éxito en la dirección de la guerra naval y no aceptó ninguna sugerencia de compartir el poder en paz. La floreciente burocracia naval de Welles amplió enormemente los poderes del sistema de oficinas de la Marina. Sus aumentos en las clasificaciones relativas y las prerrogativas de los oficiales de estado mayor en puestos de apoyo, y su retiro de los oficiales retirados de alto rango, infló la clase de oficiales. La reducción de personal de la posguerra afectó más a los oficiales de línea de rango, o eso es lo que percibieron. Con sus barcos parados y los ascensos estancados, los oficiales de estado mayor y el sistema de la oficina, no Welles, cargaron con la peor parte de la culpa de los oficiales de línea. La controversia línea/estado mayor, renovada y confusa por problemas tecnológicos y exacerbada por la intransigencia de Welles, estalló en guerra dentro de la Armada. Detrás de las batallas yace el problema real: ¿quién debería controlar la Armada?

El papel de Porter en las controversias navales creó su imagen como un progresista operativo y un reaccionario tecnológico, mientras que su personalidad luchadora definió su percepción del establecimiento naval. Porter creía que la misión de la Marina era la guerra y que la preparación para guerras futuras era su ocupación en tiempos de paz. El propósito ofensivo definió su visión de la administración naval, que creía que debería permanecer estrictamente en manos de oficiales operativos experimentados. “La Marina”, declaró, “estará muerta durante muchos años a menos que tengamos otra guerra”.

La tecnología, particularmente la ingeniería de vapor, fue un tema secundario importante en la controversia sobre el control de la Armada. Ni el Congreso ni el público estadounidense pagarían por tecnología militar avanzada. Entre 1865 y 1869, el presupuesto de la Marina se redujo en un 84 por ciento. Una gran parte de ese presupuesto se destinó a la Oficina de Ingeniería de Vapor, donde Benjamin Franklin Isherwood aún gastaba dinero en niveles de tiempos de guerra. Isherwood ofendió aún más a los oficiales de línea al colocar aparentemente los intereses de las máquinas sobre los de los hombres. Los ataques de Porter y los oficiales de línea al statu quo reflejaban las ansiedades reales de los hombres que temían ser reemplazados por tecnología o por hombres con habilidades diferentes.

Porter no odiaba a los ingenieros; odiaba a los teóricos, hombres poco prácticos, inflexibles y derrochadores que construían barcos pero nunca los navegaban, que entendían las máquinas pero no podían hacerlas funcionar. El preciado barco de Isherwood, el Wampanoag, era el motivo favorito de Porter, el símbolo de la ineficiencia tecnológica: el barco más rápido del mundo, construido a un costo exorbitante, sin suficiente espacio para albergar a los hombres necesarios para manejarlo, y mucho menos los necesarios para las maniobras navales. . Que Isherwood, atrincherado en la oficina, tuviera suficiente poder para controlar la dirección de la política de construcción naval naval reafirmó la creencia de Porter de que el sistema de la oficina era defectuoso. Sin embargo, a pesar de la larga campaña de Porter para eliminar a Isherwood y restaurar la supremacía de la línea, los dos hombres siguieron siendo amigos y se apoyaron profesionalmente en los últimos años.

Porter nunca odió a Isherwood; sus ataques eran un medio para un fin. Porter quería revivir y dirigir la antigua Junta de Comisionados de la Marina de su padre e hizo varios intentos fallidos para que el Congreso la restaurara. Su insistencia en la importancia de que los oficiales de línea controlen la Marina lo llevó a reemplazar a los oficiales de personal con oficiales de línea en puestos de enseñanza en la academia.

En 1869, cuando Grant asumió la presidencia, nombró a Adolph E. Borie como Secretario de Marina y asignó a Porter a funciones especiales como su asistente, un rudimentario jefe de operaciones navales. Porter tomó el control personal del Departamento de Marina en los niveles más visibles e inmediatamente emitió una tormenta de órdenes generales, doce en un día, sobre la firma de Borie. Redujo las prerrogativas del personal y definió las de línea; rediseñó los uniformes para reflejar el estatus y la clasificación más bajos del personal. Otras órdenes limitaron el poder de las oficinas a asuntos internos, escuadrones consolidados, barcos renombrados y organizaron una junta de línea de examinadores de barcos. Las órdenes más controvertidas de Porter estuvieron entre las últimas. Retrasó la reducción de las clasificaciones relativas de los oficiales de estado mayor a los niveles anteriores a Welles hasta que se pudiera encontrar una base legal para ello.

