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domingo, 8 de junio de 2025

SGM: La rendición de los submarinos nazis en Mar del Plata

 

Submarinos nazis en Argentina: los U-Boots que se rindieron en Mar del Plata, los avistajes confirmados y los posibles desembarcos

El U-977 es el segundo submarino alemán que se rindió en la Base Naval de Mar del Plata; lo el 17 de agosto de 1945 | Revista siete Artes

Alemania contaba con poco más de 300 submarinos cuando terminó la II Guerra Mundial; algunos se dirigieron a Sudamérica donde entre julio y agosto de 1945 tuvieron una llamativa presencia


Germán Wille || LA NACION

Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo un total de 1171 (mil ciento setenta y un) submarinos puestos al servicio de la Alemania Nazi. Cuando los alemanes capitularon, en mayo de 1945, estas temibles naves sumergibles conocidas como U-Boot superaban las 300 unidades. Muchas de ellas fueron hundidas por su propia tripulación cuando supieron que la derrota bélica era inevitable. Otras se rindieron en puertos aliados o neutrales.

Pero existen unos 50 submarinos cuyo paradero se desconoce hasta hoy. Este hecho creó una cadena de especulaciones acerca del destino de estos sumergibles. Así afloraron fuertes creencias de que algunas de esas naves pueden haber terminado en las costas del Mar Argentino. De paso también se cimentaron mitos acerca de que estos sumergibles podían también traer consigo algunos jerarcas nazis.


Días antes de la caída de Adolf Hitler, cuando la derrota alemana era inminente, se dio la orden desde los altos mandos de la marina de que los submarinos nazis debían evacuar su tripulación y luego hundirse para siempre |
Archivo

Pero más allá de las especulaciones y teorías, las pruebas fehacientes y registradas de la presencia en la Argentina de los “lobos grises” alemanes al fin de la Segunda Guerra son contadas y todas ellas fueron recopiladas por el escritor e investigador argentino Julio Mutti, especializado en la historia del nazismo, en su libro Los verdaderos últimos días de la Segunda Guerra Mundial; sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica.

Lo que efectivamente consta allí, basándose en las crónicas periodísticas de aquel tiempo y en los archivos de la Marina Argentina es la aparición de dos submarinos, el U-530 y el U-977, que vinieron a rendirse en al puerto de Mar del Plata en julio y agosto de 1945.

Por otra parte, existe también una serie de avistamientos de estas naves registrados por la armada argentina, e incluso hay un reporte de un posible desembarco nazi cerca de Necochea.


El libro de Julio B. Mutti, Los verdaderos últimos días de la segunda guerra mundial (Sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica)
| Julio B. Mutti

Se entrega el U-530

En la brumosa madrugada del 10 de julio de 1945 un suceso completamente inesperado sacudió la tranquilidad del puerto de Mar del Plata. Los pescadores que estaban en sus embarcaciones antes de la salida del sol divisaron una figura alargada, metálica de color marrón que emergía de las aguas. Para ellos no era extraño ver submarinos, pues hay una base de ellos en la ciudad, pero este era distinto: tenía un tamaño bastante mayor de los que solían ver, no presentaba inscripciones en su exterior y estaba cubierto de óxido.

De inmediato, los hombres de mar sospecharon que podría tratarse de un submarino alemán -se hablaba ya de avistamientos de estas naves e incluso de desembarcos clandestinos- y dieron aviso a la base militar del puerto. Dos lanchas de la Marina se acercaron a la nave intrusa mientras ingresaba a la base de submarinos y muy pronto, con la salida a superficie de la tripulación del sumergible, que resultó ser el U-530, quedó claro que los marinos alemanes venían a entregarse.


Marinos argentinos inspeccionan la cubierta del U-530
| Wikicommons

El “lobo gris” que emergió en Mar del Plata era del tipo IX C/40, contaba con 54 tripulantes y estaba bajo el mando del comandante Otto Wermuth, un joven oficial que aún no había cumplido los veinticinco años. De hecho, el resto de los marinos tenían su misma edad, o incluso menos. Solo un suboficial, Paul Hahn, tenía más de 40 años.

Mientras las autoridades militares discernían qué actitud tomar ante esta aparición poco esperada, los tripulantes del U-530 fueron alojados en las instalaciones preparadas para la colonia de vacaciones de los hijos de los suboficiales de la base. Allí fueron alimentados con platos típicos de la Argentina: puchero y asado.

En el libro de Mutti se cuenta que, según el testimonio de la base naval de Mar del Plata, Teniente Julio Mallea, muchos marinos se encontraban “algo afectados” por las condiciones de encierro y por no haber consumido por mucho tiempo alimentos frescos.


La tripulación del U-530 estaba conformada por jóevenes tripulantes | |
Fabio.com.ar

Hundir los sumergibles para siempre

La presencia de este submarino en las costas de la Argentina, así como el que se entregó después, tiene que ver con las decisiones tomadas por los U-Boots al final de la Segunda Guerra Mundial. Ante la inminente derrota alemana, el 30 de abril, la Kriegsmarine (Marina de Guerra alemana) dio la orden radiada a los comandantes de sus submarinos que se encontraban fuera de sus bases que debían evacuar la tripulación y luego hundir sus naves antes que entregarlas a los aliados.

Aunque el 4 de mayo el almirante Karl Doenitz, líder de la Kriegsmarine, dio la contraorden para interrumpir el autohundimiento de las naves, muchos comandantes creyeron que se trataba de un mensaje falso y enviaron definitivamente sus sumergibles al fondo del mar. Según un informe de LA NACION del año 1997, fueron 218 los lobos grises que acabaron de esa manera.

Pero hubo también otros comandantes de sumergibles que pensaron en otra opción. Serían aquellos que encararon para América del Sur, como el U-530 y el U-977. Según el libro de Mutti, las jóvenes tripulaciones de estas naves temían rendirse en Europa por temor a terminar cayendo en manos de los rusos, que los harían sufrir las peores humillaciones. Podían caer en un campo de prisioneros en Siberia o también se había corrido la versión en Alemania de que los soviéticos querían transformar Alemania en un desierto e incluso esterilizar a todos los hombres. Este plan se había conocido como Morgenthau.


La ficha del capitán Otto Wermuth, quien estaba al frente del submarino U-530 en su arribo a Mar del Plata
| Wikicommons

Ante ese panorama oscuro, la mejor opción para algunos comandantes de la Kriegsmarine era apuntar hacia la Argentina, un país que consideraban amigo y neutral (Wermuth no se había enterado que la Argentina le había declarado la guerra al Eje el 27 de marzo de 1945). Así llegó a Mar del Plata el U-530, que a finales de abril de 1945 se encontraba cerca de las costas de Nueva York.

El misterio del bote de goma

Así fue como esos U-Boots alemanes escaparon a las garras soviéticas pero no al alcance de los aliados. Por presión de distintos países extranjeros, la tripulación del U-530 fue trasladada hacia los Estados Unidos. Y lo mismo sucedió con la nave sumergible. Tras un paso por los astilleros Río Santiago, donde fue pintado y arreglado, el submarino viajó hacia el país del norte, donde fue utilizado para realizar ejercicios. Finalmente, el 28 de noviembre de 1947, la nave que había conducido Otto Wermuth fue hundida definitivamente a millas de la costa de Massachussets.

Este sumergible dejó tras de sí un hecho que sirvió para las más vastas especulaciones. Resulta que, cuando fue inspeccionado al llegar a Mar del Plata, los observadores notaron que le faltaba un bote salvavidas de goma. A su vez, unos días antes del arribo del sumergible a Mar del Plata, se había denunciado la aparición de uno de estos botes en las playas de Necochea.


El U-530 fue hundido en las costas de Massachussets en 1947 |
Wikicommons

Como sea, la aparición del bote salvavidas dio pie a imaginativas teorías. Si bien Mutti considera absolutamente imposible que en los sumergibles que pulularon por la costa Argentina hayan llegado altos mandos o jerarcas nazis (los más renombrados llegaron a Sudamérica en barcos comerciales y con identidades falsas), lo que sí puede demostrar ese bote es la posibilidad, lejana para el autor, de que algún otro submarino haya desembarcado a su tripulación en esas naves de goma, para luego hundir el sumergible para siempre.

Pero hasta ahora no hay pruebas fehacientes, corroboradas por las autoridades pertinentes, de que se haya encontrado ningún submarino nazi hundido en las costas argentinas.

Llega otro submarino a Mar del Plata

El 17 de agosto de 1945, la costa marplatense volvió a ser testigo de la llegada de otro sumergible de la Kriegsmarine. El U-977. Esta vez fueron pescadores italianos quienes desde sus embarcaciones descubrieron la presencia de esta nave. Eran las 6 de la mañana. Un comunicado oficial de las autoridades argentinas daba cuenta de que a las 9.20 el submarino se había entregado oficialmente y dos horas más tarde ingresaba, con escolta de la Armada Argentina, al puerto de Mar del Plata.

Un segundo comunicado daba un informe completo: “El submarino alemán, que se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-977, de 600 toneladas. Su tripulación se compone de treinta y dos hombres de los cuales cuatro son oficiales. Su comandante es el teniente de fragata Heinz Schäffer y se encuentra ya a bordo del (acorazado) Belgrano”.


El U-977 llegó a Mar del Plata con 32 tripulantes
Wikicommons

El comandante Schaffer también escapó de la posibilidad de caer junto a su tripulación en manos rusas. Así lo cuenta en su libro, El secreto del U-977, donde también cuenta que, en la noche del 10 de mayo, dejó 16 de sus tripulantes en una isla de Noruega, para luego partir en su travesía hacia el sur.

La parte más sacrificada de esta travesía, según lo que cuenta el comandante en su libro, fueron los 66 días que debió navegar sumergido para evitar ser avistados por los aviones aliados. Fueron días en los que los marinos comían pan en mal estado, y se movían entre la mugre y sus propios desechos, que no podían expulsar por los lanzatorpedos para no delatar su presencia. El U-Boot volvió a emerger a la superficie recién a la altura del Peñón de Gibraltar, antes de poner rumbo a Sudamérica.

Mutti cuenta que la tripulación del U-977 se había enterado por radio de que los marinos del U-530 habían sido enviados a los Estados Unidos tras entregarse en Mar del Plata. Así y todo, y en contra de lo que parte de su tripulación quería, Shaffer decidió entregarse también él con su gente, por el temor que tenía a desembarcar clandestinamente en un lugar por completo desconocido.


El comandante del U-977 escribió un libro sobre su última travesía en ese lobo gris alemán
- El Cazador

Avistamientos en San Clemente

El 22 de mayo de 1945, cuando faltaba un mes y medio para la rendición del U-530 en Mar del Plata, el vicealmirante Héctor Vernengo Díaz, Jefe del Estado Mayor de la Armada Argentina, detallaba a través de un memorando oficial reservado que, según informaba el Ministerio de Asuntos Exteriores, se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico Sur. El memo añadía que la intención de estos sumergibles era llegar hasta aguas japonesas, por lo que el Jefe del Estado Mayor proponía que una escuadra marítima vigilara la costa del Atlántico. Además, junto con la armada chilena, se controlaría el paso por el Estrecho de Magallanes.

