domingo, 14 de septiembre de 2025

ARA: Destructor explorador-torpedero clase Catamarca

Destructores de la Armada Argentina: Explorador-Torpedero ARA "Jujuy" (D-3), 1912. 

La clase "Catamarca" y el equilibrio naval sudamericano a principios del Siglo XX

 



La proyección naval argentina frente al rearme brasileño en el cambio de siglo: génesis de una carrera naval sudamericana

La Armada Argentina contemporánea tiene sus raíces en la prolongada disputa limítrofe con Chile, que se extendió entre 1857 y 1902. En ese contexto regional de tensiones fronterizas, el país desarrolló progresivamente una fuerza naval que, hacia comienzos del siglo XX, era ampliamente reconocida como la más poderosa y tecnológicamente avanzada de Sudamérica. Este proceso no fue espontáneo, sino el resultado de una política de Estado que articuló decisiones estratégicas, inversiones sostenidas y una visión de desarrollo integral.

El primer impulso decisivo lo dio el presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien en 1869 promovió la incorporación de los primeros buques de guerra modernos: monitores acorazados, bombarderas y torpederos. Esta política fue ampliada y consolidada por Julio Argentino Roca, cuyo liderazgo político y militar sentó las bases para una Argentina que aspiraba, con fundamento, a ser una potencia regional de primer orden. Su programa de modernización —industrial, agrícola, militar y diplomática— transformó al país en un actor estratégico en el Atlántico Sur y en el sistema internacional de la época.

A finales del siglo XIX, como resultado de estas políticas, Argentina ya figuraba como una potencia emergente. Fue entonces cuando los países vecinos comenzaron a manifestar creciente preocupación, en especial Brasil, que advirtió la superioridad naval argentina como una amenaza potencial para su seguridad y sus intereses geopolíticos. En respuesta, el gobierno brasileño lanzó un ambicioso plan de rearme naval, orientado a reposicionar a su marina como la principal del continente. Esta decisión fue el punto de partida de una carrera naval regional, particularmente visible entre Buenos Aires y Río de Janeiro.

En ese marco, Brasil proyectó inicialmente la construcción de tres acorazados —el Minas Gerais, el São Paulo y el Rio de Janeiro—, además de cruceros acorazados, destructores y submarinos. Sin embargo, mientras avanzaban las gestiones con el astillero británico Armstrong, el gobierno brasileño fue alertado por su asesor naval, el reconocido ingeniero Eustace Tennyson d’Eyncourt (de la firma Vickers Armstrong), sobre un nuevo tipo de buque revolucionario que la Royal Navy había comenzado a construir: el HMS Dreadnought.

La aparición del Dreadnought, con su artillería monocalibre y su capacidad de velocidad sin precedentes, alteró los planes brasileños. D’Eyncourt recomendó abandonar el diseño tradicional de acorazados en favor de este nuevo paradigma. Así, el proyecto original fue revisado: se cancelaron el tercer acorazado y los cruceros acorazados, y se ordenaron dos dreadnoughts, dos cruceros exploradores y diez destructores de 550 toneladas.

La estrategia brasileña contemplaba que los destructores de desplazamiento reducido fueran aptos para operar en ríos de la Cuenca del Plata, lo que se confirmó durante la revolución paraguaya de 1911, cuando fueron empleados efectivamente en ese escenario fluvial. Los cruceros exploradores, por su parte, con velocidades cercanas a los 27 nudos, fueron diseñados para cumplir un doble objetivo: interceptar buques mercantes argentinos en caso de conflicto y combatir a los destructores argentinos en alta mar.

Este rearme brasileño, motivado por la percepción de inferioridad frente a Argentina, marcó un hito en la historia naval sudamericana. Representó no sólo una respuesta técnica y militar, sino también un gesto político: la voluntad brasileña de redefinir el equilibrio estratégico regional, desafiando la supremacía marítima que hasta entonces ostentaba Buenos Aires. Así se dio inicio a una carrera armamentista en el Atlántico Sur que tendría consecuencias duraderas en la configuración de las fuerzas navales del Cono Sur durante todo el siglo XX.  


El destructor torpedero argentino “Jujuy”

El destructor torpedero Jujuy es uno de los dos buques gemelos construidos para el gobierno argentino por Fried. Krupp A.G., en su astillero Germania en Kiel. El Jujuy y su gemelo Catamarca pertenecen a la clase de doce buques ordenados a firmas inglesas, francesas y alemanas en 1910. Se ordenaron cuatro buques a cada país; los dos buques alemanes restantes fueron construidos por F. Schichau de Elbing.

Todos los buques alemanes han demostrado ser notablemente exitosos, alcanzando velocidades considerablemente más altas que los construidos en Inglaterra y Francia. Cabe recordar que los cuatro buques construidos en Inglaterra fueron vendidos recientemente al gobierno griego.

Los principales datos técnicos del Jujuy son los siguientes:

  • Eslora total: 289 pies 2 pulgadas (≈ 88,13 m)

  • Eslora en la línea de flotación: 286 pies 6 pulgadas (≈ 87,33 m)

  • Manga máxima: 27 pies (≈ 8,23 m)

  • Calado: 17 pies 6 pulgadas (≈ 5,33 m)

  • Puntal (calado normal): 8 pies 8 ½ pulgadas (≈ 2,65 m)

  • Desplazamiento normal: 995 toneladas

  • Desplazamiento máximo: aproximadamente 1.290 toneladas

El diseño general del Jujuy se muestra en las láminas I y II, para lo cual, al igual que con las demás ilustraciones, agradecemos la cortesía de los Sres. Krupp. La apariencia del buque se muestra también en las Figuras 1 y 2, tomadas en fotografía durante navegación a toda velocidad.

El buque tiene una cubierta superior que se extiende a toda su eslora, y una segunda cubierta o cubierta inferior entre los compartimientos de máquinas. Esta última ocupa la mayor parte del interior del buque: las salas de turbinas, calderas y carboneras se extienden a lo largo de 177 pies (≈ 54 m). La cubierta superior tiene una escasa curvatura, pero la segunda cubierta se mantiene paralela a la línea de quilla, a una altura de unos 2 pies por encima de la línea de flotación normal, siendo la altura mínima entre cubiertas de unos 7 pies (≈ 2,13 m).

El buque presenta una proa recta y una superestructura delantera larga, para aumentar su capacidad marinera, como es habitual en buques de este tipo. Esta superestructura se extiende unos 82 pies desde la proa hacia popa.

Como se puede ver en la lámina I, el buque está dividido en doce compartimentos estancos principales, mediante once mamparos transversales estancos. La protección de las salas de turbinas se logra mediante un revestimiento interior de acero de unos 2 pies 6 pulgadas (≈ 76 cm) de espesor, con espacio intermedio relleno con corcho. Las calderas están protegidas por carboneras ubicadas a cada lado del buque y que se extienden a lo largo de toda la sala de calderas (ver lámina II).

El material usado para el casco en toda su extensión es acero Siemens-Martin, tanto para el casco como para cubiertas y cuadernas, de alta resistencia, y de tal tipo que los esfuerzos de tracción no exceden de 6 toneladas por pulgada cuadrada, y los de compresión 6 toneladas por pulgada cuadrada. El grosor del forro estructural es de 13⁄16 pulgadas (≈ 2,06 cm). Las cuadernas se extienden desde la quilla hasta la cubierta superior y están instaladas en cada marco desde la parte delantera del compartimiento de máquinas hasta la mampara posterior del mismo. Hacia popa, las cuadernas se disponen alternadamente entre la cubierta superior y la cubierta inferior. El codaste está formado por acero fundido, al igual que la base del timón y los soportes del eje del timón.


La respuesta argentina al rearme naval brasileño: planificación estratégica y competencia industrial en los albores del siglo XX

La creciente amenaza que representaba el programa de rearme brasileño a comienzos del siglo XX no pasó inadvertida para la dirigencia argentina. Muy por el contrario, el país respondió con rapidez y determinación, impulsando un ambicioso plan de modernización naval destinado a preservar su superioridad estratégica en el Atlántico Sur. La piedra angular de esta respuesta fue la contratación de dos acorazados clase Rivadavia, concebidos para superar con creces a los acorazados Minas Gerais y São Paulo de Brasil, y respaldados por un plan complementario para adquirir doce destructores torpederos, aunque finalmente sólo cuatro unidades llegaron a incorporarse a la flota.

Entre los buques efectivamente entregados se contaban los cuatro destructores clase Catamarca, de 1.000 toneladas de desplazamiento y velocidad de 34 nudos. Estas unidades representaban una mejora cualitativa significativa frente a los destructores brasileños, ya que contaban con mejores capacidades marineras, mayor velocidad y armamento superior, siendo también aptos para operaciones fluviales. Su rendimiento colocó un freno a las ambiciones navales brasileñas, al evidenciar que el poder naval argentino seguía siendo dominante en el Cono Sur.

La rigidez estructural conectaba la turbina con el freno. El consumo de vapor al desarrollar 7.250 S.H.P. (shaft horsepower o caballos de fuerza al eje) se determinó en solo 12-25 libras de vapor por S.H.P. por hora, y esta potencia representaba apenas el 60% de la potencia total; se esperaba un resultado aún mejor a plena carga. Esta previsión fue plenamente confirmada en el viaje de pruebas.

Las hélices son de cuatro palas, con un diámetro aproximado de 7 pies y 6 pulgadas cada una (≈ 2,29 m), y sus ejes están separados 10 pies 6 pulgadas horizontalmente (≈ 3,2 m). En dirección vertical, los ejes se inclinan hacia abajo en dirección a popa.

Instalación de calderas

El sistema de calderas consiste en cinco unidades pequeñas de tubos de agua, del tipo Germania-Schulz, de las cuales cuatro funcionan a carbón y una a petróleo. Estas están diseñadas para operar a una presión de trabajo de 260 libras por pulgada cuadrada (psi), con una presión de admisión de vapor para las máquinas principales y auxiliares de 230 psi. Sin embargo, las calderas auxiliares pueden operar con presiones tan bajas como 140 psi.

