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lunes, 25 de noviembre de 2024

Crisis del Beagle: IKL 209 vs clase Oberon


Crisis del Beagle: ¿Y si se enfrentaban los U209 y los clase Oberon?

Por Esteban McLaren




 

El enfrentamiento hipotético entre un submarino alemán IKL 209/1200 y un submarino británico de la clase Oberon, ambos producidos entre 1975 y 1980, en un escenario como la crisis del canal de Beagle, nos ofrece un intrigante análisis sobre cómo se habrían desempeñado dos máquinas de guerra submarina, representativas de la tecnología naval de la época. Si bien cada uno de estos submarinos tenía ventajas únicas, la evaluación de sus especificaciones técnicas, capacidades operativas, armamento y sensores sugiere un duelo que habría sido tan estratégico como letal.

El IKL 209/1200: Furtividad y modernización alemana

El IKL 209/1200 fue un submarino diseñado por los ingenieros alemanes de Howaldtswerke-Deutsche Werft (HDW). Su diseño representaba una evolución de las tecnologías alemanas de posguerra y estaba optimizado para operar en aguas costeras y de mar abierto. Con un desplazamiento en inmersión de alrededor de 1,285 toneladas, el IKL 209/1200 era un submarino ligero y maniobrable. Su diseño compacto le otorgaba una ventaja en términos de furtividad, siendo más difícil de detectar por los sistemas de sonar enemigos.

Este submarino estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm y podía llevar hasta 14 torpedos. El armamento principal consistía en torpedos filoguiados, diseñados para alcanzar con precisión objetivos navales en entornos complejos. Aunque no contaba con misiles como otros submarinos contemporáneos, su poder de fuego era suficiente para comprometer gravemente a cualquier buque de superficie o submarino enemigo en las aguas del canal de Beagle.

En cuanto a los sensores, el IKL 209/1200 integraba sistemas de sonar de casco y pasivo, con una capacidad limitada de detección en entornos de alta profundidad, pero eficiente en aguas costeras. Su autonomía le permitía realizar patrullas prolongadas, siendo ideal para misiones de vigilancia y control en áreas estratégicas. Sin embargo, su tamaño más reducido significaba que su habitabilidad y resistencia oceánica eran inferiores a las de otros modelos más grandes.

El Clase Oberon: Tradición y resistencia británica

Por otro lado, la clase Oberon, diseñada y construida por astilleros británicos, representaba una evolución de los submarinos británicos de la clase Porpoise, mejorados para aumentar su durabilidad y capacidades operativas. Con un desplazamiento de 2,410 toneladas en inmersión, el Oberon era un submarino significativamente más pesado que el IKL 209, pero esto le otorgaba una mayor resistencia para misiones en mar abierto y océano profundo.



El Oberon también estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm, pero su capacidad de carga era superior, con la posibilidad de llevar hasta 20 torpedos. Los torpedos Mk 24 Tigerfish eran su principal armamento, y, aunque tenían un rango de precisión considerable, se destacaban en enfrentamientos de largo alcance. Esto habría dado al Oberon una ventaja en situaciones donde la detección a larga distancia era crucial.

En cuanto a sensores, el Oberon estaba equipado con sistemas de sonar activos y pasivos más avanzados que el IKL 209/1200, lo que le otorgaba una ventaja en términos de detección temprana. Estos sistemas, junto con la mayor capacidad de inmersión del Oberon (aproximadamente 300 metros), le permitían operar en aguas más profundas, lo que podía ser una ventaja táctica en el caso de un enfrentamiento submarino prolongado.

Capacidades Oceánicas y Furtividad

El diseño del IKL 209/1200 priorizaba la maniobrabilidad y la furtividad en aguas costeras. Esto lo convertía en un depredador formidable en el entorno confinado del canal de Beagle, donde su capacidad para evitar la detección mediante su menor firma acústica le habría permitido acercarse sigilosamente al Oberon. Sin embargo, en mar abierto, las limitaciones de alcance de sus sensores y su menor resistencia lo habrían colocado en una desventaja relativa frente a un adversario como el Oberon.

El Oberon, con su mayor tonelaje y sensores más sofisticados, era una plataforma diseñada para misiones de patrulla oceánica de larga duración. Esto le habría permitido detectar al IKL 209/1200 antes de que el submarino alemán pudiera acercarse demasiado, dándole una ventaja estratégica inicial en mar abierto. No obstante, en un enfrentamiento en aguas poco profundas como el canal de Beagle, la mayor maniobrabilidad y menor firma del IKL 209 habrían compensado su desventaja en términos de tamaño y sensores.

Un enfrentamiento hipotético

Si estos dos submarinos se hubieran enfrentado en el canal de Beagle durante la crisis de 1978, el resultado habría dependido del entorno específico. En un combate en aguas abiertas, el Oberon habría tenido la ventaja con su mejor capacidad de detección y mayor capacidad de inmersión, lo que le permitiría atacar al IKL 209 desde la distancia. Sin embargo, en las aguas costeras más estrechas y menos profundas del canal, el IKL 209 podría haber aprovechado su superior maniobrabilidad y furtividad para acercarse y lanzar un ataque sorpresa.

En resumen, el IKL 209/1200, con su diseño más moderno y capacidad de furtividad, habría sido un oponente difícil de detectar en un combate cercano, mientras que el Oberon, con su mayor capacidad de detección y resistencia oceánica, tendría la ventaja en enfrentamientos de largo alcance. En un enfrentamiento directo en el canal de Beagle, el desenlace sería incierto, pero probablemente dependería de quién pudiera localizar primero al otro submarino y lanzar el ataque inicial.

Para más detalles técnicos sobre el IKL 209/1200 puedes consultar Global Security y sobre la clase Oberon en Naval Encyclopedia.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Traición primigenia: Cuando Chile mandó a un marinero a espiar a la flota argentina en 1878

El espionaje de Arturo Prat en Buenos Aires (1878)

Por Esteban McLaren para FDRA





Contexto Histórico

Arturo Prat es un ícono nacional en Chile, famoso por su sacrificio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, menos conocida es su labor como espía en 1878, dos años antes de la guerra. En un momento de tensiones regionales entre Chile, Perú y Bolivia, el gobierno chileno temía una posible intervención argentina en el conflicto. Prat fue enviado a Buenos Aires con una misión secreta para evaluar las capacidades militares argentinas y determinar la viabilidad de un ataque o alianza que pudiera amenazar a Chile.


Desarrollo del caso

Prat viajó a Buenos Aires bajo la apariencia de abogado, pero en realidad tenía la tarea de recopilar información militar clave sobre Argentina. Su misión consistió en evaluar las defensas, la preparación militar y las intenciones políticas de Argentina en caso de un conflicto regional. Durante su estadía, Prat utilizó su formación legal y su notable discreción para acceder a información sensible sin levantar sospechas.

A lo largo de su misión, Prat no solo recopiló datos estratégicos vitales para la defensa chilena, sino que también mantuvo un perfil bajo para evitar cualquier tipo de incidente diplomático. Su misión principal como marinero era recopilar el estado de la escuadra argentina en caso de guerra con el país del otro lado de los Andes. Obviamente la escuadra argentina de ese período era principalmente fluvial, no preparada para emprender campañas a larga distancia en el mar. Comparada con los activos navales chilenos, Argentina no representaba una amenaza. Toda esta precaución chilena era porque el expansionismo chileno ya venía previendo una guerra en su frente norte desde muchos años antes de que la guerra del Pacífico fuese propiamente provocada y quería saber qué rol jugaría Argentina en ese escenario. Estando en Buenos Aires, este señor se vistió con sus ropas navales y visitó a las autoridades argentinas declarando su misión por lo que fue invitado a retirarse sin una merecida patada en el trasero. Al regresar a Chile, entregó un informe detallado que proporcionó al gobierno una visión clara del panorama militar argentino, ayudando a Chile a planificar mejor su estrategia en los años previos a la Guerra del Pacífico.

Un detalle que destaca la integridad de Prat fue su decisión de devolver al Estado los fondos no utilizados durante su misión, un gesto que contrasta fuertemente con la percepción común de que los agentes de inteligencia manejan grandes sumas de dinero sin rendir cuentas. Es un anécdota de otras épocas, muy lejanas a la posterior corrupción del dictador Pinochet con su fortuna robada de lingotes de oro en Hong Kong o los altos mandos de los FACh con el caso Mirage, que se judicializarían un siglo después.


