jueves, 11 de julio de 2013

SSK: Submarinos convencionales

Submarinos convencionales

A lo largo de las dos guerras mundiales, la sola frase “periscopio a la vista” bastaba para poner los pelos de punta al más curtido de los marinos. Pronunciada centenares de veces durante el transcurso de las hostilidades, esta frase no hacía sino reflejar el paso de promesa a la realidad de un arma que ha venido marcando la forma de hacer la guerra a lo largo del siglo XX y principios del presente siglo. 
Quizá porque, de todos los miedos que acosan al humano, aquellos más temibles son los que no se pueden ver ni oír es que los submarinos cuentan con una funesta reputación de depredadores de los mares...

Reputación que no existiría de no ser por su indudable utilidad táctica, a la que, desde los años 50 y 60, hemos de añadir la vertiente estratégica, que ha coronado a los submarinos nucleares como los buques principales de cualquier armada que se precie. Baste citar la experiencia asociada a la guerra de las Malvinas, cuando el temor a los SSN británicos motivó la práctica parálisis de toda la armada argentina mientras que, en el bando contrario, saber que el ARA San Luis, un pequeño submarino Tipo 209 impidió a la flota británica acercarse más al archipiélago austral haciendo mucho más difícil la cobertura de la invasión y permitiendo que la Fuerza Aérea Argentina alcanzase -y hundiese, en algunos casos- varios buques británicos.
Durante los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las potencias vencedoras pasaron de formar una alianza provocada por las circunstancias a dar rienda suelta a sus aspiraciones enfrentadas, dando origen a lo que Winston Churchill denominó Guerra Fría. Éste periodo de la historia mundial fue especialmente fructífero para el campo de los armamentos. A pesar de que el mundo había salido de un sangrante conflicto, la sola posibilidad de caer ante el bando rival liberó inmensas cantidades de recursos con los que financiar los nuevos programas de armamento, necesarios para, como mínimo, mantener la paridad estratégica.
Buena parte de estos recursos se destinaron a la lucha submarina, llegándose a botar buques inmensos, como los SSBN o diminutos como los destinados a cometidos especiales y capaces de acometer un rango de amplio abanico de misiones que van desde infiltrarse en las costas enemigas permitiendo el desembarco de pequeñas unida¬des de operaciones, a patrullar los oceános durante meses sin necesidad de emerger...
Pero esto no siempre había sido así. En sus primeros años de existencia, el submarino no fue otra cosa que una unidad que combatía principalmente en superficie, apoyado por ese as en la manga que supone la capacidad de poder descender bajo esta tanto para ocultarse como, en algunos casos, atacar. Además, es importante tener en cuenta que se trataba de aparatos con una velocidad muy reducida, ruidosos, sin posibilidad hasta bien entrado el siglo navegar más que unas millas en inmersión y terriblemente peligrosos para sus tripulaciones, las cuales sabían sobradamente que el menor fallo técnico podía -y solía- terminar convirtiendo el monstruo de metal en una tumba bajo el mar.
Los primeros en intentar dar respuesta a los casi irresolubles problemas de los submarinos fueros los alemanes con el avanzado diseño de su submarino Tipo XXI o Elektroboot , denominado así por la gran cantidad de baterías que llevaba. Esta clase incorporaba por primera vez un Snorkel. Este sencillo pero importantísimo invento, les permitía recargar sus baterías a cotas periscópicas mediante el uso de sus motores diesel y haciendo del sumergible un verdadero submarino con una capacidad bélica que se multiplicaba respecto a sus ancestros. Afortunadamente para los aliados, la guerra acabó antes de que se pudieran poner en servicio una cantidad apreciable de estos buques. No obstante lo avanzado de su diseño, el Tipo XXI presentaba el inconveniente de que una vez el snorkel despuntaba sobre la superficie y pese a recubrirse de material absorbente a las ondas de radar, se volvía mucho más fácil de detectar, por lo que la utilización de snorkels, pese a sus ventajas, no era tampoco la opción más recomendable.
Los submarinos Tipo XXI son considerados como el padre de todos los diseños de submarinos convencionales actuales. Incluso su avanzada línea hidrodinámica fue copiada para el primer submarino nuclear de la historia el USS Nautilus
La segunda -y definitiva- respuesta, vino de manos de los norteamericanos que, el 20 de enero de 1955, lograron un hito vital con la primera salida al mar del memorable USS Nautilus. Este buque era, en esencia, un diseño claramente derivado del Tipo XXI alemán aunque, y ahí radicaba la clave, disponía de una propulsión diferente, la nuclear. La planta propulsora de vapor alimentada por energía nuclear liberó definitivamente al submarino de su dependencia de la superficie para su propulsión, aumentando la supervivencia y permitiéndole una autonomía que solo quedaba limitada por factores psico-fisiológicos.
En realidad, la conjunción entre submarinos y reactores permitió más cosas que la simple propulsión. El enorme excedente de energía de los reactores permitió alimentar equipos adicionales, lo que a su vez provocó un aumento considerable del tamaño y capacidades de estos ingenios. Así, si hasta los años sesenta el principal papel del submarino era combatir el tráfico logístico marítimo, con la nueva propulsión, estos se convirtieron en poderosas armas antibuque y lanzamisiles, transformándose de facto, pese al reinado nominal de los portaaviones, en los nuevos reyes del mar.
Así las cosas, durante casi cincuenta años las principales naciones se han dotado de submarinos nucleares, relegando a los submarinos convencionales a misiones de "segunda fila" como la guerra costera o en mares cerrados o bien renunciando totalmente a ellos, como Estados Unidos en los últimos tiempos. Quedaron así reservados en la práctica para aquellos países que no disponían de los recursos económicos o técnicos necesarios para dotarse de SSN o, en el caso de la Unión Soviética, debido a las particulares características de algunas de sus costas y mares, como el Báltico o el Mar Negro. Solo a partir de 1991, tras la caída del Muro de Berlín y la implosión soviética, cambiaron las cosas.
El hundimiento del bloque soviético hizo que las misiones oceánicas, las más propias de los submarinos nucleares, fueran cada vez menos importantes. Además, la aparición de numerosos escenarios de conflicto y el aumento de la inestabilidad forzaron a los estados mayores a cambiar sus conceptos operativos y conceder una importancia muchísimo mayor a las operaciones de guerra litoral, lo que ayudó en buena medida a despertar el interés por los submarinos convencionales que, además, en una época marcada por los recortes en el gasto en defensa, aparecían como una opción si cabe mucho más atractiva.

USOS Y MISIONES
De la guerra en superficie a la guerra nuclear


Durante las dos guerras mundiales y debido a las limitaciones de la tecnología de la época, la aplicación militar de los submarinos fue básicamente la de la guerra al comercio. Baste citar el caso de las "manadas de lobos" alemanas, que casi llevaron a la capitulación a Gran Bretaña en ambos conflictos. Durante la Segunda Guerra Mundial esporádicamente también se realizaron otro tipo de misiones como las de reconocimiento y en algún caso la inserción de unidades especiales o de espías en territorio enemigo.
Con el fin del último gran conflicto mundial y la aparición del submarino nuclear en todas sus variantes, de ataque (SSN), lanzamisiles balísticos (SSBN) y de crucero (SSGN), las misiones asignadas a los submarinos se ampliaron aun más. Durante los casi 50 años de guerra fría, el énfasis en el uso de los submarinos se puso en las operaciones oceánicas de índole antisubmarino y/o estratégico. Los submarinos de ambos bandos se prepararon para poder atacar grupos navales de superficie o a unidades de submarinos nucleares lanzamisiles balísticos del adversario o más bien al contrario, servían para protegerlos. Es decir, que a las tradicionales misiones de guerra económica o al comercio, reconocimiento e inserción de unidades especiales, se les añadieron misiones antisubmarinas y de guerra de antisuperficie. En los últimos años de la guerra fría los SSN añadieron también la posibilidad de llevar a cabo ataques a tierra mediante misiles de crucero tipo Tomahawk o Granat.
Al caer el telón de acero y debido a la gran proliferación de conflictos regionales y étnicos en el mundo, las armadas tuvieron que cambiar de una orientación fundamentalmente oceánica a otra que tuviera en cuenta -cuando no, directamente primara-, el litoral. Ante este nuevo escenario, las misiones de los submarinos, tanto nucleares como convencionales, se han ampliado y convertido en las siguientes:
  • Recolección de inteligencia 
  • Vigilancia y reconocimiento 
  • Ataque a tierra 
  • Guerra antisubmarina 
  • Guerra antisuperficie 
  • Guerra económica 
  • Minado Inserción y recuperación de fuerzas especiales

Submarino de origen sueco de la clase Götland. Esta unidad, de nombre homónimo, tiene el privilegio de haber sido alquilado por los Estados Unidos para realizar diversos ejercicios y pruebas, durante un periodo de dos años. Su sigilo y maniobrabilidad sorprendieron a la US Navy provocando un interesante debate en su seno sobre la posibilidad de dotarse de estos ingenios. 

