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miércoles, 8 de octubre de 2025

SGM: El submarino nazi hundido en Quequén

El submarino nazi hundido en Quequén: la historia desconocida a 80 años del final de Hitler


  • A ocho décadas de la caída del Tercer Reich, la costa bonaerense guarda un episodio poco difundido: el hundimiento de un submarino alemán frente a Necochea en 1945. Entre documentos, testimonios y hallazgos submarinos, la historia sigue generando debate entre especialistas. 




La Agrupación Eslabón Perdido dijo que ya no quedan dudas que las imágenes obtenidas a 28 metros de profundidad corresponden a un U boot Clase IX de la Segunda Guerra, abriendo así nuevos interrogantes sobre las actividades nazis en la Argentina. 

Por Redacción Argenports.com

Mientras Berlín caía en abril de 1945, un cable secreto desde Alemania ordenaba preparar la llegada de un submarino a las costas de Quequén para fines de julio. La nave, según los indicios, nunca se rindió y terminó hundida en el Atlántico sur.
El episodio, rodeado de rumores sobre la huida de jerarcas nazis hacia Sudamérica, permaneció durante décadas envuelto en silencio y versiones encontradas.
 

Documentos de época que confirmaron la presencia del sumergible en la costa bonaerense.

Las rendiciones de Mar del Plata

Ese mismo año, Argentina fue escenario de dos rendiciones oficiales. El 10 de julio de 1945, el U 530, al mando de Otto Wermuth, se entregó en la Base Naval Mar del Plata. Semanas después, el U 977, dirigido por Heinz Schäffer, hizo lo propio el 17 de agosto.
Ambos hechos demostraron que submarinos alemanes habían seguido operando en el Atlántico tras la rendición del Tercer Reich, y reforzaron la sospecha de que otros U Boote habían buscado refugio en la región.

 
Mar del Plata recibió en 1945 la rendición de dos submarinos alemanes, en un hecho histórico para la Armada Argentina.

El hallazgo en Quequén

A pocos kilómetros de Mar del Plata, pescadores y buzos de Quequén comenzaron a hablar de restos metálicos en el lecho marino que no correspondían a embarcaciones locales.
En 2021, el grupo Eslabón Perdido, liderado por el investigador Abel Basti, recopiló testimonios de vecinos y documentos que mencionaban huellas de camiones saliendo del mar y movimientos inusuales en la zona en los meses posteriores al fin de la guerra.

Investigaciones y pruebas técnicas

En 2022, la Prefectura Naval Argentina intervino con un ROV y buzos tácticos. A 4 kilómetros de Quequén y a 28 metros de profundidad, hallaron una estructura metálica de unos 80 metros de largo.
Posteriormente, según señala Román Lejtman en Infobae, los ingenieros navales Juan Martín Canevaro y Andrés Cuidet identificaron rasgos típicos de un U Boot: torreta, periscopio, escotillas diagonales y bitas retráctiles.
 

Arriba, imagen de un submarino alemán tipo IX tras la Segunda Guerra Mundial, y abajo, imagen tomada por Prefectura compatible con un periscopio, tomada a 27 metros de profundidad, frente a Necochea.
 

El informe fue remitido a la Liga Naval Italiana, cuyo perito Fabio Bisciotti concluyó con un 90 % de certeza que se trataba de un submarino nazi tipo VII o IX, hundido deliberadamente para borrar huellas.
 

Arriba, escotilla para torpedos en un submarino alemán de la II Guerra, y abajo, imagen tomada por Prefectura frente a Necochea.
 
 

Escotilla de un submarino alemán (arriba) e imagen tomada en Quequén (abajo).
  


Cubierta de un submarino alemán (arriba) e imagen tomada por Prefectura (abajo).

 

Un caso abierto

Aunque no existe confirmación oficial de Alemania o Argentina, las nuevas imágenes obtenidas en 2024 muestran con más claridad la estructura. 
Sin embargo, el hallazgo se complicó: toneladas de chatarra fueron arrojadas sobre el pecio, lo que generó sospechas de sabotaje para impedir la identificación final.
Hoy, el misterio sigue sin resolverse por completo. El submarino permanece en silencio bajo el mar de Quequén, pero las pruebas acumuladas lo ubican como uno de los capítulos más intrigantes de la posguerra en Argentina.


jueves, 14 de agosto de 2025

U-2540: El submarino que durmió 12 años para volver al servicio

Submarino U-2540 / Clase 214 (Kriegsmarine/ Bundesmarine)






En junio de 1957, después de pasar más de 12 años descansando en el suelo del Mar Báltico, el U-2540 fue recuperado y renovado en Howaldtswerke en Kiel.
Luego fue encargado como buque de investigación por el Bundesmarine, sirviendo como barco de prueba (Clase 241) desde el 1 de septiembre de 1960 hasta el 28 de agosto de 1968.
Tras su relanzamiento, el submarino pasó a llamarse Wilhelm Bauer en honor al diseñador del primer submarino alemán, el Brandtaucher, que fue construido en Kiel por August Howaldt en 1850.
El ex-Type XXI Wilhelm Bauer originalmente designado como U-2540 reconstruido en servicio con la Bundesmarine en la década de 1960.

domingo, 8 de junio de 2025

SGM: La rendición de los submarinos nazis en Mar del Plata

 

Submarinos nazis en Argentina: los U-Boots que se rindieron en Mar del Plata, los avistajes confirmados y los posibles desembarcos

El U-977 es el segundo submarino alemán que se rindió en la Base Naval de Mar del Plata; lo el 17 de agosto de 1945 | Revista siete Artes

Alemania contaba con poco más de 300 submarinos cuando terminó la II Guerra Mundial; algunos se dirigieron a Sudamérica donde entre julio y agosto de 1945 tuvieron una llamativa presencia


Germán Wille || LA NACION

Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo un total de 1171 (mil ciento setenta y un) submarinos puestos al servicio de la Alemania Nazi. Cuando los alemanes capitularon, en mayo de 1945, estas temibles naves sumergibles conocidas como U-Boot superaban las 300 unidades. Muchas de ellas fueron hundidas por su propia tripulación cuando supieron que la derrota bélica era inevitable. Otras se rindieron en puertos aliados o neutrales.

Pero existen unos 50 submarinos cuyo paradero se desconoce hasta hoy. Este hecho creó una cadena de especulaciones acerca del destino de estos sumergibles. Así afloraron fuertes creencias de que algunas de esas naves pueden haber terminado en las costas del Mar Argentino. De paso también se cimentaron mitos acerca de que estos sumergibles podían también traer consigo algunos jerarcas nazis.


Días antes de la caída de Adolf Hitler, cuando la derrota alemana era inminente, se dio la orden desde los altos mandos de la marina de que los submarinos nazis debían evacuar su tripulación y luego hundirse para siempre |
Archivo

Pero más allá de las especulaciones y teorías, las pruebas fehacientes y registradas de la presencia en la Argentina de los “lobos grises” alemanes al fin de la Segunda Guerra son contadas y todas ellas fueron recopiladas por el escritor e investigador argentino Julio Mutti, especializado en la historia del nazismo, en su libro Los verdaderos últimos días de la Segunda Guerra Mundial; sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica.

Lo que efectivamente consta allí, basándose en las crónicas periodísticas de aquel tiempo y en los archivos de la Marina Argentina es la aparición de dos submarinos, el U-530 y el U-977, que vinieron a rendirse en al puerto de Mar del Plata en julio y agosto de 1945.

Por otra parte, existe también una serie de avistamientos de estas naves registrados por la armada argentina, e incluso hay un reporte de un posible desembarco nazi cerca de Necochea.


El libro de Julio B. Mutti, Los verdaderos últimos días de la segunda guerra mundial (Sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica)
| Julio B. Mutti

Se entrega el U-530

En la brumosa madrugada del 10 de julio de 1945 un suceso completamente inesperado sacudió la tranquilidad del puerto de Mar del Plata. Los pescadores que estaban en sus embarcaciones antes de la salida del sol divisaron una figura alargada, metálica de color marrón que emergía de las aguas. Para ellos no era extraño ver submarinos, pues hay una base de ellos en la ciudad, pero este era distinto: tenía un tamaño bastante mayor de los que solían ver, no presentaba inscripciones en su exterior y estaba cubierto de óxido.