Impacto político y militar

El trabajo de Prat como espía tuvo un impacto significativo en la estrategia militar chilena. Su informe contribuyó a la preparación de Chile para un conflicto en múltiples frentes, permitiendo a los líderes chilenos tomar decisiones más informadas sobre cómo manejar las relaciones con Argentina en un momento crítico. Ahora, solo habría que enfrentar a Perú dado que en los puertos bolivianos de Iquique y Antofagasta no existía algo que se llamara propiamente ni siquiera una flotilla naval.

Aunque la Guerra del Pacífico finalmente no involucró a Argentina como un beligerante directo, la información recopilada por Prat ayudó a Chile a mantener una postura defensiva sólida en caso de una posible intervención. Además, este episodio añadió otra dimensión al legado de Prat, mostrando su compromiso y lealtad a Chile más allá del campo de batalla. La justicia divina se llevaría a este marinero en la guerra al fondo del mar.


Importancia de esta anécdota

Este caso es fascinante por varias razones. Primero, revela una faceta poco conocida de Arturo Prat, cuya imagen se asocia casi exclusivamente con su heroísmo naval. Su labor de inteligencia demuestra su versatilidad y su compromiso con la seguridad nacional de Chile. Además, el hecho de que Prat haya devuelto los fondos no utilizados destaca su integridad, un valor que lo distingue no solo como un héroe militar, sino también como un servidor público ejemplar.

El espionaje de Prat en Buenos Aires es un recordatorio de que incluso las figuras históricas más veneradas tienen aspectos de su vida y carrera que pueden sorprendernos. La misión de Prat contribuyó a la capacidad de Chile para defenderse en una época de incertidumbre y potenciales conflictos, y su legado en la inteligencia chilena merece ser reconocido junto con su sacrificio en el combate.

También, es la muestra de un país que decidió cruzar un límite, imaginario por cierto, de prevenir una potencial agresión de su vecino del Este. Argentina, como en el 95% de su historia, jamás ha mirado hacia su Oeste para imaginar su progreso, prosperidad o incluso su mero esparcimiento. Argentina ha sido siempre un país atlántico, atento a su esfera de influencia histórica que deviene de los acontecimientos históricos que afectaron el Virreinato del Río de la Plata. El país progresó, creció, se alimentó de la influencia europea más nunca de los problemas transcordilleranos. Tal vez esa indiferencia es la que arde en el complejo de inferioridad chileno.


Libro

Piero Castagneto, Diego Lascano (2009), Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue. RIL Editores. ISBN 978-956-284-683-7

jueves, 17 de octubre de 2024

Infantería de marina: Los cosacos araucanos

¿Por qué le dice cosacos a los infantes de marina trasandinos?




El apodo "cosacos" que se le da a los infantes de marina chilenos tiene sus raíces en la historia y tradiciones militares de Chile. Aquí hay una explicación detallada:

  1. Origen del Término: El término "cosacos" se empezó a usar en Chile a principios del siglo XX. Aunque no hay un origen completamente claro, se cree que el apodo se les dio debido a su parecido con los cosacos del Imperio Ruso en términos de su apariencia y disciplina militar. Los cosacos rusos eran conocidos por su gran habilidad ecuestre, su valentía en combate y su disciplina rigurosa, características que los infantes de marina chilenos también aspiraban a representar.

  2. Uso y Desempeño: Los infantes de marina chilenos, al igual que los cosacos rusos, son reconocidos por su dureza, habilidad en combate y capacidad para operar en condiciones extremas. Este apodo refleja el respeto y la admiración por estas cualidades. Durante entrenamientos y operaciones, han demostrado ser tropas altamente efectivas y adaptables, lo que fortalece esta comparación con los legendarios guerreros cosacos.

  3. Situación Actual y Perspectivas: Hoy en día, el apodo "cosacos" sigue siendo un símbolo de honor y tradición dentro de la Infantería de Marina de Chile. Se mantiene como un reconocimiento de la disciplina, el coraje y la profesionalidad de estos soldados. Este apodo es una parte importante de la identidad y el orgullo de los infantes de marina chilenos y probablemente continuará siendo utilizado en el futuro como un símbolo de sus capacidades y legado.

Este apodo es un testimonio de la reputación y las capacidades de la Infantería de Marina de Chile, un grupo altamente respetado dentro de las fuerzas armadas del país.

martes, 15 de octubre de 2024

FFG: clase Condell (UK/Chile)

Fragatas clase Condell






La clase Condell es la serie de fragatas clase Leander vendidas a la Armada de Chile.


Fragatas Leander

Las Fragatas Clase Leander (Tipo-12M) para muchas Armadas son consideradas las mejores diseñadas por Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, dado que son unidades con excelentes capacidades marineras, las cuales conservan y llevan como garantía la antigua tradición naval británica, lo que las coloca como unas de las mejores fragatas escolta de su época. Este modelo se construyó en tres lotes, de los cuales, los dos primeros se subdividen en otros más (1A, 1B, 2A, 2B y 3A) después los trabajos de modernización. Además de los británicos fueron usuarios de la Leander: Nueva Zelanda, con dos unidades; Chile, cuatro unidades (2 Ex-RN); Ecuador, dos unidades (Ex-RN); Australia, dos unidades; India(Ex-RN), siete unidades (1 Ex-RN); Pakistán, dos unidades (Ex-RN); Holanda, seis unidades; Indonesia, seis unidades (ex Holanda) y Sudáfrica, tres unidades.


País productor
País productor Bandera del Reino Unido
Datos generales
Astillero Yarrow (Shipbuilders) Ltd., Glasgow
Países en servicioBandera naval de Chile Armada de Chile
Bandera naval de Ecuador Armada del Ecuador
Tipo Fragata
Estadísticas
Primera unidad Almirante Condell (PFG-06)
Última unidad Almirante Lynch
Periodo construcción 1971-1972
Periodo servicio 1973-2007
Unidades planteadas 2
Unidades puestas en grada 2
Unidades botadas 2
Unidades concluidas 2
Unidades activas 2
Características de la clase
Desplazamiento 2500 t
Eslora 113 m
Manga 12 m
Calado 5,5 m
Sensores SISDEF Imagen SP 100 CMS
Sonar de casco Type 184P
Radar de navegación Type 1006
Radar de búsqueda aérea Type 965
Control de tiro Elta EL/M-2221GM
Armamento 1 montaje doble de 114 mm (4,5")
2 lanzadores Exocet
2 cañones Oerlikon de 20 mm
2 montajes triples Mk.32 de tubos torpederos
Propulsión 2 hélices
2 turbinas de vapor White/English Electric
2 calderas Babcock & Wilcox
Potencia 30.000 cv (22 MW)
Velocidad 29 nudos (54 km/h; 33 mph)
Autonomía 4500 mn a 12 nudos
8.300 km a 22 km/h
Tripulación 250
Aeronaves 1 helicóptero Bell 412



Fragatas Clase "Condell" (Tipo-12MCH)

En 1969, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, Chile ordenó la construcción de dos fragatas nuevas a los Astilleros Yarrow (Shipbuilders) Ltda. En Scotsfoun, Glasgow, Escocia, bajo las especificaciones del Lote 2B, con modificaciones estructurales encargadas por la Armada, siendo 3 m más cortas que la última versión, además de la supresión del Mortero Antisubmarino "Limbo", que permitió la ampliación de la cubierta de vuelo para un Bell 206; y, la supresión del Sonar de Arrastre, siendo reemplazado con 4 MM-38 Exocet. La Almirante Condell (PFG-06) arribó a Valparaíso el 2 de septiembre de 1974, y la Almirante Lynch (PFG-07) lo hizo el 14 de febrero de 1975. Entre las acciones más importantes, está su participación en la flota contra la Armada Argentina en 1978, en el conflicto del Beagle.



A principio de 1990, ambas unidades fueron modificadas en astilleros chilenos. Entre sus modificaciones, están: la ampliación del hangar y el reforzamiento de la cubierta de vuelo (para los helicópteros AS535SC "Cougar"), además de la instalación de los misiles antisuperficie MM-40 Exocet con 70 km de alcance máximo. Con la obsolescencia del misil Seacat, y el accidente sufrido por la barcaza norteamericana USS "Lamoure County", se obtuvo el sistema artillero antimisil (CIWS por sus siglas en inglés) Phallanx, siendo instalado en la PFG "Lynch" en 2001, además del sistema de control SIS-DEF SP-100, de fabricación chilena. La PFG "Condell" recibió las mismas modificaciones en agosto de 2005. La fragata "Lynch" fue retirada del servicio activo en octubre de 2006, debido a la futura llegada de la fragata tipo 23 "Almirante Lynch". La fragata "Condell" fue retirada del servicio en diciembre de 2007, debido a la llegada de la segunda fragata tipo 23, "Almirante Cochrane"


La fragata Almirante Lynch

Fragatas Clase Leander Lote 3 (Ex-RN)

A principios de la década de 1990, se dieron de baja los destructores de la Segunda Guerra Mundial, "Ministro Zenteno" y "Ministro Portales" de la clase Allen M. Sumner, siendo reemplazados por dos unidades de Leander del Lote 3, siendo compradas la HMS "Achilles" y la HMS "Ariadne", llamadas en Chile "Ministro Zenteno" (PFG-08) y "General Baquedano" (PF-09), respectivamente.

