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jueves, 10 de julio de 2025

Argentina: COAN incorporaría 2 Beechcraft King Air 360ER MPA


Beechcraft King Air 360ER MPA (Maritime Patrol Aircraft) para el COAN




Durante la ceremonia de primer vuelo solo del Curso Básico Conjunto de Piloto Militar (CBCPM), celebrada recientemente en la Escuela de Aviación Militar, se confirmó a través de altos mandos de la Armada Argentina que la institución sumará próximamente dos aeronaves Beechcraft King Air 360ER MPA (Maritime Patrol Aircraft).



Estas unidades serán completamente nuevas, con cero horas de vuelo, y estarán dotadas de radar para vigilancia marítima, sensores electroópticos, sistemas de procesamiento de datos y capacidades de enlace.



La adquisición se llevará a cabo a través de un aporte del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el marco del programa Building Partner Capacity – Sección 333.



Aunque no se revelaron especificaciones adicionales, se estima que el valor de esta transferencia —tomando como referencia una operación similar realizada anteriormente entre EE.UU. y Sri Lanka por una aeronave de características idénticas y servicios asociados— se aproximaría a los 38 millones de dólares.

El Pentágono a través del programa FMS (Foreign Military Sales) solicita la adquisición de 2 nuevas aeronaves Beechcraft King Air de rango extendido 360ER (B300) para la Fuerza Aérea de Sri Lanka (SLAF). Dentro de los requisitos la aeronave debe estar equipada con una suite de aviónica ProLine Fusion de Collins Aerospace y configurada como aeronave de patrulla marítima (MPA).

El King Air 360ER, es una aeronave fabricada por Beechcraft, una compañía del Grupo Textron. Dentro de las características estándar la aeronave cuenta con:

    Indicación de presurización digital
    Suite de Aviónica Collins Aerospace Pro Line Fusion
    Tres pantallas táctiles de 14 pulgadas
    Sistema de visión sintética
    Planificación gráfica de vuelos
    Gráficos y mapas integrados
    Sistema de indicación de motor y alerta de tripulación (EICAS)
    Sistema de gestión de vuelo dual (FMS)
    Sistema de radar meteorológico de escaneo múltiple (WXR)
    Sistema integrado de alerta y conocimiento del terreno (ITAWS)
    Alerta de tráfico y prevención de colisiones (TCAS II)
    Sistema automático de guía de vuelo (AFGS)
    Radios de comunicación y navegación dual



Beechcraft King Air 360ER MPA – Especificaciones Técnicas

✈️ Plataforma Base

  • Modelo base: Beechcraft King Air 360ER

  • Fabricante: Textron Aviation (Beechcraft)

  • Tipo: Aeronave de patrullaje marítimo (MPA), basada en un avión turbohélice bimotor

⚙️ Rendimiento General

  • Velocidad máxima de crucero: ~312 KTAS (578 km/h)

  • Alcance máximo: ~2.692 NM (4.986 km) con tanques auxiliares

  • Techo de servicio: ~35.000 pies (10.668 m)

  • Autonomía: Hasta 12 horas (en configuración MPA, según misión y carga)

  • Distancia de despegue: ~1.300 m (dependiendo del peso y condiciones)

🛠️ Sistemas y Equipamiento MPA

  • Radar de vigilancia marítima: Montado en el morro o fuselaje ventral, típicamente de apertura sintética (SAR) y detección de blancos en superficie

  • Sensores optrónicos: Torreta FLIR (Forward Looking Infrared) para imagen térmica y visual diurna/nocturna

  • AIS (Automatic Identification System): Para identificación de buques

  • ESM (Electronic Support Measures): Capacidad para detección pasiva de emisiones electrónicas

  • Sistema de misión: Consolas internas con estaciones de trabajo para operadores, procesamiento de datos y fusión de sensores

  • Enlace de datos: Para transmisión en tiempo real a centros de comando

  • Grabadores de misión y almacenamiento de datos

  • Opcional: Lanzadores de sonoboyas, medidas de autoprotección, radares de apertura inversa (ISAR)

🧭 Capacidades Operativas

  • Patrullaje costero y oceánico

  • Vigilancia de zonas económicas exclusivas (ZEE)

  • Lucha contra pesca ilegal, contrabando y narcotráfico

  • Búsqueda y rescate (SAR)

  • Inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR)

👥 Tripulación

  • Pilotos: 2

  • Operadores de misión: 2 a 4 (según configuración)


lunes, 7 de julio de 2025

Patagonia: La navegación por el Río Negro

Navegación por el río Negro, cuando su cauce era una ruta

Los viajes por el río Negro los inició en 1782 el alférez de la Armada Basilio Villarino. La cronología de diferentes expediciones, hasta 1940, muestran cómo esos marinos descubrieron la geografía de la región y llevaron desarrollo a sus costas.


Por Diario Río Negro


En los cauces del Río Negro, navegan siglos de historia. Hace 236 años, los primeros navegantes lo atravesaban río arriba entre paisajes inhóspitos, amenazados por indios. Las travesías duraban meses a bordo de buques a vapor en los que se trasladaban caballos, víveres y gente. Avanzaban contra la corriente y con ayuda del viento, descubrían islas y tierras de manzanas, sobre las que hoy se levantan las ciudades más importantes de Río Negro y Neuquén.

Una de las primeras navegaciones del Río Negro, fue en noviembre de 1782. El piloto de la Real Armada Basilio Villarino, funcionario del Virreinato del Río de la Plata, surcó las aguas por centenares de leguas, entre altas orillas cubiertas de matorrales y logró llegar el 23 de enero de 1783, desde Carmen de Patagones a la confluencia del Río Limay y Neuquén a los que Villarino denominó Gran Desaguadero y el Sauquel o Diamante.

En su diario de viaje, el marino narra cómo avanza con el viento contra la marea. Aparece en su relato, el primer avistaje de la isla de Choele Choel y muestra la difícil convivencia con los indios. Cada día, describe el avance en leguas y las peripecias que debieron pasar. Por las noches siempre ven el fuego que encienden los indios. Algunos se acercan y a cambio de tabaco y aguardiente le dan información, pero a veces la amenaza parece grande.

“Supe por los indios que los fuegos o incendios del campo son señal de unión entre ellos y seña de venir algún enemigo de aquella nación a los que los aliados y parientes le hicieron esta seña”, escribe.

Otros marinos, más tarde, también tomaron la posta de remontar el famoso “río de los sauces”. Nicolás Descalzi, en 1833, continuó con la tarea y con la goleta “Encarnación”, zarpó desde Patagones hasta Choele Choel. Era ingeniero hidrográfico y Juan Manuel de Rosas lo había designado para que realice el reconocimiento de ambas márgenes del río hasta la confluencia.

Descalzi hizo la tarea y regresó a Buenos Aires en abril de 1834. Lo recogido lo asentó en el trabajo “Diario del reconocimiento del Río Negro”, con los datos para elaborar mapas topográficos.