EL ETERNO DEBATE
Submarinos Nucleares Vs Convencionales


Independientemente de cuantos libros sobre submarinos lea uno, cuantas páginas visite o en cuantos foros participe, siempre tropezará con el mismo debate, al parece, sin solución: ¿Convencional o nuclear?. Es un debate que además, se ve mediatizado por la cuestión nada baladí del empleo de reactores nucleares a los que una buena parte de la población, quizá careciendo de la información suficiente, se opone sistemáticamente. Además, tienden a confundirse términos entre el público no especializado y por submarino de propulsión nuclear (SSN) muchas veces se entiendo SSBN o Submarino Lanzamisiles Balísticos de propulsión Nuclear. En cualquier caso, sea como sea, no es una cuestión que pueda analizarse en unas pocas líneas y la única opción que nos queda es plantear las ventajas e inconvenientes de unos y otros para que, cada cual, en función de las capacidades de gasto, la configuración de las costas, las amenazas previsibles o su mera capacidad tecnológica. En cualquier caso, siempre grosso modo, existen una serie de puntos que pueden inclinar la balanza en una u otra dirección. En el caso de los submarinos nucleares, sus ventajas son las siguientes:
a) Mayor potencia disponible:
 La invención de la propulsión nuclear y la inmensa cantidad de energía que generan sus reactores permite que los submarinos nucleares tengan una mayor potencia disponible, lo que ofrece numerosas ventajas adicionales:

  • Ser capaces de asumir, gracias a su mayor tamaño, una variedad de misiones más amplia, al disponer de reserva de espacio para sensores, armas, contenedores, minisubmarinos... 
  • Navegar en inmersión a grandes velocidades y durante un largo periodo de tiempo, lo que les proporciona una gran capacidad de "llegar el primero" de forma encubierta a zonas conflictivas muy distantes de sus bases, pudiendo realizar ataques por sorpresa tanto contra objetivos terrestres como navales.
  • Disponer de un mayor número de sensores y en general de mayor potencia que los instalados en los submarinos convencionales. 
  • Transportar un mayor número de armas y tipos de armas que no los instalados en los submarinos convencionales.

b) Autonomía virtualmente ilimitada:
 La propulsión nuclear y la larga duración de los núcleos de sus reactores hace que la autonomía real de estos buques se cifre en años antes de una recarga o en el número de días que puede permanecer en operaciones debido a la cantidad de víveres transportados para su tripulación, antes que en millas náuticas como se hace con los convencionales. Como es lógico, el combustible solo es una parte más de un vasto complejo. Resulta evidente que aun pudiendo navegar sin trabas, necesitarán de repuestos, nuevas municiones, reparaciones... Pero en cualquier caso, para lo que nos interesa, estos ciclos son mucho más largos que en sus equivalentes convencionales, lo que les permite una flexibilidad inmensa.
c) Inmersión permanente:
La adopción de la propulsión nuclear, permite a los submarinos permanecer en inmersión durante periodos mucho más largos de tiempo, lo que reduce notablemente su indiscreción. Una vez sumergidos son muy difíciles de seguir y saber cual es su destino final. Los submarinos convencionales, por el contrario, periódicamente deben emerger para poner en marcha sus motores diesel y recargar las baterías.
d) Velocidad: 
Los SSN son mucho más rápidos que cualquier submarino convencional y además, son capaces de mantener altas velocidades de forma sostenida. Sirvan como ejemplos la velocidad máxima del SSN Proyecto 971 Akula (12 nudos en superficie y hasta 32 en inmersión) frente a los 12 y 20 nudos respectivos de los Gotland/Sondermaland suecos o los los Tipo 212A alemanes. Esta ventaja, que nuevamente en el litoral no es determinante, se vuelve definitiva en mar abierto. Cabe añadir que ni la velocidad ni la autonomía de los submarinos convencionales les permiten ser utilizados como escoltas en operaciones con portaaviones y grupos expedicionarios ya que, simplemente, no pueden seguir el ritmo del resto de la flota.
Submarino Nuclear Lanzamisiles Balísticos de la Clase Virginia junto a la costa atlántica de EEUU. El excedente de energía que permiten los reactores nucleares, al igual que sucede en la naturaleza con la abundancia de alimentos, ha permitido un crecimiento de estos submarinos que queda muy lejos de las posibilidades de los sistemas de propulsión diésel e híbridos.
No todo son flores, pese a todo, cuando hablamos de las características de los submarinos nucleares. Si así fuera, todas las armadas del mundo destinarían sus esfuerzos a dotarse de estos sumergibles, en detrimento de los convencionales que quedarían como una opción de último recurso. Una suerte de mal menor para aquellos que por las razones que fuesen no pudieran hacerse con un submarino "de verdad". En realidad, y como iremos viendo a lo largo del artículo, esto no es ni mucho menos así, en tanto son muy pocas las armadas que han renunciado a los ágiles SSK, cuyas fortalezas son las que siguen:

a) Costes asumibles: 
Uno de los principales argumentos de los detractores del submarino nuclear es el ingente coste que rodea a su construcción y mantenimiento. Si comparamos el coste previsto de los tres primeros SSN de la clase Astute (al menos 4.700 millones de euros), con el de las cuatro unidades previstas en el programa español S-80 (alrededor de 2.000 millones de euros), vemos como los nucleares -y en la mayoría de comparaciones la proporción se repite- son casi tres veces más caros. De hecho, los SSKs se mueven en un rango de precios que van de los 370 millones de euros por un submarino sueco de la clase Gotland, a los casi 500 millones de un S-80 o Tipo 212 o los casi 600 millones de euros que cuestan los Soryu japoneses. Por su parte, los SSN franceses de la clase Barracuda costarán como mínimo 1.300 millones de euros por unidad, mientras que sus homólogos estadounidenses de la clase Virginia o el ruso Severodvinsk elevan esta cifra hasta la friolera de 2.500 millones.
Además de los costes de adquisición, hay que considerar los de operación y mantenimiento. Los submarinos convencionales no tienen todos los costes asociados a las operaciones con energía nuclear. De este modo, ni los puertos desde los que operan, ni los propios astilleros requieren ningún tipo de capacitación o instalación especial suplementario ni para la recarga de los reactores, ni para su desmantelamiento al final de su vida útil. No obstante, todo sea dicho, la tendencia a desarrollar reactores de larga duración ha servido para paliar en gran medida este problema.
Otro detalle que no es menor si tenemos en cuenta los tiempos que corren, es el del personal. Por norma general los submarinos convencionales requieren un número de tripulantes menor, lo que reduce el gasto operativo de forma nada despreciable. Así, un SSN moderno como el Astute necesita de cerca de un centenar de tripulantes, cuando un futuro SSK de la clase A-26 sueco no llega a la treintena, lo que supone un considerable ahorro en personal altamente cualificado y por ende, en salarios y campañas de reclutamiento.
b) Maniobrabilidad: 
Los submarinos convencionales cuentan con un tamaño mucho menor que sus contrapartidas nucleares, lo que les permite realizar maniobras que están vedadas a los nucleares. La mayoría desplazan entre 1.000 y 2.000 toneladas - la clase Gotland desplaza unas 1.599 tons. en inmersión, siendo su eslora de 60,4 
m. mientras que la clase Scorpene tiene un desplazamiento que no supera las 2000 tons. y 75 m. de eslora-. Por el contrario, los SSN son auténticos gigantes. Los más pequeños de estos actualmente en proyecto, los SNA franceses de la clase Barracuda desplazarán un mínimo de 5.100 tons. en inmersión para una eslora de 99 m., mientras que los británicos de la clase Astute se moverán en cifras de hasta 7.800 tons. por 97 m. Debido a esto, los submarinos convencionales son más maniobrables en aguas cerradas y poco profundas. Naturalmente, los partidarios de la opción nuclear alegan que los modernos SSN como los de la clase Virginia, están dotados de un sistema de piloto automático controlado por ordenador que hace posible mantener una profundidad estable incluso en las más difíciles condiciones del mar y que permite afinar las maniobras hasta límites impensables hace solo unos años. Aun así, en su terreno natural, las costas, los pequeños SSK siguen siendo imbatibles y es que, pese a las bondades de la electrónica y la inteligencia artifical, el desplazamiento de los SSN continuará mermando su maniobrabilidad. Es impensable que un pesado Seawolf pueda llevar a cabo el tipo de evoluciones que es capaz de realizar un submarino de la clase Gotland, equipada con una configuración de timones en forma de X que le dota de una agilidad extrema y asistido por una electrónica que poco tiene que envidiar a la de sus hermanos "mayores".
c) Sigilo: 
Los submarinos convencionales navegan normalmente durante un 70% del tiempo con los motores eléctricos y el 30% restante con los motores diesel. Salvo cuando lo hacen con estos últimos, los SSK pueden considerarse como libres de vibraciones susceptibles de ser detectadas. Los SSN, por el contrario, tienen numerosas bombas de circulación en sus circuitos primarios de refrigeración del reactor que, lo más importante, deben estar activas 24 horas al día, los 365 días del año. Pese a que con el paso del tiempo se han adoptado numerosas medidas con el fin de reducir la firma acústica de los SSN, estas han sido implementadas en los submarinos convencionales, manteniéndose así la ventaja en este aspecto. Si a ello sumamos la adopción de sistemas AIP, que posibilitan que durante periodos que se extienden hasta las dos o tres semanas, se haga innecesario salir a superficie, nos topamos con un hueso muy duro de roer.
d)Menores implicaciones políticas:
 La adopción de la propulsión convencional no tiene ningún tipo de implicación política y de seguridad especial, más allá de la lucha diaria con pacifistas de medio pelo y morralla varia. En general, los submarinos convencionales no tienen ningún tipo de restricción a la hora de hacer puerto en el extranjero, ni su tecnología está sujeta a embargo o es fuente de conflicto en lo que a derecho internacional público se refiere. En el caso de los SSN o SSBN todo es muy diferente. Aunque el uso de la propulsión nuclear no supone una ruptura de ninguna cláusula del tratado de no proliferación nuclear, su adopción está sujeta a grandes polémicas tanto de índole interno como externo. 
e)Menores riesgos: 
En caso de producirse un accidente en un submarino nuclear, especialmente si este incluye una fuga radioactiva, sus consecuencias son mucho mayores tanto para la propia tripulación como para el ecosistema, algo que no sucede con los submarinos convencionales, cuyos productos más tóxicos son algunos de los fluidos utilizados en las baterías o el mismo combustible de los motores diesel. Estos riesgos en ningún caso suponen un riesgo de la misma índole que el nuclear. Es de sobra conocido que las medidas de seguridad adoptadas en los SSN son extraordinarias, no por ello se puede descartar un accidente grave y muchos menos, si llega a producirse un conflicto que los implique, un hundimiento que incluya escapes de todo tipo, lo que seguirá siendo siempre un handicap que algunos estados no pueden superar.
Imagen tomada en las instalaciones de BAE, durante el proceso de construcción de los SSN clase Astute que equiparán en las próximas décadas bajo pabellón británico. Estos submarinos, que han visto incrementado su coste en varias ocasiones a lo largo de su construcción son, junto con los futuros portaaviones de la clase Elizabeth uno de los programas de armamento más criticados y cuestionados del Reino Unido.