Mientras que la "Baquedano" arribó a Valparaíso en junio de 1992, la "Zenteno" llegó a Chile a bordo de un Dique Flotante a Talcahuano, debido al mal estado en la mantención en Inglaterra, además de las modificaciones debido a que poseía el Mortero Limbo y el Sonar de Arrastre. En 1997 se desmontó de la "Zenteno" el sistema de misiles Seacat, siendo reemplazadas por 4 MM-38 Exocet, provenientes del DDG "Williams" de la Clase Almirante, dándole a esta fragata capacidad antisuperficie. Estas modificaciones estaban contempladas para la "Baquedano", pero debido al presupuesto para el fallido proyecto "Tridente", se dispuso que se le diera la baja en 1998 junto a seis unidades más.

En 2006, después de participar en la Revista Naval en honor al presidente Ricardo Lagos, la PFG "Zenteno" fue dada de baja en conjunto al DLH "Prat".

Unidades

 Nombre   Código   Astillero   Puesto en Grata   Botado   Asignado   Puerto de asiento   Estado 
Bandera naval de Chile Armada de Chile
Clase Condell
Almirante Condell PFG-06 Yarrow Glasgow-Escocia 5 de junio de 1971 12 de junio de 1972 21 de diciembre de 1973 Valparaíso Dada de baja el 13 de diciembre de 2007. Vendida al Ecuador y renombrada «BAE Presidente Alfaro»
Almirante Lynch PFG-07 Yarrow Glasgow - Escocia 1971 6 de diciembre de 1972 25 de mayo de 1974 Valparaíso Dada de baja el 4 de julio de 2007. Vendida al Ecuador y renombrada «BAE Moran Valverde»
Ministro Zenteno PFG-08 Yarrow Glasgow - Escocia 1 de diciembre de 1967 21 de noviembre de 1968 1990 Valparaíso Dada de baja en 2006
General Baquedano PF-09 Yarrow Glasgow - Escocia 1 de noviembre de 1969 10 de septiembre de 1971 1992 Valparaíso Dada de baja en 1998 y usado como blanco en 2004.


Venta al Ecuador

Las fragatas "Lynch" y "Condell", al ser dadas de baja, fueron vendidas a la Armada Ecuatoriana, según un comunicado hecho por el presidente Rafael Correa. Esta compra por parte de la Armada Ecuatoriana se hizo realidad el 7 de marzo de 2008, en una ceremonia a bordo de la fragata "Condell", y que contó con la presencia de los Ministros de Defensa y Comandantes en Jefe de las Armadas de ambos países. La PFG "Condell" debe ser entregada en marzo de 2008 con el nombre de BAE "Presidente Alfaro", y la PFG "Lynch" en mayo del mismo año con el nombre de BAE "Moran Valverde". La PFG "Zenteno", que estaba en espera de destino, terminó hundida en la bahía de Talcahuano, después de navegar a la deriva y sufrir severos daños en su casco debido al tsunami que afectó a esa zona el 27 de febrero de 2010.

El 18 de abril de 2008, se hizo realidad la primera parte del contrato, con el arriado del pabellón nacional de la PFG-06 "Almirante Condell", para dar paso al izamiento y entrega de la primera fragata, con el nombre de FM-01 BAE "Presidente Alfaro", con presencia de los Comandantes en Jefe de ambas Armadas.

Así mismo el 15 de octubre de 2008 se llevó a cabo la segunda parte del contrato, con la ceremonia de izamiento del pabellón ecuatoriano, rebautizado a la PFG-07 "Almirante Lynch" bajo el nombre de FM-02 BAE "Comandante Moran Valverde. A diferencia de su gemela, esta fragata si lleva consigo el CIWS Phallanx instalado en 2002, y se prevé que el sistema sea reinstalado en la fragata "Alfaro".

sábado, 5 de octubre de 2024

Chile: La previa al conflicto del Beagle

 

La guerra antes de la guerra

Por OSTORNOL VARELA, SERGIO .

 


Se narran los sucesos vividos en la planta industrial de Asmar en Talcahuano para reparar y reacondicionar unidades navales listas para su desguace, ad portas de la crisis con Argentina por el canal Beagle.

Casi dos y medio años antes de la tensión generada entre Argentina y Chile por cuestiones de límites en 1978, la Armada y en particular su astillero Asmar fueron protagonistas del alistamiento de las unidades de la Escuadra para enfrentar la crisis.

Se conoce como conflicto del Beagle al desacuerdo surgido entre la República Argentina y la República de Chile sobre la determinación de la traza de la boca oriental del canal Beagle, que afectaba la soberanía de las islas ubicadas dentro y al sur del canal, y al este del meridiano del Cabo de Hornos y sus espacios marítimos colindantes.

El 2 de mayo de 1977 la Corona británica dio a conocer el laudo arbitral, para resolver la disputa limítrofe argentino-chilena y que otorgó derechos de navegación en el canal a ambos países, quedando Chile con la mayor parte de las islas y los derechos oceánicos. El gobierno argentino declaró el fallo “insalvablemente nulo”, ordenando el movimiento de tropas a la zona en conflicto. Chile por su parte hizo lo propio para defender su soberanía. El desconocimiento del fallo arbitral era conocido por las altas autoridades con bastante anticipación a lo formalmente enunciado.

Estados Unidos había impuesto algunas medidas restrictivas contra Chile, en oposición al gobierno militar, dentro de las cuales estaba la prohibición de ventas militares al país, justo cuando más lo necesitaba. La iniciativa aprobada por el congreso de los Estados Unidos se conoció como Enmienda Kennedy, la que fue auspiciada por el entonces senador Edward Kennedy, como una acción de oposición al gobierno militar.

La Armada de Chile se vio seriamente afectada por esta disposición que además involucraba a la industria de defensa de terceros países proveedores de equipamiento militar. El autor desconoce el análisis efectuado por el gobierno de la época, pero el relato que sigue a continuación es la propia experiencia y desde la posición de jefe del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano.

Reunión con el almirante Merino

Sorpresivamente, una mañana de la primavera de 1976 fui citado a la oficina del administrador de la planta capitán de navío Óscar Paredes habiéndome instruido de recibir y acompañar al comandante en jefe de la Armada almirante Jose Toribio Merino, quien llegaría al astillero alrededor de las 10.30 hrs., proveniente del aeropuerto Carriel Sur, trasladándose de inmediato a la planta, en un automóvil asignado por la segunda zona naval.

En el intertanto, se me había dispuesto instalar algún sistema provisorio de iluminación a bordo del crucero O´Higgins, el cual yacía como parte de la escuadra del óxido (buques en espera de ser enajenados), luego de la avería sufrida algunos años antes y producto de la cual tenía extensos daños en su casco, sistemas de ingeniería y sistemas de armas, pero que además durante todo este tiempo había sido canibalizado en beneficio de su similar, el crucero Prat.

Al arribo del almirante Merino, subimos a bordo y pidió casco, un mazo, una linterna y guantes de seguridad. El buque estaba totalmente apagado, por lo que fue necesario ingresar a tientas para recorrer su interior. El almirante se jactaba de haber sido el primer oficial de la Marina de Chile, formado en control de averías en la Marina norteamericana.

Bajamos a los salones de máquinas y calderas y al departamento de servomotor, donde cada cierto trecho el almirante golpeaba los mamparos, haciéndonos notar que a su juicio el material de acero aún estaba en buenas condiciones.

Al término de la inspección superficial, salimos a toldilla, nos quedamos solos él y yo, inquiriendo mi opinión si creía que el buque era reparable, a lo cual respondí afirmativamente aunque me parecía de muy alto costo.