En 1867 el Congreso Nacional promulgó la Ley 215, que acordaba el traslado de la frontera interior al Río Negro, y preveía “invertir fondos en la adquisición de vapores adecuados y en la exploración y navegación del río Negro”.

Se comenzó a trabajar casi de inmediato, y la Armada, avanzó río arriba. Por orden del presidente Domingo Sarmiento, en 1869 el capitán Ceferino Ramírez, se puso al mando del vapor “Transporte” -también conocido como Choele Choel- para hacer un reconocimiento hasta la Isla de Choele Choel.

Llegaron hasta ahí porque se quedaron varados y tuvieron que resistir los embates de Calfucurá que impedía el avance. Luego el capitán Clodomiro Urtubey fue enviado a prestar servicios en la costa patagónica, y colaborar con Ramírez hasta instalarse y fundar el fortín General Conesa.

En 1872, otro buque a vapor, al mando de Martín Guerrico, uno de los exploradores que más esfuerzos hizo para el reconocimiento del río, usó como guía el diario de Descalzi para estudiar el río, registrar islas y el cause de las aguas. Más tarde lo hizo abordo del vapor “Triunfo”.

Más integración por agua

A partir de estas primeras experiencias, hacia 1883 se creó la “escuadrilla del río Negro”, con la compra de los vapores de rueda “Río Negro” y “Río Neuquén”. Estas embarcaciones fueron construidas en Inglaterra de acuerdo a los consejos de una comisión creada específicamente a este fin, para que se pusiera especial cuidado en encontrar un modelo acorde a las características del río. Luego fueron ensambladas en la costa maragata.

El vapor “Río Negro”, logró un récord de navegación al alcanzar para la navegación del río Limay la confluencia del Collón Cura. Agotando su tiempo de uso fue reemplazado por el vapor Limay.

Para esta época también el General Villegas realizó una campaña al Nahuel Huapi intentó navegar el río Limay hasta el lago, y luego de varios intentos el teniente Eduardo O’Connor lo logró en 1883 con una lancha a la que llamaron “Modesta Victoria”.

En 1899 el presidente Julio Argentino Roca, por intermedio de su ministro de Agricultura, Emilio Frers, llamó a licitación para el establecimiento de una línea de vapores a lo largo de la costa patagónica, en la que, obviamente, escaseaban los puertos naturales. Pero tuvo que rechazar las propuestas que llegaron por lo exagerado de sus pretensiones.

El presidente le pidió al conocido armador Antonio M. Delfino que estudiara la prestación del servicio en forma menos gravosa para el Estado. El profesional accedió, presentó barcos aptos para la zona y en 1901 quedó inaugurada la primera línea regular de vapores al lejano Sur.

Para 1906 una sociedad de navegación fluvial denominada Navegación a Vapor del Río Negro, se consolidaba y proponía realizar la navegación del río en toda su extensión. Esta empresa sería vital para la región que tenía la necesidad de transportar por el río, los miles de toneladas de mercaderías y materiales que llegaban a su puerto para ampliar los establecimientos.

En cierta medida fue una solución al problema de la navegación permanente del río, con sus modernos vapores de poco calado y adecuados al mismo que permitía remontarlo, incluso en el tiempo de las mayores bajantes.

En 1907 la navegación del río Negro hasta General Conesa se hacía en un vapor de la Escuadrilla del Río Negro, formada por vapores de hélice: el Inacayal, el Sayhueque y el Namuncurá y el vapor de ruedas Teuco. Todos llevaban el nombre de caciques indios tomados de la historia previa a la conquista del valle del Río Negro.

Hasta 1911 la navegación fue regular y muy utilizada para el tráfico de la mercadería en la región. Pero para este entonces las vías del ferrocarril surcaban el suelo valletano y empezó a decaer la rentabilidad de la cuadrilla, lo que determinó que la Armada le pusiera fin.

Villarino exploró los ríos Negro, Neuquén, Limay y Collón Cura. Y un siglo después el vapor “Río Negro” navegó tres veces hasta más allá de El Chocón.


Llegada del primer barco a Paso Córdoba.

Dos naves pioneras en avanzar río arriba

El vapor “Río Negro” y su similar “Río Neuquén” fueron construidos en Inglaterra, desarmados llegaron al puerto porteño, transportados a Carmen de Patagones y ensamblados bajo la dirección de un técnico inglés.

Sus misiones. Eran apoyar fluvialmente por los ríos Negro y Limay la campaña terrestre de Roca y Villegas a partir de 1879.

Lancha Río Neuquén Máquina de alta presión. Velocidad 10 nudos. Vaporcito a ruedas laterales, con paletas fijas. Casco de acero.


El piloto español don Basilio Villarino en su diario registraba cada travesía

Las experiencias mostraban que los servicios de navegación implantados eran viables y necesarios para los intereses de la zona y el territorio.

Diseñan un servicio semanal para beneficiar a la región

El 12 de octubre de 1924 se inauguró la dirección de Navegación y Puertos, y los servicios fluviales en el río Negro se reiniciaron. La promesa oficial del nuevo comienzo tenía por base la utilización del vapor Teuco y una chata, que serviría para realizar la experiencia en el río Negro, comenzando desde Choele Choel para llegar a Viedma y Patagones. La pretensión era remontar el curso del río, para beneficiar la zona.

Era de esperar que el Ministerio de Obras Públicas aporte mayores partidas de presupuesto y trate de construir deslizadores de poco calado, para asegurar el éxito del tráfico fluvial.

Pasaron varios años para que se abriera el servicio oficial de navegación con la llegada de la embarcación “345 B” a la zona. Lo hizo el 17 de enero de 1940 en la zona denominada Paso Córdoba. El viaje inicial inauguró la ampliación del servicio de navegación del río, que se había establecido años atrás entre Patagones y Choele Choel, que sería extendido con éste hasta la confluencia de los ríos Limay y Neuquén.

El servicio se cumpliría semanalmente, con cuatro barcos, con comodidades para pasajeros y capacidad para el transporte de cargas, conformadas por leña y madera de la zona; pasto en fardo, etc. Si el tramo del río Limay no ofrecía dificultades el servicio podría extenderse hasta Senillosa.

Para facilitar las operaciones de carga y descarga durante el recorrido, los barcos detendrían su marcha en el sitio donde los interesados levanten una bandera blanca, y deberían tener en cuenta para ello un sitio donde la embarcación cuente con el calado necesario.

Se esperaba que este medio de transporte se afianzara porque brindaba ventajas económicas, que determinarían el éxito de la empresa y constituiría un paso trascendental para las conveniencias comerciales e industriales de la región.

Datos

Villarino exploró los ríos Negro, Neuquén, Limay y Collón Cura. Y un siglo después el vapor “Río Negro” navegó tres veces hasta más allá de El Chocón.
Las experiencias mostraban que los servicios de navegación implantados eran viables y necesarios para los intereses de la zona y el territorio.


domingo, 6 de julio de 2025

ARA: Los destructores clase Churruca



Los primeros destructores serie Churruca


Enviado por Osvaldo Sídoli, publicado en http://www.vidamaritima.com.

