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lunes, 19 de mayo de 2025

ARA: Cabo Segundo Rocío Andrea Troncoso, primera nadadora de rescate de la IMARA

“La Armada Argentina me dio vida y ganas de vivirla a pleno”




La mendocina de 25 años es la primera mujer Nadadora de Rescate de la especialidad Infantería de Marina. Es Cabo Segundo y relata cómo fue su acercamiento a la Fuerza, el recuerdo de su ciudad natal y las actividades que desempeña a diario.

La Gaceta Marinera

Puerto Belgrano - La Cabo Segundo Rocío Andrea Troncoso es la primera infante nadadora. Oriunda de Tunuyán, Mendoza, comenzó su carrera en la Armada Argentina hace tan sólo 4 años. Cuenta que trabajaba en la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), cuando recibió un llamado del personal de la Delegación Naval de la provincia el que, en complicidad con su madre, la invitaba a acercarse a la oficina para completar los formularios de incorporación.


“No sabía nada de la gestión que había comenzado mi mamá, siempre quise vestir el uniforme del Ejército Argentino, como mi hermano; ella estaba al tanto de ese deseo y me inscribió en la Armada. Tengo conocidos y un tío, quien es marino retirado. En el llamado telefónico me dijeron con entusiasmo que me esperaban allí”, explica hoy la Cabo Troncoso.


Con sorpresa, al saber que había sido su mamá quien la anotó, se puso en marcha para conocer la carrera: “Mamá me dijo que fuera, que probara y pensara en mi futuro; hoy le agradezco tanto el estar acá. Ya quería ser Infante de Marina cuando fui a completar el trámite de la inscripción a la delegación”, confiesa.


Narra que al principio fue duro; dejar su provincia y a su hijita Alma, quien entonces tenía apenas 3 años. Sin embargo, el camino recorrido con voluntad y esfuerzo renovó su alegría: “La Armada Argentina me dio vida y ganas de vivirla a pleno”. Su mamá la ayudó a cuidarla durante ese tiempo, ya que no conocía a nadie en la zona.



Así es como la mendocina ingresó en el 2021 a la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA), transitó el Período Selectivo Preliminar e ingresó como Aspirante Naval para cursar en el instituto de formación militar. “El primer año me costó, extrañaba mucho; conocí la Infantería de Marina y reforcé mi idea de ser infante. Más tarde me especialicé en Comunicaciones”, relata.



Hoy su hija Alma tiene 8 años y vive con ella cerca de la Base Naval Puerto Belgrano donde se encuentra su destino, el Batallón de Comunicaciones Nº 1 (BIC1), dependiente de la Brigada de Infantería de Marina (BRIM). Formó pareja con un compañero infante y consolidó su vínculo con la Fuerza.

Tras el egreso de la ESSA fue enviada a cumplir servicio al BIC1 y desde entonces se encuentra allí, desempeñando su tarea como comunicante, que son quienes se encargan del manejo de los sistemas de comunicación en las operaciones de la Infantería de Marina, operando equipos, transmitiendo mensajes, y garantizando la fluidez de la información. “Tengo asignado un vehículo Marrúa para desarrollar mis tareas”, apunta.

Respecto de su tierra natal, describe que “lo que más extraño de Tunuyán es mi casa y a mi familia. Somos 7 hermanos, yo soy la sexta y la más chica de las mujeres. Mis padres están orgullosos de mis logros, mamá es ama de casa y empleada municipal y papá camionero; sus trabajos no están relacionados con las Fuerzas Armadas”.

De su ciudad recuerda con cariño la primaria en la escuela “Maestros Argentinos” y la secundaria en el “Prudencio Vidal Amieva”, y enfatiza: “El río también se extraña, donde siempre nadaba y compartía la tarde con mis primas”.

El río es el que trae de sus recuerdos al presente, cuando habla del deseo de convertirse en Nadadora de Rescate. El río y su afición por el deporte, ya que desde chica le gusta el atletismo como las maratones, y el entrenamiento físico.

“Algo que marcó mi vida a los 17 años fue cuando saqué a un niño de uno de los ríos que atraviesa Mendoza. No lo pensé, al ver que estaba en problemas me lancé a rescatarlo. Siempre pienso qué hubiera pasado si no lo hacía; recuerdo que su mamá estaba muy agradecida”, destaca Rocío.

La resistencia física y mental son requisitos imprescindibles para ser parte de la Infantería de Marina, y también para la capacitación como Nadadora de Rescate de la Armada. Por su buen desempeño al realizar las pruebas físicas, Rocío se animó a hacer el curso en la primavera pasada, egresando en noviembre del 2024.

“Los cupos son limitados y fueron 3 meses agotadores donde realizamos ejercicios como salto al agua desde helicópteros o y el denominado cabina invertida, que entrenan los marinos aeronáuticos. Cuando me preguntan qué tal es el curso yo les respondo que hay que vivirlo, la experiencia es única”, detalla con entusiasmo.

“Durante esos meses pensé en abandonar varias veces, muchos lo hacían, pero una de mis grandes motivaciones fue que me convertiría en la primera infante nadadora; y lo logré”, remarca esbozando una sonrisa de satisfacción. “Uno se enfrenta al frío, al cansancio y por momentos no aguanta más; tuve un instructor infante que me alentó mucho a seguir”, agrega.



Hoy resta combinar su capacitación con la especialidad y espera el momento de poder hacer largas navegaciones. “Me encantaría poder embarcar como nadadora; también estar destinada en el Batallón de Vehículos Anfibios Nº1, donde se encuentra la mayoría de los Nadadores de Rescate”, expresa.
gacetamarinera.com.ar, el sitio oficial de noticias de la Armada Argentina

Todos los años la Armada Argentina forma y entrena a sus nadadores en técnicas de salvamento, rescate y supervivencia en el mar. Es una capacitación que anualmente también se recalifica para sostener en nivel y mantenerse activo como nadador.

Su principal función es salvaguardar la vida humana en actividades de riesgo, con énfasis en la prevención y la preparación para actuar en caso de emergencia. Proporciona servicios a las unidades en navegación y en actividades con riesgo de hombre al agua. Cabe destacar que los Nadadores de Rescate participan de ejercicios operativos con buques de la Flota y aeronaves de la Aviación Naval, además de las campañas antárticas y sanitarias del país.

El Mar Argentino, típicamente frío, demanda una preparación psicofísica que es crucial para los nadadores de la Armada, conformándose en un recurso humano de calidad dentro de la Institución.

“La Armada significa para mí valores como el esfuerzo y la valentía. El escudo rojo de la Infantería de Marina me genera mucho orgullo. Y tengo muchos sueños por cumplir en la Armada, conocer el mundo en la fragata ARA ‘Libertad’, ir a Chipre en alguna Misión de Paz, me encantaría también pisar suelo antártico, y sé que en el desarrollo de mi carrera y con el tiempo transcurrido aquí, los cumpliré”, concluye la mendocina de Tunuyán.

domingo, 18 de mayo de 2025

Malvinas: Parte la Fuerza de Tareas FT-20 y FT-40

Partida de las fuerzas de tareas para la recuperación de las islas Malvinas




 

28 DE MARZO DE 1982 – ZARPAN LAS FUERZAS DE TAREA ANFIBIA (FT-20 Y FT-40): INICIA LA GESTA POR LA RECUPERACIÓN DE LAS MALVINAS

Un 28 de marzo de 1982, hace ya 43 años, a las 19:00 horas, comenzaba a escribirse una de las páginas más dignas y reivindicatorias de la historia nacional. Ese día, desde la Flota de Mar de nuestra Armada Argentina, zarpaban los componentes FT-20 y FT-40, dando inicio a la Operación Rosario, destinada a recuperar un territorio usurpado por la fuerza extranjera en 1833.

El Vicealmirante Juan Lombardo, como Comandante del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), encabezaba la conducción estratégica. Las tareas de alistamiento y embarque se iniciaron tras la orden formal del Comité Militar, dada el 26 de marzo, y fueron ejecutadas con eficiencia ejemplar.

Aquella tarde, desde la Base Naval de Puerto Belgrano, la Fuerza de Tareas Anfibia 40 (FT-40), bajo el mando del Contraalmirante Walter Allara, emprendía rumbo al Atlántico Sur.

El Grupo de Tareas 40.1Fuerza de Desembarco, al mando del Contraalmirante de Infantería de Marina Carlos Busser, estaba conformado por el Batallón de Infantería de Marina N.º 2, una compañía del Batallón N.º 1, una compañía del Regimiento de Infantería Mecanizado 25 (RI Mec 25) del Ejército Argentino, bajo el mando del General de División Oscar García, designado Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas. La fuerza se completaba con una batería de artillería de campaña, la Agrupación de Comandos Anfibios, elementos de Buzos Tácticos, el Batallón de Vehículos Anfibios con 20 LVTP-7 Amtraks, y unidades de apoyo logístico y asuntos civiles.

