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miércoles, 7 de diciembre de 2022

Luftwaffe: Rettungsboje, la boya de rescate de pilotos derribados

Rettungsboje, la boya de rescate ideada por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial para salvar a los pilotos derribados

Por Jorge Álvarez || La Brújula Verde


 


 

dominio público en Wikimedia Commons

Buscar a un náufrago perdido en alta mar es una tarea ardua y, a menudo, frustrante. Salvo que se pueda acotar mucho el área de búsqueda, la tarea puede prolongarse tanto tiempo que probablemente cuando por fin sea localizado -si es que se consigue hacerlo- ya esté muerto de hipotermia, deshidratación o cualquier otra causa. La cosa es peor en período bélico porque el sujeto podría, además, estar herido. Así que cabe imaginar la cantidad de dramas de ese tipo vividos por los pilotos alemanes y británicos que se enfrentaron en el Canal de la Mancha durante la Segunda Guerra Mundial, en el contexto de la llamada Batalla de Inglaterra. Tanto que se ideó un sistema para intentar paliarlo: la Rettungsboje o Boya de rescate.

Si uno hace un siempre recomendable viaje por Escocia y pasa por la pequeña ciudad de Irvine, en la costa occidental del país, no sólo tendrá ocasión de descubrir un atractivo burgo de origen medieval donde vivieron literatos como Edgar Allan Poe o Robert Burns sino también de visitar el Scottish Maritime Museum, un museo naval (descentralizado, pues parte de las instalaciones están en la vecina localidad de Dumbarton) ubicado en unos antiguos astilleros. La mayor parte de su colección es de naturaleza industrial y, por tanto, integrada por maquinaria portuaria y barcos de los siglos XIX y XX. Pero allí está también una extraña embarcación que no pasa desapercibida.


Se trata del ASR-10, siglas y número del Air-Sea Rescue Float, una boya de rescate desarrollada por ingenieros británicos de la que se llegaron a construir dieciséis unidades, desplegadas por las principales rutas que empleaban las escuadrillas aéreas que cruzaban el Canal de la Mancha para bombardear objetivos enemigos en el continente. Ese tipo de ingenio estaba diseñado para que los pilotos derribados encontraran un refugio aceptablemente confortable que les permitiera sobrevivir hasta su rescate, de ahí que contaran con un equipamiento ad hoc como botiquín, agua potable, comida, cocina, estufa, ropa y mantas. También disponía de una radio y tenía capacidad para seis personas.


La ASR-10 conservada en el Scottish Maritime Museum/Imagen: Rosser1954 en Wikimedia Commons

Las características de las boyas, al adaptar viejos cascos de acero de embarcaciones retiradas, permitían albergar media docena de literas y, por tanto, proporcionar a sus eventuales usuarios cierta comodidad, dadas las circunstancias. El náufrago podía subir sin dificultad usando unas escalinatas o por la popa, al inclinarse ésta y presentar una rejilla que permitía trepar. Esa misma fisionomía fusiforme fue la que llevó a que, al terminar la guerra, se reaprovechase la ASR-10 y se reconvirtiera en un yate; más tarde, el material bélico empezó a revalorizarse como patrimonio y el ingenio se sometió a una restauración para su exposición en el museo, mostrando sus llamativos colores alternados amarillo y rojo.

Ahora bien, no fueron los ingleses quienes tuvieron la idea original de crear y situar puntos de rescate en la franja marítima que separa su país del resto de Europa sino la Luftwaffe, la fuerza aérea del III Reich. Antes reseñábamos la Batalla de Inglaterra, nombre genérico que se da a la oposición presentada por la RAF a la campaña de bombardeos desatada por los aviones alemanes. Hitler necesitaba obtener superioridad en el cielo para proteger así la Operación León Marino, es decir, la invasión de las Islas Británicas, dada la inferioridad de la Kriegsmarine respecto a la Royal Navy. El enfrentamiento fue feroz, ya que se prolongó más de lo esperado (cuatro meses entre julio y octubre de 1940) y, consecuentemente, las cifras de bajas resultaron abrumadoras.


Área de operaciones de la Batalla de Inglaterra/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Así, la Luftwaffe perdió casi dos mil aviones por millar y medio de los británicos. Eso significó cientos de hombres de ambos bandos que perdieron la vida y otros tantos que sobrevivieron a su derribo o a un amerizaje forzoso, acabando en el mar en espera de un rescate que, como decíamos antes, a su dificultad intrínseca sumaba la derivada de operar en una zona de combate. Por ello, en septiembre de 1940, el RLM (Reichsluftfahrtministerium, Ministerio del Aire del Reich) encargó al T-Amt (Technisches Amt, un área de investigación y desarrollo de proyectos) que trabajase en el diseño de una solución de emergencia para esos pilotos y tripulantes perdidos pero aún vivos.

El T-Amt estaba dirigido por el generaloberst Ernst Udet, un antiguo as de aviación de la Primera Guerra Mundial que, a pesar de detestar su cargo por ser meramente administrativo (lo que le llevó al alcoholismo y, finalmente, al suicidio), había impulsado la técnica del bombardeo en picado y el avión más característico para ello, el famoso Stuka. En esta ocasión volvió a cumplir y presentó lo que se bautizó como Rettungsboje o Boya de rescate, popularmente conocida como Udet-Boje por razones obvias. A lo largo de los dos meses siguientes, se construyeron cincuenta unidades (después se añadirían otras tantas) que fueron repartidas por el Canal de la Mancha; dos de ellas fueron arrastradas por barcos británicos para estudiarlas.

