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domingo, 12 de julio de 2020

Georgias del Sur: El ataque al ARA Santa Fé



Helicóptero Westland Wessex Mark III ASW 406 del HMS Atrim arroja 2 bombas al Submarino ARA Santa Fe
Arte: Michael Turner


Relato de Guerra: Helicoptero a Popaaa!!! Ataque al ARA Santa Fe.

El Snorkel


La zona todavía estaba oscura con buen tiempo, yo conformaba el grupo de vigías de guardia, en un momento oculto entre las sombras producidas por las montañas del lugar y por la popa del submarino a muy baja altura observo un elemento que no condecía con el horizonte, agudizo la vista y grito en forma desaforada ¡ "HELICOPTERO A POPA, HELICOPTERO A POPA!!!!."

La zona todavía estaba oscura con buen tiempo, yo conformaba el grupo de vigías de guardia, en un momento oculto entre las sombras producidas por las montañas del lugar y por la popa del submarino a muy baja altura observo un elemento que no condecía con el horizonte, agudizo la vista y grito en forma desaforada ¡


"HELICOPTERO A POPA, HELICOPTERO A POPA!!!!."

El Oficial de Guardia acciona inmediatamente la alarma de colisión, el helicóptero ya se encontraba muy próximo a la aleta de babor, pasa a estribor a una distancia aproximada de 180 mts realiza una rápida maniobra y suelta dos cilindros. Relacione de inmediato con torpedos y doy el grito de TOP TORPEDO!!!!! No hubo tiempo de volver a gritar, el lapso entre el avistaje y la explosión fue incalculable; fueron dos bombas que impartan en el tanque de seguridad ubicado debajo de la estructura de la vela (torreta). La explosión levanta la proa del submarino, en busca de protección descendimos (por el interior de la vela) hasta el puesto de Comando que se encontraba con la escotilla cerrada producto de la alarma de colisión, al abrirse el Comandante (Capitán de Fragata Horacio BICAIN) pregunta enérgicamente que paso... al enterarlo de la presencia del helicóptero, yo desciendo por la escalera y en el entrepuente me cruzo con el Comandante donde le grito – “voy a traer fusiles Señor” – “adelante Gringo” , me acompañaba un compañero (Cabo MURACIOLI) para ese instante el Comandante se había hecho cargo de la situación .

Al llegar al cuarto de Control junto con el Oficial de Guardia (Teniente ARGAÑARAS) gritamos, “traigan fusiles” inmediatamente aparecieron los fusiles (GARANT y FAL). Estabamos en el compartimento, con MURACIOLI, MARECO con su delantal de cocinero, MACIAS con su repasador de camarero, SILVA electricista. GIGLIONE de Armas Submarinas y BUSTAMANETE sonarista, metiéndose cargadores en la cintura y en la camisa mientras todos me decían “te acompañamos Cacho”. Habían otros que formaban una cadena de aprovisionamiento de municiones, cuando subo al compartimento de comando y asomo por la escotillas escuche al Comandante que gritaba “se vienen gringo”, “se vienen gringo”, al asomarlos a la vela vimos a los helicópteros que se venían a toda velocidad. Comenzamos a disparar, la misión de los ingleses era pasar sobre el submarino y arrojar bombas similares a las dos primeras que fueron lanzadas: pero no se animaban, se encontraron con una cortina de balas y el coraje criollo.
El Comandante en el compartimento de comando, evaluaba los daños y subía a la vela nuevamente. Uno de los helicópteros nos acosaba con ametralladoras, el otro se colocaba a una distancia prudencial donde no llegaban nuestros disparos. De pronto vimos un hilo de luz que se convirtió en pocos instantes en una bola de fuego que avanzaba hacia nosotros, ¡ZAS!! – grito alguien “MISILES”, una explosión hizo temblar el tubo, nosotros nos amontonamos en el Compartimento de Comando, el Comandante gritaba “se vienen gringo” y todos nuevamente arriba comenzando el tiroteo Los fusiles en el momento de bajar los dejábamos en el piso de la vela, pero al subir ya teníamos otro en nuestro poder, porque el grupo que nos aprovisionaba ya los tenia listos.