Aún sobre gradas fueron rebautizados como Cervantes y Juan de Garay (aunque este último, según parece, por unos días o meses fue el Garay, que como vemos en una de las fotos del texto, la de el Archivo Fedac, ya en su viaje de entrega a Argentina iba bautizado como Juan de Garay) y entregados, tras su compra, a la Armada de la Republica Argentina.

¿Cuál fue el origen de estas unidades y cual el motivo de su venta a la Argentina?

 

Foto 1.- Enramado de las cuadernas en la cámara de calderas del cabeza de flotilla Churruca - Del libro Obras S.E. de C.N. Año 1.923

Cuando acabó la Primera Guerra Mundial no solamente la táctica de los destructores, sino estos mismos, estaban en el coletazo de una revolución. Se vio como las ideas de la ortodoxia del momento sobre los ataques torpederos se hacían añicos tras Jutlandia, en 1916, y un periodo de reordenación sobrevino cuando las grandes marinas victoriosas volvieron a los tiempos de paz.

Esto significaba menos destructores que antes de 1914, para un mundo que estaba en peores circunstancias a partir de 1918. Los destructores eran mucho mas grandes y estaban mejor armados que antes. En abril de 1916, dos meses antes de Jutlandia, los británicos habían ordenado una nueva serie de conductores de flotilla, la clase V. Para permitir una mayor velocidad en mala mar los cascos se hicieron más grandes y el castillo de proa se elevó en altura, mientras la adopción de engranajes reductores en las turbinas proporcionaba una mayor economía. Los cañones fueron también emplazados mucho mas altos, con el segundo y tercer emplazamiento sobreelevado en pequeñas cubiertas a proa y popa. En esta posición estaban libres de la espuma que normalmente invadía los castillos de proa de los destructores existentes y el puente, también situado una cubierta por encima de estos, estaba todavía en mejores condiciones.

 

Foto 2.- Vista de proa del explorador argentino Cervantes después de montar el armamento en el Arsenal de La Carraca - Del libro Obras S.E. de C.N. Año 1.927

En principio solo cinco de estos conductores fueron aprobados, pero en junio de 1916 rumores recibidos en el Almirantazgo sobre nuevos y mas poderosos destructores alemanes, hicieron que se duplicase la orden pero ya como destructores convencionales y sin la acomodación para el Capitan (D) y su grupo de mando.

Los primeros 25 fueron ordenados en julio-agosto de 1916, seguidos por otros 25 en diciembre y por sus letras iniciales fueron conocidos como clase V&W

Durante los ataques nocturnos en Jutlandia algunos destructores habian fallado su oportunidad porque llevaban muy pocos torpedos y la clase de los V&W fue armada con dos lanzadores triples de torpedos.

Los nuevos destructores fueron recibidos con cautela y aprensión debido a su tamaño y a la cantidad de pesos altos sobre la flotación, pero en servicio probaron ser tan exitosos que en junio de 1918 fue ordenada una nueva versión mejorada y con artillería mas pesada. Eran la clase Modified W, con piezas de 4,7 pulgadas de calibre, disparando un proyectil de 45 libras en vez del de 32 libras de los cañones de 4 pulgadas de los V&W, y con esto incluso mejoraron su valía.  

Para liderar tan poderosos destructores eran necesarios mucho mas poderosos cabezas de flotilla, y fueron dos las clases que se construyeron; los de los tipos Scott y Shakespeare, cascos de 1.550 toneladas armados con cinco piezas de 4,7 pulgadas y seis tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas. Por unos años tras la Primera Guerra Mundial fueron los más poderosos del mundo. Esto nos lo cuenta Anthony Preston en su libro:  Destroyers. An Illustrated History, editado por Parkgate Books Ltd. y con ISBN: 1-90261-601-4.

Las dos series presentaban pequeñas diferencias, siendo los Shakespeare de origen Thornycroft y los Scott siguiendo normas del Almirantazgo, para un mismo concepto equilibrado, moderno, rentable, poderoso, marinero e innovador. El proyecto fue copiado, en sus principios básicos, por casi todas las marinas del mundo y supusieron una autentica revolución en la construcción de destructores.

Ya que no se pudo construir un modelo autóctono y aunque con algún lustro de retraso, la elección de estas unidades por la Armada fue un autentico acierto, mas teniendo en cuenta que la evolución del destructor se ralentizó en la postguerra, y al llegar la Segunda Guerra Mundial, unidades de otras marinas de la misma clase estaban todavía en activo y eran perfectamente válidas; que se lo digan sino a los italianos en Matapan donde el viejo Stuart, australiano, tuvo una actuación formidable.

 

Foto 3. Vista de popa del Cervantes. Del mismo libro

Veamos ahora porque los dos cabezas de serie fueron vendidos por el Gobierno del pais a los argentinos.

Tras el vuelo del Plus Ultra a Buenos Aires, el gobierno español envió en visita de buena voluntad a Buenos Aires al crucero ligero Mendez Nuñez y al destructor Alsedo. La visita tuvo lugar el 7 de febrero de 1926.

 

Foto 4.- Montaje triple lanzatorpedos de origen ingles, Vickers. Del mismo libro

Esta visita influyo en los planes hechos por el Gobierno argentino para modernizar el material de la Armada (ARA). El Alsedo entraba de lleno en la visión que sobre los destructores tenia la Armada de la República Argentina, que llegó a planear la construcción de una flotilla de tales unidades.

Posteriormente la Comisión enviada a España para estudiar el tema decidió con acierto y cambio de parecer, ordenando dos unidades del tipo Churruca (1ª Serie) , clase Scott, que ya se construían en Cartagena para la Armada española.

Por Real Decreto del 25 de mayo de 1927, el gobierno español concedió un préstamo a la Argentina y para acelerar la operación se le vendieron los cabezas de serie Churruca y Alcala Galiano, todavía en gradas.

 

Foto 5.- Pruebas de lanzamiento de torpedos del Cervantes. Del mismo libro  

Volvamos atrás en el tiempo y vamos a 1.922. Del libro de Obras. S.E. de C.N. Año 1923 leemos: Destróyer cabeza de flotilla Churruca. Puesta la quilla de este buque el 23 de julio de 1923, tiene enramadas el 75 por 100 de las cuadernas, remachado y calafateado la mitad del forro exterior, listas las cubiertas y preparado casi en su totalidad el resto del material de la estructura del casco; esperamos poner e! buque a flote dentro del presente año.

En los talleres de maquinaria se han probado las turbinas a presión hidráulica, se están entubando las calderas y se trabaja en los condensadores, máquinas auxiliares y otros elementos de las máquinas

Destróyer cabeza de flotilla Alcalá Galiano. Puesta la quilla de este destróyer el 8 de enero del corriente año, se están enramando las cuadernas y preparando el resto del material de forros y cubiertas para su montura en el casco.

