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sábado, 15 de noviembre de 2025

US Navy: El salvamento desastroso del H-3 y el Milwuakee

Un salvamento memorable

Por Luis Jar Torres

Publicado en la Revista General de Marina, en el número de Noviembre de 2000 y en http://www.grijalvo.com/index.htm y publicado aqui por permiso del autor. Revista General de Marina 


Hace ya muchos años una historieta estuvo a punto de matarme de risa. Trataba de una anécdota real ocurrida durante una solemne procesión religiosa en la que sus no menos solemnes participantes marchaban en fila india, un tanto rígidos y saturando la atmósfera con sus cánticos. Entre nota y nota, una encopetada señora se las arregló para introducir el altísimo tacón de aguja de uno de sus zapatos hasta el fondo de una rejilla y, tras intentar en vano extraerlo discretamente con el pie, optó por no perder paso, nota ni compostura y continuar la procesión semidescalza. Pero el caballero que la seguía se había hecho cargo de la situación en décimas de segundo: en un habilísimo quiebro asió el zapato, lo recuperó de un fuerte tirón y siguió marchando sin dejar de cantar ni hacer apenas extraños con el paso aunque, eso sí, con la postura un tanto forzada a causa de la aparatosa rejilla adherida al zapato que ahora atenazaba firmemente en su mano. Y así, con toda solemnidad, siguiendo el paso mientras cantaba y con la mirada al frente, la señora que seguía al gentil caballero se fue por el agujero.

El año pasado, leyendo una monografía sobre accidentes marítimos en la armada norteamericana, volví a reír con ganas ante uno en concreto cuya “divertida” concatenación de errores me trajo a la memoria la historia anterior. Soy consciente de que, en su momento, tal accidente no debió resultar especialmente divertido a sus protagonistas, pero hablamos de un suceso ocurrido hace casi un siglo cuyas únicas víctimas fueron los egos de los afectados. A fin de cuentas la risa, aunque objetivamente beneficiosa, va asociada de modo casi infalible a la exposición de un congénere a una situación ridícula si no a algo peor, no hay más que oír cualquier chiste. O sin ir más lejos, repasar la historia anterior. Muy gracioso el caballero públicamente abochornado y desfilando rejilla en mano, para mondarse de risa la pobre señora partiéndose la crisma. Confío por tanto en que nadie que haya reído con chistes en los que el protagonista cae por un precipicio o es perseguido por un león me acuse de crueldad por encontrar elementos cómicos en una historia en la que no hubo descalabros corporales. Como se verá en la bibliografía, este artículo, aunque contrastado y enriquecido con otras fuentes, se basa esencialmente en un relato de Kit y Carolyn Bonner subtitulado “A $7 Million Comedy of Errors”. En su honor estructuraré la “comedia” en actos y... ¡que se alce el telón!

Primer acto: Perder un submarino

Supongo que, quien más quien menos, sitúa San Francisco de California en el mapa. Si salimos del Golden Gate y navegamos unos 360 km a vuelo de pájaro hacia el NNE llegaremos a la ciudad de Eureka, cerca ya del límite de California con Oregón. Es un importante centro maderero situado en el interior de Humboldt Bay, una bahía donde, por desgracia, los buques no pueden acceder a vuelo de pájaro como nosotros, sino apuntando correctamente a su más o menos estrecha entrada. Y en verdad que es una desgracia, pues los navegantes locales padecen bancos de arena que navegan por su cuenta, traicioneras corrientes, nieblas de aúpa, rompientes de notable fama y renombre y, finalmente, el mal carácter e imprevisibilidad de las aguas locales. Todo esto, y las arruinadas carreras de 27 colegas que por aquellas fechas ya habían perdido su buque en la zona, debía ocupar los pensamientos del agobiado Comandante del submarino USS H-3 cuando, a primera hora de la mañana del sábado 16 de diciembre de 1916, intentaba “apuntar correctamente” hacia la entrada de Humboldt Bay recalando entre una densa niebla y la humareda producida por la industria maderera local.

Tras considerable desgaste de pestañas uno de los serviolas anunció, para alivio del Comandante, que veía “humo por la proa” (algo que en 1916 solía significar “vapor a proa”). La presencia de compañía parecía indicar que iban por buen camino, fue una pena que el humo anunciado por el serviola procediera de la chimenea del aserradero Hammond que, como atinadamente señalan en su relato Kit y Carolyn Bonner, estaba situado en tierra. Pero todavía fue más penoso que, con niebla y el sol de cara, las dunas que tenían ante sus narices se confundieran con la mar y que el ruido de los diesel camuflara el de las rompientes. Un minuto más tarde el submarino, al igual que la chimenea de la serrería, también estaba en tierra, sólidamente clavado en la playa y “sumergido” en un turbador vapuleo de rompientes. Mientras bajaba presto por la escotilla de la vela huyendo de las “aguadillas” y en compañía de la guardia de puente, su desdichado Comandante ya debía tener dos cosas claras, que había “recalado” en Samoa Beach (un pelín al N) y que se había convertido en el "colega nº 28”.

El submarino H-3 poco después de varar en la playa (Foto Treasure Island Museum/San Francisco Call Bulletin)


Aunque se trató de enviar una petición de auxilio por radio, al poco falló la energía eléctrica y el auxilio acabó llegando por una vía más acorde con el espíritu de esta historia: tres niños que iban a la escuela vieron el submarino en la playa y, alucinados, se lo contaron a su maestro, quien les indicó que avisaran desde el teléfono del aserradero a la estación de salvamento del Coast Guard en Humboldt Bay. Inicialmente, el personal del Coast Guard consideró muy peligroso un salvamento desde la mar pero, hacia las 1500, tras colocar tres guías a bordo desde tierra con cañón lanzacabos y cosechar tres fracasos al intentar tender el andarivel por los movimientos del submarino y la precaria situación de su dotación, barrida por las olas, el equipo de salvamento obsequió al público con una exhibición de virtuosismo botando una embarcación desde la playa, cruzando las rompientes con ella y consiguiendo colocar un andarivel en el submarino. Poco después toda la dotación estaba en tierra, con la faz un tanto verdosa tras las emociones del día si hemos de creer el relato.

El H-3 había entrado en servicio el 16 de enero de 1914, tenía 30 mts de eslora y apenas si desplazaba 358 tons en superficie. La armada norteamericana debió razonar que a): dado que ni siquiera habían disfrutado tres años del juguete no procedía “olvidárselo” en la playa, b): dado que era más bien pequeñajo con un pequeño tironcito volvería a estar a flote y c): dada la proverbial resistencia al vapuleo del casco de un submarino, con una capa de pintura quedaría como nuevo. No era un mal razonamiento y de hecho dos de las tres premisas se demostraron correctas, pero aún faltaban treinta y dos años para que naciera (casualmente en California) el descubridor de “La Ley de Murphy” y, por ello, en este asunto la US Navy jugaba con desventaja. En pocos días se presentaron ante la playa el remolcador USS Iroquois y el monitor costero USS Cheyenne (nodriza del H-3) para intentar dar al pequeño submarino el “tironcito” del apartado b) con los 3.400 HP que sumaban entre ambos antes de que la arena, que ya se lo estaba comiendo, se lo tragara del todo. Tras ímprobos esfuerzos para Navidades sólo habían conseguido revirarle un poco la popa y el H-3 dio la bienvenida a 1917 tomando las uvas en la playa.