Las calderas se distribuyen en cinco salas, con la caldera de petróleo ubicada en el centro. Las cuatro calderas de carbón tienen dimensiones y equipamiento idénticos, por lo que sus piezas son intercambiables. Cada caldera de carbón posee una superficie de calentamiento de 4.400 pies cuadrados (≈ 409 m²) y una parrilla de 97 pies cuadrados (≈ 9 m²). La caldera a petróleo tiene una superficie de calentamiento de 8.300 pies cuadrados (≈ 771 m²).

Los quemadores son del tipo Körting, y se instalaron 14 en cada extremo de la caldera. El número de quemadores en funcionamiento podía variar de 2 a 14, según el grado de impulso requerido. Estos pulverizaban el petróleo en forma de una fina niebla, lo que garantizaba una combustión completa y la eliminación total del humo tras un breve período en operación. El petróleo era precalentado en un calentador antes de llegar a los quemadores.

Chimeneas y ventilación

El buque posee tres chimeneas: una para la caldera de petróleo y dos para las de carbón. Cada chimenea tiene un diámetro de unos 6 pies (≈ 1,83 m) y una altura de 36 pies (≈ 11 m) desde la línea de quilla. El suministro de aire a los hornos es garantizado por seis grandes ventiladores, dispuestos según lo mostrado en los planos, los cuales extraen aire del exterior mediante ventiladores tipo cofre, que sobresalen por encima de la cubierta superior.

Combustible y alcance

Las carboneras tienen una capacidad total de 265 toneladas. También hay dos grandes tanques, divididos por una mampara longitudinal, para transportar combustible líquido (petróleo), con capacidad total de 103 toneladas, ubicados a cada extremo de la sala de calderas media, entre las carboneras.

Con los tanques completamente abastecidos, el radio de acción del buque navegando a 15 nudos es de 4.100 millas náuticas.

Velocidad y rendimiento

El contrato estipulaba una velocidad de 32 nudos durante seis horas de pruebas. El Catamarca fue el primero de los dos en realizar las pruebas y alcanzó un promedio de 34 nudos durante seis horas, con una velocidad máxima de más de 36 nudos.

Debido al éxito obtenido con el Catamarca, la Comisión Naval Argentina eximió a los constructores de repetir las pruebas con el Jujuy. Ambos buques fueron entregados hacia fines del año (1912), y enviados directamente a Sudamérica.



En contraste, los cruceros exploradores brasileños clase Bahia, aunque equipados con turbinas Parsons, estaban acompañados por destructores clase Pará que utilizaban maquinaria de vapor alternativa (reciprocante) y alcanzaban sólo 27 nudos, limitando su capacidad de disuasión. Así, el programa brasileño no logró alterar sustancialmente el equilibrio naval regional. Tampoco lo hizo la Armada Chilena, que si bien representaba una amenaza latente debido a los históricos contenciosos limítrofes con Argentina, no llegó a igualar las capacidades de la flota nacional. Esto fue posible gracias a que, en esa etapa, la dirigencia argentina mantenía una doctrina de defensa robusta, decidida a no mostrar fisuras en la soberanía nacional ni tolerar desafíos militares.

El Acuerdo Naval de 1902 (Pactos de Mayo), firmado entre Argentina y Chile, establecía una limitación del armamento naval durante cinco años. Sin embargo, ante el rearme brasileño, ambos países acordaron su derogación, habilitando a Argentina a planificar una respuesta integral. En agosto de 1908, el Congreso Nacional aprobó un presupuesto extraordinario de 55 millones de dólares para reequipar la Armada, una cifra monumental para la época. El proceso de licitación atrajo a 38 firmas internacionales, que presentaron 144 ofertas, divididas equitativamente entre acorazados y destructores. Más de veinte astilleros de renombre mundial participaron en esta competencia, y muchos debieron modificar sus propuestas ante las exigencias técnicas impuestas por la Comisión Naval Argentina. Según el Engineering Supplement del Times de Londres, Argentina obtuvo una relación costo-beneficio notablemente ventajosa, producto de esta rigurosa negociación.

Los contratos para la construcción de los doce destructores se dividieron entre astilleros de Gran Bretaña, Francia y Alemania, aunque los resultados variaron. Los primeros cuatro destructores en ser entregados fueron los construidos por Schichau y Germania (Krupp) en Alemania. En cambio, los cuatro buques contratados con Laird Brothers en el Reino Unido fueron vendidos por decisión del gobierno argentino a Grecia en 1912, ante el estallido del conflicto greco-turco. Esas unidades pasaron a llamarse Panthir, Aetos, Ierax y León.

Los torpedos se almacenan en tubos dentro de un compartimiento de acero, ubicado justo a proa del palo mayor. Un riel permite transportar los torpedos hacia proa y popa, a ambos lados de la cubierta superior. El compresor de aire asociado al equipo de torpedos está instalado en la parte delantera del castillo de proa, junto a los tanques térmicos (thermo-tanks).

Cabe destacar que, por seguridad, los pañoles de municiones y los compartimientos de torpedos no llegan hasta el casco del buque, sino que están contenidos por mamparos interiores, a cierta distancia de los costados del casco. Los mamparos perimetrales son totalmente estancos y cuentan con sistemas de inundación de emergencia.

Los pañoles están refrigerados mediante tanques térmicos especiales, de los cuales hay tres: uno refrigerando el compartimiento de municiones y dos más ubicados en las áreas de alojamiento. El aire se enfría mediante un motor refrigerante a base de CO₂, con una capacidad de 9.000 calorías por hora, suministrado por la empresa Messrs. J. & E. Hall, y ubicado en la popa, junto a la sala de máquinas trasera.

La electricidad para iluminación, accionamiento de motores diversos y funcionamiento de los dos reflectores, es generada por dos turbo-generadores de 15 kilovatios cada uno, ubicados uno en cada sala de máquinas. Estos pueden funcionar con un 30% de sobrecarga por períodos breves. Además, hay un generador auxiliar pequeño de 4 a 5 kilovatios, impulsado por un motor diésel, que se emplea cuando el buque está en puerto y no se produce vapor. Este generador auxiliar está montado en la cubierta superior, hacia proa.

El buque tiene dos hélices propulsoras, accionadas por dos turbinas de vapor Germanía de 12.000 S.H.P. cada una, operando a unas 640 revoluciones por minuto. Cada sistema propulsor es totalmente independiente, con su propia sala de máquinas. En caso de avería de una unidad, la otra puede seguir impulsando el buque.

El conjunto de propulsión consiste en una turbina de alta presión tipo A.E.G., con ruedas Curtis y una sección de baja presión de una sola etapa con aspas fijas, del tipo Parsons, todo montado en una misma carcasa. Esta turbina trasera se encuentra detrás de la sección de alta presión, formando una unidad de impulso tipo Curtis. La carcasa está dividida horizontalmente en el plano central y también verticalmente, a 90°, con respecto al eje.

La sección de alta presión es de acero fundido, y la sección de baja presión es de hierro fundido. El tambor de baja presión y los ejes están hechos de acero Siemens-Martin forjado hueco. El extremo delantero del eje tiene un cojinete de empuje, mientras que el extremo trasero tiene el acople al eje de la hélice, junto con el mecanismo de inversión manual.

Las ruedas de la turbina de alta presión son del tipo Curtis, y las toberas son de hierro fundido, con álabes de acero. Las ruedas de la baja presión tienen álabes fijos de bronce. Las toberas de ambas secciones, de alta y baja presión, están hechas de latón.

La velocidad de la turbina se controla variando el flujo de vapor hacia la primera etapa y regulando la válvula de maniobra. Hay dos juegos de toberas: uno para crucero, usado a velocidades de unos 15 nudos, y otro para velocidad normal de 28 nudos. Para la velocidad máxima, se deriva un chorro adicional de vapor a una cuarta etapa de presión. Una sola válvula controla el funcionamiento, la maniobra y la inversión de marcha, y está ubicada convenientemente. Un gobernador limita las revoluciones a un máximo de 700 rpm.

Las juntas principales del eje no están lubricadas con aceite, sino que contienen anillos de carbono en tres piezas, sostenidos por resortes espirales y separados por anillos de distancia de hierro fundido. La estanqueidad está asegurada por conexiones con el sistema de vapor principal y condensadores, según lo muestra la Fig. 6.

La iluminación del fuego de la caldera está ilustrada en la Fig. 7. La ventilación de las salas de máquinas se realiza por dos ventiladores a vapor, uno en cada sala, con una capacidad de 2.800 pies cúbicos por minuto. La Fig. 8 muestra la vista del interior de una sala de máquinas.

Las turbinas fueron sometidas a extensas pruebas en banco antes de ser instaladas a bordo (ver Fig. 9). El freno Froude fue empleado para cargar gradualmente las turbinas. Una vez que el desarrollo alcanzó los 8.000 S.H.P., la potencia fue medida con un dinamómetro Föttinger acoplado al eje.


Para reemplazarlos, Argentina encargó cuatro nuevos destructores al astillero Germania, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 llevó a que fueran incautados por el gobierno alemán e incorporados a la Kaiserliche Marine con los numerales G-101 a G-104. Estas unidades participaron activamente en operaciones de guerra, incluyendo la Batalla de Jutlandia (1916) y misiones clandestinas en el mar Báltico contra fuerzas soviéticas. Tras el armisticio de noviembre de 1918, los buques fueron internados en la base británica de Scapa Flow y autohundidos por sus tripulaciones el 21 de junio de 1919, evitando así su entrega a los Aliados.

Los cuatro destructores encargados a astilleros franceses, por su parte, resultaron insatisfactorios: presentaron fallas severas en su planta propulsora y no cumplieron con las especificaciones contractuales. Como consecuencia, fueron rechazados por la Armada Argentina y asimilados posteriormente por la Marina francesa.