El Grupo de Tareas 40.2Grupo de Transporte, al mando del Capitán de Navío Alejandro Estrada, incluía al buque de desembarco de tanques ARA “Cabo San Antonio” (Q-42), el rompehielos ARA “Almirante Irízar” (Q-5) y el buque de transporte ARA “Isla de los Estados” (B-8), encargados de llevar vehículos, helicópteros y pertrechos hasta la playa designada.

El Grupo de Tareas 40.3Grupo de Escolta, al mando del Capitán de Fragata Molina Pico, estaba integrado por el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) —buque insignia—, el destructor ARA Hércules (D-1) y las corbetas misilísticas ARA Drummond (P-31) y ARA Granville (P-33).

El Grupo de Tareas 40.4Grupo de Tareas Especiales, al mando del Capitán de Corbeta Alberto Bicain, incluía al submarino ARA Santa Fe (S-21) y una agrupación de Buzos Tácticos con 102 hombres a bordo, que había zarpado el día anterior desde la Base Naval Mar del Plata, junto a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, equipada con Sea King.

Simultáneamente, zarpaba el Grupo de Tareas 60, al mando del Capitán de Navío Carlos Trombeta, compuesto por el rompehielos ARA Bahía Paraíso (B-1), el transporte ARA Bahía Buen Suceso (B-6), la corbeta ARA Guerrico (P-2), un helicóptero Alouette III, un helicóptero Puma del Ejército Argentino, y 100 hombres del Batallón de Infantería de Marina N.º 2.

Con la caída del sol, también se hacían a la mar las unidades de la Fuerza de Tareas de Cobertura (FT-20), bajo el mando del Capitán de Navío José Julio Sarcona, Comandante del portaaviones ARA 25 de Mayo (V-2), escoltado por los destructores ARA Seguí, ARA Py, ARA Piedrabuena y ARA Bouchard, y por el buque tanque ARA Punta Médanos. Esta fuerza de cobertura contaba con el respaldo de un Grupo Aeronaval de Exploración basado en tierra, con 2 aviones Neptune, un Electra L-188 y un Beechcraft BE-200.

La crisis en Georgias del Sur, originada por el intento británico de desalojar a trabajadores argentinos de la empresa del Sr. Davidoff mediante el envío del HMS Endurance con Royal Marines, precipitó la salida anticipada de las corbetas ARA Drummond y ARA Granville desde Mar del Plata, con la misión de interceptarlo. Pero con la orden definitiva de ejecutar la Operación de Recuperación de Malvinas, se canceló su intervención en Georgias y se les ordenó reaprovisionarse en el mar e incorporarse a la FT-40, conforme al plan original.

Los buques zarparon en el orden previsto, surcando la ría de Bahía Blanca hacia el mar abierto. A las tripulaciones se les informó que la maniobra formaba parte del adiestramiento anual de la Flota. Sin embargo, para los más experimentados, la magnitud de la operación, lo temprano del año y el hecho de que se iniciara un domingo por la tarde despertaban sospechas. Aun así, el estricto secreto operacional logró preservar el verdadero objetivo: la recuperación de nuestras Islas Malvinas.

Ya en el Atlántico Sur, las tripulaciones comprenderían que no se trataba de una simple maniobra de adiestramiento: estaban dando forma a la histórica Operación Rosario, que, días después, el 2 de abril de 1982, devolvería por la acción decidida de sus hijos la soberanía efectiva sobre un suelo que es, fue y será argentino.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Argentina: Vapor "Río Limay" de la Escuadrilla del Río Negro

 

Vida operativa del vapor "Río Limay"

Datos generales

  • Nombre: Río Limay

  • Tipo: Vapor fluvial de transporte

  • Año de referencia: 1885

  • Otros nombres: No tuvo

  • Lugar de construcción: Astillero Rennie & Co., Londres

  • Forma de adquisición: Contrato de construcción entre el astillero y el Estado argentino, representado por el teniente coronel de marina Erasmo Obligado

  • Costo: £8.000

Características técnicas

  • Eslora: 36,30 m (modificada posteriormente)

  • Manga: 6,70 m

  • Puntal: 1,20 m

  • Calado medio: 0,75 m

  • Desplazamiento: 120 toneladas

  • Propulsión:

    • 1 máquina compound (alta y baja presión)

    • 25 rpm – 120 shp

    • 1 caldera vertical

    • Ruedas laterales con paletas articuladas

    • Casco de acero galvanizado de 4 mm

  • Velocidad: 10,5 nudos

  • Autonomía: 1.920 millas

  • Combustible: Carbón (capacidad: 30 toneladas)

  • Dotación: 21 tripulantes

  • Distribución: 2 bodegas de carga; 2 casillas (una a proa, otra a popa)

  • Buque gemelo: "Teuco"

Historial de servicio

1885

  • Arribado desarmado a Carmen de Patagones. Armado entre marzo y octubre.

  • El casco fue botado el 25 de agosto.

  • Primer comandante: Capitán Augusto Grasso. Segundo comandante: Subteniente de marina Leopoldo Tabeada.

  • El 26 de octubre realiza su primer viaje, con el embajador de Alemania, barón de Holmberg, a bordo. Llega hasta Roca y regresa sin novedades, transportando carga particular.

1886

  • Opera regularmente entre Patagones y Roca, siendo prácticamente el único buque de la escuadrilla con tráfico constante en esa ruta.

  • Se mantiene el mismo comando del año anterior.

1887

  • Recibe reparaciones y modificaciones: se le aumenta la eslora en 0,91 metros.

  • Realiza cinco viajes, uno de ellos hasta Choele Choel, transportando al 7º de Caballería de la División de los Andes.

  • Comandante: Teniente Hipólito Oliva.

1888

  • Participa activamente en la logística militar: colabora con la construcción de la línea telegráfica hacia Chubut.

  • Realiza ocho viajes redondos hasta Choele Choel, todos bajo el mando del teniente Oliva.

1889

  • Ayuda en el rescate de numerosas familias en Viedma, afectadas por graves inundaciones.

  • Nuevo comandante: Alférez de fragata Luis E. Calderón.

  • Sigue realizando viajes oficiales y particulares en el río Negro.

1890

  • En marzo, Calderón entrega el comando al teniente de navío Elías Romero.

  • Realiza viajes cortos hasta mayo.

  • Luego, el buque es arrendado —junto con el resto de la escuadrilla— a la firma Diego Castro y Cía.

1890–1895

  • Operado comercialmente por Diego Castro y Cía.

  • Presta servicio regular de carga y pasaje entre la costa y Choele Choel.

  • La Armada mantiene control sobre el mantenimiento y estado del buque.

1896

  • Devuelto al servicio naval. Su estado general es muy deteriorado.

  • Pasa a reparaciones mayores en casco y máquinas en Patagones.

  • No realiza viajes ese año.

1897

  • Completadas las reparaciones, se le suman tres pies de eslora.

  • Vuelve al servicio activo.

  • Realiza un viaje transportando al Regimiento 7 de Caballería desde Patagones hasta Choele Choel.

1898

  • Continúa con transporte de carga y personal militar.

  • Establece un depósito de carbón en Choele Choel para reabastecer a otros buques de la escuadrilla.

1899

  • Realiza tareas de limpieza del río Negro entre Patagones y Choele Choel, eliminando tocones y obstáculos con pólvora.

  • Hace 17 viajes redondos transportando tropas y materiales para la línea telegráfica militar.

1900

  • Realiza nueve viajes.

  • El 17 de septiembre, naufraga tras chocar contra una roca.

  • Es reflotado por personal de la escuadrilla y regresa al servicio antes de fin de año.

1901

  • Continúa activo, con diez viajes entre Patagones y Choele Choel.

  • Se lo considera en mal estado general.

1902

  • Sigue navegando por el río.

  • El 17 de mayo, naufraga definitivamente al golpearse contra un escollo frente a Montes Dolores.

  • La orden general OG 44/193, del 20 de marzo de 1902, sobresee el sumario por su pérdida y declara que el hecho no afecta el buen nombre del práctico Juan Oriente, a cargo en ese momento.

  • Se recupera parte del casco y la maquinaria, ya en estado de chatarra.

Fin del servicio

Este naufragio marca el fin operativo del vapor "Río Limay". Fue el segundo buque de la Armada Argentina en llevar ese nombre.