De inmediato, los hombres de mar sospecharon que podría tratarse de un submarino alemán -se hablaba ya de avistamientos de estas naves e incluso de desembarcos clandestinos- y dieron aviso a la base militar del puerto. Dos lanchas de la Marina se acercaron a la nave intrusa mientras ingresaba a la base de submarinos y muy pronto, con la salida a superficie de la tripulación del sumergible, que resultó ser el U-530, quedó claro que los marinos alemanes venían a entregarse.


Marinos argentinos inspeccionan la cubierta del U-530
| Wikicommons

El “lobo gris” que emergió en Mar del Plata era del tipo IX C/40, contaba con 54 tripulantes y estaba bajo el mando del comandante Otto Wermuth, un joven oficial que aún no había cumplido los veinticinco años. De hecho, el resto de los marinos tenían su misma edad, o incluso menos. Solo un suboficial, Paul Hahn, tenía más de 40 años.

Mientras las autoridades militares discernían qué actitud tomar ante esta aparición poco esperada, los tripulantes del U-530 fueron alojados en las instalaciones preparadas para la colonia de vacaciones de los hijos de los suboficiales de la base. Allí fueron alimentados con platos típicos de la Argentina: puchero y asado.

En el libro de Mutti se cuenta que, según el testimonio de la base naval de Mar del Plata, Teniente Julio Mallea, muchos marinos se encontraban “algo afectados” por las condiciones de encierro y por no haber consumido por mucho tiempo alimentos frescos.


La tripulación del U-530 estaba conformada por jóevenes tripulantes | |
Fabio.com.ar

Hundir los sumergibles para siempre

La presencia de este submarino en las costas de la Argentina, así como el que se entregó después, tiene que ver con las decisiones tomadas por los U-Boots al final de la Segunda Guerra Mundial. Ante la inminente derrota alemana, el 30 de abril, la Kriegsmarine (Marina de Guerra alemana) dio la orden radiada a los comandantes de sus submarinos que se encontraban fuera de sus bases que debían evacuar la tripulación y luego hundir sus naves antes que entregarlas a los aliados.

Aunque el 4 de mayo el almirante Karl Doenitz, líder de la Kriegsmarine, dio la contraorden para interrumpir el autohundimiento de las naves, muchos comandantes creyeron que se trataba de un mensaje falso y enviaron definitivamente sus sumergibles al fondo del mar. Según un informe de LA NACION del año 1997, fueron 218 los lobos grises que acabaron de esa manera.

Pero hubo también otros comandantes de sumergibles que pensaron en otra opción. Serían aquellos que encararon para América del Sur, como el U-530 y el U-977. Según el libro de Mutti, las jóvenes tripulaciones de estas naves temían rendirse en Europa por temor a terminar cayendo en manos de los rusos, que los harían sufrir las peores humillaciones. Podían caer en un campo de prisioneros en Siberia o también se había corrido la versión en Alemania de que los soviéticos querían transformar Alemania en un desierto e incluso esterilizar a todos los hombres. Este plan se había conocido como Morgenthau.


La ficha del capitán Otto Wermuth, quien estaba al frente del submarino U-530 en su arribo a Mar del Plata
| Wikicommons

Ante ese panorama oscuro, la mejor opción para algunos comandantes de la Kriegsmarine era apuntar hacia la Argentina, un país que consideraban amigo y neutral (Wermuth no se había enterado que la Argentina le había declarado la guerra al Eje el 27 de marzo de 1945). Así llegó a Mar del Plata el U-530, que a finales de abril de 1945 se encontraba cerca de las costas de Nueva York.

El misterio del bote de goma

Así fue como esos U-Boots alemanes escaparon a las garras soviéticas pero no al alcance de los aliados. Por presión de distintos países extranjeros, la tripulación del U-530 fue trasladada hacia los Estados Unidos. Y lo mismo sucedió con la nave sumergible. Tras un paso por los astilleros Río Santiago, donde fue pintado y arreglado, el submarino viajó hacia el país del norte, donde fue utilizado para realizar ejercicios. Finalmente, el 28 de noviembre de 1947, la nave que había conducido Otto Wermuth fue hundida definitivamente a millas de la costa de Massachussets.

Este sumergible dejó tras de sí un hecho que sirvió para las más vastas especulaciones. Resulta que, cuando fue inspeccionado al llegar a Mar del Plata, los observadores notaron que le faltaba un bote salvavidas de goma. A su vez, unos días antes del arribo del sumergible a Mar del Plata, se había denunciado la aparición de uno de estos botes en las playas de Necochea.


El U-530 fue hundido en las costas de Massachussets en 1947 |
Wikicommons

Como sea, la aparición del bote salvavidas dio pie a imaginativas teorías. Si bien Mutti considera absolutamente imposible que en los sumergibles que pulularon por la costa Argentina hayan llegado altos mandos o jerarcas nazis (los más renombrados llegaron a Sudamérica en barcos comerciales y con identidades falsas), lo que sí puede demostrar ese bote es la posibilidad, lejana para el autor, de que algún otro submarino haya desembarcado a su tripulación en esas naves de goma, para luego hundir el sumergible para siempre.

Pero hasta ahora no hay pruebas fehacientes, corroboradas por las autoridades pertinentes, de que se haya encontrado ningún submarino nazi hundido en las costas argentinas.

Llega otro submarino a Mar del Plata

El 17 de agosto de 1945, la costa marplatense volvió a ser testigo de la llegada de otro sumergible de la Kriegsmarine. El U-977. Esta vez fueron pescadores italianos quienes desde sus embarcaciones descubrieron la presencia de esta nave. Eran las 6 de la mañana. Un comunicado oficial de las autoridades argentinas daba cuenta de que a las 9.20 el submarino se había entregado oficialmente y dos horas más tarde ingresaba, con escolta de la Armada Argentina, al puerto de Mar del Plata.

Un segundo comunicado daba un informe completo: “El submarino alemán, que se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-977, de 600 toneladas. Su tripulación se compone de treinta y dos hombres de los cuales cuatro son oficiales. Su comandante es el teniente de fragata Heinz Schäffer y se encuentra ya a bordo del (acorazado) Belgrano”.


El U-977 llegó a Mar del Plata con 32 tripulantes
Wikicommons

El comandante Schaffer también escapó de la posibilidad de caer junto a su tripulación en manos rusas. Así lo cuenta en su libro, El secreto del U-977, donde también cuenta que, en la noche del 10 de mayo, dejó 16 de sus tripulantes en una isla de Noruega, para luego partir en su travesía hacia el sur.

La parte más sacrificada de esta travesía, según lo que cuenta el comandante en su libro, fueron los 66 días que debió navegar sumergido para evitar ser avistados por los aviones aliados. Fueron días en los que los marinos comían pan en mal estado, y se movían entre la mugre y sus propios desechos, que no podían expulsar por los lanzatorpedos para no delatar su presencia. El U-Boot volvió a emerger a la superficie recién a la altura del Peñón de Gibraltar, antes de poner rumbo a Sudamérica.

Mutti cuenta que la tripulación del U-977 se había enterado por radio de que los marinos del U-530 habían sido enviados a los Estados Unidos tras entregarse en Mar del Plata. Así y todo, y en contra de lo que parte de su tripulación quería, Shaffer decidió entregarse también él con su gente, por el temor que tenía a desembarcar clandestinamente en un lugar por completo desconocido.


El comandante del U-977 escribió un libro sobre su última travesía en ese lobo gris alemán
- El Cazador

Avistamientos en San Clemente

El 22 de mayo de 1945, cuando faltaba un mes y medio para la rendición del U-530 en Mar del Plata, el vicealmirante Héctor Vernengo Díaz, Jefe del Estado Mayor de la Armada Argentina, detallaba a través de un memorando oficial reservado que, según informaba el Ministerio de Asuntos Exteriores, se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico Sur. El memo añadía que la intención de estos sumergibles era llegar hasta aguas japonesas, por lo que el Jefe del Estado Mayor proponía que una escuadra marítima vigilara la costa del Atlántico. Además, junto con la armada chilena, se controlaría el paso por el Estrecho de Magallanes.