Desde ahí mirando a otros buques que yacían en espera de ser enajenados, me dijo:

me vas a tener que recuperar todas estas unidades porque nadie nos vende nada que tenga valor militar producto de la Enmienda Kennedy, tenemos que comprarnos nuestros propios buques para enfrentar a los argentinos.

Acompañé al almirante Merino a bajar del buque a través del largo portalón que lo unía a tierra, se subió al automóvil que lo estaba esperando y nos despedimos con un apretón de manos y sin honores, abandonó la planta industrial para regresar de inmediato al aeropuerto Carriel Sur. En mi fuero interior pensé que la idea del almirante me parecía una locura y lo comenté al regresar a la cámara de oficiales, porque ya era hora de almuerzo. Algunos oficiales e ingenieros que aún estaban en la cámara escucharon mi relato opinaron igual que yo.

CL O’Higgins

El día lunes siguiente, a primera hora llegó un escueto mensaje de la Dirección General de los Servicios, asignando fondos especiales para recuperar todos los buques que se encontraban fuera de servicio y nombrando una comisión especial integrada por el capitán de navío Arturo Niño de Zepeda, el capitán de navío Edmundo Smith, el capitán de fragata Fernando Medina, el capitán de corbeta Roberto de Bonnafos y el autor, entre otros.

La situación en los años ‘70 del siglo XX

Entre los años 1971 a 1977, la Marina se encontraba disminuida. Algunas unidades como los destructores Williams y Riveros, se encontraban en refit en Inglaterra, nuevas unidades se encontraban en construcción, como los submarinos Thomson y Simpson y las fragatas Condell y Lynch. Selectas tripulaciones se encontraban viviendo fuera del país. Asmar por su parte mantenía a un significativo grupo de oficiales y técnicos, en entrenamiento en el Reino Unido, capacitándose como parte de la transferencia de conocimiento para superar la dependencia extranjera a la hora de mantener y modernizar sus buques.

Súmese a ese contexto el que además en la base naval de Talcahuano se desarrollaban tres o cuatro grandes proyectos de modernización: la implementación y construcción del taller de armamentos, más conocido como proyecto Mapocho a cargo del capitán de fragata Oscar Bull, del taller de armas submarinas liderado por el entonces capitán de corbeta Gabriel Lafuente, el depósito de misiles liderado por el capitán de corbeta Raul Zamorano y el desarrollo del astillero de construcción naval a cargo sucesivamente de los capitanes Jaime Letelier y Nelson Ferrada.

Debido a que en 1972 ENAP había firmado un contrato con la empresa holandesa RDM, para explorar y explotar los yacimientos petrolíferos existentes bajo el mar, en el Estrecho de Magallanes, la Armada había comprometido su apoyo a través de Asmar, construyéndole las barcazas Simpayo y Manantiales y la plataforma autoelevatriz Diamond M Magallanes, por lo que una significativa parte de sus recursos estaban destinados a ello.

Así, la capacidad de la Marina estaba reducida y Asmar estaba distraído al momento de tener que recuperar las unidades en desguace próximos a ser enajenados, como el crucero O’Higgins, los submarinos tipo Fleet Obrien y Hyatt, los destructores tipo Fletcher Blanco y Cochrane, el APD Uribe, entre otros. También lo estaba el crucero Latorre, este último gravemente afectado por una falla detectada en sus tuberías de vapor, que hacía de alto riesgo su operación, razón por la que la Armada determinó dejarlo fuera de servicio.

Dentro del programa normal anual de reparaciones de los buques había que insertar un programa especial para recuperación de las unidades obsoletas, en un esfuerzo conjunto Armada-Asmar y en que el primero debía hacerse cargo de la adquisición de equipos, partes y repuestos, además del entrenamiento de su personal y el astillero más que duplicar sus capacidad para atender a todos los nuevos requerimientos.

DD Blanco Encalada

Las unidades a recuperar habían sido progresivamente canibalizadas, esto es, que gran parte de sus piezas y partes eran usadas en otros equipos similares de unidades aún en servicio, pero ese no era el mayor problema. Por un lado se tuvo que fabricar aquellos donde las fuentes normales de suministro estaban bloqueadas por las disposiciones de la Enmienda Kennedy y el departamento de ingeniería de Asmar Talcahuano tuvo que asumir la misión de convertirse en el nexo entre las direcciones técnicas de la Armada, los talleres de Asmar, las empresas sub contratistas externas, dibujando o escribiendo una gran cantidad de documentos, planos y especificaciones técnicas para definir los trabajos a realizar.

Una buena idea

Fue el capitán de corbeta Roberto De Bonnafos quien había sido designado jefe del departamento de Ingeniería del crucero O´Higgins, quién en una amena charla vespertina me propuso una genial idea. Los buques transferidos en la década de 1950, por la Marina de Estados Unidos, los habían ido a buscar personal que estuvo embarcado en ellos por más de 25 años, quienes en esa época eran grumetes o marineros y sus superiores suboficiales o sargentos, les habían hecho dibujar los sistemas de ingeniería y armamento, hasta el último detalle, como parte de su aprendizaje, por lo tanto era probable que algunos aún tuviesen copias de la documentación técnica. Nos fuimos juntos a la Dirección del Personal, donde en el Departamento 2 se encontraba el suboficial escribiente Loayza, a quien habíamos conocido en la escuela de Ingeniería Naval, mientras cursábamos especialidad de ingeniería eléctrica, pensando que el sabría dónde y cómo ubicar a algunos de estos sub oficiales de diversas especialidades, ya retirados y que hubiesen estado embarcados por largo tiempo en la unidades a reconstruir.

Loayza nos pidió unas dos semanas de plazo en la búsqueda de los mejores candidatos necesarios para ponerlos a trabajar como soporte de los ingenieros, técnicos y dibujantes del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano, quienes tendrían la responsabilidad de asesorar para restituir la documentación faltante. Efectivamente, dos semanas más tarde nos llamó el suboficial Loayza para avisarnos que ya contaba con una primera lista de candidatos (nótese que en aquellos años no había computadores).

Loayza nos entregó el listado de nombres y presuntas direcciones de residencia y con Roberto nos distribuimos el trabajo de visitar a cada uno de los candidatos a su casa. Fue una sorpresa increíble el que efectivamente los entrevistados conservaban sus cuadernos de memoria los que contenían la información que se necesitaba o al menos parte de ella (en aquellos años no había escáner, fotocopiadora ni máquinas fotográficas digitales). De los casi 50 nombres seleccionamos unos 20 especialistas entre mecánicos de máquinas, caldereros, electricistas, electrónicos, radaristas, navegantes, artilleros y torpedistas, a quienes ofrecimos incorporarse a la Armada para trabajar en Asmar. Todos ellos, sin excepción, se suscribieron positivamente y contamos con su participación hasta el final del proyecto. De hecho, algunos se embarcaron en las unidades una vez recuperadas, como parte de la garantía de servicio del astillero reparador y zarparon al teatro de operaciones austral. (Lamento no conservar sus nombres por cuanto hoy podrían haber sido propuestos como héroes merecedores al menos de una medalla por los servicios prestados).

Al lado de cada ingeniero asignamos a uno de estos colaboradores asesores, para redibujar los sistemas de las unidades en recuperación, asesorar las adquisiciones y más adelante su función fue de inspección técnica de obra, acompañando a los diversos talleres del astillero o la empresa contratista y la presencia en la implementación y pruebas de taller o final.

El valioso aporte de la industria nacional

Debido a la enmienda Kennedy uno de los beneficios fue neutralizar la exención de impuestos de importación que por ley tenían las fuerzas armadas, haciendo económicamente viable las compras a nivel nacional. El departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano se convirtió en el soporte no solo para la producción propia del astillero, sino también para reeducar a varias empresas en el cumplimiento de especificaciones militares propias de la Armada y que debían ser cumplidas a la hora de producir los bienes requeridos. Entre algunas de estas empresas participaron: Maestranza Edyce, Maestranza Cerrillos, Maestranza Sigu, Empresa Sigdo Koppers, Cap Huachipato, Indura, Cocesa, Compac, Vapores Industriales, Oppicci, Vidrios Lirquen, Sinel, Sisdef, Eseval, Adolfo Stierling, Rhona, Phillips, Asmar V, Comercial Limache, Aislapol, Famae, UTFSM, U de Concepción, ABSTECH, DNV, Lloyds, etc.

Debo reconocer que me sorprendió la capacidad y disposición de la industria nacional para responder a nuestras necesidades asimilando con diligencia el cumplimiento de especificaciones militares.