El concepto era más simple que el que luego harían los británicos y se ajustaba más a su nombre: carecía de casco propiamente dicho y se trataba de una cápsula flotante con forma cuadrada o hexagonal que medía trece metros cuadrados y tenía un habitáculo de cuatro por dos de altura, con capacidad para cuatro personas. La remataba una torreta de dos metros que se prolongaba en un mástil con antena de señales luminosas blancas y rojas (visibles a casi un kilómetro de distancia), además de sonoras (un SOS por radio) y de humo.

Corte esquemático del interior de una Rettungsboje/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Los náufragos que vislumbraban entre las olas el llamativo color de la boya (amarillo, igual que la ASR, pero añadiendo emblemas de la Cruz Roja), podían nadar hasta allí, comprobar el sentido de la corriente gracias a unas cintas de un centenar de metros con flotadores que estaban sujetas al artilugio, agarrarse a unas barandillas para subir y abrir la puerta de acceso. Entonces llegaba el final de sus penurias. Y es que, dentro, encontraban equipo de primeros auxilios, dos pares de literas superpuestas, ropa seca, una estufa, una pistola de bengalas, un transmisor, cigarrillos, coñac, juegos de mesa para entretenerse, herramientas para taponar los posibles agujeros de bala y una bomba de agua por si había filtraciones.

Las provisiones, que incluían veinticinco litros de agua potable, duraban cuatro días y debían ser repuestas por los rescatadores, que no se demoraban mucho porque las boyas estaban ancladas al fondo en puntos fijos, así que podían revisarse a diario. Para facilitar la llegada hasta el barco o hidroavión que acudiese, incluso había un bote salvavidas hinchable. Gracias a todo ello, muchos aviadores lograron sobrevivir y, de hecho, las Rettungsboje trascendieron su uso al inspirar las actuales Rettungsbake (balizas de rescate para excursionistas que quedan aislados en bajíos de la costa alemana) y las balsas salvavidas cubiertas de los buques.


Fuentes

La Batalla de Inglaterra (Stephen Bungay)/RAF Air Sea Rescue 1918-1986 (Diane Canwell y Jon Sutherland) / Luftwaffe-zur-See / LuftArchiv / Imperial War Museum / Wikipedia

domingo, 29 de noviembre de 2020

COAN: Tte Nv Darío Montoya, helicopterista naval de Carhué

Darío Montoya: «Ser aviador naval me llena de orgullo todos los días»

Para el Teniente de Navío Carhuense, la Armada es una parte importante en su vida y su prioridad es seguir mejorando día a día para cumplir de la mejor manera con la misión encomendada por la Armada Argentina
Diario de Rivera


 


El Teniente de Navío Gonzalo Darío Montoya relata que desde chico se inclinó por la aviación, aunque muchos le decían que se olvide y que no era para él; sin embargo, siguió su sueño y hoy es Aviador Naval.

Espora – Gonzalo Montoya nació en la Ciudad de Buenos Aires pero vivió la mayor parte de su vida en Carhué, al sur de la provincia de Buenos Aires, donde aún residen su papá, hermano y sobrina. Tiene 34 años y contó que «desde chico me convertí en fanático de todo lo que volara y, con el tiempo, mi gusto particular se fue afianzando por la Aviación Militar».

«Me crié en un pueblo donde este tipo de actividades no son comunes y la gente, tal vez por desconocimiento, siempre me decía que lo olvide.» A pesar de todo, sostuvo su pasión por la aviación y recuerda que mientras cursaba el secundario en la Escuela de Educación Agraria Nº1 «Dr. Bernardo de Irigoyen», trabajaba los fines de semana para ahorrar y poder realizar el curso de piloto privado (civil) en el Aeroclub de Carhué. 



Su sueño era ser piloto de caza y con ese objetivo inició su carrera militar. «Al finalizar el secundario rendí el examen de ingreso a la Escuela de Aviación Militar –dependiente de la Fuerza Aérea Argentina– en Córdoba, aprobé, pero al poco tiempo pedí la baja porque no era lo que buscaba», expresa. Ese mismo año, por cuestiones del destino, conoció a un aviador naval. «Conversando me contó cómo era la profesión en la Armada Argentina y decidí ingresar a la Escuela Naval Militar y, desde ese momento, no detuve mi capacitación y crecimiento profesional».

Su elección de carrera lo llevó por distintos lugares: «Me destinaron a la Escuela de Aviación Militar en Córdoba para realizar el Curso de Aviador Militar, allí me encontré con mis ex compañeros».

Al finalizar, fue destinado a la Escuela de Aviación Naval para realizar el curso de orientación para aviadores navales y luego a la Escuela Militar de Aviación, dependiente del Ejército Argentino, para cumplir con el Curso Conjunto para Pilotos de Helicópteros. 


Feliz de volar


Estuvo destinado en la Primera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, donde obtuvo la habilitación de helicopterista naval, también en la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima; y actualmente se encuentra en la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina en la Base Aeronaval Comandante Espora, cercana a Bahía Blanca. En este destino, además de ser piloto, es Jefe del Cargo Electrónica y de Adiestramiento.

Reconoce que ser aviador naval es una de las aspiraciones profesionales más importantes que tuvo. «Puedo decir que realmente soy feliz y me apasiona lo que hago. La satisfacción de servir al país, devolverle algo a la Nación, ayudar y proteger a nuestros conciudadanos es algo sumamente gratificante y me llena de orgullo todos los días». 



La rutina del aviador es demandante y exigente. «Un día normal comienza con un pre vuelo donde se tratan los acontecimientos a suceder en la fecha. Luego nos alistamos para comenzar la actividad de vuelo ordenada y nos dedicamos pura y exclusivamente a realizar las coordinaciones necesarias para poder cumplir con la misión. Concluido el vuelo, realizamos los post vuelos rutinarios, donde se detallan los errores y aciertos de la tripulación, ya que siempre se trata de ser más eficientes y profesionales».

