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sábado, 6 de julio de 2019

El desastre de la Armada Invencible británica

El desastre de la Armada Invencible… inglesa

Javier Sanz — Historias de la Historia




La Armada Invencible (también Grande y Felicísima Armada o Gran Armada) es el término que se utiliza habitualmente para designar a una flota naval que en 1588, y dentro de la llamada Guerra anglo-española de 1585-1604, fue enviada por el rey Felipe II de España para la invasión de Inglaterra, gobernada entonces por Isabel I, con el objeto de derrocarla, instaurar en la isla de nuevo el catolicismo, evitar la ayuda de Inglaterra a la independencia de los Países Bajos (por entonces bajo dominio español) y sofocar los ataques piratas ingleses a las expediciones marítimas españolas y sus colonias.



Para conocer todos los detalles de aquel episodio, podéis consultarlos en Armada Invencible. La verdad es que esta «empresa» siempre ha estado rodeada de muchos misterios y leyendas.

Motivos de Felipe II para la invasión de Inglaterra:
  • Inglaterra estaba prestado ayuda a los rebeldes de Flandes.
  • Los piratas ingleses atacaban los barcos españoles.
  • El fanatismo religioso de Felipe II por imponer el catolicismo a los ingleses.
El primer contratiempo fue el fallecimiento de Don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, que estaba al mando de la «empresa». Para sustituirle, Felipe II eligió a Don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia. Si bien no era un prestigioso marino, como el marqués de Santa Cruz, aportaba muchos recursos económicos y tení­a influencias en la costa atlántica, de donde partirí­a la flota. Se llegó a decir que el duque se mareaba en los barcos y que pidió al monarca no comandar la flota. Aun así, a Don Alonso le acompañaba como asesor naval el experto marino Diego Flores de Valdés, y el mando de la operación pasarí­a a manos de Alejandro Farnesio, duque de Parma, cuando llegasen a Flandes.

El papa Sixto V prometió financiación, que nunca llegó, y los franceses su apoyo a los católicos cuando invadiesen Inglaterra (no sabemos si habrían cumplido).

La Armada en ningún momento se creó para enfrentarse a los barcos ingleses en el mar, sino que su cometido era el de transportar las tropas hasta Flandes para reunirse con el duque de Parma y embarcar a los Tercios, la verdadera punta de lanza de invasión. La flota española estaba compuesta, en su mayorí­a, por grandes galeones y mercantes armados. Los barcos españoles, así­ como su artillerí­a, eran grandes, lentos, y difí­ciles de maniobrar. Por su parte, la flota inglesa era ligera y rápida, más adecuada a las difí­ciles aguas del canal de la Mancha. Así­ que, a la flota inglesa, comandada por el almirante Charles Howard y el corsario Francis Drake, no les fue complicado dispersar a la gran flota y atacar a un número de unidades más pequeño. Disparaban más rapido que los españoles y nunca dejaron que las moles flotantes se acercasen a sus rápidas embarcaciones. Sin ser las pérdidas importantes, la Armada no pudo llegar a Flandes y embarcar a los Tercios, por lo que el de Medina Sidonia decidió regresar a tierras españolas. De los 130 barcos que partieron, todaví­a quedaban 116.



A estos hechos siguieron las grandes dificultades de la Gran Armada para recalar en los puertos flamencos y un empeoramiento repentino de las condiciones meteorológicas en la zona, lo que llevó a la flota inglesa a recalar en sus puertos esperando que mejorara el tiempo. La flota española en el mar del Norte, por causa de los vientos, tuvo que rodear las islas británicas por Escocia y descender luego bordeando Irlanda para dirigirse a los puertos españoles, con los subsiguientes desastres y hundimientos en las abruptas y tormentosas costas británicas que causaron un gran número de bajas entre los españoles. En la batalla con los ingleses fallecieron unos 1.500 hombres y unos 18.000 durante el recorrido de vuelta a casa -regresaron algo más de 10.000 del total de casi 30.000 que partieron de Lisboa y dos tercios de los barcos que iniciaron la empresa-.

Y si una frase puede resumir la realidad de lo ocurrido es la que pronunció Felipe II:
Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos.