SS Simpson

El departamento de ingeniería naval llegó a ocupar dos pisos del edificio de la administración de Asmar Talcahuano, para acomodar a cerca de 200 profesionales que trabajaron en este megaproyecto.

Al esfuerzo realizado por diversos organismos de la Armada adhirieron organismos externos tales como Asimet, Sofofa, el Colegio de Ingenieros, la Asociación Nacional de Armadores, etc., quienes sin duda entendían la gravedad de la situación generada ante la restricción impuesta por Estados Unidos.

Los centros de formación técnica

Importante fue el silencioso aporte de los centros de formación como la Escuela de Artesanos Navales, bajo la dirección del capitán de fragata Marcelo Mahuzier, quien nos permitió organizar conjuntamente algunos cursos de capacitación aplicada tanto para personal de la Armada como del astillero, especialmente en el momento en que había tantos proyectos mayores en ejecución y donde era necesario contar con personal calificado, competente y capacitado.

El caso del crucero Latorre

La Dirección de Ingeniería de la Armada había firmado un contrato de servicio con la firma Combustion Engineering, de Connecticut, EE.UU., contrato que tenía por propósito el desarrollo de los planos de fabricación y el suministro de secciones de tuberías y válvulas para reparar el sistema de vapor de alta presión del buque. La entrega del suministros se produjo poco después que la enmienda Kennedy entrara en aplicación.

Es por ello que para materializar la entrega viajó un solo ingeniero norteamericano, quien llegó a Talcahuano en forma muy reservada, tanto así que estuvo solo una noche hospedado en el hotel Araucano de Concepción.

A primera hora del día siguiente, tuvimos una breve reunión presidida por el jefe de producción de Asmar (T) donde el ingeniero hizo una breve declaración, advirtiendo que estaba infringiendo la ley norteamericana y por tanto no podía entregarnos los planos y la documentación técnica elaborada por la oficina de ingeniería de la firma norteamericana. Como yo ocupaba la posición de jefe del departamento de ingeniería naval de Asmar Talcahuano y había administrado en parte el contrato, luego de su breve introducción, ante la mirada incrédula de los presentes se despidió de los asistentes y me pidió que lo acompañara al vehículo que lo llevaría al aeropuerto. En el trayecto me solicitó que le indicara el lugar donde hubiese un basurero, botó el paquete que traía en su maletín y me pidió que lo abriese una vez él dejara el astillero. Así lo hice y tragándome la dignidad por la Patria, recogí los planos y documentos descartados, regresando a la sala de reuniones para informar lo sucedido.

CL Latorre

Los planos contenían toda la información requerida para hacer el trabajo de instalación y montaje, así como las instrucciones de trabajo y protocolos de pruebas que debían ser realizados una vez estuviese armada la tubería.

El caso crucero O´Higgins

Si bien la avería que sufrió el crucero fue su casco, el mayor daño fueron los componentes eléctricos, generadores, motores, tableros, interruptores, protecciones y cables de alta, media y baja tensión, por lo que la reparación consistió en la reanudación total de estos últimos. Un trabajo largo y complejo, porque previamente había que remover los cables originales, luego tender los cables nuevos y sellar las pasadas de mamparos para restituir la estanqueidad. Después de todo me parecía que el haber recuperado el crucero de alguna manera era el mínimo precio por la pérdida de mi gran amigo teniente Guillermo Arriagada, quien diera su vida durante la operación de salvataje que procedió a la varada.

Las plataformas de vuelo

A medio camino recibimos un nuevo requerimiento de la Armada consistente en dotar de cubierta para helicóptero para operar con helicópteros Aerospatiale SA-319B Alouette III, en todos los buques donde fuese factible, en particular en los destructores Portales y Zenteno, recientemente llegados al pais. Este tema generó una amplia discusión técnica respecto de las normas a seguir. Finalmente tanto la Dirección de Ingeniería como la Dirección de Armamentos optaron por no innovar y ceñirse a lo establecido en las normas de la Marina norteamericana donde se define que la plataforma debía ser capaz de recibir un helicóptero en todo tiempo. Por la antigüedad no nos permitieron utilizar normas más modernas ya desarrolladas por la industria petrolera Offshore y consecuencia de lo cual las plataformas resultaron mucho más pesadas, solo por el no uso de materiales modernos que había desarrollado la industria naval.

La implementación de señuelos

Alguien tuvo la idea de instalar algunos señuelos en algunos buques de superficie, como lanzadores de misiles hechos de madera o antenas de radar y comunicación hechos de alambre. La gente estaba tan empoderada que todos los días se recibían sugerencias sobre nuevos elementos que pudiesen engañar o desorientar a un observador a primera vista.

La premura y el entusiasmo

El deseo natural de terminar pronto el ciclo de reparaciones así como el exceso de entusiasmo del personal del astillero, terminó siendo un factor negativo porque se cometían muchos errores al intentar ahorrar tiempo y saltarse algunos pasos y controles.

Término de reparaciones extensas

Debo reconocer que reparaciones extensas o reconstrucciones de esta magnitud, son muchísimo más difíciles y costosas que una nueva construcción naval.

Al terminar las mismas no hubo celebraciones, discursos ni champañazos como en una botadura y por ello la gente se quedó con una sabor amargo.

A fines de septiembre de 1978, a los jefes de departamentos de Asmar Talcahuano se nos pidió una relación del personal recomendado a ser transferido a la Armada, advirtiendo que no solo pusiésemos aquellos que no podrían estar en Lista 3, si no todas las calificaciones; a pocos días de la Navidad, cuando las Escuadras de Argentina y Chile se encontraban en la zona austral, tuvimos que informar al personal seleccionado que debían irse de vacaciones y que su contrato terminaba el 31 de diciembre de 1978, basado en razones de costo por la baja carga de trabajo que ahora debía enfrentar el astillero.

Notificar a cada uno de los despedidos fue una dura experiencia, la gente no lo podía creer ni menos comprender, luego del esfuerzo realizado.

Entre algunos participantes en esta guerra estuvieron Guillermo Garcia, Luis Urbina, Rene Bazán, Carlos Agüero, Sergio Garcia, Lionel Doren, Michael Gubbins, Eduardo Barruel, Manuel Burgos, Arturo Partarrieu, Arturo Medina, Leonardo Cid, Sergio Balocchi, Damir Mandakovic, Roberto Rivera, Luis Irribarra, Reinaldo Roepke, Juanita Santos, Janet Peñailillo, Doris Lopez, Alejandro Quezada, Cesar de la Fuente y otros. No me cabe duda que hay cientos de nombres de marinos y civiles que compartieron esta guerra de más de dos años y cuyos nombres me temo han caído en el olvido en el transcurso del tiempo.

APD Uribe

No puedo terminar sin referirme a las esposas de estos héroes anónimos. Ellas tuvieron un destacado rol al asumir la noble función de reemplazar a los padres ausentes toda vez que el trabajo era la primera prioridad. Ellas tuvieron que contener a los niños en oportunidades de periódicos ejercicios de oscurecimiento que interrumpían la labor cotidiana justo a la hora de hacer sus tareas escolares.

Cruceros, destructores y submarinos integraron la mayor flota que alguna vez haya tenido la Marina de Chile para apoyar las gestiones diplomáticas en curso. Al anochecer del 21 de diciembre de 1978 se encontraron las escuadras de Argentina y Chile, en la zona austral y estuvieron próximas a entrar en combate.

Para quienes participamos de la preparación de nuestros buques, era la Guerra por la Paz, donde los únicos enemigos fueron el tiempo cronológico para cumplir una apretada agenda en preparar los buques de la Escuadra y el lluvioso tiempo meteorológico de la zona con dos inviernos consecutivos

¡Ambos fueron ampliamente derrotados!


miércoles, 2 de octubre de 2024

Crisis del Beagle: El desastroso recorrido del submarino Simpson chileno

 

La desconocida historia del submarino Chileno, que estuvo a horas de activar la defensa





La Fuerza de Submarinos de la Armada de Chile en el conflicto de 1978

Al mando del “Simpson”, el capitán de navío (r) Rubén Scheihing tuvo en 1978 la misión más difícil de su carrera: impedir por las armas la invasión argentina.
Para ello debió enfrentar múltiples desventajas y el peso de una tarea en la que no tenía margen de error.
Hace exactamente 30 años, 81 chilenos aguardaban el inicio de la guerra metidos en un viejo tubo de hierro.
La tripulación del submarino “Simpson” tenía una orden perentoria del almirante José Toribio Merino: impedir por las armas cualquier intento de desembarco argentino en las islas del Beagle.
De máximo riesgo, la misión encerraba además dos problemas que la hacían casi suicida: el “Simpson” era un sumergible veterano de la II Guerra Mundial que difícilmente escaparía del contraataque enemigo; y tendría que enfrentar la hora “H”, el inicio del ataque trasandino, en solitario. Este adverso escenario convirtió la extenuante patrulla de guerra del “Simpson” -duró casi 70 días- en uno de los capítulos más desconocidos de la tensión que a fines de 1978 estuvo a punto de enfrentar a Chile y Argentina. Treinta años después, el comandante de esa nave, el capitán de navío (r) Rubén Scheihing, revela los secretos de una misión en la que, reconoce, “envejecí algunos años”.