La respuesta naval argentina frente al rearme brasileño implicó no solo una estrategia defensiva proactiva, sino también una demostración de capacidad industrial, diplomática y logística. A través de un proceso de selección meticuloso y un financiamiento excepcional, el país logró conservar —durante esa etapa— su primacía naval en la región, neutralizando desafíos externos mediante una combinación de diplomacia activa y poderío militar sostenido.

Comparativa técnica y operativa de destructores argentinos: desempeño, especificaciones y decisiones estratégicas (1911–1930)

En el contexto del ambicioso programa de modernización naval impulsado por la Armada Argentina a comienzos del siglo XX, los destructores clase Catamarca representaron una clara ventaja tecnológica y operativa frente a sus equivalentes franceses, que finalmente fueron rechazados por no cumplir con las exigentes especificaciones técnicas contractuales. Mientras los destructores argentinos mantenían una velocidad máxima sostenida de 34 nudos, incluso en la década de 1930, los destructores franceses apenas alcanzaban 22 nudos, muy por debajo de los 32 nudos teóricos establecidos en su diseño original.

Los buques franceses —posteriormente incorporados a la Marine Nationale— fueron construidos en distintos astilleros: los Opiniâtre y Aventurier en Dyle et Bacalan, y los Téméraire e Intrépide en Chantiers de Bretagne. Botados entre febrero y septiembre de 1911, y completados entre septiembre y noviembre de 1914, compartían las siguientes características:

  • Desplazamiento: entre 990 t (normal) y 1.250 t (a plena carga)

  • Eslora: 88,5 m

  • Manga: 8,62 m

  • Propulsión: 3 calderas White Foster Wheeler, 2 turbinas Rateau, 2 hélices

  • Velocidad efectiva: 22 nudos (diseñados para 32, pero nunca lograron acercarse a ese rendimiento)

  • Combustible: 230 t de carbón + 300 t de petróleo

En contraposición, los destructores construidos por Cammell Laird en Birkenhead, originalmente encargados por Argentina pero vendidos a Grecia en 1912 (donde fueron rebautizados como Panthir, Aetos, Ierax y León), superaban ampliamente a sus pares franceses tanto en rendimiento como en calidad constructiva. Estos buques presentaban las siguientes especificaciones:

  • Desplazamiento: 980 t (normal)

  • Eslora: 89,4 m

  • Manga: 8,3 m

  • Puntal: 3 m

  • Propulsión: calderas Foster Wheeler (4 a carbón, 1 a petróleo), sustituidas en 1925 por 4 calderas Yarrow a petróleo

  • Velocidad máxima: 32 nudos

La superioridad técnica de los Catamarca, tanto respecto a los destructores franceses como a muchos de sus contemporáneos, se explica por el alto estándar especificado por la Armada Argentina para el programa de 1911. Las exigencias incluían armamento, autonomía y maquinaria comparables a los entonces emergentes destructores estadounidenses de 1.000 toneladas, en particular los célebres "Four Piper", lo que refleja una comprensión estratégica clara de las necesidades operativas impuestas por el extenso litoral argentino y los posibles escenarios de conflicto regional.

En resumen, las decisiones técnicas y estratégicas de la Armada Argentina en esta etapa no solo reflejaron un compromiso con la excelencia operativa, sino también una lectura precisa del entorno geopolítico sudamericano. La apuesta por destructores de alto rendimiento como los Catamarca no fue simplemente una elección táctica, sino una afirmación de soberanía y disuasión sostenida en tiempos de competencia naval regional.



El legado de la clase Catamarca y el vínculo entre poder naval y proyección nacional argentina (1912–1960)

En el marco del ambicioso programa naval iniciado por Argentina a comienzos del siglo XX, los destructores de la clase Catamarca representaron un hito no sólo tecnológico, sino también estratégico, que consolidó durante décadas la supremacía naval argentina en Sudamérica. Diseñados con altos estándares de exigencia, comparables a los destructores de avanzada de las grandes potencias, como los “Four Piper” de la Armada de los Estados Unidos, estos buques cumplieron un papel fundamental en la política de disuasión de la Nación, garantizando la soberanía marítima y fluvial durante el período que se conoce como la etapa de consolidación del poder argentino.

Entre los cuatro destructores originalmente contratados al astillero Germania-Krupp de Kiel, se destaca el ARA Jujuy (D-3), que fue botado el 4 de marzo de 1912 y entregado oficialmente a la Armada Argentina el 15 de abril del mismo año. A lo largo de su extensa carrera, que se extendió hasta su retiro definitivo en 1960, este buque participó en entrenamientos navales, maniobras de flota, operaciones de adiestramiento, navegación en aguas fluviales y atlánticas, y representaciones oficiales. En todos estos roles, el Jujuy destacó por su fiabilidad, capacidad de maniobra y aptitud operativa en diversas condiciones geográficas y estratégicas.

Durante las primeras décadas, su actividad fue intensa. Integró divisiones de exploradores, flotillas de torpederos y escuadras de mar, y fue continuamente actualizado —en particular durante la modernización de fines de la década de 1920— que incluyó la conversión del sistema de propulsión de carbón a petróleo, la mejora del armamento antiaéreo, y la modernización de los tubos lanzatorpedos. Estas reformas le permitieron seguir operando con plena eficacia durante los años ’30 y parte de los ’40, en un contexto global de acelerado avance tecnológico y creciente tensión geopolítica.


El puente de mando del comandante está ubicado en la parte trasera del castillo de proa, elevado unos 91 cm (3 pies) sobre la cubierta, de forma que cualquier ola que rompa a bordo pueda escurrirse sin dificultad. Los aparatos de control y la brújula están dispuestos en la cabina de gobierno, que ocupa la parte central del puente.

Detrás de esta se encuentra una pequeña caseta que contiene la sala de cartas náuticas y la estación de telegrafía inalámbrica, ambas con amplias ventanas que comunican visualmente con la cabina de mando.

La nave puede ser gobernada tanto desde la parte superior de la cabina de gobierno del castillo de proa como manualmente desde la estación de gobierno secundaria ubicada en la cubierta de popa.

Además de los telégrafos convencionales que comunican con la sala de máquinas, hay un telégrafo especial para transmitir desde el puente la cantidad de revoluciones a las que deben operar los motores. También se dispone de tubos de voz que comunican el puente con las salas de máquinas, la estación de gobierno de popa, la sala de cartas y telegrafía inalámbrica, el motor de gobierno, los camarotes del comandante y del jefe de máquinas, así como con las estaciones de artillería media y popa. Dada su cercanía al puente, las órdenes también pueden ser gritadas directamente hacia la estación de artillería de proa.

Se disponen dos reflectores: uno a proa de la cabina de gobierno y otro en lo alto de la cubierta de popa.

En la segunda cubierta, a proa, se instala un motor a vapor para manejar los cabrestantes, que accionan los tambores de las anclas mediante husillos y engranajes verticales. El buque cuenta con dos anclas principales tipo “Hall sin cepo” con pesos de 20 y 15 quintales respectivamente. Normalmente se guardan en las cajas de anclas, pero en caso de tener que ser subidas a bordo, se dispone de una grúa manual portátil para tal propósito. Los cables tienen un diámetro de 1½ pulgadas y una longitud total de 150 brazas (aprox. 275 m).

Tras pasar por los cabrestantes, los cables se introducen mediante caños verticales hacia el compartimiento de cadenas en el fondo del buque. Los soportes para los cables están dispuestos según el plano del castillo de proa.

En la parte superior de la cubierta de popa, se instala un ancla auxiliar de 5 quintales sin cepo, unida a un cable de remolque lateral, que se enrolla mediante un cabrestante manual situado a estribor.

Para operar este cable y otros cabos de remolque, se instalan dos malacates manuales con frenos, uno a cada extremo del buque. Hay dos grandes norays en cada extremo del barco para amarre, remolque o arrastre, mientras que se colocan norays y roldanas más pequeñas a lo largo de cada costado para la amarra de barcazas de carga (según el plano de la plancha I).

Los botes auxiliares provistos son:

  • 1 lancha a motor de 24 pies 6 pulgadas de largo, 6 pies de ancho y 2 pies 10 pulgadas de calado, con un motor Daimler de 20 HP que le permite alcanzar 10 nudos.

  • 1 cutter de 23 pies de largo, 6 pies 6 pulgadas de ancho y 2 pies 7 pulgadas de calado.

  • 1 bote pequeño de 13 pies de largo, 5 pies de ancho y 2 pies de calado.

  • 2 botes plegables de lona, de 17 pies de largo.

Estos botes se encuentran en las posiciones indicadas en el plano de la cubierta superior (plancha I). Se bajan o izán mediante una pluma de acero accionada por un cabrestante eléctrico, instalado junto al mástil principal.

El armamento consta de cuatro cañones rápidos de 4 pulgadas (calibre 50) y cuatro tubos lanzatorpedos de 53 cm (533 mm). Los cañones de 4 pulgadas están montados en la línea central del buque y no tienen escudos de protección. Cada pieza está sostenida por un sólido soporte reforzado que...

Desde la cubierta superior hasta el fondo del buque:

Los arcos horizontales de orientación (travesía) de cada cañón de 4 pulgadas en ambos lados del buque son:

  • Para el cañón de proa: 90° hacia adelante desde el centro del cañón y 50° hacia popa.

  • Para los cañones centrales: 50° hacia proa y 50° hacia popa.

  • Para el cañón de popa: 50° hacia proa y 90° hacia popa.

En todos los casos, el ángulo vertical de elevación de los cañones es de 15°, y el de depresión es de 5°.

Hay dos pañoles (magazines) para almacenar la munición de los cañones de 4 pulgadas, uno ubicado en cada extremo del buque en el fondo del casco. Cada pañol tiene capacidad para unas 200 cargas. Un montacargas para munición, accionado por un motor eléctrico, conecta cada pañol con la cubierta superior. El motor del montacargas de proa está ubicado en el compartimento termo-tanque bajo el castillo de proa; el de popa, bajo la caseta de popa.

