viernes, 15 de noviembre de 2024

AShM: Almirante francés relativiza efecto de los misiles anti-portaaviones

El jefe del Estado Mayor de la Marina relativiza la amenaza de los futuros misiles antibuque contra los portaaviones

por Laurent Lagneau · opex360

 


 

Durante el verano, en una audiencia en el Congreso estadounidense, el senador independiente Angus King puso en apuros al almirante Michael Gilday, quien estaba a punto de asumir el mando de la Armada de EE. UU., al preguntarle qué haría si el nuevo portaaviones USS Gerald Ford fuera atacado por un misil hipersónico, difícil de detectar, ya que al volar a 6.000 km/h, generaría una nube de plasma que absorbería las ondas de radar.

"Creo que esto plantea una pregunta sobre el papel del portaaviones si no podemos encontrar una forma de contrarrestar esta amenaza", dijo el senador estadounidense.

El almirante Gilday se mostró incómodo para responder... No tuvo la misma respuesta inmediata que su homólogo francés, el almirante Christophe Prazuck, a quien se le planteó una pregunta similar durante una reciente audiencia en la Asamblea Nacional [cuya transcripción acaba de ser publicada].

A primera vista, el jefe del Estado Mayor de la Marina Nacional [CEMM] no está preocupado. Al menos, aún no. Recordó primero la guerra de las Malvinas: "Nuestros compañeros de la Royal Navy fueron alcanzados por misiles Exocet subsónicos, que causaron daños terribles a sus barcos y tripulaciones. Hasta hace poco, estos misiles representaban el máximo avance en misiles antibuque: volando a ras del agua, muy difíciles de detectar, pero a una velocidad subsónica, lo que les daba gran maniobrabilidad."

Luego agregó que, frente a tales armas, subsónicas o ligeramente supersónicas, los medios de defensa desarrollados, como la familia de misiles Aster, eran ampliamente suficientes. De hecho, durante el ejercicio "Formidable Shield 2019", se demostró que estos misiles podían interceptar otros que volaban a Mach 2,5.

No obstante, para interceptar un misil, primero hay que detectarlo a tiempo. "El problema de la capacidad de detección y el tiempo de decisión es cada vez más importante para nosotros", admitió el CEMM. ¿Qué pasará con misiles aún más rápidos?

"Las instituciones estatales y nuestros industriales están llevando a cabo estudios sobre el rendimiento y la evolución de estas amenazas. Simulaciones avanzadas permiten confrontar estas amenazas futuras con nuestros sistemas de defensa actuales y verificar que los futuros sistemas serán capaces de enfrentarlas eficazmente", tranquilizó el almirante Prazuck, sin entrar en detalles.

Lanzar un misil supersónico o hipersónico es una cosa. Alcanzar un objetivo en movimiento es otra, según el CEMM.

"Para alcanzar un grupo aeronaval, el misil es el último eslabón de lo que llamamos una 'cadena de destrucción': primero hay que localizar el grupo en alta mar. Desde una posición conocida, en 8 horas a 25 nudos, un grupo aeronaval puede estar en cualquier lugar de una zona del tamaño de Francia metropolitana", explicó el almirante.

"Además, se debe identificar con certeza el portaaviones entre sus escoltas, o en medio de un tráfico comercial denso, ya que la globalización ha difuminado la separación entre el tráfico comercial y las zonas de crisis", continuó.

Un "clic de satélite de un grupo de barcos, por preciso que sea, queda obsoleto en cuestión de minutos", destacó el almirante Prazuck. Además, se debe actualizar constantemente la posición futura del grupo aeronaval a menos de 100 metros, mientras se desplaza a casi 1 km por minuto, y atravesar las capas de defensa sucesivas que lo rodean, añadió.

China afirma haber desarrollado misiles antibuque como el DF-21 [balístico] y el DF-100 [de crucero], apodados "asesinos de portaaviones", mientras refuerza sus capacidades aeronavales. Para el almirante Prazuck, esto no es una sorpresa.

"Ante esta complejidad, no es sorprendente que los países que desarrollan armas 'asesinas de portaaviones' también se esfuercen en construir sus propios portaaviones, acercándose en cada generación más al estándar franco-estadounidense: de propulsión nuclear, con cubierta plana, catapultas y cables de frenado, que seguirán en servicio hasta la década de 2060", concluyó el jefe del Estado Mayor de la Marina Nacional.

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