lunes, 28 de marzo de 2022

Invasión a Ucrania: La guerra naval en el Mar Negro

Tres buques KO y una flota 'tocada': el golpe naval a Rusia que altera los planes de Putin

Las explosiones en el puerto de Berdiansk (Ucrania) son un golpe a la flota rusa y traerá consecuencias en el frente sur. ¿Cómo es posible que Rusia pierda, de repente, un buque, y otros dos queden fuera de juego?




El buque de asalto anfibio Aleksandr Otrakovskiy, de la clase Ropucha, durante un ejercicio de desembarco. (Mil.ru)

Por Juanjo Fernández  ||  El Confidencial

Parecía que en Ucrania ya se había establecido una rutina de guerra con escasos movimientos, pero ha ocurrido algo decisivo en el mar de Azov. Ayer vimos cómo las explosiones en el puerto de Berdiansk, al sureste de Ucrania, iluminaban uno de los grandes barcos rusos para operaciones anfibias. Instantes después, nuevas imágenes mostraban otros dos navíos que trataban de salir del puerto con claras muestras de haber sufrido daños. Parece que se trata de un duro golpe a la flota rusa que traerá consecuencias, pero, ¿qué ha pasado realmente?

Para los rusos, ocupar la franja costera del mar de Azov era un objetivo estratégico desde el primer momento. Significaba asegurar un corredor terrestre hacia Crimea y, además, unirlo con la zona del Donbás. Las cosas parecían ir bien en los primeros compases de la guerra, cuando la ciudad portuaria de Berdiansk quedó bajo control ruso. Pero se torcieron ante Mariúpol, la ciudad y el puerto más importante del mar de Azov. Y sigue resistiendo.



El Orsk ardiendo mientras dos Ropuchas abandonan el puerto de Berdiansk con daños. (Reuters)

Berdiansk era entonces el único lugar de la zona donde podían atracar grandes buques y, por consiguiente, se convirtió de manera automática en un gran centro logístico desde el cual los rusos podían suministrar material, combustible y tropas a las operaciones en la zona del sureste ucraniano. Este jueves, durante lo que parecía ser una de las operaciones de descarga de tropas y material, una sucesión de violentas explosiones acabó con un transporte anfibio ruso y dañó otros dos.

Importantes daños

La flota del mar Negro es otra de las divisiones que la geografía ha impuesto a la marina de guerra rusa. Además de su crucero Moscú, de la clase “Eslava” y sus fragatas de escolta, tenía un valioso componente de fuerza anfibia. Esta fuerza estaba compuesta por siete buques, tres de la clase “Alligator” y cuatro de la clase “Ropucha”. Todas son unidades de diseño antiguo y con muchos años a sus espaldas, algunas incluso llevaban algún tiempo inactivas, pero todas fueron puestas al día con antelación a las operaciones militares en Ucrania.

A esta fuerza, ya de por sí importante, se le unieron otras unidades llegadas de la flota del Báltico y de la flota del Norte. En concreto, cinco unidades de la clase “Ropucha” y una de la clase “Ivan Gren”. Todas estaban en el mar Negro antes del inicio de las hostilidades.

Parte de esta flota anfibia ha estado amenazando la costa de Odesa con el objetivo claro de fijar unidades terrestres ucranianas, mostrando incluso la posibilidad de una acción de desembarco sobre un punto de la costa. Estos movimientos habrían tenido cierto éxito al obligar a los ucranianos a mantener su 28 Brigada Mecanizada cerca de Odesa, impidiendo así su traslado al área de Mykolaiv. Al menos cinco unidades de desembarco de la clase “Ropucha”, dos de la clase “Alligator” y uno de la clase “Ivan Gren” formarían parte de esta flotilla y se han estado dejando ver frente a las costas de Odesa.

El resto de buques se estarían dedicando al transporte tropas y material entre distintos puntos del frente sur. Esta era la labor de los barcos atracados el día 24 en Verdiansk. A primera hora de la mañana, varias explosiones sacudían uno de los buques y poco después otros dos abandonaban precipitadamente los muelles de la ciudad. El barco incendiado era uno de la clase “Alligator”, que se ha identificado como el Orsk, mientras que otros dos navíos de la clase “Ropucha”, que podrían ser el César Kunikov y el Novocherkassk, abandonaban el puerto.



Buque de desembarco Orsk, de la clase Alligator, cruzando el Bósforo. (Mil.ru)

El Orsk se vio sacudido por fuertes explosiones y pronto quedó envuelto en llamas. Se considera perdido y, peor aún, quedará semihundido durante un buen tiempo en el muelle, dejándolo inhabilitado para operaciones de carga y descarga. De los dos “Ropucha”, uno mostraba ligeros daños en la proa con un penacho de humo, mientras que el otro mostraba daños mucho más serios, con un incendio muy visible también en la proa.

¿Qué pudo pasar?

Primero se habló de ataque ucraniano con un misil OTR-21 Tochka. También de una ofensiva con misiles contracarro, de un sabotaje e, incluso, de un accidente ocurrido en el propio barco. Tras unas primeras horas de pura especulación, el Gobierno ucraniano se atribuyó el ataque para concretar, poco después, que se había producido con el disparo de un misil guiado desde un dron Bayraktar. Todo hay que tomarlo con cautela, incluso el anuncio ucraniano.

Un ataque con misiles Tochka sería posible. El misil tiene suficiente precisión, pero aun así, que impactara de lleno en el buque amarrado al muelle no dejaría de ser un golpe de suerte. Sin embargo, en ninguno de los vídeos donde se ve la secuencia de inicio de explosiones y humo se aprecia un objeto descendente. El ataque desde tierra con misiles contracarro sería posible. Están diseñados para penetrar corazas de carros de combate por lo que podrían fundir el acero homogéneo del costado y generar un incendio dentro, si impactan en el sitio adecuado.