Detrás de los intentos de reforma de Porter de 1869 yacía la amenaza de guerra con Gran Bretaña. Los diplomáticos estadounidenses estaban entonces negociando las reparaciones debidas a Estados Unidos por la asistencia de Gran Bretaña a la Confederación. Porter quería la guerra, especialmente con Gran Bretaña, y quería una armada preparada para la guerra. En la Escuela Naval preparó hombres para el mando y para la guerra; en el departamento, intentó hacer lo mismo. Se esforzó por restaurar la unidad a una estructura de mando fragmentada devolviendo el control al Secretario y sacándolo de las oficinas. El secretario, o su asistente, Porter, estaría al mando de las fuerzas navales en cualquier guerra que se avecinara. Desafortunadamente para Porter, su guerra no se materializó. Su reputación fue la mayor víctima de su propia administración.

Porter sabía que la Marina de los EE. UU. no podía igualar a la Marina Real, pero insistió en fortalecer todas las ventajas naturales. Las Órdenes Generales 128 y 131 no hicieron más que adoptar políticas navales internacionales. Las regulaciones británicas que requerían velas y restringían el uso del carbón eran mucho más duras que las de Porter: el carbón era caro y los motores eran ineficientes en 1869. Al declarar que el vapor era auxiliar de la potencia total de las velas, Porter aprovechó los recursos naturales de los hombres y el viento, mientras anulaba directamente el énfasis de Welles en el vapor. sobre velas. Las órdenes de Porter prescribían preparación y ejercicio constante. Quería que la Armada estuviera lista para la acción inmediata con la máxima eficiencia. Un maestro de la improvisación, Porter convenció al Congreso para financiar la expansión de la Academia Naval a través de una combinación de política, prestigio y reciclaje estricto. Esperaba, usando tácticas similares,

Borie nunca quiso dirigir la Marina y estuvo feliz de ceder la autoridad total a Porter, quien emitió órdenes en nombre de Borie hasta que el furor por la arbitrariedad, la impaciencia y la arbitrariedad de Porter hicieron que la vida de Borie fuera miserable. Después de tres meses, Borie renunció y Grant lo reemplazó con George Robeson, quien alivió a Porter de su posición de poder. En un año, la influencia de Porter había disminuido tanto que afirmó que no ingresó a la sede del Departamento de Marina más de cuatro veces entre 1870 y 1876.

A pesar de la fuerte oposición política, Porter, ascendido a almirante en 1870, permaneció en servicio activo hasta su muerte en 1891. Durante esos últimos veintiún años, escribió informes de asesoramiento regulares, formó parte de juntas de inspección y trabajó para desarrollar la educación superior naval. Sus pocos deberes no eran importantes y sus opiniones generalmente se ignoraban. Descontento con la jubilación parcial, todavía buscaba influir en la política naval y continuó enviando un informe anual no deseado. A pesar de la defensa de Porter de una defensa costera más fuerte, conservó su visión del propósito naval ofensivo. Sus informes, en forma de cartas incompletas y repetitivas dirigidas a sucesivos secretarios, buscaban respuestas inmediatas y eficaces a los problemas contemporáneos. Leídas como declaraciones de política, hoy parecen tontas; en el contexto de su intención, son extremadamente reveladores.

Porter, producto de una nación marítima, vivió en una era industrial emergente. La Guerra Civil destruyó la industria naviera comercial de Estados Unidos, mientras que fortaleció el comercio de acarreo británico. Estados Unidos no pudo recuperar su comercio oceánico o su reserva marítima durante la vida de Porter. Desde 1870 hasta 1889, Porter libró una batalla perdida para restaurar la eminencia marítima estadounidense, lo que mejoró su imagen como reaccionario contra la industrialización. Apreciaba las nuevas tecnologías, pero pensaba que la formación de los hombres era tan importante como la construcción de barcos. Nada en la experiencia de Porter lo preparó para una época en la que las necesidades de los barcos superarían las de los hombres.