Solo y sin snorkel

A comienzos de 1978, la Armada tenía cuatro submarinos, pero sólo tres disponibles. El “Thomson”, gemelo del “Simpson”, estaba desguazado, y los recién llegados “Hyatt” y “O’Brien” eran de los más modernos de la región.
La Flota de Mar (Flomar) de Argentina también tenía cuatro submarinos, pero todos operativos: dos estadounidenses de la II Guerra Mundial (“Santa Fe” y “Santiago del Estero”) y dos 209 alemanes (“San Luis” y “Salta”) recién comprados.
A fines de año, la ventaja argentina pasó de leve a mayúscula. El “O’Brien” entró a dique para mantención y al “Hyatt” le falló un motor. Tuvo que regresar a Talcahuano.
La noticia caló hondo en el “Simpson”. Durante todo el año, y a medida que las negociaciones diplomáticas con Argentina se empantanaban, la tripulación había entrenado intensamente para repeler una eventual invasión. Ahora tendrían que hacerlo solos.
Y ése no era el único factor en contra. Por su antigüedad, la nave carecía de snorkel, una especie de tubo de escape retráctil que le permite navegar a 20 metros bajo la superficie usando sus motores diésel. Éstos, a su vez, recargan las baterías eléctricas, que son las que pueden llevarlo a silenciosos descensos de hasta 600 pies de profundidad.
Sin snorkel, el “Simpson” estaba obligado a emerger por períodos de hasta ocho horas para recargar baterías, haciéndose detectable para los radares o aviones enemigos.
En la práctica, el buque no podía sumergirse más de 24 horas, y a escasos cinco nudos por hora. Si había que evadir un ataque, las baterías se agotarían antes.
Scheihing recuerda que otra desventaja era el armamento. La “Enmienda Kennedy” había dejado a los submarinos chilenos con antiguos torpedos a vapor MK 14 y MK 27. Los argentinos tenían eléctricos MK 37, de más alcance y confiabilidad. “No había otra cosa. Si había que tirarles piedras, se les tiraban”, explica.
Por eso, cuando recibió la orden de Merino, tomó el sistema de comunicación interna, leyó el mensaje a sus hombres y los arengó: “¡Esto significa que estamos viviendo, a partir de este instante, una situación de guerra con Argentina. Como todos sabemos, es posible que nos hundan, pero me comprometo con ustedes a que antes que eso suceda, a lo menos, nos llevaremos a dos de ellos!”. Tras un momento de silencio, detalla el comandante, “se escuchó como un rugido en todo el submarino: ‘¡Viva Chile, m…!'”.
Pero si atacaba por error, este oficial dejaría a Chile como país agresor y en una compleja perspectiva de cara a una negociación de paz.
“Fue una situación de guerra (…) Yo estaba autorizado para romper las hostilidades. ¡Imagínese! Era el primer contacto. La responsabilidad era tremenda. Primero, porque rompería las hostilidades, y segundo, porque pondría en jaque la seguridad del submarino, que es lo de menos cuando se trata de hundir al resto”, explica.

¿Disparó el “Simpson”?

Ricardo Burzaco, experto argentino en el tema, publicó recientemente una investigación sobre las operaciones submarinas transandinas de 1978 en la revista Defensa y Seguridad.
Allí sostiene que el “Simpson” fue descubierto dos veces por sumergibles argentinos. Primero por el “Santiago del Estero”, que lo encontró cargando baterías en la superficie, y luego por el “Salta”, justo antes de la hora “H”, que también lo divisó a nivel del mar. La máxima tensión reinante llevó a que el capitán argentino ordenara preparar torpedos.
Como no estaban en aguas argentinas, agrega Burzaco, el comandante argentino dudó en atacar. En ese momento el oficial sonarista lanzó una alarma de torpedo enemigo, por lo que ordenó una maniobra evasiva. Luego, el rumor de un supuesto proyectil chileno se desvaneció.
Tajante, Scheihing niega esta versión y asegura que el “Simpson” nunca tuvo contacto con adversarios. “No hubo lanzamiento. Nunca disparamos nada. Estábamos listos, pero le garantizo que no (disparamos)”, sostiene.
Hacia el final de la patrulla, la tripulación del “Simpson” ya sentía el rigor de la tensión bélica. Los víveres eran escasos, no quedaban alimentos frescos y el aire dentro del submarino era pesado, mezcla de aceite y gases. Sólo podían bañarse -si limpiarse el cuerpo con una esponja mojada puede considerarse un baño- cada tres días. Sólo querían que el conflicto se zanjara de una vez, por las armas o por la paz.
La providencial conjunción de una tormenta con olas de hasta 15 metros, que retrasó la operación “Soberanía”, y la mediación del Papa Juan Pablo II, sin embargo, terminarían por impedir el enfrentamiento. El “Simpson” pudo volver a su base.
“Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan ‘Soberanía’, esto no se habría podido parar”, concluye el vicealmirante (r) Hernán Rivera.

El “Prat”, primer objetivo argentino

Si el “Simpson” abría fuego contra una invasión argentina, enseguida sería el turno del crucero “Prat”, buque insignia de la Escuadra que debía disparar su artillería contra la flota de desembarco adversaria.
A bordo estaba el ahora vicealmirante (r) Hernán Rivera, por entonces jefe del estado mayor de la Escuadra.
Por su naturaleza, el “Prat” probablemente habría sido el primer objetivo de los ataques argentinos, tanto aéreos como marítimos y submarinos. En el buque insignia lo sabían, pero nadie, dice Rivera, manifestó temor. “En la gente nuestra no había ninguna duda. El espíritu era ir cuanto antes a la guerra y definir esta cuestión”, sostiene.
La gran ventaja de la flota argentina, explica, era el portaaviones “25 de Mayo”, que le daba supremacía aérea y hacía vulnerables a los buques chilenos.
La Escuadra chilena, agrega, tenía a su favor la cohesión alcanzada por las tripulaciones tras un año de intenso entrenamiento, la eficiencia de la aviación naval -informaba cada cuatro horas la posición de los buques argentinos- y el refugio natural que ofrecían los fondeaderos en los canales.
“Ellos sabían que estábamos en el sur, pero no sabían dónde (…) Los fondeaderos de guerra son lugares absolutamente camuflados donde es imposible ver los buques, ni siquiera sobrevolando”, asegura Rivera.
Así, las naves chilenas lograban disimular falencias como la escasez de pertrechos, debido al embargo de Estados Unidos, y el hecho que la iniciativa estaba en manos de los argentinos.
Con todo, admite el retirado oficial, “el ‘Prat’ habría sufrido daños importantes como consecuencia del ataque de los aviones del ’25 de Mayo’. Por eso nos colocamos en una disposición de combate en la que primero estaban los buques misileros, que en el fondo eran los que iban a decidir esta cuestión en el combate de superficie”.
Rivera recuerda como el momento más crítico el 20 de diciembre de 1978, cuando recibieron la orden de salir al paso de la flota argentina. El vicealmirante Raúl López Silva, comandante en jefe de la Escuadra, reunió a los capitanes de todos los buques y les advirtió: “Señores, vamos a definir esta situación de una vez por todas. Se acabaron los ejercicios. La próxima vez que toque un zafarrancho de combate significa que estamos enfrentados a los argentinos”.
Pocas horas después, cuando la Escuadra aún salía hacia el teatro de operaciones, sonó el citado zafarrancho. “Le prometo que nunca vi tanta rapidez para cubrir los puestos de combate”, recuerda Rivera. La alarma, eso sí, resultó falsa. El “contacto” del sonar resultó ser una sonda estadounidense que recolectaba datos atmosféricos.
Así fue que ambas fuerzas llegaron a estar a unas 10 horas de poder atacarse con sus misiles, lo que fue impedido por la mediación papal. Rivera asegura que la Divina Providencia también hizo lo suyo, desatando un temporal que dilató la “Operación Soberanía”, que debía comenzar tres días antes de la “Hora H” con la toma de unas pequeñas islas al sur del Beagle.
“Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan ‘Soberanía’, esto no se habría podido parar”, concluye.
Autor:Iván Martinic
diario.elmercurio.cl/
www.youtube.com/watch

sábado, 28 de septiembre de 2024

Destructor: Clase Almirante (UK/Chile)

Destructor clase Almirante

 




La clase Almirante fue una serie de dos destructores construidos para la Armada de Chile por Vickers-Armstrongs en Barrow-in-Furness, Reino Unido, en 1960. Sirvieron hasta finales de 1990. Estaban equipados con cuatro cañones Vickers de 4 pulgadas (101 mm) prototipo, un arma de doble propósito naval. Los barcos fueron modernizados en Gran Bretaña en 1975, y se dieron de baja a finales de 1990. 

