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viernes, 7 de diciembre de 2018

Submarinos: La envidia hunde al Peral (1/5)

Isaac Peral. La ilusión como proyecto 

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El submarino 
Isaac Peral es considerado "el inventor del submarino", no porque la suya fuera la primera nave en sumergirse, sino porque revolucionó la historia de la navegación militar con cambios definitivos. El suyo fue el primer submarino que se propulsaba eléctricamente y que, además, incorporaba un torpedero bajo el mar. 
Por estas razones, Peral ha conquistado un sitio de excepción en las ciencias del mundo y en la historia de la navegación española, y su Cartagena natal ha sabido reconocerlo. El submarino de Peral se exhibe como monumento en el Paseo de Alfonso XII, frente al mar, y junto al Puerto Deportivo de la ciudad. 


Maqueta del submarino 

La idea del Peral 
Durante toda su carrera militar en la Marina, el ideal de Isaac Peral había sido resolver el problema de la defensa de la nación frente a las modernas máquinas de guerra con que contaban otros países. Su invento era, en efecto, el arma de guerra perfecta. 
La idea del submarino fue puesta sobre papel el 20 de septiembre de 1884, según se recoge en unas cuartillas firmadas por su autor y tituladas "Proyecto de Torpedero Submarino". En esos años, Isaac encontró las circunstancias propicias para sistematizar sus muchas ideas y reflexiones cuando, después de 1882, habiendo enfermado gravemente en su viaje a Filipinas, debió regresar definitivamente a España y dedicarse a la docencia y al estudio, su gran pasión. 
En 1885 España es amenazada por la presencia alemana en las Islas Carolinas, donde llegó el acorazado germano "Iltis" con intención de izar su bandera. Conocido este hecho, un patriota Peral decidió hacer públicas las ideas que tenía para revolucionar el sistema de defensa español, con su torpedero submarino. El apoyo fue unánime, y ese mismo año Peral comenzó a trabajar en las bases del gran invento. En 1888 fue botado en el arsenal de La Carraca (Cádiz) con gran expectación. 


Recreación del submarino 

Aspecto del submarino 
La nave de Peral consistía en un casco de acero, de 22 metros de eslora y 2,87 metros de manga en su Cuaderna Maestra. De forma fusiforme, tenía una torreta en el centro, donde se ubicaban las escotillas de entrada al submarino. Su interior estaba pintado de color blanco y el exterior de color gris. Incorporaba, además, un moderno periscopio y un gran número de pequeños detalles con los que Isaac iba resolviendo las dificultades de viajar bajo el agua, como la provisión de oxígeno o el empañado de los cristales. 
En el interior se encontraba el puesto del timonel y la caseta de derrota, ambos preparados para ser maniobrados por dos hombres. El pasillo que recorría el submarino de proa a popa estaba pintado de blanco e iluminado por la luz eléctrica de las bombillas. En paredes y techo había cajetines de madera de color ocre que cubrían la canalización de las conducciones eléctricas. El suelo se forró con una alfombra de goma que actuaba como aislante de la electricidad que envolvía la nave. 
Para cada uno de los aspectos de la nave, Isaac había previsto las dificultades y la solución. De modo que el día de la botadura, el 8 de septiembre de 1888, la aparición del submarino fue considerada un logro para un país que, con Peral, sumaba argumentos al nombre de "Edad de Plata" con que se reconoció el siglo XIX en las ciencias españolas. 


Torpedo 


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