«Operamos en la milla 200 en apoyo a unidades de superficie en tareas control del mar para evitar la pesca ilegal; también somos parte de misiones de búsqueda y rescate (SAR) y de apoyo a la comunidad», expresó.

La capacitación en la Institución es constante. «Nos adiestramos en el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval N°2 (CIFA) y durante la semana rendimos exámenes referidos a procedimientos y cuestiones particulares al vuelo, participamos de charlas y simposios de temas netamente profesionales y, en mi caso, pude cumplir comisiones en Francia y Estados Unidos».

De sus comisiones al extranjero contó que en Francia se capacitó en Simulador de helicóptero AS555 Fennec y en dos ocasiones fue a Estados Unidos por Simulador de B200 SKA y Curso de Piloto de UAV’s (sistemas aéreos no tripulados). Próximamente estará viajando a Brasil, para realizar un curso de investigación de accidentes aéreos. 

Para el Teniente de Navío Montoya, la Armada es una parte importante en su vida y su prioridad es seguir mejorando día a día para cumplir de la mejor manera con la misión encomendada por la Armada Argentina: «Me ha permitido hacer y vivir cosas que nunca me hubiera imaginado, conocer gente y lugares diversos, ver distintas realidades de muchas personas y, lo más importante, me ha permitido ayudar a otros y me enorgullece saber que contribuyo con el servicio a mi país».

De su querida Carhué contó que tiene muy buenos recuerdos y afirma que lo más interesante es su gente y el lago Epecuén. «Siempre trato de difundir mi ciudad y los atractivos turísticos. Recuerdo que tuve la oportunidad de entablar conversación con un militar asiático y mencionó que había escuchado hablar de mi ciudad, eso me generó gran satisfacción», concluyó. (gaceta marinera/Lic. María Silvina Rosas)

domingo, 1 de septiembre de 2019

SGM: El coraje de los pilotos de Swordfish británicos

Heroicos británicos ...

Weapons and Warfare





Un proyectil estalló justo en frente del CO y disparó su ala de puerto inferior. Su pez espada se estremeció y se hundió, pero Esmonde lo mantuvo volando. Con la sangre brotando de las heridas en su cabeza y en la espalda, el teniente coronel Esmonde colgó de los controles y mantuvo el rumbo firme para Prinz Eugen. En la cabina trasera yacían PO Clinton y el teniente observador Williams, ambos muertos en el último ataque de un Focke-Wulf Fw 190.

En un último esfuerzo desesperado, levantó la nariz del pez espada y soltó su torpedo justo antes de que un golpe directo hiciera pedazos al pez espada en un destello rojo. Cuando las piezas se estrellaron contra los vigías del mar en el Prinz Eugen informaron sobre la pista del torpedo, el capitán Brinkmann ordenó "Puerto 15", y la nave giró fácilmente para evitar el torpedo. A bordo de los acorazados alemanes, todo este heroísmo de las tripulaciones de Swordfish no produjo ninguna sensación de peligro, pero sí un sentimiento de compasión por los pilotos que se sacrificaban contra probabilidades imposibles. El almirante Ciliax, observando desde el puente Scharnhorst, el pez espada que se dirigía hacia ella, comentó al capitán Hoffmann: "Los británicos ahora nos están lanzando su bola de la marina de guerra. Esos peces espada están haciendo bien en alejar sus torpedos ”. Mientras las 3 naves avanzaban a toda velocidad, disparando todo lo que tenían, los aviones del torpedo continuaron volando directamente hacia ellos, simplemente rozando las olas.


Participar en un `fiasco '

Haciendo nuestro camino hacia la dispersión, en ese día de febrero, el clima no fue diferente al de los días anteriores, con un frío amargo, con nieve cubriendo el aeródromo de la hierba. Afortunadamente, ignorando que estábamos participando en un `fiasco ', lo que dominó nuestras mentes fue que un ataque nocturno planeado iba a tener lugar al mediodía. Como de costumbre, los TAG se excluyeron de las sesiones informativas y tuvieron que confiar en el observador para cualquier "Gen". Cuatro TAG (incluido yo mismo), un antiguo piloto mío, un Observador y, por supuesto, el propio Esmonde, participaron en el ataque con torpedos en el Bismarck, de HMS Victorious, y éramos muy conscientes de las implicaciones de un Acción de la luz del día. Esta vez no era la mitad del Atlántico Norte, sino el Estrecho de Dover, y una alerta sonaba en nuestros oídos de los tipos de la RAF en el desorden: un nuevo caza alemán, el Fw190, ahora estaba operativo.

Despegamos y formamos costa arriba, y recuerdo haber intercambiado un letrero de "pulgar hacia arriba" con su compañero TAG `Ginger 'Johnson, justo antes de ver Spitfires, y asumimos que toda nuestra escolta había llegado; Ya estábamos al nivel del mar. Poco después, nos dirigimos hacia el mar, en línea por delante de la formación. Estaba en el primer vuelo de tres, con Esmonde a la cabeza, nuestro avión bajando la marcha. El segundo vuelo estaba a cierta distancia de nosotros, aún en formación `V ', y no puedo recordar haberlos visto de nuevo. Comencé a preparar la ametralladora VGO, cargando una revista y luego sentándome y esperando. El clima estaba nublado, con poca nube y poca visibilidad, y los Spitfires estaban justo debajo de la base de la nube. Quizás en este punto, debería recordarle al lector, y de hecho a mí mismo, cuán cortas son las acciones de este tipo; todo pasa tan rapido Tratar de recordarlo ahora le da a la historia un tipo de elemento de "lapso de tiempo".