Como todo el mundo tiene derecho a una oportunidad la marina recibió por entonces una de esas propuestas que un inglés fino calificaría como “shocking”: con un enfoque ciertamente radical, la Mercer-Fraser Lumber Co (unos madereros locales), ofertaba sacar el submarino por tierra y transportarlo a buen puerto como un simple bulto por apenas 18.000 dólares. No sé si “to scoff” resulta fino en “americano”, pero en mis fuentes hay un “the Navy scoffed at this plan” que mi cibernético diccionario se empeña en traducir como “se burlaron”. Bueno, puede que pensaran que era un simple problema de caballos y en las películas de John Wayne la caballería en cantidad siempre salva la situación (¡más madera!, que diría Groucho Marx). Pero hablando de madera, ahora recuerdo que en otra película unos madereros norteamericanos se lo montaban de fábula transportando por aire, tierra y agua (en esta secuencia) enormes y pesadísimos troncos a las órdenes de Paul Newman. Si exageramos un poco, un submarino pequeño podría considerarse como un tronco descomunal ¿no?. Pues no, se optó por la más ortodoxa caballería. Concretamente por los veintiún mil caballos del Milwaukee.

Segundo acto: Perder el crucero

El USS Milwaukee (C-21) ya había nacido con vocación de segundón y, además de ser el segundo de su nombre en la marina de los Estados Unidos, era el segundo de los tres cruceros protegidos de la clase St. Louis, una familia poco exitosa armada con un batiburrillo de piezas cuya disposición podría considerarse un paso atrás con respecto al Brooklyn (sí, el que nos vapuleó en Santiago) y cuya protección de “celulosa” (léase madera) podría considerarse una mala herencia del Olympia (sí, el que nos vapuleó en Cavite). Como además le habían puesto la quilla en 1902, cabe pensar que en su diseño habrían influido las “lecciones” de la Guerra Hispano-Norteamericana, tan obsoletas como las escuadras que allí nos fueron machacadas. En esta tesitura tiene su gracia imaginarnos al Milwaukee como una secreta venganza de Montojo, lo cierto es que entró en servicio en diciembre de 1906, pasó a la reserva en 1908 y fue decomisionado en 1910. Tras volver al servicio activo en 1913, estaba siendo reacondicionado como nodriza de submarinos en el Arsenal de Mare Island cuando la quilla del H-3 estableció contacto con la patria por lo que, sin haber terminado su reconversión en buque nodriza, el desconcertado crucero hubo de emprender viaje el 6 de enero hacia Humboldt Bay, ahora reconvertido en buque de salvamento. No parece una unidad a la que se tomara muy en serio, leo que “in command of the overall expedition” figuraba el “Lieutnant W.F.Newton”, al que quiero suponer más bien “Lt. Cdr.” que “Lt. Jr. Gr.”, y ¡horror!, que “no one in the expedition was familiar with large-scale salvage”.

La travesía transcurrió sin novedad y el Milwaukee se reunió frente a Samoa Beach con el Iroquois y el Cheyenne, que ya estaban desarrollando una considerable barba desde el mes anterior por aquellos parajes. El área de trabajo era una playa de orientación NE-SW con fuertes corrientes paralelas a tierra, bancos de arena que cambiaban de situación de un día para otro, una mar de fondo cuyo “fetch” llegaba hasta el Japón y las típicas rompientes a las que se debe que el surf sea un invento californiano. La idea era fondear el crucero con las dos anclas espiadas y tender un grueso cable de acero entre una de las piezas artilleras de popa y el submarino. A la hora H, fijada para la segunda pleamar del día 13 de enero, con el Iroquois firme en la amura de estribor del crucero para evitar que su proa abatiera hacia el SW con la corriente y el más potente Cheyenne por la aleta de babor para ayudar a tirar, se daría avante y se intentaría sacar al submarino. Debo confesar que las dos únicas descripciones detalladas de la maniobra que he podido localizar incurren en una imprecisión importante: el papel de las anclas, que en todo caso trabajarían sobre un fondo de arena.

El “Milwaukee” (a la izda.de la fotografía) preparándose para dar remolque al submarino H-3 varado en la playa (Foto U.S.Naval Historical Center)


El plan de Newton causó una fuerte impresión (negativa) al Coast Guard y a los pescadores locales, cuyas relaciones con Samoa Beach estaban marcadas por el saludable mosqueo que sólo se consigue tras algunos centenares de experiencias desagradables. Y entonces la mar, que debía estar de excelente humor tras zamparse un submarino, concedió a Newton otra oportunidad en forma de serio “toque”. Con el Milwaukee ya fondeado a unas cuatro esloras de la primera línea de rompientes, y justamente cuando la lancha prestada por el Coast Guard estaba a punto de llegar a la playa con el cabo mensajero, una enorme ola levantó al crucero dejando al descubierto sus hélices, e incluso la quilla en buena parte de su eslora. Instantes después mensajero, lancha y lancheros eran indignamente arrojados a la playa en desordenado revoltijo. Cuentan las crónicas que los expertos locales rogaron encarecidamente a Newton que desistiera de su plan, pero a media tarde del día 12 todo estaba preparado, con los 6,5 mts de calado del Milwaukee fondeados en 12,5 de agua y a 500 de las rompientes. También cuentan que una gran multitud de mirones procedente de muchas millas a la redonda se fue concentrando en la playa para no perderse el desastre.

A las 1500 del sábado día 13 comenzó la maniobra y, apenas comenzada, mamá naturaleza ya había dejado al atribulado Newton en un limbo gris cubriendo la zona de espesa niebla. Algo después (es de suponer que tras levar), la proa del crucero comenzó a caer a babor arrastrada por la corriente y, justo entonces, intervino el espíritu de Murphy (que ya debía flotar sobre las aguas) haciendo que el Iroquois se disolviera en la niebla tras hacer trizas su propio remolque con la hélice en lugar de cumplir su parte del plan manteniendo la proa del Milwaukee contra la corriente. Bonita situación, un crucero de 9700 tons y 130 mts de eslora sufriendo una fuerte corriente de costado en medio de la niebla ¡con la popa sólidamente trincada a la playa y a 500 mts de las rompientes!. Antes que nadie comience a dar órdenes conviene considerar, aparte la inexistencia en 1917 de radar y VHF, un pequeño detalle que podemos olvidar hasta los profesionales: si algo trinca realmente la popa, el timón anexo puede ser tan inútil como un destornillador de plastilina, justamente por eso los remolcadores tienen el gancho a media eslora. Y si alguien quiere dar atrás para coger cancha no se olvide que, justo a popa, están la playa y el cable de remolque. ¡Y dónde está ese remolcador! ¡Y dónde estamos nosotros! ¿Y por qué ahora la mar viene de través? Y ya está.

El “Milwaukee” con su dotación agrupada en cubierta poco después de la varada; obsérvese la rompiente y las dos lanchas de la izda., botadas desde tierra por el Coast Guard y con toda probabilidad ocupadas en ayudar a tender el andarivel (Foto Emma B.Freeman/U.S.Naval Historical Center)



Tras recorrer un arco de unos 60º trincada al extremo de un péndulo de 900 mts de cable, la popa del crucero golpeó el fondo a las 1542 y, al poco, la resaca había terminado el trabajo iniciado por la corriente; a las 1610 el Milwaukee estaba atravesado sobre la playa con 20º de escora. Consta que el “Iroquois” se pudo buscar la vida entre la niebla (seguramente navegando a ciegas con rumbo NW), y otro tanto debió hacer el “Cheyenne” tras picar remolque. En cambio, el grueso cable de acero que unía al Milwaukee con la playa lo arrastró directamente a la tumba. Como el crucero tenía dos ejes unidos a sendas máquinas alternativas, es posible que una ciaboga sobre estribor hubiera dado a su comandante los minutos extra necesarios para largar el remolque, pero pontificar sobre el tema es torear a toro pasado. Hay que decir en honor a Newton que, en las fotos tomadas inmediatamente tras la varada, el único escobén visible tiene el ancla fondeada.