Este mensaje, mencionado en el libro de Mutti, es una de las pruebas oficiales de la presencia de submarinos nazis en el litoral marítimo argentino luego de la Segunda Guerra Mundial. Pero a ese memorando se le sumarían, especialmente entre julio y agosto de 1945, una serie de avistamientos que también confirmarán que los lobos grises estuvieron por esta zona del mundo.


El avistamiento de un posible submarino nazi en San Clemente llegó a la portada de los diarios, como en este caso, Crítica
Gza. Julio Mutti

Los avistamientos registrados ocurrieron entre la llegada al puerto marplatense del primero y el segundo U-Boot. El primero de ellos ocurrió a la altura de San Clemente del Tuyú el 17 de julio de 1945, donde varios vecinos aseguraban haber visto, a unos 3000 metros de la costa, una torreta de submarino. Primero se acercó al lugar la policía bonaerense, pero días más tarde se montó un operativo que incluyó seis barcos y hasta aviones de la Armada Argentina. Si bien el resultado de la búsqueda resultó infructuoso, la cantidad de naves movilizadas demuestra que era un tema que tenía en vilo la Marina Argentina.

Un sumergible perseguido y atacado

Cuando el Estado nacional desclasificó documentos de la Marina con fecha en julio de 1945, pudo saberse que el 18 de julio de ese año, a 900 kilómetros al sur de San Clemente, el destructor ARA Mendoza de la Marina Argentina identificó la presencia de un sumergible. Lo hizo por observar su periscopio (“especie de caño sobresalía del agua color gris claro”, dice la bitácora de la nave argentina), como por detectar los sonidos submarinos en sus hidrófonos.

El lugar del avistamiento era San Antonio Este, al norte del Golfo San Matías. La hora, las 17.30. La bitácora del destructor señalaba que, ante la presencia de aquel sumergible, “se tocó alarma antisubmarina, máxima velocidad y se puso proa al lugar indicado, donde comenzó a largarse cargas de profundidad”. Allí se informaba también que se patrulló la zona por una hora 40 minutos y luego se recorrió “la costa norte abordable del golfo”.


El destructor ARA Mendoza detectó un submarino y le lanzó bombas de profundidad en julio de 1945 en el Golfo San Matías
. Wikicommons

En este único caso, el avistamiento del submarino fue acompañado, como consta en la bitácora, de un ataque desde el destructor argentino. Pero no existió ninguna prueba de que el submarino haya sido alcanzado por los proyectiles.

En Copetonas, una localidad ubicada 100 kilómetros al sur de Necochea, también se realizó un avistamiento que llegó a las autoridades. José Alfaro, dueño de una pequeña compañía pesquera, denunció el 23 de julio, ante el subprefecto Demetrio Vergara que había divisado la torreta gris de un submarino a unos 4000 metros de la costa.

En su informe a los jefes de la Marina, Vergara escribió: “Al parecer el avistamiento es cierto, ya que tres tripulantes de un lancha de pesca `Alfaro II´ declararon, ante el subprefecto e inspector, haber avistado el sumergible. Las versiones coinciden en todos los detalles, incluidos la hora, la distancia de la costa y el rumbo del sumergible.”

¿Pruebas de un desembarco?

Un último incidente que consta en el libro de Mutti relata lo que podría ser el único caso que registra lo que podría ser un desembarco de un submarino nazi. Ocurrió en la noche del 27 al 28 de julio en inmediaciones de un paraje a pocos kilómetros al sur de Necochea llamado Punta Negra. El reporte de este caso está documentado en un memorandum que Prefectura General Marítima elevó al Ministerio de la Marina.

Todo comenzó cuando el destacamento policial de Punta Negra recibió la denuncia de que una nave hacía señales luminosas cerca de la costa, las cuales eran respondidas por alguien desde tierra. Luego de una intensa búsqueda, la policía encontró a una persona de nacionalidad alemana, que sería el que emitía las luces, y que no tardó en confesar que frente a la playa había un sumergible de Alemania intentando desembarcar y enviando señales en Código Morse.

El hombre fue detenido y a la mañana siguiente, cuatro agentes policiales exploraron la playa y hallaron, 15 minutos al norte de la detención del alemán, lo que describe el informe: “Huellas que iban y venían, desde la costa hasta la entrada arbolada de una estancia. Había también huellas de lanchas o botes de goma que había sido arrastrados y las marcas inequívocas de cajas o cajones muy pesados que habían sido llevados hasta un lugar donde había huellas de ruedas de camión”.

Pero lo mejor del relato está por venir. Cuando los policías se dirigieron a la mencionada estancia “se encontraron con cuatro hombres que hablaban alemán, con ametralladoras en la mano, que les impidieron seguir y los echaron violentamente”.


El U-530 (claro) y el U-977 en Río de Janeiro, en su viaje para los Estados Unidos
Ig @julio.b.mutti

“Levantar patrullado”

El memorandum termina diciendo que los agentes debieron retirarse al no tener orden de allanamiento, y cuando reportaron el asunto a la Jefatura Provincial de Policía de La Plata, desde allí recibieron la orden de “dejar sin efecto la búsqueda de alemanes, retirándose de inmediato de la estancia”.

La incomprensible orden emanada de la policía provincial se encuadra con la que había dado unos días antes, el 21 de julio, el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Héctor Vernengo Lima, cuando, a través de un comunicado había ordenado a sus subalternos que dejen de buscar naves alemanas en las aguas argentinas.

“Comandante en jefe de Escumar y Escurio: Levantar patrullado de la costa”, decía el escueto comunicado, emitido incluso un mes antes de la rendición en Mar del Plata del U-977. Pero el por qué de esa decisión de la oficialidad argentina entra en el terreno de las especulaciones geopolíticas que exceden esta nota.


lunes, 21 de abril de 2025

Aeronave de reconocimiento tipo barrilete: Focke-Achgelis Fa 330



Focke-Achgelis Fa 330 Bachstelze






El Focke-Achgelis Fa 330 Bachstelze (en español: lavandera ) es un tipo de cometa de ala giratoria , conocida como cometa de rotor . Fueron remolcadas por submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para permitir que un vigía pudiera ver más lejos. Weser Flugzeugbau construyó alrededor de 200.

Desarrollo

Debido a su bajo perfil en el agua, los submarinos no podían ver más allá de unas pocas millas sobre el océano. Para solucionar esto, el almirantazgo alemán consideró varias opciones diferentes, entre ellas un hidroavión plegable ( Arado Ar 231 ). Al final, se optó por el Fa 330, un simple hidroavión autogiro monoplaza con un rotor de tres palas.



El Fa 330 podía ser desplegado en la cubierta del submarino por dos personas y estaba atado al submarino por un cable de 150 m (490 pies). El flujo de aire sobre los rotores mientras el barco avanzaba a motor sobre la superficie los hacía girar. La cometa se desplegaría entonces detrás del submarino con su piloto-observador a bordo, elevándolo aproximadamente 120 metros sobre la superficie y permitiéndole ver mucho más lejos, alrededor de 25 millas náuticas (46 kilómetros), en comparación con las 5 millas náuticas (9,3 kilómetros) visibles desde la torre de mando del submarino. Si el capitán del submarino se veía obligado a abandonarlo en la superficie, la atadura se soltaría y el Fa 330 descendería lentamente al agua.



Cuando no se utilizaba, el Fa 330 se guardaba en dos compartimentos estancos detrás de la torre de mando. En condiciones meteorológicas y con mar en calma, los pasos de montaje y desmontaje se podían completar en aproximadamente cuatro minutos. En condiciones meteorológicas más adversas, la recuperación (subir el Fa 330 a cubierta con un cabrestante), el desmontaje y la estiba del Fa 330 llevaban aproximadamente 20 minutos y eran una operación difícil.



Focke-Achgelis propuso una versión motorizada del Fa 330, el Fa 336 , pero el diseño nunca llegó a la fase de hardware.

Historial operativo

Como la cobertura aérea aliada en otros teatros de la guerra se consideraba una amenaza demasiado grande, solo los submarinos que operaban en las partes más meridionales del Atlántico, el océano Índico y el golfo de Adén utilizaron el Fa 330. A pesar de sus ventajas, el uso del Fa 330 resultó en un solo hundimiento cuando el U-177 lo utilizó para detectar, interceptar y hundir el vapor griego Efthalia Mari el 6 de agosto de 1943.



Los aliados tomaron posesión de un Fa 330 en mayo de 1944 cuando capturaron intacto el U-852.



Después de la guerra, el gobierno británico realizó experimentos exitosos remolcando Fa 330 detrás de barcos y jeeps, pero el desarrollo del helicóptero rápidamente ocupó la atención de los militares.



Entre los submarinos que desplegaron cometas Fa 330 se encontraban al menos el U-177 , el U-181 y el U-852 . Otto Giese escribió: "Nuestro barco estaba equipado con un Bachstelze . Se trataba de un pequeño helicóptero pilotado por un solo piloto, sujeto a un cable de acero de 150 metros de largo y que se elevaba en el aire gracias a la velocidad del barco mientras el cable se desenrollaba gradualmente. Desde su posición en lo alto, el piloto tenía una vista de 360 ​​grados y podía informar sobre cualquier embarcación".

Legado e influencia

El Fa 330 inspiró directamente el interés de Igor Bensen por los pequeños autogiros que culminó en el Bensen B-8 y otros autogiros modernos.



En febrero de 2013, Aviation Week and Space Technology informó que L-3 Communications estaba probando su Valkyrie, un autogiro atado sin motor que pesa 210 libras (95 kg), que está destinado a servir como una alternativa barata a un helicóptero embarcado . Valkyrie está diseñado para flotar a una altura de hasta 5.000 pies (1.500 metros), pero se prevé que opere normalmente a 500 a 1.000 pies (150 a 300 metros), ofreciendo un campo de visión de 28 a 39 millas (45 a 63 kilómetros). L-3 afirmó que los buques de guerra podrían ser fácilmente equipados con este sistema.

Aviones supervivientes



FA-330A-1 n.º 100503 en el Museo de la RAF de Cosford

Dinamarca

    100032 – En exhibición estática en el castillo de Egeskov en Kvaerndrup, Faaborg-Midtfyn.

Francia

    100150 – En exposición estática en el Museo del Aire y del Espacio de París. Este fuselaje fue restaurado utilizando piezas de la semana n.º 100115 o n.º 100145.



Alemania

    100042 – En exposición estática en el Deutsches Museum de Múnich.
    100345 – En exhibición estática en el Deutsches Technikmuseum de Berlín.
    100406 – En exhibición estática en el Hubschraubermuseum Bückeburg en Bückeburg.