Yo añadiría que la propaganda inglesa siempre ha sido mejor que la nuestra, porque menos de un año después, en mayo de 1589, ellos sufrieron un desastre mayor que el de la Gran Armada que, eso sí, se ocuparon de silenciar convenientemente. Un pacto «patriótico» entre Francis Drake, el almirante de la flota, y John Norris, en calidad de general de las tropas de desembarco, mantuvo oculta esta historia 450 años. Fue el desastre de la llamada «Invencible Inglesa o Contraarmada«, la gigantesca armada -mayor que la Invencible- que la reina Isabel de Inglaterra envió a España tras el fracaso de Felipe II de invadir Inglaterra.
De los 27.667 hombres que formaban la flota inglesa de 180 naves, solo volvieron a reclamar su paga 3.722
El plan, a grandes rasgos, consistía en atacar los galeones españoles fondeados para su reparación en Santander, saquear la ciudad, dirigirse a continuación hacia Lisboa, provocar la sublevación contra España, tomar una isla de las Azores para esperar la llegada de naves cargadas de oro de América y, posteriormente, invadir Brasil.

El 28 de abril de 1589, 180 barcos y 27.667 hombres zarparon de Plymouth hacia Santander. Pero los ingleses sabían que el puerto castellano no era tan débil y Drake tomó una decisión intermedia: atacaría la desguarnecida A Coruña, con muralla medieval, un castillo en el islote de San Antón y con apenas 500 soldados. Los ingleses fondearon frente a la ciudad. El 5 de mayo, 1.500 soldados tomaron la playa de La Marina, atacando por la espalda a los defensores. Los asediados se replegaron tras los viejos muros de la parte alta y los invasores comenzaron a excavar un túnel con la intención de volar la muralla. El gobernador militar, el marqués de Cerralbo, ordenó entonces a las mujeres que reforzaran el tramo minado. Se produjo una tremenda explosión, pero los gases no encontraron salida y buscaron escapatoria por la boca de entrada, donde se hallaban las tropas inglesas. La masacre fue absoluta, más de 300 muertos. Pero no quedaban hombres para la defensa. Las mujeres se encaramaron entonces a los muros y lanzaron piedras que reventaban los cráneos de los soldados.
Apenas quedaban hombres con vida en aquella localidad costera de 4.000 habitantes. Así que María Mayor Fernández de la Cámara y Pita agarró el arma de un soldado muerto en combate y se lanzó desesperada contra el único alférez inglés que había conseguido sobrepasar los muros de A Coruña. Lo atravesó y despeñó su cuerpo junto a la escala por la que había ascendido al grito de «Quien tenga honor, que me siga».


María Pita, la heroína en la defensa de A Coruña

La lucha era a muerte. La flota inglesa decidió retirarse, pero volver a embarcar podría ser mortal. En el puente de O Burgo, a unos tres kilómetros de A Coruña, los españoles abatían a los ingleses que intentaban cruzarlo, hasta que lo mejor del ejército de la reina Isabel hizo huir a los defensores españoles a los montes y aldeas. Los ingleses habían perdido más de 1.500 hombres y contaban miles de heridos.

Vueltos a sus barcos, pusieron rumbo a Lisboa, donde unos 5.000 soldados españoles los esperaban. El 31 de mayo realizaron una gran encamisada —una acción de comando nocturna que ocasionó centenares de bajas inglesas— y, el 3 de junio, el virrey de Portugal aplastó el regimiento del coronel Brett, que murió en batalla. Al día siguiente Norris intentó huir, pero fue descubierto y perdió dos banderas. Posteriormente, el adelantado de Castilla, Martín Padilla, con galeras y brulotes —barcos incendiarios— remató a la flota de Drake en cabo Espichel, donde hundió entre cinco y siete barcos. Norris, a su vuelta, estuvo a punto de llegar a las manos con Drake y lanzó un llamamiento al patriotismo: la misión sería ocultada para siempre.

sábado, 29 de octubre de 2016

ARA: ARA “Puerto Deseado” inicia nueva campaña

El ARA “Puerto Deseado” inició nueva campaña oceanográfica en aguas internacionales


El pasado miércoles, el buque oceanográfico ARA “Puerto Deseado” zarpó desde la Base Naval Mar del Plata para realizar una nueva edición de la campaña científica dedicada al estudio de la circulación meridional del Atlántico Sur -denominada SAMOC (South Atlantic Meridional Overturning Circulation)-, en el marco de un proyecto a cargo del Instituto Interamericano para el Estudio del Cambio Global (IAI).