Están fundidas las turbinas y recibidos los accesorios para las calderas, trabajándose activamente en estos elementos, como también en la maquinaria auxiliar y otros accesorios.

Años mas tarde en el libro de Obras S.E. de C.N. Año 1925 leemos tambiónen: Destróyer cabeza de flotilla Churruca.  Este buque fue puesto a flote el 26 de junio de 1925, y después de terminar la instalación de su maquinaria y la de todos sus servicios auxiliares, ha verificado sus pruebas oficiales de velocidad, en las que ha desarrollado la máxima de 39,76 nudos por hora, o sea cerca de cuatro nudos más de velocidad que la indicada en el contrato.

Una vez montada la artillería, y verificadas sus pruebas de fuego, será este buque entregado a la Marina.

Destróyer cabeza de flotilla Alcalá Galiano. Este buque fue puesto a flote el 3 de noviembre de 1925, y actualmente se procede a la montura de su maquinaria, habiéndose instalado a bordo las calderas, chimeneas, cajas de engrane, y comenzado el montaje de las turbinas. La instalación de sus máquinas auxiliares está terminada, y están entre manos las válvulas y tuberías para los distintos servicios del buque.
La artillería está muy adelantada en su fabricación en los talleres de La Carraca.

 

Foto 6.- El Juan de Garay en Canarias en su viaje inaugural a la Argentina. Archivo Fedac

Respecto a sus características técnicas y numeración en la Armada Argentina eran las siguientes: Torpederos T-1 y T-2. Lugar de construcción: Astillero de la S.E. de C.N., en Cartagena, España. Costo de la unidad: 1.750.000 dolares oro

Eslora máxima: 101 m (333 pies). Manga: 9,65 m. Puntal: 6,02m. Calado medio: 3,65 m.

Desplazamiento: 2.072 toneladas

Armamento: 5 cañónes de 120mm, 45 calibres, en cinco afustes simples; 1 cañón de 76 mm antiaéreo; 2 (otras fuentes citan 4) ametralladoras antiaéreas de 40 mm; 2 grupos triples de tubos lanzatorpedos de 21".

Máquinas: 2 turbinas Parsons, 4 calderas. 42.000 caballos, Velocidad: 36,5 nudos (máxima en condiciones de carga mínima y estado de la mar llana), 12 nudos velocidad económica. Combustible: Fuel-oil. Capacidad de los depositos de combustible: 540 Tn. Radio de acción: 4.500 millas a 14 nudos. Tripulación: 150 a 180 hombres.

Para su historia operacional e información complementaria recomendamos la fantastica pagina web Histarmar, gestionada por Carlos Mey y de la que ya hemos hecho mención y uso con el permiso de su autor.

Los buques pertenecían a la llamada primera serie de los Churruca, para mi y en contra de la opinión general la mas acertada estéticamente, ya que la segunda se recepcionó en los años de en que las grandes clases inglesas de los tipos A, B, C, que empezaban a navegar y con los que compartían cierta apariencia estética pero en la que ya habían dejado parte de su personalidad y que evidentemente no disponían de las ventajas de los ingleses.


Foto 7. El torpedero Juan de Garay. De la pagina web Histarmar

Completar las características técnicas diciendo que probablemente las ametralladoras citadas fueran las Vickers de 40 mm (2 pounder)y que los cañones eran el modelo 120/45, no exactamente el 4,7 pulgadas estándar de la marina inglesa y que la velocidad en pruebas mantenida durante varias horas fue de 37,64 nudos antes de montar el armamento en el Arsenal de La Carraca.

 

Foto 8.- Foto de la pareja de torpederos Cervantes y Juan de Garay. De la pagina web Histarmar

La velocidad máxima operacional en condiciones ideales de desplazamiento y mar era de unos 36 nudos, mientras a plena carga y con algo de marejada andaban algo por encima de 30 nudos, dependiendo como siempre de las condiciones del casco, profundidad en que se desarrollaba la prueba, temperatura etc.

Dos excelentes unidades que fueron continuadas en la marina argentina con tres de los mejores destructores de su época, aunque muy poco conocidos, la serie del  La Rioja, Mendoza y Tucumán, cuya característica mas destacable era su autonomía de mas de 7.000 millas, única entre los destructores en el momento de su entrada en servicio

Respecto a la serie española, los iremos viendo de uno en uno en posteriores artículos estudiando parcialmente alguna característica o hecho destacable para ello. Estupendos buques.

domingo, 29 de junio de 2025

Malvinas: ARA San Luis da cuenta de un disparo a un escolta británico

El San Luis se da cuenta que los SST4 venía fallados


1 de mayo de 1982 

El submarino A.R.A. “San Luis” (S-32) toma contacto con un blanco y efectúa un ataque con un torpedo SST4 a una nave escolta británica, que no produce detonación Luego sería contraatacado durante 20 horas por helicópteros y destructores con cargas explosivas. Según su libro de navegación, nuevos contactos con el enemigo se produjeron los días 02, 08 y 11 de mayo y tras 39 días de patrulla y 864 hs de inmersión (equivalente a 36 días) regresaba a la Base Naval de Puerto Belgrano luego de enfrentar con éxito a una fuerza antisubmarina considerada como la más evolucionada del momento y la gloria le fue esquiva por fallas ajenas a la profesionalidad y valentía de su tripulación.



Fotografia: ARA San Luis a poco de arribar a la Base Naval Puerto Belgrano, luego de su patrulla de guerra. Detrás, se aprecia el portaaviones.

viernes, 20 de junio de 2025

ARA: Unidades de la FLOMAR visitan Puerto Madryn

Unidades de la FLOMAR visitan Puerto Madryn





Visita las unidades de la Flota de Mar, entre ellas el rompehielos ARA "Almirante Irizar", el destructor ARA "Sarandí" y la corbeta ARA "Espora", medios de la Aviación Naval y de la Infantería de Marina en el muelle de la ciudad de Puerto Madryn los días 19 y 20 de junio de 10hs a 18hs.⚓


miércoles, 18 de junio de 2025

Malvinas: ORBAT de la FLOMAR

Guerra de Malvinas: El despliegue de la Flota de Mar— Unidades participantes durante el conflicto del Atlántico Sur




Según informa la Armada Argentina a través de su medio oficial, Gaceta Marinera, la decisión de recuperar las Islas Malvinas para su incorporación definitiva a la soberanía nacional ya había sido tomada. Tras un incidente en el que operarios de una empresa argentina izaron una bandera nacional atada a un remo, el Gobierno Nacional usó este hecho como argumento para interrumpir las negociaciones diplomáticas y lanzar un asalto directo y sorpresivo sobre la capital, Puerto Argentino. El objetivo era generar un impacto político internacional tan fuerte que forzara al Reino Unido a negociar seriamente la soberanía del archipiélago, en línea con las resoluciones de Naciones Unidas.