EL FUTURO
La llegada de los sistemas AIP
La necesidad de contar con un tamaño y potencia mayores que permitan, dentro de lo posible, acometer misiones oceánicas, unidos a los nuevos tipos de amenazas y perfiles de misión van a condicionar el diseño de los submarinos convencionales en las décadas venideras.
La evolución futura de los submarinos convencionales estará especialmente ligada a las mejoras que se puedan producir en su principal limitación, el sistema de propulsión. Lo que es seguro es que, salvo en contadas excepciones, como puedan ser los casos de los submarinos enanos o costeros, el uso de los sistemas AIP (Air Independent Propulsión) será generalizado. Todas las nuevas clases bien en fases de diseño o de construcción, bien sean proyectos gubernamentales o privados, como el S-80 español, el Marlin francés, el Soryu japonés o incluso los nuevos diseños chinos y por descontado alemanes y rusos, dispondrán de la capacidad de acoplar sistemas anaeróbicos de propulsión. Estos sistemas han permitido, aunque de forma limitada en el tiempo, liberar a los submarinos convencionales de la servidumbre que supone acercarse a la superficie, sacar el snorkel y poder "respirar", recargando a la vez las baterías.
La principal limitación de los sistemas AIP, como el MESMA francés, el Stirling sueco o las células de combustible alemanas, está relacionada con la velocidad de crucero en inmersión. Resulta que, si bien permiten al submarino mantenerse en inmersión durante varias semanas - existen informes de submarinos de la clase Gotland suecos que han permanecido en inmersión durante más de dos semanas- sólo lo pueden hacer si se mantienen a velocidades de unos 4 o 5 nudos. Como es de prever, más allá de estos valores, la autonomía en inmersión se reduce drásticamente. De esta manera, con el estado actual de la tecnología, los buques dotados de AIP pueden permanecer largos periodos de tiempo sumergidos en sus zonas de patrulla, pero si necesitan desplazarse a otro lugar y con rapidez, vuelven a necesitar de sus motores eléctricos y diésel y a padecer las esclavitudes que ello conlleva.
Cara al futuro, las oficinas de diseño ya están experimentando con una serie de tecnologías que permitirán, al menos sobre el papel, acercar mucho más los submarinos convencionales a los nucleares, resolviendo hasta cierto punto el dilema entre permanecer en inmersión largo tiempo o navegar a grandes velocidades y distancias. Nuevas tecnologías en el área de los motores eléctricos y del almacenamiento de energía van a permitir mayores velocidades de tránsito y tácticas, así como un aumento de la energía disponible para los sistemas de a bordo.
El desarrollo y empleo de los HTS (High Temperature Superconductor) permitirá la producción de nuevos motores eléctricos y generadores de energía a un tercio del tamaño y peso de los motores síncronos actuales. Serán fundamentales para los submarinos, toda vez que las pruebas indican que son entre 3 y 4 veces más eficientes con cargas parciales que los que se emplean actualmente. Son también más silenciosos y consiguen densidades de potencia que antes eran únicamente alcanzables por las turbinas de vapor de los submarinos nucleares.
Junto al desarrollo de los nuevos motores, también están llegando las baterías de iones de litio (Li-ion), que ofrecerán una densidad de energía cuatro veces mayor que las actuales de plomo-ácido. Las baterías de Li-ion tienen además un ciclo de durabilidad mayor, además de permitir recargas más rápidas y contar con un peso mucho menor que las hoy en servicio.
Con la adopción de los motores HTS y la baterías de Li-ion, un buque del tamaño de los futuros submarinos australianos podrá conseguir velocidades de 25 a 27 nudos, sostenibles por 5 horas y velocidades de transito de 16 nudos con un alcance que se cifra según sus diseñadores en 10.000 millas náuticas, todo ello con un índice de indiscreción del 30% del que permiten los actuales Collins que, dicho sea de paso, solo pueden alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos que se reducen a 10 en modo crucero.
Por otra parte, como hemos dicho, a mayor capacidad de generación también va aparejada una mayor capacidad de atender a los consumos de los equipos de armas y a los sensores, lo que permitirá montar equipos que ahora solo están al alcance de los SSN. Claro está, esto tendrá su contraparte en el tamaño de los submarinos, siguiéndose una tendencia que hace años que se viene dejando notar, como muestras los siguientes ejemplos:
En Japón, un país que siempre ha tenido la tendencia a la construcción de buques grandes, muy similares en capacidades y diseño a los SSN norteamericanos, vemos como la clase Harushio desplaza unas 2.700 toneladas en inmersión para una eslora de 77 m. Dentro de esta misma clase, el Asashio, utilizado como banco de pruebas del sistema AIP sueco Stirling, en cambio desplaza unas 2.900 toneladas por 87 m de eslora. La siguiente clase, la Oyashio, una de las más modernas pese a no contar todavía con sistema AIP, roza las 3.000 toneladas para una eslora de 82 m. Pese a ser buques en muchos casos mayores que los estilados en esta parte del globo, estaban dentro de unos parámetros normales. Esto ha cambiado notablemente con la introducción definitiva de los sistemas AIP. Así, la clase Soryu, desplaza 4.200 toneladas en inmersión para una eslora de 84 m.
Australia puede que sea un ejemplo aun más válido que el japonés. Dada su situación geográfica, necesita buques con plena capacidad oceánica a diferencia de un Japón que solo los necesita en una de sus fachadas y siempre sabiendo que detrás opera la todopoderosa US Navy. Es así como los australianos han pasado de operar submarinos clase Oberon - 2.400 ton. en inmersión- a contar con submarinos de la clase Collins -3.300 tons.- y proyectar, bajo el programa SEA 1000 -el programa de defensa más caro emprendido por el país austral-, una serie de buques que alcanzarán las 4.250 tons. y que deberían convertirse en una verdadera alternativa a los ingenios de propulsión nuclear.

Submarinos japoneses de la clase Oyashio. Se puede apreciar el impecable estado exterior de los mismos, una característica que comparten todos los submarinos de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, que procede a retirarlos del servicio activo cuando apenas cuentan con 20 años de servicio, muchos menos de los que soportan sus homólogos en casi cualquier otra armada.
Incluso en un país como Suecia, tradicional constructor de submarinos y claro exponente de las naciones con necesidades costeras, se puede observar una marcada tendencia al aumento de tamaño. Así por ejemplo, la antaño revolucionaria clase Sjoormen, hoy con cuatro unidades transferidas a Singapur y conocida como clase Challenger, desplaza unas 1.400 tons. en inmersión -eslora de 51 m.-. La siguiente clase, la Nacken, ya fuera de servicio desplazaba 1.085 tons. para una eslora 7 metros mayor. A la Nacken, le sucedió la clase A-17 Vastergotland, cuyo tonelaje se elevaba hasta las 1.250 toneladas. Dos de estos últimos, fueron modificados, añadiéndole un módulo AIP con motores Stirling, para pasar a conformar la clase Sodermanland y alcanzando ya las 1.700 ton. en inmersión y 60,5 m.de eslora. La última y más moderna clase sueca construida es la A-19 Gotland y sus 1.600 tons. en inmersión y 60,5 metros de eslora. La siguiente clase en proyecto, la A-26 que será diseñada especialmente para las operaciones litorales, desplazará ya 1.900 tons. en inmersión y tendrá 63 m de eslora.
Otros constructores reputados, como los alemanes, han seguido caminos paralelos. Se ha pasado de las 500 tons. en inmersión y 49 m. de sus ya retirados Tipo-206, a las 1.830 tons.y 56 m. de los Tipo-212. Sus productos destinados a la exportación también han sufrido una evolución similar. El Tipo-209 en su versión de mayor desplazamiento -denominada "1500"-, desplaza 1.850 tons. en inmersión, mientras que la variante básica de su sucesor, la Tipo 214, ya empieza con las 1.860 tons. para 66 m. de eslora.
En España, la evolución es semejante, en tanto hemos pasado de las 1.038 tons. y 58 m. de los Delfín, a las 1.760 toneladas y 67 metros de la clase Agosta. Los nuevos submarinos clase S-80, con un sistema AIP enteramente nacional, serán aun mayores, por cuanto desplazarán alrededor de 2.500 tons. en inmersión, para una eslora de 71 m.
En la imagen se aprecia la proa de un submarino de la clase Collins y las velas de los otros dos. De origen sueco -de hecho son una versión alargada de los Västergötland fabricados por Kockums-, se adquirieron con la intención de sustituir a la clase Oberon.
Naturalmente el aumento generalizado de tamaño y potencia disponible va a traer como consecuencia la adopción de sensores y equipos electrónicos cada vez más capaces, así como una mayor cantidad y diversidad de armamento. Es posible que esto no afecte en demasía a los sónares, que bien sean de proa, de flanco o remolcados, en líneas generales son semejantes en capacidades a los que se encuentran instalados en los submarinos nucleares. Lo que si que vamos a ver es un uso cada vez mayor de los UUV (Unmanned Underwater Vehicles - Vehículos Submarinos No Tripulados) e incluso UAV (Unmanned Aerial Vehicles - Vehículos Aéreos No Tripulados) actualmente en desarrollo. Hasta ahora debido al escaso espacio disponible y a la reducida potencia eléctrica esto era impensable. Los citados aparatos van a permitir a los submarinos detectar a distancia campos de minas, mapear el terreno, e incluso servir como sensores externos depositados en el fondo marino con el fin de ejercer un mayor control sobre las aguas asignadas y sus territorios adyacentes.