Reino Unido

    100143 – En exhibición estática en el Museo Imperial de la Guerra de Duxford en Duxford.
    100503 – En exhibición estática en el Museo de la RAF Cosford en Cosford.
    100509 – En exhibición estática en el Museo de Ciencias de Wroughton en Swindon.
    100545 – En exhibición estática en el Museo de la Armada Aérea de la Flota en Ilchester.
    100549 – En exhibición estática en el Museo de Guerra Aérea Lashenden en Ashford.




Estados Unidos

    60133 – En exhibición estática en el Centro Steven F. Udvar-Hazy en Chantilly, Virginia.
    100463 – En exhibición estática en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Dayton, Ohio.

Especificaciones técnicas

Dibujo del manual de reconocimiento de EE. UU. (muy probablemente copia del dibujo alemán)

Datos de aeronaves del Tercer Reich

Características generales

    Tripulación: 1
    Longitud: 4,42 m (14 pies 6 pulgadas)
    Peso vacío: 68 kg (150 lb)
    Peso máximo de despegue: 148 kg (326 lb)
    Diámetro del rotor principal: 7,32 m (24 pies 0 pulgadas)
    Área del rotor principal: 42 m2 ( 450 pies cuadrados) Rotor de 3 palas

Redimiento


    Velocidad de crucero: 40 km/h (25 mph, 22 nudos) con remolque
    Nunca exceda la velocidad : 80 km/h (50 mph, 43 nudos) en remolque
    Velocidad mínima de control : 27 km/h (17 mph, 15 nudos) con remolque




sábado, 8 de marzo de 2025

SGM: El ataque del HMS Cossack (2/2)

El HMS Cossack ataca al MV Altmark (Parte 2/2)

War History




Los torpederos noruegos Kjell y Skarv se situaron entre Altmark, en el interior del fiordo, e Ivanhoe, en las afueras.

A mediodía, una señal del Almirantazgo informó de que Altmark se encontraba en aguas suecas, en la cabecera del Kattegat. Esto provocó cierta confusión hasta que se descubrió que la decodificación de la señal era errónea y que el nombre que inicialmente se leía como «Veaden Rev» probablemente debería ser «Jaederens Rev», una forma antigua de escribir Jærens Rev, las aguas poco profundas al sur de Stavanger. Durante las siguientes horas, se recibieron varios informes de avistamientos, con posiciones que diferían hasta en 25 millas. Un problema era que nadie sabía cómo era Altmark. La única foto disponible era una del Illustrated London News, pero había dos barcos en la foto y el pie de foto no indicaba cuál era el petrolero alemán. Finalmente, Vian decidió dividir su fuerza. El Arethusa, con el Intrepid y el Ivanhoe, debía cubrir la zona de Egersund, mientras que el Cossack, el Nubian y el Sikh harían un barrido hacia el sur, en dirección a Lista. La tensión era cada vez mayor y se abrió fuego contra lo que se pensó que era un avión de reconocimiento alemán, pero resultó ser un Hudson del Mando Costero, que envió señales de reconocimiento erróneas.

A primera hora de la tarde del día 16, el Altmark y el Fireren se encontraban justo al lado del faro de Obrestad, al sur de Stavanger, cuando fueron avistados por un vuelo de combate de tres Hudson. Los aviones del Escuadrón 220 en Thornaby volaban hacia el norte en una línea suelta, uno al lado del otro, acercándose a Stavanger, cuando se observaron dos barcos: uno de ellos, un pequeño auxiliar, el otro, un gran petrolero. El avión pasó por territorio noruego, dando vueltas alrededor del barco más grande para identificarlo correctamente. El nombre Altmark estaba pintado en blanco a ambos lados de popa, debajo de la bandera con la esvástica, y no había duda de que habían encontrado el petrolero. La posición del Altmark fue informada al Almirantazgo a las 12:55 y enviada al Arethusa y al Cossack a las 13:18. El Fireren no tenía cañones antiaéreos y el capitán Sigurd Lura solo pudo izar una señal de protesta contra la aeronave intrusa. El Cossack y su grupo estaban muy al sur de la posición informada, pero el Arethusa, el Intrepid y el Ivanhoe estaban cerca y se giraron para investigar. A las 13:50 (BrT), el oficial de artillería, el teniente Roberts, informó desde la torre de control del director del Arethusa que podía distinguir un buque cerca de la costa noruega y creía que era el Altmark.
 
Alrededor de las 16:00 hora noruega, el torpedero Skarv comandado por Loytnant Herman Hansen reemplazó a Fireren como escolta al Altmark cuando pasó por Egersund. Poco después, tres barcos aparecieron a la vista desde el suroeste. Se acercaron a gran velocidad y pronto pudieron ser identificados como un crucero británico y dos destructores. En paralelo al curso del petrolero, justo fuera del límite territorial noruego, Arethusa lanzó una señal, ordenando al Altmark que "virara al oeste", fuera del territorio noruego. Dau ignoró la orden y continuó pegado a la costa. No podía creer que los británicos violaran el territorio noruego a plena luz del día frente a un torpedero de la RNN. Sin embargo, el capitán Graham del Arethusa creyó que sus órdenes del Almirantazgo eran lo suficientemente claras. Envió una señal a Vian, confirmando que había localizado el barco alemán, y ordenó al Intrepid y al Ivanhoe que lo interceptaran y abordaran mientras él cubría desde fuera del límite territorial. Los dos destructores se adentraron rápidamente en aguas territoriales noruegas, el Ivanhoe enarboló la bandera con la señal «Girar al oeste» y el Intrepid con la señal «Girar o disparamos». No hubo reacción.



A las 16:30, el teniente Hansen envió una señal inalámbrica desde el Skarv a sus superiores en Kristiansand con información de que se habían avistado buques de guerra británicos. Diez minutos más tarde, una señal complementaria dijo que ya estaban en aguas noruegas, aparentemente con la intención de interceptar al Altmark. Hansen dirigió su ágil torpedero hacia el Intrepid, el destructor más cercano. Mediante maniobras audaces, logró mantener al Skarv entre el Intrepid y el Altmark, protestando por su presencia en aguas noruegas con un megáfono. El comandante Roderick Gordon respondió que el Altmark también estaba en aguas noruegas, con prisioneros a bordo. Hansen respondió que el barco alemán había sido registrado y que no se habían encontrado prisioneros. Frustrado, Gordon giró 180 grados y, como se esperaba, el torpedero lo siguió. Después de dos millas, el Intrepid volvió a virar hacia Altmark, aumentando la velocidad a 25 nudos, dejando atrás a Skarv.

Cuando ya estaba bastante lejos del noruego, Gordon dio la orden de disparar un tiro de advertencia al petrolero. El proyectil de 4,7 pulgadas rebotó en el agua a unos 220 metros detrás del petrolero y aterrizó sin causar daño en el interior de Stien, cerca de Rekefjord. Se dispararon dos rondas más y Dau finalmente perdió el valor. El Altmark comenzó a disminuir la velocidad. El Intrepid también disminuyó la velocidad y arrió su ballenero con un grupo de abordaje a bordo. Al ver esto, Dau ordenó acelerar de nuevo y el ballenero no pudo alcanzarlo. Mientras tanto, Skarv había alcanzado al Intrepid y el teniente Hansen volvió a gritar una protesta contra la violación del territorio noruego. El comandante Gordon respondió que tenía órdenes de interceptar al Altmark y llevarlo a Inglaterra. Hansen repitió su protesta, a lo que Gordon respondió: "Tengo mis órdenes".

Mientras Skarv estaba ocupado con el Intrepid, el comandante Philip Hadow acercó al Ivanhoe al petrolero en un intento de obligarlo a salir al mar. Sin embargo, aconsejado por los dos pilotos noruegos, Dau dirigió el Altmark dentro de un pequeño grupo de islas llamado Fogsteinane, donde había poco espacio para maniobrar. Hadow decidió que era hora de abordar y trató de maniobrar lo suficientemente cerca del costado de estribor del Altmark para permitir que su grupo de abordaje, que estaba esperando, saltara al otro lado. Michael Scott, uno de los oficiales del Ivanhoe, escribió más tarde:

Desde donde estaba en el puente, el Altmark presentaba una vista inolvidable. Un barco de unas 10.000 toneladas, creo, causaría comentarios cuando no se veía ni una sola alma en cubierta, pero en tiempos de guerra, y especialmente cuando un barco está a punto de ser abordado, me pareció tan siniestro y poco realista que pensé que debía haber alguna estrategia en ello, sobre todo porque habíamos oído que llevaba armas. Pero no pasó nada y avanzó hacia la entrada del fiordo. [.] Aumentamos la velocidad y nos acercamos bastante rápido a su aleta de estribor.


Justo cuando la proa del Ivanhoe comenzó a cerrarse sobre el alcázar del Altmark, Dau aumentó la velocidad a unos 10 nudos y el Altmark se deslizó hacia babor, todo el tiempo cerrando la boca del Jossingfjord, abriéndose detrás de Fogsteinane. El destructor fue cortado por la estela de la hélice del petrolero, y se perdió la oportunidad de abordar. Se habían dado órdenes desde Arethusa de ametrallar el puente del Altmark si se negaba a detenerse. Sin embargo, dos de los hombres vistos en el puente fueron identificados como pilotos noruegos y Hadow decidió no abrir fuego.

En ese momento, el torpedero Kjell entró en escena frente a Jossingfjord bajo el mando del teniente finlandés Halvorsen. Tanto el Kjell como el Skarv eran de diseño anterior a la Primera Guerra Mundial y, aunque sus torpedos aún exigían respeto por parte de los destructores británicos, no tenían más que dos cañones de 47 mm y uno de 76 mm entre ambos. Como era superior, Halvorsen tomó el mando y le pidió por radio a Hansen un informe de la situación. Al recibirlo, izó la bandera de "protesta" y colocó su barco en el camino del Ivanhoe, que tuvo que desviarse de la persecución del Altmark. Los dos buques de guerra estaban a una distancia que les permitía hacer señas y el teniente Halvorsen gritó una protesta por la intrusión de territorio noruego al otro lado del mar. Sorprendentemente, Hadow le gritó en alemán y Halvorsen lo interrumpió con un "Por favor, hable inglés, señor", lo que provocó cierta diversión en el puente del destructor. Las reiteradas protestas de Halvorsen hicieron que los dos destructores británicos redujeran la velocidad y el Altmark se adentrara en el fiordo de Jossingfjord, cuya estrecha entrada aparecía entre dos pequeños faros.

En el fiordo de Jossingfjord, Wilhelm Dydland, de dieciséis años, estaba cuidando su barco, que había estado desembarcado para pasar el invierno. En torno a las 17:00 horas, oyó fuertes ruidos procedentes del mar y, poco después, un enorme buque entró en el fiordo a gran velocidad. Sorprendido, corrió hacia los áridos acantilados marinos para mirar. Cuando pasó cerca de él, un hombre salió del ala del puente del petrolero y gritó en noruego, preguntando si el fiordo era lo suficientemente profundo para entrar. El desconcertado joven saludó y gritó que estaba bien y vio cómo el Altmark pasaba por el fiordo, haciendo fuertes ruidos mientras abría una amplia franja en el hielo de 2 a 3 pulgadas de espesor que cubría el fiordo a unos cien metros dentro de la entrada.