Este mensaje, mencionado en el libro de Mutti, es una de las pruebas oficiales de la presencia de submarinos nazis en el litoral marítimo argentino luego de la Segunda Guerra Mundial. Pero a ese memorando se le sumarían, especialmente entre julio y agosto de 1945, una serie de avistamientos que también confirmarán que los lobos grises estuvieron por esta zona del mundo.


El avistamiento de un posible submarino nazi en San Clemente llegó a la portada de los diarios, como en este caso, Crítica
Gza. Julio Mutti

Los avistamientos registrados ocurrieron entre la llegada al puerto marplatense del primero y el segundo U-Boot. El primero de ellos ocurrió a la altura de San Clemente del Tuyú el 17 de julio de 1945, donde varios vecinos aseguraban haber visto, a unos 3000 metros de la costa, una torreta de submarino. Primero se acercó al lugar la policía bonaerense, pero días más tarde se montó un operativo que incluyó seis barcos y hasta aviones de la Armada Argentina. Si bien el resultado de la búsqueda resultó infructuoso, la cantidad de naves movilizadas demuestra que era un tema que tenía en vilo la Marina Argentina.

Un sumergible perseguido y atacado

Cuando el Estado nacional desclasificó documentos de la Marina con fecha en julio de 1945, pudo saberse que el 18 de julio de ese año, a 900 kilómetros al sur de San Clemente, el destructor ARA Mendoza de la Marina Argentina identificó la presencia de un sumergible. Lo hizo por observar su periscopio (“especie de caño sobresalía del agua color gris claro”, dice la bitácora de la nave argentina), como por detectar los sonidos submarinos en sus hidrófonos.

El lugar del avistamiento era San Antonio Este, al norte del Golfo San Matías. La hora, las 17.30. La bitácora del destructor señalaba que, ante la presencia de aquel sumergible, “se tocó alarma antisubmarina, máxima velocidad y se puso proa al lugar indicado, donde comenzó a largarse cargas de profundidad”. Allí se informaba también que se patrulló la zona por una hora 40 minutos y luego se recorrió “la costa norte abordable del golfo”.


El destructor ARA Mendoza detectó un submarino y le lanzó bombas de profundidad en julio de 1945 en el Golfo San Matías
. Wikicommons

En este único caso, el avistamiento del submarino fue acompañado, como consta en la bitácora, de un ataque desde el destructor argentino. Pero no existió ninguna prueba de que el submarino haya sido alcanzado por los proyectiles.

En Copetonas, una localidad ubicada 100 kilómetros al sur de Necochea, también se realizó un avistamiento que llegó a las autoridades. José Alfaro, dueño de una pequeña compañía pesquera, denunció el 23 de julio, ante el subprefecto Demetrio Vergara que había divisado la torreta gris de un submarino a unos 4000 metros de la costa.

En su informe a los jefes de la Marina, Vergara escribió: “Al parecer el avistamiento es cierto, ya que tres tripulantes de un lancha de pesca `Alfaro II´ declararon, ante el subprefecto e inspector, haber avistado el sumergible. Las versiones coinciden en todos los detalles, incluidos la hora, la distancia de la costa y el rumbo del sumergible.”

¿Pruebas de un desembarco?

Un último incidente que consta en el libro de Mutti relata lo que podría ser el único caso que registra lo que podría ser un desembarco de un submarino nazi. Ocurrió en la noche del 27 al 28 de julio en inmediaciones de un paraje a pocos kilómetros al sur de Necochea llamado Punta Negra. El reporte de este caso está documentado en un memorandum que Prefectura General Marítima elevó al Ministerio de la Marina.

Todo comenzó cuando el destacamento policial de Punta Negra recibió la denuncia de que una nave hacía señales luminosas cerca de la costa, las cuales eran respondidas por alguien desde tierra. Luego de una intensa búsqueda, la policía encontró a una persona de nacionalidad alemana, que sería el que emitía las luces, y que no tardó en confesar que frente a la playa había un sumergible de Alemania intentando desembarcar y enviando señales en Código Morse.

El hombre fue detenido y a la mañana siguiente, cuatro agentes policiales exploraron la playa y hallaron, 15 minutos al norte de la detención del alemán, lo que describe el informe: “Huellas que iban y venían, desde la costa hasta la entrada arbolada de una estancia. Había también huellas de lanchas o botes de goma que había sido arrastrados y las marcas inequívocas de cajas o cajones muy pesados que habían sido llevados hasta un lugar donde había huellas de ruedas de camión”.

Pero lo mejor del relato está por venir. Cuando los policías se dirigieron a la mencionada estancia “se encontraron con cuatro hombres que hablaban alemán, con ametralladoras en la mano, que les impidieron seguir y los echaron violentamente”.


El U-530 (claro) y el U-977 en Río de Janeiro, en su viaje para los Estados Unidos
Ig @julio.b.mutti

“Levantar patrullado”

El memorandum termina diciendo que los agentes debieron retirarse al no tener orden de allanamiento, y cuando reportaron el asunto a la Jefatura Provincial de Policía de La Plata, desde allí recibieron la orden de “dejar sin efecto la búsqueda de alemanes, retirándose de inmediato de la estancia”.

La incomprensible orden emanada de la policía provincial se encuadra con la que había dado unos días antes, el 21 de julio, el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Héctor Vernengo Lima, cuando, a través de un comunicado había ordenado a sus subalternos que dejen de buscar naves alemanas en las aguas argentinas.

“Comandante en jefe de Escumar y Escurio: Levantar patrullado de la costa”, decía el escueto comunicado, emitido incluso un mes antes de la rendición en Mar del Plata del U-977. Pero el por qué de esa decisión de la oficialidad argentina entra en el terreno de las especulaciones geopolíticas que exceden esta nota.


domingo, 6 de abril de 2025

Malvinas: El ARA San Luis navegando debajo del enemigo

El enemigo desde abajo: la patrulla de guerra del ARA San Luis durante la Guerra de las Malvinas de 1982

El impacto que tuvo el ARA San Luis en la Marina Real Británica

Por el subteniente Grant T. Willis, USAF || Naval Institute

Después de 1945, el uso de submarinos en operaciones de combate se ha limitado al juego del gato y el ratón de la Guerra Fría, con su introducción como plataforma de ataque sumergida guiada con precisión. En 1982, el submarino volvería a hacerse a la mar para hundir buques de guerra enemigos en una batalla convencional, pero estos submarinos no luchaban en nombre de las dos superpotencias de la época. La junta militar argentina, bajo el liderazgo del general Leopoldo Gualtieri, buscó unir a la nación y distraer a su gente de la agitación interna recurriendo a la causa nacional para recuperar las Malvinas, o, como las conocían los británicos, las Islas Malvinas.

Después de mucha presión diplomática de Argentina y reconocidas tensiones económicas y políticas en Gran Bretaña para recortar su gasto militar, la junta lanzó su invasión del archipiélago del Atlántico Sur el 2 de abril de 1982. La primera ministra británica Margaret Thatcher envió una fuerza de tarea naval, cuyo tamaño no se había visto desde la Crisis de Suez de 1956. Los argentinos, después de asegurar las islas con poca resistencia de una unidad ligera de 69 infantes de marina reales, tuvieron que preparar su defensa contra un posible intento de Gran Bretaña de recuperar las islas.

La probabilidad de guerra aumentó a medida que la fuerza de tarea de la Marina Real avanzaba más hacia el sur. Los tres submarinos británicos de propulsión nuclear estacionados en el área dieron la alarma para la flota argentina del almirante Jorge Isaac Anaya. La marina argentina estaba bien armada y era una de las mejores fuerzas navales de América del Sur. El almirante Anaya y su personal habían elaborado el plan para lanzar la invasión y lo presentaron a la junta y al general Leopoldo Gualtieri para su aprobación en 1981. La introducción de los submarinos nucleares de la Marina Real en el Atlántico Sur requirió la implementación inmediata de la invasión el 2 de abril.