Objetivo de la práctica de los Fw190

En esta etapa, con los Spitfires volando por encima en un intento de permanecer con nosotros, me aventuré a mirar hacia adelante y, a través de la niebla, vi a un destructor. Entonces todo sucedió:

El rastreador del destructor "flotó" a nuestra manera, es decir, hasta que se acercó, cuando tomó las características de un tren expreso, y llegaron los Fw190s. No tengo ningún recuerdo de cuántos había, pero solo me concentré en los que estaban en nuestra cola. Parecía interminable; tan pronto como uno se despegó, otro estaba en su lugar, con el marcador acelerado hacia nosotros.



¿Cuál fue mi reacción? Aparte de usar cada palabra naval que podía juntar, mi instinto parecía ser colocar la mayor parte del débil trazador de 303 pulgadas frente a los años 190 que podía, si los paros lo permitían; todos los ejercicios a este respecto fueron exagerados, como de hecho fue cualquier revista que funcionó mal. Simplemente no hay tiempo para hacer otra cosa que eso. Todo el asunto, desde mi punto de vista inverso, se estaba convirtiendo en una sesión de práctica para Fw190s, y éramos el objetivo del drogue; Estaban llegando tan cerca. Cuando se despegaron hacia el puerto, tuve una vista clara lateral del piloto. Tuve una imagen visual rápida de las conchas golpeando el agua, dándoles una alineación perfecta para golpear al viejo pez espada.

Es extraño decir que, a lo largo de toda la acción, no tuve una sensación inminente de peligro o lesión para mí, a pesar de todo el hardware que nos lanzaban. Me consideré "a prueba de fuego". Por desgracia, mi piloto y observador fueron menos afortunados, ambos fueron golpeados.



Tan repentinamente como había empezado, los luchadores se fueron. Presumiblemente nuestro torpedo había sido lanzado; Uno suele ser consciente de la caída, pero no en esta ocasión. Ahora podría mirar alrededor. Me di la vuelta para sentarme y encontré un agujero abierto en el lado de babor del asiento. Con cautela, intenté sentarme para enviar algún tipo de señal de socorro, pero el equipo inalámbrico estaba muerto. Sin embargo, el IFF funcionó, e inmediatamente cambié a la posición de socorro, pero como esto dependía del contacto del radar, a nivel del mar, este debe haber sido un ejercicio inútil.

Sufriendo bajas

Aproximadamente a esta hora, me dirigí al Observer, `Mac 'Samples, (aunque no me refería a él como` Mac' en aquellos días, pero con el paso de los años nos hemos convertido en buenos amigos) para preguntar si estaba bien. . En respuesta, se agachó con una mano y la levantó cubierta de sangre; Su pierna y pie estaban gravemente heridos. Al parecer, el piloto, Pat Kingsmill, también resultó herido en la parte inferior de la pierna al mismo tiempo.

Una mirada al estribor mostró un grupo de pequeñas embarcaciones - ¿MTBs? Y parecía que nos dirigíamos hacia ellos. Al cerrar, se reveló su verdadera identidad: eran E-Boats, y sus disparos empezaron a golpearnos inmediatamente, y Pat, con gran habilidad, comenzó a alejarse, y yo, con más juramentos, vacié mi última revista en su dirección.


Teniente Cd Eugene Kingsmill Esmonde VC, DSO, oficial al mando del Escuadrón 825 desde el 13 de mayo de 1940 hasta el 13 de noviembre de 1941 y nuevamente desde el 1 de enero de 1942 hasta su fallecimiento el 12 de febrero de 1942.


Era todo lo que el viejo pez espada podía hacer al cangrejo, porque el daño era considerable y comenzamos a asumir una posición de cola hacia abajo. Entonces, de repente, grandes destellos se extendieron por el lado de babor; un gran agujero cuadrado en el plano principal superior significaba que el bote había sido disparado; el foco de socorro marino se alojó en su lugar, y nuestro último encuentro con los E-Boats debe haberlo encendido; Unos destellos más y se apagó. ¿Qué pasa con el resto del daño? El Stringbag comenzaba a estar a la altura de su apodo. En todas partes, una concha había pasado a través de la tela, había aparecido una lágrima de tres esquinas; no había ninguna tela en el plano de la cola del puerto. El aceite goteaba por el fuselaje de estribor, donde se había perforado el enfriador de aceite. Pat Kingsmill me dijo después que es bastante normal poder ver tres cilindros del motor Pegasus. Dos fueron disparados, y aún nos las arreglamos para volar; Pero no por mucho tiempo: con la cola bien abajo, nos deshicimos perfectamente.

Rescate de ML

Mac y yo pudimos ver un solo bote tipo MTB en el estribor y, como parecía que nos dirigíamos hacia allí, estaba convencido de que Pat también lo había visto, pero no, fue una pura coincidencia, nos lanzamos al mar pocos cientos de metros cortos Era un Motor Minelayer (ML), enviado solo para este propósito. En el impacto, presioné el botón de liberación de mi arnés y lo tiré, luego, literalmente, me subí al Canal para ayudar a Mac. Un tirón en mi cabeza me dijo que me había olvidado de desconectar los auriculares y, rápidamente, quitándome el casco, descubrí que Mac había flotado libre. El ML estaba ahora al lado, y me quedé atrás, pensando que podría ayudar a los demás, pero se me informó educadamente de que, si estaba bien, salía y se lo dejaba a los expertos. ¡Estaba agradecido, porque hacía mucho frío!