Fuentes y referencias

  • Fotos: Archivo General de la Nación

  • Documentos: Memorias del Ministerio de Guerra y Marina, Archivo General de Marina, SEHN (Inventario general, caja 475, año 1873)

miércoles, 7 de mayo de 2025

Argentina: Épocas doradas del COAN

Épocas de gloria de la Aviación Naval Argentina



BAPI: Base Aeronaval de Punta Indio (Verónica)


BACE: Base Aeronaval Comandante Espora (Bahía Blanca)

domingo, 27 de abril de 2025

DDG: ARA Hércules

ARA Hércules (D-28 / D-1 / B-52)




ARA Hércules (D-28) fue el único buque de defensa aérea operando en el TOA. Equipado con 4 Exocet y 22 Sea Dart de defensa aérea con uso secundario antibuque: en condiciones ideales, él solo podía haber llegado a dar cuenta de toda la Escuadra chilena.



El transporte rápido ARA Hércules (B-52) (TRHE)n. 1? es un transporte rápido multipropósito de la Armada Argentina. Fue construido en los años setenta como destructor Tipo 42 y, luego de una reforma en los años noventa, recibió su reclasificación como transporte rápido.2? Fue declarado irradiado del servicio y procedido el arriado final del pabellón nacional el 20 de junio de 2024, luego de 48 años de servicio.

Armado de misiles superficie-aire Sea Dart, su misión junto con su gemelo, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2), fue la defensa antiaérea de área del portaaviones liviano ARA Veinticinco de Mayo (V-2), operando por medio de data link.


Banderas
Argentina
Historial
Astillero Vickers Shipbuilding, Barrow-in-Furness, Reino Unido
Clase Tipo 42
Tipo destructor lanzamisiles guiados
Operador Armada Argentina
Autorizado 18 de mayo de 1970
Iniciado 7 de junio de 1973
Botado 10 de mayo de 1976, Barrow
Asignado junio de 1976 (afirmación del Pabellón Argentino)
julio de 1977 (incorporación a la Flota de Mar)
Baja 22 de marzo de 2024 (radiado)1?
20 de junio de 2024 (arriado final del pabellón)
Destino Irradiado, se halla amarrado en Puerto Belgrano
Características generales
Desplazamiento 4100 t a plena carga
Eslora 125,6 m
Manga 14,3 m
Calado 5,8 m
Armamento • 1 lanzador doble para 22 misiles GWS-30 Sea Dart Mk30
• 1 Cañón Vickers 115 mm (4,5")/55 Mk8, automático
• 2 Ametralladoras Oerlikon 20 mm MK7
• 4 lanzadores de misiles MM-38 Exocet (SSM)
• 2 lanzadores triples de tubos lanzatorpedos ILAS 3/324 mm (utiliza torpedos Whitehead AS-244: 6 km a 30 nudos)
Propulsión COGOG
• 2 turbinas a gas Rolls Royce Olympus TM38
• 2 turbinas a gas Rolls Royce Tyne RM1A
• 2 ejes hélices
Potencia • Olympus TM38: 50 000 HP
• Tyne RM1A: 9900 HP
Velocidad • 30 nudos (Olympus)
• 18 nudos (Tyne)
Autonomía 4500 millas náuticas a 18 nudos
Tripulación 166
Tropas 238 infantes de marina con equipo completo
Aeronaves 2 helicópteros Sikorsky SH-3 Sea King
Equipamiento aeronaves Hangar



Historial

La embarcación corresponde a un destructor construido originalmente como Type 42, similar a las unidades de la misma clase comisionadas por la Marina Real británica. Fue construido en los astilleros de Vickers Shipbuilding en Barrow-in-Furness, Reino Unido, en simultáneo con el HMS Sheffield, cabeza británica de la serie, hundido en la guerra de las Islas Malvinas. Debido a que un incendio dañó irreparablemente la popa del HMS Sheffield, una sección completa de la popa del ARA Hércules fue utilizada en el navío inglés, por lo que el cañón Vickers 4.5" (115 mm)/55 Mk8 automático, montado en el buque británico, correspondía originalmente al argentino.



Fue entregado a la Armada Argentina entrando en servicio el 19 de septiembre de 1977 Una vez incorporado fue asignado a la 1.ª División de Destructores como Destructor Misilístico ARA Hércules (D-28), DEHE siendo su apostadero la Base Naval Puerto Belgrano. Al incorporarse su gemelo, el ARA Santísima Trinidad (D-2) cambió su apelativo por D-1, con el que operó hasta su conversión a Transporte Rápido. Varias unidades llevaron el nombre "Hércules" en la Armada Argentina, si bien todas fueron importantes, sin duda la más representativa fue la nave insignia del almirante Guillermo Brown durante las luchas por la independencia. La famosa «Fragata Negra», apodada así por el color de su velamen, sirvió de cubierta al Gran Almirante y su nombre «Hércules» llega hasta nuestros días representado hoy en la actividad por este Transporte de Tropas.

Conflicto del Beagle

En diciembre de 1978 para la puesta en marcha de la Operación Soberanía el ARA Hércules formó parte del grupo de tareas 2 junto al PAL ARA Veinticinco de Mayo (V-2) con la misión de ocupar militarmente las islas Lennox, Nueva y Picton y el cabo de Hornos en litigio con Chile. Cuestión que no se concretó, iniciando la FLOMAR el retiro a Puerto Belgrano.

Guerra de Malvinas

En 1982, junto a su gemelo ARA Santísima Trinidad (D-2), fue parte de la escolta del portaaviones Veinticinco de Mayo en la Guerra de Malvinas. Participó en las acciones de recuperación de las islas y su helicóptero embarcado operó por unas horas en el Aeropuerto de Puerto Argentino. A principios de mayo, se esperaba en la Fuerza de Tareas de la Armada Argentina enfrentar en un combate aeronaval a la Fuerza de Tareas de la Marina Real británica, en esos momentos, su radar de alerta temprana, iluminó a un Sea Harrier del HMS Invincible, que era vectorizado para interceptar a un Grumman S-2 Tracker catapultado desde el portaaviones Veinticinco de Mayo que trataba de confirmar la ubicación de la Fuerza de Tareas de la Marina Real, para un posterior ataque combinado con los medios desplegados. Finalmente no se dieron las circunstancias propicias para dicho ataque y los buques argentinos se replegaron a aguas poco profundas fuera de la amenaza de los submarinos nucleares ingleses. Continuó navegando en zonas de patrullas cercanas a la costa argentina.


Postguerra

Desde su incorporación a la 1.ª División de Destructores y su posterior pase al Comando Naval Anfibio, el buque participó y continúa participando en ejercitaciones —llamadas «Etapas de Mar»— con el resto de los buques de la Flota de Mar, la División de Patrullado Marítimo (DVPM), la Fuerza de Submarinos y aviones y helicópteros de la Aviación Naval, y ejercicios «Anfibio» con la Infantería de Marina. También ha tomado parte en numerosas operaciones navales con unidades de otros países.

En 1988, junto a la mayoría de los buques del Comando de la Flota de Mar, incluido su gemelo, el D-2, visitó el Puerto de la ciudad de Buenos Aires.

En 1993 efectuó el último lanzamiento de práctica con munición de combate, de un misil GWS-30 Sea Dart y comenzó a navegar con repuestos obtenidos de su gemelo el ARA Santísima Trinidad (D-2), que comenzó a ser canibalizado sin volver a navegar desde 1989. Al año siguiente fue transferido al Comando Naval Anfibio y Logístico (COAL), y en 1999 fue transformado en un transporte rápido, con importantes modificaciones en su plataforma y hangar de helicópteros, pudiendo destarcársele dos helicópteros medios del tipo Sea King. Estas modificaciones se efectuaron en los Astilleros y Maestranzas de la Armada de Chile (ASMAR), en su planta de Talcahuano. Su transformación fue completada entre 2004 y 2006 en Argentina en las instalaciones de los Arsenales de la Base Naval Puerto Belgrano. Durante 2009 se retiró finalmente su lanzador Sea Dart reutilizando ese espacio para la instalación de 4 camas para Botes de Asalto MKV de la Infantería de Marina Argentina.

Entre sus despliegues, la unidad tomó parte en la edición 1998 del ejercicio combinado «UNITAS», así como la etapa anfibia del ejercicio «Fraterno» en 2006. Continúa cumpliendo funciones como Unidad de Transporte de Tropas de IM integrando el núcleo de las diferentes etapas anfibias y participando durante el desarrollo de cada una de las etapas de mar. Durante 2009 fue sometido a un proceso de reparaciones generales en el CINAR (Complejo Industrial Naval Argentino), incorporándose nuevamente a la Flota de Mar en abril de ese año luego de un recorrido de su casco, válvulas y sistemas. Durante ese año cumplió con una Patrulla de Control del Mar y en la búsqueda de sobrevivientes del pesquero Atlantic hundido durante un temporal. Durante el período 2004-2012 participó de la totalidad de las ejercitaciones anfibias de la Flota de Mar, efectuando además los ejercicios Inalaf con personal IM embarcado de la Armada de Chile. En ese mismo período realizó embarcos de instrucción con Cadetes de la ESNM al litoral marítimo argentino arribando en varias oportunidades a los puertos de Ushuaia y Madryn.