Tercer acto: Salvar lo salvable

Cuenta la leyenda que, cuando la enorme resaca llevó en volandas al Milwaukee hasta una sonda de 4 mts y lo dejó tirado a apenas a 300 de la orilla, resonó por la playa un silencioso coro de “I told you so” de los expertos mirones. En un contexto más relajado, su desventurado comandante hubiera podido formular al menos una “cuarta ley de W.J. Newton sobre la atracción universal de los buques”, según la que “todo cable tendido para atraer un submarino hacia un crucero puede atraer igualmente un crucero hacia un submarino” o, alternativamente y en caso de ser de letras, identificar el drástico cambio de papeles entre remolcador y remolcado como una avanzadilla de la inminente “revolución del 17”. Pobre hombre, en realidad y bromas aparte más bien rondaría su cabeza un “pero... ¿cómo ha podido ocurrirme ésto?” si no un “pero... ¿qué es lo que me ha ocurrido?”.

Si algún lector tiene la misma duda le propondré lo que uno de mis ex-comandantes denominaría un “símil hidráulico”, y que mis colegas me perdonen: imaginemos a un buque como un carrito de supermercado a “plena carga” ya que, como los buques, los carritos de supermercado cargados se conducen mejor empujando lateralmente su parte trasera hasta que la delantera apunta en la dirección correcta. Continuemos imaginando que somos un moderno marido-carrista al que le ha tocado en suerte el clásico cascajo con la rueda delantera izquierda fosilizada (la corriente de costado): ahora, si queremos avanzar en línea recta con el carro cargado habremos de chafarnos la espalda haciendo extraños esfuerzos laterales (el timón), un destrozo muscular que yo conjuraría obligando a mi hija (el Iroquois) a tirar de la parte delantera derecha del carro en la dirección adecuada. Y en esto, se nos cuelga de la parte trasera izquierda un niño que quiere ayudarnos (el Cherokee), de la trasera una vaca que no se deja arrastrar (el submarino) y la niña se retira a la pata coja con el dedo meñique lesionado por el carro, que al punto comienza a derivar velozmente hacia la esposa del campeón local de lucha libre. El escándalo está asegurado, y dar “avante toda” solo servirá para que nos partan la cara con más entusiasmo.

Volviendo al caso que nos ocupa, tras recoger del suelo los pedazos de su cara Newton ordenó emitir por radio una petición de auxilio y, como el mes anterior, enseguida se presentó en la playa un equipo de salvamento armado de andarivel y cañón lanzacabos, pero esta vez con 438 potenciales clientes en lugar de los 25 hombres del pequeño H-3. La maniobra de evacuación empezó mal, sólo se consiguió colocar una guía a bordo tras varios intentos y los continuos movimientos del buque hacían difícil mantener tendido el andarivel con seguridad por lo que, como era de temer, el primer aeronauta resultó “catapulted into the surf”. Después que el segundo expedicionario sufriera “the same fate” se enmendó el anclaje del andarivel a un punto más elevado del crucero y, por lo que leo, simultáneamente comenzaron a disminuir los movimientos del buque, un cambio de coyuntura que debió aliviar la ansiedad del siguiente “voluntario” y facilitar el exitoso aterrizaje de los 435 que le seguían en la fila. No olvidemos que la varada había ocurrido en pleamar y que, según bajaba la marea, no solamente el casco estaría mejor asentado en la playa, sino que se trabajaría con un andarivel más corto. Cuando las circunstancias de la marea lo permitieron se finalizó la evacuación mediante barqueo y, ya en tierra, la dotación fue alojada inicialmente en la serrería Hammond, en el Club Sequoia y hasta en domicilios particulares, pues el vecindario se desvivió en hacer entrar en calor a los náufragos mediante hogueras, café, mantas... y generosas raciones de whisky que, según consta, terminaron por animar considerablemente la velada.

Evacuación del “Milwaukee” por andarivel; apréciese el tamaño de los troncos con que tenían que lidiar los madereros locales (Foto CA Ammen C.Farenholt/U.S.Naval Historical Center)

En buena lógica la marina podía haber enviado un acorazado para rescatar al crucero, pero sus mandamases ya debían estar algo escamados con Samoa Beach y al final terminaron enviando a los chatarreros, aunque también con gran estilo. La Mercer-Fraser Lumber Co. (la de los madereros radicales) recibió el encargo de tender un puente de madera desde la playa hasta la cubierta del Milwaukee y la Northwestern Pacific Railroad (la de las películas del Oeste) el de construir un ramal de ferrocarril sobre dicho puente. Y así nació Camp Milwaukee, durante los meses siguientes y a despecho de la condenada playa cientos de toneladas de artillería, munición, suministros y maquinaria de todo tipo abandonaron el crucero por vía férrea hasta quedar éste reducido a un cascarón vacío. En marzo de 1917 la Navy decomisionó por segunda vez al Milwaukee, en noviembre de 1918 un temporal le partió el espinazo y al año siguiente fue dado de baja como unidad naval. Sus restos fueron vendidos por 3.000 dólares en agosto de 1919 pero, durante el siguiente cuarto de siglo, permanecieron tirados en la playa y más o menos de una pieza hasta que, durante la siguiente guerra, la demanda de metal hizo rentable el desguace de la parte aún visible.

Desarme del “Milwaukee”; obsérvese el puente de madera para el ramal de ferrocarril (Foto Treasure Island Museum/San Francisco Call Bulletin)


Pero el puente de madera no fue el único encargo que la Mercer-Fraser recibió de la marina. En apenas un mes, tras un cuidadoso estudio y la cuidadosa colocación de unos rodillos bajo la quilla, los madereros se las arreglaron para extraer el submarino de la playa y llevárselo a rastras sobre las dunas hasta Humboldt Bay donde el 17 de Abril de 1917 ya estaba a flote y listo para dar avante, y todo por unos módicos 18.000 dólares. Con tipos así se comprende que la conquista del oeste fuera un juego de niños. El H-3 permaneció en servicio activo como buque insignia de la SubDiv7 y con base en Los Angeles hasta 1922, año en que se trasladó con el resto de su escuadrilla a Hampton Roads para ser decomisionado; en 1930 causó baja como unidad naval y al año siguiente fue desguazado. Su peculiar programa de extensión de servicio activo había salido por un total de 7.018.000 dólares: 7.000.000 en concepto del coste de un crucero protegido y 18.000 en concepto de gastos varios.

El H-3 “navegando” por la playa bajo el mando de los madereros (Foto Freeman Art Co/U.S.Naval Historical Center)



Para entonces ya hacía un año que también habían sido vendidos como chatarra los dos hermanos del Milwaukee, el St. Louis (C-20) y el Charleston (C-22), y tres que había sido dado de baja, en 1928, el tornadizo remolcador Iroquois. Es curioso comprobar que el monitor Cherokee, ya anacrónico en 1917, todavía figuraba en situación de actividad en un registro de 1936, pero aún lo es más descubrir que el último superviviente de esta historia haya resultado ser el propio Milwaukee, pues la voracidad de las arenas y la parsimonia de sus desguazadores han conseguido que, al día de hoy, el cadáver sin superestructuras del viejo crucero permanezca profundamente enterrado en Samoa Beach a la espera del Juicio Final. Aunque no he podido localizar referencias posteriores acerca del pobre Newton, confío y deseo sinceramente que la suerte le haya tratado el resto de sus días con más consideración que aquel nefasto 13 de enero.

Conclusiones: Salvar la cara

He comenzado este artículo con una historia apócrifa y finalizaré con otra, la de aquel militar golpista del siglo pasado que, tras ver fracasado su pronunciamiento y comparecer ante un consejo de guerra, fue requerido por el fiscal a confesar “qué apoyos esperaba conseguir para su intentona”. Su respuesta (“el suyo, de haber triunfado”) es un buen exponente de la importancia de la suerte. Resultaría divertido constatar cuantas veces una deficiente planificación, marinera o militar, habrán propiciado un improbable éxito en circunstancias desesperadas y el consiguiente reparto de premios. Puedo imaginarme perfectamente a un Newton que hubiera sacado el submarino de un tirón condecorado, ascendido y dando conferencias de maniobra en Annapolis. Su desprecio por la oceanografía no sería otra cosa que audacia, los expertos locales se verían reducidos a pusilánimes provincianos y cualquiera de nosotros que hubiera pedido otros dos remolcadores y quinientos metros adicionales de cable tildado de inseguro mediocre. Y en esto, alguien que es incapaz de mantener su propio remolque a salvo de su propia hélice hace estallar la burbuja originando que, un siglo más tarde, en lugar de dar nombre a una escuela de maniobra, Newton figure asociado a “an amateur approach to salvage”.