En ambas imágenes, dos proyectos separados por décadas, pero muy cercanos en cuanto a tamaño: el primer SSN, el USS Nautilus, atracado en Maryland y en la parte superior, el Soryu, de la incipiente Fuerza de Autodefensa Naval de Japón. Si el primero de los submarinos de propulsión nuclear desplazaba 4.090 tons. en inmersión para una eslora de 97,5 m. el novísimo modelo japonés alcanza las 4.200 tons. en inmersión para una eslora total de 84 m.
Por su parte, los equipos de comunicaciones también van a sufrir una marcada mejoría. Ello se debe a que, gracias al énfasis puesto en las operaciones litorales, las comunicaciones se han tornado mucho más complicadas que en las "sencillas" operaciones oceánicas de la Guerra Fría. El nuevo escenario exige una amplía interacción con elementos aéreos, terrestres y navales, lo que provoca que las posibilidades de detección y en su caso, desencriptación -entre muchas otras cosas- deban sobreponderarse. Si ya de por sí las comunicaciones submarinas son complejas, debido a que se encuentran sumamente condicionadas por las condiciones de salinidad, temperatura, dirección y velocidad de las corrientes, del agua y así con multitud de parámetros que se nos escapan, en el futuro, operando en escenarios costeros congestionados y por ende, sensibles a la interceptación, lo serán aun más. El caso del A-26 sueco es, nuevamente, un perfecto caso de estudio en este sentido. A este buque, que no es otra cosa que un clase gótland mejorado, además de las misiones tradicionales se le ha encomendado la recolección de inteligencia. Es por ello que está dotados de potentes sistemas de comunicaciones que, al menos en teoría, permitan una perfecta interconectividad con las demás unidades navales, aéreas y terrestres, las 24 horas del día, e independientemente de las condiciones meteorológicas y del agua, algo que casi todo el mundo da por sentado, pero que no es ni mucho menos así.
En lo referente al armamento las cosas también están cambiado. Hasta no hace demasiado la principal misión de los SSK era la caza de otros submarinos y buques, por lo que el armamento quedaba prácticamente restringido a los tradicionales torpedos pesados, como los Mk48 norteamericanos o los D2A4 alemanes y a las minas. Más adelante, con el desarrollo de los misiles antibuque capaces de ser disparados desde tubos lanzatorpedos, los SSK incorporaron a su panoplia de armamentos modelos como los UGM-84 Subharpoon, los SM-39 Exocet o la fanilia KLUB rusa. No obstante, salvo por la inserción puntual de equipos de operaciones especiales, la misión de los submarinos convencionales seguía siendo eminentemente naval. Desde hace unos años, la evolución de la estrategia naval hacia las operaciones litorales ha variado en gran medida esta situación, ya que ahora los submarinos pueden -y deben - considerarse, como una parte de un todo, en lugar de continuar siendo cazadores más o menos solitarios y aislados del resto de la flota. Entre sus nuevas misiones se incluye, como ya hemos dicho anteriormente, el ataque a objetivos terrestres, ya sean costeros o en el corazón del territorio enemigo. Se han dotado así de misiles de crucero Tomahawk, Scalp o popeye turbo. Además, los misiles antibuque ya en servicio han recibido mejoras que les permiten atacar objetivos en la costa. Es por ello que proyectos como el S-80 español o el contemplado en el programa SEA1000 australiano han tenido en cuenta, desde el primer día, esta posibilidad y cuenten con reserva de espacio para incorporar el UGM-109 Toma-hawk aunque, finalmente, al menos en el caso español, se haya renunciado a su adquisición. Caso similar e israelíes de la clase Dolphin ya los tienen en forma del Popeye Turbo.
La multiplicidad de las amenazas que caracteriza la guerra actual obliga a los submarinos a hacer frente a un número mayor de objetivos que, en muchos casos, son de pequeña entidad. Para enfrentarse a este nuevo tipo de amenazas no es necesario utilizar los sofisticados y caros torpedos pesados, por lo que se han desarrollado diferentes modelos de torpedos ligeros y medios, pero también -y cada vez más-, de misiles antiaéreos, como el alemán IDAS (Interactive Defence and Attack System for Submarines), con los que afrontar amenazas aéreas ligeras como los helicópteros y/o aviones ASW, e incluso atacar instalaciones costeras o embarcaciones de escaso tonelaje.
En resumen, los SSK -descartamos los SS puros- del futuro, gracias a las ventajas de unos sistemas de propulsión que les equipararán cada vez más a los SSN, seguirán la tendencia experimentada por estos, aumentando su rango de misiones y como consecuencia, su tamaño y número de sistemas embarcados.
como es lógico, a los submarinos convencionales, destaca la ausencia de la primera potencia mundial, Estados Unidos, que renunció, desde Anales de los 80 a este tipo de ingenios para concentrarse en una flota nuclear que, hoy por hoy, es imbatible. De todos modos, ha tenido oportunidad, tras alquilar durante dos años el submarino sueco Gotland, de comprobar las bondades de estos sistemas y es posible que, si como parece, la guerra naval sigue aumentando su componente litoral, vuelvan tarde o temprano a incorporarlos a la US Navy.
por Román Mariette Ruíz de Erenchun
Christian D. Villanueva López
Este excelente articulo salio publicado en la
desaparecida Revista Ejércitos - Septiembre de 2010-

miércoles, 10 de julio de 2013

Historia naval: Primeros barcos blindados en servicio en el siglo XIX


Monitor ruso Uragan (1866)


Monitores del Mundo


Argentina (2) Dinamarca (7) Italia (24) Peru (6)
Austria-Hungría (16) Francia (63) Japón (5) Portugal (1)
Brasil (17) Alemania/Prusia (13) Holanda (20) Rusia (29)
Chile (3) Gran Bretaña (72) Noruega (4) España (9)
China (1) Grecia (2) Imperio Otomano (19) Suecia (4)



Argentina

Monitores: 
La Plata, Los Andes (1874)


Austria-Hungria

Encorazados o barcos blindados: 
Drache, Salamander (1862)
Kaiser Max, Prinz Eugen, Don Juan de Austria (1863)
Erzherzog Ferdinand Max, Habsburg (1866)

Buques de batería central: 
Lissa (1871)
Kaiser (1873)
Erzherzog Albrecht (1874)
Custoza (1875)
Kaiser Max, Don Juan de Austria (1876), Prinz Eugen (1878)

Monitores:
Leitha, Maros (1872)


Brasil

Barcos de casamata central:
Barroso (1864)
Brasil (1864)
Tamandare (1865)
Mariz e Barros, Herval (1866)
Cabral, Colombo (1866)
Sete di Setembro (1874)

Casamata blindada:
Rio de Janeiro (1865)

Barcos con torretas:
Lima Barros (1865)
Bahia (1865)
Silvado (1866)
Javary, Solimoes (1874)

Monitores:
Rio Grande, Alagoas, Para (1867)


Chile

Barcos de casamata central: 
Almirante Cochrane (1874), Valparaiso (1875) (renamed Blanca Encalada by 1879)

Barco con torreta:
Huascar (capturado a Peru, 1879)


China

Cañonero blindado:
Tiong Sing (1875)


Dinamarca

Barcos blindados
Dannebrog (1863)
Peder Skram (1864)
Danmark (1864)

Barco con torreta:
Rolf Krake (1863)
Lindormen (1868)
Gorm (1870)

Barcos de casamata central:
Odin (1872)


Francia

Baterías flotantes
Devastation, Lave, Tonnante, Congreve, Foudroyante (1855)
Palestro, Peiho, Saigon (1862), Paixhans (1863)
Implacable (1864), Arrogante, Opiniatre (1865)
Embuscade, Imprenable, Refuge (1866), Protectrice (1867)