Orden de batalla

Muchos de los que estudian la Guerra de las Malvinas de 1982 entienden las hazañas del ARA Santa Fe, un antiguo submarino de la clase Guppy de la Marina de los EE. UU. de la Segunda Guerra Mundial que sufrió graves daños y encalló durante el asalto británico a la isla de Georgia del Sur el 25 de abril. Sin embargo, el Santa Fe no fue el único submarino argentino que participó en combate durante el conflicto de las Malvinas.

Argentina también poseía varios otros submarinos, incluido un nuevo submarino diésel-eléctrico de ataque rápido Tipo 209 construido en Alemania Occidental, el ARA San Luis. El servicio submarino argentino tendría que combinar sus activos de flota y sus camaradas de la Fuerza Aérea y la fuerza aérea naval para intentar cortar la sangre vital de Gran Bretaña y recuperar con éxito las Malvinas en un asalto anfibio. Debido al mantenimiento y la falta de preparación para el mar, solo el San Luis y el Santa Fe estaban listos para el combate durante la Guerra de las Malvinas.1 Si el ARA Salta y el Santiago del Estero hubieran estado listos para el mar a tiempo para la Operación Rosario, tal vez hubieran podido aplicar más tensión y presión sobre los activos de guerra antisubmarina (ASW) de la fuerza de tareas británica.

Muchos de los mejores comandantes de submarinos de la flota argentina en ese momento estaban siendo entrenados en Alemania Occidental, lo que obligó a los oficiales de menor rango y menos experimentados a capitanear sus barcos en el conflicto más importante que los argentinos lucharían en su historia desde su declaración de guerra a la Alemania nazi en 1945.2 Aunque la historia militar de las fuerzas armadas argentinas ha sido ligera, los recursos que Buenos Aires podía aplicar a una guerra en el Atlántico Sur le dieron una ligera ventaja a un ejército argentino que podría, si se hacía correctamente, aplicar sus fuerzas con el máximo efecto en la fuerza de tarea entrante. La aplicación de estos recursos se vería obstaculizada por motivaciones políticas entre sus comandantes superiores y una falta de estándares de entrenamiento y mantenimiento.

Acerca de enfrentar a la flota

Para mantener el poder político en el continente y dentro de la junta, el almirante Anaya regresó su flota de batalla a su puerto de origen en la Base Naval de Puerto Belgrano. 3 Después del hundimiento del General Belgrano, sintió que retener sus buques de guerra restantes mantendría su posición política para ejercer influencia, en lugar de lanzarse a la situación más importante que la Armada Argentina haya enfrentado en su historia. Es fácil decir que la Marina Real hubiera aniquilado a la flota argentina; sin embargo, la combinación de aviones de ataque argentinos con base en tierra, misiles Exocet aéreos, marítimos y terrestres y un portaaviones, la fuerza de tareas de Thatcher, podría haber tenido un resultado mucho más costoso para la recuperación de las Malvinas de lo que experimentó. La fuerza submarina del almirante Anaya parecía ser el único activo de la flota que estaba dispuesto a utilizar en acciones ofensivas de la flota contra la Marina Real.

La patrulla de guerra del San Luis en la guerra del Atlántico Sur ha estado marcada por la controversia. Durante el conflicto, Gran Bretaña perdió seis barcos por bombas y misiles lanzados o lanzados por aviones de ataque argentinos con base en tierra. Estos impactos y hundimientos son, no obstante, notables si se considera la falta de entrenamiento o conocimiento de tácticas antibuque de los pilotos argentinos que volaron contra estos buques fuertemente defendidos. Sin embargo, la guerra en el mar no se limitó completamente al hundimiento del ARA Belgrano (Clase Brooklyn) por el HMS Conqueror (SSN clase Churchill). Después del hundimiento del Belgrano, el resto de la flota argentina fijó un nuevo rumbo hacia su base de origen en Mar del Plata, temiendo nuevos ataques de submarinos nucleares de la Marina Real y pérdidas de más buques capitales que podrían dañar el prestigio y los limitados activos de la junta.

La patrulla de guerra

El San Luis comenzó su patrulla para atacar a la fuerza de tarea al norte de las Islas Malvinas. Durante su única patrulla continua, reivindicó tres ataques con torpedos contra buques británicos. Afirmó haber disparado dos torpedos antisuperficie SST-4 de fabricación alemana y un torpedo antisubmarino Mark 37 estadounidense. Su primer ataque fue contra el HMS Yarmouth (fragata Tipo 12) y el HMS Brilliant (fragata Tipo 22). El ataque del San Luis no tuvo impactos y el buque sostuvo una batalla ASW decidida durante 20 horas, sobreviviendo a cargas de profundidad y un torpedo. El San Luis rompió el contacto y comenzó su segunda incursión el 8 de mayo contra un submarino británico. Doce minutos después de disparar su torpedo, el San Luis escuchó una explosión en el mismo rumbo de su objetivo; sin embargo, la Marina Real no afirmó haber sufrido pérdidas de submarinos durante el conflicto, y se especula que el torpedo del San Luis pudo haber tocado fondo. Su última incursión se llevó a cabo el 10 de mayo contra otros dos buques de guerra, disparando un torpedo contra el HMS Arrow (fragata Tipo 21) y el HMS Alacrity (fragata Tipo 21). Después de seis minutos, se escuchó una pequeña explosión en el rumbo de la fragata, y cuando el HMS Arrow recuperó su contramedida remolcada, fue evidente que había sido alcanzado.4

¿Qué salió mal?

Hubo muchos problemas con el rendimiento de los torpedos SST-4 que había disparado la tripulación del San Luis. Según un análisis de posguerra realizado por el Departamento de la Marina de los EE. UU. en septiembre de 1983:

La principal Fuerza de Tareas británica fue localizada y atacada sin éxito por el Tipo 209, San Luis. Ese submarino estuvo en el mar, y a veces en el área de la fuerza británica, durante aproximadamente 36 días. La amenaza de los submarinos argentinos fue una preocupación constante para el comandante de la Fuerza de Tareas británica, y se realizaron numerosos ataques contra presuntos contactos submarinos, con un gran número de armas ASW que se gastaron. En cualquier caso, el San Luis sobrevivió a todos los esfuerzos ASW británicos, pero al mismo tiempo no pudo infligir daño a la fuerza británica debido a problemas materiales.


Se ha identificado al submarino como alguien que disparaba sus municiones a demasiada profundidad, con un sistema de control de fuego obsoleto que requería que la tripulación calculara sus soluciones manualmente; cables rotos después de que se dispararan los torpedos, lo que impidió la capacidad de dirigir a los peces hacia sus objetivos; la falta de preparación de los SST-4 en los tubos de la sala de torpedos, que no permitían que los torpedos se armaran solos después de dispararse, y una tripulación inexperta.5 Todos estos factores se combinaron para permitir que los buques objetivo escaparan de los ataques del San Luis. Los ataques fueron pobres, pero el hecho de que el San Luis pudiera hacer estas aproximaciones contra lo mejor de la Royal Navy muestra cuán diferente podría haber sido el resultado si el San Luis hubiera estado completamente aprovisionado y preparado para operaciones de combate.

Sin embargo, es significativo que estos ataques y batallas ASW tuvieran lugar. Un submarino de diseño y fabricación alemana había disparado torpedos reales en señal de ira contra buques de guerra de la Royal Navy de Su Majestad por tercera vez en el Atlántico durante el siglo XX. Esta vez, los submarinistas de esta versión latinoamericana de Das Boot habían tenido un golpe de suerte, ya que lograron eludir los decididos ataques con cargas de profundidad y torpedos de la Royal Navy y regresaron a casa sin un rasguño.