A las 17:10, al entrar en Jossingfjord, Dau envió un telegrama a través de la estación de radio costera más cercana a la embajada alemana en Oslo, avisando que se encontraba «bajo tierra» y que un destructor británico intentaba acercarse. El Arethusa intentó bloquear sus transmisiones al principio, pero luego se detuvo, ya que se creyó que sería mejor interceptar el mensaje y tal vez conocer las intenciones del alemán. A las 17:55, se envió una segunda señal desde Altmark a la embajada, informando que se encontraba a salvo dentro de Jossingfjord, protegido por dos torpederos noruegos, pero con el Intrepid flotando afuera. Más tarde, una tercera señal solicitaba a la embajada que «protestara enérgicamente contra la conducta de las fuerzas navales inglesas». El B-Dienst alemán siguió de cerca los acontecimientos y, además de interceptar la mayor parte del tráfico de señales británico, también recogió las señales de Dau a Oslo, reenviándolas al SKL y al Grupo Oeste.

En Berlín, el SKL evaluó la situación continuamente pero, a diferencia de Dau, no tenían expectativas de que los británicos respetaran las aguas territoriales noruegas. En una señal a las 18:12, se ordenó al Altmark que buscara refugio en el «fiordo Lister o en el fondeadero seguro para torpedos más cercano». Sin embargo, recordando las reacciones noruegas cuando el City of Flint echó el ancla, una señal modificada siguió solo minutos después: «No fondee, pase la noche en una zona segura». El SKL también consideró enviar una fuerza de destructores cubierta por el crucero Hipper y al menos un acorazado hacia Noruega, pero debido a las condiciones del hielo, la preparación de los barcos era baja y no podrían hacerse a la mar hasta la mañana siguiente, en el mejor de los casos. En cambio, se enviaron instrucciones al Agregado Naval Schreiber en Oslo para que se pusiera en contacto con las autoridades noruegas y se asegurara de que harían todo lo posible para garantizar la seguridad del Altmark.

Schreiber se puso en contacto con el Estado Mayor del Almirante alrededor de las 18:45 y se le informó de que la RNN estaba al tanto de la situación y que se tomarían todas las medidas necesarias. Después de recibir finalmente la segunda y la tercera de las señales de Dau (la primera se recibió en la radio Farsund a pesar de la interferencia de Arethusa, pero nunca llegó a la embajada), Schreiber telefoneó de nuevo al Estado Mayor del Almirante alrededor de las 21:50, mientras que el Ministro Bräuer llamó al Subsecretario Jens Bull en el Ministerio de Asuntos Exteriores, solicitando información. A ambos se les dijo que la información era escasa en ese momento, pero que la RNN tenía la situación bajo control y Altmark estaba a salvo. Si algo sucedía durante la noche, se informaría a la embajada.

Por otra parte, el agregado naval británico, el contralmirante Boyes, fue invitado a la sede del almirante durante la velada. Allí, el jefe de inteligencia naval, el capitán Erik Steen, le mostró Jossingfjord en un mapa y le explicó la situación tal como la conocía. Se hizo hincapié en que Altmark no podría escapar sin abandonar finalmente el territorio noruego, momento en el que los barcos británicos podrían interceptarlo sin infringir la neutralidad noruega. Si el capitán Dau decidía quedarse en Jossingfjord, las autoridades noruegas se verían obligadas a "hacerse cargo de los prisioneros". En cualquier caso, se le pidió a Boyes que confirmara que los barcos navales británicos no volverían a entrar en aguas noruegas para atacar Altmark, ya que la situación estaba bajo control. No ha sido posible determinar si el almirante Boyes transmitió esta información.

Unas pocas islas protegen la parte desolada de la costa noruega conocida como Dalane del Mar del Norte. En 1940, la población de la región era muy pequeña y, aparte del pueblo de Hauge y su puerto Sogndalstrand, sólo unas pocas granjas y asentamientos se encontraban dispersos entre las montañas. Desde el mar, la zona parece poco atractiva y, en febrero, la espesa capa de nieve casi llegaba hasta el mar, lo que aumentaba la desolación. Jossingfjord es uno de los pocos lugares lo suficientemente grandes como para albergar un barco del tamaño de Altmark. Junto al pequeño asentamiento pesquero de Jossinghavn, también había un sencillo muelle de aguas profundas con instalaciones de carga de mineral cerca de la cabecera del fiordo. La exportación de mineral de titanio se había detenido por la guerra y las instalaciones no estaban en uso en ese momento.

Con Altmark entrando en Jossingfjord poco después de las 17:00, la situación se calmó por un tiempo. El teniente Halvorsen dejó que Kjell siguiera a Altmark a través de la abertura que había hecho en el hielo mientras Skarv se encontraba justo dentro de la boca del fiordo, bloqueando la entrada. El Ivanhoe se quedó en las afueras, bien dentro del territorio noruego, mientras el Intrepid se retiraba, recuperando su ballenero con el grupo de abordaje que no tuvo éxito. El teniente Halvorsen quería hablar con el capitán del Altmark. Sin embargo, el hielo impidió que Kjell se acercara al petrolero, y los dos capitanes tuvieron que usar sus megáfonos en la popa del petrolero. Dau le dijo a Halvorsen que había alrededor de 130 hombres a bordo de su barco, que ya había sido inspeccionado por la Armada noruega varias veces, incluso por "el almirante en Bergen". Él, sostuvo Dau, les había dado "derecho de paso". Esto fue confirmado por los pilotos, con quienes Halvorsen también habló. Contento por el momento, Halvorsen sacó a Kjell del fiordo para escuchar lo que tenían que decir los británicos. Mientras tanto, el capitán Vian había llegado y Cossack estaba junto al Ivanhoe para recibir un informe del comandante Hadow. Sikh y Nubian permanecieron en alta mar con el Intrepid y el Arethusa protegiendo contra los submarinos.

Después de recibir la información, Vian ordenó al subteniente pagador Geoffrey Craven, que hablaba alemán y sueco básico, que invitara al capitán del torpedero noruego a subir a bordo del Cossack para intentar solucionar el problema. Halvorsen aceptó y subió a bordo del destructor. El teniente de veintinueve años, que hablaba bien inglés, protestó firmemente por la violación de la neutralidad noruega y le presentó a su colega británico de mayor edad una versión en inglés de las normas de neutralidad. Vian respondió que había «400 prisioneros británicos hambrientos» a bordo del Altmark y exigió el derecho a abordar el petrolero alemán y buscarlos. Impertérrito, el loytnant Halvorsen respondió que el Altmark había sido inspeccionado por la RNN y que no le habían informado de ningún prisionero. Vian sugirió que los oficiales británicos y noruegos deberían inspeccionar conjuntamente el Altmark y resolver el problema de los prisioneros de una vez por todas. Halvorsen respondió que no podía autorizarlo porque el barco alemán tenía permiso para transitar por aguas noruegas. Repitió la gravedad de la situación e instó a Vian a abandonar el territorio noruego inmediatamente. La discusión se llevó a cabo "de manera firme pero educada", según Halvorsen en su informe al SDD1. Otros la describen como algo acalorada en algunos momentos, y el teniente noruego en un momento dado amenazó con usar torpedos si los barcos británicos no se iban en treinta minutos. Finalmente, Vian debió sentir que era imprudente abordar el Altmark tal como se había desarrollado la situación, y se retiró. Alrededor de las 18:30, después de que Halvorsen dejara a Cossack con promesas de que se registrara nuevamente el Altmark, ordenó a Ivanhoe que lo siguiera fuera del límite territorial.

Se enviaron dos señales "más inmediatas" desde Cossack al Almirantazgo y se repitieron al Comandante en Jefe de la Flota Nacional. La primera a las 17:32 (16:32 BrT):

El fiordo es un callejón sin salida. No esperen cambios del cañonero noruego, que está examinando el Altmark. Un segundo cañonero tiene un tubo de torpedos apuntando hacia mí. El Altmark está siendo bloqueado eficazmente por el Arethusa. Está pintado de gris de buque de guerra.


El segundo a las 18:57 (17:57 BrT):


El oficial al mando del cañonero noruego Kjell me informa que los pilotos noruegos a bordo del Altmark informan que el buque
No debería dudar en interceptar a Altmark, incluso si se encontraba dentro de las aguas territoriales noruegas.

Vian era uno de los oficiales más destacados de la Marina Real. Como comandante en jefe de la 4.ª Flotilla de Destructores, normalmente tenía su mando a bordo del líder de la flotilla, Afridi. En enero, Afridi fue a los astilleros y Vian decidió que el capitán Sherbrook de Cossack debía tomarse un descanso. Una vez que se fue, Vian se trasladó a Cossack con su personal. Según todos los informes, Vian era un hombre difícil bajo el que servir. El teniente comandante Reginald Whinney lo conocía desde mucho antes de la guerra:

Vian siempre había sido delgado. Era alto y rubio, con cejas pobladas y pobladas. [.] Su rostro nunca mostraba mucha expresión, tal vez el cabello la ocultaba. PLV era un hombre que vivía de los nervios, y deben haber sido muy resistentes. [.] Sin embargo, no era un caballero gentil. [.] Como capitán, era increíblemente grosero, irascible y con frecuencia innecesariamente ofensivo; uno tenía que enfrentarse a él y tener razón, o hacerle creer que así era. En acción, era tranquilo, calmado y muy rápido. Cualquiera que levantara la voz innecesariamente en cualquier momento no lo hacía dos veces. De lo contrario, a cierta distancia por debajo de su feroz exterior, podía ser un hombre de sorprendente amabilidad. En algunos aspectos, era un genio.

Teniendo en cuenta los informes de avistamiento que llegaban, Vian encontró improbable que Altmark pudiera haber llegado más allá de Kristiansand. Por lo tanto, extendió su línea de barcos a unas seis millas de distancia, navegando al oeste y al norte desde Lindesnes durante la noche. A las 00:48 del día 16, una señal del almirante Forbes dejó en claro lo que estaban buscando: "Altmark es su objetivo. Actúe en consecuencia. A las 04:37, una señal del submarino Seal indicó que el Altmark aún no había pasado Skudeneshavn y, tras reunirse con el Cossack al amanecer del día 16, la fuerza permaneció en las inmediaciones de la costa noruega al sur de la zona de patrulla del Seal. Durante la mañana, se detuvieron y registraron varios buques, también dentro de aguas territoriales noruegas, pero no hubo señales del escurridizo Altmark.