El dominio de las máquinas no fue seguro hasta después de su muerte. La ciencia y la tecnología avanzaron lentamente; no fue sino hasta 1880 que la primera y la segunda leyes de la termodinámica se utilizaron para crear máquinas de vapor eficientes. En 1884, predominó el vapor, lo que llevó a la Marina a reducir la potencia de las velas y, en 1889, a comenzar a establecer los depósitos internacionales de combustible que Porter creía que eran necesarios para una marina de vapor. Solo cuando la tecnología y la política exterior cambiaron, la defensa de Porter de la defensa costera y las incursiones comerciales pareció obsoleta; incluso Alfred Thayer Mahan apoyó dicho programa en 1885. Hasta que se controló la obsolescencia instantánea de los buques de guerra, la Marina permaneció en transición.

Lo que Porter abogó fue la diversificación naval. Quería fuertes mejorados; arietes y monitores para la defensa; asaltantes de comercio rápido para paralizar el futuro transporte marítimo enemigo; avanzados submarinos lanzatorpedos tanto para ataque como para defensa; y, en última instancia, barcos de acero. Se opuso a reconstruir la Marina en torno a un solo tipo de barco. En lugar de devolver la Armada a la era de la vela, buscó mantenerla flexible. Abogó por el ejercicio constante de los barcos y escuadrones existentes, el desarrollo de nuevos barcos, la educación de todo el personal naval, la modernización del armamento y el subsidio de una nueva marina mercante. Las pruebas de mar de 1874 en las Indias Occidentales después de la crisis de Virginius obligaron a Porter a adoptar una posición más defensiva y lo convencieron de que lo poco que permitiera el Congreso naval sería destruido en la guerra inevitable; sin embargo, en 1881,

En vísperas de la Nueva Armada, Porter replanteó la diversidad, la defensa y la dedicación y reafirmó la necesidad de reconstruir el prestigio perdido de Estados Unidos como nación marítima. Instó a los oficiales de la Escuela de Guerra Naval en apuros a intercambiar ideas sobre los nuevos tipos de estrategia y tácticas necesarias para las batallas del futuro. Porter denunció los intentos del Congreso de reconstruir la Marina de la noche a la mañana, citando a Mirabeau para expresar su propia filosofía naval: "No se puede tener una marina sin marineros, y los marineros se hacen a través de los peligros de las profundidades, de padre a hijo, hasta que su hogar está en la ola. No se puede construir una armada de inmediato con un simple acto legislativo”.

A pesar de su alto rango, Porter no tenía voz en la Armada. Amargado, recurrió a la escritura para ganar audiencia. Su primera y mejor obra, Memorias del comodoro David Porter (1875), intentó justificar la carrera de su padre y la suya propia. Sus obras posteriores, en particular Incidentes y anécdotas de la Guerra Civil (1885) e Historia naval de la Guerra Civil (1886), están a la altura de parte de su correspondencia personal en la magnitud de su inexactitud. Porter disparó palabras como metralla, indiscriminadamente, a toda prisa y en comentarios temerarios a menudo lamentados.

Las muertes de Porter y Sherman, con un día de diferencia, pusieron fin a una era. De los héroes de la Unión de la Guerra Civil, fueron los últimos del alto mando. Porter fue criticado por los navalistas de un mundo expansionista y propulsado por vapor por defender las velas y una estrategia defensiva; por generales políticos sobrevivientes por su odio hacia ellos; y por los muchos hombres con los que discutió de forma impresa en las páginas de las diversas revistas navales y marítimas. O bien lo condenaron por escrito por su personalidad o lo mencionaron solo por sus victorias operativas.

Los hijos del comodoro Porter nunca escaparon de su padre. William David Porter, desheredado por su familia, llamó a su barco Essex y, a su muerte, fue enterrado junto a su padre, quien lo había odiado activamente. David Dixon Porter nunca vio la restauración del esplendor marítimo de la época de su padre, pero se rodeó de recuerdos del comodoro y conservó muchos de sus hábitos sociables. Fácilmente eclipsó a su padre en la felicidad de sus relaciones con sus amigos, su esposa y sus hijos, pero el apellido Porter hizo avanzar su carrera cuando sus propias acciones fracasaron. A pesar de su rango y logros, nunca creyó que su carrera fuera más exitosa que la de su padre.