Resultados

El 14 de junio de 1982, la Union Jack volvió a ondear sobre Puerto Stanley mientras la guarnición argentina bajo el mando del general Menéndez se rendía. La conmoción y el daño al orgullo nacional argentino dieron como resultado el regreso de la democracia a Buenos Aires, el rechazo del régimen militar y la aplicación por parte del gobierno de la “guerra sucia”, o reinado del terror contra los disidentes del régimen de la junta. Aunque Argentina perdió la guerra, había recuperado su democracia. Para el gobierno de la primera ministra Thatcher, su supervivencia política estaba asegurada y la guerra provocó un aumento del orgullo y el prestigio británicos.6 Lo que comenzó como una humillación nacional había resultado en éxito y redención. La Marina Real sobrevivió y los recortes a sus capacidades y tamaño terminaron debido a la demostración cinética de su importancia para mantener el poder internacional de Gran Bretaña.
Lo que podría haber sido

El resultado de la Guerra de las Malvinas habría sido muy diferente si los torpedos del San Luis hubieran funcionado y golpeado correctamente solo se puede especular. Si las bombas de la fuerza aeronaval y aérea argentina hubieran que impactaron hubieran detonado, tal vez más de nueve barcos podrían haberse hundido. Si el portaaviones ligero ARA Veinticinco de Mayo hubiera podido lanzar un ataque contra los portaaviones británicos con sus diez A-4Q Skyhawks en lugar de abortar debido al mal tiempo y si los torpedos del San Luis hubieran funcionado como se esperaba, la Marina Real podría haber sufrido una humillante derrota a manos de los argentinos. Todos estos factores coincidieron con el hecho de que los británicos tenían poco o ningún avión de alerta temprana y tuvieron que depender de fuerzas especiales, submarinos y radares a bordo de los barcos para detectar aviones que se acercaban en vuelo bajo.

Muchas situaciones contrafácticas posibles podrían resultar en la derrota de un intento británico de recuperar las islas, pero la lucha fue decidida por hombres dispuestos a hacer un esfuerzo extraordinario a pesar del terreno difícil, el clima y las largas distancias. La guerra en el mar puede parecer una cosa de película con capitanes tranquilos y calculadores que atraviesan el periscopio, como cazadores que acechan a sus presas en alta mar, pero guerras como la de las Malvinas aún muestran el papel clave que los submarinos y sus intrépidas tripulaciones pueden desempeñar en la guerra moderna. Hoy, mientras miramos hacia el futuro del combate sumergido, las grandes potencias y sus armadas pueden aprender lecciones valiosas del Atlántico Sur y las hazañas de sus veteranos como el San Luis.

Mirando hacia el futuro desde las Malvinas

En el futuro, los submarinos seguirán desempeñando un papel fundamental en la guerra de expedición, así como en entornos de antiacceso/denegación de área (A2/AD). La combinación de poder aéreo naval y terrestre en un entorno de expedición es un componente clave de las amenazas que enfrentan hoy Estados Unidos y sus aliados del Pacífico. Los oficiales militares estadounidenses deben ser conscientes de la importancia de comprender e integrar todos los dominios de la guerra para mantener la superioridad en los puntos calientes. El Mar de China Meridional, el Pacífico occidental y las aguas del Golfo Pérsico pueden brindar futuras oportunidades para que los buques diésel eléctricos, junto con los submarinos submarinos más modernos, demuestren la importancia de mantener en perfecto estado los procedimientos de guerra antisubmarina, logística, mantenimiento y alerta temprana en tiempos de paz para prepararse para posibles acciones de enfrentamiento y conflictos de mayor alcance. Tal como el Duque de Wellington describió su victoria sobre Napoleón Bonaparte en Waterloo, la Guerra de las Malvinas fue, en efecto, “una cosa condenadamente buena, la más reñida que hayas visto en tu vida”.


Referencias

1. Steven R. Harper,  “Submarine Operations during the Falklands War,” Department of Operations Paper, Naval War College, 1994.

2.Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

3. Maciej Jonasz “Falklands War: Why Did Argentina Fail?” Modern War, n.d.

4. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

5. Harper, “Submarine Operations during the Falklands War.”

6. Bogdanor, Vernon. “The Falklands War, 1982 .” Gresham College, 6 April 2016.




miércoles, 27 de noviembre de 2024

Submarinos del programa GUPPY

Programa de mayor potencia de propulsión submarina

Greater Underwater Propulsion Power Program



El Programa de Mayor Potencia de Propulsión Submarina (GUPPY, por sus siglas en inglés) fue iniciado por la Armada de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial para mejorar la velocidad, la maniobrabilidad y la resistencia de sus submarinos bajo el agua . (La "Y" en el acrónimo se agregó para facilitar su pronunciación).


El USS  Greenfish después de la modernización del GUPPY III. En la cubierta se pueden ver las tres distintivas cúpulas en forma de aleta de tiburón del sonar PUFFS .

La Armada comenzó el programa probando y aplicando ingeniería inversa a dos submarinos alemanes Tipo XXI —el U-2513 y el U-3008— obtenidos como reparación de guerra. Ese análisis condujo [ 1 ] a cuatro objetivos: aumentar la capacidad de la batería de los submarinos, racionalizar las estructuras de los barcos, añadir esnórqueles y mejorar los sistemas de control de fuego . La Armada se centró inmediatamente en diseñar una nueva clase de submarino, pero la Oficina de Buques creía que la flota de submarinos existentes de las clases Gato , Balao y Tench podía modificarse para incorporar las mejoras deseadas. En junio de 1946, el Jefe de Operaciones Navales aprobó el proyecto GUPPY. El programa inicial de pruebas de dos barcos, implementado por el Astillero Naval de Portsmouth , finalmente se convirtió en varios programas de conversión sucesivos. Esas actualizaciones se llevaron a cabo en siete variantes, en el siguiente orden: GUPPY I , GUPPY II , GUPPY IA , Fleet Snorkel , GUPPY IIA , GUPPY IB y GUPPY III . Algunos barcos que pasaron por una fase inicial fueron mejorados en una fase posterior. A la mayoría de las fases de GUPPY se les asignó un número de proyecto correspondiente de la Junta de Características de los Barcos (SCB) .

Un programa similar para la Marina Real implicó modificaciones a 24 submarinos británicos de clase T y A en tiempos de guerra y de posguerra , a los que se les proporcionaron cascos aerodinámicos, torres de mando tipo aleta y un mayor rendimiento bajo el agua durante 1948-60.


Programa GUPPY I

Los prototipos GUPPY, Odax y Pomodon (ambos barcos Tench construidos en Portsmouth ), aparecieron en 1947. Externamente, presentaban una aerodinámica mejorada de las estructuras del puente y las cizallas, y soportes de mástil de periscopio y radar . Para reducir la resistencia hidrodinámica , se eliminó uno de los periscopios. No se instaló snorkel, debido a las dificultades para adaptar el snorkel al barco de la flota. Se eliminaron los cañones de cubierta y sus contenedores asociados. Se agregó una antena de radar SV en la parte superior de la vela, creando un bulto lateral distintivo. Todos los cabrestantes, cornamusas y soportes de puntal de riel se rediseñaron para que pudieran retraerse o quitarse cuando se preparaban para la inmersión. Lo más notable es que la "proa de barco de flota" en forma de V afilada se reemplazó con una "proa Guppy" redondeada distintiva que mejoró el rendimiento sumergido.


Pomodon según GUPPY I.

Estas modificaciones cambiaron no sólo la apariencia de los barcos, sino también su terminología: después de una conversión GUPPY, la estructura carenada alrededor de la torre de mando del barco y los soportes del mástil se llamó "vela".

