viernes, 8 de agosto de 2025

Mar Argentino: Misterio en el Atlántico Sur

Misterio en el Atlántico Sur

Fuente: revista GUARDACOSTA – No. 08 – Año 1966
Autor: Jorge M. Montañez Santiago






  • Profundidades inexploradas en el Atlántico Sur
    Existe una vasta zona entre los paralelos 42°S y 48°S y los meridianos 30°O y 50°O que sigue prácticamente sin ser relevada, con profundidades cercanas a los 4.500–5.400 metros, y con bajos fondos extraños, poco comunes en ese tipo de fondo oceánico.
  • El enigmático hallazgo de La Roche (1675)
    El navegante francés La Roche afirmó haber descubierto “una isla grande y agradable” con un buen puerto hacia su lado este—una declaración que dio origen a un misterio marítimo que perdura hasta hoy.
  • Siglos de búsquedas infructuosas
    Desde fines del siglo XVII hasta comienzos del XIX, Francia y Gran Bretaña enviaron numerosas expediciones—entre ellas las de Halley, La Pérouse, Colnett y Vancouver—en busca de la llamada “Isla Grande”, sin éxito alguno.
  • Desaparición oficial de los mapas náuticos (1825)
    Tras la última búsqueda sin resultados del capitán británico Dott en 1824 y 1825, la isla fue oficialmente declarada inexistente y eliminada de las cartas náuticas internacionales.
  • Un misterio que sigue vivo
    Pese a su exclusión de los mapas, persiste la incógnita: ¿La Roche mintió, se confundió o decía la verdad? Su detallada descripción de un puerto al este sugiere que pudo haber visto algo real, alimentando así el misterio hasta nuestros días.


Quien observe una carta marina del Atlántico Sud, verá una extensa zona, comprendida entre los paralelos 42°S y 48° S y los meridianos 30° y 50° W, que carece de sondaje. Verá también que las profundidades próximas, son del orden de las 2.500 a 3.000 brazas (4.500 a 5.400 metros).
En el sector occidental de esta región oceánica, más cercana a nuestras costas que a las de cualquier otra nación, han ocurrido a lo largo de los tres últimos siglos, ciertos acontecimientos que en conjunto, determinan el tema de este artículo. Tan sugestiva como el enigma en sí, resultaría la relación que el misterio parece haber tenido en nuestro pasado. La observación de la carta señala que la región de referencia es muy profunda; sin embargo hay en ella unos extraños bajofondos, insólitos en ese fondo marino. Fuera de las rutas actuales, esas aguas permanecen sin tránsito marítimo, que fue desviado por la apertura del Canal de Panamá en 1914.

El tiempo ha vuelto a tender un manto de soledad, el misterio continuará como tal hasta que se produzca un nuevo acto, tal vez final. Sigamos ahora, por orden de ocurrencia, los actos y actores que participan en la lenta trama que tiene por escenario una región oceánica de 5.000 metros de profundidad. La acción comienza hace tres siglos cuando, en 1675, el navegante francés La Roche denunció haber descubierto una extensa isla en el Atlántico Sud, describiéndola como "una isla grande y agradable, poseyendo un buen puerto en las proximidades de su parte Este".
Después de la denuncia de La Roche, se desarrolla el segundo acto durante siglo y medio de búsqueda de la famosa Isla Grande. Afanosamente compite Francia y Gran Bretaña, lanzadas ambas en procura de posesiones coloniales y estratégicas. Numerosos navegantes de una y otra nación, entre ellos Halley, La Perouse, Colnett y Vancouver, recorrieron la región en que La Roche había señalado la existencia de la isla: 459 de latitud Sud y una longitud incierta entre los 37° y los 50° W.

Fracaso tras fracaso, la fama y leyenda de la isla se trasformaron en mal recuerdo hacia el presunto descubridor. En el mejor de los casos, los más benévolos opinaron que La Roche había confundido como isla a algún promontorio avanzado de la costa de la América del Sud, posiblemente nuestro cabo Dos Bahías, cuya latitud es de 45° S.

No obstante, las naciones marítimas continuaron señalando en sus cartas a esta famosa Isla Grande. El tercer acto se manifiesta con la tenaz búsqueda realizada por el Capitán británico Dott, en los años 1824 y 1825, con resultado negativo. Entonces sí, se dio definitivamente por no existente y la Isla Grande desaparece de la cartografía náutica mundial. Aparentemente aquí ha terminado todo.

De lo actuado pueden deducirse tres alternativas:

1— La Roche mintió.

2 — La Roche fue confundido.

3 — La Roche no mintió.

La primera premisa, aun cuando es posible considerarla un "bluff" estratégico, no la tendremos en cuenta sino como última instancia. La segunda es poco probable. Una lejana observación del occidente, podría tal vez explicarla; pero esta posibilidad debe descartarse ante la descripción de La Roche... "poseyendo un buen puerto en las proximidades de su parte Este" Razonable cabe admitir que tal descripción solo es lógica en un marino si el puerto ha sido experimentado o reconocido de cerca.


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