Uno de los subordinados de Porter dijo que era una tradición naval que “los Porter eran todos valientes y fanfarrones”, y David Dixon Porter no fue la excepción. Organizó el caos en orden, ejecutó tareas aparentemente imposibles, cooperó bien con cualquiera que lo respetara y le diera suficiente crédito, y odiaba implacablemente a quienes no lo hacían. Su energía ilimitada y la búsqueda del conocimiento vigorizaron la Academia Naval. Ayudó a fundar el Instituto Naval de EE. UU. y una escuela experimental de torpedos (el progenitor del Centro de Sistemas Submarinos Navales) e influyó en la determinación de Stephen B. Luce de hacer de la Escuela de Guerra Naval el hogar para el estudio del arte de la guerra en el mar. Porter vivió en la época de la vela y el vapor, los barcos de madera y el acero, y apreció las cualidades de cada uno. Su espíritu de lucha, el legado de David Porter,

OTRAS LECTURAS

David Dixon Porter siempre ha provocado muchos comentarios en forma impresa. Sus asociaciones con muchas de las figuras militares y políticas del siglo XIX han provocado mucha especulación y las opiniones sobre cada faceta de su vida a menudo son contradictorias. La mejor y estándar biografía de Porter es The Second Admiral: A Life of David Dixon Porter, 1813–1891 de Richard Sedgewick West, Jr. (Nueva York, 1937), que, aunque favorable, es realista sobre muchas de sus deficiencias a lo largo el período de la Guerra Civil. Admiral Porter de James Russell Soley (Nueva York, 1903) y Yankee Admiral: A Biography of David Dixon Porter de Noel Bertram Gerson (Nueva York, 1968) proporcionan ideas interesantes pero carecen de documentación. La infancia de Porter se ilustra mejor en Nothing Too Daring: A Biography of Commodore David Porter, 1780–1843 de David F. Long (Annapolis, Maryland, 1970).

Los estudios del período de guerra abundan con referencias a las actividades de Porter, pero el Segundo Almirante de West sigue siendo la mejor fuente para la guerra en lo que respecta a Porter. La carrera bélica de Porter está hábilmente relatada en varios artículos, particularmente en William N. Still, “'Porter . . . es el mejor hombre': esta fue la visión de Gideon Welles del hombre que eligió para comandar el escuadrón de Mississippi”, Civil War Times Illustrated 16, no. 2 (1977): 5; un capítulo de Caroll Storrs Alden y Ralph Earle, Makers of Naval Tradition, rev. edición (Bostón, 1943); y "The Relations between Farragut and Porter" de Richard West, Actas del Instituto Naval de EE. UU. 61 (julio de 1935): 985–96. Red River Campaign: Politics and Cotton in the Civil War de Ludwell H. Johnson (Baltimore, 1958) va más allá de la historia normal de la campaña para describir las influencias externas que afectaron esta operación.

La carrera de posguerra de Porter se analiza mejor en Kenneth J. Hagan, American Gunboat Diplomacy and the Old Navy, 1877–1889 (Westport, Conn., 1973) y "Admiral David Dixon Porter: Strategist for a Navy in Transition", Actas del Instituto Naval de EE. UU. 94 (julio de 1968): 139–43; Charles O. Paullin, “Medio siglo de administración naval en Estados Unidos, 1861–1911: Parte IV. The Navy Department under Grant and Hayes, 18691881”, US Naval Institute Proceedings 39 (1913): 736–60; Lance C. Buhl, "Mariners and Machines: Resistance to Technological Change in the American Navy, 1865–1869", Journal of American History 61 (1974): 703–77; la Academia Naval de los Estados Unidos de Park Benjamin (Nueva York, 1900); y Benjamin Franklin Isherwood, ingeniero naval: los años como ingeniero en jefe, 1861-1869 de Edward William Sloan Ill (Annapolis, Maryland, 1965). los propios escritos de Porter,