En el interior, los barcos sufrieron una considerable reestructuración para dar cabida a baterías más grandes y de mayor potencia eléctrica. Las baterías eran de un nuevo diseño. En comparación con la batería Sargo original , la batería Guppy utilizaba una mayor cantidad de placas más delgadas que generaban una corriente más alta durante más tiempo. Sin embargo, estas baterías tenían una vida útil más corta, 18 meses frente a los cinco años de la batería Sargo , y tardaban más en cargarse. También necesitaban ventilación para eliminar el gas hidrógeno y agua de refrigeración para los terminales de la batería y las barras de terminación. Se instalaron cuatro baterías de 126 celdas en pozos de batería agrandados que reemplazaron los antiguos espacios de almacenamiento, munición y refrigeración. Estas cuatro baterías se podían conectar en serie o en paralelo, lo que proporcionaba una amplia gama de voltajes y corrientes y, por lo tanto, una amplia gama de velocidades.

En la sala de maniobras, dos o cuatro de los motores de alta velocidad y los reductores de velocidad anteriores fueron reemplazados por motores de baja velocidad. Todos los cuadros eléctricos de frente abierto fueron reemplazados por armarios cerrados a prueba de salpicaduras. La iluminación y otras cargas eléctricas del "hotel" fueron modificadas para utilizar corriente alterna de 120 voltios y 60 hercios , y la electrónica del barco para utilizar corriente alterna de 120 voltios y 400 hercios. También se instaló un nuevo sistema de aire acondicionado de capacidad mucho mayor.

En servicio, estos barcos ofrecían un rendimiento subacuático muy mejorado. El Pomodon alcanzaba los 17,8 nudos (33,0 km/h; 20,5 mph) en la superficie y los 18,2 nudos (33,7 km/h; 20,9 mph) sumergidos, en comparación con el rendimiento anterior de 20,25 nudos (37,50 km/h; 23,30 mph) en la superficie y 8,75 nudos (16,21 km/h; 10,07 mph) sumergidos, y el Odax ligeramente menos.

Embarcaciones GUPPY I

    Clase Tench

        Odax
        Pomodón

Programa GUPPY II

La conversión del GUPPY II (SCB 47), implementada entre 1947 y 1951, fue en general similar al GUPPY I, excepto por la conservación de ambos periscopios y la introducción del esnórquel recientemente perfeccionado. La adición de tres nuevos mástiles (inducción del esnórquel, escape del esnórquel y mástil ESM) requirió más espacio en la parte superior de la vela. BuShips aprobó dos diseños de vela diferentes:

  • La " Vela de barco eléctrica " ​​tenía un borde de fuga recto, ventanas redondas, una parte superior más ancha y un borde delantero más redondeado.
  • La " vela Portsmouth " tenía una parte superior más delgada, un borde de salida curvado, ventanas cuadradas y un borde delantero inferior más afilado. Se instaló en todos los barcos que utilizaron los planos del gobierno para la conversión.

Algunos barcos con vela Portsmouth tenían un radar SV y necesitaban espacio adicional para alojar la antena, por lo que tenían un bulto en la parte superior de la vela. Las modificaciones posteriores colocaron los radares SS o SS2 en estos y otros barcos que tenían una antena más pequeña y tenían un indicador con enclavamientos, lo que permitía alojar el mástil solo con la antena en ciertas posiciones angulares. Además, algunos barcos GUPPY II y GUPPY III tenían sus velas extendidas más arriba de la línea de flotación, la "vela del norte", para elevar el puente, lo que permitía que se lo tripulara en condiciones meteorológicas más severas.


USS Cubera, después de la modernización GUPPY II

Todos los barcos convertidos durante el programa GUPPY II que originalmente tenían motores de transmisión de alta velocidad con engranajes reductores fueron reemplazados por motores de transmisión directa de baja velocidad, que producen 2500 caballos de fuerza (1,9 MW) por eje.

Los dos barcos GUPPY I, Odax y Pomodon , fueron modificados al estándar GUPPY II.

Embarcaciones GUPPY II

    Clase Balao

    Catfish (se convirtió en el ARA Santa Fe de la Armada Argentina)
    Clamagore
    Cobbler
    Cochino
    Corporal
    Cubera (se convirtió en el ARV Tiburón de la Armada Venezolana)
    Diodon
    Dogfish (se convirtió en el Guanabara de la Marinha do Brasil)
    Greenfish
    Halfbeak
    Tiru
    Trumpetfish (se convirtió en le Goiás de la Marinha do Brasil)
    Tusk (se convirtió en Hai Pao de la Armada de la República China) Sigue en servicio activo

Clase Tench

    Amberjack (se convirtió en Ceará de la Marinha do Brasil)
    Cutlass (se convirtió en Hai Shih de la Armada de la República de China) Sigue activo en servicio
    Grampus (se convirtió enRio Grande do Sul de la Marinha do Brasil)
    Grenadier (se convirtió enARV Picúa) de la Armada Venezolana)
    Odax (se convirtió enRio de Janeiro Brazde la Marinha do Brasil)
    Pickerel
    Pomodon
    Remora
    Sea Leopard (se convirtió en Bahia de la Marinha do Brasil)
    Sirago
    Volador

Programa GUPPY IA

BuShips ideó el programa GUPPY IA (SCB 47A) de 1951 como una alternativa más económica a la conversión GUPPY II. Si bien la conversión GUPPY IA incluía la mayoría de las características del GUPPY II, omitió la configuración de batería de cuatro pozos y la amplia reorganización interna asociada con ella. En cambio, el GUPPY IA mantuvo los pozos de batería originales, equipados con cuatro baterías Sargo II más potentes. El Sargo II fue desarrollado para tener un costo menor que la batería Guppy y al mismo tiempo proporcionar la mayor parte del rendimiento. Era intermedio en tamaño entre las baterías Guppy y Sargo. Estas baterías presentaban agitación de electrolitos, enfriamiento de batería y ventilación de tanque abierto. También tenían una vida útil más larga que las baterías Guppy, aunque más corta que la batería Sargo original . La sala del sonar se reubicó de la sala de torpedos de proa a un espacio debajo de la cocina. En comparación con el GUPPY II, el GUPPY IA ofrecía un costo menor, mejor habitabilidad y un mantenimiento más fácil a expensas del rendimiento bajo el agua.

Embarcaciones GUPPY IA

    Clase Balao

        Atule (se convirtió en el BAP Pacocha de la Armada Peruana)
        Becuna
        Blackfin
        Blenny
        Caiman (se convirtió en el TCG Dumlupinar de la Armada Turca)
        Chivo (se convirtió en el ARA Santiago del Estero de la Armada Argentina)
        Chopper
        Sea Poacher (se convirtió en el BAP La Pedrera de la Marina de Guerra del Perú)
        Sea Robin

    clase Tench

        Tench



Programa de snorkel de la flota

Cuando la marina se dio cuenta de que no podría financiar todas las conversiones GUPPY que deseaba, ideó el Programa Fleet Snorkel (SCB 47B) como un medio para agregar las modificaciones mínimas necesarias a los barcos de la flota. Esta modernización agregó un snorkel, una vela aerodinámica, un sistema de aire acondicionado de mayor capacidad y un sistema eléctrico más potente. Se eliminaron los cañones de cubierta y el diésel auxiliar. A diferencia de las conversiones GUPPY, estos barcos conservaron su estructura de cubierta original, proa y baterías de almacenamiento. El rendimiento sumergido de los barcos Fleet Snorkel fue, por lo tanto, significativamente inferior a cualquier conversión GUPPY. A pesar de sus características limitadas, los barcos Fleet Snorkel sirvieron casi tanto tiempo como los barcos GUPPY más modernos. Tres barcos, Piper , Sea Owl y Sterlet , recibieron un gran sonar de proa BQR-4A. El ex-USS Chub ) y el ex-USS Brill , ambos transferidos a Turquía en 1948 como TCG Gür y TCG 1. İnönü , fueron convertidos en un submarino de esnórquel de flota en 1953; el trabajo se realizó primero en el Astillero Naval Gölcük de Turquía y se completó en los Estados Unidos.