De esta aventura yo extraería dos conclusiones, una marinera y otra institucional. La marinera es obvia: si queremos seguir disfrutando de las ventajas de un timón que sirva para algo hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos firme a popa. Aunque el problema no resulte evidente en aguas abiertas y en una unidad naval sobrada de caballos, puede darse el caso de que un buque “menos gris” (o un escenario más confinado) nos hagan descubrir nuevos significados para la palabra impotencia. La otra conclusión es más subjetiva. Releyendo un artículo aparecido hace tres años en esta misma revista sobre la pérdida del crucero “Blas de Lezo” (tras comerse en 1932 un pedrusco no cartografiado), se puede observar que gran parte del relato está dominado por el estruendo de otro tipo de pedruscos cayendo sobre el tejado de la empresa.

Por contra, no he podido encontrar entre el material con el que he pergeñado esta historia un solo ataque contra la marina norteamericana más allá de la sana guasa para con alguno de sus componentes. De hecho, y pese a lo espectacular del doble desaguisado, ha sido por auténtica chiripa como me he enterado de un suceso que, tras algunas desinhibidas carcajadas, fue superado sin más. Tiemblo sólo de imaginar que salvamento tan notable hubiera tenido lugar en un país con tan poco sentido del humor como el nuestro. Hasta la marina más potente del mundo está compuesta de simples seres humanos pero mucho me temo que, transcurridos ochenta y tres años, los componentes de la nuestra aún podríamos escuchar la historia (en coplillas populares) al circular por las calles (disfrazados de lagarterana) camino de nuestro destino (una zodiac con tirachinas).

BIBLIOGRAFIA Y FUENTES
Este artículo está basado fundamentalmente en la obra de Kit y Carolyn Bonner “Great Naval Disasters - U.S. Naval Accidents in the 20th Century”, (MBI Publishing Co, Osceola WI 1998). Lo esencial del relato he podido contrastarlo en Internet sobre una recopilación de J. Christley del “U.S. Naval Submarine Force Information Book” y, también en Internet, en una transcripción del vol. 4 de la edición de 1969 del “Dictionary of American Naval Fighting Ships”.

Volviendo al papel, algunos datos proceden de la edición facsímil del Jane’s de 1919 (Studio Ed., London 1990), de “Les Flottes de Combat” (Societé de Editions, Paris 1936) y de la edición española de la obra de Guido Gallupini “Cruceros de Todo el Mundo”, (Espasa-Calpe, Madrid 1984). Los Bonner citan en su bibliografía una obra monográfica que no he podido consultar: “The Loss of the Navy Cruiser USS Milwaukee” (Hillman Raymond, Pride of the River 1994).

sábado, 5 de julio de 2025

Crucero blindado: clase Nueva Orleans (1896)

Crucero clase Nueva Orleans (1896)

Estados Unidos (1896): Crucero protegido CL-22 New Orleans, CL-23 Albany 1897-1930


La clase New Orleans eran dos cruceros protegidos construidos inicialmente en Gran Bretaña en Elwick Yard (Armstrong Whitworth) para la Marina brasileña. La Marina brasileña había pedido cuatro inicialmente, pero ya había vendido el primero durante la construcción a Chile y otro fue entregado a Brasil (Almirante Barroso), el tercer barco se equipó como Amazonas, el cuarto ordenó como Almirante Abreu. Pero el 16 de marzo de 1898, la Marina de los Estados Unidos compró los barcos aún no entregados para evitar la adquisición por parte de la Armada española en tiempos de altas tensiones sobre Cuba, con el fin también de aumentar la fuerza de cruceros de la Marina estadounidense, justo antes de la Guerra Hispano-Americana. New Orleans participó en la guerra, así como en la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa en Siberia. Albany (ex-Almirante Abreu) ??se perdió la guerra, pero vio la Guerra Filipino-Americana y la Primera Guerra Mundial como la Guerra Civil Rusa como su hermano. Ambos sirvieron como actualizaciones de los estándares de construcción naval británicos y una vez que cumplieron su papel y otros, fueron descartados en 1930.

Desarrollo



Por una vez, este es un tema que no generaría mucho debate sobre el desarrollo temprano de los cruceros estadounidenses, ya que hubo cruceros de exportación Armstrong Whitworth típicos de la época, simétricos y con un armamento relativamente uniforme que combinaba, sin embargo, cañones de calibre 6 y 5 pulgadas combinados con el conjunto habitual de cañones antitorpedos ligeros Hotchkiss y todavía tres tubos de torpedos. Como cruceros protegidos (nueva denominación CL). Curiosamente, inicialmente carecían de números de casco. Solo el 17 de julio de 1920, con la configuración de una nueva nomenclatura, se les designó con los números de casco PG-34 (cañonera) y PG-36. Pero el 8 de agosto de 1921 fueron rediseñados como cruceros ligeros, CL-22 y CL-23. Fueron diseñados por
Sir Philip Watts , que sucedió al legendario diseñador Sir William Henry White (que se fue en 1885). Sir Philip Watts KCB FRS (30 de mayo de 1846 - 15 de marzo de 1926), como arquitecto naval británico, firmó cruceros Elswick inmediatamente reconocibles para la mayoría de las armadas, excepto Francia y Alemania, así como el acorazado revolucionario HMS Dreadnought.

Diseño

Casco y diseño general



Como los cruceros típicos de Elswick, tenían castillo de proa y castillo de popa, dos cañones principales en el eje de la cubierta de este último y la artillería principal estaba concentrada en los sponsons a lo largo de la cubierta inferior de la batería principal detrás de las amuradas. Esto permitió tanto la navegabilidad como la estabilidad, pero limitó las tácticas a las andanadas, que seguían siendo la norma de la época, como lo demuestra perfectamente la maniobra de libro de texto de Dewey en Manila. Tenían una apariencia simétrica: castillo de proa y castillo de popa de aproximadamente la misma longitud, 1/3 de la longitud total, dos mástiles militares (cada uno con dos de combate, más un tope de observación con proyector), dos chimeneas altas ubicadas en el cielo, los cañones más grandes con sponsons de 6 pulgadas estaban en las "esquinas" de la cubierta de la batería, sponsons y con recortes en el casco a proa y popa para un fuego de persecución o retirada de tres cañones.

El casco tenía entradas inclinadas con una quilla uniforme durante aproximadamente 2/3 de la longitud, una proa de ariete submarina pronunciada y una popa de crucero estrecha. Cuatro de los cañones más pequeños estaban en casamatas a proa y a popa del casco también bajo recortes. Los mástiles nunca estuvieron destinados a ser aparejados, pero podrían recibir un aparejo de goleta en el papel. También tenían seis botes utilitarios bajo pescantes suspendidos sobre la cubierta de la batería y una pasarela (cubierta estrecha para huracanes) desde el castillo de proa hasta el castillo de popa que rodeaba las chimeneas y los respiraderos de aire de cuello de cisne.
El casco desplazaba 3.769 toneladas largas (3.829 t) "estándar" para una eslora total de 354 pies 5 pulgadas (108,03 m), una manga de 43 pies 9 pulgadas (13,34 m) y un calado de 18 pies (5,5 m). Un producto bien pulido con una artillería equilibrada, eran plataformas estables con contraquillas.