Programa

Chile decidió modernizar su flota de destructores en la década de 1950 y se volvió a los astilleros británicos para cumplir la orden. Se recibieron ofertas de Vickers y John I. Thornycroft & Company1​ con el diseño de Vickers elegido. La orden fue anunciada en enero de 1954 y finalizada en 1955. Los sensores son una mezcla de radares ingleses y de los Países Bajos .

Chile había considerado comprar un segundo par de destructores a mediados de la década de 1960,1​ pero compró dos fragatas clase Condell, un derivado de la fragata clase Leander en su lugar.

Denominación Nombre Epónimo de Completado Dado de baja
DDG-18 Almirante Riveros Galvarino Riveros 31 de diciembre de 1960 Hundida como blanco en 1998
DDG-19 Almirante Williams Juan Williams Rebolledo 26 de marzo de 1960 Hundida como blanco en 1998


Vickers ofreció dos buques similares a la Armada Nacional de Colombia, pero los colombianos compraron dos destructores de la clase Halland de Suecia en su lugar.


País productor UK
Datos generales
Astillero Vickers-Armstrongs, Barrow-in-Furness
Países en servicio  Armada de Chile
Tipo Destructor
Estadísticas
Primera unidad  Almirante Riveros (DDG-18)
Última unidad  Almirante Williams (DDG-19)
Clase anterior Clase Serrano
Clase posterior N/A
Periodo servicio 1960-1998
Unidades planteadas 2
Unidades concluidas 2
Unidades dadas de baja 2
Unidades hundidas 2 (como blanco en ejercicios)
Características de la clase
Desplazamiento • 2730 t estándar
• 3300 t a plena carga.
Eslora 122,5 m
Manga 13,1 m
Calado 4 m
Armamento Original:
• 4 cañones de 101 mm (4 × 1)
• 5 cañones de 40 mm (2 fueron reemplazados por misiles SAM Seacat en 1964)
• 5 tubos de torpedo de 533 mm
• 2 morteros antisubmarinos Squid
1975
• 4 cañones de 101 mm (4 × 1)
• 3 cañones de 40 mm
• Misiles SAM Seacat
• 4 misiles Exocet
• 2 morteros antisubmarinos Squid
• 6 tubos lanzatorpedos antisubmarinos de 324 mm
Propulsión • Calderas Babcock and Wilcox
• 2 Turbinas Parsons
• 2 hélices
Potencia 54 000 hp
Velocidad 34,5 nudos (65 km/h)
Autonomía 6000 mni a 16 nudos
(11 000  a 30 km/h)
Tripulación original: 266
• 17 oficiales
• 259 suboficiales y marineros


Vida operacional

Su principal característica eran los cañones automáticos de 4 pulgadas, que originalmente estaban destinados al acorazado Latorre.

En 1964 se les instaló en Talcahuano los misiles antiaéreos Seacat de origen británíco, convirtiéndose así en las primeras unidades en Latinoamérica con contar con este tipo de misiles.

El Almirante Williams fue modernizado entre 1971 y 1974 donde se le instaló misiles antibuque MM38 Exocet, luego entre 1973 y 1975 el Almirante Riveros recibió las mismas modificaciones.

Entre 1988 y 1990, se les retiró a ambos la cuarta torre de cañón, a fin de facilitar las labores de recepción y envío de materiales vía helicópteros, junto con obtener piezas de repuesto para mantener operativos los cañones restantes.


sábado, 2 de diciembre de 2023

Buque hospital: Ejemplares en las marinas latinoamericanas

 Buques hospitales: un activo vital para SOUTHCOM y las armadas sudamericanas

Por Wilder Alejandro Sánchez || CIMSEC

la marea del sur

Escrito por Wilder Alejandro Sanchez,  The Southern Tide  aborda temas de seguridad marítima en toda América Latina y el Caribe. Analiza los desafíos que enfrentan las armadas regionales, incluidos los presupuestos de defensa limitados, las tensiones interestatales y los delitos transnacionales. También examina cómo estos desafíos influyen en las estrategias de defensa actuales y futuras, las adquisiciones de plataformas y las relaciones con los poderes globales.

“Ya sea [trabajando] contra el COVID, las organizaciones criminales transnacionales, las acciones depredadoras de China, la influencia maligna de Rusia o los desastres naturales, no hay nada que no podamos superar o lograr a través de una respuesta integrada con nuestros aliados y socios interinstitucionales”. General Laura J. Richardson, Comandante, Comando Sur de EE. UU.

El buque hospital USNS Comfort (T-AH-20) ha regresado a aguas latinoamericanas, ya que el buque realizó una misión de asistencia médica en el Caribe de octubre a diciembre de 2022. Esta es la primera vez en años que Comfort ha estado en la región . desde que comenzó la pandemia. Otras marinas sudamericanas también cuentan con buques hospitales que realizan misiones similares, principalmente para sus poblaciones nacionales. Los barcos hospitales son algunos de los activos más vitales pero subestimados de la región, además de ser uno de los elementos más tangibles de cuántas poblaciones regionales interactúan con las armadas. Los EE. UU. y los países de la región deberían considerar los beneficios de las operaciones de los barcos hospitales con miras a invertir potencialmente en más de estos valiosos barcos.

Vuelve la comodidad

Como parte de la Operación Promesa Continua 2022 (CP2022), organizada por el Comando Sur de las Fuerzas Navales de EE. UU./Cuarta Flota de EE. UU., el  buque hospital de 1.000 camas  encargado en 1986 visitó Colombia, República Dominicana (RD), Guatemala, Haití y Honduras. El barco partió de la Estación Naval de Norfolk el 19 de octubre y regresó a Norfolk el 21 de diciembre. Como explicó SOUTHCOM durante la operación, “Durante estas paradas de la misión, los equipos médicos de Promesa Continua se concentrarán en trabajar junto con el personal médico de la nación socia para brindar atención a bordo y en sitios médicos terrestres para aumentar la preparación médica”.

Algunos servicios médicos que se ofrecen a los ciudadanos de América Latina y el Caribe incluyen medicina preventiva, exámenes de optometría, cirugía general, distribución de anteojos y capacitación en salud pública. La tripulación de Comfort para CP2022 tenía personal militar de socios estadounidenses, incluidos " Canadá, Chile, República Dominicana , Ecuador, Países Bajos, Reino Unido y más de una docena de organizaciones no gubernamentales".

La General Laura Richardson, quien asumió el mando de SOUTHCOM en 2021, participó personalmente en la misión humanitaria. Viajó a Colombia cuando Comfort estaba allí y visitó la República Dominicana para observar “la misión humanitaria #ContinuingPromise de #USNSComfort y reunirse con funcionarios de seguridad para hablar sobre la asociación USUS-#DominicanRepublic”, tuiteó SOUTHCOM el 29 de noviembre.


SANTO DOMINGO, República Dominicana (27 de noviembre de 2022) – El buque hospital USNS Comfort (T-AH 20) se encuentra anclado en el puerto de Santo Domingo, República Dominicana el 27 de noviembre de 2022. (Foto de la Marina de los EE. UU. por Mass Communication Specialist 3ra Clase Deven Fernández)

El CP2022 fue el octavo despliegue de Comfort en la región desde 2007. Desde 2007, el personal médico de Continuing Promise ha tratado a más de 582 000 personas y ha realizado más de 7000 cirugías, señala SOUTHCOM.

Buques hospitales en América del Sur

Comfort no es el único buque hospital que opera en aguas latinoamericanas. Una lectura rápida encuentra varios de estos activos invaluables en las armadas regionales.