Los tubos lanzatorpedos de cubierta son del tipo Whitehead, con una longitud de 21 pies (6,4 metros). Están ubicados a ambos lados del buque, en disposición de dos en línea longitudinal. Como se muestra en el plano de la cubierta superior (Placa I), esta disposición permite lanzar los torpedos en dirección casi frontal sin que la superestructura interfiera con la puntería, lo que representa una gran ventaja táctica.

Gracias al castillo de proa, los tubos de proa pueden utilizarse en todo tipo de condiciones climáticas y de mar, permitiendo el disparo continuo de torpedos. Los tubos de proa tienen un arco horizontal de tiro de 75° hacia proa y 60° hacia popa, mientras que los de popa tienen un arco de 75° hacia proa y 75° hacia popa.

Las cabezas de torpedos se almacenan en una sala separada, ubicada delante del pañol de proa.


A nivel armamentístico, los Catamarca estaban originalmente equipados con cuatro cañones Bethlehem L/50 de 102 mm, dos ametralladoras antiaéreas Maxim de 37 mm y cuatro tubos lanzatorpedos de 533 mm, lo que les otorgaba una potencia de fuego notable. La comparación con los destructores franceses rechazados —incorporados posteriormente a la Marine Nationale— resalta aún más su superioridad, tanto por velocidad (34 nudos frente a 22 nudos reales en los buques franceses) como por autonomía y rendimiento general.

La larga carrera del Jujuy refleja, además, la solidez de su diseño y la eficacia de su mantenimiento a lo largo de décadas. Desde su rol como buque escuela en los años ’20, pasando por su integración en escuadras activas durante los ’30, hasta sus últimas participaciones como parte de la Escuadra de Ríos en la década de 1940, este destructor operó con continuidad y solvencia en un espectro amplio de misiones. Su baja definitiva comenzó con su desarme progresivo tras la Segunda Guerra Mundial, culminando en su venta como chatarra en 1960, tras haber sido formalmente radiado por decreto en 1957.

Más allá de su valor técnico, los Catamarca simbolizan una etapa dorada de la historia argentina, en la que la capacidad militar estuvo estrechamente articulada con la proyección internacional y el desarrollo económico del país. Durante las primeras décadas del siglo XX, Argentina supo posicionarse como potencia regional con voz en el concierto internacional, gracias a un aparato militar robusto, profesional y tecnológicamente avanzado. Esta estrategia permitió preservar la soberanía y disuadir cualquier intento de agresión extranjera, aun en contextos globales de alta conflictividad.

La decadencia de este modelo comenzó a hacerse evidente tras el golpe de Estado de 1930 y, según diversas interpretaciones historiográficas, se consolidó con la llegada del peronismo al poder en 1946. El desmantelamiento de capacidades estratégicas, como la condonación de la deuda británica sin contraprestación significativa, marcó el inicio de una etapa de declive institucional y militar. Esta pérdida de poder relativo se tradujo en una paulatina desaparición de Argentina como actor geopolítico relevante.

En suma, la clase Catamarca no fue simplemente una serie de destructores eficaces. Fue la manifestación tangible de una visión estratégica que comprendía que el poder naval no es un fin en sí mismo, sino una herramienta indispensable para sostener la soberanía, garantizar la paz y proyectar la influencia nacional. El olvido de este principio a partir de mediados del siglo XX coincide con la pérdida de relevancia internacional y con la consolidación de un modelo de Estado que, voluntariamente, abdicó del poder como fundamento de la soberanía.

Características técnicas y contexto del ARA Jujuy (D-3), clase Catamarca

El ARA Jujuy (D-3) fue un destructor tipo explorador-torpedero de diseño avanzado para su época, construido por los astilleros Friedrich Krupp en Kiel, Alemania, e incorporado a la Armada Argentina en 1912 junto a su gemelo, el ARA Catamarca. Estas unidades fueron parte del ambicioso programa de modernización naval impulsado por la Argentina a comienzos del siglo XX, con el fin de mantener su supremacía marítima regional frente a las crecientes flotas de Brasil y Chile.

Características generales:

  • Tipo: Destructor explorador-torpedero

  • Año de incorporación: 1912

  • Constructor: Fried. Krupp Germaniawerft, Kiel (Imperio Alemán)

  • Costo unitario: £124.360 esterlinas

  • Eslora: 83,13 metros

  • Manga: 8,25 metros

  • Puntal: 5,20 metros

  • Calado medio: 3,33 metros

  • Desplazamiento: 1.357 toneladas

Propulsión y rendimiento:

  • Maquinaria: 2 turbinas tipo Parsons-Curtiss A.E.G.

  • Calderas: Schulz-Thornycroft, mixtas (carbón/petróleo)

  • Potencia: 25.760 HP

  • Velocidad máxima: 34 nudos

  • Velocidad de crucero: 9 nudos

  • Autonomía: 9.700 kilómetros

  • Combustible: 25 toneladas de carbón

 

Armamento original:

  • Cañones principales: 3 x Bethlehem L/50 de 102 mm (probablemente 101,6 mm reales)

  • Armamento antiaéreo: 2 x Maxim de 37 mm

  • Torpedos: 4 tubos lanzatorpedos de 533 mm

Dotación:

  • Tripulación: 150 hombres

El diseño equilibrado del Jujuy lo convertía en una plataforma apta para operaciones tanto en mar abierto como en ríos interiores, con notable velocidad, buen poder ofensivo y elevada autonomía. Estas cualidades eran especialmente relevantes en el marco de las hipótesis de conflicto sudamericanas del periodo.

El ARA Jujuy sirvió como referencia para evaluar otras unidades contemporáneas. En efecto, uno de los cuatro destructores de origen francés rechazados por no cumplir con los estándares exigidos por la Armada Argentina fue el L’Aventurier (ex-ARA Mendoza), que quedó incorporado a la Marina de Guerra francesa tras su rechazo por presentar deficiencias de diseño y rendimiento, muy lejos de los parámetros cumplidos por la clase Catamarca.

Además, las fotografías históricas muestran al Jujuy y sus gemelos Catamarca y Córdoba, ilustrando detalles constructivos y dimensiones del diseño. La comparación con unidades como el L’Aventurier deja en claro la diferencia técnica entre lo que Argentina aceptó e integró efectivamente a su flota, y lo que consideró inadecuado en función de su política de defensa rigurosamente orientada al estándar de excelencia operativa. En suma, el ARA Jujuy fue un claro exponente de una doctrina de defensa nacional basada en la calidad técnica y la disuasión estratégica efectiva.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Filipinas: Disparo de un misil Spike NLOS en maniobras

El primer lanzamiento aéreo del misil Spike NLOS marca el ejercicio de la Armada de Filipinas frente a Zambales



Lanzamiento de un misil Spike sin línea de visión (NLOS) (todas las fotos/ssv: La Flota Filipina)

MANILA – La Armada de Filipinas (PN) realizó el martes un ejercicio de misiles unilaterales con fuego real al oeste de San Antonio, Zambales, destacado por el primer lanzamiento aéreo de un misil Spike sin línea de visión (NLOS).

En un comunicado emitido el miércoles, la PN dijo que su helicóptero antisubmarino AW159 "Wildcat" "realizó con éxito el primer lanzamiento aéreo de un Spike NLOS y destruyó su objetivo designado" durante la actividad.


Señaló que el exitoso lanzamiento demostró que "los misiles pueden lanzarse tanto desde el aire como desde la superficie, agilizando la flexibilidad y la logística".

En el ejercicio también participó el barco misilero BRP Tomas Campo (PG-908), que realizó otro lanzamiento coordinado de un misil Spike NLOS contra un objetivo separado, añadió la PN.


Spike NLOS, un sistema de misiles multipropósito guiado con precisión desarrollado por Rafael Advanced Defense Systems de Israel, está diseñado para atacar objetivos más allá del alcance visual con precisión milimétrica utilizando una guía electroóptica avanzada y de video en tiempo real.

También brinda a los operadores control total desde el lanzamiento hasta el impacto.


La PN afirmó que la integración del sistema de misiles Spike NLOS en su arsenal "mejora significativamente las capacidades de ataque a distancia, impulsando la defensa marítima, la disuasión estratégica y la eficacia operativa".

El exitoso ejercicio de misiles unilaterales con fuego real forma parte del Concepto de Defensa Archipelágica Integral (CADC) más amplio de las Fuerzas Armadas de Filipinas, que enfatiza la letalidad distribuida, el conocimiento del dominio y la integración de fuerzas conjuntas en todo el vasto dominio marítimo del país.


El simulacro fue presenciado por el oficial de bandera interino al mando de la PN, Contralmirante Alan Javier, el comandante de la Flota Filipina (PF), Contralmirante Joe Anthony Orbe, y otros oficiales navales de alto rango en una sala de monitoreo en la Base Naval Heracleo Alano en la ciudad de Cavite.

Otros activos de capital de la PN, incluidos el BRP Miguel Malvar (FFG-06), el UAV ScanEagle, las embarcaciones de interdicción de ataque rápido con capacidad para misiles BRP Albert Majini (PG-909) y BRP Laurence Narag (PG-907), y las embarcaciones de ataque multipropósito BA-492 y BA-488 proporcionaron un apoyo crítico al ejercicio, dijo la PN.