Una vez a bordo, me abrigaron abajo, para acostarme entre los gigantes motores diesel, me dieron ropa seca y una taza de ron "pussers". Pat Kingsmill estaba en la timonera, y Mac Samples yacía en la cubierta posterior, un gran matelot que intentaba mantenerlo caliente, porque sus lesiones eran bastante graves. El pasaje al puerto de Ramsgate, a toda velocidad a través de un mar agitado, debe haber sido una pesadilla para los otros dos. El ron me ayudó, pero el rugido de los motores impidió cualquier conversación, dejándome con mis propios pensamientos.

Una ambulancia estaba esperando en el muelle y nos llevó rápidamente al hospital. Los demás recibieron tratamiento de inmediato, y me dejaron ir por el corredor hasta que el transporte me recogió esa noche. Logré una visita junto a la cama antes de irme, pero pasaron muchos años antes de volver a verlos.


Me alegro de estar vivo, el piloto de Don Bunce (izquierda), el teniente subalterno Charles Major "Pat" Kingsmill y su observador, el teniente sub Reginald McCartney Samples recuperándose de sus lesiones en marzo de 1942.


Ninguna noticia no es buena noticia

Ahora empecé a mirar hacia adelante, con cierta inquietud, noticias de mis compañeros. Edgar Lee, (Observador en el segundo avión) que también resultó ileso, debe haber regresado a Manston casi al mismo tiempo que yo, me dijo su piloto, Rose. Rose tenía lesiones graves en la espalda pero, para mi consternación, su TAG, "Ginger’ Johnson DSM, había sido asesinado al principio de la acción. No había noticias del resto, pero todavía había esperanza. A la mañana siguiente, se hizo cada vez más evidente que nosotros, los que habíamos regresado, ¡seríamos los únicos!

El impacto de esto me debe haber puesto en una especie de aturdimiento, y no ayudó cuando, junto con el instalador de PO, nos ordenaron ensamblar y empaquetar el kit de los otros cinco TAG. Guardar fotografías y otros artículos personales fue muy traumático, pero tenía que hacerse, y no a mí más que a cualquier otra persona. De la misma manera en que llegué a Lee-on-Solent se me escapa. Recuerdo vagamente que me dejaron en frente de las Divisiones del domingo, con Edgar Lee, para que me dijeran que éramos una especie de héroes. Aproximadamente una semana después, la primera página del Daily Mirror anunció, junto con el VC para Esmonde, los DSO para los oficiales; El CGM había venido a mi manera. ¿Qué fue el CGM? ¡Nadie podría decirme! El resto del escuadrón fue "mencionado en despachos".

`Compra 'tu propia cinta

Durante este tiempo, no vi a ningún oficial médico, ni a nadie más, excepto cuando pasé "Jimmy the One" (el primer teniente, también conocido como "Number One"; el segundo al mando de un barco). Una mañana, me detuvo y me preguntó por qué no llevaba la cinta de la medalla. `No tengo idea de cómo se ve, señor ', respondí.

Con eso, me sacó a examinar los registros y, finalmente, se me ocurrió la "generación". Pasó algún tiempo antes de que pudiera rastrear una fuente y "comprar" algo.

La asesoría, por supuesto, no se conocía en esos días, así que me despidieron de permiso, con la idea, sin duda, de que era una cura para todo. Fue, tal vez, lo peor que pudo pasar. Todos mis compañeros de los días anteriores al servicio estaban en los Servicios o trabajando todas las horas, por lo que quedé completamente aislado. En un momento dado, me inquieté tanto que temía cruzar la carretera y, en esos días, incluso en el centro de Oxford, no se podía decir que hubiera un problema de tráfico. ¿Qué hay de mis colegas TAG cuyas experiencias ese día fácilmente superaron a las mías? Algunos de nosotros habíamos estado juntos durante casi doce meses; Parecía mucho más largo.

Recordando los TAGs

Jack, o "Clints", Clinton había estado en el tercer vuelo secundario en el ataque de Bismarck, y ese día fue TAG a Esmonde. A la altura de la acción, se lo vio fuera de la cabina, a horcajadas en el fuselaje, apagando un incendio con sus manos, presenciado por un piloto de Spitfire. Estoy seguro de que si esto se hubiera sabido en el momento en que habría recopilado un VC, como su piloto. Su intercambio de deberes con Les Sayer, nuestro escuadrón PO, es bien conocido, y debe dar a Les la señorita del siglo. `Clints 'está enterrado en la Iglesia de St James, Ruislip. Laurence `Ginger’ Johnson y yo nos acompañamos en el primer vuelo secundario en el ataque de Bismarck, y mantuvimos la misma posición ese día. Fue galardonado con el DSM, después de la acción Bismarck. Mi memoria permanente de `Ginger 'está en el Ark Royal. Cada vez que volaba, siempre podías ver a su padre, un miembro de la Compañía del Barco, esperando ansiosamente su regreso. Recibí una carta muy triste, muchos años después, de 'Pop' Johnson. Sin duda, a estas alturas, se ha unido a su hijo en ese borrador final.

Henry Wheeler había estado en el segundo vuelo secundario contra el Bismarck y es mejor conocido por los hilos que podía utilizar para ser un hombre de gas en Londres.

Ernest `Horse’ Tapping se unió a nosotros, creo, en el Ark Royal, y fue famoso por su consumo de cerveza. El resto de nosotros intentamos mantenernos en paso en esas muy agradables sesiones a la hora del almuerzo en el NAAFI en Lee, antes de mudarnos a Manston.