Década de 2010

La unidad continúa con sus prácticas anuales de tiro, ejercicios anfibios? y etapas de mar;? efectuado también visitas a puertos del litoral (Necochea) y navegaciones de instrucción con Cadetes de la Escuela Naval Militar y Aspirantes de la Escuela de Suboficiales de la Armada.

Reconversión

El buque fue inicialmente sometido a un proceso de reconversión en Chile (ASMAR, Armada de Chile) y luego en Argentina (ARPB, Base Naval Puerto Belgrano, Armada Argentina) durante fines de los 1990s, expandiendo la cubierta de vuelo y los hangares para recibir y operar dos helicópteros Sea King con misiles Exocet AM39, y un upgrade de los sistemas electrónicos; participando la estatal argentina INVAP en más reingeniería. Y, comisionado al Comando Naval Anfibio, operando como «transporte multipropósito rápido», y su nuevo indicativo permanente B-52.6? Su rediseño significó pasar a ser un transporte rápido de desembarco de tropas. Actualmente se han reconvertido los espacios ganados en sollados para transporte de tropas de IM. Fueron retirados ambos domos de los viejos radares 909 y el lanzador de Sea Dart de proa. La unidad cuenta con un Sistema Automatizado de Comando y Control (SITACC) desarrollado íntegramente en Argentina por el SIAG-2006. Estos cambios permitieron sumar además un CIC para el Estado Mayor del KFD cuando está embarcado y colocar un total de ocho camas exteriores para el trincado seguro de Botes MK V de la IM embarcada. Los portones del hangar volvieron a ser recorridos y modificados por INVAP operando en la actualidad sin mayores inconvenientes. Los misiles superficie-aire RBS-70 cuentan en cubierta a popa con una plataforma elevada con comunicaciones internas en donde son preinstalados en cada navegación de adiestramiento en donde se prevé algún ejercicio de lanzamiento.

Radiado

La unidad se hallaba en condición de reserva desde 2013. Fue pasada a la condición de radiado el 22 de marzo de 2024 y después procedió el arriado final del pabellón en Puerto Belgrano el 20 de junio de 2024. Queda aguardando su destino final.

Características

Originales


  • Motores: 2 Turbinas a gas Olympus TM38, 50 000 HP. 2 Turbinas a gas Tyne RM1A, 9900 HP. - 2 hélices.
  • Colores: casco y puente con los cañones lanzadores, domos, parte inferior de mástiles, cubierta y demás en "gris almirantazgo mate"; obra viva antióxido rojo; línea de flotación, topes de mástiles y chimenea "negro mate"; cubierta de vuelo, circunferencia blanca, número blanco con sombra negra.
  • Generales: gemelo al destruido y hundido (en 53°04'S 56°56'O) HMS Sheffield, desplazamiento estándar de 3150 t, máximo 4100 t a plena carga; eslora entre perpendiculares: 119,50 m; manga 14,63 m; calado máximo: 6,8 m; planta propulsora: sistema cogog dos turbinas a gas Rolls Royce Olympus MM3B con una potencia de 54 900 HP para máxima velocidad; dos turbinas a gas Rolls Royce Tyne con 8200 HP para velocidad crucero; tripulación: 300/312 hombres.


Añadidas en la reconversión

La cubierta de despegue en voladiza y las fenestraciones de la popa, permiten el despliegue o extracción rápidos de botes "gomones" para tropas especiales. La nave puede llevar 238 infantes de marina plenamente equipados, sin merma de su velocidad máxima de 30 nudos. INVAP rehízo el sistema de cierre del hangar aéreo de esta nave, así como algunas modificaciones del área de popa. El cierre es accionado electromecánica y manualmente, con abertura mínima en cada banda de 6,2 m de ancho y 5,4 m de altura libres; estanco a intemperie y a radiación lumínica hacia el exterior. La velocidad mínima de apertura o cierre es de 10 cm/s y un tiempo máximo de apertura en modo manual de 5 min, bajo condiciones de rolido, cabeceo, escora permanente del buque y presión de viento extrema (inclinación lateral hasta 30°, inclinación frontal 10º, simultáneos). La unidad también cuenta con una capacidad ampliada en su alojamiento para el transporte de una Compañía reforzada de Infantería de Marina, posee un local de operaciones separado para el Estado Mayor de IM embarcado y dos aulas equipadas. Sus dos radomos 909 y su lanzador Sea Dart fueron retirados equipando su cubierta con camas metálicas y malacates eléctricos para el transporte de Botes de Desembarco MK-V y una bodega para el alojamiento de material.

Electrónica

Navegación

  • 2 Sistemas de GPS, integrados al sistema con cartografía digital y con representación cartográfica tanto en el puente de comando como en la cubierta de operaciones (CIC), mediante pantallas LCD,
  • 1 Corredera Digital,
  • 1 Sonda Ecoica,
  • 3 Equipos VHF para la seguridad náutica.

Sistema de Comando y Asesoramiento

  • Sistema de Comando y Asesoramiento - SITAC 2006
  • Consolas integradas con entorno visual.
  • Diseñado e instalado en el país (SIAG - Puerto Belgrano 2006)

Comunicaciones

  • Equipos de HF - UHF y VHF (Banda Baja)
  • Enlace de Datos - LINK ARA.

Radares

  • Búsqueda Aire Lejana - Marconi 965 (IFF).
  • Búsqueda Superficie - Marconi 992.
  • Control Helicópteros Kelvin Hughes 1006.
  • Navegación DECCA 1229.

 

 

domingo, 20 de abril de 2025

ARA: ORBAT desde 1914 hasta 2018

FLOTA #31: La Armada Argentina en diversas épocas


Se trata de una colección de imágenes creadas por diversos artistas y analistas que retratan las flotas de la Armada Argentina en diversas épocas, desde 1914 hasta 2018. ¡Disfrútenlas!



La Armada Argentina en 1933



La Armada Argentina en 1937


La Armada Argentina en 1937


La Armada Argentina en 1914


La Armada Argentina en 2018


domingo, 6 de abril de 2025

Malvinas: El ARA San Luis navegando debajo del enemigo

El enemigo desde abajo: la patrulla de guerra del ARA San Luis durante la Guerra de las Malvinas de 1982

El impacto que tuvo el ARA San Luis en la Marina Real Británica

Por el subteniente Grant T. Willis, USAF || Naval Institute

Después de 1945, el uso de submarinos en operaciones de combate se ha limitado al juego del gato y el ratón de la Guerra Fría, con su introducción como plataforma de ataque sumergida guiada con precisión. En 1982, el submarino volvería a hacerse a la mar para hundir buques de guerra enemigos en una batalla convencional, pero estos submarinos no luchaban en nombre de las dos superpotencias de la época. La junta militar argentina, bajo el liderazgo del general Leopoldo Gualtieri, buscó unir a la nación y distraer a su gente de la agitación interna recurriendo a la causa nacional para recuperar las Malvinas, o, como las conocían los británicos, las Islas Malvinas.

Después de mucha presión diplomática de Argentina y reconocidas tensiones económicas y políticas en Gran Bretaña para recortar su gasto militar, la junta lanzó su invasión del archipiélago del Atlántico Sur el 2 de abril de 1982. La primera ministra británica Margaret Thatcher envió una fuerza de tarea naval, cuyo tamaño no se había visto desde la Crisis de Suez de 1956. Los argentinos, después de asegurar las islas con poca resistencia de una unidad ligera de 69 infantes de marina reales, tuvieron que preparar su defensa contra un posible intento de Gran Bretaña de recuperar las islas.

La probabilidad de guerra aumentó a medida que la fuerza de tarea de la Marina Real avanzaba más hacia el sur. Los tres submarinos británicos de propulsión nuclear estacionados en el área dieron la alarma para la flota argentina del almirante Jorge Isaac Anaya. La marina argentina estaba bien armada y era una de las mejores fuerzas navales de América del Sur. El almirante Anaya y su personal habían elaborado el plan para lanzar la invasión y lo presentaron a la junta y al general Leopoldo Gualtieri para su aprobación en 1981. La introducción de los submarinos nucleares de la Marina Real en el Atlántico Sur requirió la implementación inmediata de la invasión el 2 de abril.

