A bordo de las lanchas inteligentes con las que el Gobierno busca combatir a los narcos en la frontera
Cómo operan las naves de combate que la Argentina le compró al ejército de Israel
Por
Alejo Santander |
Infobae
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Infobae
La noche está cerrada en Misiones. Un grupo de cinco personas, confiadas en que la oscuridad las protege, cargan en silencio un bote en algún punto del río Paraná. A varios kilómetros de ahí la cámara térmica de una de las nuevas lanchas Shaldag, compradas por el Ministerio de Seguridad de la Nación al ejército israelí a fines del año pasado, muestra siluetas que se mueven en rojos y naranjas.
Hasta hace unos meses la escena hubiera resultado impensada, el guión cinematográfico de una película de acción. Sin embargo las nuevas Shaldag "Guaraní" y "Mataco", nacidas como vehículos de combate en Israel y acondicionadas para las tareas de la Prefectura Naval Argentina en la frontera, dos de las cuatro guardacostas adquiridas por 80 millones de dólares, lograron la detención nocturna hace unas semanas.
Fueron 24 los prefectos que viajaron en febrero pasado hasta Israel a instruirse en el manejo y la lógica de los nuevos equipos, los más modernos con los que cuenta la fuerza. Durante 36 días se capacitaron para operar las lanchas, que mano a mano con Infobae, lejos de los grabadores y los ojos de los superiores, describen como naves espaciales. Ahora otros 24 están capacitándose en el extranjero para manejar las dos que restan ser entregadas, una en proceso de construcción y la otra de pruebas.
Y es que las nuevas Shaldag no se parecen a ninguna de las embarcaciones con las que los prefectos trabajaron hasta el momento. Los sillones frente a los radares, las pantallas y las palancas con botones, hacen pensar en escenografías futuristas, más que en vehículos de patrullaje para la Hidrovía Paraná Paraguay.
Esta semana la GC 195 "Guaraní" y la GC 196 "Mataco" demostraron sus aptitudes en Posadas, Misiones, en un simulacro en el que interceptaron a una banda narco que intentaba pasar un cargamento por el río a bordo de dos embarcaciones pequeñas, con motor. De la exposición participaron además dos helicópteros y una lancha clase Toro, aunque fueron las novedades israelíes las que se llevaron las miradas.
Las Shaldag tienen 25,5 metros de eslora (largo), 6 de manga (ancho) y 1 de calado (alto). Su desplazamiento es de 58 toneladas y pueden navegar a una velocidad máxima de 48 nudos (90 kilómetros por hora) y una velocidad crucero económica de entre 12 y 20 nudos.
En su interior al centro de la cabina de mando, en elevación, está el asiento del comandante; el corazón de la Shaldag. Desde ahí no sólo se dan las órdenes, sino que a través de distintos comandos el responsable de la embarcación es quien activa el armamento, destraba los mecanismos de disparo y aprueba los movimientos.
La versión argentina de las Shaldag fue modificada respecto de las originales -pensadas para el combate-, para que la tripulación pueda pasar en ellas varios días sin necesidad de desembarcar. Entre las adaptaciones hay una cocina, una ducha y un comedor en el sector de los camarotes, simples y dobles, ubicados en la parte inferior. A partir de las modificaciones realizadas para la Argentina, el modelo fue encargado a Israel por otros países.
Desde una pasarela la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, junto a otros políticos e integrantes de las distintas fuerzas federales, presenciaron la semana pasada la presentación del Plan de Hidrovías, que puertas adentro es visto como una segunda etapa del combate contra el narcotráfico en la zona de la frontera, el lugar por donde ingresa el 90% de la droga al país.
"Lo que hay es un intento de control territorial del narcotráfico", explicó Bullrich, quien habló de que hoy el objetivo es "ir a buscar a quienes trafican la droga". "La idea es sorprenderlos nosotros a ellos", resumió en un intercambio con Infobae, sobre el plan que lleva a que cada vez se invierta más en tecnología y armamento.
La protección de la frontera en el agua
El sector de la Hidrovía está comprendido entre el km 1.240 del Río Paraná hasta el km 124,7 del Río Paraná Guazú, una zona extensa y de características selváticas, que hacen del lugar un escenario ideal para el narcotráfico y el contrabando. A simple vista la magnitud del paisaje es inabarcable. En contrapartida 5 minutos bastan para que en cualquier punto de los más de 1000 kilómetros, un bote vaya de una orilla a la otra sin ser visto.
En mayo pasado Infobae publicó registros de cómo operaban los
"contrabandistas hormiga" en la zona. Un equipo gráfico del medio logró tomar fotos desde la costa y capturar desde el aire mediante un drone, un bote con siete adolescentes, llevando once bultos envueltos en plástico azul, desde Los Cedrales, en Paraguay, hasta Puerto Iguazú, en Argentina.
Al advertir los tripulantes de la embarcación que estaban siendo filmados, comenzaron a disparar con armas cortas y largas contra el drone, en un intento por derribarlo. Cruzar el río no sólo significa atravesar una línea imaginaria: en Argentina los cigarrillos pagan 70% de impuestos y en Paraguay sólo el 15%, de un lado 1 kilo de cocaína vale 40 mil pesos y del otro, al llegar a Buenos Aires, 160 mil.
El contrabando hormiga es el traspaso de mercancía a baja escala, en pequeñas entregas, normalmente a través de "paseros" que por los bajos precios de los productos en Paraguay, encuentran el negocio en pasar varias veces al día y por unos pocos pesos los cruces fronterizos, llevando en bolsas de consorcio mercadería que depositan del lado argentino.
Para los envíos de mayor riesgo se utilizan botes o lanchas. Sin embargo que lo hagan en pocas cantidades, sobre todo en el caso del narcotráfico, no se traduce necesariamente en estructuras de delito menores, es común que esas cargas vayan a parar a centros de acopio y terminen llenando camiones.
Lograr cruzar es hacer que suba el precio. La droga pasa a valer cuatro veces más del otro lado del río y el riesgo son apenas los pocos minutos que lleve llegar la otra orilla. Las Shaldag se volvieron una apuesta en la frontera. Artilladas, capaces de interceptar y de actuar con rapidez, de camuflarse, de rastrear de noche, habrá que ver si son suficiente para desalentar a las bandas narco que operan en la zona más caliente del país.
Drone y video: Thomas Khazki