miércoles, 19 de agosto de 2015

ARA: Vapor Río Negro

LA ESCUADRILLA DEL RIO NEGRO 
VAPOR "RIO NEGRO"


Acuarela de Emilio Biggeri
Tipo: Vapor transporte (ruedas)
Año de referencia: 1880 Otros nombres: No los tuvo
Lugar de construcción: Astillero Cammell, de Laird Bross, Gran Bretaña. Contrato de compra entre el Gobierno Argentino y el astillero. Costo de la unidad £ 4.750.
Datos del buque: Eslora 36,30 metros. Manga 6,70 metros. Puntal 2,20 metros. Calado medio 0,75 metros. Desplazamiento 120 toneladas. Casco de acero, 4 compartimientos estancos. Ruedas laterales con paletas fijas.
Una máquina horizontal de alta presión, 120 shp. Velocidad 8,5 nudos. Capacidad de carbón: 17 toneladas.
Dotación: 16 tripulantes.

HISTORIAL:

Llega a Carmen de Patagones el 20 de diciembre de 1879, desarmado y conducido por el paquete “Santa Rosa”.
1880 – El comandante, capitán Erasmo Obligado, conjuntamente con su tripulación lo arma en dicho puerto, botándolo el 6 de octubre de 1880. Según el mismo capitán Obligado en su informe, éste es el mejor de los buques de su escuadrilla, para la navegación a la que es afectado.
El año 1880 lo pasa en alistamiento, pruebas de máquinas y reparaciones menores, propias de su condición de buque nuevo y sin ajuste aún.
1881

– Casi la primera mitad de este año transcurre en pequeñas navegaciones, no pudiéndose tomar ninguna decisión de largo alcance debido al poco caudal del río, pero en mayo, aprovechando la crecida, lo remonta hasta Choele Choel, a cargo del capitán Obligado, regresando a Carmen de Patagones en junio, conjuntamente con el “Río Neuquén”.

Probado su poder, se alista para una expedición de mayor alcance, y en septiembre está listo para remontar nuevamente el río, esta vez con 28 tripulantes, incluyéndose entre ellos, además de la propia del buque, la plana mayor de la escuadrilla, inclusive su cirujano, el Dr. Rivas Migues.

Zarpa del Carmen el 8 de octubre, y el 14 llega a Choele Choel, sin mayores contrariedades. Se une allí a la expedición de capitán de caballería Juan Gómez, con 50 hombres, quienes acompañan al buque desde tierra, dándole así un eventual apoyo, por órdenes del coronel Lorenzo Vintter.

Se remonta nuevamente el río Negro, y el 23 de octubre se entra en las aguas del río Limay. El 28 de octubre se ven por primera vez los nevados de la cordillera de los Andes, y comienzan algunas varaduras y pequeñas colisiones con troncos y piedras.

El 13 de noviembre entra en la zona de serranías que encajonan el río, y llegando a la confluencia del Limay con la del río Collon Curá, el 14 de noviembre, es tomado por un remolino que lo arroja como una pluma sobre el peñón que desde entonces se denomina del Río Negro. El buque queda allí varado, y una pequeña dotación, comandada por el capitán Obligado, remonta el río en la embarcación que se llevaba a remolque, dejando al resto de la expedición tratando de zafar la varadura.

El 16 de noviembre encuentran los cadáveres de dos soldados del ejército argentino, víctimas de las lanzas de los indios. Dan cristiana sepultura a estas víctimas, símbolo sin nombre y sin recuerdo de los heroicos milicos del general Villegas, que posibilitaron con sus vidas la conquista de 15.000 leguas de fértiles tierras, y prosiguen su porfiada subida en contra de la corriente que obliga a navegar a la sirga constantemente.

El río impide el 18 de noviembre seguir más allá, cualquiera sea el medio de propulsión indicado, pues la corriente se ha vuelto impetuosa, y llegando al Salto de los Mosquitos, se efectúa una exploración terrestre por la zona, encontrándose con indios del cacique Sayhueque, quienes hostilizan a los expedicionarios… ¡previo ultimátum por escrito!

Las aguas del río comienzan a bajar rápidamente, así que se decide emprender el regreso, por haber pasado la estación propicia para la navegación, regresándose al Peñón del Río Negro, lugar donde el buque homónimo ha logrado zafar de su varadura, emprendiéndose el regreso hacia el mar el 28 de noviembre, y previo paso por Choele Choel, se llega a Carmen de Patagones el 3 de diciembre de 1881, terminando con ello las actividades del año.

La expedición contó como práctico del río al que ya en esa época gozaba de justa fama, el Sr. Batillana, quien está presente en casi todas las actividades de penetración fluvial de la época

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