Orden de batalla

Muchos de los que estudian la Guerra de las Malvinas de 1982 entienden las hazañas del ARA Santa Fe, un antiguo submarino de la clase Guppy de la Marina de los EE. UU. de la Segunda Guerra Mundial que sufrió graves daños y encalló durante el asalto británico a la isla de Georgia del Sur el 25 de abril. Sin embargo, el Santa Fe no fue el único submarino argentino que participó en combate durante el conflicto de las Malvinas.

Argentina también poseía varios otros submarinos, incluido un nuevo submarino diésel-eléctrico de ataque rápido Tipo 209 construido en Alemania Occidental, el ARA San Luis. El servicio submarino argentino tendría que combinar sus activos de flota y sus camaradas de la Fuerza Aérea y la fuerza aérea naval para intentar cortar la sangre vital de Gran Bretaña y recuperar con éxito las Malvinas en un asalto anfibio. Debido al mantenimiento y la falta de preparación para el mar, solo el San Luis y el Santa Fe estaban listos para el combate durante la Guerra de las Malvinas.1 Si el ARA Salta y el Santiago del Estero hubieran estado listos para el mar a tiempo para la Operación Rosario, tal vez hubieran podido aplicar más tensión y presión sobre los activos de guerra antisubmarina (ASW) de la fuerza de tareas británica.

Muchos de los mejores comandantes de submarinos de la flota argentina en ese momento estaban siendo entrenados en Alemania Occidental, lo que obligó a los oficiales de menor rango y menos experimentados a capitanear sus barcos en el conflicto más importante que los argentinos lucharían en su historia desde su declaración de guerra a la Alemania nazi en 1945.2 Aunque la historia militar de las fuerzas armadas argentinas ha sido ligera, los recursos que Buenos Aires podía aplicar a una guerra en el Atlántico Sur le dieron una ligera ventaja a un ejército argentino que podría, si se hacía correctamente, aplicar sus fuerzas con el máximo efecto en la fuerza de tarea entrante. La aplicación de estos recursos se vería obstaculizada por motivaciones políticas entre sus comandantes superiores y una falta de estándares de entrenamiento y mantenimiento.

Acerca de enfrentar a la flota

Para mantener el poder político en el continente y dentro de la junta, el almirante Anaya regresó su flota de batalla a su puerto de origen en la Base Naval de Puerto Belgrano. 3 Después del hundimiento del General Belgrano, sintió que retener sus buques de guerra restantes mantendría su posición política para ejercer influencia, en lugar de lanzarse a la situación más importante que la Armada Argentina haya enfrentado en su historia. Es fácil decir que la Marina Real hubiera aniquilado a la flota argentina; sin embargo, la combinación de aviones de ataque argentinos con base en tierra, misiles Exocet aéreos, marítimos y terrestres y un portaaviones, la fuerza de tareas de Thatcher, podría haber tenido un resultado mucho más costoso para la recuperación de las Malvinas de lo que experimentó. La fuerza submarina del almirante Anaya parecía ser el único activo de la flota que estaba dispuesto a utilizar en acciones ofensivas de la flota contra la Marina Real.

La patrulla de guerra del San Luis en la guerra del Atlántico Sur ha estado marcada por la controversia. Durante el conflicto, Gran Bretaña perdió seis barcos por bombas y misiles lanzados o lanzados por aviones de ataque argentinos con base en tierra. Estos impactos y hundimientos son, no obstante, notables si se considera la falta de entrenamiento o conocimiento de tácticas antibuque de los pilotos argentinos que volaron contra estos buques fuertemente defendidos. Sin embargo, la guerra en el mar no se limitó completamente al hundimiento del ARA Belgrano (Clase Brooklyn) por el HMS Conqueror (SSN clase Churchill). Después del hundimiento del Belgrano, el resto de la flota argentina fijó un nuevo rumbo hacia su base de origen en Mar del Plata, temiendo nuevos ataques de submarinos nucleares de la Marina Real y pérdidas de más buques capitales que podrían dañar el prestigio y los limitados activos de la junta.

La patrulla de guerra

El San Luis comenzó su patrulla para atacar a la fuerza de tarea al norte de las Islas Malvinas. Durante su única patrulla continua, reivindicó tres ataques con torpedos contra buques británicos. Afirmó haber disparado dos torpedos antisuperficie SST-4 de fabricación alemana y un torpedo antisubmarino Mark 37 estadounidense. Su primer ataque fue contra el HMS Yarmouth (fragata Tipo 12) y el HMS Brilliant (fragata Tipo 22). El ataque del San Luis no tuvo impactos y el buque sostuvo una batalla ASW decidida durante 20 horas, sobreviviendo a cargas de profundidad y un torpedo. El San Luis rompió el contacto y comenzó su segunda incursión el 8 de mayo contra un submarino británico. Doce minutos después de disparar su torpedo, el San Luis escuchó una explosión en el mismo rumbo de su objetivo; sin embargo, la Marina Real no afirmó haber sufrido pérdidas de submarinos durante el conflicto, y se especula que el torpedo del San Luis pudo haber tocado fondo. Su última incursión se llevó a cabo el 10 de mayo contra otros dos buques de guerra, disparando un torpedo contra el HMS Arrow (fragata Tipo 21) y el HMS Alacrity (fragata Tipo 21). Después de seis minutos, se escuchó una pequeña explosión en el rumbo de la fragata, y cuando el HMS Arrow recuperó su contramedida remolcada, fue evidente que había sido alcanzado.4

¿Qué salió mal?

Hubo muchos problemas con el rendimiento de los torpedos SST-4 que había disparado la tripulación del San Luis. Según un análisis de posguerra realizado por el Departamento de la Marina de los EE. UU. en septiembre de 1983:

La principal Fuerza de Tareas británica fue localizada y atacada sin éxito por el Tipo 209, San Luis. Ese submarino estuvo en el mar, y a veces en el área de la fuerza británica, durante aproximadamente 36 días. La amenaza de los submarinos argentinos fue una preocupación constante para el comandante de la Fuerza de Tareas británica, y se realizaron numerosos ataques contra presuntos contactos submarinos, con un gran número de armas ASW que se gastaron. En cualquier caso, el San Luis sobrevivió a todos los esfuerzos ASW británicos, pero al mismo tiempo no pudo infligir daño a la fuerza británica debido a problemas materiales.


Se ha identificado al submarino como alguien que disparaba sus municiones a demasiada profundidad, con un sistema de control de fuego obsoleto que requería que la tripulación calculara sus soluciones manualmente; cables rotos después de que se dispararan los torpedos, lo que impidió la capacidad de dirigir a los peces hacia sus objetivos; la falta de preparación de los SST-4 en los tubos de la sala de torpedos, que no permitían que los torpedos se armaran solos después de dispararse, y una tripulación inexperta.5 Todos estos factores se combinaron para permitir que los buques objetivo escaparan de los ataques del San Luis. Los ataques fueron pobres, pero el hecho de que el San Luis pudiera hacer estas aproximaciones contra lo mejor de la Royal Navy muestra cuán diferente podría haber sido el resultado si el San Luis hubiera estado completamente aprovisionado y preparado para operaciones de combate.

Sin embargo, es significativo que estos ataques y batallas ASW tuvieran lugar. Un submarino de diseño y fabricación alemana había disparado torpedos reales en señal de ira contra buques de guerra de la Royal Navy de Su Majestad por tercera vez en el Atlántico durante el siglo XX. Esta vez, los submarinistas de esta versión latinoamericana de Das Boot habían tenido un golpe de suerte, ya que lograron eludir los decididos ataques con cargas de profundidad y torpedos de la Royal Navy y regresaron a casa sin un rasguño.

Resultados

El 14 de junio de 1982, la Union Jack volvió a ondear sobre Puerto Stanley mientras la guarnición argentina bajo el mando del general Menéndez se rendía. La conmoción y el daño al orgullo nacional argentino dieron como resultado el regreso de la democracia a Buenos Aires, el rechazo del régimen militar y la aplicación por parte del gobierno de la “guerra sucia”, o reinado del terror contra los disidentes del régimen de la junta. Aunque Argentina perdió la guerra, había recuperado su democracia. Para el gobierno de la primera ministra Thatcher, su supervivencia política estaba asegurada y la guerra provocó un aumento del orgullo y el prestigio británicos.6 Lo que comenzó como una humillación nacional había resultado en éxito y redención. La Marina Real sobrevivió y los recortes a sus capacidades y tamaño terminaron debido a la demostración cinética de su importancia para mantener el poder internacional de Gran Bretaña.
Lo que podría haber sido

El resultado de la Guerra de las Malvinas habría sido muy diferente si los torpedos del San Luis hubieran funcionado y golpeado correctamente solo se puede especular. Si las bombas de la fuerza aeronaval y aérea argentina hubieran que impactaron hubieran detonado, tal vez más de nueve barcos podrían haberse hundido. Si el portaaviones ligero ARA Veinticinco de Mayo hubiera podido lanzar un ataque contra los portaaviones británicos con sus diez A-4Q Skyhawks en lugar de abortar debido al mal tiempo y si los torpedos del San Luis hubieran funcionado como se esperaba, la Marina Real podría haber sufrido una humillante derrota a manos de los argentinos. Todos estos factores coincidieron con el hecho de que los británicos tenían poco o ningún avión de alerta temprana y tuvieron que depender de fuerzas especiales, submarinos y radares a bordo de los barcos para detectar aviones que se acercaban en vuelo bajo.