Dau se encontraba en una situación incómoda, pero consideraba que su barco estaba a salvo mientras permaneciera dentro del fiordo de Jossingfjord. Con los torpederos noruegos entre él y los destructores británicos, el asunto se había convertido en un asunto político, que a partir de ahora podría dejarse en manos de Berlín. Ciertamente no tenía intención de crear ningún pretexto para intervenciones británicas o noruegas y se contentaba con quedarse donde estaba por el momento. El Altmark se adentró lo más posible en el fiordo y se detuvo contra el hielo cerca del lado este cuando empezó a oscurecer. No se echaron anclas y se mantuvieron los motores en marcha para poder moverse con poca antelación. Los dos pilotos noruegos desembarcaron, pero, entre todas las cosas, subieron a bordo dos funcionarios de aduanas locales. En ese momento, nadie parece haberse dado cuenta de que, al adentrarse en el fiordo, el Altmark ya no estaba en un «paso inocente» de un canal neutral, sino que había entrado en aguas interiores y, por lo tanto, había cambiado su definición legal de acuerdo con la Convención de La Haya.

Mientras tanto, el teniente Halvorsen envió a Kjell a unirse a Skarv para bloquear la entrada al canal a través del hielo que había formado el petrolero, mientras él mismo desembarcaba en Jossinghavn. Las radios de los barcos noruegos eran inútiles entre las altas montañas que rodeaban el fiordo y Halvorsen utilizó el único teléfono del asentamiento, dictando un informe detallado a sus superiores en Kristiansand. Al concluir su informe, Halvorsen pidió permiso para registrar nuevamente el Altmark para determinar si tenía prisioneros a bordo o no. El Fireren, que había recibido órdenes de ir de Egersund a Jossingfjord, llegó alrededor de las 20:40. El Kaptein Lura era el oficial noruego de mayor rango en el lugar, pero dejó el contacto con Cossack a Halvorsen. Para mantener la comunicación con Kristiansand, un hombre se quedó al teléfono en la casa a unos 30-40 metros del muelle de Holmekaien donde estaba amarrado el Fireren. El teniente Halvorsen estaba en contacto a gritos con el auxiliar, que utilizaba una lámpara de señales para los torpederos que se encontraban más lejos. Mediante este sistema primitivo pero eficaz, las autoridades navales y políticas se mantenían informadas de la evolución de la situación y podían dar sus órdenes e instrucciones sin mucha demora.

Durante la tarde llegó una respuesta a la petición del teniente Halvorsen directamente del contralmirante Smith-Johannsen del SDD1: el Altmark no debía ser inspeccionado de nuevo. Si, durante la noche, las fuerzas británicas intentaban abordar el petrolero alemán, los torpederos debían impedirlo, si era necesario por la fuerza. Se creía que mover sus barcos entre el Altmark y cualquier destructor británico sería adecuado, ya que abordar el petrolero a través de una cubierta noruega estaría fuera de cuestión. Poco después, el almirante comandante revocó la orden de utilizar la fuerza, supuestamente por órdenes del Ministerio de Asuntos Exteriores. Al teniente Halvorsen se le había negado toda posibilidad de resistirse a los intrusos a pesar de sus exitosos esfuerzos anteriores ese mismo día.

En la noche del 15 al 16 de febrero, el submarino minador británico Seal había tendido una red de tres millas de largo frente a las islas Fogsteinane, no lejos de Jossingfjord. La esperanza era que el Altmark se enredara en la red y se detuviera o, al ver la red, se aventurara fuera de las aguas territoriales noruegas para ser interceptado. En cambio, fue el buque minero alemán Baldur, de 5.805 toneladas, que se dirigía al sur desde Kirkenes, el que se enredó en la red y comenzó a derivar sin poder hacer nada hacia el oeste. Un avión del Comando Costero lo avistó, pensó que podría ser el Altmark e informó del avistamiento a la base. Se ordenó al Intrepid y al Ivanhoe que investigaran. Michael Scott de Ivanhoe escribió:

Debe haber sido alrededor de las 21:30 [BrT] cuando el primer teniente, que estaba de guardia en ese momento, vio un barco oscuro que se dirigía hacia el sur. Nos acercamos a él, encendimos los reflectores en su puente y descubrimos una vez más que era otro barco que enarbolaba la bandera alemana. Se le hizo una señal de “Alto inmediatamente” y se disparó un tiro de advertencia en la proa. [...] La única respuesta que obtuvimos fue “¿Qué quieren?”, que nos dijeron en inglés. Luego disparamos otro tiro y se detuvo de inmediato. Las cosas sucedieron muy rápidamente. De repente, la parte superior del puente del Baldur comenzó a arrojar nubes de humo que estallaron en llamas. El barco comenzó a asentarse y esperamos para recoger a los supervivientes. Se vieron dos botes salvavidas que se bajaban, uno de los cuales se dirigía al Intrepid y el otro a la costa, ¡mientras nosotros lo perseguíamos!


El barco alemán se vio rápidamente envuelto en llamas y, temiendo una explosión, el comandante Hadow llamó al ballenero con un grupo de abordaje que acababa de salir de Ivanhoe y recogió a los hombres del bote salvavidas. El capitán Vian escribió más tarde en su informe que, como "el mar estaba en calma y la noche estaba iluminada por la luna, los dos destructores deberían haber intentado acercarse y abordar el carguero de inmediato para evitar que se hundiera". El Baldur se hundió durante la noche.


Después de retirarse fuera del territorio noruego y enviar sus informes, Vian se dispuso a esperar. Las condiciones del hielo observadas en el Skagerrak significaban que, por el momento, el Altmark no podía llegar a Alemania sin abandonar finalmente el territorio noruego. Se podía esperar la llegada de barcos y aviones alemanes al amanecer, pero la fuerza de Vian era fuerte y tres submarinos, el Triad, el Seal y el Orzel, también estaban en la zona. Cuanto más tiempo permaneciera el Altmark en Jossingfjord, más probable era que el gobierno noruego pudiera verse persuadido de aceptar una inspección exhaustiva del buque, incluidos los oficiales británicos, o al menos los funcionarios británicos.

En Londres, Churchill había llegado a la Sala de Guerra del Almirantazgo con el contralmirante Phillips del DCNS, alertado por la noticia de que habían encontrado el Altmark. No estaba de humor para la paciencia ni la diplomacia y, como el almirante Pound no estaba presente, Churchill tomó el asunto en sus propias manos. Después de consultar con el ministro de Asuntos Exteriores Halifax, pero sin pasar por el almirante Forbes, que era el superior de Vian, Churchill envió órdenes explícitas al Cossack a las 17:50 (BrT):

A menos que el torpedero noruego se comprometa a escoltar al Altmark a Bergen con una guardia conjunta anglo-noruega a bordo y una escolta conjunta, debe abordar el Altmark, liberar a los prisioneros y tomar posesión del barco en espera de más instrucciones. Si el torpedero noruego interfiere, debe advertirle que se aleje. Si le dispara, no debe responder a menos que el ataque sea serio, en cuyo caso debe defenderse sin usar más fuerza de la necesaria y cesar el fuego cuando desista. Sugiera al destructor noruego que el honor se cumple sometiéndose a una fuerza superior.

El capitán Vian debió darse cuenta de que la señal llevaba la marca de Churchill y que sus próximas acciones serían, en el mejor de los casos, críticas para su carrera. La señal contradecía su propia solicitud de instrucciones y poco después se complementó con un resumen: «Recibido su 1757/16. Probablemente haya prisioneros escondidos a bordo. Lleven mi 1750/16».

Vian hizo una señal a los otros barcos: «Voy solo» y ordenó al teniente comandante Bradwell Turner, primer oficial del Cossack, que preparara el grupo de abordaje. Este estaba formado por cuarenta y cinco marineros, en su mayoría del crucero Aurora, embarcados para la ocasión, ya que el Cossack tenía a varios de sus tripulantes enfermos de gripe. Los hombres estaban agrupados en cuatro secciones; a cada una se le asignó una parte del barco alemán para que tomara el control.

Era una noche fría pero clara, ya que la luna estaba alta, lo que proporcionaba una buena visibilidad. Alrededor de las 22:45, Vian llevó al Cossack de vuelta a aguas noruegas al este de Fogsteinane. Las aguas están sucias aquí y los oficiales de la RNN se preguntaron por la imprudencia del capitán británico. Sin embargo, en el puente del Cossack, el oficial piloto, el teniente comandante MacLean, tuvo que admitir a Vian que había seguido las luces equivocadas en tierra y preguntó si podía hacer que encendieran los reflectores para ver dónde estaba. Así lo hicieron y el barco logró atravesar el estrecho sin problemas, pero los comentarios en el puente fueron que la historia mostraría que el Cossack llegaba con las luces encendidas, cuando en realidad estaba perdido. A las 23:12 (22:12 BrT), cuando el Cossack entraba en Jossingfjord, llegó una tercera señal del Almirantazgo:

Si no se acepta la oferta de escolta y guardia conjunta a Bergen y se le ha obligado a embarcar, se debe actuar de la siguiente manera: si no se encuentran prisioneros a bordo, el barco debe ser llevado como botín. Si no se encuentran prisioneros y el barco se encuentra definitivamente en Altmark, el capitán y los oficiales deben ser llevados a Inglaterra para que podamos averiguar qué se ha hecho con los prisioneros. El barco debe ser abandonado en el fiordo.

En general, hay una notable inconsistencia entre los relatos de los participantes en los eventos posteriores en Jossingfjord esta tarde. Los informes británicos, noruegos y alemanes difieren ampliamente; más aún cuanto más tiempo después de los eventos se escribieron. La mayoría de las partes parecen haber tenido una creciente necesidad de justificar sus acciones, o la falta de ellas. Lo que sigue es un intento de reconstruirlo de la manera más precisa y objetiva posible a partir de las fuentes originales.

martes, 4 de marzo de 2025

SGM: El ataque del HMS Cossack (1/2)

El HMS Cossack ataca al MV Altmark I

War History



El HMS Cossack ataca al MV Altmark, por Norman Wilkinson. Museo Marítimo Nacional de Greenwich.

Poco antes del amanecer del 14 de febrero de 1940, un gran y elegante buque entró en aguas territoriales noruegas frente a la costa de Helgeland. Tras rodear el faro de Halten, pintado de blanco, tomó rumbo este a través de Frohavet antes de virar hacia el sur hacia los Leads. Su francobordo era bajo a proa y popa de la estructura del puente central, pero tanto el castillo de proa como la popa estaban construidos más altos, con una única chimenea a popa, lo que le daba la forma característica de un petrolero a motor contemporáneo. El casco oscuro y la superestructura gris claro le daban al barco un aspecto siniestro. Cuando la fría luz del amanecer se alzaba desde las montañas cubiertas de nieve en el este, el nombre Altmark podía verse en letras blancas a ambos lados de la popa.

