La empresa nacional Navantia ha ganado posiciones para optar a un gran contrato de construcción de cuatro fragatas F-100 para Arabia Saudí
Foto: La fragata española Méndez Núñez. (EFE)
La fragata española Méndez Núñez. (EFE)
ÁNGEL COLLADO - El Confidencial
La empresa nacional Navantia ha ganado posiciones para optar a un gran contrato de construcción de cuatro fragatas F-100 de última generación en Arabia Saudí en vísperas de que el Rey llegue en visita oficial a la gran potencia del Golfo. Las mejores relaciones del Gobierno (el de Mariano Rajoy) con los Estados Unidos y la consiguiente presión diplomática en favor de los intereses de los astilleros públicos permiten que la oferta española para modernizar la Marina saudí incluya el sistema de combate Aegis (lanzamiento e intercepción de misiles), de patente norteamericana.
En Arabia Saudí hay en juego un contrato a largo plazo de casi 4.000 millones de euros sólo en una primera fase y carga de trabajo para los astilleros de Navantia hasta la próxima década. La Marina de ese país planea reforzarse como potencia naval del Golfo con la adquisición un total de siete fragatas en los próximos años, cuatro para empezar, además de otros navíos de menor entidad. Estadounidenses, franceses y españoles (Navantia) pujan desde el primer momento para hacerse con el proyecto.
EEUU se ha hecho ya a la idea de que el modelo de navío que ofrece, un destructor, es demasiado grande y poco apropiado para operar en las aguas de la zona. Navantia ofrece las mismas prestaciones en un formato más reducido como es la fragata F-100. La Armada española cuenta con 5 de ellas y el modelo original ha servido de base para buques similares construidos para Noruega y Australia. La clave es el citado sistema de combate Aegis que equipan los destructores norteamericanos y las F-100 españolas, y que es capaz de integrarse en el escudo antimisiles que se despliega ya en el Mediterráneo.
En las últimas semanas, representantes del Ejecutivo español y el estadounidense han mantenido conversaciones sobre el asunto con motivo de la llegada a España del primer destructor destinado a Rota (Cádiz) para participar en el escudo antimisiles, el USS Donald Cook.
La fragata española Cristóbal Colón. (EFE)
Según fuentes gubernamentales consultadas por El Confidencial, en esas entrevistas de alto nivel se ha abierto la puerta a la colaboración ante el contrato de fragatas para Arabia Saudí. Los norteamericanos están dispuestos a respaldar las opciones de Navantia sobre la base del sistema Aegis y participar en el proyecto de forma más directa. La Marina de EEUU y la empresa pública española mantienen relaciones estrechas. Además de equipar su sistema de combate en las F-100, Navantia se ocupa del mantenimiento de la flota norteamericana que se despliega desde Cádiz.
El otro competidor por el programa de las fragatas para Arabia Saudí es Francia, que ofrece su modelo FREMM, de los astilleros estatales DCNS, con el que cuenta su propia Marina y también se vende a Marruecos. Los galos cuentan con la ventaja de que ya fueron proveedores de los saudíes en los años noventa (la mayoría de los actuales barcos de guerra de ese país son franceses), pero no alcanza el nivel de desarrollo tecnológico del sistema Aegis.
Visitas de fragatas y el Rey para reforzar las opciones españolas
El programa de modernización de la Marina saudí está todavía en una fase muy inicial y no se esperan avances concretos en este ejercicio, pero Navantia ha contado desde el principio con el apoyo de la Armada española. La F-100 Méndez Núñez atracó hacer un año en el puerto de Yeda a la vuelta de su misión en la Operación Atalanta de lucha contra la piratería para que los jefes de la Marina saudí vieran en directo el navío de los astilleros españoles. Lo mismo hará la fragata más moderna de la Armada española, la Cristóbal Colón, este mismo mes y con el mismo propósito.Por pocos días no coincidirá su estancia con el viaje que tiene previsto el Rey a Arabia Saudí el próximo fin semana. Don Juan Carlos visitará el país árabe los días 17, 18 y 19 de este mes acompañado por varios ministros y responsables de las principales empresas españolas, estatales y privadas, con intereses en la exportación y los contratos en sectores como la construcción, la energía o las telecomunicaciones. También de la industria de la Defensa, con Navantia en primer lugar.