A la Armada se le asignó la responsabilidad de reconquistar y asegurar Puerto Argentino sin recurrir a la violencia, protegiendo en todo momento la seguridad de las personas, los bienes y los habitantes de la ciudad, en lo que sería conocido históricamente como Operación Rosario.

Así comenzó el despliegue de más de diez buques organizados en diversos grupos de tareas. Durante los 74 días que duró el conflicto, su acción fue esencial, eficaz y heroica.

En la toma de Puerto Argentino, el destructor ARA “Santísima Trinidad” fue pieza clave, ya que sus capacidades permitieron el desembarco de fuerzas especiales durante la Operación Rosario, junto con el submarino ARA “Santa Fe”. El ARA “Santísima Trinidad” fue escoltado por el ARA “Hércules”, que lideró el avance de la fuerza anfibia hacia tierra. Por su parte, los destructores ARA “Domecq García”, ARA “Seguí”, ARA “Bouchard”, ARA “Py” y ARA “Piedrabuena” se encargaron del patrullaje marítimo, vigilando la zona para impedir el paso de unidades enemigas.

En esta misma operación, el portaviones ARA “25 de Mayo” tuvo un rol destacado como buque de control de aeronaves de ataque y supervisión aérea. Gracias a su intervención, la Armada Argentina pudo desplegar eficazmente su GAE (Grupo Aéreo Embarcado), algo que no habría sido posible desde tierra. Por su desempeño, esta unidad recibió la condecoración “Operaciones de Combate”.

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” comenzó como puente logístico, transportando tropas y pertrechos junto al buque de desembarco ARA “Cabo San Antonio”. En las etapas más intensas de la guerra, el Almirante Irízar fue transformado en buque hospital, al igual que el buque polar ARA “Bahía Paraíso”. El enorme rompehielos llegó cerca del teatro de operaciones repintado completamente de blanco y con cruces rojas que señalaban su misión sanitaria. Zarpó equipado con más de 200 camas, quirófanos, laboratorios, salas de terapia intensiva, servicios de rayos X, traumatología, unidades para quemados, helicópteros embarcados y decenas de profesionales de la salud.

La División de Corbetas estuvo integrada por las corbetas ARA “Drummond”, ARA “Granville” y ARA “Guerrico”. Las dos primeras formaron parte de la fuerza de tareas anfibia, dando protección y apoyo a las unidades de desembarco el 2 de abril, mientras que la ARA “Guerrico” integró el grupo encargado de recuperar las Islas Georgias del Sur.

Cabe mencionar también que la Prefectura Naval Argentina y la Marina Mercante operaron en los mares del sur cumpliendo múltiples misiones, aportando de manera valiosa al esfuerzo de las fuerzas nacionales.

Finalmente, es imprescindible recordar al crucero ARA “General Belgrano” y al aviso ARA “Alférez Sobral”, que vivieron sus jornadas más trágicas los días 2 y 3 de mayo, respectivamente, cuando las aguas del Atlántico Sur se tiñeron con la sangre de los marinos argentinos, marcando para siempre la memoria de los héroes que regresaron.

lunes, 9 de junio de 2025

ARA: Vapor a ruedas Pavón



Historial del Vapor a Ruedas “Pavón” (ex Montevideo)




Construcción y características técnicas

El vapor a ruedas Pavón, originalmente bautizado como Montevideo, fue construido en Inglaterra. El Estado argentino lo adquirió hacia 1861, aproximadamente veinte días después de la batalla homónima. Sus dimensiones eran modestas: eslora de 55,80 m, manga de 6,87 m, puntal de 2,80 m, y calado medio de 1,40 m, con un desplazamiento de 230 toneladas. Estaba impulsado por una máquina oscilante de dos cilindros y dos calderas cilíndricas, con potencia de 180 HP y una velocidad máxima de 12 nudos (económica de 7 nudos). Su casco era de hierro dulce y la obra muerta de madera. Tenía dos palos y bauprés con trinquetilla. Su tripulación era de 85 hombres.

El armamento fue actualizado con el tiempo. En 1870 disponía de un cañón Krupp de 75 mm a proa, montado en coliza. Hacia 1874 contaba con dos Krupp de 75 mm y dos cañones de hierro de 8", todos montados en coliza y de avancarga.

Primeras funciones y adquisición por el Estado

Desde 1856 hasta 1860, operó comercialmente en el tráfico fluvial del Río de la Plata. Tras la batalla de Pavón en 1861, el Estado lo adquirió, cambiando su nombre en conmemoración del enfrentamiento. Inicialmente se mantuvo en condición de medio desarme en La Boca, siendo utilizado para actividades civiles bajo arriendo. Durante esos años, su comandante fue Juan Lamberti, hasta su designación como buque de la Armada.

En 1864, bajo el mando de Lino A. Neves, fue enviado al río Uruguay ante los conflictos en la Banda Oriental, cumpliendo tareas de resguardo sin intervenir en combate, pero siendo testigo del bombardeo de Paysandú.

Participación en la Guerra de la Triple Alianza (1865–1870)

Con el estallido de la guerra contra el Paraguay, el Pavón se integró en mayo de 1865 a las operaciones. Transportó tropas al mando del General Paunero y participó en el desembarco para la reconquista de Corrientes. A su regreso trajo los primeros 170 prisioneros paraguayos. Durante ese año, fue fundamental para el traslado de tropas y pertrechos entre Buenos Aires y el norte, siendo clave para el cruce del ejército argentino al Paraguay por Paso de la Patria. Evacuó heridos tras Curupaytí. Sus comandantes fueron los Tenientes Coroneles Tomás Rebollo y Plácido Goldriz.

Entre noviembre de 1866 y marzo de 1867, efectuó cinco viajes al Paraguay con carga de heridos, tropas de relevo, caballería y suministros. Durante todo 1867, permaneció en la zona de operaciones, sirviendo como buque logístico.

En 1868, trasladó al General Bartolomé Mitre desde el frente a Buenos Aires, y regresó en marzo a Curupaytí. Participó en el relevamiento de la península de Humaitá y en operativos contra la revolución de Cáceres en Corrientes, llevando tropas y al General Emilio Mitre. Realizó siete viajes de transporte hasta la zona de Humaitá, y entre octubre y diciembre funcionó como hospital flotante para heridos y enfermos de cólera. El comando fue ejercido por Goldriz, excepto en febrero/marzo por Martín Guerrico.

En 1869 fue reparado en el Río Luján en enero, pero volvió al frente del Paraguay entre mayo y agosto, cumpliendo siete viajes ida y vuelta con heridos, prisioneros de alto rango y cargamentos. En diciembre fue enviado nuevamente al Uruguay para proteger intereses argentinos ante la revolución de Aparicio. Estuvo a cargo de Plácido Goldriz todo el año.

