martes, 5 de agosto de 2014

SGM: El inicio de la guerra naval

De Scapa Flow al Río de la Plata, el inicio de la guerra naval
El hundimiento del «Graf Spee» no pudo compensar el ataque a Scapa Flow o la pérdida del portaviones «Courageus»
ABC


El acorazado de bolsillo «Admiral Graf Spee», en el canal de Kiel

Al inicio de la guerra, la «Kriegs­marine», aunque moderna, no tiene suficientes unidades de superficie para enfrentarse al poder de la Royal Navy y mucho menos tenien­do en cuenta que ésta se ve reforzada con la más pequeña, pero también po­derosa, Marine de Guerre francesa. An­te ello, aunque el estado de sus floti­llas de submarinos tampoco es el ideal y el número de unidades escaso, deci­de iniciar la guerra submarina en un intento por estrangular las rutas ma­rítimas y el tráfico mercante hacia el Reino Unido.

Prien

Sólo dos días después de ini­ciada la contienda, el 3 de septiembre de 1939, un submarino alemán hun­de al buque de pasajeros «Atheneia» al confundirlo con un crucero ligero enemigo. La Royal Navy decide entonces crear patrullas especiales para la detección y caza de los submarinos alemanes de las que forman parte destacada los portaaviones, pero el tor­pedeamiento del «Ark Royal» y el pos­terior hundimiento del «Courageous» hace a los británicos abandonar rápi­damente dicha práctica.
La acción más destacada, sin embargo, no tiene lugar en mar abierto sino en el corazón mis­mo de la principal base de la marina británica: Scapa Flow. Las medidas de seguridad son burladas por el «U 47» al mando del comandante Prien, que el 14 de octubre logra hundir al acora­zado «Royal Oak» y volver triunfante y convertido en un héroe a Alemania.
El impacto moral y psicológico ha sido enorme, la base constituye todo un símbolo del poderío naval del Imperio Británico, que ha sido humillado por la acción de un único submarino alemán, y más teniendo en cuenta que en Scapa Flow había sido entregada la gran flota del Imperio Alemán tras el armisticio de la Primera Guerra Mundial.

Río de la Plata

Entre tanto, en el Atlántico Sur, el acorazado de bolsillo «Admiral Graf Spee» al mando del co­mandante —Kapitän Zur See— Hans Langsdorff, que había partido de su base en Wilhelmshaven en agosto de 1939, recibe a finales de septiembre la orden de interceptar el tráfico marí­timo en esa zona.
Tras sus primeras acciones de «corso», hundiendo o cap­turando varios mercantes, son desta­cados a su interceptación algunos gru­pos de combate aliados. Uno de ellos, al mando del comodoro Hardwood, logra localizar a principios de diciem­bre el área de acción del «Graf Spee» y, con sus cruceros «Exeter», «Ajax» y el neozelandés «Achilles», pone rumbo al Río de la Plata, donde esperan in­terceptar al acorazado alemán, que, mientras tanto, establece contacto con su buque de suministro, el «Altmark», al que transfiere los prisioneros de guerra hechos durante su periplo.
El 13 de diciembre de 1939 se esta­blece contacto entre perseguidores y perseguido. El comandante Langdorff, confiado en el poderío de sus seis ca­ñones de 280 mm, decide entablar ba­talla y abrir fuego contra los navíos del comodoro Hardwood, que responden alcanzando al «Graf Spee». El inter­cambio artillero dura cerca de hora y media: el «Exeter» es fuertemente dañado y debe abandonar la batalla, el «Achilles» es tocado pero sus daños son ligeros y el «Graf Spee» ha sufrido también severos daños.

Hundimiento

El comandante Langs­dorff decide entonces romper el con­tacto y refugiarse en el neutral puer­to de Montevideo para acometer las necesarias reparaciones. El puerto será su tumba. Haciéndole creer que la flotilla de Hardwood ha sido refor­zada y le espera a la salida del Río de la Plata, Langsdorff, pensando que es imposible huir, decide hundir su barco y posteriormente suicidarse.
Aunque modesta y de escasa influen­cia estratégica, el impacto psicoló­gico y propagandístico de la Batalla del Río de la Plata es inmenso. Hitler decide retirar del Atlantico Norte su acorazado gemelo el «Deutschland», rebautizado como «Lützow», pues no quiere que otra pérdida similar a la del «Graf Spee» pueda afectar a la moral alemana.



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