Muchas situaciones contrafácticas posibles podrían resultar en la derrota de un intento británico de recuperar las islas, pero la lucha fue decidida por hombres dispuestos a hacer un esfuerzo extraordinario a pesar del terreno difícil, el clima y las largas distancias. La guerra en el mar puede parecer una cosa de película con capitanes tranquilos y calculadores que atraviesan el periscopio, como cazadores que acechan a sus presas en alta mar, pero guerras como la de las Malvinas aún muestran el papel clave que los submarinos y sus intrépidas tripulaciones pueden desempeñar en la guerra moderna. Hoy, mientras miramos hacia el futuro del combate sumergido, las grandes potencias y sus armadas pueden aprender lecciones valiosas del Atlántico Sur y las hazañas de sus veteranos como el San Luis.

Mirando hacia el futuro desde las Malvinas

En el futuro, los submarinos seguirán desempeñando un papel fundamental en la guerra de expedición, así como en entornos de antiacceso/denegación de área (A2/AD). La combinación de poder aéreo naval y terrestre en un entorno de expedición es un componente clave de las amenazas que enfrentan hoy Estados Unidos y sus aliados del Pacífico. Los oficiales militares estadounidenses deben ser conscientes de la importancia de comprender e integrar todos los dominios de la guerra para mantener la superioridad en los puntos calientes. El Mar de China Meridional, el Pacífico occidental y las aguas del Golfo Pérsico pueden brindar futuras oportunidades para que los buques diésel eléctricos, junto con los submarinos submarinos más modernos, demuestren la importancia de mantener en perfecto estado los procedimientos de guerra antisubmarina, logística, mantenimiento y alerta temprana en tiempos de paz para prepararse para posibles acciones de enfrentamiento y conflictos de mayor alcance. Tal como el Duque de Wellington describió su victoria sobre Napoleón Bonaparte en Waterloo, la Guerra de las Malvinas fue, en efecto, “una cosa condenadamente buena, la más reñida que hayas visto en tu vida”.


Referencias

1. Steven R. Harper,  “Submarine Operations during the Falklands War,” Department of Operations Paper, Naval War College, 1994.

2.Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

3. Maciej Jonasz “Falklands War: Why Did Argentina Fail?” Modern War, n.d.

4. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

5. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

6. Bogdanor, Vernon. “The Falklands War, 1982 .” Gresham College, 6 April 2016.




jueves, 3 de abril de 2025

Propuesta turca para modernizar las Meko 360

Propuesta de Aselsan para modernizar las Meko 360





Charla con Ahmet Akyol, CEO de Aselsan 

En una entrevista exclusiva con el sitio Pucará Defensa, Ahmet Akyol, director ejecutivo de la empresa turca Aselsan, detalló la propuesta presentada a la Armada Argentina para modernizar sus destructores MEKO 360, con base en la experiencia adquirida en la modernización de las fragatas MEKO 200 de la Armada Turca. Aselsan, fundada en 1975 y actualmente la principal empresa de defensa de Turquía, cuenta con un amplio portafolio de más de 500 productos, especialmente orientados al ámbito naval. La firma puede equipar por completo un buque de guerra con sistemas propios, desde radares hasta componentes de guerra electrónica y comunicaciones.

Según Akyol, Aselsan ha completado la modernización de las dos primeras fragatas MEKO 200 de Turquía, en el marco de un programa que continúa en marcha. Esta experiencia se ha traducido en una propuesta concreta para Argentina, ofreciendo una solución integral y rentable que evita la necesidad de construir nuevos buques. Afirmó que el modelo turco demuestra que una modernización profunda puede extender significativamente la vida útil y las capacidades operativas de estos barcos. En este sentido, la propuesta incluye radares de largo alcance, sistemas ISR, sonares, guerra electrónica y un sistema de gestión de combate actualizado, lo cual promete no solo mejorar el rendimiento del buque, sino también dotarlo de mayor flexibilidad operativa.

Uno de los puntos clave de la propuesta de Aselsan es su enfoque colaborativo con la industria local argentina. Akyol subrayó que Aselsan no es un astillero, sino una empresa especializada en electrónica y sistemas de defensa, y por ello su intención es trabajar en conjunto con astilleros nacionales, probablemente dirigidos por el gobierno. Esta participación local está pensada para transferir capacidades, fomentar la industria nacional y facilitar la integración de los sistemas propuestos.

Entre las principales ventajas técnicas que Aselsan ofrece a la Armada Argentina se destacan tres pilares: soluciones costo-efectivas, cumplimiento de los estándares de interoperabilidad de la OTAN (dado que Turquía es miembro de la Alianza) y una base operativa sólida, ya que los sistemas son utilizados por las fuerzas armadas turcas, altamente profesionales y activas. A esto se suma un punto diferencial importante: al ser una empresa enfocada exclusivamente en electrónica y sistemas, Aselsan no compite con los astilleros sino que los complementa. Además, la empresa cuenta con un equipo joven y altamente calificado: tiene 12.000 empleados con una edad promedio de 33 años, lo que para Akyol significa dinamismo, innovación y potencial de crecimiento sostenido.

Otro aspecto estratégico destacado en la entrevista es la capacidad de Aselsan para proporcionar una solución integrada. Según Akyol, tener todos los sistemas electrónicos provistos por un mismo fabricante garantiza coherencia en la cadena logística, el mantenimiento y las reparaciones, evitando problemas de compatibilidad entre equipos de distintos proveedores. Este enfoque integral facilita la administración técnica del buque y reduce costos y tiempos asociados a la operación y el soporte de los sistemas.

Consultado sobre la posibilidad de extender esta solución a otras plataformas, Akyol señaló que Aselsan tiene la capacidad de modernizar no solo las MEKO 360, sino también otros modelos como las MEKO 140, lo que abre la puerta a un programa de modernización más amplio dentro de la Armada Argentina. La empresa ya ha realizado proyectos similares en Turquía y otros países, y cuenta con toda la gama de sensores, sistemas de armas, equipos electrónicos y la capacidad de análisis e implementación necesaria para adaptarse a distintas configuraciones navales.

En cuanto a la proyección regional, Akyol remarcó que Latinoamérica es una de las principales prioridades estratégicas de Aselsan, al mismo nivel que Europa occidental y Asia occidental. La empresa busca ampliar su presencia y colaboración en la región, y ya ha iniciado proyectos en países como Brasil y Argentina, además de mostrar sus capacidades en ferias como LAAD. Aselsan está abierta a alianzas no solo con astilleros, sino con cualquier empresa relacionada con la electrónica de defensa. Su objetivo es incrementar la presencia regional mediante acuerdos industriales, cooperación tecnológica y transferencia de conocimiento.

Finalmente, Akyol destacó que la relación con los gobiernos de la región es positiva, incluyendo contactos con los gobiernos latinoamericanos y con Turquía. Aselsan ve a las empresas locales como socios estratégicos naturales para expandir sus capacidades. Su visión es generar una red de colaboración sostenible a largo plazo, impulsando la modernización naval y fortaleciendo la autonomía tecnológica en defensa dentro de América Latina.

En resumen, Aselsan propone una solución robusta, coherente y probada para modernizar los destructores MEKO 360 de la Armada Argentina, respaldada por experiencia real, integración vertical de sistemas, colaboración local y estándares internacionales. La oferta se basa en una lógica de eficiencia económica y operativa, con un alto potencial de expansión tanto a otras unidades navales argentinas como a otros países de la región.

domingo, 30 de marzo de 2025

Argentina: Los desafíos de la Armada de la República Argentina


El próximo desafío de la Armada Argentina: ¿Es posible cambiar el rumbo para garantizar el futuro?