Unidades del Regimiento de Defensa Costera del Cuerpo de Marines de Filipinas y del BRP Suluan (MRRV-4406) de la Guardia Costera de Filipinas también apoyaron el ejercicio. 



viernes, 12 de septiembre de 2025

Poder en el Báltico: Batalla naval de Svensksund (1790)

Batalla naval de Svensksund






Después de que Rusia aplastó al ejército y marina de Suecia durante la Gran Guerra del Norte (1700-1721), se le aseguró que su vecino escandinavo ya no era rival para ella. Sin embargo, se arrepintió amargamente siete décadas después, cuando se produjo la batalla naval de Svensksund.
En 1788, el rey sueco Gustavo III comenzó una guerra con Rusia para intentar recuperar lo que Suecia había perdido durante la guerra anterior. Dos años después no había logrado nada, sufriendo varias derrotas y casi perdiendo la guerra. Necesitaba una victoria contundente para salir del atolladero, y tuvo una oportunidad.
Los días 9 y 10 de julio de 1790, las flotas sueca y rusa entraron en batalla en el Golfo de Finlandia, no lejos del bastión sueco de Svensksund. Con más de 500 buques de guerra implicados se convirtió en la mayor batalla naval jamás vista en el mar Báltico.
Después de que los suecos repelieron la mal preparada ofensiva rusa, sus buques de guerra organizaron un exitoso contraataque que desató el  pánico entre los marineros rusos. Una fuerte tormenta contribuyó en gran medida al desastre, haciendo que los desorganizados buques rusos zozobraran, se hundieran o quedasen varados. 
La flota rusa perdió más de 7.000 tripulantes y 60 buques de guerra, 22 de los cuales fueron capturados. Los suecos, por su parte, solo dieron cuenta de cinco navíos perdidos. Pero tras la batalla naval, Rusia y Suecia firmaron una paz que mantenía el status quo.

jueves, 11 de septiembre de 2025

RN: Revista Naval de 1977

Revista de la flota del Jubileo de Plata en 1977


Revista de la flota del Jubileo de Plata de 1977 de la Marina Real, con algunos de los barcos etiquetados.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Guerra ruso-japonesa: Cómo se hundió el acorazado Oslyabya

Cómo se hundió el acorazado Oslyabya



Historiografía de la muerte de Oslyabya

El público ruso se enteró del destino del Oslyabya a través de un telegrama publicado en la prensa por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Terrestres y Navales del Lejano Oriente, N. P. Linevich:

Uno de los proyectiles impactó al Oslyabya por la izquierda, en la cubierta de servicio, cerca del mamparo de proa. Debido al oleaje y la velocidad, fue imposible tapar el agujero. Otro proyectil, que impactó en el décimo pozo de carbón desde la izquierda, penetró el blindaje e inundó la recámara de pólvora de repuesto. La escora y el asiento de proa aumentaron. Alrededor de las 3, debido al aumento de la escora, comenzó a filtrarse agua por las troneras de la batería inferior. El Oslyabya quedó fuera de combate y, alrededor de las 3, se hundió hasta el fondo, volcando.

Esta información fragmentaria dio pie a numerosas versiones sobre la muerte del acorazado.

En el número de julio de 1905 del “Morskoy Sbornik”, el oficial de artillería del acorazado Peresvet, V. N. Cherkasov, publicó un artículo titulado "¿En qué circunstancias puede hundirse un acorazado por fuego de artillería?". El autor concluyó que el Oslyabya zozobró como resultado de un solo gran agujero por el que penetró agua a la cubierta. La pérdida de estabilidad se debió a una importante sobrecarga de construcción, errores de diseño y al izado de carga a las cubiertas superiores durante la batalla.

En julio de 1905, Novoye Vremya publicó una carta del diputado Sablin, en la que atribuía un papel fatal al agujero en el compartimento de proa.

En el número de septiembre de 1905 de la Colección Naval, el oficial de navegación del destacamento de cruceros, SR de Livron, explicó la rápida desaparición del acorazado por su insuficiente estabilidad debido a la gran sobrecarga:

El Oslyabya iba muy sobrecargado y se consideraba un buque inestable. Volcó tras el impacto de un segundo proyectil de 30 cm cerca de la línea de flotación.

El comandante del crucero Oleg, L. F. Dobrotvorsky, desconocía la posibilidad de que el Oslyabya se hundiera por fuego de artillería y afirmó que fue torpedeado por un submarino.

El navegante insignia V. I. Semenov, en la novela histórica "Batalla de Tsushima" (1906), explicó a uno de los oficiales del "Oslyabya" que el barco fue destruido por tres impactos consecutivos de proyectiles japoneses prácticamente en el mismo lugar: bajo la torreta de proa. Se formó un agujero del tamaño de una compuerta, y los mamparos internos no pudieron soportar la presión del agua que brotaba.

El ingeniero naval del acorazado Oryol, V. P. Kostenko, en su obra "Acorazados tipo Borodino en la Batalla de Tsushima" (1906), indicó que la causa del fatal aumento del asiento y la escora fue la entrada de agua a través de grandes agujeros en la proa sin blindaje.

El profesor de la Escuela Técnica Imperial de Moscú, P. K. Khudyakov, en su libro "El camino a Tsushima" (1907), hizo alusión a la mala calidad de la fabricación del barco:

El acorazado Oslyabya, alcanzado por el segundo proyectil de 12 pulgadas que lo impactó cerca de la línea de flotación... y atravesó su blindaje, fue el primero en zozobrar en la batalla del 14 de mayo y... ocultó para siempre bajo el agua los vergonzosos resultados de muchos años de construcción de nuestro departamento naval.

En su artículo “El estado actual de la tecnología de construcción naval” (1909), el constructor naval NN Kuteinikov explicó la muerte del Oslyabya por la pérdida de estabilidad causada por la inundación de la proa debido al costado desarmado y destruido.

La muerte del Oslyabya también se reflejó en los trabajos de expertos extranjeros.

El famoso ingeniero danés W. Hovgaard, en su artículo “El destino de los buques rusos en Tsushima desde el punto de vista de un constructor naval”, publicado en la colección “Buques de combate” de F. Jane en 1906, concluyó que el Oslyabya se hundió debido a la baja estabilidad estructural, la alta sobrecarga y la falta de blindaje en los extremos.

El ingeniero jefe de la flota francesa , en su artículo “Accidentes de combate en la guerra ruso-japonesa” de 1906, C. Ferrand citó la pérdida de estabilidad causada por las extensas inundaciones como la causa de la desaparición del Oslyabya. Primero, el agua entró por la proa a través de un agujero, y luego se extendió por la cubierta habitable y los espacios de retención a través de cubiertas, mamparos, puertas y pozos de registro que se encontraron con fugas.

Han pasado muchos años desde entonces, pero el problema de la muerte del Oslyabya no ha perdido su relevancia incluso en nuestro tiempo.

Un especialista líder en el campo de la insumergibilidad, NP Muru, en su folleto "Lecciones de la Batalla de Tsushima para un Constructor Naval" (1990) llamó la atención sobre el hecho de que los acorazados rusos entraron en batalla con una gran sobrecarga, lo que redujo en gran medida la reserva de diseño de flotabilidad y estabilidad. Comparó las circunstancias de la pérdida del Oslyabya con los desastres del Victoria, Empress Maria, Shokaku y Novorossiysk, en los que la ocurrencia de un gran asiento provocó una pérdida de estabilidad.

El investigador naval S.V. Suliga, en su artículo "Por qué naufragó el Oslyabya", destacó la alta sobrecarga operativa, debido a la cual la línea de flotación del buque solo contaba con una protección deficiente en la parte central.

El bloguero Naval_manual, en el artículo "Cinco preguntas sobre el naufragio del Oslyabya", opinó que la causa de la catastrófica escora fue el décimo pozo de carbón y, posiblemente, otros pozos no registrados por la tripulación del Oslyabya.

Andrey, de Cheliábinsk, autor de los artículos "Sobre las causas del naufragio del acorazado Oslyabya" y "Dos héroes. Por qué el Oslyabya naufragó en Tsushima y el Peresvet sobrevivió en Shantung", publicados en el sitio web "Military Review", concluyó que el Oslyabya perdió estabilidad debido a una inundación incontrolada en la proa, en el costado izquierdo, debido a una ventilación deficiente.

Esquemas del acorazado "Oslyabya"


Para percibir visualmente la información sobre los daños del Oslyabya, la propagación del agua y las acciones de la tripulación, el autor ha preparado varios diagramas.


Esquema n.° 1. Acorazado Oslyabya. Agujeros en el costado izquierdo, cerca de la línea de flotación.


Esquema n.° 2. Acorazado Oslyabya. 1.er y 2.º compartimentos de la cubierta habitable.


Esquema n.° 3. Acorazado Oslyabya. Sección longitudinal de la proa.


Esquema n.° 4. Acorazado Oslyabya. Cubierta habitable.


Esquema n.° 5. Acorazado Oslyabya. Cubierta inferior.


Esquema n.° 6. Acorazado Oslyabya. Mantener

Un agujero en el primer compartimento de la cubierta habitable.


Al comienzo de la batalla, un proyectil de gran calibre impactó en el primer compartimento de la cubierta de servicio.

Disponemos de información sobre este suceso a través de las siguientes fuentes:

• Testimonio del sargento Sablin, quien llegó poco después de acceder al primer compartimento de la cubierta de servicio para reparar los daños en el cableado eléctrico;
• Testimonio de V. N. Zavarin, quien ascendió desde la sala de máquinas de minas submarinas a la cubierta de servicio para cerrar la escotilla;
• Recuerdos del capataz FS Lebedev, quien supervisó el sellado del agujero.

Según M. N. Sablin, este fue "uno de los primeros disparos" (los japoneses abrieron fuego contra el Oslyabya a las 13:52). V. N. Zavarin informó que el proyectil impactó "no más de diez minutos después del inicio de la batalla" (el Oslyabya comenzó la batalla a las 13:49). Por lo tanto, el primer agujero cerca de la línea de flotación se registró alrededor de las 13:55.

La ubicación del agujero fue indicada con gran precisión por el diputado Sablin: "cerca del primer mamparo de proa", que discurría a lo largo de la vigésima cuaderna. Además, el impacto fue tan cercano al mamparo que lo deformó, y una densa humareda llenó tanto el primer como el segundo compartimento de la cubierta de carga.