Intervenciones políticas y diplomáticas (1870–1873)

En enero de 1870, transportó al presidente Sarmiento y su comitiva en misión diplomática a Entre Ríos para entrevistarse con Urquiza y firmar la paz con Paraguay. Esta misión fue escoltada por buques de varias potencias extranjeras. Luego del asesinato de Urquiza, y ante la sublevación de López Jordán, el Pavón fue enviado a Gualeguaychú con tropas, luego a Paraná. Allí amenazó con bombardear la ciudad si no era desalojada por los revolucionarios, hecho que finalmente ocurrió. El Capitán Martín Guerrico fue su comandante.

Durante 1871 y 1872, continuó en funciones contra las fuerzas jordanistas. En 1872 fue reparado en el Riachuelo. Estuvo bajo comando de Constantino Jorge y, luego, Juan F. Ballesteros.

En 1873 fue lazareto flotante durante la epidemia de fiebre amarilla. También se lo comisionó para traer brotes de palmeras jóvenes desde Corrientes para ser plantadas en el Parque 3 de Febrero de Palermo, proyecto personal del presidente Sarmiento. Comandado por Carlos Righini, también fue conducido por Luis E. Johnson en algunos tramos.

Conflictos internos y operativos fluviales (1874–1876)

Durante la revolución mitrista de 1874, participó en las operaciones contra la cañonera sublevada Paraná, formando parte de la 2.ª división naval bajo el mando de Lázaro Iturrieta. Capturó un pailebote con municiones para los rebeldes. En octubre sufrió una colisión con la cañonera Uruguay, siendo reparado en Tigre.

En 1875, operó como buque insignia de la escuadrilla del río Uruguay. Bajo el comando de Iturrieta y supervisión de Bartolomé Cordero, luchó contra el contrabando de guerra. Desde mayo fue estacionario frente a Asunción, permaneciendo allí el resto del año.

En 1876, luego de reparaciones en Tigre, regresó a Asunción y realizó numerosos viajes entre esta ciudad y Corrientes, apoyando el tendido de la línea telegráfica. En mayo transportó al Regimiento 11 de Infantería a Martín García. Posteriormente, operó entre Rosario, Corrientes y Campana, transportando al General Julio A. Roca. En septiembre, tomó posesión de Isla Cerrito en nombre del Gobierno y trasladó al Gobernador del Chaco. Su actividad fue intensa hasta diciembre, cuando pasó a desarme. Iturrieta mantuvo el comando todo el año.

Etapa final como buque naval (1877–1880)

En 1877, salió de su desarme temporal para ser lazareto flotante durante una nueva epidemia. A fines de ese año, volvió a situación de desarme total.

Entre 1878 y 1880 permaneció en el Río Luján, en estado inactivo. Finalmente, el 29 de abril de 1880, el buque fue vendido por el Estado en remate público a la firma Emilio Piaggio por 4.800 pesos fuertes.

Conversión civil y destino final

Convertido por su nuevo propietario en un pailebote de río, fue renombrado Esther y se dedicó al cabotaje con matrícula argentina. En 1883, fue perdido durante un temporal frente a la Usina de Gas de Buenos Aires, terminando así su carrera naval y civil.

Legado e iconografía

El Pavón fue el segundo buque en llevar ese nombre dentro de la Armada Argentina, en homenaje a la batalla homónima de 1861. Existen dibujos y grabados de época que lo representan, conservados en el Museo Naval y el Museo Histórico Nacional.

Entre sus múltiples funciones, destacan su papel en la Guerra de la Triple Alianza, su uso como transporte de tropas, hospital flotante, buque diplomático, y en la represión de alzamientos internos y contrabando. También fue fundamental en la consolidación del control nacional sobre el litoral y el Paraguay tras la guerra.

Figuró también como protagonista en acciones diplomáticas con potencias extranjeras, y su versatilidad lo llevó a cumplir tareas sanitarias, científicas y políticas. Su historia ilustra la transición de la Armada de guerra fluvial hacia una institución de mayor alcance geopolítico y estatal.


domingo, 8 de junio de 2025

SGM: La rendición de los submarinos nazis en Mar del Plata

 

Submarinos nazis en Argentina: los U-Boots que se rindieron en Mar del Plata, los avistajes confirmados y los posibles desembarcos

El U-977 es el segundo submarino alemán que se rindió en la Base Naval de Mar del Plata; lo el 17 de agosto de 1945 | Revista siete Artes

Alemania contaba con poco más de 300 submarinos cuando terminó la II Guerra Mundial; algunos se dirigieron a Sudamérica donde entre julio y agosto de 1945 tuvieron una llamativa presencia


Germán Wille || LA NACION

Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo un total de 1171 (mil ciento setenta y un) submarinos puestos al servicio de la Alemania Nazi. Cuando los alemanes capitularon, en mayo de 1945, estas temibles naves sumergibles conocidas como U-Boot superaban las 300 unidades. Muchas de ellas fueron hundidas por su propia tripulación cuando supieron que la derrota bélica era inevitable. Otras se rindieron en puertos aliados o neutrales.

Pero existen unos 50 submarinos cuyo paradero se desconoce hasta hoy. Este hecho creó una cadena de especulaciones acerca del destino de estos sumergibles. Así afloraron fuertes creencias de que algunas de esas naves pueden haber terminado en las costas del Mar Argentino. De paso también se cimentaron mitos acerca de que estos sumergibles podían también traer consigo algunos jerarcas nazis.


Días antes de la caída de Adolf Hitler, cuando la derrota alemana era inminente, se dio la orden desde los altos mandos de la marina de que los submarinos nazis debían evacuar su tripulación y luego hundirse para siempre |
Archivo

Pero más allá de las especulaciones y teorías, las pruebas fehacientes y registradas de la presencia en la Argentina de los “lobos grises” alemanes al fin de la Segunda Guerra son contadas y todas ellas fueron recopiladas por el escritor e investigador argentino Julio Mutti, especializado en la historia del nazismo, en su libro Los verdaderos últimos días de la Segunda Guerra Mundial; sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica.

Lo que efectivamente consta allí, basándose en las crónicas periodísticas de aquel tiempo y en los archivos de la Marina Argentina es la aparición de dos submarinos, el U-530 y el U-977, que vinieron a rendirse en al puerto de Mar del Plata en julio y agosto de 1945.

Por otra parte, existe también una serie de avistamientos de estas naves registrados por la armada argentina, e incluso hay un reporte de un posible desembarco nazi cerca de Necochea.


El libro de Julio B. Mutti, Los verdaderos últimos días de la segunda guerra mundial (Sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica)
| Julio B. Mutti

Se entrega el U-530

En la brumosa madrugada del 10 de julio de 1945 un suceso completamente inesperado sacudió la tranquilidad del puerto de Mar del Plata. Los pescadores que estaban en sus embarcaciones antes de la salida del sol divisaron una figura alargada, metálica de color marrón que emergía de las aguas. Para ellos no era extraño ver submarinos, pues hay una base de ellos en la ciudad, pero este era distinto: tenía un tamaño bastante mayor de los que solían ver, no presentaba inscripciones en su exterior y estaba cubierto de óxido.