William `Bill 'Smith se había unido a nosotros, de nuevo, en el` Arca'. Su familia era Thames Watermen, una carrera que pretendía seguir. Smithy está descansando a unos pocos metros del teniente capitán Esmonde, en el cementerio de Gillingham. Nada se sabe del destino del segundo sub-vuelo ese día. Fueron dirigidos por mi piloto en la acción de Bismarck, el teniente Thompson, y también incluyeron a mi piloto del Ark Royal, subteniente Wood, un ex piloto de calificación.



Una cuenta de TAG Don Bunce, uno de los cinco sobrevivientes del infame ataque.

domingo, 26 de mayo de 2019

Malvinas: Los gloriosos Tracker sobre el TOAS


Los Búhos vuelan de noche


Fotos viejas de Mar del Plata




La extraordinaria historia de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina. Testimonio vivo obtenido a partir de una nota realizada al actual Capitán de Navío AN VGM (RE) Daniel Alberto Marinsalta quien en la actualidad, es Presidente de la Delegación Mar del Plata del Instituto Aeronaval y reside en Mar del Plata desde el año 1999. El capitán Daniel Alberto Marinsalta formó parte de la gesta de Malvinas siendo copiloto de un avión S-2E TRACKER perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina. Las misiones de exploración como las que aquí contaremos, son historias poco conocidas, pero no por ello menos peligrosas. Operó desde el portaaviones (V-2) ARA 25 DE MAYO primero y desde bases continentales después, en condiciones marginales con aviones lentos, desprovistos de armas defensivas y peligrosamente cerca del enemigo. Esta es la historia de la batalla aeronaval que no pudo ser.



Daniel Alberto Marinsalta

La Escuadrilla utilizó cinco de los seis aviones antisubmarinos Grumman S-2E “Tracker” asignados, participando desde el comienzo de las operaciones con tres aviones embarcados en el Portaaviones ARA “25 de Mayo”. Una vez reducida la guarnición enemiga por las tropas de nuestra Infantería de Marina, el día 3 de abril aterrizan dos aviones Tracker en la pista de Puerto Argentino, constituyéndose de esa manera en la primera unidad orgánica en operar desde ese aeródromo.


Daniel Alberto Marinsalta. Decada del 70


Desde allí se realizan algunos vuelos de exploración y antisubmarinos para protección del tráfico mercante propio hacia las islas, hasta que entre los días 12 y 13 de abril se repliega esta unidad para embarcarse nuevamente en el portaaviones como parte de las Fuerzas de Tareas Aeronavales argentinas. Es a partir de aquí que se comienzan a realizar numerosos vuelos de búsqueda de la fuerza enemiga y de protección de la flota.



EN LA CATAPULTA:

Lugar: Atlántico Sur, 1º de mayo de 1982, a bordo del portaaviones “A.R.A. 25 DE MAYO” (PAL V-2) a 20:30 hs., el Capitán de Corbeta Emilio Goitía (piloto), el Teniente de Fragata Daniel Marinsalta (copiloto), junto al Suboficial Segundo Rodolfo Lencina y el Cabo Primero Néstor Conde, caminan sobre la cubierta del portaaviones hacia su “pájaro”, un S-2E TRACKER, matrícula (2-AS-26). La misión de este vuelo es confirmar la posición de la Fuerza de Tareas Británica localizada al NE (Noreste) de Malvinas por los dos vuelos de exploración anteriores (2-AS-23 y 2-AS-24) aviones pertenecientes también a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, que por su escudo (un buho en vuelo lanzando boleadoras a un submarino) se los conoce y respeta como “LOS BUHOS”.






Insignia de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina





Listado de Trackers de la Armada Argentina





Flota de Mar desde su cubierta, con aviones Tracker y A4 en ella durante la gesta de Malvinas - Año 1982. Imagen extraida de Histarmar.com.ar




El S-2E TRACKER en la cubierta del A.R.A. 25 DE MAYO



Flota de Mar desde su cubierta, con aviones Tracker y A4 en ella durante la gesta de Malvinas - Año 1982. 




Avión TRACKER en la cubierta del portaviones A.R.A. 25 DE MAYO



Avión TRACKER en la cubierta del portaviones A.R.A. 25 DE MAYO



Daniel Alberto Marinsalta en la cubierta del ARA 25 de Mayo

Era el último vuelo de ese largo y tenso día, todo era actividad sobre la cubierta, la tripulación realiza la inspección visual del aparato en medio del frío y el viento característicos de esa zona del Mar Argentino. Ubicados en sus respectivos asientos, los pilotos navales se disponen a poner en marcha al bimotor que los llevará a “barrer” la superficie del mar. Un vuelo característico de exploración anti-superficie y MAE, pero esta vez, en misión de guerra.


– TOCO (torre de control), aquí DOS ALFA SIERRA DOS SAIS, autorización para poner en marcha--
– DOS SAIS, autorizado.--



Avión Grumman Tracker S2E en la cubierta del ARA 25 de Mayo



Daniel Alberto Marinsalta a punto de salir en la misión arriba del Tracker




Avión TRACKER en la cubierta del portaviones A.R.A. 25 DE MAYO durante la gesta de Malvinas Año 1982.


S2A TRACKER en la cubierta del ARA 25 DE MAYO- imagen extraida de http://interdefensa.argentinaforo.net/

Rápidamente, los dos motores están en marcha, se verifican minuciosamente los sistemas y en especial el sistema de navegación del cual dependerá la precisión de la información que se obtenga sobre el enemigo. Se verifica el sistema de “alerta radar”, un analizador de espectro y un osciloscopio de “laboratorio” que con ingenio argentino y la ayuda de los Técnicos del Arsenal Aeronaval Nº 2, había sido recientemente adaptado y era el único elemento de “supervivencia” que les permitiría recibir las emisiones de los radares ingleses, haciéndoles saber si eran detectados.