La posición del agujero con respecto a la línea de flotación de la carga difiere ligeramente según las fuentes. El diputado Sablin lo describió como semisumergido, mientras que V. N. Zavarin lo describió como "sobre el agua". El sargento Lebedev mencionó que el borde inferior del agujero se encontraba en la línea de flotación, cuando el nivel del agua en la cubierta de carga llegaba hasta las rodillas.

El sargento Lebedev informó sobre las dimensiones del agujero: tenía "al menos dos metros y medio" (aproximadamente dos espacios), lo que corresponde a la acción de un proyectil de alto explosivo de 30 cm (véase el diagrama n.º 1).

Al comienzo de la Batalla de Tsushima, el estado del mar alcanzó 5 puntos y las olas penetraron en el agujero, ubicado a barlovento, justo en la línea de flotación.

Para sellar el agujero, se recurrió a una división de contención de fuego al mando del sargento F. S. Lebedev. Con el agua hasta las rodillas, los marineros comenzaron a instalar escudos y esteras. El trabajo fue lento; el agua ya les llegaba a la cintura cuando finalmente lograron limitar el flujo.

Aunque el agujero aún no estaba completamente sellado, el agua comenzó a desbordarse por el borde de 305 mm de la brazola de la escotilla abierta hacia el compartimento de los dispositivos de minas submarinas. V. N. Zavarin, que se encontraba abajo, subió a cubierta, aparentemente entró en el primer compartimento (de lo contrario, ¿cómo habría sabido la ubicación del agujero y que estaba sellado?), cerró la escotilla, volvió a bajar y aseguró el cuello tras él.

Poco después, el sargento Sablin apareció en el segundo compartimento:

Quería ir al compartimento del vehículo submarino, pero la escotilla estaba sellada y había aproximadamente dos pies (unos 60 cm) de agua encima.

Al regresar a la sala de máquinas de la mina submarina, V. N. Zavarin observó que salía agua por las tuberías de ventilación, cuyos daños atribuyó al impacto en el primer compartimento. En opinión del autor, las tuberías de ventilación que atravesaban la sala de máquinas de la mina submarina resultaron dañadas por otro proyectil de gran tamaño, ya que se encontraban demasiado lejos del punto de impacto en el primer compartimento.

Gracias a los recuerdos de marineros y oficiales que nos han llegado, es posible recrear con gran precisión la imagen de la destrucción y la inundación resultantes del impacto en el primer compartimento de la cubierta habitable (véanse los diagramas n.º 2 y 3).

El proyectil destruyó por completo la farmacia, destruyó dos mamparos de camarotes ligeros y deformó el mamparo estanco entre el primer y el segundo compartimentos de la cubierta habitable.

El diputado Sablin mencionó que, a través de la escotilla abierta, las tuberías de ventilación rotas y las grietas en la cubierta, el agua penetró en el almacén de municiones de proa de los cañones de 6 pulgadas y en la sala de minas Whitehead (que él y V.N. Zavarin denominaron el "compartimento bajo la torreta"). Además, el diputado Durnovo, citando al diputado Sablin, informó que la explosión deformó el primer mamparo estanco, por lo que la puerta no pudo cerrarse.

La "escotilla abierta" se refiere a la cubierta blindada que cubría la escalera de acceso desde el segundo compartimento de la cubierta de estar hasta la sala de minas Whitehead. Probablemente se cerró inmediatamente después de la entrada de agua.

A un metro y medio del lugar del impacto se encontraba una tubería de ventilación de 203 mm para el almacén de municiones de los cañones de 6 pulgadas, que probablemente fue arrancada por la explosión. El agua entró a raudales en el almacén a través del agujero formado en la cubierta, pero los marineros presentes probablemente sellaron la tubería con medios improvisados.

A unos dos metros del lugar del impacto había una tubería para el suministro manual de proyectiles de 6 pulgadas y 47 mm a la cubierta de la batería. La explosión probablemente también arrancó esta tubería, y el agua se precipitó e inundó el recinto de la linterna, que tenía una puerta que daba a la bodega de municiones.

A menos de cinco metros del lugar del impacto había un elevador para suministrar proyectiles de 6 pulgadas a la cubierta de la batería. Quizás la metralla perforó sus delgadas paredes, y luego el agua inundó el hueco del elevador.

El agua podría haber penetrado en la bodega de municiones de los cañones de 6 pulgadas desde el recinto de la linterna y el elevador a través de fugas en las puertas, pero el policía militar Sablin no informó de ello.

Las "brechas en la cubierta" mencionadas por el diputado Sablin aparentemente se refieren a las grietas que se formaron entre el suelo de la cubierta habitable y las tuberías que la atravesaban como resultado de la deformación de esta última. El suelo de la cubierta habitable estaba compuesto por dos capas de acero con un espesor total de 63,5 mm, por lo que la presencia de una grieta pasante es extremadamente dudosa. El volumen de agua que penetró por estas grietas en la sala de la mina Whitehead fue aparentemente pequeño, ya que V.N. Zavarin informó solo una vía de inundación: a través del sistema de ventilación.

En la cubierta del caparazón, dos compartimentos de cadena estaban inundados; sus escobenes se elevaban solo 127 mm por encima del nivel de la cubierta habitable y carecían de tapas estancas.

Ahora podemos resumir las consecuencias del impacto en el primer compartimento de la cubierta habitable. En la cubierta de servicio se formó un enorme "cubo" parcialmente lleno de agua, de más de 30 metros de largo (desde la proa hasta la cuaderna 30) y hasta 17 metros de ancho. Debido a la gran superficie libre del agua entrante, la altura metacéntrica y, en consecuencia, la estabilidad del acorazado se vieron significativamente reducidas. Se produjo un notable desnivel en la proa.

El agujero fue tapado, pero fue imposible vaciarlo rápidamente debido a la falta de medios estándar efectivos. Debajo de la cubierta de servicio, el agua inundó por completo dos compartimentos de cadenas, penetró en la sala de minas Whitehead y en la bodega de municiones de los cañones de 6 pulgadas.

Agujero en el segundo pozo de carbón superior


El pozo en la segunda mina de carbón superior se menciona en dos fuentes.

El capitán de primera clase MV Ozerov, al mando del acorazado Sisoj Veliky, declaró ante la Comisión de Investigación:

Creo que las placas de blindaje del lado izquierdo del Oslyaba, frente al puente de mando, se cayeron, ya que vi claramente el lado en llamas, y la lista... se formó rápidamente.

El galvanista K. S. Boltyshev transmitió en sus memorias las palabras de los marineros de la bodega:

Tras varios impactos en el blindaje del costado opuesto a la torre de mando, las placas comenzaron a desprenderse como yeso húmedo, y dos nuevos proyectiles de gran tamaño impactaron en el costado expuesto y desprotegido a la altura de la línea de flotación, perforando inmediatamente la compuerta. El agua entró a raudales y se extendió rápidamente por la pendiente de la cubierta blindada. Se llamó a una división de trabajo, dirigida por el ingeniero Zmachinsky, para sellar el agujero, e intentaron cerrarlo con escudos de madera, apuntalándolos con topes. Sin embargo, la ola derribó las vigas, y tuvieron que trabajar con el agua hasta la cintura. El pozo de carbón de reserva en la pendiente ya estaba inundado, lo que provocó la escora del barco.

Frente al puente de proa y la torre de mando se encontraba el segundo foso superior de carbón, que no estaba cubierto por la banda superior. Por lo tanto, ninguna placa podía desprenderse. El agujero se formó en el costado sin blindaje.

La posición del agujero con respecto a la línea de flotación de la carga se indica como "en la misma línea de flotación", es decir, es posible que su borde inferior alcanzara la banda principal.

El tamaño del agujero se describe como "toda la compuerta". En teoría, dos explosiones cercanas de una salva de proyectiles japoneses de alto explosivo de 12 pulgadas podrían destruir un costado sin blindaje con una altura equivalente al espacio entre cubiertas (2,4 m) y una anchura equivalente a tres o cuatro cuadernas (3,7-4,9 m), lo cual concuerda con el tamaño de la compuerta (véase el diagrama n.º 1).

Las fuentes no indican la hora del impacto, pero se puede determinar mediante indicios indirectos. En primer lugar, el MV Ozerov detectó un costado en llamas, y el incendio pudo haberse iniciado en la cubierta de servicio solo cuando aún no se había sumergido, es decir, en los primeros minutos de la batalla. En segundo lugar, tanto el MV Ozerov como los marineros de bodega asociaron la escora con las consecuencias del agujero en la segunda mina de carbón. El

"Oslyabya" ya había comenzado a escorar a las 14:00 (más adelante, el autor analiza esta cuestión con más detalle), por lo que el agujero en la segunda mina de carbón se detectó al comienzo de la batalla, aproximadamente entre las 13:55 y las 14:00.

Agujero en el décimo pozo de carbón superior


Sabemos acerca de la décima mina de carbón por el informe del diputado Sablin:

El proyectil impactó en el décimo pozo de carbón en el lado izquierdo, penetrando el blindaje.

El diputado Sablin no indicó la hora exacta del impacto, pero en la secuencia de eventos lo situó "poco después" del agujero en el primer compartimento de la cubierta de vivienda, pero antes del fallo de la torreta de proa.

A su vez, el momento del daño a la torreta de proa puede esclarecerse basándose en los recuerdos de K. S. Boltyshev: 10 minutos después del inicio de la batalla, y de O. A. Shcherbachev: no más tarde de 10 a 15 minutos después del inicio de la batalla.

El informe de combate del comandante del Kasuga a las 14:00 registró una gran columna de humo que se elevaba sobre el Oslyabya debido a una explosión. Lo más probable es que se produjera como resultado de un impacto en la torreta de proa.