El capitán Heinrich Dau había zarpado del Altmark desde Wilhelmshaven a principios de agosto y había cargado 9.414 toneladas de gasóleo en Port Arthur, Texas, mientras el mundo aún estaba en paz. En el Atlántico, de regreso, el 25 de agosto llegó la señal «Steurbord Lampe brennt nicht mehr» («Linterna de estribor apagada»), que significaba «peligro extremo de guerra, manténgase alejado de todo tráfico». Unos días después, se recibieron instrucciones de dirigirse a un punto frente a las islas de Cabo Verde para encontrarse con el Panzerschiff Graf Spee. En ruta, el capitán Dau ordenó que su barco fuera pintado de negro y gris con una chimenea amarilla, cambiando su nombre a Sogne of Oslo. Para completar el disfraz, se izó una bandera noruega en la popa, mientras que se pintaron rayas rojas, blancas y azules en los costados, al igual que la palabra «NORGE» en el puente.

El Altmark se reunió con el Graf Spee la mañana del 1 de septiembre, justo cuando las tropas alemanas marchaban hacia Polonia. Durante el día, dos ametralladoras antiaéreas de 20 mm fueron transferidas desde el Graf Spee junto con veinte marinos, dos operadores de radio, un oficial de sobrecargo para manejar los suministros y un oficial de presas. Así, el Altmark tenía una tripulación de 133 hombres, en total. Los dos barcos navegaron hacia el Atlántico Sur mientras Europa entraba en guerra. Después de un tiempo, el Graf Spee despegó para hacer su trabajo como asaltante mientras el Altmark desaparecía en la inmensidad del sur, constantemente alerta para evitar ser avistado. Se volvieron a encontrar el 14 y el 28 de octubre y el 6 de diciembre. En cada ocasión, el Panzerschiff fue abastecido y reabastecido. A medida que el Graf Spee aumentaba su número, los marineros capturados fueron transferidos al Altmark cuando se encontraron. Esto no había sido planeado en absoluto y fue un desafío para el Kapitän Dau. Los almacenes tuvieron que ser transformados en celdas, algunos miembros de la tripulación tuvieron que ser asignados a tareas de guardia y el agua y la comida tuvieron que ser compartidas entre muchos más hombres de lo esperado.

El segundo ingeniero Herbert Saville de Newton Beach fue interceptado frente a Cabo Verde el 5 de octubre, primero fue llevado a bordo del Graf Spee y luego transferido a Altmark, donde pasaría un total de 135 días:

[A bordo del Graf Spee], nos trataban como oficiales y caballeros, mientras que en el barco prisión, nos consideraban prisioneros. [.] Aunque no nos maltrataban en el Altmark, dormíamos en la cubierta de hierro con alfombras para mantenernos calientes y se referían a nosotros como los prisioneros. Creo que lo peor que tuvimos que sufrir fue la monotonía y la tortura mental de no saber qué iba a pasar. Nuestro ejercicio en el barco era muy limitado. Solo se nos permitía tres cuartos de hora cada 48 horas, y a menudo ni eso. Muy rara vez veíamos la luz del día y a menudo no se nos permitía lavarnos durante días.

Los relatos de los prisioneros de Altmark son bastante positivos poco después de haber sido rescatados. El trato había sido justo, sin malos tratos directos, y el aburrimiento y la inactividad parecían haber sido las mayores pruebas, así como la escasez de tabaco. Más tarde, las historias se matizaron y, en particular, el Kapitän Dau y su oficial de prisión, el subteniente Schmidt-Burchardt, fueron descritos como "brutales" y "antipáticos". La comida fue criticada por algunos y la falta de cuartos sanitarios e instalaciones para lavarse era incómoda, pero Altmark no fue diseñado para albergar prisioneros y todo lo relacionado con ellos tuvo que improvisarse. La mayoría de los relatos sostienen que la tripulación original de Altmark era mucho más dócil que los transferidos desde Graf Spee y algunos apuntan a una considerable fricción entre los dos grupos.

El 19 de diciembre, cuando la noticia de la batalla del Río de la Plata y del hundimiento del Graf Spee por Langsdorff frente a Montevideo llegó a Altmark, casi 300 hombres fueron encerrados en el casco del petrolero. La mayoría de los capitanes y oficiales superiores de los barcos hundidos habían permanecido a bordo del Graf Spee y finalmente fueron liberados en Uruguay. Cuando fueron interrogados por oficiales de la Armada británica, revelaron la existencia del barco de suministro y de los prisioneros a bordo, y se inició una amplia búsqueda. Sin embargo, pocos habían visto realmente al Altmark, y había incertidumbre sobre su apariencia y si estaba armado o no.

Informado por radio desde Berlín de que la Marina Real lo estaba buscando, Dau mantuvo la identidad noruega de Altmark, pero cambió su nombre a Haugesund. Más tarde, apareció como Chirripo, enarbolando una bandera estadounidense. Dau permaneció al sudoeste de Ciudad del Cabo durante varias semanas, esperando que la búsqueda se calmara. Al menos una vez, se avistaron barcos británicos en el horizonte, pero el Altmark se escabulló a toda velocidad sin ser reconocido. Durante enero, el agua dulce empezó a escasear y el 24 Dau decidió intentar regresar a casa. Eludiendo a la Patrulla del Norte, el Altmark pasó al sur de Islandia el 12 de febrero y dos días después entró en aguas noruegas. Las dos ametralladoras transferidas desde el Graf Spee habían sido guardadas bajo cubierta. El buque ondeaba la bandera oficial del Reichsdienstflagge alemán, una gran bandera roja y blanca con una esvástica negra en el centro y un águila dorada en la esquina superior, que indicaba que se trataba de un buque no naval en servicio oficial.

Durante la noche, antes de entrar en territorio noruego, el Kapitän Dau envió una larga señal al SKL, informándoles de que todo estaba bien a bordo y que esperaba estar de vuelta en unos días. También se añadió que tenía a bordo 22 prisioneros británicos, 67 indios y 8 negros, todos sanos. Ésta fue la primera noticia del Altmark en meses y fue recibida con entusiasmo en Berlín. En la embajada alemana en Oslo, el ministro Bräuer y el agregado naval Korvettenkapitän Richard Schreiber habían sido notificados algunas semanas antes de que se esperaba al Altmark. Ahora, a las 11:30 del 14 de febrero, recibieron un mensaje telefónico cifrado con información de que el Altmark había entrado en aguas noruegas y que debían asegurarse de que las autoridades navales noruegas le permitieran pasar con seguridad por los canales, incluidos los prácticos necesarios.

El capitán Dau, de sesenta y cinco años, estaba indudablemente cansado después del largo y peligroso viaje. Los mensajes de radio de Alemania advertían repetidamente de que la Marina Real empleaba vastos recursos para cazarlo, pero cuando llegó a aguas territoriales noruegas, debió pensar que lo peor ya había pasado. Incluso si las autoridades noruegas conocían la naturaleza de su barco, se le debería permitir seguir por los canales y cruzar el Skagerrak durante la noche del 15 al 16 de febrero, cuando la luna se ocultaría temprano, lo que le daría muchas horas de oscuridad para llegar a un refugio en aguas danesas, detrás de los campos de minas alemanes. Dau sabía que habría cónsules británicos en la mayoría de los puertos noruegos y que, sin duda, Altmark sería observado y reportado a Londres en cuestión de horas. Sin embargo, tenía menos confianza en la capacidad británica para reaccionar rápidamente a los informes de avistamiento y, si podía llegar a Skagerrak en treinta y seis horas, calculó que no habría peligro inmediato.

Los prisioneros, a los que ya no se les permitía subir a cubierta para los ejercicios diarios, sabían que estaban bajo tierra porque a un marinero se le había permitido subir brevemente a cubierta para vaciar un balde de ropa y adivinó correctamente que debía ser Noruega. El marinero de primera Thomas Foley, prisionero del Doric Star, escribió:

Uno de los guardias alemanes irrumpió en nuestra habitación, corrió hasta la portilla y la cerró con abrazaderas, luego colocó algunas barras de hierro sobre ella, para que no pudiéramos ver nada. Luego salió corriendo de nuevo y más tarde oímos que los alemanes habían colgado un trozo de lona frente a la entrada. Estábamos prácticamente enterrados en el fondo del barco. Estábamos enfermos de emoción. Estábamos casi enfermos físicamente, ya que el ojo de buey y la entrada estaban completamente bloqueados, no recibíamos aire en absoluto y la atmósfera de nuestra prisión se volvía cada vez más sofocante. Sabíamos que no podríamos soportarlo por mucho tiempo, y varios de los muchachos enfermaron. Vivimos así durante todo un día y una noche, quejándonos en vano al guardia.


El puesto de guardacostas de Linnesoy en Fosen avistó al Altmark a las 03:40 del 14 de febrero y envió un informe estándar al Sector de Defensa Marítima de Trondelag en Trondheim. Desde allí, el informe fue enviado al teniente Franz Münster del torpedero Trygg en Kristiansund con órdenes de encontrarse con el buque y comprobar sus credenciales. Al acercarse al petrolero alemán por la tarde, frente a la isla de Tustna, el teniente Münster lo observó con sus binoculares. Además de la Reichsdienstflagge, el Altmark tenía una bandera blanca más pequeña con una esvástica central en el mástil principal, pero no mostraba signos de estar armado ni ninguna otra irregularidad. Münster, que desconocía la verdadera identidad del Altmark, decidió tratar al barco como un mercante normal y, después de ordenarle que se detuviera, el primer oficial, Fenrik Evju, fue enviado a inspeccionarlo.

El contralmirante Carsten Tank-Nielsen, comandante en jefe del SDD2 en Bergen, había enviado una nota a sus comandantes subordinados resumiendo lo que se sabía sobre el Altmark y ordenándoles que, si entraba en territorio noruego, se le informara de inmediato. Por alguna razón, la nota del almirante no se había distribuido entre los barcos del sector de defensa marítima de Trondelag y ni el Münster ni el Evju se dieron cuenta de que acababan de interceptar un barco que la Marina Real llevaba casi dos meses persiguiendo.

A las 14:45, Evju subió al puente y fue presentado al capitán Dau, a quien más tarde recordaría como un marinero formal y austero, de uniforme y con una característica barba de chivo gris. Dau declaró inmediatamente que el Altmark era un «buque de Estado» perteneciente a la Marina alemana y, por tanto, no estaba obligado a aceptar una inspección. Añadió que se dirigía desde Port Arthur a Alemania con combustible para motores, con una tripulación de 133 personas pero sin pasajeros. Dau no reveló que una buena parte del combustible de Port Arthur ya había sido transferido al Graf Spee en el Atlántico Sur. Cuando se le preguntó sobre el armamento, Dau respondió que los dos cañones antiaéreos de 20 mm que llevaba para la defensa habían sido escondidos antes de entrar en aguas noruegas. Evju se mostró satisfecho con esto, creyendo que el barco era un petrolero regular en servicio oficial y, siguiendo las reglas de neutralidad, no vio ninguna razón para solicitar una verificación más exhaustiva. Cuando comentó que había tardado mucho en llegar desde Port Arthur a Noruega y que el diario de a bordo, que se le había permitido estudiar a petición, mostraba posiciones en el Atlántico Sur, un Dau quisquilloso respondió que el barco pertenecía a la Armada alemana y que el oficial noruego "no debería haberlo visto". Fenrik Evju sintió que estaba en terreno difícil y dejó pasar el asunto. Le mostraron el puente, la sala de mapas y la sala de radio, anotó la visita en el diario de Altmark y regresó a Trygg para informarle después de entregarle a Dau una copia de las normas de neutralidad en alemán, que subrayaban la prohibición del uso de la radio en aguas noruegas.