– TOCO, aquí DOS SAIS, listo para catapulta--
– DOS SAIS, autorizado a catapulta--.

El balanceo del portaaviones es permanente, ya está proa al viento. Con las alas desplegadas y la prueba de motores completa, el TRACKER inicia el rodaje, cuidadosamente las piernas presionan con suavidad la timonera, bastón atrás, nariz alivianada. Con precisión se alinean con el eje de la catapulta.


El TRACKER en la catapulta. Foto gentileza de Oscar Filippi




Los aviones TRACKER apostados en el ARA 25 DE MAYO. Año 1982

Se levantan los calzos mecánicos delante de las ruedas del tren principal de aterrizaje, reducen los aceleradores y un grupo de seis hombres se lanza sobre el avión para verificar diversos elementos. Aseguran el avión a la cubierta del portaaviones (retenida de cola) mediante un fusible que se corta al dar presión de vapor a la catapulta. Con todo asegurado, se bajan los calzos mecánicos. Mecha a fondo (aceleradores a máxima potencia) en ambos motores. Todo tiembla y se estremece, se verifican y chequean los sistemas de control y del instrumental, con todo en orden, por señas, le dan el OK al oficial de cubierta. La tripulación se tensa en sus asientos, el impulso de la catapulta de inmediato los pondrá en vuelo.


Vista del portaviones ARA 25 DE MAYO luego del despegue

Rugen los dos motores radiales R-1820-82C y el avión se estremece aún más aferrado aún a cubierta..., se corta el fusible de cola y comienza la corrida de despegue, aproximadamente 30 metros que se recorren en poco más de un segundo, obtenida la velocidad de despegue el TRACKER queda colgado de los 3.050 HP de sus dos “ventiladores”. Eran exactamente las 21:00 hs. de aquel histórico 1º de mayo.

EN VUELO:

El referente de esta historia es el actual Capitán de Navío AN (RE) Daniel Marinsalta, copiloto en esta misión que nos relata a bordo del TRACKER matrícula 2-AS-26. Un “BUHO de la AERONAVAL” volando en su elemento, de noche y sobre el mar.

“Ya en vuelo con rumbo Este, nos dirigimos hacia el último punto verificado de presencia de las unidades navales enemigas, la táctica empleada era simple y peligrosa. Volar en rasante, en medio de la noche oscura y sobre un mar más negro todavía. Nos elevábamos y encendíamos el radar de búsqueda, solo dos vueltas de antena, intentando así que los buques británicos no captaran nuestra emisión. Las dos primeras veces nada, observábamos la pantalla y volvíamos a pegarnos al agua. Seguimos firmes hacia el Este (E), la tercera fue la vencida. Hacia las 23:00 hs. ascendimos, dos vueltas de antena y obtuvimos un contacto grande y tres medianos en latitud 50º00’(S), longitud 56º25’(W), obteniéndose simultáneamente una señal MAE, distancia al contacto, solo 38 millas náuticas (NM), unos 68,4 kilómetros. Un escalofrío nos corrió a todos por el cuerpo, sabíamos que nos habían detectado, picamos de vuelta al agua, en rasante comenzamos a realizar maniobras evasivas. El piloto volaba instrumental y yo me dedicaba a mirar hacia fuera, el agua salpicaba el parabrisas, así de bajo volábamos. El silencio era total, como la adrenalina en nuestros cuerpos.


TRACKER en vuelo



TRACKER en vuelo en misión de reconocimiento


“Así nos mantuvimos durante unos quince minutos, pensando que habíamos evadido, nos elevamos a 1.500 pies (fts) unos 450 metros, encendimos el radar en búsqueda de nuestra flota, el silencio de radio debía ser absoluto, había que encontrar al portaaviones y entregar la vital información. Detectamos la presencia de una gran flota de pesqueros rusos y polacos, luego nuestra pantalla radar comenzó a recibir interferencias (rueda de carro), ya no podíamos hacer búsqueda radar y nuestra flota seguía su curso. Decidimos comunicarnos con el “Controlador Aéreo” del portaaviones. Por dos veces y nada, al tercer intento el “Controlador Aéreo” solo se limitó a decir:

“Tienen dos Lobos (aviones enemigos) en la cola, prosigan con rumbo Oeste (W)”. Nuevamente apuntamos la nariz del TRACKER al agua y nos volvimos a pegar en rasante”.

“Obviamente, la Fuerza de Tareas británica había interceptado nuestra emisión radar y decidió investigar, había enviado una sección (2 aviones) de “SEA HARRIER” que al mando del Capitán Mórtimer, despegó del portaaviones “HMS INVINCIBLE” poco después de la medianoche del 1º al 2 de mayo”.



Aviones Sea Harrier saliendo para interceptar a los TRACKER

“Los dos “SEA HARRIER” se nos venían a 450 nudos (Kts) unos 810 Kilómetros hora, nosotros apenas podíamos alejarnos a 135 Kts, unos 243 kilómetros hora. Afortunadamente, los “Lobos” emitían en una frecuencia radar muy próxima a la nuestra y ambos sufríamos la misma interferencia. Cambiamos la frecuencia de radio para escuchar las comunicaciones de nuestra flota. El radar antiaéreo del Destructor (D-2) “A.R.A. SANTISIMA TRINIDAD” había detectado e “iluminado” a los dos “Lobos”, consecuentemente en nuestra radio escuchamos que el Destructor pedía “Pájaros Libres” (autorización de lanzamiento de los misiles antiaéreos SEA DART). Rezando para que no se equivocaran de blanco, nos pegamos aún más al agua, todo el exterior aparecía más negro todavía”.