Por lo tanto, el agujero en el décimo pozo de carbón se recibió alrededor de las 14:00, solo unos minutos después del agujero en el primer compartimento de la cubierta de vivienda.

Lamentablemente, el diputado Sablin no registró ni la ubicación exacta del impacto del proyectil ni los daños que causó.

El cinturón principal del Oslyabya se encontraba bajo el agua y su espesor prácticamente impedía su perforación a una distancia de combate, que en ese momento no superaba los 4700 m. Por lo tanto, en opinión del autor, el proyectil japonés penetró la placa de 102 mm del cinturón superior.

Pronto fue necesario bombear agua de la bodega de la segunda sala de calderas, por lo que se puede suponer que el agujero era de tamaño considerable y se encontraba en la línea de flotación, y que el agua penetró en los pozos de carbón inferiores 10 y/o 12 a través de escotillas abiertas, tuberías de suministro de carbón dañadas o conductos de ventilación (véanse los diagramas n.º 4, 5 y 6).

No hay información en las memorias sobre intentos de sellar el agujero en el décimo pozo de carbón. Es posible que todos los equipos de emergencia disponibles ya estuvieran ocupados eliminando las consecuencias de los impactos en el primer compartimento de la cubierta de servicio y en el segundo pozo de carbón.

Agujero en la mina de carbón superior número 16


El agujero en la mina de carbón número 16 lo conocemos por las memorias de S. V. Gorchakov:

…comencé a notar una escora cada vez mayor, que inicialmente fue causada por agujeros submarinos, el más grande de los cuales, hasta donde recuerdo, estaba en el pozo de carbón trasero número 16, desde donde el pozo se llenó de agua...

El diputado Sablin mencionó la aparición de agua en el depósito de reserva (cámara de pólvora de reserva) de los cañones de 10 pulgadas, ubicado junto al 16.º pozo de carbón inferior. Por lo tanto, se puede suponer que ambos oficiales describieron las consecuencias del mismo impacto.

En opinión del autor, lo más probable es que un proyectil perforante japonés penetrara la placa superior del cinturón y explotara en el 16.º pozo de carbón superior, cerca de la cuaderna 61. La onda expansiva dañó el mamparo entre el pozo de carbón y la cubierta de servicio. Gases o fragmentos penetraron por el orificio en la pendiente de la cubierta blindada para el suministro de carbón y dañaron el mamparo entre el 16.º pozo de carbón inferior y el depósito de munición de reserva de los cañones de 10 pulgadas (véanse los diagramas n.º 4, 5 y 6).

Como resultado de los daños recibidos, el agua llenó el 16.º pozo de carbón y penetró en la bodega de munición de reserva de los cañones de 10 pulgadas.

El momento aproximado del impacto en el pozo de carbón número 16 se puede determinar a partir del informe del diputado Sablin: después del agujero en el pozo de carbón número 10, pero antes del daño en la torreta de proa, es decir, entre las 14:00 y las 14:05.

El surgimiento de una lista y la lucha por la supervivencia


Numerosos testigos notaron la escora del Oslyabya en los primeros minutos de la batalla, alrededor de las 14:00.

PP Durnovo observó la aparición de una escora "tras los primeros disparos".

OA Shcherbachev registró que ya aproximadamente a las 14:00 el Oslyabya "escoró hacia la izquierda y se asentó con su proa".

BP Kazmichev mencionó en su testimonio que el buque "recibió varios agujeros a lo largo de la línea de flotación y una ligera escora hacia la izquierda" incluso antes de entrar en la estela del 1.er destacamento blindado, lo que ocurrió a las 14:04.

La escora fue causada por agujeros en el primer compartimento de la cubierta de servicio, en los pozos de carbón 2.º, 10.º y 16.º y las inundaciones que causaron.

Inicialmente, la lucha por la supervivencia fue liderada por el oficial superior DB Pokhvistnev, quien personalmente bajó a los agujeros en el primer compartimento de la cubierta de servicio y el segundo pozo de carbón. Sin embargo, pronto resultó gravemente herido, y su trabajo fue continuado por el mecánico de bodegas PF Uspensky.

El diputado Sablin encendió las turbinas 4.ª y 6.ª para evacuar el agua procedente de las minas de carbón a través de las inevitables fugas en las puertas hacia las bodegas de las salas de calderas 1.ª y 2.ª (véanse los diagramas n.º 4, 5 y 6).

Para reducir la escora, se inundaron tres pasillos laterales a estribor, pero estas medidas resultaron insuficientes.

Un agujero en la cubierta habitable cerca del aparato de la mina.


El agujero cerca del aparato de mina de superficie de la izquierda fue descrito con más detalle por AS Novikov-Priboy en su relato sobre la muerte de Oslyabya:

Unos 20-30 minutos después del inicio de la batalla, encontramos un segundo pequeño agujero frente al dispositivo de minas izquierdo, por encima de la línea de flotación, donde termina el blindaje. De alguna manera, estaba tapado con los llamados escobenes.

El impacto se produjo aproximadamente a las 14:10...14:20, cuando el Oslyabya ya presentaba una escora notable y solo el borde superior del cinturón de 102 mm sobresalía de la línea de flotación.

Lo más probable es que el agujero se formara al presionar hacia dentro la esquina superior sin soporte de la placa, lo que suponía una abertura estrecha pero extensa en el blindaje lateral, entre las cuadernas 43 y 44 (véase el diagrama n.º 1). Las bolsas de escobén mencionadas en el texto, utilizadas para tapar la abertura resultante, son bolsas de lona rellenas de cáñamo.

Los proyectiles japoneses de 8-12 pulgadas perforaron repetidamente la estanqueidad del lateral al impactar en el cinturón de blindaje, inundando el pasillo lateral situado tras el blindaje. No había pasillo lateral en la zona del aparato de minas de superficie del Oslyabya. El personal de la cubierta habitable descubrió y parchó inmediatamente el agujero.

Un agujero en el segundo compartimento de la cubierta habitable.


La brecha en el segundo compartimento de la cubierta de servicio se menciona en tres fuentes:

• Memorias de FS Lebedev, quien se encontraba en el primer compartimento contiguo en el momento del impacto;
• Relatos de cuatro marineros heridos del Oslyabya, registrados por el Príncipe S. V. Gorchakov en el hospital de Sasebo;
• Notas de VP Kostenko, recopiladas, entre otras cosas, a partir de los recuerdos de otros participantes en la campaña y la batalla.

El lugar del impacto del proyectil se indica en las tres fuentes. En las memorias de FS Lebedev, se localiza "a no más de dos metros del primero", es decir, del agujero en el primer compartimento de la cubierta de servicio. En los relatos de los marineros, "cerca del primer agujero de proa en el lado izquierdo, frente a la torre de proa". En las notas de VP Kostenko, no uno, sino varios proyectiles impactaron "en la línea de flotación frente a la torre de proa". En la cubierta de servicio, frente al tubo de alimentación de la torre de proa, se encontraban los camarotes de los conductores, que probablemente quedaron completamente destruidos por la explosión.

Según los marineros, el agujero se abrió alrededor de las 14:30. El Orel observó impactos de proyectiles de 12 pulgadas unos minutos antes de que el buque quedara fuera de combate. El Oslyabya abandonó la formación a las 14:32, pero para entonces las consecuencias del agujero ya se habían hecho evidentes en forma de escora y asiento, por lo que se produjo entre las 14:25 y las 14:30.

El enorme tamaño del agujero se destaca en los relatos de los marineros: «El proyectil… causó tales daños que las minas almacenadas en el acorazado cayeron por la borda».

La posición del agujero con respecto a la línea de flotación de carga es designada por FS Lebedev como «por debajo de la línea de flotación». Es posible que su borde inferior alcanzara el cinturón de blindaje, cuyo borde superior en ese momento se encontraba significativamente por debajo de la línea de flotación de carga (véase el diagrama n.º 1).

A través del costado destruido, el agua irrumpió en el segundo y luego en el primer compartimento de la cubierta habitable. La tripulación de emergencia que trabajaba en el primer compartimento corría peligro de muerte, lo que FS Lebedev informó a PS Uspensky y, tras obtener autorización, evacuó a los pasajeros.

Es muy probable que este proyectil dañara las tuberías de ventilación, por las que el agua comenzó a fluir hacia los compartimentos de los equipos de minas submarinas, las dinamos y las minas Whitehead (compartimento bajo la torreta).

V. N. Zavarin organizó de forma independiente la lucha para garantizar la supervivencia. Ordenó sellar las tuberías de ventilación, por las que se inundó el equipo de minas submarinas, las dinamos y las minas Whitehead. Drenó el agua que había penetrado en la bodega y puso en marcha las turbinas de drenaje de agua 1.ª y 2.ª para evacuarla (véanse los diagramas n.º 2 y 3).

A través de un agujero en el segundo compartimento de la cubierta habitable, el agua que inundaba la proa del barco comenzó a comunicarse libremente con el mar, lo que supuso un duro golpe para la insumergibilidad del Oslyabya.

Según las observaciones de O.A. Shcherbachev, el acorazado se hundió hasta los escobenes y se escoró entre 12 y 15 grados hacia la banda izquierda.

"Oslyabya" al borde de la muerte


Debido al aumento del asiento y la escora, los agujeros previamente recibidos cerca de la línea de flotación se sumergieron. Ahora, los compartimentos 1.º y 2.º de la cubierta de servicio, así como los pozos de carbón superiores 2.º, 10.º y 16.º, comenzaron a comunicarse libremente con el mar. El área de la línea de flotación de carga se redujo aproximadamente un 18 %.

¿Es mucho o poco? Según los cálculos del famoso constructor naval N. E. Kuteinikov, para perder estabilidad, los acorazados de la clase Borodino, con una altura metacéntrica inicial de 76 cm, necesitaban perder el 16 % del área de la línea de flotación de carga cerca de los costados; los acorazados japoneses, con una altura metacéntrica inicial de 91 cm, necesitaban perder alrededor del 17 %.