Esteban McLaren
Basado en el artículo de José Díaz
DEF
Con ampliaciones para FDRA



La Armada Argentina enfrenta hoy un desafío crítico que define no solo su futuro, sino también la capacidad del país para proteger su soberanía marítima y aprovechar sus vastos recursos naturales. Este análisis detalla las razones detrás de su debilitamiento, marcado por décadas de desinversión y negligencia, y expone las tragedias e incidentes que han puesto en evidencia sus carencias estructurales. A través de un recorrido por su historia reciente, se identifican los medios necesarios para revitalizar su capacidad operativa, desde submarinos y aviones de patrulla hasta fragatas y buques polares. Asimismo, se examinan los pasos urgentes que deben tomarse para recuperar su rol estratégico en el Atlántico Sur y en el escenario global. Este texto invita al lector a reflexionar sobre las implicancias geopolíticas, económicas y de seguridad que conlleva la situación actual de la Armada, y plantea la pregunta clave: ¿está Argentina preparada para enfrentar este desafío?


¿Qué necesita la Armada Argentina para recobrar su fuerza y cumplir con su misión estratégica? ¿Cómo puede un país con vastos recursos marítimos y una posición geopolítica clave permitir que su fuerza naval caiga en un estado de descomposición? Estas preguntas surgen al analizar la preocupante situación actual de una institución vital para la defensa y la soberanía nacional. Años de negligencia y desinversión han dejado a la Armada en una posición crítica, incapaz de ejercer plenamente su rol.

Un pasado marcado por negligencia y tragedias

El deterioro de la Armada no es reciente. Desde el embargo de la Fragata ARA “Libertad” en 2012 hasta la trágica pérdida del submarino ARA “San Juan” en 2017, pasando por los incendios del rompehielos ARA “Almirante Irízar” y el hundimiento del ARA “Santísima Trinidad”, queda claro que la falta de inversión y mantenimiento ha pasado factura. El presupuesto de defensa, oscilando entre el 0,5% y el 0,8% del PBI, está muy por debajo del promedio regional y mundial. Esta falta de recursos no solo ha afectado los medios materiales, sino también la capacidad de instrucción y el adiestramiento de las tripulaciones.

Un país marítimo sin capacidad de defensa adecuada

Con más de 3,8 millones de kilómetros cuadrados de territorio, dos tercios en el continente y el resto en el sector antártico, Argentina debería contar con una Armada capaz de proteger sus costas, plataformas continentales y vastos recursos marítimos. Sin embargo, la realidad actual dista mucho de este ideal. La falta de submarinos operativos y una flota de superficie envejecida limita significativamente la capacidad de vigilancia y control sobre los casi 5.000 kilómetros de costa y la Plataforma Continental, que se extiende por 6,5 millones de kilómetros cuadrados. Este espacio, rico en biodiversidad y recursos estratégicos como gas, petróleo y pesca, genera miles de millones en ingresos anuales, pero permanece vulnerable a la explotación ilegal y a potenciales amenazas externas.

Para abordar esta situación, es fundamental considerar la incorporación de patrulleros de altura de gran calado, con desplazamientos de hasta 10.000 toneladas. Estas embarcaciones, equipadas con sistemas modernos de vigilancia, radares de largo alcance y capacidad de desplegar helicópteros y drones, permitirían extender el control efectivo sobre la Zona Económica Exclusiva y la Plataforma Continental Extendida. Este tipo de buques, que superan ampliamente en autonomía y resistencia a los patrulleros actuales, reforzaría la presencia marítima en áreas clave, como el Atlántico Sur y las inmediaciones de las Islas Malvinas.

Complementando esta capacidad, la incorporación de UAV (vehículos aéreos no tripulados) de categoría MALE (Media Altitud y Larga Persistencia) sería un cambio estratégico para la vigilancia y monitoreo de estos vastos territorios. Modelos como el Milkor 380, de desarrollo nacional, o incluso sistemas más avanzados como el Triton de fabricación estadounidense, podrían ofrecer cobertura constante en amplias áreas marítimas. Estas plataformas, equipadas con sensores avanzados, cámaras de alta resolución y radares de apertura sintética, proporcionarían inteligencia en tiempo real para la detección de actividades ilegales, como pesca no autorizada o incursiones no declaradas.

La combinación de patrulleros de gran calado y UAV MALE avanzados no solo reforzaría el control marítimo de Argentina, sino que también posicionaría al país como un actor estratégico en la región, protegiendo su soberanía y asegurando la explotación sostenible de sus recursos marítimos en el siglo XXI. Este enfoque integrado podría marcar el inicio de una recuperación efectiva de las capacidades de defensa marítima de la nación.

 

¿Qué necesita la Flota de Mar?

La Flota de Mar enfrenta un desafío estructural y operativo que requiere una renovación inmediata de medios para garantizar la defensa marítima y la proyección de poder de la Armada Argentina. Una prioridad urgente es la incorporación de 2 a 3 buques de desembarco y asalto anfibio (LPD o LPH). Estos buques serían capaces de transportar y desplegar dos Batallones de Infantería de Marina junto con helicópteros, embarcaciones y vehículos anfibios a rueda y oruga, permitiendo operaciones buque-a-costa en condiciones hostiles. En este sentido, la estrecha relación entre el presidente Javier Milei y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, podría facilitar el acceso a las tres unidades clase “San Giorgio”, actualmente en proceso de desprogramación por la Marina italiana. También los buques clase Makassar de origen surcoreano serían opciones completamente asequibles y efectivas para los objetivos de la ARA.

Renovación de fragatas: opciones avanzadas y estratégicas

Dado el elevado costo y el tiempo requerido para modernizar los cuatro destructores MEKO-360 y las seis corbetas MEKO-140, la opción más pragmática y efectiva sería adquirir fragatas multirol de segunda mano. Sin embargo, también resulta fundamental explorar la posibilidad de incorporar nuevas unidades, como las Fregates d'Intervention et Defense (FID) de Naval Group. Estas fragatas, que comparten muchos sistemas con las avanzadas FREMM pero con un tonelaje menor, ofrecen ventajas significativas en términos de costos de mantenimiento y operatividad. Además, cuentan con una línea de producción francesa ya establecida, lo que garantizaría soporte técnico y modernización futura. Las FID representan una solución moderna y eficiente para cubrir necesidades de defensa antiaérea, antisubmarina y de superficie con tecnología de vanguardia.

Paralelamente, resulta estratégico evaluar opciones surcoreanas, considerando el éxito de su adopción por la Marina de Guerra del Perú. Buques como las fragatas clase Daegu, con capacidades antisubmarinas avanzadas y un diseño modular, podrían representar una alternativa rentable y confiable. La colaboración con Corea del Sur no solo fortalecería la capacidad naval argentina, sino que también abriría puertas a acuerdos técnicos e industriales para la transferencia de tecnología.

Hacia una alianza estratégica con la Marina de Guerra del Perú

En un contexto regional, resulta vital que la Armada Argentina explore alianzas estratégicas con la Marina de Guerra del Perú. Perú ha avanzado significativamente en la modernización de su flota, adoptando sistemas surcoreanos y estableciendo capacidades de mantenimiento y actualización locales. Esta alianza permitiría intercambiar experiencias, conocimientos y posiblemente establecer programas conjuntos para la adquisición y mantenimiento de buques, fortaleciendo la integración operativa y geopolítica en el Atlántico y el Pacífico Sur.

Fragatas modernas para una flota renovada

La Armada Argentina necesitaría contar con al menos seis fragatas multirol que incluyan las siguientes capacidades:

  • Misiles antibuque y antiaéreos de largo alcance para garantizar superioridad en combate.
  • Hangar para uno o dos helicópteros medianos, fundamentales para misiones de reconocimiento y guerra antisubmarina.
  • Torpedos antisubmarinos y sonares de casco y remolcables, asegurando capacidad de detección y respuesta frente a amenazas submarinas.
  • Radares 3D con tecnología AESA y sistemas avanzados de guerra electrónica.
  • Capacidad para embarcar drones de vigilancia y ataque, y para desplegar entre 15 y 30 comandos en misiones especiales.

Un camino estratégico para el futuro

La combinación de buques anfibios, fragatas FID o alternativas surcoreanas, y una sólida alianza con Perú garantizaría una Flota de Mar moderna y efectiva. Este enfoque no solo restauraría la capacidad operativa de la Armada, sino que también reforzaría la soberanía marítima de la Argentina en el Atlántico Sur, consolidando su papel como actor clave en la región.

 

Submarinos: una necesidad estratégica

La Guerra de Malvinas dejó una lección crucial para la Argentina: los submarinos son herramientas disuasorias de enorme valor estratégico. En el presente, la ausencia de estos medios representa una debilidad crítica que limita la capacidad de la Armada para garantizar la soberanía marítima. En este contexto, la adquisición de submarinos de segunda mano surge como la opción más inmediata y viable. Noruega ofrece una oportunidad concreta con sus submarinos clase Ula, que destacan por su tecnología avanzada, su excelente estado operativo y su vida útil restante. Estos submarinos, combinados con una planificación adecuada, podrían marcar el inicio de la recuperación de la capacidad submarina de la Armada.