TRACKER en vuelo girando en dirección al portaviones


TRACKER en vuelo en dirección al portaviones

“Pero el Capitán Mortimer, viéndose iluminado y sabiendo que provenía de un Radar 909 de los destructores Tipo 42, no se arriesgó a entrar a distancia de tiro y puso sus “alas en polvorosa”. Podíamos regresar al portaaviones, pero los ingleses también nos habían detectado”.

El Flt. Lt. (capitán) Mortimer, protagonista británico de esta persecución, fue derribado en combate el día 06/06/82 por el impacto de un misil SAM ROLAND sobre su “SEA HARRIER” FRS-1, matrícula individual XZ-456. Vaya nuestro respeto a un guerrero caído. (N del R).


EL ENGANCHE

Continúa relatando el Capitán Marinsalta:

“Hacía rato que volábamos con ambas luces de bajo nivel de combustible encendidas, bajo el estrés de un vuelo nocturno prolongado y en contacto con el enemigo, nos enfrentábamos al último desafío de este largo día, la final de apontaje al portaaviones, eran las 01: 10 hs. del 2 de mayo. No podíamos fallar, había que entregar la preciada información”.



Aterrizaje avion Tracker S2E. Foto gentileza Daniel Marinsalta


El enganche, al límite de combustible. Foto gentileza de Oscar Filippi
“Teníamos menos referencias visuales, las luces de la cubierta estaban minimizadas, las comunicaciones debían ser mínimas, ya en la aproximación final, hicimos un breve destello con el faro de aterrizaje para indicarle al “señalero” del portaaviones que teníamos a la vista la referencia visual, “pelota” al centro del espejo (luz que materializa la pendiente de aproximación a cubierta).

Avión 2-AS-24 TRACKER en la cubierta del portaviones A.R.A. 25 DE MAYO a punto de aterrizar. Imagen extraida de http://interdefensa.argentinaforo.net/

“Tren abajo… flaps abajo… gancho abajo..., todo abajo y trabado. El Capitán de Corbeta Emilio Goitía voló con absoluta precisión los 18 segundos que nos llevaron a ver la línea de luces verdes que indican, reducir los aceleradores al mínimo para enganchar en uno de los cuatro cables de detención de la cubierta. La presión de los arneses de seguridad sobre el torso, el casco que parece empujar nuestra nuca, todo indica que... ¡ENGANCHAMOS!. Estábamos de vuelta en casa. Cuando revisamos los tanques, el combustible remanente no alcanzaba para otro intento de aproximación”.

AMANECER SIN VIENTO:


Finaliza su relato el Capitán Marinsalta:
“Lamentablemente, al amanecer, cuando los seis aviones A-4Q SKYHAWK de la 3ra. Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque estaban cargados con tres bombas de 500 lbs. (250 Kg.) cada uno, listos para lanzarse sobre la flota británica, inusualmente para la época, la ausencia de viento era total. La flota enemiga estaba a menos de 150 NM (270 Kms), pero la componente de viento (suma de las velocidades del viento relativo y la de navegación del portaaviones) no alcanzaba para hacer el lanzamiento seguro con carga bélica completa. Se desistió del ataque, los británicos también. La batalla aeronaval que quizás hubiera cambiado el curso de los acontecimientos del conflicto no pudo darse”.
Cabe acotar que la Aviación Naval durante el conflicto, totalizó 1.000 horas de vuelo de exploración del Mar Argentino en busca del enemigo, haciendo contacto en 180 oportunidades, permitiendo el accionar posterior de los aviones de ataque y en otras certificando su ausencia y facilitando la seguridad de los vuelos y de la navegación logística. No se perdió ningún avión en estas misiones.


Escuadrilla de TRACKER en vuelo. Imagen gentileza de Oscar Filippi

En lo que respecta a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina “LOS BUHOS”, durante el conflicto estuvo integrada por 79 hombres, de los cuales 18 eran pilotos y solamente 12 operadores de sistema. Cuatro fueron los aviones “S-2E TRACKER” embarcados en el portaaviones (V-2) A.R.A. “25 DE MAYO”, el 2-AS-22, 23, 24 y 26, bajo el mando del Capitán de Corbeta Héctor SKARE.



CN (RE) VGM Daniel Alberto Marinsalta


CN (RE) VGM Daniel Alberto Marinsalta



Escuadrilla de aviones Grumman US2A Trucker de la Armada Argentina


El 2-AS-26 Tracker del Capitán de Corbeta Emilio Goitía en donde voló Marinsalta



El autor de la nota Oscar Filippi junto al capitan Daniel Alberto Marinsalta. Gentileza de Oscar Filippi


Fuentes:

Por Oscar Filippi. Corresponsal Naval - A.R.A. - A.N.A.T.
Blog de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina -http://fdra.blogspot.com.ar/2013/05/malvinas-el-25-de-mayo-se-prepara-para.html

http://elmuan.blogspot.com.ar/2012_05_01_archive.html
http://elmuan.blogspot.com.ar/2010/07/grumman-s-2a-tracker-msn-173-0510-2-g.html
http://www.taringa.net/post/info/16093487/Armada-Argentina-Portaaviones-25-de-Mayo.html
http://www.amilarg.com.ar/grumman-trackers.html
http://linea-ala.blogspot.com.ar/2012_06_01_archive.html
http://www.taringa.net/posts/imagenes/13357512/Grumman-US2A-Tracker-Armada-Argentina-Megapost.html
Publicado por Pablo Javier Junco en 10:09
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