De hecho, el Oslyabya podría haber volcado tras impactar contra el 2.º compartimento de la cubierta de servicio, pero esto no ocurrió porque el agua, a través de numerosos agujeros, también penetró en los compartimentos ubicados significativamente por debajo de la línea de flotación de carga, lo que evitó una pérdida catastrófica de estabilidad.

Debido a la gran escora y al mayor calado, las troneras rotas de la batería inferior de 75 mm se acercaron mucho a la superficie del mar. El Oslyabya estaba al borde de la destrucción.

En una situación crítica, la tripulación continuó luchando por sobrevivir. Para reducir la escora, comenzaron a llenar con agua los depósitos de munición de popa de los cañones de estribor de 6 pulgadas, lo que, según las especificaciones, tenía un tiempo de 15 minutos. Los medios técnicos disponibles no permitieron una contrainundación más rápida.

La situación evolucionó mucho más rápidamente...

La agonía de Oslyabya


El punto final en el destino del Oslyabya lo puso un nuevo proyectil de gran tamaño, que impactó en la torre de mando aproximadamente a las 14:32 y destrozó el timón.

El acorazado perdió el control y, describiendo un círculo, se desvió hacia la derecha. La escora hacia la izquierda aumentó tanto que las olas comenzaron a extenderse sobre la cubierta de baterías a través de los agujeros en el costado y los pórticos rotos de los cañones de 75 mm. Ahora, el destino del Oslyabya ya estaba decidido.

La escora aumentaba con cada minuto que pasaba. El agua de la cubierta de baterías entraba: a través de las tuberías de ventilación y los elevadores de municiones, a las bodegas de municiones; a través de las tuberías de ventilación y las tuberías de carga de carbón, a las minas de carbón; y a través de los pozos de salida, a las salas de calderas. La inundación de los compartimentos situados a gran profundidad tuvo un efecto positivo en la estabilidad, por lo que el buque no tenía prisa por zozobrar.

En el momento en que el Oslyabya niveló el timón, el balanceo incluso disminuyó ligeramente, pero luego comenzó a aumentar de nuevo.

La sección de proa fue la que recibió más daños durante la batalla, por lo que el barco se hundió con un fuerte asiento.

La agonía del Oslyabya duró entre 10 y 15 minutos. Cuando la escora superó los 30 grados, el castillo de proa y la cubierta superior comenzaron a hundirse, lo que provocó una drástica reducción de la línea de flotación de la carga, haciendo que el acorazado perdiera estabilidad y quedara de costado. Al mismo tiempo, aún conservaba cierta reserva de flotabilidad, ya que el barco no se hundió inmediatamente, sino que se mantuvo a flote durante varios minutos más.

¿Se arrancaron las placas del cinturón de armadura?


Una versión ampliamente aceptada es que los proyectiles japoneses arrancaron una o dos placas del cinturón blindado del Oslyabya, formándose entonces un enorme agujero en ese lugar, por el cual el barco naufragó. Esto fue descrito con más detalle por A. S. Novikov-Priboy en su relato sobre el naufragio del Oslyabya:

Unos 30-40 minutos después de comenzar la batalla, dos o tres proyectiles impactaron en el blindaje lateral entre el dispositivo de minas izquierdo y los baños. Los impactos fueron fuertes, pero el blindaje apenas resistió y comenzó a desprenderse en pedazos enteros, como el yeso de un edificio antiguo. Cuando el lugar quedó completamente expuesto, otro proyectil impactó, ¡abriendo un enorme agujero en el costado! Ni siquiera intentaron taparlo. El agua entró ruidosamente en el barco, desbordándose por la cubierta inferior y llegando a los sótanos...

La fijación de las placas de blindaje del Oslyabya, al igual que la de otros buques anteriores a Tsushima, distaba mucho de ser perfecta y sufría considerablemente los impactos de los grandes proyectiles japoneses. Según sus contemporáneos, la versión del desprendimiento de la placa de blindaje era bastante realista. KL Shvede la presentó a la Comisión de Investigación:

Los proyectiles de alto explosivo enemigos de calibres 8, 10 y 12 pulgadas, al impactar contra el blindaje, actuaron como un golpe contundente. Este impacto causó una fuerte conmoción: los pernos que sujetaban el blindaje a la camisa no resistieron dos o tres impactos similares; cedieron y el blindaje se desprendió de la camisa. Con impactos posteriores, el blindaje pudo desprenderse fácilmente, como creo que ocurrió en el Oslyaba, donde el blindaje se desprendió. Otro proyectil impactó y abrió un enorme agujero de entre 2,1 y 2,4 metros de diámetro.

El vicepresidente Kostenko ofreció una explicación similar en sus notas:

En Oslyaba... las placas superiores del cinturón se desprendieron del lado izquierdo, entre el aparato de superficie de la mina y los baños, y en la zona expuesta, un proyectil de alto explosivo abrió un enorme agujero. Un proyectil impactó la placa, la aflojó, otro la arrancó y un tercero abrió un agujero en la zona expuesta.

El punto más débil de la versión sobre el desprendimiento de las losas es la falta de información específica. Si hubiera habido un testigo que hubiera visto el agujero con sus propios ojos, habría indicado con certeza su ubicación, así como las secciones por donde brotó el agua. Sin embargo, solo nos ha llegado información fragmentaria y contradictoria, que ni siquiera nos permite localizar el agujero.

MV Ozerov y KS Boltyshev informaron que las placas frente al puente de proa se habían desprendido, pero nunca se encontró blindaje allí.

Los marineros rescatados por el destructor Bravy informaron a PP Durnovo que la placa de blindaje se había desprendido debido a un impacto en la 10.ª mina de carbón. Pero sabemos que este agujero se produjo al comienzo de la batalla, y la posición del barco comenzó a deteriorarse rápidamente aproximadamente media hora después.

Lo más probable es que la versión sobre la caída de losas no surgiera de la nada, sino para explicar el flujo inesperado de grandes volúmenes de agua sobre la cubierta residencial (que A. S. Novikov-Priboy denominó erróneamente "inferior") en el espacio entre el aparato de la mina y los baños, así como hacia las bodegas de municiones. ¿Es posible refutar las conjeturas que vinculaban la irrupción del agua con el desprendimiento de las losas? ¡Sí!

El primer origen de la inundación de la cubierta residencial fue identificado in situ por el diputado Sablin:

Cuando la escora era muy grande y el agua empezó a entrar a la cubierta habitable a través de las escotillas y la ventilación de la batería, subí a la cubierta de la batería y vi que el agua estaba entrando a raudales en los puertos de los cañones de la batería.

Difícilmente puede considerarse una coincidencia que los pórticos de los cañones de 75 mm de la batería inferior estuvieran ubicados exactamente encima del espacio de la cubierta habitable, desde el dispositivo de minas hasta los baños, donde el agua brotó a borbotones, según AS Novikov-Priboy y VP Kostenko.

Al aparecer en la cubierta de la batería, el agua comenzó inevitablemente a penetrar en las bodegas de municiones.

La segunda fuente de inundación de la cubierta habitable fue indicada por SV Gorchakov. El agua, con su presión, primero dobló y luego rompió el mamparo entre la 16.ª mina de carbón y la cubierta habitable.

Esto ocurrió después de que el Oslyabya ya hubiera sido puesto fuera de combate, ya que solo entonces pudo haberse generado una presión significativa en el mamparo debido a la escora resultante. Y, al parecer, después de que el diputado Sablin ya hubiera subido a la cubierta de la batería por la escalera, pasando la 16.ª mina de carbón; de lo contrario, habría notado esta ruptura (véase el diagrama n.º 4).

La versión sobre el desprendimiento de las placas no puede aplicarse al impacto en la mina de carbón número 16, ya que la catastrófica escora no se debió a este agujero al comienzo de la batalla, sino que, por el contrario, la irrupción de agua en la cubierta de servicio fue consecuencia del aumento de la escora y del aumento de la presión sobre el mamparo.

Si no existe información precisa y consistente sobre la ubicación del agujero, y las consecuencias que se le atribuyen se debieron a razones completamente distintas, la versión sobre el desprendimiento de las placas solo puede clasificarse como uno de los mitos sobre la muerte del Oslyabya.

Sobre la pérdida de dos proyectiles y la calidad de construcción del Oslyabya


Tras un análisis detallado de las circunstancias del naufragio del Oslyabya, podemos refutar con seguridad dos mitos más.

El primero sostiene que el barco fue destruido por tan solo dos proyectiles de 30 cm que impactaron cerca de la línea de flotación.

Este mito fue creado por publicistas que, a partir del telegrama de N. P. Linevich, obtuvieron información sobre solo dos impactos de proyectiles de 30 cm y no se molestaron en consultar otras fuentes.

Ahora, tras un minucioso trabajo con decenas de memorias de los participantes de la batalla de Tsushima, ha surgido una imagen diferente. El Oslyabya se vio sometido a un fuego enemigo de una intensidad sin precedentes y, 10-15 minutos después del inicio de la batalla, tenía al menos cuatro grandes agujeros cerca de la línea de flotación. Posteriormente, hasta su naufragio, el acorazado recibió nuevos impactos continuamente, hundiéndolo.

El segundo mito, que la calidad de construcción del Oslyabya era baja, está directamente relacionado con el primero.

Para explicar la rápida destrucción de un gran buque con tan solo dos proyectiles, se supuso que los mamparos no podían contener el agua y que esta inundaba gradualmente cada vez más compartimentos. Con el tiempo, esta suposición se convirtió en una firme creencia.

Este mito tampoco se ha confirmado. Las memorias de los Oslyabtsev no registran ningún caso de penetración de agua a través de mamparos intactos.

Por lo tanto, no hay motivos para dudar de la alta calidad del casco del Oslyabya. La rápida desaparición del acorazado se debió a razones completamente diferentes, que los lectores descubrirán en el quinto y último artículo de la serie.