Barcos blindados
Gloire (1860), Invincible, Normandie (1862)
Couronne (1862)
Magenta, Solferino (1862)
Provence, Savoie, Flandre, Heroine, Magnanime (1865), Guyenne (1866), Valeureuse, Gauloise, Revanche, Surveillante (1867)
Belliqueuse (1866)

Balandra encorazada
Taureau (1866)

Casamata encorazada: 
Rochambeau (1867)

Monitores:
Onondaga (1867)

Barcos de casamata central:
Armide (1867), Thetis, Jeanne D'Arc (1868), Alma, Atalante, Montcalm, Reine Blanche (1869)
Ocean (1870), Marengo (1872), Suffren (1875)
La Galissonniere (1874), Victorieuse (1877), Triomphante (1879)
Friedland (1876)
Richelieu (1876)
Colbert (1877), Trident (1878)
Redoutable (1878)

Balandra con torreta: 
Belier (1872), Bouledogue (1873), Cerbere (1868), Tigre (1874)

Monitor parapetado:
Tonneire (1879), Fulminant (1882)
Tempete (1879), Vengeur (1882)


Alemania (inc. Prusia)

Balandra encorazada
Prinz Adalbert (1865)

Barcos con torreta:
Arminius (1865)
Preussen (1876)
Friedrich der Grosse (1877)
Grosser Kurfürst (1878)

Barcos de batería central
Friedrich Karl (1867)
Kronprinz (1867)
König Wilhelm (1869)
Hansa (1875)
Kaiser, Deutschland (1875)

Monitores:
Rhein, Mosel (1874)


Gran Bretaña

Baterías flotantes
Meteor, Thunder, Glatton, Trusty (1855)
Aetna (1856)
Erebus, Thunderbolt, Terror (1856)

Encorazados de banda ancha:
Warrior (1861), Black Prince (1862)
Defence (1861), Resistance (1862)
Royal Oak (1863)
Hector (1864), Valiant (1868)
Achilles (1864)
Prince Consort (1864), Caledonia, Ocean (1865)
Lord Clyde (1866), Lord Warden (1867)
Agincourt (1867), Minotaur, Northumberland (1868)

Balandras blindadas:
Research (1864)
Enterprise (1864)
Favorite (1866)
Pallas (1866)
Penelope (1868)

Barcos con torreta:
Royal Sovereign (1864)
Scorpion, Wivern (1865)
Prince Albert (1866)
Monarch (1869)
Captain (1870)
Neptune (1881)

Barcos de casamata central: 
Zealous (1866)
Bellerophon (1866)
Royal Alfred (1867)
Hercules (1868)
Repulse (1870)
Audacious, Invincible, Vanguard (1870), Iron Duke (1871)
Sultan (1871)
Swiftsure (1872), Triumph (1873)
Alexandra (1877)
Temeraire (1877)
Superb (1880)

Cañoneros blindados: 
Vixen (1866), Viper, Water Witch (1867)

Monitores parapetados:
Cerberus, Magdala (1870)
Abyssinia (1870)
Glatton (1872)
Gorgon (1874), Hydra (1876), Cyclops, Hecate (1877)

Balandras encorazadas 
Hotspur (1871)
Rupert (1874)
Belleisle (1878), Orion (1882)

Barcos con torreta mejorado: 
Devastation (1873), Thunderer (1877)
Dreadnought (1879)

Cruceros blindados:
Shannon (1877)
Northampton (1878), Nelson (1881)


Grecia

Barcos de casamata central:
Basileos Georgios (1867)
Broadside ironclad:
Basilissa Olga (1869)


Italia

Encorazados de banda ancha
Terribile (1861), Formidabile (1862)
Re d'Italia, Re di Portogallo (1864)
Regina Mari Pia, San Martino, Castelfidardo (1864), Ancona (1866)
Principe di Carignano (1865), Messina (1867), Conte Verde (1871)
Roma (1869), Venezia (1873)

Balandras blindados:
Palestro, Varese (1865)

Baterías flotantes: 
Guerriera, Voragine (1866)

Balandra con torreta: 
Affondatore (1866)

Cañoneros blindados: 
Alfredo Cappellini, Risoluta (1868), Faa di Bruno (1869), Audace (1871)

Barcos de casamata central: 
Principe Amedeo (1874), Palestro (1875)


Japón

Balandra encorazada: 
Kotetsu (1867) (renombrado Adzuma 1871)

Balandras blindados:
Ryujo (1869)
Kongo, Hiei (1878)

Barco de casamata central: 
Fuso (1878)


Holanda

Encorazados de banda ancha
De Ruyter (1863)

Barcos con torreta:
Prins Hendrik der Nederlanden (1866)
Konig der Nederlanden (1874)

Balandra con torreta: 
Buffel (1868), Guinea (1870)
Schorpioen, Stier (1868)

Monitores:
Heiligerlee, Krokodil, Tijger (1868)
Bloedhond, Cerberus (1869)
Hyena, Panter (1870), Adder, Haai, Wesp (1871), Luipaard (1876)
Draak (1877)
Matador (1878)


Noruega

Monitores:
Skorpionen (1866), Mjölner (1868), Thrudvang (1869)
Thor (1872)

Imperio Otomano

Encorazados de banda ancha
Osmanieh, Mahmudieh (1864), Abdul Aziz, Orkanieh (1865)

Barcos de casamata central: 
Assari Shevket, Nijmi Shevket (1868)
Assari Tewfik (1868)
Idjalieh (1870)
Messudieh (1874), Memdouhied (1875)

Barcos con torreta:
Lutfi Djelil, Hifzi Rahman (1868)

Encorazado con casamata: 
Avni Illah, Muin-i-Zaffer (1869)
Fethi Bulend (1870), Mukaddami Khair (1873)

Monitores:
Seyfi, Iskodra, Podgorice (prior to 1875)


Peru

Encorazado con casamata: 
Loa (1865)

Barcos de casamata central: 
Independencia (1865)

Barco con torreta:
Huascar (1865)

Monitores:
Victoria (1866)
Atahualpa, Manco Capac (1868)


Portugal

Balandra blindados:
Vasco da Gama (1876)


Rusia

Encorazados de banda ancha
Pervenetz (1864), Netron Menya (1865), Kreml (1866)
Sevastopol (1865)
Petropavlovsk (1865)

Barcos con torreta:
Smerch (1865)
Charodeika, Russalka (1868)
Admiral Lazarev (1869), Admiral Greig (1870)
Admiral Chichagov, Admiral Spiridov (1870)
Petr Veliki (1876)

Monitores:
Bronenosetz, Edinorog, Koldun, Latnik, Lava, Perun, Stryeletz, Tifon, Uragan, Vyeshtchun (1866)
Novgorod (1874)
Vice-Admiral Popov (1877)
Central battery ship:
Kniaz Pojarski (1870)

Cruceros blindados
General Admiral (1875), Gerzog Edinburgski (1877)
Minin (1878)


España

Encorazados de banda ancha
Numancia (1863)
Tetuan (1863)
Arapiles (1864)

Barcos de casamata central:
Vitoria (1865)
Zaragosa (1867)
Sagunto (1869)
Mendez Nunez (1869)

Batería flotante:
Duque de Tetuan (1874)

Monitores:
Puigcerda (1874)


Suecia

Monitores:
John Ericsson (1865), Thordon (1866), Tirfing (1867)
Loke (1871)

viernes, 5 de julio de 2013

Submarinos avistados en la Patagonia argentina

Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina.

Un análisis a 50 años de los hechos.

I.- Contactos submarinos.

El 21 y 22 de mayo de 1958 se vivió una situación inusitada en el Golfo Nuevo (Provincia de Chubut), cuan-do un grupo de navíos de la Armada Argentina, en ejercitaciones, detectó un contacto submarino, el que fue atacado en repetidas ocasiones por medios de superficie, así como aé-reos que se sumaron ulteriormente.
Más de un año más tarde, entre el 20 y 29 de octubre de 1959 fue detectado otro submarino en Comodoro Rivadavia por la fragata ARA Heroína, hostigándose el mismo incluso con los recién llegados aviones Neptune de la Aviación Naval.
Sin embargo, la cacería más memorable de uno o varios misteriosos submarinos en aguas territoriales argentinas fue la que se vivió del 30 de enero al 26 de febrero de 1960, también en el Golfo Nuevo, siendo su primera detección fortuita por unidades navales que se encontraban en ejercicios.
Inclusive expertos de la U.S. Navy se sumaron a la misma, así como esta fuerza aportó elementos de detección y torpedos aéreos inteligentes: armas modernas contra un submarino, supuestamente, moderno.
En los tres casos se consideró que los contactos resultaban, sin dudas, submarinos. Pero nunca se pudo determinar a qué país pertenecían, ni que actividad realizaban en aguas territoriales argentinas. Habiendo pasado más de 50 años desde los contactos / ataques por parte de la Armada Argentina, ningún país ha realizado tampoco reconocimiento alguno.