Helicóptero Wasp lanzando misil AS-12 al Submarino ARA Santa Fe. ARTE de DANIEL BECHENNEC

El tiroteo era intenso, los ingleses si bien se cubrían con ametralladoras no se acercaban demasiado. Nosotros en el fragor de la lucha y con el deseo de eliminar al enemigo, gritábamos con toda la fuerza de nuestra garganta “Diosito acercalos un poquito mas a estos bastardos”. Pero Dios en ese momento no tenia el mando de los helicópteros. Por eso renuncie a EL por un tiempo.
Nunca había visto un lanzamiento de misil, pero les puedo asegurar que con dos que exploten cerca, uno se vuelve un experto. Por eso cada vez que un helicóptero nos apuntaba con su proa nosotros gritábamos “abajo todo el mundo” , dejábamos los fusiles en el piso y saltando de posta en posta desde la parte superior hasta Control.
En ese trayecto se escuchaban las explosiones y el temblor y también los gritos del Comandante alertando la aproximación de los atacantes. Mientras tanto el submarino navegaba a máxima velocidad hacia Greetviken.
Recuerdo que en una de esas estábamos meta tiro y tiro, los fusiles que se trababan, los tirábamos al agua y vimos con el Comandante que se venia un helicóptero hacia nosotros cubriéndose con ametralladoras.
Los piques de los proyectiles marcaban una línea en el agua, los dos nos tirábamos al piso de la vela (aquel que conoce un submarino sabe que ese espacio es muy reducido) y mirábamos las flores que se formaban en la fibra de vidrio de la estructura de la vela al ser atravesada por los disparos.
Las balas pasaban muy cerca nuestro, cuando no escuchábamos el repite de la municiones, sabíamos que era el momento de reincorporarse y repeler el ataque nuevamente. Ahora quiero hacer un alto en el combate y mencionar a un nombre que me merece que su apellido se escriba siempre con mayúsculas, MACIAS, su trabajo era el de camarero en esos tiempos era un joven muchacho, lleno de sueños, siempre listo para desempañar sus tareas, joven total.

En oportunidades subía a la vela por las noches a brindarnos una taza de café o agua caliente para el mate, y así poder paliar el frío lacerante de los inviernos en la torreta del submarinos durante las navegaciones en superficie. Este hombre cuya edad no recuerdo no tenia la vaquia (experiencia) de un vigía o de un oficial para desalojar el puente. Nosotros practicábamos y nos tomábamos los tiempos de descenso, porque dependía de nuestra celeridad que el submarinos comenzara su inmersión. MACIAS no tenia la practica suficiente para bajar los 10 peldaños de cada una de las escaleras de un salto. Pero aquella carencia de MACIAS no fue impedimento para demostrar su valor y amor por la patria.

En uno de los ataques con misiles doy la orden de desalojar la vela. Mis fusileros acatan lo mandado y se lanzan hacia Comando, quedando MARECO por saltar, lo hace normalmente, por detrás sigue Alberto MACIAS poniendo el pie izquierdo y buscando un lugar libre para saltar, en ese instante un misil que no se activa atraviesa el mamparo de fibra de vidrio de la vela, justo por el centro de ese espacio al pasar se lleva la pierna de MACIAS y estalla en el exterior por la banda de estribor.
La onda expansiva me tira contra el TBT y a MACIAS hacia abajo, en la confusión se produce un incendio tipo fosforado, sin pensarlo me tiro hacia el compartimento de Control, allí me encuentro con mis fusileros y MACIAS tratando de subir de nuevo, no se había dado cuenta que le faltaba la pierna derecha.

El “brujo” (enfermero) FUNES, ya con su morfina, le hace un torniquete y lo asiste, nosotros seguíamos combatiendo.

Así también transcurrió la defensa de nuestro querido SANTA FE, cada tripulante entrego lo suyo, sin la necesidad de pedir nada. Un ejemplo de esto fue cuando disparábamos nuestros fusiles, en el momento que se sentía el golpe seco del gatillar, era porque ya no tenia balas, con solo oprimirla traba del cargador y dejar caer el vacío alguien de inmediato colocaba uno nuevo y con solo accionar el cerrojo se podia continuar disparando sin parar, defendiéndonos con los dientes apretados llegamos al muelle
El Capitán BICAIN atraco el submarino en forma suave y con la rapidez de los que saben. De inmediato recibimos su orden por el 1 MC (comunicaciones internas) de “desembarcar por los lugares habituales” – Quiero remarcar que la orden fue “desembarcar” y no abandonar la unidad.

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