jueves, 8 de mayo de 2014
Un submarino que la cagó
El submarino que fue destruido por un inodoro
BITACORAS.COM
Un mal uso de los lavabos, unido a un fallo de diseño, provocó el hundimiento de un submarino alemán en la Segunda Guerra Mundial
ABC
El submarino U-1206, durante una de sus travesías
La flota de submarinos fue una de las armas más temidas del ejército nazi, sobre todo en los primeros años de la Segunda Guerra mundial. Sin embargo, como contamos hace ya algún tiempo, la vida a bordo de estas naves era muy dura y peligrosa, ya que su diseño era todavía muy deficiente.
Así, a diferencia de lo que ocurría con los submarinos estadounidenses y británicos, los alemanes solo disponían de dos retretes que únicamente podían ser usados cuando navegaban cerca de la superficie. Esto, tal y como cuenta el blog «Intrínseco y expectorante», se debía a que, para ahorrar espacio, carecían de un tanque séptico, por lo que los inodoros vertían su contenido directamente al mar.
Cuando el submarino navegaba a mucha profundidad, la presión era demasiado grande para que los baños eliminasen los residuos. En esos casos, los miembros de la tripulación tenían que utilizar cubos, latas o cualquier otro recipiente que tuviesen a mano, generando unos olores que convertían el ya enrarecido aire de la nave en casi irrespirable.
Por ello, los ingenieros alemanes decidieron diseñar un sistema de sanitarios de alta presión, para que los retretes pudieran funcionar a grandes profundidades. El primer submarino en incorporar esta mejora fue el U-1206, que se enfrentó a su primera patrulla de combate en abril de 1945. Su objetivo era buscar y destruir los barcos británicos y estadounidenses que navegaban por el Atlántico Norte.
En esa misión el submarino iba tan cargado que fue necesario habilitar el baño situado al lado de la cocina como despensa, por lo que toda la tripulación se vio obligada a utilizar el otro retrete, cuyo funcionamiento, además, era tan complicado que los ingenieros habían elaborado un manual de instrucciones y formado a un tripulante para que se encargara de operarlos.
Apenas una semana después de su primera patrulla en el U-1206, el capitán del submarino, Karl Adolf Schlitt, utilizó el servicio, mientras el submarino se desplazaba a una profundidad de 200 pies (unos 60 metros), sin solicitar la ayuda del especialista. Schlitt trató de seguir las instrucciones del manual, pero el retrete no parecía funcionar correctamente. Cuando el especialista intervino, este abrió una válvula que conectaba con el mar sin cerrar antes otra interior, lo que provocó que el submarino comenzara a inundarse.
Pronto, el compartimento de las baterías de los motores eléctricos del U-1206, situado bajo el baño, comenzó a anegarse. El agua salada reaccionó con el ácido de las baterías, generando un tóxico gas de cloro, que empezó a extenderse por la nave. Schlitt no tuvo más remedio que ordenar subir a la superficie, a pesar de que estaban a pocos kilómetros de la costa escocesa.
El submarino fue avistado por la aviación aliada, que inició un rápido ataque. Un miembro de la tripulación falleció en la refriega, mientras que otros tres cayeron al agua y murieron ahogados. La nave sufrió graves daños y comenzó a hundirse, por lo que el capitán ordenó abandonarla.
Mientras 36 miembros de la tripulación eran rescatados por pequeñas barcas y otros diez capturados tras llegar a la costa en botes salvavidas, el U-1206 se convertía en el único buque de guerra de la historia en ser abatido por el mal funcionamiento de su retrete.
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