Lo mismo se puede decir de la ofensiva con un dron, aunque en el vídeo tampoco se aprecia ninguna estela de misil. El sabotaje es otra opción sobre la que no hay indicio alguno, así como el accidente, por supuesto, que tampoco sería de extrañar cuando se trabaja con explosivos y material militar. Ninguna de estas alternativas se puede descartar a priori.

Hay que tener en cuenta que, en la situación de descarga de material y vehículos, el barco se encuentra en un momento en el que es muy vulnerable. Dentro habría almacenados y listos para desembarcar todo tipo de materiales, desde combustible a municiones, amen de los vehículos con su propio carburante. El fuego es el principal enemigo en un barco. Un incendio a bordo es algo terrible que, además, no es fácil de atajar y requiere una dotación de marineros resueltos y bien adiestrados.



Buque de asalto anfibio Ivan Gren. (TASS)

La lucha por salvar el buque en estas circunstancias es responsabilidad de lo que en España se denomina 'seguridad interior', una serie de equipos de marineros que se adiestran de manera permanente en atajar incendios a bordo. La tarea no es nada fácil, debe estar bien organizada y representa un gran riesgo para los miembros de esos equipos.

Baste pensar que en julio de 2020, el LHD norteamericano USS Bonhomme Richard (LHD-6) sufrió un incendio en su interior mientras se encontraba en su puerto, San Diego, en tareas de mantenimiento. Pese a todos los esfuerzos realizados y tras cinco días de lucha contra el fuego, contando con todos los medios disponibles, el barco se dio por perdido y se envió al desguace. Durante la extinción del incendio se produjeron más de 60 heridos de diversa consideración.

Era un navío de casi 42.000 toneladas, con 23 años de servicio y con un buen mantenimiento. Además, se encontraba vacío, sin aeronaves, vehículos ni carga. Para el Orsk, un barco de poco más de 3.400 toneladas y 54 años de vida, con un mantenimiento por debajo de lo deseable, sin modernos sistemas de extinción de incendios y cargado de combustibles, munición y vehículos, hubiera sido un verdadero milagro que se hubiera salvado.

Los daños en los otros barcos se pueden explicar, bien por haber sufrido también un ataque (muy poco probable) o porque, fruto de las explosiones que sacudieron al Orsk, parte de su carga incendiada cayera en los que se encontraban en sus proximidades (puede que lo más probable). En los buques atracados en un puerto, es fácil que el incendio de uno se pase al otro. Por eso, sacar sus naves cuanto antes y tratar de apagar los incendios con los propios medios a bordo fue una acertada maniobra de ambos comandantes rusos.



Grave incendio en el Orsk, que ha quedado destruido. (Ucrainian Navy)

Las consecuencias

Para Rusia supone un duro golpe. Pierde un buque grande y útil pese a su antigüedad, a lo que se sumarían los daños de los otros dos navíos “Ropucha”, con 4.000 toneladas cada uno. Es muy posible que ambos se salven, sobre todo el que presentaba daños menores, pero el otro, con un importante incendio en su bodega de proa, a buen seguro que, como mínimo, permanecerá inactivo durante algún tiempo. Se podría decir que, a efectos de la campaña, la flota del mar Negro habría perdido una unidad y no podría contar con otras dos.

Aunque no se puede decir que suponga una tragedia para la maquinaria de guerra rusa, sí se trata de un grave contratiempo. La capacidad anfibia desplegada era grande de por sí y la pérdida de estos barcos podría no afectar a las operaciones anfibias que pudieran desarrollarse sobre Odesa. En cambio, sí podría perjudicar, y mucho, a las tareas logísticas que desempeñaban estos barcos, ya que ahora solo quedarían disponibles para transporte dos buques de la clase “Ropucha”.

No es un desastre, pero digamos que la capacidad logística que podía aportar la flota –si se quiere mantener intacta la amenaza del ataque anfibio– se ha quedado reducida a un 40% de su capacidad. Nada bueno para unas tropas necesitadas de continuos refuerzos e ingente aporte de material. Si se debiera dedicar a transporte alguna de las unidades asignadas a la fuerza de desembarco, esta operación dejaría de ser viable.

Para los ucranianos, más allá del daño material causado a los rusos, supone un nuevo golpe de efecto. Una demostración de que no solo son vulnerables los carros de combate, blindados, aviones y helicópteros del enemigo: ahora también lo son sus barcos. Todo, además, en un momento en el que en el seno de la OTAN se discute la conveniencia de enviar a Ucrania misiles antibuque. De materializarse, sería sin duda muy peligroso para la flota rusa y obligaría a sus naves a mantenerse alejadas de la costa, a la vez que dejaría el posible asalto anfibio en algo imposible.




2 comentarios:

  1. Sin dudas la pérdida del Clase Aligator es un problema para la capacidad anfibia de Rusia en el Mar de Azov, pero de los dos Ropucha, solo uno parece haber sufrido ciertos daños. Habría que ver la razón de la explosión en el puerto. ¿Por qué Ucrania, ya que podía atacar el puerto, no destruyó los tres buques que estaban uno al lado del otro? Si la idea era hundir estos barcos ¿por qué hundir el más viejo y dejar relativamente indemnes los dos más nuevos? Puede que hayan sido saboteados por infiltrados ucranianos, lo que habla de su buena capacidad para operaciones especiales.

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    1. Tal vez solo porque tuvieron una ventana muy pequeña de tiempo y solo lograron impactar a ese... who knows?

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