Planta motriz

La planta de ingeniería de los New Oerlans comprendía dos ejes con hélices de cuatro palas, impulsadas por dos motores de triple expansión vertical invertidos, que divergían entre los barcos. Para el buque líder, por Humphrys & Tennant y Hawthorn Leslie para Albany. Estaban alimentados por cuatro calderas marinas escocesas de doble extremo alimentadas con carbón para una potencia total de 7500 ihp (5600 kW) y una velocidad de diseño de 20,5 nudos (38,0 km/h; 23,6 mph), como se demostró en las pruebas. En carga normal, transportaban 512 toneladas de carbón, que podían aumentarse a 747 toneladas en tiempo de guerra (la navypedia indica 747 para CL22 y 767 para CL23). Esto les permitía, en promedio, recorrer 4000 millas náuticas (7400 km) a 10 nudos (18,5 km/h).

Protección

El blindaje Harvey, un proceso patentado por los EE. UU. y utilizado en Gran Bretaña, fue elegido como el más reciente y mejor. El esquema también era típico de los cruceros protegidos de la época.
- Cubierta blindada: 3+1/2 pulgadas (89 mm) en las pendientes laterales, 1+1/4 pulgadas (32 mm) en la sección central plana.
- Cañones principales: escudos de 4 pulgadas (102 mm)
- Torre de mando: blindaje de 4 pulgadas (102 mm).
Algunas fuentes añaden: 4 pulgadas (102 mm) en el glacis de la sala de calderas.

Armamento



La clase New Orleans originalmente estaba armada con seis cañones de fuego rápido (RF) de 6 pulgadas (152 mm)/50 calibres, cuatro cañones RF de 4,7 pulgadas (119 mm)/50 calibres, como es típico en los cañones de exportación de fabricación británica de la misma Compañía. Los cañones de 6 pulgadas eran probablemente Elswick Pattern DD, los cañones de 4,7 pulgadas eran Pattern AA.

Por lo tanto, es probable que se mantuvieran como estaban para ganar tiempo y se convirtieron en únicos en la Marina de los EE. UU., designados como "cañones Armstrong Mark 5 de 6"/50 calibres", "cañones Armstrong Mark 3 de 4,7"/50 calibres". Esto se completó con 18 cañones ligeros para una defensa más cercana y cuatro ametralladoras Maxim desmontadas más tres tubos lanzatorpedos. En general, un armamento bien equilibrado.

Cañón Mark 5 de 6 pulgadas/calibre 50



Modelo británico Elswick DD. Dispuestos con uno en cada lado de proa y popa, dos en cada lado de proa y popa en los costados con barquillas para fuego hacia adelante o hacia atrás.

No hay más información sobre estos.

Mark 3 de 5 pulgadas/50 (127 mm)

Estos cañones de 4,7 pulgadas, también de tipo AA, se encontraban en el costado, bajo escudos y recortes en los baluartes, y solo podían disparar de costado. Disparaban más rápido y tenían un alcance más corto en comparación con los cañones principales.
Masa: 4200 lb (1900 kg), longitud 236,2 in (6,00 m), cañón 231,1 in (5,87 m) de diámetro (48,9 calibres)
Proyectil: 45 lb (20 kg) 4,724 in (120 mm), Velocidad inicial 2215 ft/s (675 m/s)
Elevación -3° a +20°, alcance 9900 yardas (9053 m).
Cadencia de fuego: 5-6 disparos por minuto.

Cañón Hotchkiss Mk.I de 6 libras (57 mm (2,2 pulgadas))

Diez cañones Hotchkiss RF de 6 libras y 57 mm (2,2 pulgadas). Cuatro de ellos estaban en casamatas recortadas en los castillos de proa y popa. Dos estaban en la cubierta de popa, dos probablemente en recortes de la amurada en medio del barco, dejando dos probablemente cerca del puente o en sus alas.
Hotchkiss Mark I estándar con 57x307R a 25 rondas por minuto y 1.818 pies por segundo (554 m/s) a un máximo de 4.000 yardas (3.700 m).

Cañón Hotchkiss Mk.I de 1 libra (37 mm (pulgadas))

Ocho cañones RF de 1 libra de 37 mm (1,5 pulgadas), también llamados "Hotchkiss Light, Short, Mark 1: calibres 20 y 27". 25 rpm, proyectil HE de 1,058 libras (0,48 kg) por unidad a 1.500 pies por segundo (457 millas por segundo) y a un alcance de 3.500 yardas (3.200 m). Probablemente estaban ubicados en las cuatro cimas de combate.
Como complemento, también tenían cuatro ametralladoras Maxim de 7,62 mm (.30 cal.) que probablemente iban con carruajes con ruedas para ser utilizadas en los grupos de desembarco, como era habitual en la época.

Tubos de torpedos

Tres tubos lanzatorpedos de 18 pulgadas (457 mm) para torpedos Whitehead, uno en la proa sobre el agua, dos en el través, lo mismo, debajo de las compuertas ubicadas cerca del final del castillo de proa. Probablemente dispararon el Whitehead Mark I.

Actualizaciones

Este armamento singular causó problemas de compatibilidad con la cadena logística de la Armada de los Estados Unidos. Por ello, en 1903, durante las reformas en el Astillero Naval de Cavite, sus cañones de 4,7 pulgadas fueron reemplazados por cañones Mark 5 estándar de 5 pulgadas (127 mm)/calibre 50. En 1907, esta conversión se completó cuando los cañones de 6 pulgadas fueron reemplazados por cañones adicionales de 5 pulgadas para una batería completamente uniforme. Era el momento, ya que entre los ejercicios de artillería y la guerra de 1898, habían gastado la mayor parte de sus municiones. Sus tubos de torpedos también fueron eliminados en 1903 por ser redundantes y una posible debilidad.

Sus antiguos cañones fueron reubicados en la bahía de Subic en la isla Grande entre 1907 y 1910 y pasaron a operar para el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Mientras tanto, el Cuerpo de Artillería Costera estaba construyendo defensas modernas en Fort Winnipeg. En 1918, hubo otra remodelación. Los cruceros perdieron dos cañones principales, pero ganaron un cañón antiaéreo estándar de 3 pulgadas (76 mm)/calibre 50. Uno de los cañones de 6 pulgadas que le habían quitado, el Mark 5, fue entregado al Ejército, convertido en un acorazado de campaña M1917B para cubrir las ofensivas en el Frente Occidental.

? especificaciones

Desplazamiento 3.769 toneladas largas (3.829 t)
Dimensiones 354 pies 5 pulgadas x 43 pies 9 pulgadas x 18 pies (108,03 x 13,34 x 5,5 m)
Propulsión Motores IVTE de 2 × ejes, 4 calderas de vapor DE, 7500 ihp (5600 kW)
Velocidad 20,5 nudos (38,0 km/h; 23,6 mph)
Rango 25.520 millas náuticas (47.260 km; 23.370 mi) a 10 nudos (19 km/h; 12 mph)
Armamento 6x 6 pulgadas/50, 4x 4,7 pulgadas/50, 10x 6 libras, 6x 1 libra, 4x ametralladoras Maxim MG, 3x TT de 18 pulgadas
Protección Cubierta de 1,3 a 3,2 pulg. (32 a 89 mm), CT de 4 pulg. (102 mm), protectores de 4 pulg.
Multitud 366 en total


Carrera de la clase de Nueva Orleans

USS Orleans (CL-22)



Fue botado en 1895 como el Amazonas brasileño y botado el 4 de diciembre de 1896 en Armstrong, Mitchell and Company, Newcastle upon Tyne. Fue recomprado por los EE. UU. y comisionado como USS New Oerlans el 18 de marzo de 1898. Zarpó el 27 de marzo para su equipamiento en Nueva York, cuando la guerra hispano-estadounidense estaba a punto de estallar (21 de abril). Salió de Norfolk en Virginia el 17 de mayo para unirse al escuadrón volador frente a Santiago de Cuba el 30 de mayo. Un día después, reconoció el puerto, avistó y abrió fuego contra los barcos españoles y las baterías costeras. Participó en dos misiones de bombardeo más el 6 y el 16 de junio, pero regresó para recuperarse en Key West, perdiéndose la
batalla de Santiago de Cuba el 3 de julio.