USS Piper con sonar de proa BQR-4A

Barcos de snorkel de la flota


    Clase Gato
        Guitarro (se convirtió en TCG Preveze (S-340) de la Armada Turca)
    Clase Balao 

        Bergall (se convirtió en TCG Turgutreis de la Armada Turca)
        Besugo (se convirtió en Francesco Morosini de la Marina Militare)
        Brill (se convirtió en TCG 1 İnönü de la Armada Turca)
        Bugara
        Carbonero
        Carp
        Charr
        Chub (se convirtió en TCG Gür de la Armada Turca)
        Cusk
        Kraken (se convirtió en Almirante García de los Reyes de la Armada Española)
        Lizardfish (se convirtió en Evangelista Torricelli de la Marina Militare)
        Mapiro (se convirtió en TCG Pirireis de la Armada Turca)
        Mero (se convirtió en TCG Hizirreis de la Armada Turca)
        Piper
        Sabalo
        Sablefish
        Scabbardfish (se convirtió en Traina de la Armada Helénica)
        Sea Cat
        Sea Owl
        Segundo
        Sennet
        Sterlet
    Clase Tench
        Argonaut (se convirtió en HMCS Rainbow de la Royal Canadian Navy)
        Diablo (se convirtió en PNS Ghazi de la Armada de Pakistán)
        Irex
        Medregal
        Requin
        Runner
        Spinax
        Torsk

Programa GUPPY IIA

El programa GUPPY IA fue reemplazado por el programa GUPPY IIA (SCB 47C), casi idéntico, que se implementó entre 1952 y 1954. Sin embargo, el GUPPY IIA alivió aún más las estrechas condiciones internas de las conversiones anteriores al retirar un motor delantero y reemplazarlo con bombas y maquinaria de aire acondicionado. En algunos barcos, los compresores de aire de alta presión se trasladaron al nivel inferior de la sala de máquinas delantera. Las unidades de congelador y refrigerador se trasladaron al espacio debajo de la cocina, y la sala del sonar se trasladó al extremo delantero de la sala de bombas. Las baterías Sargo II se instalaron en los pozos de baterías existentes.


USS  Thornback después de la modernización del GUPPY IIA

Externamente, el GUPPY IIA se diferenciaba del GUPPY II y IA por tener solo tres salidas de escape diésel, mientras que las conversiones anteriores tenían cuatro.


Embarcaciones GUPPY IIA


    Clase Balao
        Bang (se convirtió en Cosme García Armada Española)
        Entemedor (se convirtió en TCG Preveze de la Armada Turca)
        Cabeza dura (se convirtió en la Armada Helénica Papanikolis )
        Jallao (se convirtió en Narciso Monturiol de la Armada Española)
        Arenque americano
        Picuda (se convirtió en Narciso Monturiol de la Armada Española)
        Pomfret (se convirtió en TCG Oruçreis de la Armada Turca)
        Razorback (se convirtió en TCG Muratreis de la Armada Turca)
        Ronquil (se convirtió en Isaac Peral Armada Española)
        Sea Fox (se convirtió en TCG Burakreis de la Armada Turca)
        Espinoso
        Threadfin (se convirtió en TCG I Inönü de la Armada Turca)
    Clase Tench
        Espalda en forma de pluma
        Thornback (se convirtió en TCG Uluçalireis de la Armada Turca)
        Tirante
        Trutta (se convirtió en TCG Cerbe de la Armada Turca)

Programa GUPPY IB


GUPPY IB era una designación informal para una actualización y modernización limitada dada a cuatro barcos para su transferencia a armadas extranjeras. Estos barcos tenían snorkels y eran generalmente similares al GUPPY IA, excepto que no estaban equipados con el sonar moderno, sistemas de control de fuego o ESM. Los dos barcos italianos eran de la clase Gato de piel fina . Los dos barcos holandeses formaban juntos la clase Walrus . [ 6 ]
Embarcaciones GUPPY IB

    Clase Gato
        Barb (se convirtió en Enrico Tazzoli de la Marina Militare)
        Dace (se convirtió en Leonardo da Vinci de la Marina Militare)
    Clase Balao
        Hawkbill (se convirtió en HNLMS Zeeleeuw de la Marina Real de los Países Bajos )
        Icefish (se convirtió en el HNLMS Walrus de la Marina Real de los Países Bajos)

Programa GUPPY III

Las conversiones del GUPPY II sufrieron de condiciones internas muy estrechas debido a la configuración de cuatro baterías. El programa GUPPY III (SCB 223) fue ideado para abordar este problema. En 1959, Tiru se convirtió en el prototipo de conversión. Se cortó por la mitad y se alargó con una sección de 12,5 pies (3,8 m) por delante de la sala de control para crear espacio para una nueva sala de sonar , atraque, electrónica y almacenes. La eliminación de la sala de sonar de los espacios de torpedos delanteros permitió un aumento en el número de recargas. Los espacios de la tripulación también fueron remodelados. Al igual que en la conversión del GUPPY IIA, se eliminó un motor diésel. La vela alta (o "vela del Atlántico Norte", como a veces se las llamaba) era una característica singular de los submarinos GUPPY III, distinta de la llamada "vela de paso" de todas las demás clases de submarinos GUPPY.


USS  Clamagore después de la modernización GUPPY III, como se conservaba anteriormente en Patriot's Point, Charleston, Carolina del Sur.

Entre 1961 y 1963, ocho lanchas GUPPY II más se actualizaron al estándar GUPPY III. Estas lanchas se diferenciaban de las Tiru por la incorporación de una sección de 15 pies (4,6 m) delante de la sala de control. También conservaron los cuatro motores diésel. Esto aumentó la longitud de la lancha a 322 pies (98 m) y elevó el desplazamiento en superficie a aproximadamente 1.975 toneladas.

Todos los barcos recibieron el sonar de medición pasiva BQG-4 PUFFS , identificable por las tres cúpulas de sonar con forma de aleta de tiburón añadidas a la superestructura superior. La torre de mando de la vela ganó una sección adicional de 5 pies (1,5 m) para acomodar el sistema de control de tiro Mk 101 y el director Mk 37. Todos los barcos GUPPY III recibieron una vela de plástico.

Las mejoras en el control de fuego permitieron a los submarinos GUPPY III disparar el torpedo nuclear Mark 45.

La conversión del GUPPY III fue parte del programa de Rehabilitación y Modernización de la Flota (FRAM). Originalmente, se había planeado que los 24 barcos GUPPY II recibieran la actualización GUPPY III, pero las restricciones presupuestarias limitaron el programa a un total de nueve barcos. A pesar de sus extensas modificaciones y actualizaciones, los barcos GUPPY III estuvieron en servicio solo un poco más que el resto de la flota GUPPY.

Embarcaciones GUPPY III

Nota: Todos los barcos GUPPY III habían recibido previamente conversiones GUPPY II.


    clase Balao

        Bang (se convirtió en el Cosme García de la Armada Española)
        Entemedor (se convirtió en el TCG Preveze de la Armada Turca)
        Hardhead (se convirtió en el Papanikolis de la Armada Helénica)
        Jallao (se convirtió en el Narciso Monturiol de la Armada Española)
        Menhaden
        Picuda (se convirtió en el Narciso Monturiol de la Armada Española)
        Pomfret (se convirtió en el TCG Oruçreis de la Armada Turca)
        Razorback (se convirtió en el TCG Muratreis de la Armada Turca)
        Ronquil (se convirtió en el Isaac Peral de la Armada Española)
        Sea Fox (se convirtió en el TCG Burakreis de la Armada Turca)
        Stickleback
        Threadfin (se convirtió en el TCG I Inönü de la Armada Turca)

    clase Tench

        Quillback
        Thornback (se convirtió en el TCG Uluçalireis de la Armada Turca)
        Tirante
        Trutta (se convirtió en el TCG Cerbe de la Armada Turca)


martes, 26 de diciembre de 2023

Batalla del Atlántico: Mayo Negro de 1943

El “Mayo Negro” de 1943

Weapons and Warfare


U-848 bajo ataque de aviones aliados en el Atlántico Sur (10-09 S, 18-00 W) - el segundo paso del teniente Charles A. Baldwin USNR, en PB4Y-1 107-B-12 de VB-107 5 de noviembre 1943.