A largo plazo, Argentina tiene el potencial de dar un paso aún más ambicioso: desarrollar un submarino de diseño nacional con propulsión nuclear. Aprovechando la experiencia del país en el desarrollo de reactores nucleares para aplicaciones civiles y militares, se podría crear un reactor compacto que permita dotar a la flota de un submarino estratégico. Este diseño podría basarse en plataformas probadas y modernas, como el Scorpene o, idealmente, la clase Barracuda de Naval Group de Francia, que integra tecnología de vanguardia en sistemas de propulsión nuclear, sigilo y capacidades de combate.

La incorporación inicial de los submarinos Ula establecería un puente hacia esta ambición de largo plazo, permitiendo acumular experiencia operativa y técnica mientras se desarrollan las capacidades nacionales necesarias para una flota submarina independiente y moderna. Este enfoque no solo fortalecería la capacidad disuasoria de la Argentina, sino que también consolidaría su lugar estratégico en el Atlántico Sur, posicionándola como un actor clave en la región.

El rol de la aviación y los helicópteros

La capacidad aérea constituye un pilar fundamental para la defensa marítima y la proyección estratégica de cualquier fuerza naval moderna. En el caso de la Armada Argentina, los aviones P-3 Orión adquiridos a Noruega representan un paso inicial hacia la recuperación de la vigilancia marítima y la guerra antisubmarina. Sin embargo, estas incorporaciones, aunque valiosas, deben complementarse con opciones que amplíen la capacidad operativa de largo alcance. Entre ellas, una alternativa sería la adquisición de más P-3 Orión usados provenientes de otros países, lo que permitiría mantener una flota homogénea y funcional a mediano plazo. A largo plazo, la incorporación del P-8 Poseidon, reconocido como el avión ASW y MPA más avanzado del mundo, podría posicionar a la Argentina en la vanguardia de la vigilancia y protección marítima.

En cuanto a aviones de combate, los F-18 Hornet, ampliamente probados en combate, se presentan como una opción atractiva por su versatilidad y capacidad de ataque a largo alcance. Sin embargo, también es necesario considerar al Rafale Marine francés, que combina tecnología avanzada con la posibilidad de operar tanto desde bases terrestres como desde portaaviones, brindando una flexibilidad estratégica clave para la Armada.

En el ámbito de los helicópteros, la incorporación de SH-60 “Sea Hawk” es una prioridad para retomar capacidades críticas como búsqueda, rescate y guerra antisubmarina. Sin embargo, para reforzar la capacidad antibuque de los buques de superficie, la Argentina podría seguir el ejemplo de países vecinos como Chile y Brasil, adquiriendo Airbus H225 Super Puma equipados con misiles AM 39 Exocet. Estas plataformas, capaces de lanzar ataques precisos contra objetivos navales a largas distancias, transformarían los buques de superficie en activos mucho más letales y polivalentes.

Un programa integrado que contemple estas adquisiciones permitiría a la Armada Argentina no solo revitalizar su capacidad operativa, sino también modernizar su flota aérea de manera coherente con las necesidades estratégicas del país. Con una combinación de aviones de patrulla avanzada, helicópteros armados y cazas de largo alcance, la Armada podría recuperar su rol como garante de la soberanía marítima y proyectar poder en el Atlántico Sur. Este enfoque garantizaría la capacidad de proteger los intereses nacionales en un entorno global cada vez más competitivo y tecnológicamente avanzado.

El escenario ideal para la Infantería de Marina

El Comando de la Infantería de Marina (COIM), actualmente reducido a cuatro Batallones de Infantería (BIM 2, BIM 3, BIM 4 y BIM 5), enfrenta el desafío de recuperar sus capacidades operativas y estratégicas. El primer paso debería ser la recomposición de sus plantillas, aumentando los efectivos de los 350-400 actuales en promedio por unidad a los casi 900 que tenía el BIM 5 durante el conflicto de Malvinas. Esto permitiría una mayor capacidad de respuesta y operatividad en un entorno geopolítico complejo.

Cada BIM debería contar con tres Compañías de Tiradores, organizadas en cuatro Secciones cada una, y una Compañía de Comando, Servicios y Apoyo. Esta última estaría compuesta por Secciones de Inteligencia de Combate, con drones y radares portátiles; Apoyo de Fuego, con morteros de 120 mm y baterías de obuses de 105 mm; Antitanque, equipada con lanzadores de misiles como el Spike y municiones merodeadoras tipo Hero 30 y Hero 120; Antiaérea, con misiles como el RBS-70NG y Stinger; Comunicaciones y Guerra Electrónica; Rancho; y Sanidad.

Una vez recuperada la capacidad operativa de los BIM existentes, sería estratégico avanzar en la creación o reapertura de los BIM 1 (ubicado en Misiones), BIM 6 (en Río Gallegos) y BIM 7 (en Chubut). Esto permitiría reestructurar las fuerzas en dos grandes agrupamientos: la Fuerza de Infantería de Marina de la Flota de Mar (FAIF), integrada por los BIM 2, 3 y 7; y la Fuerza de Infantería de Marina Austral (FAIA), compuesta por los BIM 4, 5 y 6, dejando al BIM 7 como reserva estratégica.

Infraestructura y modernización de medios

Es imprescindible dotar a la Infantería de Marina de un Batallón de Comando y Apoyo Logístico (BICA) con capacidades avanzadas. Este batallón debería incluir sistemas de telecomunicaciones por radio y satélite, equipos de comando y control, drones de inteligencia, sensores radar y electroópticos, puestos de mando móviles y fijos, contenedores para duchas y alojamiento, cocinas de campaña, talleres móviles y equipos para atención sanitaria en el terreno.

En cuanto al armamento, la incorporación de nuevos fusiles adaptados a las necesidades específicas de la Infantería de Marina es clave. Una opción sería el Bersa BAR-15, un fusil modular de calibre 5,56 mm que podría adaptarse a los requerimientos de las unidades, con lanzagranadas integrados, miras holográficas y accesorios para operaciones anfibias y urbanas. A esto se sumarían pistolas 9 mm tipo Glock, ametralladoras ligeras y medias, chalecos antibala, sistemas personales de comunicaciones/GPS y gafas de visión nocturna.

Capacidad de infiltración y movilidad

La recuperación de las capacidades de infiltración submarina para las fuerzas especiales de la Armada es crucial. Esto debería ir de la mano con la adquisición de nuevos submarinos, que no solo reforzarían la disuasión estratégica de la Armada, sino que también proporcionarían una plataforma moderna para desplegar a estas unidades en operaciones clandestinas y de alto riesgo.

Asimismo, la adquisición de un LPD (Landing Platform Dock) o un LPH (Landing Platform Helicopter) para operaciones de asalto anfibio sería esencial. Este buque permitiría transportar tropas, vehículos y helicópteros para el asentamiento de fuerzas en tierra. En conjunto con esta adquisición, sería fundamental seleccionar helicópteros medianos y pesados para la infiltración aérea y el soporte de las tropas. Modelos como el H215 Super Puma, el Sea Knight, el NH90 o el Sea Hawk serían ideales por su capacidad de operar en ambientes hostiles, transportar carga pesada y desplegar tropas de manera efectiva.

Hacia una infantería de marina moderna

Con estos elementos, la Infantería de Marina no solo recuperaría su capacidad operativa, sino que también avanzaría hacia una modernización integral, posicionándola como una fuerza táctica y estratégica en el Atlántico Sur. La combinación de personal capacitado, armamento avanzado, medios de transporte modernos y un equipamiento logístico robusto permitiría enfrentar los desafíos del siglo XXI con eficacia y resiliencia.

 

Hacia una Armada del siglo XXI

Además de modernizar los medios actuales, la Armada necesita mirar hacia el futuro. La adquisición de fragatas multirol, buques polares y una flota submarina robusta es fundamental. Sin embargo, también debe fortalecerse la infraestructura portuaria, mejorar la capacitación del personal y establecer un Sistema Nacional de Vigilancia y Control Marítimo que integre tecnologías como radares, satélites y drones.

El futuro de la Armada Argentina depende de decisiones audaces y estratégicas. Sin una planificación integral y un compromiso político real, el país seguirá navegando por aguas inciertas, poniendo en riesgo su soberanía y su proyección estratégica en el Atlántico Sur. ¿Será capaz la dirigencia de asumir el desafío o seguiremos postergando lo inevitable? La respuesta determinará no solo el destino de la Armada, sino también el lugar de Argentina en el escenario geopolítico global.