Pintura de Manuel Jordan que muestra al USS New Orleans (a la derecha) quemando el vapor español Antonio López (a la izquierda) varado cerca de la costa de Puerto Rico.

Este verano permaneció en la línea de bloqueo San Juan-Puerto Rico hasta la bahía de Guantánamo, y acabó con el vapor español Antonio López el 16 de julio, así como capturó al corredor de bloqueo francés Olinde Rodrigues, el 17 de julio. De regreso a Filadelfia el 20 de octubre (Jubileo de la Paz), realizó su primer viaje en tiempos de paz desde Nueva York a su ciudad homónima del 16 al 29 de mayo de 1899. Después de los ejercicios de verano (Atlántico), salió de Nueva York el 21 de octubre hacia la Flota Asiática vía las Azores y Port Said, Canal de Suez, y llegó a Manila el 21 de diciembre. Durante 5 años fue el buque insignia de la escuadra y realizó cruceros a la costa de China. Relevada por Baltimore, salió de Cavite el 27 de diciembre de 1904 hacia Mare Island (27 de enero de 1905) para ser dada de baja el 6 de febrero.



El 15 de noviembre de 1909 fue puesta en servicio nuevamente y enviada a Yokohama (25 de abril de 1910) para unirse al escuadrón, navegó hasta regresar a Bremerton el 14 de febrero de 1912 y fue dada de baja en la reserva.



Retomada su puesta en servicio el 31 de diciembre de 1913, patrulló la costa oeste de México en 1914 y observó la campaña naval de Topolobampo en el Golfo de California (Revolución Mexicana) y tres Batallas de Topolobampo. A continuación entrenó a la Milicia Naval de Washington y regresó a aguas mexicanas, para luego ser puesta a punto en Puget Sound y, vía Panamá, tener su base en Hampton Roads el 27 de agosto de 1917.

Cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, escoltó convoyes desde la ciudad de Nueva York hasta el destructor RDV RN y hasta la costa francesa hasta el 16 de enero de 1918. Salió de Nueva York hacia la Estación Asiática de Yokohama vía Honolulu (13 de marzo), luego navegó a China-Filipinas, pero del 17 de julio al 20 de diciembre de 1919 se convirtió en un barco de estación en Vladivostok apoyando a los rusos blancos y sus aliados en Siberia.
De regreso a Cavite para una reparación, regresó a Vladivostok para apoyar a la Fuerza Expedicionaria Aliada del 20 de mayo al 27 de septiembre de 1920, realizó otro viaje de suministro y un último despliegue del 14 de febrero al 17 de agosto de 1922. Regresó a Mare Island el 23 de septiembre para ser dada de baja el 16 de noviembre, pero no fue puesta en servicio hasta el 13 de noviembre de 1929, y luego fue vendida el 11 de febrero de 1930 a BU.

USS Albany (CL-23)



Albany fue originalmente botado en Newcastle upon Tyne como su gemelo, pero el 8 de diciembre de 1897 para la Marina brasileña (Almirante Abreu), recomprado el 16 de marzo de 1898, rebautizado Albany cuando fue botado en febrero de 1899, comisionado el 29 de mayo de 1900 por un costo total de $ 1,207,644.13 con casco y maquinaria pero sin armamento ni municiones. Shge todavía estaba equipándose cuando estalló la guerra y no estaba listo a tiempo para ninguna operación.

En cambio, el 26 de junio de 1900, partió hacia el lejano oriente y llegó a Cavite el 22 de noviembre, la Flota Asiática durante siete meses siendo reacondicionado en Hong Kong (diciembre de 1900-17 de febrero de 1901) y partió el 3 de julio hacia la Estación Europea vía Suez y el Mediterráneo el 15 de septiembre y en camino visitó muchos países y puertos de la zona. En el Atlántico el 18 de junio de 1902 vía Cherburgo y Southampton se unió al USS Illinois, USS Chicago, USS San Francisco el 12 de julio para ejercicios que incluyeron el Mar Báltico, parando en Estocolmo, Kronstadt, Copenhague y fue al Mediterráneo vía Plymouth antes de partir en noviembre hacia las Indias Occidentales para maniobras tácticas hasta enero de 1903. Después de un reacondicionamiento en Boston y el Astillero Naval de Nueva York, partió de regreso a Europa el 15 de febrero de 1903, vía el Mediterráneo, transitó Suez en mayo de 1903 hacia el Lejano Oriente vía Hong Kong.

Se unió a la Flota Asiática estacionada en Yantai, norte de China y fue reacondicionada en Kobe y Yokohama, luego navegó a Hawai y más tarde a Guam antes de llegar a Cavite el 20 de enero de 1904. Estuvo en Shanghai en febrero y regresó el 22 de marzo. Hizo otro crucero a Shanghai y de regreso en abril y navegó de regreso a casa vía Guam y Honolulu a Bremerton, fuera de servicio en Puget Sound, inactiva durante tres años.
Recom. el 10 de junio de 1907 fue reasignada a la Flota del Pacífico, pero navegó por las costas occidentales de América Central y del Norte en misiones de entrenamiento y vigilancia de México, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Regresó a Mare Island el 18 de julio de 1909, luego fue transferida formalmente en enero al "Escuadrón de Servicio Especial", utilizado para desembarcar fuerzas de desembarco para proteger los intereses estadounidenses en México y América Central. En abril de 1909 rescató a los pasajeros del SS Indiana, encallado frente a la Isla Santa Margarita.



En septiembre de 1909 estuvo presente en las ceremonias de inauguración del Muelle Municipal de Santa Mónica. En octubre fue reacondicionada en Mare Island y regresó a la Bahía Magdalena y al Festival Portola en San Francisco. En 1910 patrulló frente a Nicaragua con la fuerza expedicionaria nicaragüense del contralmirante William W. Kimball. El 4 de agosto, después de una reparación, zarpó hacia el escuadrón asiático y llegó a Woosung, en China, el 15 de septiembre. El 20 de septiembre de 1913 salió de Yokohama rumbo a casa vía Honolulu y entró en San Francisco el 12 de noviembre para una reparación en Puget Sound, reserva el 23 de diciembre pero puesta en servicio nuevamente el 17 de abril de 1914. Estuvo en aguas mexicanas después del incidente de Tampico y desembarcó
en Veracruz . Desmantelada el 4 de diciembre de 1914, tuvo una revisión general hasta principios de 1915, entrenó a las milicias navales de Washington y Oregón, totalmente recomandada. el 12 de mayo de 1916 y en aguas mexicanas después del incidente de Columbus.

A principios de 1917 se unió a la Flota del Atlántico hasta que Estados Unidos entró en guerra.

El 5 de julio inició las escoltas de convoyes desde Nueva York y se convirtió en el buque insignia del Escuadrón 6 de la Fuerza de Patrulla de la Flota del Atlántico para el contralmirante William C. Watts. Hasta el 11 de noviembre de 1918, escoltó 11 convoyes. En 1919, regresó a la Flota Asiática, pero pronto fue enviada a Vladivostok en Siberia como su hermana, para varias misiones de apoyo a las tropas estadounidenses en tierra y enviar grupos de desembarco armados a tierra hasta que se retiró en la primavera de 1920 y regresó a sus tareas normales para la Flota Asiática. Se convirtió en cañonera el 17 de julio de 1920, luego en crucero nuevamente como CL-23 el 8 de agosto de 1921, partió en julio de 1922 hacia Mare Island el 6 de agosto, fue desmantelada el 10 de octubre de 1922 y atracó aquí hasta que fue desguazada el 3 de noviembre de 1929. Se vendió a BU el 11 de febrero de 1930.