De inmediato, los hombres de mar sospecharon que podría tratarse de un submarino alemán -se hablaba ya de avistamientos de estas naves e incluso de desembarcos clandestinos- y dieron aviso a la base militar del puerto. Dos lanchas de la Marina se acercaron a la nave intrusa mientras ingresaba a la base de submarinos y muy pronto, con la salida a superficie de la tripulación del sumergible, que resultó ser el U-530, quedó claro que los marinos alemanes venían a entregarse.


Marinos argentinos inspeccionan la cubierta del U-530
| Wikicommons

El “lobo gris” que emergió en Mar del Plata era del tipo IX C/40, contaba con 54 tripulantes y estaba bajo el mando del comandante Otto Wermuth, un joven oficial que aún no había cumplido los veinticinco años. De hecho, el resto de los marinos tenían su misma edad, o incluso menos. Solo un suboficial, Paul Hahn, tenía más de 40 años.

Mientras las autoridades militares discernían qué actitud tomar ante esta aparición poco esperada, los tripulantes del U-530 fueron alojados en las instalaciones preparadas para la colonia de vacaciones de los hijos de los suboficiales de la base. Allí fueron alimentados con platos típicos de la Argentina: puchero y asado.

En el libro de Mutti se cuenta que, según el testimonio de la base naval de Mar del Plata, Teniente Julio Mallea, muchos marinos se encontraban “algo afectados” por las condiciones de encierro y por no haber consumido por mucho tiempo alimentos frescos.


La tripulación del U-530 estaba conformada por jóevenes tripulantes | |
Fabio.com.ar

Hundir los sumergibles para siempre

La presencia de este submarino en las costas de la Argentina, así como el que se entregó después, tiene que ver con las decisiones tomadas por los U-Boots al final de la Segunda Guerra Mundial. Ante la inminente derrota alemana, el 30 de abril, la Kriegsmarine (Marina de Guerra alemana) dio la orden radiada a los comandantes de sus submarinos que se encontraban fuera de sus bases que debían evacuar la tripulación y luego hundir sus naves antes que entregarlas a los aliados.

Aunque el 4 de mayo el almirante Karl Doenitz, líder de la Kriegsmarine, dio la contraorden para interrumpir el autohundimiento de las naves, muchos comandantes creyeron que se trataba de un mensaje falso y enviaron definitivamente sus sumergibles al fondo del mar. Según un informe de LA NACION del año 1997, fueron 218 los lobos grises que acabaron de esa manera.

Pero hubo también otros comandantes de sumergibles que pensaron en otra opción. Serían aquellos que encararon para América del Sur, como el U-530 y el U-977. Según el libro de Mutti, las jóvenes tripulaciones de estas naves temían rendirse en Europa por temor a terminar cayendo en manos de los rusos, que los harían sufrir las peores humillaciones. Podían caer en un campo de prisioneros en Siberia o también se había corrido la versión en Alemania de que los soviéticos querían transformar Alemania en un desierto e incluso esterilizar a todos los hombres. Este plan se había conocido como Morgenthau.


La ficha del capitán Otto Wermuth, quien estaba al frente del submarino U-530 en su arribo a Mar del Plata
| Wikicommons

Ante ese panorama oscuro, la mejor opción para algunos comandantes de la Kriegsmarine era apuntar hacia la Argentina, un país que consideraban amigo y neutral (Wermuth no se había enterado que la Argentina le había declarado la guerra al Eje el 27 de marzo de 1945). Así llegó a Mar del Plata el U-530, que a finales de abril de 1945 se encontraba cerca de las costas de Nueva York.

El misterio del bote de goma

Así fue como esos U-Boots alemanes escaparon a las garras soviéticas pero no al alcance de los aliados. Por presión de distintos países extranjeros, la tripulación del U-530 fue trasladada hacia los Estados Unidos. Y lo mismo sucedió con la nave sumergible. Tras un paso por los astilleros Río Santiago, donde fue pintado y arreglado, el submarino viajó hacia el país del norte, donde fue utilizado para realizar ejercicios. Finalmente, el 28 de noviembre de 1947, la nave que había conducido Otto Wermuth fue hundida definitivamente a millas de la costa de Massachussets.

Este sumergible dejó tras de sí un hecho que sirvió para las más vastas especulaciones. Resulta que, cuando fue inspeccionado al llegar a Mar del Plata, los observadores notaron que le faltaba un bote salvavidas de goma. A su vez, unos días antes del arribo del sumergible a Mar del Plata, se había denunciado la aparición de uno de estos botes en las playas de Necochea.


El U-530 fue hundido en las costas de Massachussets en 1947 |
Wikicommons

Como sea, la aparición del bote salvavidas dio pie a imaginativas teorías. Si bien Mutti considera absolutamente imposible que en los sumergibles que pulularon por la costa Argentina hayan llegado altos mandos o jerarcas nazis (los más renombrados llegaron a Sudamérica en barcos comerciales y con identidades falsas), lo que sí puede demostrar ese bote es la posibilidad, lejana para el autor, de que algún otro submarino haya desembarcado a su tripulación en esas naves de goma, para luego hundir el sumergible para siempre.

Pero hasta ahora no hay pruebas fehacientes, corroboradas por las autoridades pertinentes, de que se haya encontrado ningún submarino nazi hundido en las costas argentinas.

Llega otro submarino a Mar del Plata

El 17 de agosto de 1945, la costa marplatense volvió a ser testigo de la llegada de otro sumergible de la Kriegsmarine. El U-977. Esta vez fueron pescadores italianos quienes desde sus embarcaciones descubrieron la presencia de esta nave. Eran las 6 de la mañana. Un comunicado oficial de las autoridades argentinas daba cuenta de que a las 9.20 el submarino se había entregado oficialmente y dos horas más tarde ingresaba, con escolta de la Armada Argentina, al puerto de Mar del Plata.

Un segundo comunicado daba un informe completo: “El submarino alemán, que se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-977, de 600 toneladas. Su tripulación se compone de treinta y dos hombres de los cuales cuatro son oficiales. Su comandante es el teniente de fragata Heinz Schäffer y se encuentra ya a bordo del (acorazado) Belgrano”.


El U-977 llegó a Mar del Plata con 32 tripulantes
Wikicommons

El comandante Schaffer también escapó de la posibilidad de caer junto a su tripulación en manos rusas. Así lo cuenta en su libro, El secreto del U-977, donde también cuenta que, en la noche del 10 de mayo, dejó 16 de sus tripulantes en una isla de Noruega, para luego partir en su travesía hacia el sur.

La parte más sacrificada de esta travesía, según lo que cuenta el comandante en su libro, fueron los 66 días que debió navegar sumergido para evitar ser avistados por los aviones aliados. Fueron días en los que los marinos comían pan en mal estado, y se movían entre la mugre y sus propios desechos, que no podían expulsar por los lanzatorpedos para no delatar su presencia. El U-Boot volvió a emerger a la superficie recién a la altura del Peñón de Gibraltar, antes de poner rumbo a Sudamérica.