Este proyecto tiene por objeto coordinar y potenciar los recursos humanos e institucionales en los países sudamericanos, con el propósito de avanzar en el entendimiento de los efectos conjuntos del cambio global y variabilidad climática, en los ecosistemas oceánicos, atmosféricos y terrestres de la región oeste del Atlántico Sur.

La actividad se enmarca también en los objetivos institucionales del Servicio de Hidrografía Naval, organismo que tiene la misión de ejecutar y promover la investigación científica en el mar y lograr el conocimiento del factor geográfico del medio marino.

Para concretar este proyecto, un grupo de científicos argentinos, brasileños y uruguayos, liderados por el Lic. Alberto Piola (SHN-UBA), ha embarcado en el Buque Oceanográfico ARA Puerto Deseado para efectuar diferentes muestras oceanográficas en aguas internacionales y de jurisdicción brasileña.



La operación tiene una duración prevista de veinte días, tras lo cual el buque regresará al puerto de Mar del Plata para reaprovisionarse y continuar en el mes de noviembre con la siguiente campaña científica, que se concretará en el Golfo San Jorge. (fuente: SHN)

jueves, 8 de enero de 2015

Infografía: Las enormes profundidades de los océanos

Este alucinante Infografía muestra la increíble profundidad de los océanos de la Tierra

PAMELA ENGELBusiness Insider


La gente a veces se olvidan de que los océanos contienen mucho más que el agua que se ve justo debajo de la superficie.

Las profundidades por debajo de la superficie del océano comprenden un asombroso 95% de espacio de vida de la tierra, y gran parte de ella ha sido explorado por los seres humanos.

Para poner en perspectiva lo profundo de los océanos van, Xkcd.com creó esta ilustración (haga clic en la imagen para una versión más grande):




Como puede ver, la mayoría de los océanos ni siquiera ver la luz del sol. Incluso los científicos no están familiarizados con todo lo que hay ahí abajo.

De hecho, para llegar a lo más profundo del océano es tan caro que algunas personas - como director ganador del Oscar James Cameron - se encargan de explorar espacios subacuáticos poco visitadas por los seres humanos.

Cameron visitó la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de la tierra a los siete kilómetros por debajo de la superficie del Océano Pacífico, en un minisubmarino en 2012. Fue la segunda persona a visitar esa zona del océano.

No vio ningún monstruos marinos, pero describió la experiencia como fuera de este mundo.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Los submarinos avanzan más rápidos en agua fría o caliente?

¿Los submarinos avanzan más rápido en agua fría o caliente?




Las propiedades del agua que pueden influir en la velocidad a la que se mueve un submarino por el mar son su densidad y viscosidad. Ambas variables dependen de la temperatura a la que se encuentra el líquido elemento.

Por suerte para las marinas de los distintos países, el rango de temperaturas del agua en los océanos apenas altera su densidad y viscosidad, por lo que la velocidad del submarino no se ve influenciada por sus fluctuaciones.

Ahora bien, por principios termodinámicos, el motor que lo propulsa debería ser más eficiente en aguas frías. Esto es así porque todos los motores que convierten la energía calorífica en trabajo mecánico explotan la diferencia de temperaturas que existen entre dos focos de temperatura, uno caliente y otro frío.

En este caso, la eficiencia del motor se calcula restando ambas temperaturas y dividiendo el resultado por la temperatura del foco caliente. Si las demás condiciones termodinámicas a las que se encuentra el motor se mantienen iguales, este debería optimizar su rendimiento en aguas a baja temperatura –es el foco frío del sistema–.

Pero, al igual que pasaba con la viscosidad, la diferencia obtenida tampoco es significativa. Dicho de otro modo, en teoría, los submarinos navegan mejor en aguas gélidas, pero la ventaja apenas es apreciable.

Muy Interesante