Leer más/Fuente

Libros

Bauer, K. Jack; Roberts, Stephen S. (1991). Registro de buques de la Armada de los EE. UU., 1775-1990: Combatientes principales. Greenwood Press.
Burr, Lawrence (2011). Cruceros estadounidenses 1883-1904: el nacimiento de la Armada de acero. Osprey Publishing.
Friedman, Norman (1984). Cruceros estadounidenses: una historia ilustrada del diseño. Annapolis, Maryland: Naval Institute Press.
Gardiner, Robert; Chesneau, Roger (1979). Todos los buques de guerra del mundo de Conway 1860-1905.



sábado, 14 de diciembre de 2024

Crucero clase Isla de Luzón (1886)

Cruceros de la clase Isla de Luzón (1886)

Encyclopedia Naval




Armada (1887-1900): Isla de Luzón, Isla de Cuba, Marqués de la Ensenada

En 1885, el personal naval de la Armada (Armada Española) quería proteger mejor sus territorios de ultramar y encargó un nuevo diseño que sería un crucero colonial protegido barato para tareas de estación. El resultado fueron los tres cruceros de la clase Isla de Luzón pedidos en Gran Bretaña para los dos primeros en Armstrong, Elswick en 1886, completados el año nuevo en 1887. Se adquirieron los derechos para un tercer crucero que se construiría en España, Marqués de la Ensenada, ordenado al Arsenal de la Carraca el 24 de julio de 1887. No se completó hasta febrero de 1894 y no se desplegó en el extranjero. Como resultado, fue el único que sobrevivió a la guerra hispanoamericana de 1898 (desechado en 1900). Los otros dos fueron hundidos el mismo día después de la Batalla de Manila el 1 de mayo de 1898. Fueron reflotados y reacondicionados para el servicio en EE. UU., todavía activos en la Primera Guerra Mundial como cañoneros (el único estatus que podían pretender).

Diseño de la clase

Cuando se encargaron en Gran Bretaña, estos dos cruceros eran en realidad los más pequeños que se podían considerar "cruceros protegidos". Con un desplazamiento normal de 1.030 toneladas, eran del tamaño de cañoneros. Antes de estos, solo los cruceros sin protección de principios de la década de 1880 tenían tamaños similares, pero en general incluso ellos eran más grandes. Su punto fuerte reside en una gran cantidad de cañones medianos y rápidos en un casco pequeño y tenían un aparejo para operaciones de mayor alcance. La velocidad no era la principal preocupación, ya que se pretendía que solo pudieran alcanzar los 15 nudos. Eran cruceros de estación tropicalizados, destinados a sofocar rebeliones locales y mantener a raya a las armadas extranjeras hasta cierto punto. El armamento estaba repleto de cañones Hotchkiss QF y tubos lanzatorpedos y podían transportar una pequeña compañía de marines para un grupo de desembarco.

Casco y diseño general

Los cruceros de la clase Isla de Luzón desplazaban 1.030 toneladas (a plena carga, habrían sido alrededor de 1.250-80 toneladas) con un casco de acero. Medían 184 pies 10 pulgadas (56,34 m) en total, para una generosa manga de 29 pies 11 pulgadas (9,12 m) y una relación de 1/5, así como un calado limitado de 12 pies 6 pulgadas (3,81 m) como máximo para las aguas poco profundas en las que estaban estacionados. El diseño era clásico para un crucero, con un castillo de proa y una cubierta de toldilla en la que se instalaron dos cañones principales (blindados) en cada dos bandas, patrocinados, y los dos restantes en la cubierta inferior de la batería principal, también patrocinada, junto con algunos Hotchkiss de 6 libras. Tenían una pequeña torre de mando y un puente encima, cerca del final del largo castillo de proa y detrás del trinquete, que llevaba un topo de combate/observación. En el centro del barco había una chimenea alta y única, luego el palo mayor a popa y la cubierta de popa, en la que se colocaron dos cañones P6-DR más. El casco era relativamente alto y terminaba en una proa de ariete. La tripulación estaba compuesta por 167 oficiales y marineros, y los barcos tenían cuatro botes bajo pescantes, cúteres y pinazas.

Planta motriz

La clase Isla de Luzón estaba propulsada por dos motores de triple expansión horizontal (HTE) de dos ejes alimentados por el vapor procedente de dos calderas cilíndricas de 1.897 caballos de fuerza (1.415 kW) de potencia en tiro natural y 2.627 caballos de fuerza (1.959 kW) en tiro forzado. Esto aseguraba una velocidad normal de 14,2 nudos (26,3 km/h; 16,3 mph) en tiro normal, 15,9 nudos alcanzados en pruebas con tiro forzado (29,4 km/h; 18,3 mph).
Transportaban 160 toneladas de carbón, pero se desconoce su autonomía. Su aparejo de goleta todavía era capaz de llevarlos a donde se los necesitaba, fuera cual fuera la dirección del viento.

Protección

Como cruceros protegidos, contaban con lo mínimo indispensable, con una cubierta cuyas pendientes tenían un espesor de 2,5 pulgadas (64 mm) y bajaban hasta 1 pulgada (25 mm) en la sección plana. También había una torre de mando al final del castillo de proa con el puente encima, que estaba protegido por muros de 2 pulgadas (51 mm). Los baluartes de la cubierta de la batería inferior ofrecían cierta protección contra el fuego de armas pequeñas y la metralla y los cañones superiores estaban blindados. Al estar tropicalizados, los interiores estaban algo aislados del calor mediante revestimientos de madera y se mejoró la ventilación.

Armamento

Como se ha descrito anteriormente, contaban con seis cañones principales, ocho cañones ligeros QF y tres tubos lanzatorpedos, así como cuatro ametralladoras montadas en carros para ser utilizadas en partidas de desembarco.

Cañones González Hontoria de 4,7 pulgadas (119 mm)

Cuatro de ellos estaban situados en el castillo de proa y la cubierta de popa, en dos pares, patrocinados y blindados. Constituían un peso superior importante, pero tenían un arco de tiro mucho mejor en comparación con los dos cañones restantes patrocinados en el centro del barco en la cubierta de la batería inferior. Su arco de tiro estaba limitado a 180°. Se trataba de cañones González Hontoria de 12 cm mod 1883.
En resumen: 2,6 t (2,9 toneladas cortas), 4,4 m (14 pies 5 pulgadas) de largo (cañón de 4,2 m (13 pies 9 pulgadas) calibre 35, altura de 2,5 m (8 pies 2 pulgadas) con recámara de tornillo interrumpido.
Disparaban una carga separada de 13 kg (29 lb) de pólvora sin humo en bolsas y un proyectil (munición completa de 24 kg o 53 lb) a 612 m/s (2010 pies/s), alcance de 10 km (6,2 mi) a +25°.

Pistola Hotchkiss QF de 6 libras

Típicos revólveres Hotchkiss de la época, colocados en dos posiciones a proa y popa de la cubierta de la batería, cubiertas superiores y una en la cubierta de combate.
Peso de 821-849 lb (372-385 kg) cañón y recámara de 8,1 pies (2,5 m) de largo, cañón de 7,4 pies (2,3 m) calibre 40 solo con bloque deslizante vertical.
Disparaban un proyectil 57x307R a 25 rondas por minuto y 1.818 pies por segundo (554 m/s) hasta 4.000 yardas (3.700 m).

Tubos de torpedos

Tipo Whitehead, 356 mm o 15 pulgadas, uno en la proa, sobre el agua, y dos en la manga.

⚙ Especificaciones

Desplazamiento 1030t normales
Dimensiones 184 pies 10 pulgadas x 29 pies 11 pulgadas x 12 pies 6 pulgadas (56,34 x 9,12 x 3,81 m)
Propulsión 2 HTE, calderas de 2 cilindros, 2.627 CV
Velocidad 15,9 nudos máximo, ver notas
Rango Carbón 160, desconocido. Ilimitado con plataforma.
Armamento 6x 120 mm/35 Hontoria M1883, 4x 57 mm/40 6pdr Hotchkiss, 3x 356 mm TT, 4 ametralladoras
Protección Armadura de acero, cubierta de 64 mm hasta 25 mm, CT 51 mm
Multitud 164

*Otras fuentes 8.

