Un Sea King aterriza de nuevo en el 'Almirante Irízar' tras el incendio de 2007
Argentina pone a prueba el rompehielos recién actualizadoDefensa y Mas
Parte del equipo de pruebas en la cubierta del Irizar con un helicoptero Sea King. Foto: Tandanor.
Buenos Aires - Irene Valiente
Sin pausa pero sin prisa, el ARA Almirante Irízar (Q-5) de la Armada argentina continúa dando buenas noticias: este fin de semana volvió a aterrizar un helicóptero en su cubierta después de diez años, el tiempo que el emblemático rompehielos permaneció inactivo por un incendio que lo dejó completamente devastado.
La aeronave seleccionada fue un Sea King UH-3H 2-H-241, que realizó un “touch and go” de despegue y aterrizaje sin parada del motor y algunas tareas de deshielo de cubierta. Además, se sometió a varias pruebas en el hangar del rompehielos, el mismo que ardió aquel 10 de abril de 2007 y, con él, precisamente, los dos Sea King que transportaba.
Por ese motivo, el aterrizaje del helicóptero –uno de los seis de este modelo con los que cuenta la Armada- fue doblemente emotivo para la tripulación del Irízar y dio inicio a una serie de pruebas que buscan dejar certificada la nueva cubierta de vuelo de este buque insignia de la Fuerza Naval Antártica, que se encuentra actualmente en la Base Naval Puerto Belgrano.
El rompehielos regresó por primera vez a aguas profundas la pasada semana para dirigirse a dicha base, considerada la principal de la Armada y ubicada en el sur de la provincia de Buenos Aires, en la que se someterá al proceso de revestimiento externo o carenado, así como a otros arreglos y pruebas necesarias en lo que parece la última etapa del proceso de reconstrucción al que fue sometido y que fue posible gracias al Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), una firma de propiedad estatal (90%) y de sus trabajadores (10%), conformada por Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor) y el astillero Almirante Storni.
Siete años de trabajos
Desde principios de 2010, el equipo de Tandanor asumió el compromiso de devolverle el emblemático buque al Estado argentino, a quien pertenece desde finales de 1978, tres años después de que el Gobierno firmara un contrato con el astillero finlandés OY Wärtsilä, que se encargó de construirlo. El rompehielos, que quedó inactivo tras el incendio que sufrió en 2007, atravesó en los últimos años un extenso proceso de reconstrucción y modernización, a través del cual incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte gas oil antártico y aumentó la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica en un 600%.Todo ello ha costado 153 millones de dólares, a los que deben sumarse los otros 137 millones que ha supuesto el alquiler de buques de reemplazo en las campañas antárticas de la última década.
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