Perú es un buen ejemplo. El astillero del país SIMA ha construido una flota de barcos de servicios médicos y sociales (Plataformas Itinerantes de Acción Social:  PIAS ) que operan a lo largo de los diversos ríos de Perú, con una plataforma, PIAS Lago Titicaca I , asignada exclusivamente para navegar en el lago Titicaca, que Perú comparte con bolivia Los barcos brindan servicios médicos y estatales, como la emisión de documentos de identidad nacionales y servicios bancarios. Por ejemplo, el Lago Titicaca zarpó  el 14 de noviembre  del puerto de Puno para asistir a las poblaciones de Moho, Yunguyo y Puno con 14 escalas. Esta fue la cuarta gira del barco solo en 2022.


El buque PIAS Lago Titicaca I. (Foto vía Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social de Perú)

La Marina de Brasil opera varios barcos hospitales ( N avios de Assistência Hospitalar : NAsH):  Doutor Montenegro (U16),  Oswaldo Cruz  (U19),  Carlos Chagas  (U19),  Soares de Meirelles  (U21) y  Tenente Maximiano  (U28). Actualmente se está construyendo un nuevo buque,  Anna Nery  (U170) . Al igual que el PIAS de Perú, estos barcos navegan regularmente por los ríos brasileños, brindando asistencia médica a comunidades ribereñas aisladas.

Andrea Resende, Ph.D., Profesora Asociada del Centro Universitario de Belo Horizonte ( UNIBH ), explicó al autor, cuatro buques operan en la región amazónica, compuesta por los distritos navales 4 y 9, y opera el NASH Tenente Maximiano en el 6º Distrito, la región del pantanal. Doutor Montenegro  llevó a cabo  la Operación Acre XXII en 2022, visitando comunidades indígenas y ribereñas en los estados de Acre y Amazonas. Con una tripulación de 85 militares y 29 expertos en salud, la embarcación brindó una variedad de servicios, como exámenes de rayos X, cirugías, mamografías, pruebas de VIH, dengue y malaria, y también suministro de vacunas.

Resende destacó la importancia de esta flota – “Son la principal fuente de apoyo médico para los indígenas y los 'Riberinhos', una población tradicional en Brasil… Teniendo en cuenta que el Pantanal y la región amazónica tienen grandes masas de agua pero baja distribución demográfica, la flota de NAsH es la única fuente de asistencia médica que puede llegar a esas poblaciones”. Los helicópteros pueden llegar a estas comunidades con equipos y suministros vitales, pero los barcos llevan más personal y capacidad para brindar servicios a bordo.


El Buque de Asistencia Hospitalaria de la Marina de Brasil Soares de Meirelles (U21) en el Río Negro.
El nombre es un homenaje a Joaquim Cândido Xavier Soares de Meirelles, patrón del Cuerpo de Salud de la Marina de Brasil. (Foto de la Marina de Brasil por Cabo Jhonatan)

Resende señaló que las operaciones humanitarias realizadas por la Marina de Brasil también cuentan con alianzas: “La Marina realiza operaciones con el Sistema Único de Salud (SUS) y con ONG. Por ejemplo, en noviembre de 2022, el  NAsH Carlos Chagas  operó con la ONG Operación Sonrisa, trayendo un equipo multidisciplinario para tratar pacientes con labio/paladar hendido en la región amazónica”, explicó.

Otro ejemplo es la Armada de Chile, que opera una lancha patrullera médica (Patrullero Médico Dental-74),  Cirujano Videla . El buque se puso en servicio en 1994 como patrullero, pero fue modificado por el astillero estatal chileno ASMAR. En 2006, se le cambió el nombre y se le asignó la tarea de realizar tareas médicas, además de otras misiones. Del 15 al 19 de noviembre, Videla asistió a comunidades de Quellón y Queilen, Sur de Chile. Desde su puesta en servicio hace más de una década y media, el buque ha brindado “ más de 80.000 servicios médicos  ” para asistir a la población del archipiélago chileno de Chiloé.

Mario Pedreros, oficial retirado de la Armada de Chile y vicepresidente de The Georgetown Consulting Group, con sede en Washington DC, explicó a este autor que la Armada de Chile y el servicio de salud de Chiloé firmaron un convenio de cooperación mediante el cual Videla navega el archipiélago integrado por algunos 50 islas para ayudar a las comunidades locales que pueden oscilar entre 20 y 200 personas cada una. “Los servicios médicos que brinda el PMD Videla en el archipiélago de Chiloé son la única opción que tienen los habitantes” para acceder a los servicios médicos, señaló Pedreros. De ahí que los despliegues de Videla sean “imprescindibles y una operación que solo la Armada puede dar, y eso es reconocido y apreciado por los vecinos”.


Patrullero Médico Dental de la Armada de Chile Cirujano Videla (PMD-74) (foto de la Armada de Chile)

Navegando hacia adelante

Tener barcos hospitales en una flota trae ventajas obvias en tiempos de guerra. Sin embargo, las armadas de Brasil, Chile y Perú utilizan sus barcos hospitales para ayudar de manera rutinaria a sus conciudadanos. De manera similar, Comfort es una expresión significativa del deseo de los Estados Unidos de ayudar a las personas necesitadas en todo el hemisferio. Pero se puede hacer más para aprovechar estas plataformas y capitalizar la buena voluntad que se han ganado.

En un comentario anterior , este autor argumentó que SOUTHCOM debería tener un buque hospital asignado de forma permanente. Se puede hacer un argumento similar para las armadas latinoamericanas. Para Brasil y Perú, más barcos hospitales fluviales son ciertamente bienvenidos. Es un avance positivo que la flota PIAS en Perú sea bastante moderna, ya que fue construida durante la última década (una idea del ex presidente Ollanta Humala), mientras que Brasil está construyendo Anna Nery– el primero de la flota activa en tener un nombre femenino, otro desarrollo positivo. Por lo tanto, no es impensable que SIMA de Perú y un astillero brasileño puedan asociarse en una empresa conjunta para diseñar un nuevo modelo de barcos hospitales fluviales. Del mismo modo, dado que la Armada de Chile busca mejorar su flota de buques de transporte mediante la construcción nacional de nuevas plataformas en el astillero estatal chileno ASMAR, la construcción de un buque hospital adicional es una idea que no debe pasarse por alto. 

Dicho esto, las armadas regionales tienen embarcaciones multipropósito que pueden utilizarse para operaciones de HA/DR o asistencia médica. Perú cuenta con la Plataforma de Aterrizaje Muelle BAP Pisco (AMP-156), y su buque hermano BAP Paita fue botado el 9 de diciembre. De igual manera, Chile cuenta con otras plataformas logísticas como el buque de transporte Aquiles (AP-41), Sargento Aldea (LSDH-91) , Chacabuco (LST-95) y Rancagua (LST-92); “Todos estos son buques logísticos con capacidades médicas de diversos grados”, señaló Pedreros. “Incluso el rompehielos [que actualmente está construyendo el astillero local ASMAR] también tiene instalaciones médicas”, agregó el oficial naval retirado.

Consultado por el autor si la Armada de Chile debería invertir en otro buque hospital como el Videla , Pedreros señaló que “hoy en día los buques logísticos tienen varios roles… y los nuevos buques del proyecto Escotillón IV [proyecto de construcción naval también realizado por ASMAR] tendrán la capacidad de transportar camas médicas para pacientes y también equipos médicos a bordo, aumentando así sus capacidades [médicas]”.

Construir un buque hospital es un asunto complicado desde el punto de vista presupuestario. Cada Armada de América Latina debe considerar su área de responsabilidades y debatir los requisitos para los barcos hospitales, incluso si un solo barco es suficiente para operaciones distantes. Para Perú, tener una flota de PIAS es beneficioso para cubrir el vasto territorio amazónico del país y el lago Titicaca, pero podría decirse que las embarcaciones multipropósito son suficientes para las operaciones costeras de HA/DR. La Marina de Brasil se encuentra en una situación similar. Sin embargo, la adquisición de al menos un barco hospital único pero moderno que sea capaz de operar en aguas abiertas podría ser muy beneficioso para varios países y flotas.

El trabajo realizado por los barcos hospitales en todo el hemisferio occidental ha demostrado ser invaluable y ha brindado beneficios humanitarios tangibles. SOUTHCOM y las armadas latinoamericanas deberían considerar apoyar la construcción de más de estos activos. Los muchos civiles cuyas dolencias serán atendidas por el personal médico a bordo de estos activos marítimos vitales sin duda se lo agradecerán.