Mutti cuenta que la tripulación del U-977 se había enterado por radio de que los marinos del U-530 habían sido enviados a los Estados Unidos tras entregarse en Mar del Plata. Así y todo, y en contra de lo que parte de su tripulación quería, Shaffer decidió entregarse también él con su gente, por el temor que tenía a desembarcar clandestinamente en un lugar por completo desconocido.


El comandante del U-977 escribió un libro sobre su última travesía en ese lobo gris alemán
- El Cazador

Avistamientos en San Clemente

El 22 de mayo de 1945, cuando faltaba un mes y medio para la rendición del U-530 en Mar del Plata, el vicealmirante Héctor Vernengo Díaz, Jefe del Estado Mayor de la Armada Argentina, detallaba a través de un memorando oficial reservado que, según informaba el Ministerio de Asuntos Exteriores, se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico Sur. El memo añadía que la intención de estos sumergibles era llegar hasta aguas japonesas, por lo que el Jefe del Estado Mayor proponía que una escuadra marítima vigilara la costa del Atlántico. Además, junto con la armada chilena, se controlaría el paso por el Estrecho de Magallanes.

Este mensaje, mencionado en el libro de Mutti, es una de las pruebas oficiales de la presencia de submarinos nazis en el litoral marítimo argentino luego de la Segunda Guerra Mundial. Pero a ese memorando se le sumarían, especialmente entre julio y agosto de 1945, una serie de avistamientos que también confirmarán que los lobos grises estuvieron por esta zona del mundo.


El avistamiento de un posible submarino nazi en San Clemente llegó a la portada de los diarios, como en este caso, Crítica
Gza. Julio Mutti

Los avistamientos registrados ocurrieron entre la llegada al puerto marplatense del primero y el segundo U-Boot. El primero de ellos ocurrió a la altura de San Clemente del Tuyú el 17 de julio de 1945, donde varios vecinos aseguraban haber visto, a unos 3000 metros de la costa, una torreta de submarino. Primero se acercó al lugar la policía bonaerense, pero días más tarde se montó un operativo que incluyó seis barcos y hasta aviones de la Armada Argentina. Si bien el resultado de la búsqueda resultó infructuoso, la cantidad de naves movilizadas demuestra que era un tema que tenía en vilo la Marina Argentina.

Un sumergible perseguido y atacado

Cuando el Estado nacional desclasificó documentos de la Marina con fecha en julio de 1945, pudo saberse que el 18 de julio de ese año, a 900 kilómetros al sur de San Clemente, el destructor ARA Mendoza de la Marina Argentina identificó la presencia de un sumergible. Lo hizo por observar su periscopio (“especie de caño sobresalía del agua color gris claro”, dice la bitácora de la nave argentina), como por detectar los sonidos submarinos en sus hidrófonos.

El lugar del avistamiento era San Antonio Este, al norte del Golfo San Matías. La hora, las 17.30. La bitácora del destructor señalaba que, ante la presencia de aquel sumergible, “se tocó alarma antisubmarina, máxima velocidad y se puso proa al lugar indicado, donde comenzó a largarse cargas de profundidad”. Allí se informaba también que se patrulló la zona por una hora 40 minutos y luego se recorrió “la costa norte abordable del golfo”.


El destructor ARA Mendoza detectó un submarino y le lanzó bombas de profundidad en julio de 1945 en el Golfo San Matías
. Wikicommons

En este único caso, el avistamiento del submarino fue acompañado, como consta en la bitácora, de un ataque desde el destructor argentino. Pero no existió ninguna prueba de que el submarino haya sido alcanzado por los proyectiles.

En Copetonas, una localidad ubicada 100 kilómetros al sur de Necochea, también se realizó un avistamiento que llegó a las autoridades. José Alfaro, dueño de una pequeña compañía pesquera, denunció el 23 de julio, ante el subprefecto Demetrio Vergara que había divisado la torreta gris de un submarino a unos 4000 metros de la costa.

En su informe a los jefes de la Marina, Vergara escribió: “Al parecer el avistamiento es cierto, ya que tres tripulantes de un lancha de pesca `Alfaro II´ declararon, ante el subprefecto e inspector, haber avistado el sumergible. Las versiones coinciden en todos los detalles, incluidos la hora, la distancia de la costa y el rumbo del sumergible.”

¿Pruebas de un desembarco?

Un último incidente que consta en el libro de Mutti relata lo que podría ser el único caso que registra lo que podría ser un desembarco de un submarino nazi. Ocurrió en la noche del 27 al 28 de julio en inmediaciones de un paraje a pocos kilómetros al sur de Necochea llamado Punta Negra. El reporte de este caso está documentado en un memorandum que Prefectura General Marítima elevó al Ministerio de la Marina.

Todo comenzó cuando el destacamento policial de Punta Negra recibió la denuncia de que una nave hacía señales luminosas cerca de la costa, las cuales eran respondidas por alguien desde tierra. Luego de una intensa búsqueda, la policía encontró a una persona de nacionalidad alemana, que sería el que emitía las luces, y que no tardó en confesar que frente a la playa había un sumergible de Alemania intentando desembarcar y enviando señales en Código Morse.

El hombre fue detenido y a la mañana siguiente, cuatro agentes policiales exploraron la playa y hallaron, 15 minutos al norte de la detención del alemán, lo que describe el informe: “Huellas que iban y venían, desde la costa hasta la entrada arbolada de una estancia. Había también huellas de lanchas o botes de goma que había sido arrastrados y las marcas inequívocas de cajas o cajones muy pesados que habían sido llevados hasta un lugar donde había huellas de ruedas de camión”.

Pero lo mejor del relato está por venir. Cuando los policías se dirigieron a la mencionada estancia “se encontraron con cuatro hombres que hablaban alemán, con ametralladoras en la mano, que les impidieron seguir y los echaron violentamente”.


El U-530 (claro) y el U-977 en Río de Janeiro, en su viaje para los Estados Unidos
Ig @julio.b.mutti

“Levantar patrullado”

El memorandum termina diciendo que los agentes debieron retirarse al no tener orden de allanamiento, y cuando reportaron el asunto a la Jefatura Provincial de Policía de La Plata, desde allí recibieron la orden de “dejar sin efecto la búsqueda de alemanes, retirándose de inmediato de la estancia”.

La incomprensible orden emanada de la policía provincial se encuadra con la que había dado unos días antes, el 21 de julio, el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Héctor Vernengo Lima, cuando, a través de un comunicado había ordenado a sus subalternos que dejen de buscar naves alemanas en las aguas argentinas.

“Comandante en jefe de Escumar y Escurio: Levantar patrullado de la costa”, decía el escueto comunicado, emitido incluso un mes antes de la rendición en Mar del Plata del U-977. Pero el por qué de esa decisión de la oficialidad argentina entra en el terreno de las especulaciones geopolíticas que exceden esta nota.