Los prisioneros supusieron por la parada de los motores que alguien había subido a bordo. El marinero Foley continuó: El barco se detuvo. Se oyó un tremendo bullicio en la cubierta superior. Supusimos que estaban registrando el barco. ¡Ahora o nunca! A menos que lográramos atraer la atención de los examinadores, nos llevarían a Alemania. [.] Reuniendo todas las fuerzas que nos quedaban comenzamos a hacer el estruendo más ensordecedor que pudimos, pateando la puerta, pateando y silbando. [.] Pero todo fue en vano, nadie parecía habernos oído. ¿Era posible que los noruegos no nos oyeran o era que no querían hacerlo?

Los alemanes estaban preparados y, una vez que comenzó la conmoción, se pusieron en marcha los cabrestantes de vapor en cubierta con el comentario de que era una rutina para evitar que se congelaran. Esto se practicaba en muchos barcos, y no hay ninguna mención en el informe de Evju de que él o sus hombres oyeran o sospecharan algo sospechoso. Basándose en la evaluación de Evju, el teniente Münster decidió permitir que el Altmark continuara hacia el sur. Aunque su capitán había admitido que el petrolero estaba en servicio con la Armada alemana, no había armas en cubierta y parecía inofensivo; en cuyo caso las regulaciones de neutralidad no exigían una inspección completa. Trygg tenía un piloto local a bordo y, a petición de Dau, fue transferido al petrolero alemán para ayudarlo a llegar a Ålesund, donde los pilotos regulares podrían tomar el control. Mientras escoltaba al Altmark a través del Hustavika abierto, Münster envió un informe de la inspección al SDD2 a través del Sector de Defensa Marítima de Trondelag, añadiendo que todo parecía estar en orden. Con el petrolero nuevamente dentro de Leads, Trygg regresó a las 18:00, dejando a Altmark para continuar solo, de acuerdo con el procedimiento estándar.

En ese momento, el petrolero alemán fue observado desde un barco que salía de los Leads en dirección norte. El barco era el carguero británico Helmond y en su puente el capitán D. F. Harlock comenzó a sospechar:

El piloto noruego que yo llevaba a bordo tenía sentimientos nazis. Casualmente le comenté que los rusos no estaban dando mucho petróleo a Alemania, ya que el Altmark estaba a media luz. Me respondió que el barco llevaba cuatro meses en el mar. Este comentario y la velocidad a la que viajaba el Altmark me hicieron sospechar, así que al día siguiente, jueves 15 de febrero, al llegar a Muirivik, tomé el tren a Trondheim e informé del barco al Control Naval [británico] de allí.


El capitán Harlock no sabía qué barco había avistado, pero el oficial de control naval británico en Trondheim sí lo sabía y envió inmediatamente un telegrama a Londres. Por primera vez desde el estallido de la guerra, el Almirantazgo conocía el paradero del Altmark. La red se estaba estrechando.

El contralmirante Tank-Nielsen, comandante en jefe del 2.º Distrito de Defensa Marítima de Bergen, reconoció al Altmark como lo que era una vez que recibió el informe de Münster y dio órdenes de que fuera escoltado en todo momento dentro de las aguas noruegas. No había una definición de "buque de Estado" en las normas de neutralidad noruegas; un buque era un buque de guerra o no lo era. El capitán Dau, que alegaba inmunidad a la inspección, declaraba por defecto que el Altmark era un buque de guerra, en cuyo caso no podía pasar por la zona de exclusión o krigshavn alrededor de Bergen. El capitán Nils Simensen, del torpedero Snogg, recibió la orden de reunirse con el petrolero frente a Ålesund, donde recogió nuevos pilotos, para verificar la negativa a la inspección y para averiguar más sobre los cañones que llevaba el Altmark. Dau, irritado, tuvo que aceptar que lo abordaran de nuevo, pero Simensen, que subió a bordo a las 21:30 con los dos pilotos, comprobó que todo estaba en orden. Preguntó por los cañones y obtuvo la misma respuesta que Fenrik Evju: había dos ametralladoras antiaéreas escondidas en el casco. Simensen fue mostrado a la cubierta superior, pero nadie intentó bajar. Dau preguntó por el paso de Bergen Krigshavn y le dijeron (incorrectamente) que podía hacerlo durante las horas del día, incluso si no había sido inspeccionado. Cerca de la medianoche, Altmark se dirigió hacia el sur nuevamente, lentamente al principio para pasar algunos estrechos después del amanecer. Snogg lo siguió y, poco después, el destructor Draug también se unió a la escolta.

Las cosas todavía no estaban a la satisfacción del contralmirante Tank-Nielsen. Estaba convencido de que la única manera de mantener a Noruega fuera de la guerra era una aplicación consistente e inflexible de la neutralidad sin favoritismos a ninguno de los beligerantes y, mientras Altmark estuviera dentro del área donde él estaba a cargo, las regulaciones de neutralidad se cumplirían al pie de la letra. Se envió una señal a Snogg con órdenes para otra visita a la mañana siguiente. En particular, Tank-Nielsen quería detalles precisos sobre el armamento del Altmark, su misión y si había personal naval a bordo. A las 11:15 del día 15, Snogg le hizo una señal al Altmark para que volviera a atracar, esta vez cerca de la desembocadura del Sognefjorden, y el primer oficial, Loytnant Frits Andersen, subió a bordo. Dau controló su frustración y respondió más o menos las mismas preguntas que le habían hecho antes, pero con más detalle: el Altmark regresaba a Alemania con un cargamento de combustible, los cañones estaban estibados bajo cubierta y no había pasajeros ni personas de otro país a bordo. La tripulación, bastante numerosa, se explicó porque el Altmark se utilizaba para entrenamiento y se reconoció que algunos de los hombres pertenecían a la marina. Como así constaba en el libro de registro, Dau admitió haber salido de Port Arthur el 19 de agosto del año anterior, pero no reveló el paradero del Altmark desde entonces. El teniente Andersen abandonó el Altmark después de media hora y el petrolero alemán continuó hacia el sur.

El contralmirante Tank-Nielsen se sintió incómodo con la situación y decidió echar un vistazo por sí mismo. Acompañado por su jefe de personal interino, el Kaptein Stamso, abordó el destructor Garm, interceptando al Altmark a las 12:30 en Hjeltefjorden al norte de Bergen, dentro del Krigshavn. Snogg fue llamado a bordo y el Kaptein Simensen fue interrogado sobre sus inspecciones del petrolero. Cuando quedó claro que no había nadie debajo de la cubierta y que solo la palabra de Dau era que no llevaba armas ocultas ni prisioneros, el almirante Tank-Nielsen ordenó rápidamente a Stamso y Simensen que volvieran a bordo del Altmark.

Esta vez, el furioso capitán Dau protestó amargamente ante los oficiales noruegos. Era la cuarta vez que lo detenían y cada retraso aumentaba las posibilidades de ser interceptado por la Marina Real. Tenía que pasar Bergen lo antes posible si tenía alguna posibilidad de cruzar el Skagerrak como estaba previsto. El capitán Stamso explicó que el Altmark se encontraba ahora a unas 8 millas dentro del krigshavn de Bergen y antes de poder continuar, tendrían que inspeccionar todas las habitaciones del barco. Horrorizado, Dau explicó que eso no sería posible. El Altmark pertenecía a la Marina alemana y tenía equipo a bordo que los oficiales noruegos no podían ver. Como se trataba de un "buque de Estado", la inspección fue denegada "por orden del gobierno alemán". Stamso respondió que, si ese era el caso, sería imposible para el Altmark continuar. Dau tendría que dar marcha atrás, abandonar el krigshavn y llevar su barco fuera de Bergen. El límite de la zona de exclusión se extendía hasta el límite territorial, y el Altmark tendría que pasar a aguas internacionales y continuar hacia el sur justo fuera del límite. Derrotado, Dau aceptó esto, con la condición de que se le permitiera esperar hasta el anochecer antes de salir. Esto fue acordado y el asunto pareció zanjado, incluso si los pilotos noruegos se negaron a permanecer a bordo si el petrolero iba a salir de las aguas territoriales. Se mostraron mapas y se le indicaron a Dau los límites hasta el Krigshavn, así como las mejores rutas para evitar más malentendidos.

Después de estudiar los mapas durante un rato, Dau se disculpó y abandonó el puente, supuestamente para hablar con los pilotos. En cambio, fue a la sala de radio y ordenó que se enviara un telegrama a través de la estación de radio costera más cercana a la Embajada alemana en Oslo, quejándose del trato que le estaba dando la Armada noruega. Garm interceptó el mensaje y Stamso fue llamado con instrucciones de reprender al capitán alemán por usar su radio dentro de las aguas noruegas. Dau se disculpó dócilmente, diciendo que "no se había dado cuenta de que todavía estaba dentro de la zona restringida". Después de algunas aclaraciones adicionales, Stamso y Simensen regresaron a Garm para informar.

Mientras tanto, los prisioneros, que se dieron cuenta de que los noruegos estaban nuevamente a bordo, iniciaron un motín, utilizando cajas de metralla vacías como arietes. Una vez más, los alemanes pusieron en marcha los cabrestantes, haciendo retroceder a los rebeldes con barras de acero y chorros de agua helada. Esta vez, sin embargo, los noruegos oyeron las señales y la conmoción y el Kaptein Stamso informó a Tank-Nielsen que con certeza había más que la tripulación a bordo. Los prisioneros, algunos de los cuales habían estado a bordo durante casi cuatro meses, estaban desesperados y comprensiblemente no estaban contentos con la Armada noruega, a la que podían ver partir a pesar de sus señales y ruido. Los oficiales noruegos necesitaban una decisión de su gobierno antes de poder iniciar cualquier acción directa que no fuera obligar al petrolero a salir de Bergen Krigshavn.