II.- Operación “Golfo Nuevo II”.
En tanto se mantuvo contacto durante un tiempo prolongado con los submarinos en el Golfo Nuevo en 1960, buena información ha llegado de dichas operaciones hasta nosotros, que se ve reflejada y complementada por la aparecida en el libro "Testimonios de Tiempos Difíciles" de Benjamín Cosentino (Editorial Dunken, Buenos Aires – el capítulo que corresponde a este período se encuentra en Internet en:
http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-4/SubmDescenGolfoNuevo.htm )

El libro de mención, manifiesta la existencia de cuatro fases, transcri-biendo literalmente lo que de allí surge:

Primera Fase: Inicial 
El día 30 de enero de 1960 a las 0910 los patrulleros de la Escuadrilla de Instrucción detectan un submarino desconocido, en "aguas interiores" del Golfo Nuevo, cerca de su boca. Pese a los esfuerzos realizados para comunicarse y los pedidos de identificación no hubo respuesta alguna. Autorizada su persecución es atacado por los dos patrulleros: ARA MURATURE y ARA KING. La acción se desarrolla hacia fuera del golfo, dando la impresión de que facilitaba el contacto, aunque mostraba superioridad de maniobra y velocidad, tratando de arrastrar a sus atacantes mar afuera. Esto llevo a sus perseguidores más allá de las 12 millas de la costa.
Al salir el submarino fuera de nuestro mar territorial, las autoridades navales ordenaron suspender la persecución y regresar al Golfo. Esa noche del 30 de enero, reanudada la navegación hacia Puerto Madrid, obtienen un nuevo contacto en el interior del golfo, haciendo sospechar que se trataría de otro submarino. Se suceden varios ataques con intervención de un avión Neptune, enviado a apoyar los patrulleros. Aparentemente el blanco sufre una disminución de su capacidad de evasión, presumiblemente por algún daño anterior o durante su persecución. En ningún momento utilizo sus armas ni intento identificarse. Perdido el contacto, la escuadrilla retorno a patrullar la boca del golfo durante la noche, con el apoyo de un avión Martin Mariner enviado en su apoyo. Ali se produjeron nuevos contactos y ataques, que dieron lugar a la siguiente fase.

Segunda Fase: Evasiva. 
Se caracteriza por el aumento de unidades de superficie y aéreas. Se produjeron una gran cantidad de contactos de relativa corta duración, en apariencia con dos submarinos. Uno de ellos presumiblemente ave-riado que trata por todos los medios de lograr la pérdida del contacto; el otro parecía actuar con maniobras de diversión para aliviar la presión sobre el primero. Axial lo interpretaron los comandantes de los patrulleros. Fue una fase típicamente evasiva probablemente tendiente a recuperar un submarino que posiblemente se encontraba averiado, o trataba de permanecer en las aguas protegidas del golfo con el mínimo de daño, hasta decidir su escape. En esta fase el submarino emerge parcialmente varias veces en superficie quedando clasificado como POSITIVO.

Tercera Fase: Escape.
 Se caracteriza por una serie de acciones fuera de la zona preferente-mente utilizada durante la Segunda fase. Se podría tratar del escape del incursor.

Cuarta Fase: Ausencia. 
Es un período de pocos o ningún contacto, dudosos e indeterminados y un prolijo rastrillaje, que permite evaluar la ausencia de submarinos en el golfo.
El submarino (o los submarinos) que participaron de dicho evento fueron observados en reiteradas oportunidades, así como se estableció que poseían ciertas características, tales como:
Era del tipo diesel / eléctrico
Poseía snorkel para recargar baterías en inmersión
Llegaba a una velocidad en inmersión de alrededor de 16 a 20 nudos
Tenía buen sistema de sona-res
Contaba con un moderno sistema MAE (Medidas de Apoyo Electrónicas)
Poseía la necesidad de aflorar la vela o parte de ella por ciertos períodos

Con ello, y contando con los croquis de los avistamientos (realizados por personal naval inmediatamente luego de los hechos), trataremos de encontrar una solución al enigma de la identidad o, por lo menos, plante-ar una teoría razonada.
Sin embargo, sin perjuicio que nos centraremos en la “Operación Golfo Nuevo II” antes debemos ver que submarinos operaban en el Atlántico Sur, desde 1958 a 1960.

III.- Submarinos en el Atlántico Sur, fines de los `50 a inicios de los `60.

Los soviéticos.
A partir de 1953 con la introducción en servicio de los submarinos diesel / eléctricos del Proyecto 611 (Clase Zulu para la OTAN), la marina soviética contó con un buque con la suficiente autonomía para poder adentrarse en aguas que le resultaban ajenas.
La clase Zulu había sido diseñada desde el inicio como un submarino oceánico de largo alcance. Con un desplazamiento de 1900/2350 toneladas, el sistema de propulsión diesel/eléctrico permitía una velocidad máxima en inmersión de 16 nudos. A partir de 1956 se desmontó todo el armamento externo (cañones) aumentando la velocidad máxima en inmersión. Así, sin modificaciones especiales podían operar por más de 60 días sin re-abastecerse y su empleo operacional incluía el reconocimiento lejano, ataques a puertos estadounidenses con torpedos nucleares y/o interdicción a las líneas de transporte marítimo en el Atlántico.
Ni los submarinos medianos clase Whiskey (Proyecto 613) o Romeo (Proyecto 633) ni mucho menos los minúsculos clase Quebec (Proyecto 615) serían adecuados para realizar misiones de muy largo alcance.  Y, para aquel entonces, los más modernos submarinos oceánicos clase Foxtrot (Proyecto 941) recién estaban entrando en servicio. De hecho el B-94, primero de la serie, se incorporaría a la flota del norte en enero de 1960.
Por otro lado, hacia fines de los años 50s los submarinos nucleares (SSN), mucho más aptos para misiones de largo aliento, recién estaban en fase de desarrollo: el primer SSN soviético fue el K-3 de clase November (Projecto 627) que entraría en servicio en 1958, presentando una gran cantidad de problemas técnicos propios de un prototipo. Por ende, es muy poco probable que fuera empeñado en una misión de exploración al Atlántico Sur en fechas tan tempranas de su desarrollo.
Por idoneidad o por inexistencia de otros medios, los submarinos clase Zulu fueron los elegidos para misiones que se extenderían a todo el globo y algunas llegarían hasta nuestras costas.
Así, en el año 1957, el B-66, al comando del Capitán de Segunda Clase (un grado equivalente al de Capitán de Fragata) NI Tsarev, fue el primer submarino de la Voenno-morskoj flot SSSR (Flota Marítima Militar de la URSS) en transponer la línea del Ecuador, llegando hasta la latitud 6º S en el Océano Pacífico.
Al año siguiente sería el turno de pagar el tributo a Neptuno en el Atlántico, que haría el B-75 de la Flota del Norte al comando del Capitán de Segunda Clase MK Malkova, arribando hasta 1º 50`S.



 Vistas de proa y de popa de un submarino clase Zulu

A la tímida visita del B-75 le seguiría una serie de misiones en el Atlántico Sur por parte de otros submarinos. Así, el B-82 (Capitán de 2do Grado G. N. Shvetsov) tuvo su campaña de 135 días (desde el 15 de noviembre de 1958 al 31 de marzo del año siguiente), llegando hasta la altura de Punta Quilla, para desde allí enfilar hasta el Cabo de Buena Esperanza y volver al norte.

Su misión era registrar campos gravitacionales terrestres, así como medición de salinidad del mar, cotejo de temperaturas, corrientes marinas y otros datos que sirvieran para operaciones futuras de submarinos de misiles balísticos en dicha zona, la que se consideraba poseía escasas defensas antisubmarinas.
Es interesante hacer notar que su comandante obtuvo la Orden de la Bandera Roja por dicho hecho (la primera que se otorgaba después de la llamada Gran Guerra Patriótica), otros tripulantes diversas condecoraciones como la Orden de la Estrella Roja así como medallas al coraje y, finalmente, toda la tripulación fue enviada, al regreso, a descansar a un hotel en la costa de Riga (Capital de Letonia).


 Celebración a Neptuno al cruzar el Ecuador, 
a bordo del B-82 (28 de diciembre de 1958).

El submarino fue apoyado por el tanquero Vilyuisk, recibiendo también su comandante y su tripulación altas condecoraciones, tanto del estado soviético como de la armada de aquel país.
El B-72, concomitantemente al viaje del B-81, cruzaba el Pasaje de Drake desde el Pacífico y se aventuraba en estos mares. Finalmente, el B-71 (del Capitán I.N.Zavgorodnego), durante la campaña de 1960-1961, realizaba la campaña desde Kamchatka hasta la Antártida.
También es importante remarcar la presencia de dos submarinos, el B-88 y el B-90, que apoyados por un buque tanque y un carguero, circunnavegaron África en el mismo período.
Es interesante hacer notar que estas misiones fueron en su momento secretas, pero existirían otras con un grado de clasificación de seguridad más elevado, que permanecen a la fecha todavía reservadas, tales como las destinadas a recobrar un cono de cohete que fue lanzado, a principios de 1960, desde Cabo Cañaveral y que se perdió en el Atlántico Sur. Sin perjuicio de señalar que también habrían sido llevadas a cabo por “Zulues” y no, aparentemente, por otra clase de submarinos.
Vale indicar que, el único “reconocimiento” soviético en estas misiones, ocurrió a fines de 1959, al anunciar dicho país que, pocos meses antes, un submarino “enorme y con ventanas de observación” (¿?) había completado una misión cientí-fica en el Atlántico Sur ¿Blanqueo de responsabilidades?