Carrera de los cruceros de la clase Isla de Luzón

Isla de Luzón



El Isla de Luzón fue construido por Elswick, puesto en grada el 25 de febrero de 1886, botado el 13 de noviembre de 1886 y terminado el 22 de septiembre de 1887. En 1986 rescató al Mártir San Valentín de Berriotxoa bajo el mando del capitán Eulogio Onzain Ageo. Primero sirvió en la Flota Metropolitana en España y fue enviado a participar en la Guerra del Rif de 1893-1894, bombardeando posiciones entre Melilla y Chafarinas. Con la Revolución filipina de 1896-1898 fue enviado allí para unirse a la escuadra del contralmirante Patricio Montojo de Pasaron.

Cuando estalló la Guerra Hispano-estadounidense en abril de 1898, estaba anclado en la bahía de Cañacao a sotavento de la península de Cavite (al este de Sangley Point en Luzón). Por lo tanto, estaba a ocho millas al suroeste de Manila. Una mañana del 1 de mayo de 1898, el escuadrón asiático de los EE. UU., al mando del comodoro Dewey, atacó al escuadrón de Montojo y lo devastó por completo. Este fue el primer enfrentamiento importante de la guerra hispanoamericana y, después de unos pocos pases de fuego, ningún barco español restante pudo oponer resistencia. El Reina Cristina fue el primer objetivo, luego el Castilla, pero el Isla de Luzón quedó en gran parte incinerado y sufrió pocos daños. El Isla de Luzón y el Isla de Cuba se acercaron al buque insignia para ayudarlo bajo fuego de artillería.
El Isla de Luzón fue hundido más tarde en aguas poco profundas para evitar ser capturado después de recibir tres impactos, uno de los cuales inutilizó un cañón y seis tripulantes resultaron heridos. Su estructura superior permaneció a flote. Por ello, más tarde, un equipo del USS Petrel subió a bordo para prenderle fuego, esperando no ser recuperado más tarde.



Sin embargo, pronto los EE. UU. ocuparon las Filipinas y se apoderaron de ella y de su hermana, para luego rescatarla. Fue reparada y puesta en servicio nuevamente como cañonera USS Isla de Luzon, en 1900. Durante su carrera en los EE. UU., se ocupó de las rebeliones locales, en particular en Zamboanga, Samar, Lubkan, y el 15 de agosto de 1902 partió de Cavite hacia los Estados Unidos a través del Mar Rojo y el Mediterráneo. Fue asignada al Astillero Naval de Pensacola, luego a la Milicia Naval de Luisiana, luego a la Milicia Naval de Missouri y a la Milicia Naval de Illinois, Grandes Lagos. En abril de 1917, estuvo estacionada en Chicago como TS hasta el 30 de septiembre de 1918, enviada a la Bahía de Narragansett, Estación Naval de Torpedos hasta el 13 de diciembre de 1918, dada de baja el 15 de febrero de 1919, enviada a Rhode Island hasta que fue desmantelada el 23 de julio de 1919, vendida el 10 de marzo de 1920 a una empresa comercial.


Isla de Cuba



El Isla de Cuba fue botado el 25 de febrero de 1886 en Sir WG Armstrong Mitchell & Co. Newcastle upon Tyne, botado el 11 de diciembre de 1886 y completado el 22 de septiembre de 1887. Se quedó en España pero participó en la Guerra del Rif en 1893-1894, bombardeando posiciones rifeñas como su gemelo. Fue enviado a Filipinas en 1897 para unirse a la escuadra de Montojo.

En abril de 1898 estalló la guerra y el día del ataque, estaba anclado en la bahía de Cañacao como su gemelo. Debido a los dos pases de fuego, el Isla de Cuba sufrió pocos daños. Más tarde ayudó al averiado Reina Cristina con su barco gemelo, acercándose mientras se hundía, todavía bajo un intenso fuego de artillería. El almirante Montojo hizo del Isla de Cuba su buque insignia y luego envió un grupo para que lo ayudaran después de que su flota fuera golpeada hasta la rendición. Ordenó que el Isla de Cuba se hundiera en aguas poco profundas, dejando las obras superiores a flote y, más tarde, un equipo del USS Petrel lo quemó como su hermano.
Durante la ocupación, fue capturado, examinado, puesto a flote y reparado. Como USS Isla de Cuba comenzó una nueva carrera, pero fue rearmado: sus cañones españoles de 4,7 pulgadas (120 mm) fueron reemplazados por cañones de 4 pulgadas (100 mm), al igual que su hermano.



El 11 de abril de 1900, volvió a ser puesto en servicio en Hong Kong para la estación asiática, donde permaneció como cañonera, buque de suministro y patrullera, y fue enviada de regreso a Filipinas durante la Revolución. En marzo y abril de 1900, sirvió en el Escuadrón Sur, bloqueando Samar, interrumpiendo los suministros a los insurgentes y capturando a Vicente Lukbán, su líder, en Samar. El 17 de noviembre de 1900, desembarcó un batallón en Ormoc (Leyte) para retomar la guarnición y permaneció allí hasta el 8 de diciembre. En 1901, se convirtió en un buque de reconocimiento entre el fondeadero de Ormoc y el puerto de Parasan.

El 4 de marzo de 1904, salió de Cebú con destino a casa, fue dado de baja el 9 de junio en Portsmouth para revisión, reactivado el 21 de marzo de 1907, prestado a la Milicia Naval de Maryland y revendido a la República de Venezuela el 2 de abril de 1912 como Mariscal Sucre, activo hasta su quiebra, BU en 1940.

Marqués de la Ensenada



Fue bautizado en honor a la memoria de Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marino, político y militar español, y construido en el Arsenal de la Carraca entre 1887 y 1890 a partir de planos británicos procedentes de Gran Bretaña. Su blindaje variaba en espesor. Tras su finalización, se incorporó a la Armada en aguas locales, y participó en la
Guerra del Rifán de 1893-1894, realizando salidas de bombardeo costero entre Melilla y Chafarinas. En 1894 navegó hacia la Guinea Española y en junio de 1895 participó en la inauguración del Canal de Kiel, siendo el primer buque español en cruzarlo. En 1897 fue destinado a la Estación Naval de La Habana, reforzando la vigilancia de las costas cubanas, pero la sorpresa fue sorprendida en reparaciones y en dique seco. Necesitaba urgentemente reparaciones, y no participó en las operaciones, siendo su artillería retirada y trasladada a las defensas costeras.
Terminada la guerra, se firmó el Tratado de París, y en su artículo V se establecía que continuaba siendo propiedad de España. Tras completar su reparación y devolverle su artillería, zarpó hacia España en la primavera de 1899. Por decreto de 18 de mayo de 1900, se le consideró obsoleto y se le dio de baja por ineficaz.
Iba en el mismo paquete que el Alfonso XII, el Temerario, el Vicente Yáñez Pinzón y el Martín Alonso Pinzón, tachados de “sin valor militar de ninguna clase, carentes de toda protección…” y “…consumen sin beneficio alguno, gran parte del presupuesto de la Armada (…) sólo sirven para encubrir la lista de una escuadra absolutamente ficticia con nombres que no tienen realidad.
Fue desarmado en La Carraca y durante varios años utilizado por la Brigada Torpedera de Cádiz como pontón, hasta que fue vendido como chatarra en 1913.

Leer más/Fuente

Libros

lden, John D. La Armada de acero estadounidense: Una historia fotográfica de la Armada de los EE. UU. desde la introducción del casco de acero en 1883 hasta el crucero de la Gran Flota Blanca, 1907-1909. Annapolis, Maryland: Naval Institute Press, 1972. ISBN 0-87021-248-6.
Chesneau, Roger y Eugene M. Kolesnik, Eds. Todos los buques de guerra del mundo de Conway, 1860-1905. Nueva York, Nueva York: Mayflower Books Inc., 1979. ISBN 0-8317-0302-4.
Nofi, Albert A. La guerra hispanoamericana. Conshohocken, Pensilvania: Combined Books Inc., 1996. ISBN 0-938289-57-8.