Con los prisioneros a bordo del Altmark, el almirante Tank-Nielsen concluyó categóricamente que el Altmark no podría pasar por el krigshavn, sino que tendría que salir al exterior, como ya se había acordado. La decisión fue trasladada al Altmark, desde donde el capitán Dau llamó poco después a Garm y le preguntó si sería posible llevar un telegrama a tierra y enviarlo a su embajada por la red pública. La respuesta fue que si el capitán tenía algo que desear discutir, era bienvenido a bordo del destructor. Dau, más frustrado que nunca, cruzó en su ballenero. Se produjo un intercambio de cortesía entre los dos oficiales, tras lo cual Dau protestó por los retrasos impuestos a su barco. Tank-Nielsen explicó una vez más que un "buque de Estado" no estaba reconocido ni por la Convención de La Haya ni por las normas de neutralidad noruegas y, a menos que Dau permitiera una inspección adecuada, incluso bajo cubierta, no podría pasar por el krigshavn de Bergen. Se produjo un intercambio de cortesía entre los dos oficiales antes de que se entregara el telegrama y Dau regresara a su barco. El telegrama, que por supuesto fue leído por los oficiales noruegos, tenía un contenido similar al que Dau había intentado enviar desde Altmark anteriormente. Se quejaba de las inspecciones e informaba a la embajada de que, como había rechazado la inspección, se había visto obligado a pasar por las afueras de Bergen y no podría cruzar el Skagerrak como estaba previsto. Altmark se dirigió de nuevo hacia el norte para esperar a que oscureciera en Hjeltefjorden, acompañado por el minador Olav Tryggvason, que había llegado al lugar y había recibido la orden de hacerse cargo de la escolta.

Al salir de los canales interiores, rodeando el Krigshavn de Bergen, el Altmark tendría que seguir por la costa, muy cerca y parcialmente fuera del límite territorial durante unas 20 millas. Estas aguas contienen muchos bajíos traicioneros y, dependiendo de lo cerca que estuviera dispuesto a navegar Dau en la oscuridad, decidiría hasta qué punto estaría expuesto a la interceptación británica. Tank-Nielsen y Stamso creían que podían ocurrir dos cosas. Con suerte, el Altmark sería interceptado por buques de guerra británicos, como casi había ocurrido con el City of Flint en noviembre. Si era así, los prisioneros serían liberados y el Altmark estaría fuera de su camino. Habría que protestar ante los británicos si hubieran estado dentro del límite territorial, pero el potencial de conflicto parecía bajo. Si no ocurría nada, el Altmark regresaría al interior de los canales al sur de Bergen al día siguiente. Para entonces, sin embargo, el gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores habrían tenido tiempo de considerar la forma correcta de reaccionar ante los prisioneros retenidos a bordo del petrolero alemán. El capitán Sigurd Årstad, uno de los oficiales del Estado Mayor del almirante Tank-Nielsen, esbozó una tercera alternativa en una carta a su padre:

El barco probablemente habría sido atacado [por los británicos] fuera de las aguas territoriales noruegas, y probablemente habría huido de nuevo hacia el interior. Entonces podríamos haberlo internado y liberado a los prisioneros, sin que nadie dijera que Noruega no había respetado el derecho internacional.

Al regresar a Bergen por la tarde, Tank-Nielsen envió una señal preliminar al Estado Mayor del almirante y al almirante comandante de Garm informándoles de que el capitán del Altmark se había negado a inspeccionarlo y, en consecuencia, se le había ordenado que saliera de Bergen Krigshavn. Añadió que creía que el Altmark "muy probablemente" tenía prisioneros a bordo. El capitán Stamso redactó un informe más detallado para el Estado Mayor del almirante durante el viaje de regreso, que incluía información de que varios de los hombres de Garm y Snogg habían visto y oído señales de SOS desde el buque de proa, a pesar de los intentos alemanes de detenerlo, y habían confirmado que había prisioneros a bordo. El informe fue presentado tan pronto como el Garm atracó en la base naval de Bergen.

En Oslo, el primer informe de que el Altmark había entrado en aguas noruegas llegó al almirante Diesen por teléfono la tarde del 14, después de la primera inspección. Durante el día siguiente, se le informó regularmente y transmitió la información que recibió al subsecretario de Estado Jens Bull en el Ministerio de Asuntos Exteriores por teléfono. Bull expresó su preocupación por el hecho de que ahora se estuviera siguiendo un procedimiento diferente al que se había seguido con el Westerwald unos meses antes. Diesen respondió que, en su opinión, había sido "un error de juicio". El Altmark era un buque de guerra y sería mejor "deshacerse de él lo antes posible", incluso si eso significaba permitirle pasar por Bergen Krigshavn. Bull estuvo de acuerdo y cuando poco después informó por teléfono al ministro de Asuntos Exteriores Koht, este último no tenía comentarios adicionales.

Después de hablar con Bull, el almirante Diesen decidió desestimar la decisión del almirante Tank-Nielsen y envió un telegrama al SDD2 a las 17:30. "Dejen pasar al buque. “Es un buque de Estado. Escolta”. A diferencia del almirante Tank-Nielsen, Diesen era un oficial prudente y político. Era consciente de que la Armada no debía causar problemas al gobierno y temía que los buques de guerra británicos que interceptaran el Altmark al oeste de Bergen provocaran graves problemas diplomáticos.

Al regresar a su oficina en Marineholmen, en Bergen, el contralmirante Tank-Nielsen encontró el telegrama de su superior y lo llamó rápidamente a las 18:00 para protestar, alegando que esto iría en contra de las Regulaciones de Neutralidad de Noruega. Diesen mantuvo su orden y declaró que asumiría toda la responsabilidad. También criticó duramente a Tank-Nielsen por haber abandonado su oficina y haberse hecho a la mar y por no haber permitido que el Altmark pasara por Bergen Krigshavn inmediatamente. En ese momento, Diesen sabía por su informe que Tank-Nielsen creía que había prisioneros a bordo del Altmark. Todavía no había recibido el informe detallado del capitán Stamso, pero declaró más tarde que si lo hubiera recibido, no habría cambiado su decisión. Tank-Nielsen y Stamso discutieron las instrucciones y compartieron sus frustraciones en la oficina del almirante, pero no pudieron hacer mucho más que dar órdenes a Snogg y Olav Tryggvason en Hjeltefjorden de escoltar al Altmark más allá de Bergen lo antes posible. El contralmirante Tank Nielsen no dejó ninguna nota personal, pero es de suponer que no estaba muy contento con su oficial al mando.

Más tarde, por la tarde, el agregado naval Schreiber se puso en contacto con el almirante Diesen para solicitarle que se permitiera al Altmark pasar por Bergen Krigshavn. Se le informó de que ya se había concedido dicho permiso y expresó "gran satisfacción" por la noticia de que el Altmark estaba siendo escoltado hacia el sur. Sólo por la mañana del día siguiente, viernes 16, Diesen informó a sus superiores en el Ministerio de Defensa de los acontecimientos y de su decisión con copia al Ministerio de Asuntos Exteriores. Para entonces, el Altmark ya había pasado por Bergen Krigshavn.

Cuando recibió las nuevas instrucciones de Snogg poco antes de las 19:00, el capitán Dau inmediatamente cambió de rumbo de nuevo con una sensación de alivio. Sería demasiado tarde para cruzar el Skagerrak la noche siguiente y otro día aumentaba el riesgo de intercepción británica, pero al menos el Altmark todavía estaba dentro de los canales. Se fijó la velocidad para poder salir de las aguas territoriales noruegas a última hora de la tarde siguiente al este del Naze para la última carrera hacia casa a través del Skagerrak. El viaje continuó sin incidentes y al mediodía del día 16, el auxiliar Fireren tomó el mando de la escolta mientras el petrolero alemán pasaba del SDD2 al SDD1 al sur de Stavanger. Los dos pilotos de Ålesund fueron reemplazados por otros nuevos en Kopervik.

Tras el primer informe de avistamiento del capitán Harlock en la mañana del 15 de febrero, al menos dos informes más llegaron al Almirantazgo durante el día. Primero, el oficial del servicio de control naval británico en Bergen informó por la tarde que se rumoreaba que el Altmark estaba cerca de esa ciudad y por la noche, el agregado naval británico en Oslo, el contralmirante Hector Boyes, envió información de la embajada francesa de que el Altmark había sido avistado dentro de los Leads cerca de Ålesund por la mañana. Churchill dio instrucciones al Almirantazgo para que permitiera:

que los cruceros y destructores navegaran hacia el norte durante el día a lo largo de la costa de Noruega, sin dudar en detener al Altmark en aguas territoriales si lo encontraban. Este barco está violando la neutralidad al transportar prisioneros de guerra británicos a Alemania. ¿Será mejor enviar uno o dos cruceros más para registrar el Skagerrak esta noche? El Altmark debe considerarse un trofeo inestimable.

En la tarde del día 15, un resumen de los informes de avistamiento fue enviado a Philip Vian, capitán (D) de la 4.ª Flotilla de Destructores, en el mar a bordo del Cossack, acompañado por el Sikh, el Nubian, el Ivanhoe, el Intrepid y el crucero Arethusa. La flotilla había partido de Rosyth antes ese mismo día, supuestamente en un «reconocimiento del hielo» en el Skagerrak (Operación DT). Sin embargo, los destructores habían embarcado grupos de abordaje antes de zarpar, y bajo cubierta era de conocimiento público que estaban buscando el «barco prisión nazi». Los informes de avistamiento incluían la adición de que no dudaran en interceptar al Altmark, incluso si lo encontraban dentro de las aguas territoriales noruegas.

Vian fue uno de los oficiales más destacados de la Marina Real. Como comandante en jefe de la 4.ª Flotilla de Destructores, normalmente tenía su mando a bordo del líder de la flotilla, Afridi. En enero, Afridi fue a los astilleros y Vian decidió que el capitán Sherbrook del Cossack debía tomarse un descanso. Una vez que se fue, Vian se trasladó al Cossack con su personal. Según todos los informes, Vian era un hombre difícil bajo cuyas órdenes era difícil. El teniente comandante Reginald Whinney lo conocía desde mucho antes de la guerra:

Vian siempre había sido delgado. Era alto y rubio, con cejas pobladas y pobladas. [.] Su rostro nunca mostraba mucha expresión, tal vez el pelo la ocultaba. PLV era un hombre que vivía de los nervios, y deben haber sido muy resistentes. [.] Sin embargo, no era un caballero gentil. [.] Como capitán, era increíblemente grosero, irascible y con frecuencia innecesariamente ofensivo; uno tenía que enfrentarse a él y tener razón, o hacerle creer que así era. En acción, era tranquilo, calmado y muy rápido. Cualquiera que levantara la voz innecesariamente en cualquier momento no lo hacía dos veces. De lo contrario, a cierta distancia por debajo de su feroz exterior, podía ser un hombre de sorprendente bondad. En algunos aspectos, era un genio.


Teniendo en cuenta los informes de avistamientos que llegaban, Vian encontró improbable que el Altmark pudiera haber llegado más allá de Kristiansand. Por lo tanto, extendió su línea de barcos a unas seis millas de distancia, navegando al oeste y al norte desde Lindesnes durante la noche. A las 00:48 del día 16, una señal del almirante Forbes dejó en claro lo que estaban buscando: "Altmark es su objetivo. Actuemos en consecuencia". A las 04:37, una señal del submarino Seal indicó que el Altmark aún no había pasado Skudeneshavn y, después de reunirse con el Cossack al amanecer del día 16, la fuerza permaneció en las proximidades de la costa noruega al sur del área de patrulla del Seal. Durante la mañana, varios barcos fueron detenidos y registrados, también dentro de aguas territoriales noruegas, pero no hubo señales del esquivo Altmark.