Los norteamericanos.
Por su lado, los estadounidenses aprovechaban militarmente el Atlántico Sur, un escenario que, ciertamente, no les resultaba desconocido después de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1958 llevaban a cabo la “Operación Argus” y lanzaban tres misiles nucleares que explotaron en la atmósfera, desde el USS Norton Sound, situado el buque y su poderosa escolta equidistante entre Malvinas y Ciudad del Cabo. No debe descartarse que esta fuerza, denominada Task Force 88, estuviera apoyada por otra fuerza de tareas de submarinos, operando en las cercanías.
Más interesante aún es el viaje del USS Triton (SSRN-586), un submarino nuclear con misión originaria como piquete radar, que llevó a cabo la primera circunnavegación sumergida del globo (“Operación Sandblast”).

 USS Triton (SSRN-586)

 
El Capitán Edward L. Beach marca la ruta de su submarino,  el USS Triton, en un planisferio.

 Este submarino partió el 15 de febrero de 1960 de su base de operaciones en New London (Costa Este de EE.UU.) y para los últimos días de febrero de 1960 estaba investigando cerca del Golfo Nuevo un supuesto contacto sumergido, que terminó siendo un cardumen. El 3 de marzo, cuando estaba presto a realizar un reconocimiento fotográfico de Puerto Stanley (luego Puerto Argentino), y por dolores en uno de sus tripulantes tuvo que poner proa rumbo a Montevideo, donde desembarcó al enfermo, para proseguir luego el viaje hacia el sur, bordeando la costa argentina.
Posiblemente hubiera, también, otros submarinos estadounidenses en el Atlántico Sur, sean nucleares o diesel / eléctricos. Al respecto, no deja de llamar la atención la simili-tud de algunos de los croquis con el USS Triton o con submarinos clase Guppy en servicio entonces en la US Navy. Sin embargo, dichas similitudes pueden deberse a que dichos croquis eran una síntesis gráfica que intentaba resumir el relato de varios testigos en la figura de un submarino con una vela y una cubierta sin más detalles, características estas que coincidían con la tendencia de diseño hidro-dinámico “limpio” de los submarinos de aquel entonces.

 
USS Razorback clase Guppy


 USS Skate (SSN-578)

 Submarinos latinoamericanos y de otros países.

Cabe destacar, asimismo que, de los países del área, Brasil poseía dos submarinos clase estadounidense Gato, recibidos en 1957. La Armada de Chile (recordando que en fecha tan temprana como el 6 de abril de 1931 un submarino chileno cruzó el Cabo de Hornos y se adentró en el Atlántico) estaba en un impasse en lo que hace a su fuerza de sumergi-bles, ya que los clase “H” y clase “O” estaban desprogramados o con capacidad muy limitada para fines de la década del `50.
Respecto otros países extra-continentales, lentamente los países centrales estaban construyendo submarinos con características de avanzada, como el snorkel, alta velocidad en inmersión, sistemas electrónicos modernos, etc (por ejemplo, la clase Porpoise en el Reino Unido), pero no existe constancia que operaran en las aguas del Atlántico Sur, máxime cuando se estaban preparando para la próxima guerra que sucedería en el Atlántico Norte.

IV.- “Operación Golfo Nuevo II” y los sospechosos de siempre.
En primer lugar, en un mundo bipolar como era el de la llamada Guerra Fría, el involucramiento de la U.S. Navy en las operaciones antisubmarinas  (de manera muy activa, vale decirlo) prácticamente descartaba la hipótesis que se tratara de submarinos del bloque occidental.
Y, por más que el agregado militar de la URSS en Buenos Aires, Constantine Kourin, en lo que hace al año 1960, rechazó inmediatamente la idea de que las naves fueran de su país, y el Viceprimer ministro Anastas Mi-koyan, que estaba de visita en Cuba, realizó una confusa declaración: “lo único que van a matar es un montón de peces” un análisis de los diversos elementos apuntan hacia los soviéticos como los responsables de la intrusión.
No ayuda mucho a la credibilidad soviética que, en ocasión de los ataques del año 1958, el embajador de aquel país informara a la prensa que “estaba seguro que su país no tenía submarinos en el Atlántico Sur”, cuando ello resultaba (como arriba señalamos) incorrecto.
Los sospechosos resultan, vale decirlo, los clase Zulu de la Armada Soviética: submarinos diesel/eléctricos, dotados de snorkel, con velocidad en inmersión de 16 nudos, buenos sistemas de detección y, además, necesidad de aflorar la vela. Cumple la clase con todas las características que nuestros marinos individualizaron luego de las opera-ciones.
Resta, entonces, analizar los croquis y compararlos con fotografías históricas y actuales, especialmente algunos detalles de interés:

El interceptador de proa.
Algunas de las características repor-tadas en los croquis de avistamiento podrían atribuirse tanto a los clase Zulu como Foxtrot. En particular el “CROQUIS NRO. 1 MURATURE - ACCIÓN NRO. 28” describe lo que parece ser la vela de un submarino junto con otro objeto de menor tamaño y de brillo “dorado cobre”.

Este último objeto bien podría ser el carenado del interceptador sonar a proa cuya ventana acústica se dejaba en color metálico natural. Llama la atención la similitud de la forma escalonada del carenado con el que llevaban los clase Foxtrot.
 
 En la siguiente fotografía de un Foxtrot, tomada desde el periscopio del submarino Zeehond de la armada holandesa, se pueden apreciar claramente estas características.

 Foto de un Foxtrot tomada desde el periscopio del submarino holandés Zeehond)

Pero estos carenados del interceptador sonar a proa no eran exclusividad de los clase Foxtrot. Algunas clase Zulu también portaban estos sistemas en sus proas.
 

 Submarino clase Zulu con interceptador sonar a proa

 Como se dijo anteriormente, los más modernos submarinos oceánicos clase Foxtrot recién estaban entrando en servicio. En efecto, el primero de ellos, el B-94, en enero de 1960 estaba realizando pruebas de inmersión a 300 m de profundidad en la bahía de Kandalaksha en el Mar Blanco. El B-95, segundo de la serie Foxtrot, y el B-36 (tercero en ser construido), en diciembre de 1959 estaban siendo incorporados a la Flota del Norte en Polyarny mientras que  el B-37 recién se incorporaría a dicha base en enero de 1960. El quinto en ser terminado, el B-133, era incorporado en diciembre de 1959 a la flota del Báltico y transferido en febrero de 1960 a la flota del Norte. El último de los Foxtrot terminado antes de las acciones del Golfo Nuevo, el B-135, en enero de 1960 estaba siendo incorporado a la base Liepaja, Litua-nia y transferido al mes siguiente a la Flota del Norte. De ser veraz esta información histórica, ningún Foxtrot pudo haber participado en las acciones del Golfo Nuevo en enero de 1960.

Avistamiento de apéndices (radar o snorkel)
En el “CROQUIS NRO. 4 MURATURE - ACCIÓN NRO. 42” se describe: "AVISTAJE DE PERISCOPIO O ANTENA RADAR DESDE BUQUE EN SUPERFICIE (ALT.) 0,50 m. distancia: 100 yds. Hora 2137 visibilidad: contra la luna, muy buen mar color: oscuro NOTA: Se lo vio girar”

 

  Comparando con los mástiles de un clase Zulu lo observado en aquella ocasión pudo haber sido la antena del radar o el snorkel (aunque este último no gira).


  
Derecha: Periscopio y antena de radar (vista de atrás); izq. Antena radar vista lateral. Abajo, snorkel. Todos de submarinos clase Zulu.


El submarino en superficie.

Es interesante lo que surge del reporte de la “ACCIÓN 37” del ARA King, descripta como “SUBMARINO EN SUPERFICIE- PUNTA CONSCRIPTOS”.
Existe aquí un submarino en superficie, divisado en horario nocturno, por lo cual es lógico que no se aprecien mayores detalles. La forma redondeada de la proa en el croquis en principio parecería ser diferente a la forma de la proa de los clase Zulu. Pero de encontrarse el submarino apenas aflorando su cubierta sólo el extremo redondeado de la misma sería visible.
Este croquis da lugar a dos grandísimos interrogantes. El primero, es ¿Que hacía el submarino en superficie, teniendo en cuenta que contaba con snorkel? (y que su comandante no podía desconocer el riesgo de la maniobra). El segundo, ¿De que se trata la estructura a proa de la vela?
Una buena respuesta a ambos interrogantes, puede ser que estuviera tratando de utilizar su sistema de comunicaciones de alta frecuencia. La antena de dicho sistema se llevaba plegada al ras de la cubierta y para poder emplearla se la erguía 90° asegurándola a un costado de la vela.

 


 Submarino clase Zulu, en el puerto de Ámsterdam. La fotografía es interesante en tanto está tomada en condiciones de mala visibilidad, y guarda similitud con el croquis arriba referenciado.

 Los submarinos soviéticos del período necesitaban salir a la superficie, o al menos aflorar la cubierta principal, para que el aislador de la antena de alta frecuencia quedara fuera del agua al ser rotada a la posición de erguida. Es que, si el aislador no quedaba fuera del contacto con el mar, la energía de la transmisión podía hacer que el acoplador de la antena hiciera cortocircuito, con riesgo de explosión.


Submarino clase Zulu con la antena de comunicaciones en posición vertical.