U 459, un submarino de suministro Tipo XIV (conocido como "vaca lechera") que se hunde después de ser atacado por un Vickers Wellington.

Un nuevo comandante de Aproximaciones occidentales, el almirante Max Horton, organizó grupos cazadores-asesinos de aviones ASW, portaaviones de escolta y escoltas rápidas a medida que se disponía de mayores suministros de cada sistema de armas. Como resultado, más submarinos no pudieron regresar a sus puertos de origen. También fueron notables las tácticas ASW pioneras desarrolladas por el Capitán de la Marina Real John Walker, primero en su función de escolta de convoyes y luego como comandante del Segundo Grupo de Apoyo. Esta nueva mentalidad ofensiva fue aprobada por los líderes aliados en la Conferencia de Casablanca (14-24 de enero de 1943). Ahora se formaron cinco grupos de apoyo completos, cada uno con al menos un portaaviones de escolta, para llevar la lucha en el Atlántico a los submarinos. Donde las escoltas buscaban previamente reprimir a los submarinos mientras su convoy se alejaba, los Grupos de Apoyo navegaban a velocidad de flanco hacia cualquier convoy que informara de la acción de los submarinos. Luego permanecieron en el área para cazar y matar al enemigo, el tiempo suficiente para que ya no pudiera permanecer sumergido o conducirlo activamente a la superficie o enviarlo al fondo. Una Conferencia de Convoyes del Atlántico, celebrada en Washington en marzo de 1943, redistribuyó la responsabilidad del área entre las tres armadas principales. El RCN asumió el control de los convoyes al norte de Nueva York y al oeste de los 47° de longitud; en adelante, la USN hizo su mayor esfuerzo más al sur, mientras que la RN controlaba los accesos occidentales y las aguas locales. La producción alemana significó que Dönitz en ese momento logró su flota "decisiva" de 400 submarinos. La prolongada fase culminante de la Batalla del Atlántico tuvo lugar de enero a julio de 1943. En marzo se desplegó activamente un récord de 170 submarinos, atacando 11 convoyes y hundiendo numerosos buques mercantes. Pero la mayoría de los convoyes llegaron a Gran Bretaña sin ser vistos por ningún alemán, mientras que las tácticas ASW mejoradas tomaron un recuento de 15 submarinos. La Kriegsmarine no podía soportar por mucho tiempo tal desgaste de tripulaciones y capitanes experimentados. Más submarinos se hundieron en abril, mientras que 40 barcos se perdieron ante Dönitz en mayo. A cambio, solo se hundieron seis buques mercantes en convoy.

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Los retornos de las docenas de submarinos desplegados en el Atlántico Norte en el período de dos semanas del 9 al 23 de mayo fueron abismales. Con la ayuda de la información de B-dienst, habían encontrado seis de los siete convoyes en dirección este y oeste que comprendían unos 277 barcos mercantes, superados solo por Halifax 238. De los seis convoyes encontrados, los submarinos hundieron solo seis barcos por unas 35.000 toneladas.

A cambio, las fuerzas aliadas hundieron quince submarinos en estas batallas de convoyes: siete por aviones con base en tierra sin la ayuda de barcos de superficie, cinco por barcos de superficie, dos por aviones portaaviones "jeep'· y uno por un avión con base en tierra asociado con un barco de superficie. No menos importante, en ese mismo período, las fuerzas aliadas dañaron tanto otros ocho submarinos que se vieron obligados a abortar, uno de ellos escoltado por un barco sin daños (U-359) que debe contarse como un noveno aborto. Total de bajas de submarinos en este período de dos semanas en la carrera del Atlántico Norte: veinticuatro barcos en ruinas.

Cuando las cinco pérdidas y los seis abortos de los barcos que partieron en mayo se suman a las bajas en la carrera del Atlántico Norte, las "pérdidas" alemanas desde el 1 de mayo hasta el 23 de mayo fueron quince hundidos y quince abortos, un total de treinta, o alrededor del 16 por ciento. de los 186 barcos existentes de la fuerza de submarinos del Atlántico. De los aproximadamente 750 submarinos alemanes que servían en los quince barcos perdidos, solo treinta y ocho sobrevivieron para convertirse en prisioneros de guerra, veinticinco del U-569 y trece del U-752. Unos setecientos hombres, catorce capitanes y el hijo de Donitz, Peter, perecieron en el mar.

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En los meses de abril y mayo de 1943 , las fuerzas aliadas hundieron cincuenta y ocho submarinos en los frentes de batalla: cincuenta y tres en el Atlántico, cuatro en el Mediterráneo y uno en el Ártico. Las cincuenta y tres pérdidas en el Atlántico comprendían casi un tercio de esa fuerza: treinta y cinco Tipo VII, diecisiete Tipo IX y un U-tanker Tipo XIV, el U-463.

En todo el cuerpo de oficiales de submarinos surgió un debate sobre si la "guerra de tonelaje" contra la navegación aliada debería continuar o no. Dos de los capitanes más condecorados, Reinhard Suhren y Erich Topp, argumentaron en contra debido a las "inmensas pérdidas" anticipadas y la falta de incluso "la más mínima perspectiva de éxito", como lo expresó Topp más adelante en sus memorias. Por otro lado, los capitanes aún más condecorados, Albrecht Brandi y Wolfgang Lüth, pensaron que la campaña debería continuar con la mayor intensidad posible.

Incluso Donitz estaba desgarrado. Escribió en sus memorias:

En junio de 1943 me enfrenté a la decisión más difícil de toda la guerra. Tuve que decidir entre retirar los barcos de todas las áreas y cancelar la guerra de submarinos, o dejar que continuaran las operaciones en alguna forma convenientemente modificada, independientemente de la superioridad del enemigo.

Donitz previó correctamente que si la campaña de submarinos continuaba, "las pérdidas se elevarían a una altura espantosa" y "implicarían un autosacrificio seguro y deliberado" por parte de los capitanes y las tripulaciones. Es decir, cualquier intento sería una misión suicida. No obstante, después de una reunión con el Oficial Superior de Submarinos (Oeste), Hans-Rudolf Rosing, y los comandantes de las Flotillas de Combate 3, 7, 9 y 10, escribió Donitz, llegó a la "amarga conclusión" de que "teníamos otra opción que seguir luchando”. Una continuación de la campaña submarina:

  • Cumplir con la insistencia de Hitler de que la guerra de submarinos se lleve a cabo con la mayor intensidad posible.
  • Mantenga el impulso y la moral de la fuerza de submarinos, evitando una pausa agobiante seguida de un reinicio difícil.
  • Obligar a los aliados a continuar con los convoyes en todas las aguas, reduciendo entre un cuarto y un tercio el movimiento de hombres y suministros a los distintos frentes de batalla.
  • Atar lo que Donitz estimó en 1.300 aviones aliados y 3.300 barcos asignados a roles ASW que podrían desplegarse en otras tareas contra el Eje.
  • Entrenar en condiciones de combate a la nueva generación de submarinistas necesaria para tripular los nuevos “embarcaciones eléctricas” Tipo XXI y Tipo XXIII.
  • Permita que los alemanes descubran la nueva tecnología ASW aliada para que se puedan desarrollar contramedidas y tácticas para los "barcos eléctricos".

Hasta entonces, Donitz, "el León", había disfrutado de un estatus casi divino entre los hombres de la fuerza de submarinos. Todos los submarinistas alemanes habían creído en su habilidad y juicio y lo habían adorado fielmente. Sin embargo, su orden de luchar con armas tan evidentemente inferiores fue vista por unos pocos amargados como una decisión a sangre fría de enviar a su cuerpo leal a una muerte segura. Algunos pensaron que con su ascenso a gran almirante y comandante en jefe de la Kriegsmarine, Donitz se había involucrado demasiado con Hitler y su círculo íntimo en Berlín. Otros pensaron que, dados los fracasos colosales en los campos de batalla de la Unión Soviética y el norte de África, el plan de producir una nueva flota de "barcos eléctricos" y "barcos de snort" decisivos para la guerra a tiempo para derrotar a los aliados era una ilusión.