lunes, 22 de febrero de 2016

ARA: La promoción 109 y el submarino amarillo

Promoción 109, una historia muy... argentina
A veces, tomar café con alguna gente le provoca, al cronista, acumular anécdotas y nombres que derivan en crónicas que pueden ser divertidas. En este caso, muy de microclima uniformado, pero no por ello menos ilustrativas sobre la Argentina 2016.



¿Volverá alguna vez la Armada Argentina a surcar los mares o seguirá como divertimento de oficiales en el casino?


Urgente 24

"Resultó muy interesante observar cómo un grupo de jóvenes salidos todos de la Escuela Naval Militar, la promoción 109, acordó y coordinó acciones que le permitieron acceder al poder de la fuerza militar", reflexionó el retirado oficial superior de los marinos argentinos.

Es más: según él, la 109 logró el apoyo de otras promociones para conseguir concretar su ambición.

Los 2 oficiales más importantes en la jerarquía de esa promoción son el vicealmirante Pedro Bassi y su anterior enemigo (hoy gran amigo) el contralmirante Manuel Guillermo Tomé (¿seguirá respondiendo al general jubilado César Milani?).

La plan de tareas consistía -es el rumor- en que el Jefe de Estado Mayor de la Armada fuese el vicealmirante Bassi, y el contralmirante Tomé alcanzara la Subjefatura.

La promoción 109 aceptó que no todos sus integrantes podrían permanecer en el servicio activo mientras concretaban el plan y, entonces, dispusieron lo que parecía resultar un 'plan contingente': a medida que algunos de sus integrantes pasaran a retiro, Tomé los contrataría como personal civil de inteligencia. ¿Será cierto que hubo semejante planificación en estos tiempos desordenados?

También cabía la posibilidad de la contratación como 'agentes inorgánicos' (¿es cierto que hay periodistas con ese rol?) tipo Jorge Daniel Arosa, hoy director de Tandanor. Dicen que son cercanos a 60 efectivos, 'ñoquis' estilo La Cámpora.

Con las partidas presupuestarias del personal civil de inteligencia, dicen que Tomé financió el operativo completo.

También dice (poderosa la Radio Pasillo) que, además, pudieron ocurrir refuerzos de recursos; por ejemplo, aportados por el capitán de navío Luis Héctor Patoco, con el OK de Milani.

El brazo ejecutor de buena parte de todo el esquema fue el vicealmiranteHoracio Nadale, desde la Dirección de Personal de la Armada y un conocimiento preciso de lo que sobraba y lo que faltaba en cada legajo. El problema de Nadale fue que su memoria lo ubicó fuera de control de quienes creían que lo monitoreaban...

Hay cierto consenso en que la promoción 109 demostró la fuerza de su paso redoblado en la zancadilla y caída del almirante Carlos Alberto Pazcomo jefe de Estado Mayor de la Armada.

Las versiones sobre el rol supuesto de Tomé son muchas, quizá alguna injuriosa. No se especulará sobre cómo fue que algunos suboficiales se sublevaran y, congregados, en las escalinatas del edificio Libertad, hasta recordaron a la madre, la abuela y viceabuela de Paz.

Pero no fue suficiente. Por suerte para ellos, la impericia K provocó que Ghana retuviera la fragata Libertad. Y el combo se completó cuando el contralmirante Luis María González Day salió con los tapones de punta contra la Cancillería, en teoría (mentirosa) con el respaldo del almirante Paz. Aún así resistió el jefe, y quien resultó sancionado fue el incontinente González Day.

De paso, ¿qué hace González Day hasta el día de hoy en la Dirección de Inteligencia Estratégico Militar?

Finalmente, Paz asumió su responsabilidad (no culpabilidad), y pidió el retiro, para festejos de la promoción 109.

Los críticos de la 109 afirman que el problema consistió en que, ya en el poder, demostraron ciertos desaciertos en el análisis estratégico. Para comenzar, fallaron en suponer que Sergio Massa llegaría a la Presidencia de la Nación para el período 2015-2019.

Mejor ni recordar el nombre y apellido del agente inorgánico, ex seminarista que escribió un panfleto sobre la Argentina Bicontinental, enviado al Frente Renovador como 'contacto'. Un día Tomé y Bassi comprendieron que Massa no ganaba, y entonces huyeron hacia Daniel Scioli, poniéndose a sus órdenes en la campaña.

Dicen que Bassi llegó a arengar al personal subalterno acerca de las virtudes del color naranja.

Para entonces, Tomé ya era jefe de inteligencia del Estado Mayor Conjunto. Fue el resultado de un escandalete que involucró a los recursos de las fuerzas de paz.

Bassi anhelaba ser jefe de Estado Mayor en lugar de Gastón Fernando Erice. Toda esa historia de afanes incumplidos acumula anécdotas hasta escandalosas que derivaron en el pedido de Erice para que Tomé quedara fuera de la fuerza, y así marchó al Estado Mayor Conjunto.

Fue designado al frente de la inteligencia naval el capitán de navío Esteban José Zembo, quien nunca se atará los cordones de sus zapatos sin consultar a Tomé, dicen.

Una de las acciones más comentadas en esa etapa fue la nota en Página/12 titulada "El submarino amarillo" (con la firma de Horacio Verbitsky), pero lo que se dijo del vicealmirante Álvaro Manuel González Lonzieme no era cierto, y se 'pinchó'.

Muy contradictorio, o al menos lo pareció, el rol en todo el período de los amigos de González Lonzieme, los capitanes de navío Alberto Von Wernichy Germán Roque Arbizu.

Ocurrieron marchas y contramarchas. Al final promovieron para jefe de la Armada al vicealmirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, lo que consiguió dejar en puestos decisivos a Horacio Nadale (subjefe de la fuerza con un problema de salud importante) y Jorge Alberto Martino (jefe de Presupuesto).

Srur es un personaje curioso: increíble que llegara a jefe con la distancia, cuando no desdén, que él siempre siente por la política. Nunca salio de una base naval (pese al deterioro progresivo de las infraestructuras).

Pero no es una historia de sanciones o derrotas porque el Ministerio de Defensa es una bolsa de trabajo amplia y generosa. "¿Acaso el capitán de fragata Antonio Marcelo Serangelli no es subsecretario de Producción para la Defensa?", preguntó un oficial retirado.

Habrá que averiguar qué fue lo que sucedió con Serangelli en la Armada...

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