 Este problema no era compartido por sus homólogos occidentales, por lo cual resulta otro indicio más de que se trataba de un submarino soviético.
Una característica de los Zulu de ataque que no se observa en los croquis es la vela escalonada. Pese a esto, al contrario de lo que indica Don Benjamín Cosentino, habría que descartar la participación de los Zulu modificados para investigación –que no poseían el escalón en la vela- “Proyecto AB611K” (serían en total cuatro submarinos convertidos, que llevarían los nombres de Vega, Marte, Orión y Lira) ya que estos se modificarían recién a finales de los años 60 y principio de los 70. Sin embargo, la ausencia del escalón de la vela en los croquis no debe sor-prender ya que las observaciones se realizaron en horario nocturno y en medio de la acción. Por otro lado el escalón no es siempre evidente, menos aún cuando se observa la vela de los Zulu desde un ángulo.


 V.- A modo de conclusión, una hipótesis.

No existe una conclusión cierta sobre qué submarino fue el atacado en el año 1960 por fuerzas argentinas asesoradas, en la última parte de la operación, por la armada de los Estados Unidos.
La hipótesis más razonable, según surge de la información colectada y, también, por ausencia de otras más plausibles, es que se tratara de un o unos  submarinos soviéticos clase Zulu los involucrados en los acontecimientos que tuvieron en vilo a la nación.
Más allá de la confiabilidad de la hipótesis, la guerra fría, como más de una vez dijimos, estaba más cerca de lo que siempre creímos.


 Un clase Zulu y otro clase Whiskey (el más cercano a la cámara) dejando puerto. 
En horas nocturnas, hubiera sido muy difícil distinguir cualquier escalón en la vela.


Autores:
Mariano Pablo Sciaroni 
Abogado y Magister en estrategia y geopolítica. Escribió “Malvinas – Tras los Submarinos Ingleses así como numerosos artículos sobre temas navales y de Malvinas en revistas especializadas y páginas de Internet.

Dr. Pablo A. Castro, Colaborador de elSnorkel.com.
Investigador en ciencias químicas que luego de desempeñarse en instituciones científicas y tecnológicas de la Argentina y el exterior,  continúa con sus actividades en el ámbito privado.

Bibliografía:

-“Viajes autónomos de submarinos diesel de la Flota del Norte desde 1957 a 1966”, C. T. Celin, capitán de 2do rango, retirado. http://www.podlodka.su/news_otd.php?id=6&cat=a (original en ru-so)
-"Testimonios de Tiempos Dificiles", por Benjamin Cosentino, ed. Dunken (capítulo “SUBMARINO DESCONOCIDO EN GOLFO NUEVO” en http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-4/SubmDescenGolfoNuevo.htm)
-Cold War Submarines: The Design and Construction of U.S. and Soviet Submarines, 1945-2001, Norman Polmar y K. J. Moore, Potomac Books Inc. (Septiembre de 2003)
-U.S. Submarines Since 1945: An Illustrated Design History, Nor-man Friedman, US Naval Institute Press; (August de 1994)
-Project Azorian: The CIA and the Raising of K-129 Norman Polmar y Michael White, Naval Institute Press (October de 2010)
-Diversos artículos del sitio dedicado a la historia de los submarinos rusos: http://www.deepstorm.ru/ (en ruso)

El Snorkel

LPD: clase Rotterdam (Países Bajos)

LPD clase Rotterdam, Países Bajos 


HRMS Rotterdam (L 800). 

Datos clave 
Dotación: 124, incluidos 13 oficiales 
Alojamiento: batallón totalmente equipado marinos o soldados hasta 613 
Longitud total: 162.2m (Rotterdam), 176.35m (Johann de Witt) 
Manga: 25 m (Rotterdam) 
Calado diseñado: 5,2 m 
Máximo Calado: 5,9 m 
Desplazamiento máximo: 12.750 t (Rotterdam), 16.800 t (Johann de Witt) 

La constructora naval Schelde de la Compañía Royal Schelde, con sede en Vlissingen en los Países Bajos, ha creado los buques de plataforma muelle de aterrizaje (LPD) clase Rotterdam de la Marina Real Holandesa. 
La compañía Royal Schelde se adjudicó el contrato para construir el HRMS Rotterdam (L801) en abril de 1993 - la nave fue lanzada en 1997 y puesto en comisión en 1998. En 2002, la Real Armada de Holanda ordenó una segunda clase LPD Rotterdam,HRMS Johan de Witt (L801). 
L801 fue botado en mayo de 2006 y puesto en comisión en julio de 2007. El nuevo buque es mayor que el de Rotterdam con un desplazamiento a plena carga de 16.680 toneladas, en comparación con 12.750 toneladas y estará equipado con instalaciones de mando y control para un grupo de trabajo conjunto combinado. 
El buque comenzó ejercicios en noviembre de 2007 antes de alcanzar el estado de funcionamiento completo a mediados de 2008. 
El LPD Rotterdam fue el resultado de un proyecto de diseño de la unión entre los Países Bajos y España. Dos barcos, el Galicia (encargado en 1998) y el Castilla (2001), fueron construidos para la Armada Española por Bazán (ahora Navantia). 
En marzo de 2004, el HRMS Rotterdam fue enviado a Liberia en apoyo de la misión de la ONU en el país africano (UNMIL). 

Diseño 
La longitud total del casco de la clase Rotterdam es 162.2m, su anchura es de 25 metros y su calado máximo es de 5.9m. El desplazamiento máximo es de 14.000 t. El Rotterdam es capaz de llevar a cabo operaciones de helicópteros hasta el estado del mar 6. Operaciones con lanchas de desembarco son posibles hasta el estado del mar 4. 
Tareas anfibias incluyen la capacidad de emprender, transportar y desembarcar un batallón del Cuerpo de Marines, incluida los vehículos de combate y de apoyo logístico y equipo asociados. El buque lleva provisiones y pertrechos para el transporte del batallón de más de diez días. El buque también es capaz de transferir las fuerzas de reserva y para la evacuación de las víctimas. 



La nave es operada por una tripulación de 124, incluidos 13 oficiales. El alojamiento es también proporcionada por un batallón totalmente equipado marinos o soldados hasta 613. El HRMS Rotterdam cuenta con instalaciones para el transporte de 170 transportes blindados de personal, o 33 carros de combate principales, y también las instalaciones de atraque para un máximo de seis lanchas de desembarco, por ejemplo, seis lanchas de desembarco LCVP Mk3, cuatro LCU MK9 o cuatro LCM 8. 
El HRMS Rotterdam cuenta con amplias instalaciones del hospital completamente equipado con una sala de tratamiento médico, una sala de operaciones médicas y un laboratorio médico. 


La longitud del casco es 162.2m, la anchura de 25 metros y el calado máximo de 5,9 m, con un desplazamiento de 14.000 t. 

Sistemas de armas 
Dos sistemas de armas de muy corto alcance (CIWS) Thales Nederland (antes Signaal) Goalkeeper están instalados en la cubierta de proa y en la cubierta superior inmediato con vistas a la cubierta de aterrizaje para helicópteros. El cañón Gatling del Goalkeeper dispara munición de 30mm y ofrece una cadencia de tiro máxima de 4.200 proyectiles por minuto con un rango de 1.500 m. 
Para apoyar al CIWS Goalkeeper, un sistema Thales Nederland IRSCAN de búsqueda y de seguimiento por infrarrojos está instalado. El IRSCAN puede detectar y seguir blancos a una distancia máxima de 20 km. 
Cuatro armas Oerlikon de 20 mm se encuentran en la cubierta del puente. El Rotterdam tiene la capacidad de transportar hasta 36 torpedos en el área de la santabárbara. 


Dos Thales Nederland (CIWS) Goalkeeper están instalados. 

Aeronaves 
La cubierta de 58m x 25m de vuelo tiene puntos de aterrizaje para dos helicópteros de gran tamaño como el EH101. 
El hangar es lo suficientemente grande para acomodar hasta cuatro o seis helicópteros EH101 de tamaño medio, tales como helicópteros el Super Puma o el NH90. El hangar de mantenimiento de helicópteros tiene amplias instalaciones para repuestos. 

Contramedidas 
El sistema de señuelos de la nave consta de cuatro lanzadores de señuelos SRBOC (super rapid blooming offboard countermeasures) de Lockheed Martin Sippican, que disparan señuelos infrarrojos y chaff para perturbación, distracción y seducción de la entrada de misiles anti-buques. También está equipado con el torpedo remolcado señuelo AN/SLQ-25 Nixie, de Argon ST de Fairfax, Virginia. 

Sensores 
La suite incluye radar: Thales Nederland aire DA08 y la búsqueda de superficie que operan en las bandas de radar E y F, Kelvin Hughes superficie ARPA búsqueda de funcionamiento del radar en la banda I, y dos conjuntos de navegación y operación de la aviación de radar en la banda I. 
HRMS Johan de Witt ha sido equipado con el radar Thales Nederland VARIANTE 2D mk2 vigilancia aérea y de superficie. 

Propulsión 
La nave está equipada con cuatro generadores diesel Wartsila Cigüeña, el modelo de generación de 14MW 12SW28, y dos motores de generación de 12MW Holec, llevando a dos ejes. La hélice de proa tiene una potencia de 185kW. La velocidad máxima es de más de 18 nudos, y el alcance a 12 nudos es de más de 6.000 kilómetros. 



HRMS Rotterdam (L 800) es uno de una serie de buques LPD diseñado por Schelde, llamado la Serie Enforcer. 

El sistema de combate. 

Las operaciones nocturnas en el pozo de muelle del HRMS Rotterdam. 



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