¿Submarino nuclear argentino?
Por Angelo Nicolaci
Periodista, editor del GBN News, graduando en Relaciones Internacionales por la UCAM, especialista en geopolítica del oriente medio y este europeo, especialista en asuntos de defensa y seguridad.
El Snorkel
El arma submarina nuclear requiere la inversión de miles de millones, haciendo que sólo un selecto y restringido grupo opere este tipo de embarcaciones, siendo ellos: EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India y pronto Brasil.
En los últimos días, tomaron los medios especializados el anuncio del interés argentino de construir un submarino nuclear. Según las informaciones publicadas, Argentina tendría la ambición de utilizar el casco del submarino TR-1700 inacabado, bautizado "ARA Santa Fe", el cual esta años abandonado, integrando al mismo un reactor nuclear compacto.
La noticia plantea serias dudas en cuanto a la capacidad de nuestros vecinos para lograr su objetivo, sobre todo si analizamos el panorama económico en que se encuentra el país, el estado de obsolescencia en que se encuentran sus fuerzas armadas. Si consideramos la pérdida de la capacidad de guerra submarina, donde la Armada de la República Argentina perdió hace casi un año el submarino "ARA San Juan", víctima de toda su tripulación, además de estar con el resto de sus medios fuera de operación actualmente.
El proyecto prevé en el primer momento financiar los estudios de viabilidad, lo que deberá consumir inicialmente 5 millones de dólares, con plazo de tres años para iniciar la fase de ejecución del proyecto propiamente dicho, lo que puede significar una inversión que superará fácilmente la casa de los 500 millones de dólares, aunque se aproveche el casco abandonado del TR-1700 remanente inacabado.
Vamos a analizar superficialmente los desafíos que los argentinos tendrán por delante:
En primer lugar tenemos que considerar el enorme riesgo financiero involucrado, con el país atravesando un difícil momento económico, donde difícilmente tendrá alguna línea de financiamiento en el mercado internacional, lo que puede llevar a un agravamiento en la situación de sus fuerzas armadas, las cuales ya poseen un presupuesto extremadamente bajo y lejos de satisfacer sus necesidades mínimas.
El segundo desafío pasa por sus capacidades técnicas, donde el programa demandará no sólo la inversión pesada en infraestructura de investigación y desarrollo, sino también de cuerpo técnico capacitado para proseguir el programa, pues mucho se perdió de la capacidad técnico-científica que el país ya poseyó en estas dos décadas. Este es ciertamente un punto sensible a ser considerado y que eleva el riesgo del programa demandar una inversión muy superior a lo que se está programando inicialmente.
El tercer punto que tiene que ser evaluado, trata de las condiciones en que se encuentra el casco del "ARA Santa Fe", además de un meticuloso estudio para adaptar aquel casco para recibir un reactor nuclear, lo que no es tan simple como muchos piensan, hay muchas ecuaciones a considerar y el empleo de la propulsión nuclear requiere decenas de sistemas y subsistemas para que pueda ser operado con seguridad, no son pocos los casos involucrando incidentes e incluso accidentes en los comienzos del empleo de esta propulsión por potencias como la antigua Unión Soviética y incluso los Estados Unidos.
En el tercer punto, hay la necesidad de sustituir muchos de los sistemas que se integraron al casco del "Santa Fe", lo que representa una gran inversión no sólo en la compra de tecnología, como encontrar en el mercado que quiera suministrar estos sistemas, sabiendo que se destinarán a la construcción de un submarino nuclear.
Los argentinos tendrán un enorme desafío, difícilmente lograrán poner en el mar su anhelado submarino nuclear en 2025. No hay que ir muy lejos, basta comparar con los desafíos que los brasileños enfrentamos para desarrollar nuestro primer submarino nuclear.
El submarino nuclear no es un arma para países que no poseen una economía sostenible y robusta, es un medio que demanda miles de millones de inversiones, pues el desafío no es sólo su construcción, sino mantener todo su ciclo operativo, siendo un arma que representa no sólo una capacidad estratégica impar, pero que representa un costo prohibitivo para una marina que no tiene un presupuesto que comporte este tipo de embarcación.
El arma submarina nuclear requiere la inversión de miles de millones, haciendo que sólo un selecto y restringido grupo opere este tipo de embarcaciones, siendo ellos: EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India y pronto Brasil.
Creo que Argentina debería colocar los pies en el suelo y buscar equalizar su presupuesto para lograr alcanzar una capacidad adecuada a sus fuerzas armadas, enfocando invertir en los medios que son urgentes para mantener la capacidad de garantizar la soberanía y el control de su territorio. No vamos a mirar a los brasileños que estamos a pocos pasos de constituir una respetable escuadra submarina y tratar de acompañarnos, sobre todo por el hecho de que estamos viviendo realidades económicas completamente diferentes, aunque estemos ante una crisis económica, estamos años luz delante de los nuestros vecinos. No hay que dar un paso mucho mayor que las piernas, veo que hay sectores mucho más importantes de la defensa argentina para recibir inversiones, que el desarrollo de un submarino nuclear,